Este documento resume varios temas relacionados con la arquitectura en Latinoamérica entre los siglos XIX y XX. Explica el regionalismo europeo y su influencia en la región, así como el eclecticismo y el historicismo. También describe el auge de la arquitectura moderna latinoamericana entre 1930 y 1960, su reconocimiento internacional, y su declive tras la construcción de Brasilia. Por último, analiza el impacto del movimiento moderno en las ciudades latinoamericanas y los cambios en la arquitectura moderna posterior a la Segunda Gu
2. Latinoamérica, Contexto Social y la presencia del Regionalismo Europeo.
En arquitectura, el regionalismo es una corriente cercana al eclecticismo que glosa y
sintetiza algunos aspectos de las distintas arquitecturas regionales de España o de otros
países. Algunos de los regionalismos existentes son el regionalismo español, el
regionalismo latinoamericano y el regionalismo europeo. El regionalismo instalado por la
comunidad europea es un contrapeso político hacia el poderío económico y social
estadounidense, en el caso
de Latinoamérica, representa
la unificación y
fortalecimiento regional en
una intención de liberación
frente al aparato económico,
social y militar
norteamericano, como al
todavía residual
colonialismo europeo.
Arquitectura Ecléctica e Historicista en Latinoamérica.
Hoy es poca la arquitectura hecha en América Latina que pueda competir a nivel mundial.
Desarraigada por los efectos de la globalización, la arquitectura latinoamericana se apoya
en normas de un diseño homogeneizado que está fuera de contexto y en perjuicio de su
propio valor cultural. Ante esta realidad,
hemos de recordar que hubo un período, ya
olvidado por muchos, en que América Latina
ocupaba una posición de liderazgo mundial en
términos de la arquitectura moderna, 1 a la vez
que expresaba de forma original su sentir
regional. Este fue un breve período enmarcado
entre 1930 y 1960 donde varios países del
continente produjeron una arquitectura
altamente innovadora, por lo que al resto del
mundo solo le quedó ser un espectador ante
ella. La arquitectura moderna latinoamericana
fue reconocida internacional a través de
exhibiciones (Feria Mundial de 1939 en Nueva York, y MoMA2) y publicaciones (Violich,
1944; Myers, 1952; Hitchcock, 1955; Mindlin, 1956, etc.) que la pusieron a la cabeza en el
diseño de ciudades universitarias y la construcción masiva de viviendas públicas, pero en
especial por su inventiva y la forma de combinar lo moderno con los rasgos locales.
Lamentablemente, la realización de Brasilia (1960) le puso fin a este período, dándose un
3. cambio de la admiración que se tenía por la región al desinterés por considerarla incapaz de
diseñar sus propias ciudades.
Art Deco en Latinoamérica
El Art decó fue un movimiento de diseño popular a partir de 1920
hasta 1939 (cuya influencia se extiende hasta la década de 1950 en
algunos países), afectando a las artes decorativas tales como
arquitectura, diseño interior, y diseño gráfico e industrial, también a
las artes visuales tales como la moda, pintura, grabado, escultura, y
cinematografía. En países coloniales o periféricos tales como India,
Nueva Zelanda, Cuba, Colombia, Argentina, México, Ecuador y las
Filipinas, se convirtió en una puerta de entrada al Modernismo y
continuó siendo utilizado bien hasta los años 1950. En América
Latina se pueden encontrar durante este periodo varios exponentes
del art decó como José Fioravanti en Argentina. Un resurgimiento
del interés en el Decó vino desde exploraciones del diseño gráfico en
los años 1980. Su asociación con el "film noir" en cinematografía y el encanto del glamour
de los años 1930 propició su reempleo a finales de la década de 1980 en piezas publicitarias
para joyería y el mundo de la moda y en la decoración de hoteles como el Hotel Fairmont
de la Ciudad de México.
Impacto urbano (PROCESO DE URBANIZACION EN AMERICA LATINA) en
Latinoamérica con la llegada del Movimiento Moderno.
El movimiento moderno supuso una ruptura con la arquitectura clásica creando un nuevo
lenguaje arquitectónico. Posiblemente, el funcionalismo, donde la forma queda al servicio
de la función, fue el eje del movimiento moderno. El movimiento moderno no actúa como
otros estilos o corrientes arquitectónicas, ya que no ofrece soluciones pensadas a priori,
sino indicaciones en cuanto a la metodología para la búsqueda de soluciones siempre
distintas, consistiendo fundamentalmente en realizar valoraciones de grado. El movimiento
moderno va a suponer el nacimiento de una nueva forma de hacer arquitectura. Además
supone un concepto que abarca más que el racionalismo o el estilo internacional, quedando
ambos bajo el común denominador del movimiento moderno. Con la llegada del
movimiento moderno se opuso la ciudad tradicional, caracterizada por la mezcla e
indiferenciación de usos urbanos, y la ciudad moderna, racional y funcional que se rige por
un principio fundamental: la zonificación. Concepto central del urbanismo moderno e idea
clave de la planificación urbana actual. Frente a la mezcla de usos de la ciudad tradicional,
con todos los problemas de salubridad, higiene, densificación, etc. que plantea el desarrollo,
la división del trabajo a escala general en el proceso de industrialización, cuando fábricas y
viviendas comparten el mismo espacio, el urbanismo moderno plantea que hay que
construir ciudades en que los diferentes usos, las diferentes funciones urbanas, estén
4. separadas en espacios distintos. Cada función urbana diferente debe corresponder un
espacio distinto. De los nuevos postulados surge “un método racional” para las ciudades; se
propuso una ciudad funcional, donde existiera una clara zonificación y el emplazamiento
consecuentemente racionalizado en ella de las cuatro funciones colectivas.
Europa y América, Cambios de la Arquitectura Moderna a partir de la II
Guerra Mundial.
A partir del final de la segunda guerra mundial se presentan a los arquitectos tareas de la
máxima envergadura: la reconstrucción de las ciudades europeas destruidas, la creación de
centros culturales y comerciales en las grandes urbes norteamericanas, la fundación de
nuevas capitales en Asia (Chandigard) y en Suramérica (Brasilia). La técnica de grandes
conjuntos sucedió a la edificación aislada de los años de entreguerras. Este cambio se
manifiesta claramente en la interacción que comienza a darse entre la arquitectura
tradicional de edificios y la arquitectura de comunicaciones (puentes, autopistas,
aeropuertos), con lo que el arquitecto pasa a actuar en la planificación del paisaje y el
espacio. Se ponen a revisión los principios desarrollados por la arquitectura de los años
veinte y treinta. En el transcurso de este proceso el funcionalismo que se atribuía al ángulo
recto experimenta un considerable retroceso. La reflexión creadora se vuelve cada vez más
hacia una nueva interpretación de la arquitectura orgánica. Con ello esta tendencia de la
arquitectura parece haber alcanzado su punto culminante.
Venezuela, Contexto Social, Político y Económico: Dictadura Andina. Explotación
Petrolera
Consideraciones de orden técnico y práctico, como son la producción en serie y el
crecimiento demográfico, aconsejan que siga utilizándose la edificación celular, resuelta
según el sistema riguroso de verticales y horizontales, en aquellos lugares donde hayan de
alojarse grandes concentraciones humanas, esto es, edificios de oficinas y edificios de
viviendas. Como ventajas de este procedimiento se señala un mayor número de zonas
verdes y de espacio para el tráfico. La arquitectura moderna se vuelve incapaz de trasmitir
significados y valores simbólicos, los criterios de funcionalidad han ido evolucionando y,
especialmente a partir de los años '60, también los valores simbólicos, culturales e
históricos han pasado a tener un papel relevante, por encima de los valores funcionales
primarios. Se intentará afrontar un problema que ya se había detectado a partir de 1945 y
que va relacionado con esta ausencia de comunicación: la mayoría de la gente no ha
aceptado las formas y planteamientos de la arquitectura del Movimiento Moderno. La
arquitectura moderna no solo ha perdido su capacidad comunicativa y connotativa sino que
no ha aportado la idea de confort, seguridad y forma convencional que el público desea. La
arquitectura ha de asumir su dimensión pública y utilizar la metáfora, el símbolo y la
historia para conectar con la gente.