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El desarme
                                             guía básica
                                                elaborada por
                                               Melissa Gillis




Impreso en las Naciones Unidas, Nueva York

09-40272—Agosto de 2009
                                                   asdf
                                                Naciones Unidas
El desarme
   guía básica
         elaborada por
         Melissa Gillis




Naciones Unidas, Nueva York, 2009
Nota
A OFICINA DE ASUNTOS DE DESARME DE LAS NACIONES UNIDAS publica esta Guía básica
en colaboración con el Comité de Organizaciones no Gubernamentales sobre Desarme, Paz y
Seguridad, de conformidad con los objetivos del Programa de las Naciones Unidas de Información
sobre Desarme. El mandato del Programa consiste en informar, educar y hacer compren-
der al público la importancia de las medidas multilaterales en la esfera de la limitación de
armamentos y el desarme, y la importancia del apoyo a las mismas. La Guía está dirigida al
lector en general, pero también puede resultar útil al educador o instructor en materia de
desarme.

EL CONTENIDO DE LA GUÍA básica es obra de Melissa Gillis, y el diseño de la cubierta ha corri-
do a cargo de Cecile Dacudao, de la Oficina de Asuntos de Desarme de las Naciones Unidas.

LAS OPINIONES recogidas en este trabajo son las del autor y no corresponden forzosamente
a las de las Naciones Unidas o los miembros del Comité de Organizaciones no Gubernamen-
tales sobre Desarme.

EL MATERIAL que aparece en la Guía podrá reproducirse sin autorización, siempre y cuando
se acredite a la autora y a las Naciones Unidas.

       Subdivisión de Información y Actividades de Extensión
       Oficina de Asuntos de Desarme de las Naciones Unidas
       Naciones Unidas
       Nueva York, NY 10017
       Teléfono: 212.963.3022
       Correo electrónico: unoda-web@un.org
       Sitio web: www.un.org/disarmament

Desde 1972, el COMITÉ DE ORGANIZACIONES NO GUBERNAMENTALES SOBRE DESARME,
PAZ Y SEGURIDAD ha prestado servicios a grupos de ciudadanos implicados en las activi-
dades de las Naciones Unidas en el ámbito de la paz y la seguridad. Entre otras labores, el
Comité lleva a cabo la organización conferencias, actúa como centro de intercambio de in-
formación, es responsable de la publicación de un periódico (Disarmament Times) y cumple
una función de órgano de enlace entre la comunidad de desarme y las Naciones Unidas.

EL COMITÉ tiene la responsabilidad fundamental y cada vez más importante de informar a
las organizaciones no gubernamentales de todo el mundo sobre una serie de cuestiones relacio-
nadas con el desarme, entre las que se incluyen el estado de las negociaciones, las posiciones
de los países y los principales obstáculos y oportunidades; se encarga, además, de ayudar
a las organizaciones no gubernamentales a transmitir sus conocimientos especializados a los foros
de adopción de decisiones pertinentes dentro del sistema de las Naciones Unidas. El Comité
publica Disarmament Times, una publicación trimestral que ofrece información sobre una amplia
gama de cuestiones relacionadas con el desarme que se abordan en las Naciones Unidas. Más infor-
mación en http://disarmtimes.org.

LA GUÍA puede consultarse en línea en http://www.un.org/disarmament/HomePage/
ODAPublications/AdhocPublications.
Índice

1. 	 ¿Por qué el desarme reviste tanta importancia? . . 	                   1

2.	 Los gastos mundiales en armas   .   .   .   .   .   .   .          	 11

3.	 Las armas nucleares  .  .  .  .  .  .  .  .  .  .  .               	 19

4.	 El Tratado sobre la no proliferación de las armas
    nucleares  .   .   .   .   .   .   .   .   .   .   .   .   .   .   .  	 31

5.	 Las armas químicas  .  .  .  .  .  .  .  .  .  .  .  . 	 41

6.	 Las armas biológicas  .  .  .  .  .  .  .  .  .  .  .              	 45

7.	 Los misiles y la defensa contra misiles  .  .  .  .  .             	 51

8.	 Introducción a las armas convencionales  .  .  .  .                	 59

9.	 Las armas pequeñas y las armas ligeras  .  .  .  .  . 	 67

10.	 Las minas terrestres  .  .  .  .  .  .  .  .  .  .  .             	 75

11.	 Las municiones en racimo  .  .  .  .  .  .  .  .  .               	 81

12.	 Los niños y los conflictos armados   .   .   .   .   .   .        	 85

13.	 Las mujeres, la paz y la seguridad  .  .  .  .  .  .  . 	 89

14.	 Las Naciones Unidas y la labor de desarme   .   .   .             	 95

15.	 Mantenerse informado y participar  .   .   .   .   .   .  	 103

Apéndice. Tratados de control de armamentos
   y de desarme e instrumentos conexos  .   .   .   .   .  	 111
Pese a que ha habido una
disminución de los conflictos,

en   2008 , los gobiernos de todo
el mundo invirtieron   1,464
billones de dólares
de los EE.UU. para   armarse ,
lo que equivale a   216 dólares
por cada   habitante del planeta.
C A P Í T U LO 1

¿Por qué el desarme
reviste tanta importancia?

L    A NATURALEZA DE LOS CONFLICTOS Y DE LAS ARMAS utiliza-
     das para combatirlos ha cambiado drásticamente en los últimos
cien años. Antes del siglo XX, tan sólo unos pocos países mantenían
grandes ejércitos, y sus armas —aunque, sin duda, mortales— se
limitaban a provocar daños prácticamente en las inmediaciones
de la batalla. La mayoría de los que murieron o resultaron heridos
en conflictos anteriores al siglo XX eran combatientes activos.
     En cambio, las batallas del siglo  XX han sido con frecuencia
luchas que abarcaban sociedades enteras y, en el caso de las dos
guerras mundiales, todo el planeta se vio sumido en ellas. Se estima
que la primera guerra mundial se saldó con 8,5 millones de solda-
dos muertos y entre 5 y 10 millones de víctimas civiles. En la se-
gunda guerra mundial murieron unos 55 millones de personas. Se
desarrollaron y se utilizaron armas de mayor poder destructivo
e indiscriminado —armas de destrucción en masa—, incluidas armas
químicas y biológicas y, por primera vez, armas nucleares, que fueron
lanzadas en Hiroshima y Nagasaki (Japón) en 1945.
     La segunda mitad del siglo XX estuvo dominada por la guerra fría,
así como las “guerras indirectas”, guerras de liberación nacional, con-
flictos intraestatales, genocidios y crisis humanitarias conexas que la
guerra fría conllevó. Aunque las estimaciones de los expertos difieren
en cuanto al número de personas que han muerto como resultado de
estos conflictos, existe un acuerdo generalizado en cuanto a la cifra
mínima de víctimas: este número supera los 60 millones y es po-
sible que alcance los 100 millones de personas, muchas de ellas
no combatientes. Los Estados se embarcaron en una carrera ar-
mamentística general, en lo que gastaron anualmente un billón de
dólares de los EE.UU. a mediados de la década de 1980, que asigna-

                                                                     1
ban a la construcción de arsenales capaces de infligir una destrucción a
gran escala en cualquier lugar del planeta.
    Posteriormente, con la caída del Muro de Berlín en 1989, se
redujeron las tensiones entre las dos superpotencias y comen-
zaron a recortarse los presupuestos militares. Lamentablemente,
esta tendencia a la reducción de presupuestos militares no fue
prolongada, y se detuvo a finales de la década de 1990; desde en-
tonces, se han aumentado los presupuestos en un 45% (en 2009).

La guerra en el siglo XXI
LA INMENSA MAYORÍA DE LOS CONFLICTOS VIOLENTOS de la ac-
tualidad se libra en el interior de los Estados, siendo sus víctimas
principalmente civiles. La mayoría de conflictos se combate funda-
mentalmente con armas pequeñas y armas ligeras, que son respons-
ables del 60% al 90% de las muertes directas en los conflictos, que
ascienden a unas 250.000 víctimas al año.
     Aunque la guerra sigue cobrando un alto precio en el plano
mundial, el número de conflictos y el número de víctimas se han
reducido desde el final de la guerra fría. En el informe titulado Human
Security Brief 2007, se señalaba que, en el período que media entre
el final de la guerra fría y 2006, el número de conflictos armados en
los que participaban los gobiernos (al menos como una de las fac-
ciones beligerantes) se había reducido en más del 40%. Los con-
flictos más graves y el número de genocidios habían disminuido
aún más drásticamente, en torno a un 80%. Asimismo, se dio un de-
scenso en el número de conflictos entre agentes no estatales (sin
participación directa del gobierno), que se redujo en un tercio en-
tre 2002 y 2006. Salvo contadas excepciones (en particular, el Iraq
y el Afganistán), los conflictos desatados en el período posterior a
la guerra fría en países de ingresos bajos fueron combatidos por
ejércitos pequeños y escasamente entrenados.

PESE A LA DISMINUCIÓN DE LOS CONFLICTOS, en 2008, se calcula
que los gobiernos de todo el mundo invirtieron unos 1,464  bil-

2
lones de dólares de los EE.UU. para armarse, un nivel de gasto nun-
ca visto desde la caída del Muro de Berlín, en 1989. Esta cifra equiv-
ale a 216 dólares por cada habitante del planeta. Los Estados Unidos
representan por sí solos 607.000 millones de dólares, esto es, casi un
42% del total.
    El drenaje económico asociado a los gastos de defensa, espe-
cialmente en un momento de crisis económica mundial, es drásti-
co, y sobre todo en el mundo en desarrollo, donde con demasiada
frecuencia los gobiernos gastan sus limitados ingresos en fuerzas
militares, en lugar de invertirlos en las imperiosas necesidades so-
ciales que los acucian.
    Para muchas de las personas pobres del mundo, la guerra y la
violencia criminal constituyen un obstáculo directo para sus oportuni-
dades de desarrollo. Según el Departamento de Desarrollo Internacio-
nal del Reino Unido, en 2010, el 50% de las personas más pobres del
mundo podrían estar viviendo en Estados que experimentan conflictos
violentos, o correr el riesgo de verse en esa situación.

EL MUNDO ESTÁ LLENO DE ARMAS. Según el informe del Sec-
retario General de las Naciones Unidas al Consejo de Seguridad
(abril de 2008), se calcula que hay en circulación, como mínimo, unos
875 millones de armas pequeñas.
     A principios de  2008, los Estados poseedores de armas nucle-
ares tenían más de 23.000 ojivas nucleares, de las cuales más de
8.000 están operativas y varios miles se mantienen en estado de
gran alerta, listas para ser lanzadas en cuestión de minutos. Las ex-
istencias mundiales de material fisionable, el material que se usa
para fabricar armas nucleares, son del orden de miles de toneladas
(métricas), suficientes para producir decenas de miles de ojivas nue-
vas.
     Setenta y tres países continúan almacenando miles de millones de
bombas o municiones en racimo que, según Human Rights Watch,
en los últimos años se han utilizado en el Iraq, el Líbano y Georgia.
Más de 75 países siguen viéndose afectados en determinada medida

                                                                    3
por minas terrestres y municiones explosivas sin detonar y otros res-
tos de guerra.
    Cada vez más mujeres y niños son víctimas de la guerra. Más de
250.000  niños han sido explotados como soldados y cientos de
miles de mujeres han sido violadas en situaciones de conflicto.

ES UN MOMENTO DE DESAFÍO para muchos regímenes de control
de armamentos, máxime el Tratado sobre la no proliferación de las
armas nucleares (TNP), cuyos Estados Partes poseedores y no po-
seedores de armas nucleares han estado en desacuerdo respecto
de cuáles deberían ser sus prioridades. Los Estados poseedores
de armas nucleares, cuarenta años después de la entrada en vigor
del TNP, han fracasado a la hora de mantener su fin del contrato
nuclear, a saber, celebrar “de buena fe” negociaciones sobre el de-
sarme nuclear, como se establece en el TNP. En la otra cara de esa
moneda, la proliferación de las armas nucleares es una preocu-
pación creciente a escala mundial.
    Después de más de una década sin progresos —y, de hecho,
de muchos reveses— en este ámbito, ahora se ven algunas se-
ñales positivas, incluidos llamamientos para abolir las armas nu-
cleares por parte de importantes dirigentes y antiguos dirigentes
de los gobiernos y por parte de la sociedad civil. La cuestión que
se plantea ahora es si las conversaciones se traducirán en medidas
contundentes e irreversibles dirigidas al desarme nuclear.
    En lo que muchos perciben como un momento de nuevas
oportunidades en el ámbito del control de armamentos, queda
mucho trabajo por hacer. No hay ningún tratado jurídicamente
vinculante en vigor que se ocupe de los misiles o del comercio
de armas pequeñas y armas ligeras, que son dos ámbitos de ex-
traordinaria importancia. El Tratado de prohibición completa de
los ensayos nucleares, que prohíbe todos los ensayos nucleares,
aún tiene que entrar en vigor, a la espera de su ratificación por los
principales Estados poseedores de armas nucleares y otros países
que suscitan preocupación. Es probable que los Estados Unidos y

4
la Federación de Rusia, que han estado destruyendo una gran can-
tidad de arsenales de armas químicas, incumplan el plazo de 2012
para eliminar estas armas.
    Sin embargo, todas las noticias no son malas. En 2008, más de
100 países negociaron con éxito una prohibición sobre las muni-
ciones en racimo que continúa recibiendo apoyo y podría entrar
en vigor en 2010. Además, la Convención sobre la prohibición del
empleo, almacenamiento, producción y transferencia de minas
antipersonal y sobre su destrucción sigue incluyendo nuevos mi-
embros y ha detenido eficazmente el comercio mundial de minas
terrestres. Se ha manifestado asimismo un firme apoyo a la nego-
ciación de una prohibición relativa a los materiales utilizados para
fabricar armas nucleares, así como a la negociación de un tratado
sobre el comercio de armas para lograr una mejor regulación del
comercio mundial de armas convencionales. Este apoyo, aunque
firme, no es universal, y es probable que las negociaciones sobre
ambas cuestiones sean contenciosas.




“
    La SEGURIDAD HUMANA y la seguridad nacional
    deberían reforzarse mutuamente, y a menudo lo
    hacen. Pero por ESTADOS seguros no se entienden
    automáticamente PERSONAS seguras. Proteger
    a los ciudadanos de ataques externos puede ser
    una condición NECESARIA para la seguridad de los


                                              ”
    individuos, pero no SUFICIENTE.

       HUMAN SECURITY BRIEF 2007, Human Security Research Group (Grupo
       de Investigación sobre Seguridad Humana), Universidad Simon Fraser,
       Columbia Británica (Canadá)


Entender la seguridad humana
TODO ESTO LLEGA EN UN MOMENTO en que la comunidad in-
ternacional reconoce cada vez más la necesidad de ampliar nues-
tra percepción de la seguridad. Nuestras ideas sobre la seguridad
nacional (centrada en la defensa del Estado frente a los ataques

                                                                             5
externos) deben complementarse con ideas sobre la seguridad
humana (centrada en la seguridad del individuo dentro de la so-
ciedad). Las amenazas de hoy en día no se presentan simplemente
—o incluso principalmente— en forma de fuerzas enemigas, sino
también en forma de pobreza, ausencia de oportunidades y dis-
criminación. Estos factores pueden ser desestabilizadores, como
también lo son los conflictos armados, y surgen paralelamente a
los conflictos violentos.
    En su esencia, la seguridad humana exige protección frente a
la violencia y la amenaza de violencia. Pero más que una simple
ausencia, la seguridad humana también exige una presencia, la
presencia de estructuras que permitan a las personas sobrevivir,
tener medios de subsistencia y vivir con dignidad. La seguridad hu-
mana no sólo exige liberarse del temor, sino también liberarse de
la miseria. Exige que se satisfagan las necesidades básicas (alimen-
tos, refugio, atención de la salud); que se ofrezcan oportunidades
(en materia de educación o capacitación, para encontrar una pro-
fesión o medios de subsistencia); que se respeten los derechos
humanos de todas las personas.

¿CUÁL ES, PUES, LA RELACIÓN entre seguridad humana y desarme?
Lograr la seguridad humana exige mucho más que el desarme,
pero si no se realizan importantes esfuerzos para desarmarse, los
esfuerzos para contribuir a la seguridad humana serán, sin duda
alguna, incompletos. Es poco probable que una comunidad llena
de armas ilícitas sea un lugar seguro para las personas. Es mucho
menos probable que una nación llena de armas convencionales
(tanques, minas, bombas en racimo, aviones de combate), ya se
utilicen contra “enemigos” externos o contra poblaciones inter-
nas, sea —y siga siendo— un lugar seguro para las personas. Es
menos probable que un mundo lleno de miles de armas nucleares
y de cientos de miles de misiles capaces de transportarlas a largas
distancias con gran precisión sea un lugar seguro para las perso-
nas.

6
Pero no se trata sólo de las armas propiamente dichas; tam-
bién se trata de los recursos —monetarios y humanos— que se
dedican al desarrollo, a la fabricación, al mantenimiento e incluso
al desmantelamiento y a la eliminación de dichas armas, por no
mencionar los miles de millones de dólares que se han dedicado
y seguirán dedicándose a la reconstrucción de sociedades destrui-
das por los conflictos y la violencia.

LA CARGA ECONÓMICA que soportan todas las naciones es co-
losal; desde los más pobres hasta los más ricos, todos deben pagar
su precio. Los gobiernos de las naciones más pobres optan con
demasiada frecuencia por los armamentos, en lugar de optar por
la educación y la atención de la salud, mucho más necesarias. En
cuanto a los países directamente afectados por los conflictos, el
desarrollo económico se detiene y, a menudo, se revierte.
    Pero no sólo se ven afectadas las naciones más pobres. Según
el Centro para el Control y la No Proliferación de las Armas, en los
Estados Unidos, más de la mitad del gasto discrecional de 2009 (el
57%) se dedicó a la construcción y el mantenimiento de la maqui-
naria de guerra y a las guerras. El gasto en educación (la siguiente
categoría más importante en términos de gasto discrecional), en
comparación, constituía sólo un 8% del presupuesto.* Esto sucede
en un momento en que millones de personas carecen de trabajo y
de seguro médico, las infraestructuras se están desmoronando y,
en general, se considera que muchas escuelas tienen un nivel de
enseñanza inaceptable.
    El costo humano es incluso mayor que el costo económico de
la guerra. Se han perdido o destruido millones de vidas, lo que ha
generado un costo incalculable.
    El presupuesto que los gobiernos del mundo han gastado cada
año para armarse y prepararse para la guerra, que supera el billón
de dólares, podría permitir en gran medida aliviar la pobreza, of-
recer un acceso universal a la educación y la atención de la salud,
combatir la discriminación y las desigualdades y proteger el medio

                                                                  7
ambiente y los derechos humanos. En resumen, redirigir ese billón
de dólares permitiría en gran medida hacer que el mundo fuera
más seguro de lo que es hoy. (De hecho, tan sólo una minúscula
parte —menos del  5%— podría tener una importancia decisiva.
Para obtener cifras más concretas, véase la siguiente sección, titu-
lada “Los gastos mundiales en armas”.)
    Evidentemente, no es realista esperar que los gobiernos del
mundo reduzcan a cero el gasto militar. Los gobiernos nacionales
y las organizaciones de ámbito regional e internacional tienen re-
sponsabilidades que exigen un determinado nivel de defensa. Pero
debemos preguntarnos: ¿Cómo podría —de hecho, cómo debe—
modificarse el orden de prioridades de nuestros presupuestos para
cumplir los objetivos de seguridad humana? ¿Y podría ese reajuste
proporcionar una seguridad mayor, más duradera y más justa?
    El desarme no consiste únicamente en eliminar las armas; tam-
bién consiste en crear oportunidades: oportunidades para tener
una nueva percepción de la seguridad, para modificar el orden de
prioridades de nuestros presupuestos, y para reconsiderar nuestra
identidad como naciones en comunidad.

LAS NACIONES UNIDAS, como nos recuerda su Carta, tiene por
finalidad ser un lugar en el que los pueblos del mundo podrían
unirse con vistas a “preservar a las generaciones venideras del
flagelo de la guerra [y] a practicar la tolerancia y a convivir en paz
como buenos vecinos [...]”. Se concibió como un lugar en el que
los pueblos podrían “unir nuestras fuerzas para el mantenimiento
de la paz y la seguridad internacionales [y] asegurar [...] que no se
usará la fuerza armada sino en servicio del interés común [...]”
    Obviamente, los miembros de las Naciones Unidas no han
cumplido estoas visiones y objetivos. La Organización se vio par-
alizada por la guerra fría, por unos bloques regionales opuestos
y por distintas naciones obstruccionistas. Con todo, los Estados
se han unido para alcanzar asombrosos fines, como tratados que
prohíben las armas químicas y biológicas, las minas terrestres y

8
las municiones en racimo, y tratados que regulan la proliferación
de armas nucleares y que instan al desarme nuclear. Asimismo,
existen importantes foros para debatir las amenazas para la paz
y la seguridad internacionales y la promulgación de nuevos trat-
ados sobre el control de armamentos. Pero, finalmente, las Na-
ciones Unidas sólo pueden tener la misma magnitud que la suma
de sus partes: los países del mundo. No es y nuca pretendió ser
una organización por encima de las naciones del mundo, o incluso
una organización situada junto a ellos. Es una organización de las
naciones del mundo, y, como tal, puede ser todo lo que esas na-
ciones le dejen ser.
    Vivimos en un momento de grandes desafíos, pero dentro de
esos desafíos surgen las oportunidades, y no sólo para reducir
los armamentos del mundo, sino también para tener una nueva
percepción del desarme y de la seguridad, situando la seguridad
de las personas del mundo en un lugar central del programa de
seguridad.

NOTA
*El presupuesto federal de los Estados Unidos se divide en dos categorías de gasto:
discrecional y obligatorio. Este último incluye programas que deben financiarse a
determinados niveles por ley, entre los que se cabe mencionar la seguridad social,
Medicare y Medicaid.




                                                                                 9
C A P Í T U LO 2

Los gastos mundiales
en armas


“
    CADA ARMA que se fabrica, cada nave de guerra
    que se lanza al mar, cada cohete que se dispara
    supone, en última instancia, un robo a quienes
    tienen hambre y no tienen qué comer, a quienes
    tienen frío y no tienen con qué cubrirse. Este
    mundo en armas no sólo está gastando dinero en
    armas. Está gastando el sudor de sus trabajadores,
    el genio de sus científicos, las esperanzas de sus


           ”
    niños.

       DWIGHT D. EISENHOWER, 34º Presidente de los Estados Unidos,
       extraído de un discurso pronunciado ante la American Society of
       Newspaper Editors, 16 de abril de 1953




E    L GASTO MILITAR MUNDIAL, tras muchos años de crecimiento
     en el período de la guerra fría, pasó de 1,2 billones de dólares
de los EE.UU. en 1985 a 809.000 millones de dólares en 1998, lo
que refleja recortes en todas las regiones, salvo en Asia (donde
el gasto aumentó más de una cuarta parte durante la década
de 1990). En ese período se redujeron el número de efectivos mili-
tares, la producción de armas y los arsenales de armas. Los Esta-
dos Unidos, que representan la mayor porción del pastel del gasto
mundial, redujeron su gasto militar en un tercio durante la década
de 1989 a 1999. La Federación de Rusia también redujo sus gastos
de armamentos en ese período: en 1998, gastó una quinta parte
de lo que la Unión Soviética había gastado diez años atrás.
     Sin embargo, desde 1998, el gasto militar ha vuelto a aumen-
tar, alcanzando casi los niveles registrados durante la guerra fría
                                                                         11
en algunos países, incluidos los Estados Unidos. Según el Insti-
tuto Internacional de Estocolmo para la Investigación de la Paz
(SIPRI), el gasto militar mundial correspondiente a 2008 era de
unos 1,464 billones, lo que supone un aumento del 4% en valores
reales desde 2007 y un aumento del 45% desde 1999. Esta cifra
representa el 2,4% del producto interno bruto (PIB) mundial o 216
dólares por cada persona en el mundo. Todas las regiones y subre-
giones han registrado un importante aumento desde 1999, salvo
Europa occidental y central.
     ¿Qué impulsa este aumento del gasto? Según el Instituto Inter-
nacional de Estocolmo para la Investigación de la Paz (SIPRI), son
muchas las razones, pero tienen que ver fundamentalmente con
diversos factores: los objetivos de política exterior, las amenazas
reales o aparentes, los conflictos armados y las contribuciones a
las operaciones multilaterales de mantenimiento de la paz. La di-
sponibilidad de recursos económicos en un entorno de fuerte cre-
cimiento económico también ha motivado el aumento del gasto,
aunque esta situación puede cambiar en tiempos económicos más
duros.
     El gasto militar está muy concentrado; 10  países del mundo
representan el 74% del total. Los Estados Unidos, que ocupan el
primer puesto en gasto militar, representan por sí solos casi el 42%
del total del gasto militar en todo el mundo. A los Estados Unidos
le siguen de lejos China, Francia, el Reino Unido, la Federación de
Rusia, Alemania y el Japón (China se sitúa en torno a un 6% del
total, los demás a un nivel inferior).




12
Gastos militares en 2008
      País		                   Cuantía		        Puesto mundial
      Estados Unidos	          607,0 dólares		          1
      China		                  (84,9 dólares)*		        2
      Francia		                65,7 dólares		           3
      Reino Unido	             65,3 dólares		           4
      Federación de Rusia	     (58,6 dólares)*		        5
      Alemania		               46,8 dólares		           6
      Japón		                  46,3 dólares		           7
      Italia		                 40,6 dólares		           8

      FUENTE: Instituto Internacional de Estocolmo para la Investigación
      de la Paz, 2009. Las cuantías se expresan en miles de millones de
      dólares de los EE.UU. del ejercicio económico 2009.
      ( )*= Estimación del SIPRI




El costo de oportunidad del gasto militar
NADIE ESPERA que se elimine el gasto militar. Los Estados tienen
necesidades legítimas en materia de seguridad que deben satis-
facerse, así como obligaciones de establecer y mantener la segu-
ridad regional e internacional. Pero el aumento vertiginoso de los
presupuestos de defensa y la asignación de prioridades equivoca-
das han tenido un costo elevado, no sólo en términos monetarios,
sino también en oportunidades perdidas. El mundo está plagado
de grandes desafíos sociales que pueden traducirse en mayor se-
guridad humana e incluso mayores conflictos —extrema pobreza,
ausencia de derechos básicos, falta de oportunidades, falta de ac-
ceso a la educación, la atención de la salud y el refugio, degradación
del medio ambiente, enfermedades y discriminación. Gastar 1,464
billones de dólares para crear fuerzas militares y fabricar armas ha
supuesto no gastar recursos escasos para cumplir las responsabili-
dades sociales; ha supuesto no satisfacer las necesidades básicas
de las personas a nivel mundial.

                                                                           13
Aumento porcentual del gasto militar
      1998-2008
      	                       Gasto en 2008	              Cambio %
      África	                 20,4 dólares b	             + 202%
      Las Américas	           603 dólares b	              + 64%
      Asia/Oceanía	           206 dólares b	              + 52%
      Europa	                 320 dólares b	              + 14%
      Oriente Medio	          75,6 dólares b	             + 56%

      FUENTE: Instituto Internacional de Estocolmo para la Investigación
      de la Paz, 2009. Las cuantías se expresan en miles de millones de
      dólares constantes de los EE.UU. de 2005.



    Con todo, a lo largo de las dos últimas décadas se ha recono-
cido muchas veces la importancia de lograr esos derechos y de
satisfacer esas necesidades en conferencias y cumbres de las Na-
ciones Unidas, lo que ha culminado con la Declaración del Milenio
de septiembre de 2000. En la Declaración del Milenio, los líderes
mundiales comprometieron a sus naciones a integrar una nueva
alianza mundial para reducir la extrema pobreza y fijar una serie
de objetivos con plazos concretos (antes de 2015), que se conocen
como Objetivos de Desarrollo del Milenio. Se han realizado con-
siderables progresos hacia la consecución de algunos objetivos,
pero muchos no se cumplirán debido, fundamentalmente, a que
no se ha materializado la financiación prometida. (Lo que ha ocur-
rido al mismo tiempo que ha aumentado el gasto militar a nivel
mundial.) Las cuantías necesarias para financiar dichos objetivos
no son pequeñas (véase la página opuesta), pero tan sólo consti-
tuyen una fracción mínima del gasto militar mundial. De hecho,
el Banco Mundial estima que la consecución de los Objetivos de
Desarrollo del Milenio supondría un costo total de 40.000 millones
de dólares a 60.000 millones de dólares (gastados cada año para
los cinco años siguientes). Eso sólo representa entre un 3% y un
4% anual del gasto militar mundial.

14
El costo de la consecución de los
       Objetivos de Desarrollo del Milenio

 OBJETIVO Reducir a la mitad la extrema pobreza y el hambre
 Reducir a la mitad la proporción de personas con ingresos inferiores
 a 1 dólar por día y que padecen hambre
 COSTO 39.000-54.000 millones de dólares
 PORCENTAJE DEL GASTO MILITAR MUNDIAL 2,6%-3,7%
 OBJETIVO Promover la educación universal y la igualdad
 entre los géneros
 Lograr la educación universal
 y eliminar la disparidad de género en la educación
 COSTO 10.000-30.000 millones de dólares
 PORCENTAJE DEL GASTO MILITAR MUNDIAL 0,7%-2,0%
 OBJETIVO Promover la salud
 Reducir en 2/3 la tasa de mortalidad de menores de 5 años, reducir
 en 3/4 la tasa de mortalidad materna, reducir la propagación del
 VIH/SIDA
 COSTO 20.000-25.000 millones de dólares
 PORCENTAJE DEL GASTO MILITAR MUNDIAL 1,4%-1,7%
 OBJETIVO Sostenibilidad del medio ambiente
 Reducir a la mitad la proporción de personas sin acceso al agua
 potable, mejorar la vida de 100 millones de habitantes de barrios
 marginales
 COSTO 5.000-21.000 millones de dólares
 PORCENTAJE DEL GASTO MILITAR MUNDIAL 0,3%-1,4%
UNA CIFRA MÁS QUE HAY QUE TENER EN CUENTA: Los 1,464
billones de dólares dedicados anualmente a gastos militares
mundiales financiarían el presupuesto ordinario de las Naciones
Unidas a los niveles actuales durante 732 años.
FUENTE: El Banco Mundial, “The Costs of Attaining the Millennium Development
Goals”. *Nota: el costo se expresa en miles de millones de dólares de los EE.UU.
Cuando se suman todas las cifras son considerablemente superiores a los 40.000
a 60.000 millones de dólares con los que se estima que se alcanzarán todos los
objetivos. Debido a la considerable superposición entre los objetivos, resulta
más caro alcanzarlos por separado que conjuntamente.


                                                                              15
Producción y transferencias de armas
LA PRODUCCIÓN MUNDIAL DE ARMAS, al igual que el gasto mili-
tar mundial, está aumentando. Según el SIPRI, las ventas de armas
de las 100 empresas productoras de armas más grandes a nivel
mundial (excluida China) ascendieron a un total de 347.000 mil-
lones de dólares en  2007, lo que supone un aumento del 11%
en valores nominales y del 5% en valores reales con respecto a
2006. Las ventas de armas, al igual que el gasto en armas, están
muy concentradas. Tan sólo 44 empresas de los Estados Unidos
representaron, en total, el 61% de la venta de armas de las 100
empresas más importantes, y 32 empresas de Europa occidental
representaron un 31%.
    Entre los años 2003 y 2007, los cinco mayores proveedores de
las principales armas convencionales proporcionaron aproxima-
damente un 79% del volumen de exportaciones de dichas armas,
a saber: los Estados Unidos, la Federación de Rusia, Alemania,
Francia y el Reino Unido. En el período comprendido entre 2004 y
2008, los principales países receptores fueron China, la India, los
Emiratos Árabes Unidos, Corea del Sur y Grecia. China ha sido el
mayor importador de armas convencionales durante varios años.
    Según estimaciones del SIPRI, el valor del comercio internacio-
nal de armas en 2006 fue de 45.600 millones de dólares.
    El comercio de armas es sumamente rentable, pero en los Es-
tados Unidos, por ejemplo, proporciona escasos beneficios a los
contribuyentes. Esto se debe a que, en muchos casos, las empre-
sas de defensa de los Estados Unidos obtienen desgravaciones fis-
cales y subsidios del gobierno muy importantes. Según el World
Policy Institute, más de la mitad de todas las ventas de armas de
los Estados Unidos están subvencionadas por los contribuyentes
de los Estados Unidos, más que por los gobiernos extranjeros que
compran las armas. Durante  1996, el Gobierno de los Estados Uni-
dos gastó 7.900 millones de dólares para ayudar a las empresas a
obtener algo más de 12.000 millones de dólares en nuevas ventas
internacionales de armas.

16
Valor financiero de las exportaciones
      mundiales de armas

      Total mundial	           45,628 billones de dólares

      Estados Unidos	          14,008 billones de dólares
      Federación de
      Rusia		                  6,5 billones de dólares
      Francia		                5,061 billones de dólares
      Reino Unido	             3,792 billones de dólares
      Israel 		                3 billones de dólares

      FUENTE: Instituto Internacional de Estocolmo para la Investigación
      de la Paz. Amounts are in fiscal year 2006 U.S. dollars.




Para más información

Instituto Internacional de Estocolmo para la Investigación de la Paz
www.sipri.org

Centro para el Control y la No Proliferación de las Armas
www.armscontrolcenter.org

Centro Internacional de Bonn para la Conversión
www.bicc.de

Federation of American Scientists
www.fas.org




                                                                           17
C A P Í T U LO 3

Las armas nucleares


“
    NO SÉ con qué armas se luchará en la tercera guerra
    mundial, pero en la cuarta lo harán con palos y


             ”
    piedras.
       ALBERT EINSTEIN




L   AS ARMAS NUCLEARES SON LAS ARMAS MÁS PELIGROSAS
    en la Tierra. Una sola bomba tiene potencial para destruir ciu-
dades enteras, matar a millones de personas y contaminar el aire,
la tierra y el agua a muchas millas alrededor del lugar original de
la explosión durante miles de años. En caso de estallar una gran
guerra nuclear, son todas las civilizaciones las que se verán ame-
nazadas, por los efectos directos de las explosiones nucleares y la
consiguiente radiación, y por el invierno nuclear que podría pro-
ducirse cuando se inyectan inmensas nubes de polvo en la atmós-
fera.
     Dado que sus efectos son tan generalizados y devastadores, las
armas nucleares nunca pueden utilizarse realmente de manera es-
trictamente “focalizada”, tampoco puede afirmarse que con su uti-
lización se logra una “victoria” en ningún sentido racional. Aunque
las armas nucleares sólo se han utilizado en guerra en dos oca-
siones —los Estados Unidos, en Hiroshima y Nagasaki, en 1945—,
persiste la posibilidad de que Estados o terroristas las utilicen, ya
sea de forma intencionada o accidental, mientras continúen exis-
tiendo tales armas.

Cómo funcionan
LAS ARMAS NUCLEARES LIBERAN enormes cantidades de energía
por fisión (la división de átomos pesados, como el uranio o el plu-

                                                                  19
tonio, en una reacción en cadena) o por fusión (la combinación de
isótopos de un elemento ligero, como el hidrógeno). Las bombas
nucleares que destruyeron Hiroshima y Nagasaki eran simples ar-
mas de fisión que utilizaban uranio muy enriquecido (UME) y plu-
tonio, respectivamente. La mayoría de las armas termonucleares
de los arsenales de hoy en día explotaría con una potencia aproxi-
mada ocho a cien veces mayor que las bombas lanzadas en Hiro-
shima y Nagasaki (cuya potencia media equivalía a 18.000 tonela-
das de TNT). Normalmente, contienen tanto UME como plutonio.
Las ojivas desplegadas están instaladas principalmente sobre mis-
iles balísticos de largo alcance basados en tierra o en submarinos
que pueden lanzarlas a miles de millas con gran precisión.
     Para los que desean fabricar armas nucleares, la producción de
material fisionable (por lo común, UME y plutonio) es el principal
desafío técnico. El uranio poco enriquecido (UPE) que se utiliza
para alimentar la mayoría de las centrales nucleares del mundo
se enriquece en torno a un 3,5% de U-235 y no puede utilizarse
como material para fabricar una bomba en este estado. Por otra
parte, el uranio apto para utilizaciones bélicas debe ser uranio
muy enriquecido con una concentración superior al 90% de U-235
(en centrifugadores de diseño especial) a fin de que sea apto para
fabricar bombas.
     Sin embargo, el plutonio no precisa ser “enriquecido”. Puede
utilizarse plutonio de casi cualquier composición isotópica para
fabricar armas nucleares. (El plutonio no se produce de forma
natural, pero es un subproducto que genera energía nuclear en
reactores nucleares y se recupera mediante reprocesamiento
químico.)
     Para fabricar una arma nuclear no se necesita una gran canti-
dad de material fisionable. El Organismo Internacional de Energía
Atómica (OIEA) define una “cantidad significativa” de material fi-
sionable como la cantidad necesaria para fabricar una bomba de
primera generación del tipo Nagasaki. Las cantidades significativas
son 25 kilogramos de U-235 muy enriquecido y 8 kilogramos de

20
plutonio. Las armas de fisión avanzadas pueden contener, quizás,
sólo el 50% de material fisionable. (Según el Grupo Internacional
sobre Materiales Fisionables, en 2008, las existencias mundiales
de UME ascendían a un total de aproximadamente 1.670 +/- 300
toneladas métricas, y las existencias mundiales de plutonio sepa-
rado ascendían a un total de aproximadamente 500  toneladas
métricas, suficientes para producir decenas de miles de nuevas
armas.)

Fuerzas nucleares mundiales
EL NÚMERO DE ARMAS NUCLEARES EN TODO EL MUNDO alcanzó
su nivel máximo a mediados de la década de 1980, situándose en
torno a las 70.000 ojivas. Con el fin de la guerra fría, el número
de armas nucleares se ha reducido considerablemente, con todo,
no sólo siguen existiendo, sino que también siguen siendo un el-
emento central de la doctrinas de seguridad de los Estados que
las poseen.
    Según el Instituto Internacional de Estocolmo para la Investi-
gación de la Paz, a principios de 2009 había casi 8.400 armas nu-
cleares operativas en el mundo. Varios miles se mantienen en es-
tado de alerta, listas para ser lanzadas en cuestión de minutos. En
total, había más de 23.000 ojivas nucleares (operativas, sobrantes,
activas e inactivas, y ojivas intactas cuyo desmantelamiento está
previsto).
    Generalmente se estima que hay nueve Estados que poseen
armas nucleares: los Estados Unidos, la Federación de Rusia, el Re-
ino Unido, Francia, China, la India, el Pakistán, la República Popular
Democrática de Corea e Israel. Cinco de ellos (los Estados Unidos,
la Federación de Rusia, el Reino Unido, Francia y China– son Esta-
dos poseedores de armas nucleares reconocidos en el marco del
Tratado sobre la no proliferación de las armas nucleares (TNP).
    Los Estados Unidos y la Federación de Rusia, con más de
7.500 ojivas desplegadas en total, poseen la gran mayoría del arse-
nal nuclear mundial (casi el 90% de las armas desplegadas). Desde

                                                                   21
Ojivas nucleares desplegadas en 2009

País		              Ojivas		             Ojivas		         Total
	     	             Estratégicas	        No estratégicas	 Desplegadas

Estados Unidos	 2.202	 	 500	   	                              2.702
Federación de
Rusia	 	        2.787	 	 2.047	 	                              4.834
Reino
Unido	 	        160	   	 --	    	                              160
Francia	 	      300	   	 --	    	                              300
China	 	        186	   	 --	    	                              186
India	 	        --	    	 --	    	                              60-70
Pakistán		      --	    	 --	    	                              60
Israel	 	       --	    	 --	    	                              80
		              				                                           ---------
				                     Total	 	                              8.392

      FUENTE: Yearbook of Armaments de 2009 del SIPRI. Todas las cifras
      son aproximadas.




el final de la guerra fría, ambos países han negociados una serie de
tratados bilaterales dirigidos a reducir el número de armas nucle-
ares desplegadas por cada uno. En 2009, se hallan en curso las
conversaciones para renovar o reemplazar estos tratados.
     Según el Grupo Internacional sobre Materiales Fisionables,
en 2008, los Estados Unidos y la Federación de Rusia, junto con
el Reino Unido, Francia y la República Popular Democrática de
Corea, habían anunciado oficialmente que ponían fin a su produc-
ción de materiales fisionables para armas, mientras que China lo
había hecho de forma oficiosa. (No obstante, se desconoce el es-
tado de la producción de materiales fisionables de la República
Popular Democrática de Corea.)

22
La India y el Pakistán no se han adherido al TNP y siguen sin
estar sometidos a sus salvaguardias y obligaciones. Tanto la In-
dia como el Pakistán han realizado ensayos nucleares y, según el
Grupo Internacional sobre Materiales Fisionables, continúan pro-
duciendo materiales fisionables, así como nuevos sistemas de mis-
iles capaces de arrojar armas nucleares.
     Por lo general, se cree que Israel posee armas nucleares, y
también sigue sin ser parte en el TNP. Oficialmente, se sabe muy
poco acerca de su programa de armas nucleares. Según el Grupo
Internacional sobre Materiales Fisionables, Israel podría estar pro-
duciendo materiales fisionables para su uso en armas nucleares.
     En 2005, la República Popular Democrática de Corea afirmó
que había desarrollado un arma nuclear y, en 2006 y 2009, que
había realizado ensayos nucleares. Apenas se conocen datos acer-
ca del programa nuclear de la República Popular Democrática de
Corea. En 2009, el Centro de Información de Defensa informó de
que se sospechaba que la República Popular Democrática de Corea
poseía suficiente plutonio apto para utilizaciones bélicas para fab-
ricar de cinco a 12 armas. Las conversaciones con la República
Popular Democrática de Corea acerca del desmantelamiento de
su programa nuclear se estancaron en 2009, y la perspectiva de
reiniciar las conversaciones es incierta. El 12 de junio de 2009, el
Consejo de Seguridad condenó en los términos más enérgicos el
ensayo nuclear realizado por la República Popular Democrática de
Corea, y le impuso nuevas sanciones mediante la aprobación de la
resolución 1874 (2009).
     La República Islámica del Irán ha tenido, presuntamente, un
programa de armas nucleares en el pasado y (en 2009) está pro-
duciendo uranio enriquecido apto para generar energía nuclear. El
OIEA no tiene pruebas de que el Irán esté tratando de enriquecer
uranio para un arma nuclear. (En 2009 se tienen en cuenta todas
sus existencias declaradas de uranio.) Pero el OIEA no ha tenido
acceso a todas las instalaciones y los documentos que necesita
para evaluar cuidadosamente las intenciones del Irán en el ámbito

                                                                 23
nuclear. El Consejo de Seguridad ha actuado en varias ocasiones
para imponer y ampliar sanciones al Irán, lo que ha tenido escaso
efecto disuasorio. El Irán, que es parte en el TNP, insiste en que
está produciendo uranio únicamente para generar energía nucle-
ar, derecho que le confiere el TNP.

Peligro claro e inminente
LA EXISTENCIA DE ARMAS NUCLEARES representa un peligro claro
e inminente para la humanidad. La divulgación de conocimientos
especializados en materia nuclear agrava aún más este peligro. El
Director General del Organismo Internacional de Energía Atómica,
Mohamed ElBaradei, señala en un escrito: “En 1970, se suponía
que relativamente pocos países sabían cómo adquirir armas nu-
cleares”. Pero ahora, prosigue el Sr. ElBaradei, “con 35 a 40 países
según algunas estimaciones, el margen de seguridad bajo el ac-
tual régimen de no proliferación ya se está reduciendo demasia-
do”. Además, según la Iniciativa sobre la Amenaza Nuclear, más
de 50 Estados poseen, cada uno, más de 5 kilogramos de material
fisionable para su uso en armas.
     Aunque muchos de los arsenales nucleares del mundo se man-
tienen en lugar seguro, existe la preocupación de que algunos, así
como otros materiales nucleares conexos, carezcan de suficientes
medidas de seguridad y sean vulnerables al robo. El OIEA man-
tiene una Base de datos sobre el tráfico ilícito que recoge los casos
de tráfico ilícito y otras actividades no autorizadas relacionados
con materiales nucleares y radiactivos. Esta Base de datos realiza
un seguimiento de acontecimientos producidos de forma inten-
cionada o no, cruzando o no fronteras internacionales, así como
de actos fallidos o impedidos.
     Un lanzamiento equivocado de armas nucleares también sigue
siendo una posibilidad real, que se ve aumentada por el hecho de
que miles de armas permanecen en estado de gran alerta, listas
para ser lanzadas en cuestión de minutos.



24
Aun suponiendo que no se produzca ningún robo o lanzamien-
to equivocado, los costos relacionados con las armas nucleares
(investigación, desarrollo, fabricación, mantenimiento, desm-
antelamiento y limpieza) son astronómicos. Los Estados Unidos
gastan 30.000 millones de dólares al año sólo para mantener sus
arsenales. Según un estudio del Brookings Institute realizado en
1998, el costo global del programa de armas nucleares de los
Estados Unidos para el período comprendido entre 1940 y 1998
asciende a más de 5,5  billones de dólares. Por su parte, el De-
partamento de Energía de los Estados Unidos informa de que las
actividades relacionadas con las armas han llevado a producir más
de 104 millones de metros cúbicos de desechos radiactivos.




“
    CADA VEZ ESTÁ MÁS CLARO que las armas nucleares
    ya no son un medio para lograr la seguridad; de
    hecho, con cada año que pasa hacen que nuestra


                                      ”
    seguridad sea más precaria.
       MIKHAIL GORBACHEV, Wall Street Journal, 31 de enero de 2007


El caso de Global Zero
HENRY KISSINGER, SAM NUNN, WILLIAM PERRY Y GEORGE
SHULTZ han argumentado sobre el artículo de la página editorial
del Wall Street Journal que nos encontramos en un “punto crítico
en el ámbito nuclear”. El Tratado sobre la no proliferación de las
armas nucleares (TNP), la piedra angular del régimen nuclear, se
encuentra en un estado cada vez más frágil, y el Tratado de pro-
hibición completa de los ensayos nucleares (TPCEN) todavía no
ha entrado en vigor. Las relaciones entre la Federación de Rusia y
los Estados Unidos, que poseen la inmensa mayoría de las armas
nucleares del mundo, se han enturbiado, máxime por los planes
de defensa de misiles de los Estados Unidos. Tenemos un gran
desconocimiento de los programas nucleares del mundo, en par-
ticular los del Irán, la República Popular Democrática de Corea, la
India, el Pakistán e Israel.

                                                                     25
En este momento de creciente peligro, también existe un cre-
ciente movimiento en favor de la abolición de las armas nucleares,
que incluye no sólo a activistas en materia de desarme de todo
el mundo, sino también a muchos actuales dirigentes y antiguos
dirigentes del gobierno de todo el espectro político, que argumen-
tan, todos ellos, que las armas nucleares ya no hacen frente (si
es que alguna vez lo hicieron) a las preocupaciones de seguridad
mundial; de hecho, el recurso a las armas nucleares resulta cada
vez más peligroso y cada vez menos eficaz.

SON MUCHOS LOS ARGUMENTOS A FAVOR DE LA ABOLICIÓN DE
LAS ARMAS NUCLEARES, entre los que se incluyen los siguientes:

EL USO DE ARMAS NUCLEARES SERÍA INMORAL. Sus efectos
serían indiscriminados (no es probable que pudieran permanecer
limitadas a los campos de batalla) y catastróficos (sus efectos se
harían sentir casi con toda certeza a cientos, o puede que incluso
miles, de millas del lugar original de la explosión original y durante
cientos, o puede que incluso miles, de años en el futuro).

EL USO DE ARMAS NUCLEARES SERÍA POCO VIABLE. Es difícil que
esas armas puedan utilizarse eficazmente contra fuerzas insurgen-
tes o paramilitares que sean relativamente pequeñas, altamente
móviles y en rápida evolución. También parece improbable que
puedan utilizarse sin causar numerosas víctimas civiles.

EL USO DE ARMAS NUCLEARES SERÍA INEFICAZ. Las armas nu-
cleares darían la impresión de no tener ningún papel en la lucha
contra el terrorismo. No son un elemento disuasorio. No pueden
utilizarse contra el terrorismo de manera efectiva.

LAS ARMAS NUCLEARES PLANTEAN HOY UN MAYOR RIESGO QUE
CUALQUIER “VENTAJA” QUE PUDIERA CONSIDERARSE QUE REP-
RESENTAN. Cuando hay armas nucleares presentes, siempre ex-

26
iste el riesgo de lanzamiento accidental. El riesgo de robo también
es bastante real. Se sabe que los terroristas están tratando de ad-
quirir tecnología, materiales y armas nucleares, las cuales podrían
protegerse mejor y someterse a mayores medidas de seguridad.

EXISTE UNA SERIE DE GRUPOS que se están organizando para
lograr el objetivo de Global Zero. Véase el Capítulo 15 para ob-
tener más información acerca de cómo puede ser parte del movi-
miento mundial de abolición.

Tratados
TRATADO SOBRE LA NO PROLIFERACIÓN DE LAS ARMAS
NUCLEARES (TNP)
El TNP es un tratado internacional sin precedentes cuyo objetivo
consiste en prevenir la propagación de las armas nucleares y la
tecnología de armamentos, promover la cooperación en el uso
de la energía nuclear con fines pacíficos y fomentar el objetivo
de lograr el desarme nuclear y el desarme general y completo. El
Tratado representa el único compromiso vinculante en un tratado
multilateral con el objetivo del desarme contraído por Estados
poseedores de armas nucleares. El Tratado, abierto a la firma
en 1968, entró en vigor en 1970. El 11 de mayo de 1995, el Tratado
se prorrogó indefinidamente. En total se han adherido al Tratado
190 partes, entre las que se incluyen cinco Estados poseedores de
armas nucleares. Más países han ratificados el TNP que cualquier
otro acuerdo de limitación de armamentos y desarme, lo cual con-
stituye una prueba de la importancia del Tratado. Cada cinco años
se celebran Conferencias de Examen para evaluar los progresos
alcanzados en la aplicación del Tratado. (Para más información so-
bre el TNP, véase el siguiente capítulo.)




                                                                27
TRATADO DE PROHIBICIÓN COMPLETA DE LOS ENSAYOS
NUCLEARES (TPCEN)
El TPCEN, que prohíbe todos los ensayos nucleares, se abrió a la
firma en septiembre de 1996, pero aún no ha entrado en vigor.
A junio de 2009 lo han ratificado 148 países, pero no puede entrar
en vigor hasta que los Estados Unidos, China y otros siete países
no hayan ratificado el pacto. La Comisión Preparatoria de la Or-
ganización del Tratado de Prohibición Completa de los Ensayos
Nucleares (OTPCEN) mantiene una red de vigilancia compuesta
por 337 instalaciones en todo el mundo, encargada de verificar
el cumplimiento de las obligaciones de los Estados Partes en el
Tratado. (Para más información, véase el sitio web de la OTPCEN
en www.ctbto.org.)

PROHIBICIÓN DE LA PRODUCCIÓN DE MATERIAL
FISIONABLE
En diciembre de 1993, la Asamblea General de las Naciones Uni-
das aprobó por consenso una resolución en la que se pedía que se
negociara un tratado verificable por el que se prohíba la produc-
ción de material fisionable para armas nucleares. La tarea de ne-
gociar ese tratado corresponde a la Conferencia de Desarme, que
ha tenido ante sí el proyecto de texto de dicho tratado durante
más de una década. Sin embargo, el trabajo en la Conferencia de
Desarme no progresó en aquel momento. En 2009, hay una es-
peranza renovada de que la Conferencia de Desarme iniciará la
labor de negociación sobre un tratado, con el establecimiento de
un nuevo grupo de trabajo en la materia, pero aún quedan im-
portantes obstáculos que sortear, incluida la cuestión de decidir si
dicho tratado tendrá un alcance reducido (poniendo fin a la pro-
ducción de material fisionable, lo que afectaría principalmente a
la India y el Pakistán) o amplio (abordando las reservas existentes).
También siguen planteándose dudas sobre si se puede compro-
bar que los Estados están cumpliendo sus obligaciones en virtud
de dicho tratado y de qué forma. (Para más información, véase el

28
sitio web del Grupo Internacional sobre Materiales Fisionables en
www.ipfm.org)

ZONAS LIBRES DE ARMAS NUCLEARES
La creación de zonas libres de armas nucleares es un enfoque re-
gional dirigido a reforzar las normas mundiales sobre la no pro-
liferación de las armas nucleares y el desarme, y a consolidar los
esfuerzos internacionales en favor de la paz y la seguridad. Una
zona libre de armas nucleares es una región específica en la que
los países se comprometen a no fabricar, adquirir, ensayar o po-
seer armas nucleares. Existen cuatro zonas libres de armas nucle-
ares a nivel mundial ya establecidas: en América Latina y el Caribe,
Asia Sudoriental, el Pacífico Sur y Asia central. Se prevé que en el
futuro próximo se establezca una nueva zona libre de armas nucle-
ares en África. Cada tratado por el que se establece una zona libre
de armas nucleares incluye un protocolo para que los cinco Esta-
dos poseedores de armas nucleares reconocidos en el marco del
TNP (China, la Federación de Rusia, Francia, el Reino Unido y los
Estados Unidos) lo firmen y ratifiquen. En dichos protocolos, que
son jurídicamente vinculantes, se exhorta a los Estados poseed-
ores de armas nucleares a que respeten la condición de las zonas
y no usen o amenacen con usar armas nucleares contra Estados
Partes en el tratado. (No obstante, en 2009, entre las zonas libres
de armas nucleares, sólo la de América Latina y el Caribe obtuvo
el apoyo pleno de las cinco potencias nucleares.) Mongolia se car-
acteriza por haber sido el primer país en declararse primera zona
libre de armas nucleares constituida por un único Estado, y goza
del reconocimiento mundial de su seguridad internacional y de su
condición de Estado libre de armas nucleares.




                                                                 29
Para más información

Federation of American Scientists
www.fas.org

Instituto Internacional de Estocolmo para la Investigación de la
Paz
www.sipri.org

Centro de Información de Defensa
www.cdi.org

Arms Control Association
www.armscontrol.org

Naciones Unidas
www.un.org/disarmament

Union of Concerned Scientists
www.ucsusa.org

Consejo para la Defensa de los Recursos Naturales
www.nrdc.com

Nuclear Files.org (Fundación pro Paz en la Era Nuclear)
www.nuclearfiles.org

El ciberbús escolar de las Naciones Unidas
http://cyberschoolbus.un.org/dnp/sub2.asp?ipage=nuclearweapons




30
C A P Í T U LO 4

El Tratado sobre
la no proliferación
de las armas nucleares


“
    CADA PARTE en el Tratado se compromete a
    celebrar negociaciones de buena fe sobre medidas
    eficaces relativas a la cesación de la carrera de
    armamentos nucleares en fecha cercana y al
    desarme nuclear, y sobre todo un tratado de
    desarme general y completo bajo estricto y eficaz


                                ”
    control internacional.
       ARTÍCULO VI, Tratado sobre la no proliferación de las armas nucleares




E    L TRATADO SOBRE LA NO PROLIFERACIÓN DE LAS ARMAS NU-
     CLEARES (TNP) es un acuerdo clave en los esfuerzos por regu-
lar las armas nucleares a nivel mundial. Entró en vigor en 1970. Al
tratado se han adherido 190 países, entre los que se incluyen los
cinco Estados reconocidos como poseedores de armas nucleares
en el marco del Tratado: China, los Estados Unidos, la Federación
de Rusia, Francia y el Reino Unido. Actualmente hay tres países
al margen del TNP; se trata de países que tienen o de los que se
sospecha que tienen programas de armas nucleares: la India, Is-
rael y el Pakistán. En 2003, la República Popular Democrática de
Corea anunció que se retiraba del Tratado, y su condición jurídica
en el Tratado sigue siendo incierta.
     En virtud del TNP, todas las partes en el Tratado se compro-
meten a negociar de buena fe para librar al mundo de las armas
nucleares y a trabajar por un tratado sobre el desarme general y


                                                                           31
completo. Los Estados no poseedores de armas nucleares se com-
prometen a no desarrollar, adquirir o poseer armas nucleares.
    El TNP estipula que los Estados Partes se reunirán cada cinco
años para evaluar la aplicación del Tratado. En la reunión de 1995
se acordó prorrogar el Tratado de manera indefinida (junto con
otras decisiones, que se examinan infra). La Conferencia de Exam-
en de 2000, si bien no abrió un nuevo camino, fue un éxito relativo,
al reafirmar los compromisos del pasado y elaborar “13 medidas
prácticas”, un programa para lograr el desarme nuclear. La reunión
de examen de 2010 se celebrará en mayo, en Nueva York. (Véase
infra para obtener más detalles de las Conferencias de Examen.)




“
     ALGUNOS DICEN QUE la proliferación de estas
     armas [nucleares] no se puede detener, no se
     puede controlar; que estamos destinados a vivir en
     un mundo en el que más naciones y más personas
     poseen los medios definitivos de destrucción. Este
     fatalismo es un adversario mortal, puesto que si
     creemos que la proliferación de armas nucleares es
     inevitable, entonces estaremos admitiendo que el


                                               ”
     uso de estas armas es inevitable.
        BARACK OBAMA, Presidente de los Estados Unidos, Praga, 5 de abril
        de 2009


Los tres pilares
El TNP tiene tres “pilares” o ámbitos principales: la no proliferación
(detener la propagación de las armas nucleares y la tecnología con-
exa), el desarme (eliminar los arsenales nucleares existentes), y el
derecho a usar la energía nuclear con fines pacíficos (que incluye
el acceso a la tecnología nuclear, derecho del que gozan todos los
Estados Partes en el TNP).




32
La no proliferación
Desde su entrada en vigor en  1970, el TNP ha tenido un éxito
importante, aunque no perfecto, a la hora de contener la propa-
gación de las armas nucleares en todo el mundo. La India y el Paki-
stán, que nunca firmaron el TNP, han desarrollado programas de
armas nucleares y los han declarado. Por lo general se cree que Is-
rael, que también se mantiene al margen del Tratado, posee armas
nucleares. La República Popular Democrática de Corea, que anun-
ció su retirada del Tratado en 2003, afirmó haber desarrollado un
arma nuclear en 2005. Realizó un ensayo nuclear en 2006 y otro
en  2009. Algunos sospechan que la República Islámica del Irán,
que sigue siendo parte en el TNP, ha tenido un programa de armas
nucleares en el pasado, aunque no es posible evaluar detenida-
mente las intenciones de su actual programa nuclear (si es para
desarrollar armas o generar energía nuclear) hasta que propor-
cione pleno acceso a sus instalaciones y documentos, como ha so-
licitado el Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA).

El desarme
Los esfuerzos realizados por los cinco Estados poseedores de armas
nucleares encaminados al desarme nuclear han sido desiguales e
incompletos. Los Estados Unidos y la Federación de Rusia, que
poseen la inmensa mayoría de las armas nucleares del mundo,
han reducido considerablemente sus arsenales nucleares desde la
guerra fría. Los arsenales nucleares mundiales alcanzaron su nivel
máximo a mediados de la década de 1980, situándose en torno a
70.000 ojivas. En la actualidad, el número total de ojivas asciende
a alrededor de 23.000, de las cuales casi 8.400 están operativas.
Sin embargo, los esfuerzos por centrarse en seguir reduciendo el
número de arsenales se paralizaron en gran medida a principios
de la década de 2000, momento en que las relaciones entre la Fed-
eración de Rusia y los Estados Unidos comenzaron a enturbiarse
cada vez más, en gran parte por los planes de los Estados Unidos
para desplegar sistemas de defensa contra misiles en Europa ori-

                                                                33
ental, “países próximos” a la Federación de Rusia. No obstante,
en mayo de 2009, la Federación de Rusia y los Estados Unidos ini-
ciaron negociaciones sobre más reducciones de armas nucleares,
conscientes de que el Tratado START I suscrito entre ambas partes
expira en diciembre de 2009.
    Aunque ha descendido el número de armas nucleares, no se
ha reducido exponencialmente su potencial para destruir el plan-
eta. Varios miles de armas nucleares siguen manteniéndose en
estado de alerta, listas para ser lanzadas en cuestión de minutos.
Como señala Sergio Duarte, Alto Representante de las Naciones
Unidas para Asuntos de Desarme, siguen existiendo amplios arse-
nales nucleares “unos 40 años después de que el TNP comprome-
tiera a cada una de sus partes a celebrar ‘en una fecha próxima’ y
‘de buena fe’ negociaciones sobre el desarme nuclear, [y] aún no
hay señales de la infraestructura necesaria para lograr el desarme
nuclear (ausencia de planes operacionales, plazos, organismos de
desarme gubernamentales, presupuestos y legislación nacional
detallada). Las doctrinas de disuasión nuclear no sólo persisten,
sino que han sido adoptadas por nuevos países” (Disarmament
Times, primavera de 2008).

El uso de la energía nuclear con fines pacíficos
El tercer pilar del Tratado está relacionado con el derecho inalien-
able de todas las Partes en el Tratado a desarrollar, investigar,
producir y usar energía nuclear con fines pacíficos sin discrimi-
nación. Las Partes también se comprometen a facilitar el mayor
intercambio posible de equipo, materiales e información científica
y tecnológica para el uso de la energía nuclear con fines pacíficos,
teniendo derecho a participar en el mismo, y se les alienta a que
examinen las necesidades de las regiones en desarrollo del mundo
en estas materias.




34
Un estado cada vez más frágil
EL TRATADO SOBRE LA NO PROLIFERACIÓN DE LAS ARMAS
NUCLEARES se enfrenta a numerosos desafíos a medida que se
aproxima la Conferencia de Examen de 2010 encargada de evaluar
la aplicación del Tratado. Durante muchos años, sus miembros han
estado divididos respecto a la decisión de cuáles deberían ser sus
prioridades y cómo compaginar mejor las obligaciones que le in-
cumben en materia de no proliferación y desarme en virtud del
Tratado. La fuente de mayores tensiones radica en un antiguo de-
sacuerdo sobre si debería tener preeminencia la no proliferación
(que presta especial atención a los Estados que no poseen armas
nucleares) o el desarme (que presta especial atención a los Estados
que poseen armas nucleares). Así pues, los Estados que poseen ar-
mas nucleares han impulsado el programa en gran medida y, como
era de esperar, se han centrado en detener la propagación de las
armas y la capacidad nuclear hacia otros países. Sin embargo, los
Estados que no poseen armas nucleares (junto con numerosos ac-
tivistas de la sociedad civil de todo el mundo) han replicado que
el programa de los Estados poseedores de armas nucleares es de-
masiado limitado y, además, no hace frente a sus obligaciones en
virtud del TNP de planificar y lograr el desarme nuclear.
     Existe un optimismo fundado en cuanto a que las nuevas reali-
dades políticas y la mayor atención al objetivo de abolir las armas
nucleares a nivel mundial culminarán en una productiva Confer-
encia de Examen de 2010, pero no hay ninguna garantía de que
tenga un resultado positivo. Mucho dependerá de la disposición
de los Estados poseedores de armas nucleares no sólo a celebrar
conversaciones acerca del desarme nuclear, sino también a cump-
lir sus compromisos.




                                                                35
Conferencia de Examen de 1995
A LA CONFERENCIA DE EXAMEN DE 1995, además de la labor ha-
bitual de examinar el TNP, se le encargó la tarea de decidir cómo,
en su caso, debería prorrogarse el Tratado sobre la no proliferación
de las armas nucleares: durante un período, durante una serie de
períodos renovables, indefinidamente o de ninguna manera.
    Los Estados Partes acordaron finalmente prorrogar el Tratado
de manera indefinida, vinculando dicha prolongación a otras dos
decisiones y una resolución. En sus dos decisiones, acordaron re-
forzar el proceso conducente a las Conferencias de Examen y esta-
blecieron un programa de acción para lograr la no proliferación y
el desarme. En este último se instaba a la concertación del Tratado
de prohibición completa de los ensayos nucleares en septiem-
bre de 1996, la celebración inmediata de negociaciones sobre un
tratado que prohibiera la producción de material fisionable y la
“resuelta realización” de esfuerzos con el objetivo de conseguir el
desarme nuclear y el desarme general y completo.
    La Conferencia aprobó, además, una resolución sobre el Ori-
ente Medio, en la que se apoyaba el establecimiento de una zona
libre de todas las armas de destrucción en masa de la región y se
hacía un llamamiento a Israel (el único país de la región que no es
parte en el TNP) para que se adhiriera al TNP.

Conferencia de Examen de 2000
CUANDO SE CONVOCÓ LA SEXTA CONFERENCIA DE EXAMEN en
abril de 2000, en Nueva York, las expectativas eran escasas. Las
tres reuniones preparatorias anteriores a la conferencia no habían
conseguido avanzar, y todos los estados poseedores de armas nu-
cleares continuaron afirmando la importancia estratégica central
de sus armas nucleares. Al pesimismo se sumó el hecho de que el
Senado de los Estados Unidos había rechazado el Tratado de pro-
hibición completa de los ensayos nucleares (TPCEN) tan sólo un




36
Las 13 medidas prácticas conducentes
al desarme nuclear
Conferencia de 2000 encargada del examen
del TNP

1. Firmar el Tratado de prohibición completa de los ensayos
nucleares
2. Detener los ensayos de armas nucleares
3. Negociar un Tratado de cesación de la producción de ma-
terial fisionable
4. Establecer un órgano en el seno de la Conferencia de De-
sarme que se ocupe del desarme nuclear
5. Acordar el carácter irreversible del desarme nuclear
6. Abolir las armas nucleares
7. Respetar los tratados existentes (incluidos START II, START
III y ABM)
8. Aplicar y ultimar la iniciativa trilateral de los Estados Uni-
dos, la Federación de Rusia y el OIEA
9. Aplicar un enfoque gradual para lograr el desarme nucle-
ar
10. Poner el exceso de materiales fisionables bajo el control
del OIEA
11. Reafirmar el desarme general y completo, bajo un control
internacional eficaz, como el objetivo último de los Estados
12. Informar periódicamente sobre los avances hacia el de-
sarme nuclear.
13. Seguir desarrollando la capacidad de verificación para
garantizar el cumplimiento de los acuerdos sobre desarme
nuclear




                                                                    37
año antes de la conferencia (en 1999), y Washington estaba con-
siderando, una vez más, la posibilidad de establecer un sistema
de defensa contra misiles (que violaría su Tratado sobre la limi-
tación de los sistemas de proyectiles antibalísticos con la Feder-
ación de Rusia). Los ensayos nucleares realizados por la India y el
Pakistán, aun no siendo miembros del Tratado, también tuvieron
consecuencias para la Conferencia, al destacar la necesidad de la
universalidad.
    Con todo, la Conferencia no fracasó en sus objetivos, sino que
realizó pequeños avances. Bajo intensas presiones (en particular,
de Estados no poseedores de armas nucleares) para evitar una
ruptura, los Estados poseedores de armas nucleares asumieron el
compromiso inequívoco d “eliminar por completo sus arsenales
nucleares.” La Conferencia también reconoció la necesidad de que
los Estados poseedores de armas nucleares dieran “garantías de
seguridad jurídicamente vinculantes” a los Estados no poseedores
de armas nucleares de que no usarían armas nucleares contra el-
los. Asimismo, la Conferencia aprobó un conjunto de 13 “medidas
prácticas” conducentes al desarme nuclear (véase la página ante-
rior).
    Aunque los numerosos compromisos acordados por los Esta-
dos Partes en la Conferencia no representaron grandes avanc-
es, la muestra de flexibilidad y compromiso fue importante, y el
resultado fue, probablemente, el mejor que se pudiera alcanzar
desde el punto de vista político en aquel momento.
    La Conferencia de Examen de 2005 concluyó sin que se llegara
a un acuerdo sobre ningún aspecto sustantivo del TNP.

Para más información

Para obtener información detallada sobre el TNP y las Conferen-
cias encargadas del examen del TNP, visite el sitio web de Reach-
ing Critical Will, un proyecto de la Liga Internacional de Mujeres
Pro Paz y Libertad, www.reachingcriticalwill.org.

38
También puede consultarse información sobre el TNP en:

Arms Control Association
www.armscontrol.org

Comité de Organizaciones no Gubernamentales sobre Desarme,
Paz y Seguridad
http://disarmtimes.org




                                                         39
A julio de 2009, se ha

     destruido aproximadamente
     un   44% de las casi 70.000
     toneladas métricas de agentes para

     la guerra   química .
            ORGANIZACIÓN PARA LA PROHIBICIÓN
            DE LAS ARMAS QUÍMICAS




40
C A P Í T U LO 5

Las armas químicas

E    L USO DE ARMAS QUÍMICAS se remonta a la antigüedad, pero
     el uso moderno de dichas armas comienza con la primera
guerra mundial, cuando ambas partes en el conflicto utilizaron gas
tóxico para infligir un sufrimiento agonizante y causar consider-
ables bajas en el campo de batalla. Las armas químicas han causa-
do casi 1,3 millones de víctimas en todo el mundo.
     El uso de armas químicas durante la primera guerra mundial
no fue especialmente sofisticado o especializado. Dichas armas
consistían, básicamente, en productos químicos comerciales cono-
cidos añadidos en municiones, como granadas y proyectiles de ar-
tillería. Entre los productos químicos utilizados se incluyen cloro,
fosgeno (un gas asfixiante) y gas mostaza (que inflige dolorosas
quemaduras en la piel). Los resultados fueron indiscriminados y a
menudo devastadores: se produjeron casi 100.000 muertes.
     Como consecuencia de la indignación pública (y debido a que
las armas eran a menudo menos fiables que las armas conven-
cionales), en 1925 se firmó el Protocolo de Ginebra, que prohíbe
el empleo en la guerra de armas químicas. Aun siendo una me-
dida acertada, el Protocolo presentaba una serie de deficiencias,
incluido el hecho de que no prohibía el desarrollo, la producción
o el almacenamiento de armas químicas. También resultaba prob-
lemático el hecho de que numerosos Estados que ratificaron el Pro-
tocolo se reservaban el derecho a utilizar armas prohibidas contra
Estados que no eran partes en el Protocolo o como represalias del
mismo tipo si se empleaban armas químicas contra ellos.
     Según señala la Federation of American Scientists, en el
período de entreguerras, dos signatarios del Protocolo de Gine-
bra emplearon armas químicas (Italia en África septentrional, y el
Japón en China). Posteriormente, en la segunda guerra mundial,
se emplearon gases tóxicos para matar a millones de personas en
                                                                 41
campos de concentración nazis, y se utilizaron productos químicos
en Asia (aunque no se utilizaron en campos de batalla europeos).
Diversos países que no emplearon armas químicas en los campos
de batalla durante la guerra siguieron desarrollando y acumulando
enormes cantidades de estas municiones durante ese tiempo.
    Durante el período de la guerra fría se desarrollaron, fabric-
aron y almacenaron numerosas armas químicas. En las décadas
de  1970 y  1980, se estima que 25  Estados desarrollaban su ca-
pacidad en materia de armas químicas. Con todo, desde el final
de la segunda guerra mundial, se ha informado del uso de armas
químicas sólo en unos pocos casos.



      Principales tipos de armas químicas

      AGENTE NEUROTÓXICO
      AGENTE VESICANTE
      ASFIXIANTE
      AGENTE INCAPACITANTE



Convención sobre las armas químicas
EL PELIGRO QUE REPRESENTAN las armas químicas, aun cuando
no se utilicen, llevó a los gobiernos a negociar la Convención so-
bre las armas químicas, que se aprobó en 1992 y entró en vigor
en  1997. La Convención prohíbe el desarrollo, la producción, el
almacenamiento y el empleo de armas químicas. Exige que los Es-
tados Partes destruyan todas las existencias de armas químicas en
un plazo de diez años a partir de la fecha de su entrada en vigor
(antes de  2007), con una posible prórroga de hasta cinco años
(2012).
    Para evitar el desarrollo clandestino de armas prohibidas, la
Convención establece un riguroso sistema de inspecciones, efec-

42
tuadas por la Organización para la Prohibición de las Armas Quími-
cas, que también garantiza la destrucción en condiciones de segu-
ridad de armas.
     La prohibición de la adquisición, la producción y el empleo
de armas químicas que establece la Convención ha sido un éxito.
No obstante, persisten algunos problemas, fundamentalmente
la lentitud con que los Estados Unidos y la Federación de Rusia
destruyen los grandes arsenales químicos. A esos retrasos han con-
tribuido los altos costos y las preocupaciones ambientales. (Tanto
la Federación de Rusia como los Estados Unidos incumplieron el
plazo de  2007 para destruir los arsenales de armas químicas, y
se les concedió un nuevo plazo, fijado en 2012. Algunos observa-
dores consideran que la Federación de Rusia y los Estados Unidos
no podrán cumplir el plazo de 2012.) Entre otras dificultades que
plantea la Convención cabe señalar el hecho de que diversos Esta-
dos no se han adherido a la misma. (En mayo de 2009, 188 Estados
habían ratificado la Convención. Para comprobar el estado actual,
visite el sitio web www.opcw.org.) Otro motivo de preocupación
es que la Convención sólo tiene una aplicabilidad limitada a ter-
roristas y agentes no estatales, lo que podría representar la mayor
amenaza actual en lo que se refiere a armas químicas.

Terrorismo químico
AUNQUE LOS ESTADOS han sido los principales agentes que han
utilizado armas químicas, las actuales preocupaciones se centran
fundamentalmente en el posible uso de estas armas por terroris-
tas.
     En  1994 y  1995, la secta japonesa Aum Shinrikyo utilizó gas
sarín en ataques contra civiles en el Japón. No obstante, pese los
amplios conocimientos especializados y la financiación recibida,
Aum Shinrikyo tuvo dificultades para estabilizar grandes canti-
dades de sarín. Ante estas dificultades, es muy probable que en
el futuro los terroristas se fijen como objetivo centrales nucleares



                                                                 43
o vehículos de transporte, cuyos efectos podrían ser mucho más
letales.

Para más información

Acronym Institute
www.acronym.org
Arms Control Association
www.armscontrol.org
El Centro para el Control y la No Proliferación de las Armas
www.armscontrolcenter.org
Chemical Weapons Working Group
www.cwwg.org
Federation of American Scientists
www.fas.org
El Harvard-Sussex Program
www.sussex.ac.uk/units/spru/hsp
Monterey Institute of International Studies
http://cns.miis.edu
Iniciativa sobre la Amenaza Nuclear
www.nti.org
Organización para la Prohibición de las Armas Químicas
www.opcw.org
Reaching Critical Will
www.reachingcriticalwill.org
Centro Stimson
www.stimson.org
Instituto Internacional de Estocolmo para la Investigación de la
Paz
www.sipri.org
Comisión sobre Armas de Destrucción en Masa
www.wmdcommission.org

44
C A P Í T U LO 6

Las armas biológicas

L   A GUERRA BIOLÓGICA y el terrorismo biológico implican el
    uso deliberado de agente biológicos como armas para causar
brotes de enfermedades. El uso de tales armas podría ocasionar
perjuicios de gran magnitud, pánico, trastornos generalizados e in-
cluso la muerte. Los rápidos adelantos de las ciencias de la vida y
la globalización de la biotecnología hacen que éste sea un ámbito
de creciente preocupación.

Historia
EL USO DE SUSTANCIAS TÓXICAS (agentes biológicos y químicos)
como armas de guerra se prohibió antes de la primera guerra
mundial, pero ello no impidió que los países siguieran utilizando
gas tóxico durante esa guerra. En 1925, el Protocolo de Ginebra
prohibió el empleo de armas químicas y biológicas, pero contenía
varios puntos débiles. Lo que es más importante, el Protocolo pro-
hibía únicamente el empleo de armas biológicas en la guerra, pero
no prohibía su desarrollo, producción o almacenamiento. También
resultaba problemático el hecho de que numerosos Estados que
firmaron el Protocolo se reservaban el derecho a represalias en
caso de sufrir ataques con armas biológicas prohibidas.
     Pese a las deficiencias del Protocolo de Ginebra, el empleo de
armas biológicas durante la segunda guerra mundial fue limitado.
El Japón, que informó del empleo de armas biológicas en ataques y
experimentos, es una destacada excepción. Aunque otras grandes
potencias no emplearon armas biológicas durante la guerra, mu-
chas llevaron a cabo investigaciones sobre la guerra biológica.
     Durante el período de la guerra fría, un número de países
cada vez mayor desarrolló programas de investigación de guerra
biológica, de los cuales la entonces Unión Soviética y los Estados
Unidos llevaron a cabo los de mayor envergadura. Entre las enfer-
                                                                45
medades que se utilizaron como armas cabe citar el carbunco, la
viruela, la peste y la tularemia. Hasta finales de la década de 1960
no se formularon iniciativas para controlar las armas biológicas.
En 1969, el Presidente de los Estados Unidos, Richard Nixon, anun-
ció el desmantelamiento unilateral del programa de armas biológi-
cas ofensivas de los Estados Unidos. A resultas de los prolonga-
dos esfuerzos de la comunidad internacional para establecer un
nuevo instrumento que complementara el Protocolo de Ginebra,
de 1925, en 1972 se abrió a la firma la Convención sobre las armas
biológicas, que entró en vigor en 1975.

EN LA ACTUALIDAD, NINGÚN ESTADO RECONOCE que posee
armas biológicas o que tiene un programa para desarrollar esas
armas. El estigma asociado al empleo de dichas armas y su pro-
hibición en el marco de la Convención sobre las armas biológicas
han sido factores muy disuasorios. Sin embargo, no han propor-
cionado una protección completa frente al desarrollo de armas
biológicas. A principios de la década de 1990, se decía (desertores
soviéticos) que la ex Unión Soviética había llevado a cabo un am-
plio programa de armas biológicas clandestino en contravención
de la Convención sobre las armas biológicas. Se descubrió (en
1995) que el Iraq, también signatario de la Convención, había teni-
do un importante programa de guerra biológica no declarado, que
dependía en gran medida de las cepas importadas y los materiales
suministrados por otros países.

La Convención sobre las armas biológicas
A RAÍZ DE LA GRAVE PREOCUPACIÓN por el posible daño que
podrían infligir las armas biológicas, en 1972 se abrió a la firma la
Convención sobre la prohibición del desarrollo, la producción y el
almacenamiento de armas bacteriológicas (biológicas) y toxínicas
y sobre su destrucción, que entró en vigor en 1975. La Convención
sobre las armas biológicas prohíbe el desarrollo, la producción, el
almacenamiento y la adquisición de armas biológicas y toxínicas,

46
Tipos de armas biológicas

      LAS ARMAS BIOLÓGICAS pueden clasificarse de varias
      formas, entre las que se incluyen las siguientes:

      Por el tipo de agente que causa la enfermedad; por
      ejemplo, bacteria, virus o toxina

      Por el tipo de efecto; por ejemplo, enfermedad transmis-
      ible (contagiosa) o enfermedad que sólo afecta a quienes
      están directamente expuestos a ella

      Por síntomas; por ejemplo, muerte, efecto incapacitante
      o comportamiento alterado

      FUENTE: Las armas del terror, Comisión sobre Armas de Destruc-
      ción en Masa, 2006.




y exige la destrucción de dichas armas o sus sistemas vectores.
La Convención cuenta con 163 Estados Partes y 13 signatarios (a
junio de 2009). Hay 19 Estados que no han firmado ni ratificado
la Convención. (Para ver la lista de Estados Partes y comprobar el
estado actual de la Convención sobre las armas biológicas, visite
el sitio web www.unog.ch.) Cada cinco años se celebran conferen-
cias de examen para supervisar la aplicación de la Convención.
     La Convención sobre las armas biológicas constituye un impor-
tante paso adelante, pero muchos consideran que es un instru-
mento relativamente débil. A diferencia de la Convención sobre
las armas químicas, la Convención sobre las armas biológicas no
cuenta con ningún mecanismo de supervisión y verificación, y
carece de medidas para investigar a los países sospechosos de in-
cumplimiento. Se han adoptado algunas medidas para tratar de re-
forzar este aspecto de la Convención, pero han sido insuficientes.
                                                                       47
La Administración de los Estados Unidos rechazó un proyecto de
protocolo de 2001 que habría exigido a los Estados Partes declarar
las instalaciones pertinentes y someterse a inspecciones (de em-
plazamientos de declarados y sospechosos). La Sexta Conferencia
de Examen de la Convención sobre las armas biológicas (celebrada
en Ginebra en 2006) estableció la Dependencia de Apoyo para la
Aplicación de la Convención, encargada de prestar asistencia a
los Estados Partes en la aplicación de la Convención, pero ésta no
puede supervisar el cumplimiento o llevar a cabo inspecciones,
ya que actúa fundamentalmente como centro de intercambio de
ideas. (En 2011, los Estados Partes en la Convención decidirán su
renuevan el mandato de la Dependencia de Apoyo para la Apli-
cación de la Convención.)

La amenaza del terrorismo biológico
PESE AL HECHO de que rara vez se han utilizado agentes para la
guerra biológica en los tiempos modernos y de que están prohi-
bidos, la comunidad mundial se enfrenta a diversos desafíos en
relación con esas armas. Por distintas razones, la mayor amenaza
que plantean hoy los agentes para la guerra biológica podría pre-
sentarse en forma de terrorismo y su posible uso por otros agen-
tes no estatales.
    Los agentes para la guerra biológica son relativamente baratos
de producir comparado con otras armas de destrucción en masa.
De hecho, las armas biológicas se denominan a veces “la bomba
atómica de los pobres”. Según Reaching Critical Will, en un análisis
se estimó el costo de víctimas civiles en 2.000 dólares por kilómet-
ro cuadrado con armas convencionales, pero en sólo 1 dólar por
kilómetro cuadrado con armas biológicas. Los agentes biológicos
son relativamente fáciles de producir y pueden encontrarse en
la naturaleza. Por todo ello, las armas biológicas podrían resultar
atractivas a terroristas. (Con todo, cabe señalar que existen otros
desafíos, en particular, a la hora de convertir agentes biológicos



48
en armas para su uso a gran escala. Se trata de este asunto más
adelante.)
    Las instalaciones utilizadas para investigar y producir agen-
tes biológicos son más fáciles de ocultar que las utilizadas para
producir otras armas de destrucción en masa, por lo que es más
probable que un agente estatal o no estatal (como, por ejemplo,
un grupo terrorista) pueda llevar a cabo un programa de armas
biológicas sin que sea descubierto. Además, el equipo que inter-
viene en la producción de agentes para la guerra biológica, como,
por ejemplo, fermentadores, tiene muchos usos civiles legítimos.
    A pesar de todo ello, según la Comisión sobre Armas de De-
strucción en Masa, los expertos no son unánimes respecto de la
magnitud de la amenaza de terrorismo biológico. Algunos creen
que la amenaza es, o será en breve, comparable a la que plantean
las armas nucleares. Otros, sin embargo, se muestran escépticos
en cuanto a la probabilidad del uso a gran escala de agentes para
la guerra biológica por terroristas, dadas las dificultades técnicas
que supone gestionar y suministrar esas armas. La experiencia ad-
quirida ha puesto de manifiesto estas dificultades. Los agentes no
estatales de los Estados Unidos han utilizado agentes biológicos
en múltiples ocasiones (1984, 2001, 2003 y 2004), cobrándose la
muerte de varias personas, pero los incidentes, aunque alarman-
tes y caóticos, fueron en general localizados y contenidos. El culto
Aum Shinrikyo del Japón también trató de emplear agentes para
la guerra biológica, pero fracasó en sus intentos en al menos 10
ocasiones, a pesar de disponer de considerables recursos técnicos
y fondos, al parecer, superiores a 1.000 millones de dólares. (No
obstante, tuvieron poco éxito a la hora de usar gas sarín, un agente
para la guerra química.) Sin embargo, como señala la Comisión so-
bre Armas de Destrucción en Masa, el hecho de que en anteriores
ocasiones los terroristas fracasaran no significa en modo alguno
que vayan a fracasar en futuros intentos.
    En vista de estos desafíos, resulta sumamente importante re-
forzar la Convención sobre las armas biológicas y procurar enérgi-

                                                                 49
camente la adhesión universal a la misma. También es esencial que
el público reciba más información sobre las amenazas de guerra
biológica y la forma de proceder en situaciones de emergencia.

Para más información

El Acronym Institute
www.acronym.org

Arms Control Association
www.armscontrol.org

El Centro para el Control y la No Proliferación de las Armas
www.armscontrolcenter.org

Federation of American Scientists
www.fas.org

El Harvard-Sussex Program
www.sussex.ac.uk

Monterey Institute of International Studies
http://cns.miis.edu

Iniciativa sobre la Amenaza Nuclear
www.nti.org

Reaching Critical Will
www.reachingcriticalwill.org

Centro Stimson
www.stimson.org

Instituto Internacional de Estocolmo para la Investigación de la
Paz
www.sipri.org

Comisión sobre Armas de Destrucción en Masa
www.wmdcommission.org

50
C A P Í T U LO 7

Los misiles y la defensa
contra misiles

L   os cohetes y los misiles abarcan armas de diversos tipos. Un
    cohete es un vehículo autopropulsado sin sistema de orient-
ación (una vez que se dispara no se puede redirigir). La mayoría
de los cohetes tienen un alcance relativamente corto y soportan
únicamente pequeñas cargas. Un misil es un proyectil autopropul-
sado, guiado o no guiado, diseñado para transportar un arma u
otra carga. Normalmente, los misiles son propulsados mediante
cohetes o mediante reactores. Su alcance oscila entre apenas los
100 kilómetros (corto alcance) y los más de 5.500 kilómetros (in-
tercontinental). Algunos misiles son instrumentos relativamente
simples, mientras que otros son altamente sofisticados. La carga
varía entre unos pocos kilogramos de armas convencionales y las
ojivas nucleares megatónicas.
    Los misiles balísticos, que durante los últimos años han estado
en el punto de mira, son aquellos que siguen una trayectoria de-
terminada por la balística (por la resistencia a la gravedad y a la
aerodinámica). Los misiles balísticos se lanzan principalmente en
superficie (desde el suelo, a bordo de buques o bajo el agua). Por
otra parte, los misiles de crucero se elevan (normalmente propul-
sados a poca altura mediante un reactor) y se lanzan principal-
mente desde el aire, barcos o submarinos. (Los sistemas portátiles
de defensa antiaérea —o misiles disparados desde el hombro,
como se los conoce coloquialmente— podrían considerarse un
tercer tipo de misil y se desarrollan brevemente más adelante.)

POR LO GENERAL, LOS MISILES SE CLASIFICAN según la platafor-
ma de lanzamiento (normalmente, cualquier superficie, como el
suelo, el agua o el aire), y se subclasifican en función de su alcance
(véase el recuadro de la página siguiente) y de su objetivo (por
                                                                   51
Clasificación de los misiles balísticos

      Los MISILES se subclasifican en función de su alcance:

      Los misiles balísticos de corto alcance recorren menos
      de 1.000 kilómetros (aproximadamente 620 millas).

      Los misiles balísticos de mediano alcance recorren
      de 1.000 a 3.000  kilómetros (aproximadamente 620-
      1.860 millas).

      Los misiles balísticos de alcance intermedio recorren de
      3.000 a 5.500 kilómetros (1.860-3.410 millas).

      Los misiles balísticos intercontinentales recorren más de
      5.500 kilómetros.




ejemplo, antibuque, antitanque, antiaéreo, antibalístico, antisaté-
lite).
     Los misiles suscitan preocupaciones. Los misiles de corto al-
cance, y sobre todo los menos avanzados, resultan relativamente
fáciles de adquirir y de usar. Cada vez se ven con más frecuencia
estos misiles, y los utilizan los Estados con un bajo nivel tecnológi-
co y los agentes no estatales contra las fuerzas gubernamentales y
la población civil. Entre tanto, los Estados tecnológicamente avan-
zados están desarrollando misiles balísticos intercontinentales
cada vez más sofisticados, capaces de transportar armas nucleares
a larga distancia con una precisión cada vez mayor y sin ser apenas
advertidos. La posibilidad de que exista una carrera de armamen-
tos de misiles a ambos extremos del espectro está presente.



52
La preocupación por la proliferación aumenta de manera glob-
al, pero alcanzar el consenso acerca de cómo regular los misiles (o,
incluso, si deben regularse) se ha convertido en una cuestión ex-
tremadamente complicada. En la actualidad, no existen tratados
multilaterales que se ocupen de los misiles y su proliferación, y los
debates sobre los misiles en todos sus aspectos celebrados en las
Naciones Unidas no han dado como resultado ninguna recomen-
dación concreta sobre políticas. Uno de los aspectos que hace que
el tema de los misiles resulte tan difícil es el hecho de que éstos
(a diferencia de otras armas, tales como las armas químicas o las
armas biológicas) se pueden ver como componente legítimo de la
autodefensa de un Estado (estando específicamente reconocido
este derecho en la Carta de las Naciones Unidas). Los debates en
las Naciones Unidas continúan en un intento de encontrar el con-
senso en los puntos que puedan abordarse en ellos.

Misiles balísticos
LOS PRIMEROS MISILES que se utilizaron en operaciones militares
fueron el German V1 y V2, en la Segunda Guerra Mundial. Tras el
final de la guerra, en las dos décadas siguientes, la tecnología de
los misiles se había extendido a los cinco Estados poseedores de
armas nucleares (China, Francia, la Federación de Rusia, el Reino
Unido y los Estados Unidos), todos ellos con capacidad para hacer
uso de las armas nucleares en cualquier lugar del mundo. Hoy,
más de 30 Estados poseen tecnología de misiles balísticos (más de
150 kilómetros de alcance) y se calcula que el número de misiles
balísticos en todo el mundo asciende a 120 000 (según el informe
de la Secretaría General de las Naciones Unidas: “La cuestión de
los misiles en todos sus aspectos”, julio de  2002). Sin embargo,
menos de una docena de Estados poseen misiles balísticos de me-
diano o largo alcance (China, Francia, India, la República Islámica
del Irán, Israel, la República Democrática Popular de Corea, Pakis-
tán, la Federación de Rusia, el Reino Unido y los Estados Unidos) y
se cree que sólo los cinco Estados poseedores de armas nucleares

                                                                  53
cuentan con misiles balísticos de largo alcance o intercontinen-
tales capaces de llevar cargas nucleares.

Misiles de crucero
SI BIEN SE PRESTA GRAN ATENCIÓN a los misiles balísticos, algu-
nos expertos creen que los misiles de crucero, que se han utilizado
con mayor frecuencia en intervenciones militares desde el final de
la guerra fría, constituyen una amenaza más seria. Los misiles de
crucero ofrecen algunas ventajas con respecto a los misiles balís-
ticos: son más baratos de producir, más fáciles de adquirir y de
mantener, requieren menos entrenamiento, funcionan con más
precisión y son más fiables. Todas estas razones han contribuido
a la proliferación de los misiles de crucero, que actualmente se
producen en 19 Estados y están presentes en cerca de 75 países
(según el Congressional Research Service de los Estados Unidos).

Sistemas portátiles de defensa antiaérea
Los SISTEMAS PORTÁTILES DE DEFENSA ANTIAÉREA o misiles dis-
parados desde el hombro son motivo de especial preocupación.
La Federation of American Scientists (FAS) califica a los sistemas
portátiles de defensa antiaérea como “una amenaza inminente
y grave” para las aeronaves militares y los aviones civiles. Desde
su desarrollo en los años cincuenta, se han fabricado cientos
de miles de sistemas portátiles de defensa antiaérea en todo el
mundo. Según la FAS, existen aproximadamente 800.000 sistemas
portátiles de defensa antiaérea en el mundo. Se cree que miles de
ellos están en el mercado negro y, por tanto, al alcance de terroris-
tas y otros agentes no estatales. Los sistemas portátiles de defensa
antiaérea atraen a terroristas e insurgentes por varios motivos: son
letales, fáciles de transportar y de ocultar, baratos y relativamente
fáciles de utilizar si se cuenta con la instrucción adecuada.




54
Regímenes de control de los misiles
HOY EN DÍA, LA PROLIFERACIÓN DE LA TECNOLOGÍA DE LOS
MISILES es una cuestión de primer orden, especialmente por es-
tar vinculada a la proliferación de las armas nucleares. Los mis-
iles pueden ser un medio excepcionalmente preciso y eficaz para
transportar armas nucleares a larga distancia sin ser advertidos.
Sin estos misiles, contra los que resulta extremadamente difícil de-
fenderse, las armas nucleares pierden una parte significativa de su
potencial para la destrucción en masa.
     Los misiles se han contemplado en los tratados bilaterales en-
tre los Estados Unidos y la Unión Soviética (y ahora la Federación
de Rusia), pero no existe un tratado multilateral que requiera el
desarme de misiles. Las medidas que existen son voluntarias e in-
formales y presentan importantes deficiencias en lo que se refiere
a la regulación general de los misiles. Los dos instrumentos básicos
son el Régimen de Control de la Tecnología de Misiles y el Código
internacional de Conducta contra la Proliferación de Misiles Balís-
ticos (también llamado Código de Conducta de la Haya). El prim-
ero se estableció en 1978 y cuenta con 34 Estados participantes.
Su objetivo es coordinar los controles de exportación de misiles y
la tecnología de misiles. El Código de Conducta de la Haya, en el
que participan 130 países, tiene por objetivo fortalecer la confian-
za entre las partes mediante la emisión de notificaciones previas
al lanzamiento y otras medidas de transparencia.

PARA OBTENER MÁS INFORMACIÓN acerca del Régimen de Con-
trol de la Tecnología de Misiles (www.mtcr.info) y acerca del Có-
digo de Conducta de la Haya, visite el sitio web de Reaching Criti-
cal Will, un proyecto de la Liga Internacional de Mujeres Pro Paz y
Libertad: www.reachingcriticalwill.org.

La defensa contra misiles
LA COMISIÓN SOBRE ARMAS DE DESTRUCCIÓN EN MASA ob-
serva, en su informe Las armas del terror, que la evolución de los
últimos años ha impulsado en algunos países el apoyo a la con-
                                                                 55
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  • 1. El desarme guía básica elaborada por Melissa Gillis Impreso en las Naciones Unidas, Nueva York 09-40272—Agosto de 2009 asdf Naciones Unidas
  • 2. El desarme guía básica elaborada por Melissa Gillis Naciones Unidas, Nueva York, 2009
  • 3. Nota A OFICINA DE ASUNTOS DE DESARME DE LAS NACIONES UNIDAS publica esta Guía básica en colaboración con el Comité de Organizaciones no Gubernamentales sobre Desarme, Paz y Seguridad, de conformidad con los objetivos del Programa de las Naciones Unidas de Información sobre Desarme. El mandato del Programa consiste en informar, educar y hacer compren- der al público la importancia de las medidas multilaterales en la esfera de la limitación de armamentos y el desarme, y la importancia del apoyo a las mismas. La Guía está dirigida al lector en general, pero también puede resultar útil al educador o instructor en materia de desarme. EL CONTENIDO DE LA GUÍA básica es obra de Melissa Gillis, y el diseño de la cubierta ha corri- do a cargo de Cecile Dacudao, de la Oficina de Asuntos de Desarme de las Naciones Unidas. LAS OPINIONES recogidas en este trabajo son las del autor y no corresponden forzosamente a las de las Naciones Unidas o los miembros del Comité de Organizaciones no Gubernamen- tales sobre Desarme. EL MATERIAL que aparece en la Guía podrá reproducirse sin autorización, siempre y cuando se acredite a la autora y a las Naciones Unidas. Subdivisión de Información y Actividades de Extensión Oficina de Asuntos de Desarme de las Naciones Unidas Naciones Unidas Nueva York, NY 10017 Teléfono: 212.963.3022 Correo electrónico: unoda-web@un.org Sitio web: www.un.org/disarmament Desde 1972, el COMITÉ DE ORGANIZACIONES NO GUBERNAMENTALES SOBRE DESARME, PAZ Y SEGURIDAD ha prestado servicios a grupos de ciudadanos implicados en las activi- dades de las Naciones Unidas en el ámbito de la paz y la seguridad. Entre otras labores, el Comité lleva a cabo la organización conferencias, actúa como centro de intercambio de in- formación, es responsable de la publicación de un periódico (Disarmament Times) y cumple una función de órgano de enlace entre la comunidad de desarme y las Naciones Unidas. EL COMITÉ tiene la responsabilidad fundamental y cada vez más importante de informar a las organizaciones no gubernamentales de todo el mundo sobre una serie de cuestiones relacio- nadas con el desarme, entre las que se incluyen el estado de las negociaciones, las posiciones de los países y los principales obstáculos y oportunidades; se encarga, además, de ayudar a las organizaciones no gubernamentales a transmitir sus conocimientos especializados a los foros de adopción de decisiones pertinentes dentro del sistema de las Naciones Unidas. El Comité publica Disarmament Times, una publicación trimestral que ofrece información sobre una amplia gama de cuestiones relacionadas con el desarme que se abordan en las Naciones Unidas. Más infor- mación en http://disarmtimes.org. LA GUÍA puede consultarse en línea en http://www.un.org/disarmament/HomePage/ ODAPublications/AdhocPublications.
  • 4. Índice 1. ¿Por qué el desarme reviste tanta importancia? . . 1 2. Los gastos mundiales en armas . . . . . . . 11 3. Las armas nucleares . . . . . . . . . . . 19 4. El Tratado sobre la no proliferación de las armas nucleares . . . . . . . . . . . . . . . 31 5. Las armas químicas . . . . . . . . . . . . 41 6. Las armas biológicas . . . . . . . . . . . 45 7. Los misiles y la defensa contra misiles . . . . . 51 8. Introducción a las armas convencionales . . . . 59 9. Las armas pequeñas y las armas ligeras . . . . . 67 10. Las minas terrestres . . . . . . . . . . . 75 11. Las municiones en racimo . . . . . . . . . 81 12. Los niños y los conflictos armados . . . . . . 85 13. Las mujeres, la paz y la seguridad . . . . . . . 89 14. Las Naciones Unidas y la labor de desarme . . . 95 15. Mantenerse informado y participar . . . . . . 103 Apéndice. Tratados de control de armamentos y de desarme e instrumentos conexos . . . . . 111
  • 5. Pese a que ha habido una disminución de los conflictos, en 2008 , los gobiernos de todo el mundo invirtieron 1,464 billones de dólares de los EE.UU. para armarse , lo que equivale a 216 dólares por cada habitante del planeta.
  • 6. C A P Í T U LO 1 ¿Por qué el desarme reviste tanta importancia? L A NATURALEZA DE LOS CONFLICTOS Y DE LAS ARMAS utiliza- das para combatirlos ha cambiado drásticamente en los últimos cien años. Antes del siglo XX, tan sólo unos pocos países mantenían grandes ejércitos, y sus armas —aunque, sin duda, mortales— se limitaban a provocar daños prácticamente en las inmediaciones de la batalla. La mayoría de los que murieron o resultaron heridos en conflictos anteriores al siglo XX eran combatientes activos. En cambio, las batallas del siglo  XX han sido con frecuencia luchas que abarcaban sociedades enteras y, en el caso de las dos guerras mundiales, todo el planeta se vio sumido en ellas. Se estima que la primera guerra mundial se saldó con 8,5 millones de solda- dos muertos y entre 5 y 10 millones de víctimas civiles. En la se- gunda guerra mundial murieron unos 55 millones de personas. Se desarrollaron y se utilizaron armas de mayor poder destructivo e indiscriminado —armas de destrucción en masa—, incluidas armas químicas y biológicas y, por primera vez, armas nucleares, que fueron lanzadas en Hiroshima y Nagasaki (Japón) en 1945. La segunda mitad del siglo XX estuvo dominada por la guerra fría, así como las “guerras indirectas”, guerras de liberación nacional, con- flictos intraestatales, genocidios y crisis humanitarias conexas que la guerra fría conllevó. Aunque las estimaciones de los expertos difieren en cuanto al número de personas que han muerto como resultado de estos conflictos, existe un acuerdo generalizado en cuanto a la cifra mínima de víctimas: este número supera los 60 millones y es po- sible que alcance los 100 millones de personas, muchas de ellas no combatientes. Los Estados se embarcaron en una carrera ar- mamentística general, en lo que gastaron anualmente un billón de dólares de los EE.UU. a mediados de la década de 1980, que asigna- 1
  • 7. ban a la construcción de arsenales capaces de infligir una destrucción a gran escala en cualquier lugar del planeta. Posteriormente, con la caída del Muro de Berlín en 1989, se redujeron las tensiones entre las dos superpotencias y comen- zaron a recortarse los presupuestos militares. Lamentablemente, esta tendencia a la reducción de presupuestos militares no fue prolongada, y se detuvo a finales de la década de 1990; desde en- tonces, se han aumentado los presupuestos en un 45% (en 2009). La guerra en el siglo XXI LA INMENSA MAYORÍA DE LOS CONFLICTOS VIOLENTOS de la ac- tualidad se libra en el interior de los Estados, siendo sus víctimas principalmente civiles. La mayoría de conflictos se combate funda- mentalmente con armas pequeñas y armas ligeras, que son respons- ables del 60% al 90% de las muertes directas en los conflictos, que ascienden a unas 250.000 víctimas al año. Aunque la guerra sigue cobrando un alto precio en el plano mundial, el número de conflictos y el número de víctimas se han reducido desde el final de la guerra fría. En el informe titulado Human Security Brief 2007, se señalaba que, en el período que media entre el final de la guerra fría y 2006, el número de conflictos armados en los que participaban los gobiernos (al menos como una de las fac- ciones beligerantes) se había reducido en más del 40%. Los con- flictos más graves y el número de genocidios habían disminuido aún más drásticamente, en torno a un 80%. Asimismo, se dio un de- scenso en el número de conflictos entre agentes no estatales (sin participación directa del gobierno), que se redujo en un tercio en- tre 2002 y 2006. Salvo contadas excepciones (en particular, el Iraq y el Afganistán), los conflictos desatados en el período posterior a la guerra fría en países de ingresos bajos fueron combatidos por ejércitos pequeños y escasamente entrenados. PESE A LA DISMINUCIÓN DE LOS CONFLICTOS, en 2008, se calcula que los gobiernos de todo el mundo invirtieron unos 1,464  bil- 2
  • 8. lones de dólares de los EE.UU. para armarse, un nivel de gasto nun- ca visto desde la caída del Muro de Berlín, en 1989. Esta cifra equiv- ale a 216 dólares por cada habitante del planeta. Los Estados Unidos representan por sí solos 607.000 millones de dólares, esto es, casi un 42% del total. El drenaje económico asociado a los gastos de defensa, espe- cialmente en un momento de crisis económica mundial, es drásti- co, y sobre todo en el mundo en desarrollo, donde con demasiada frecuencia los gobiernos gastan sus limitados ingresos en fuerzas militares, en lugar de invertirlos en las imperiosas necesidades so- ciales que los acucian. Para muchas de las personas pobres del mundo, la guerra y la violencia criminal constituyen un obstáculo directo para sus oportuni- dades de desarrollo. Según el Departamento de Desarrollo Internacio- nal del Reino Unido, en 2010, el 50% de las personas más pobres del mundo podrían estar viviendo en Estados que experimentan conflictos violentos, o correr el riesgo de verse en esa situación. EL MUNDO ESTÁ LLENO DE ARMAS. Según el informe del Sec- retario General de las Naciones Unidas al Consejo de Seguridad (abril de 2008), se calcula que hay en circulación, como mínimo, unos 875 millones de armas pequeñas. A principios de  2008, los Estados poseedores de armas nucle- ares tenían más de 23.000 ojivas nucleares, de las cuales más de 8.000 están operativas y varios miles se mantienen en estado de gran alerta, listas para ser lanzadas en cuestión de minutos. Las ex- istencias mundiales de material fisionable, el material que se usa para fabricar armas nucleares, son del orden de miles de toneladas (métricas), suficientes para producir decenas de miles de ojivas nue- vas. Setenta y tres países continúan almacenando miles de millones de bombas o municiones en racimo que, según Human Rights Watch, en los últimos años se han utilizado en el Iraq, el Líbano y Georgia. Más de 75 países siguen viéndose afectados en determinada medida 3
  • 9. por minas terrestres y municiones explosivas sin detonar y otros res- tos de guerra. Cada vez más mujeres y niños son víctimas de la guerra. Más de 250.000  niños han sido explotados como soldados y cientos de miles de mujeres han sido violadas en situaciones de conflicto. ES UN MOMENTO DE DESAFÍO para muchos regímenes de control de armamentos, máxime el Tratado sobre la no proliferación de las armas nucleares (TNP), cuyos Estados Partes poseedores y no po- seedores de armas nucleares han estado en desacuerdo respecto de cuáles deberían ser sus prioridades. Los Estados poseedores de armas nucleares, cuarenta años después de la entrada en vigor del TNP, han fracasado a la hora de mantener su fin del contrato nuclear, a saber, celebrar “de buena fe” negociaciones sobre el de- sarme nuclear, como se establece en el TNP. En la otra cara de esa moneda, la proliferación de las armas nucleares es una preocu- pación creciente a escala mundial. Después de más de una década sin progresos —y, de hecho, de muchos reveses— en este ámbito, ahora se ven algunas se- ñales positivas, incluidos llamamientos para abolir las armas nu- cleares por parte de importantes dirigentes y antiguos dirigentes de los gobiernos y por parte de la sociedad civil. La cuestión que se plantea ahora es si las conversaciones se traducirán en medidas contundentes e irreversibles dirigidas al desarme nuclear. En lo que muchos perciben como un momento de nuevas oportunidades en el ámbito del control de armamentos, queda mucho trabajo por hacer. No hay ningún tratado jurídicamente vinculante en vigor que se ocupe de los misiles o del comercio de armas pequeñas y armas ligeras, que son dos ámbitos de ex- traordinaria importancia. El Tratado de prohibición completa de los ensayos nucleares, que prohíbe todos los ensayos nucleares, aún tiene que entrar en vigor, a la espera de su ratificación por los principales Estados poseedores de armas nucleares y otros países que suscitan preocupación. Es probable que los Estados Unidos y 4
  • 10. la Federación de Rusia, que han estado destruyendo una gran can- tidad de arsenales de armas químicas, incumplan el plazo de 2012 para eliminar estas armas. Sin embargo, todas las noticias no son malas. En 2008, más de 100 países negociaron con éxito una prohibición sobre las muni- ciones en racimo que continúa recibiendo apoyo y podría entrar en vigor en 2010. Además, la Convención sobre la prohibición del empleo, almacenamiento, producción y transferencia de minas antipersonal y sobre su destrucción sigue incluyendo nuevos mi- embros y ha detenido eficazmente el comercio mundial de minas terrestres. Se ha manifestado asimismo un firme apoyo a la nego- ciación de una prohibición relativa a los materiales utilizados para fabricar armas nucleares, así como a la negociación de un tratado sobre el comercio de armas para lograr una mejor regulación del comercio mundial de armas convencionales. Este apoyo, aunque firme, no es universal, y es probable que las negociaciones sobre ambas cuestiones sean contenciosas. “ La SEGURIDAD HUMANA y la seguridad nacional deberían reforzarse mutuamente, y a menudo lo hacen. Pero por ESTADOS seguros no se entienden automáticamente PERSONAS seguras. Proteger a los ciudadanos de ataques externos puede ser una condición NECESARIA para la seguridad de los ” individuos, pero no SUFICIENTE. HUMAN SECURITY BRIEF 2007, Human Security Research Group (Grupo de Investigación sobre Seguridad Humana), Universidad Simon Fraser, Columbia Británica (Canadá) Entender la seguridad humana TODO ESTO LLEGA EN UN MOMENTO en que la comunidad in- ternacional reconoce cada vez más la necesidad de ampliar nues- tra percepción de la seguridad. Nuestras ideas sobre la seguridad nacional (centrada en la defensa del Estado frente a los ataques 5
  • 11. externos) deben complementarse con ideas sobre la seguridad humana (centrada en la seguridad del individuo dentro de la so- ciedad). Las amenazas de hoy en día no se presentan simplemente —o incluso principalmente— en forma de fuerzas enemigas, sino también en forma de pobreza, ausencia de oportunidades y dis- criminación. Estos factores pueden ser desestabilizadores, como también lo son los conflictos armados, y surgen paralelamente a los conflictos violentos. En su esencia, la seguridad humana exige protección frente a la violencia y la amenaza de violencia. Pero más que una simple ausencia, la seguridad humana también exige una presencia, la presencia de estructuras que permitan a las personas sobrevivir, tener medios de subsistencia y vivir con dignidad. La seguridad hu- mana no sólo exige liberarse del temor, sino también liberarse de la miseria. Exige que se satisfagan las necesidades básicas (alimen- tos, refugio, atención de la salud); que se ofrezcan oportunidades (en materia de educación o capacitación, para encontrar una pro- fesión o medios de subsistencia); que se respeten los derechos humanos de todas las personas. ¿CUÁL ES, PUES, LA RELACIÓN entre seguridad humana y desarme? Lograr la seguridad humana exige mucho más que el desarme, pero si no se realizan importantes esfuerzos para desarmarse, los esfuerzos para contribuir a la seguridad humana serán, sin duda alguna, incompletos. Es poco probable que una comunidad llena de armas ilícitas sea un lugar seguro para las personas. Es mucho menos probable que una nación llena de armas convencionales (tanques, minas, bombas en racimo, aviones de combate), ya se utilicen contra “enemigos” externos o contra poblaciones inter- nas, sea —y siga siendo— un lugar seguro para las personas. Es menos probable que un mundo lleno de miles de armas nucleares y de cientos de miles de misiles capaces de transportarlas a largas distancias con gran precisión sea un lugar seguro para las perso- nas. 6
  • 12. Pero no se trata sólo de las armas propiamente dichas; tam- bién se trata de los recursos —monetarios y humanos— que se dedican al desarrollo, a la fabricación, al mantenimiento e incluso al desmantelamiento y a la eliminación de dichas armas, por no mencionar los miles de millones de dólares que se han dedicado y seguirán dedicándose a la reconstrucción de sociedades destrui- das por los conflictos y la violencia. LA CARGA ECONÓMICA que soportan todas las naciones es co- losal; desde los más pobres hasta los más ricos, todos deben pagar su precio. Los gobiernos de las naciones más pobres optan con demasiada frecuencia por los armamentos, en lugar de optar por la educación y la atención de la salud, mucho más necesarias. En cuanto a los países directamente afectados por los conflictos, el desarrollo económico se detiene y, a menudo, se revierte. Pero no sólo se ven afectadas las naciones más pobres. Según el Centro para el Control y la No Proliferación de las Armas, en los Estados Unidos, más de la mitad del gasto discrecional de 2009 (el 57%) se dedicó a la construcción y el mantenimiento de la maqui- naria de guerra y a las guerras. El gasto en educación (la siguiente categoría más importante en términos de gasto discrecional), en comparación, constituía sólo un 8% del presupuesto.* Esto sucede en un momento en que millones de personas carecen de trabajo y de seguro médico, las infraestructuras se están desmoronando y, en general, se considera que muchas escuelas tienen un nivel de enseñanza inaceptable. El costo humano es incluso mayor que el costo económico de la guerra. Se han perdido o destruido millones de vidas, lo que ha generado un costo incalculable. El presupuesto que los gobiernos del mundo han gastado cada año para armarse y prepararse para la guerra, que supera el billón de dólares, podría permitir en gran medida aliviar la pobreza, of- recer un acceso universal a la educación y la atención de la salud, combatir la discriminación y las desigualdades y proteger el medio 7
  • 13. ambiente y los derechos humanos. En resumen, redirigir ese billón de dólares permitiría en gran medida hacer que el mundo fuera más seguro de lo que es hoy. (De hecho, tan sólo una minúscula parte —menos del  5%— podría tener una importancia decisiva. Para obtener cifras más concretas, véase la siguiente sección, titu- lada “Los gastos mundiales en armas”.) Evidentemente, no es realista esperar que los gobiernos del mundo reduzcan a cero el gasto militar. Los gobiernos nacionales y las organizaciones de ámbito regional e internacional tienen re- sponsabilidades que exigen un determinado nivel de defensa. Pero debemos preguntarnos: ¿Cómo podría —de hecho, cómo debe— modificarse el orden de prioridades de nuestros presupuestos para cumplir los objetivos de seguridad humana? ¿Y podría ese reajuste proporcionar una seguridad mayor, más duradera y más justa? El desarme no consiste únicamente en eliminar las armas; tam- bién consiste en crear oportunidades: oportunidades para tener una nueva percepción de la seguridad, para modificar el orden de prioridades de nuestros presupuestos, y para reconsiderar nuestra identidad como naciones en comunidad. LAS NACIONES UNIDAS, como nos recuerda su Carta, tiene por finalidad ser un lugar en el que los pueblos del mundo podrían unirse con vistas a “preservar a las generaciones venideras del flagelo de la guerra [y] a practicar la tolerancia y a convivir en paz como buenos vecinos [...]”. Se concibió como un lugar en el que los pueblos podrían “unir nuestras fuerzas para el mantenimiento de la paz y la seguridad internacionales [y] asegurar [...] que no se usará la fuerza armada sino en servicio del interés común [...]” Obviamente, los miembros de las Naciones Unidas no han cumplido estoas visiones y objetivos. La Organización se vio par- alizada por la guerra fría, por unos bloques regionales opuestos y por distintas naciones obstruccionistas. Con todo, los Estados se han unido para alcanzar asombrosos fines, como tratados que prohíben las armas químicas y biológicas, las minas terrestres y 8
  • 14. las municiones en racimo, y tratados que regulan la proliferación de armas nucleares y que instan al desarme nuclear. Asimismo, existen importantes foros para debatir las amenazas para la paz y la seguridad internacionales y la promulgación de nuevos trat- ados sobre el control de armamentos. Pero, finalmente, las Na- ciones Unidas sólo pueden tener la misma magnitud que la suma de sus partes: los países del mundo. No es y nuca pretendió ser una organización por encima de las naciones del mundo, o incluso una organización situada junto a ellos. Es una organización de las naciones del mundo, y, como tal, puede ser todo lo que esas na- ciones le dejen ser. Vivimos en un momento de grandes desafíos, pero dentro de esos desafíos surgen las oportunidades, y no sólo para reducir los armamentos del mundo, sino también para tener una nueva percepción del desarme y de la seguridad, situando la seguridad de las personas del mundo en un lugar central del programa de seguridad. NOTA *El presupuesto federal de los Estados Unidos se divide en dos categorías de gasto: discrecional y obligatorio. Este último incluye programas que deben financiarse a determinados niveles por ley, entre los que se cabe mencionar la seguridad social, Medicare y Medicaid. 9
  • 15.
  • 16. C A P Í T U LO 2 Los gastos mundiales en armas “ CADA ARMA que se fabrica, cada nave de guerra que se lanza al mar, cada cohete que se dispara supone, en última instancia, un robo a quienes tienen hambre y no tienen qué comer, a quienes tienen frío y no tienen con qué cubrirse. Este mundo en armas no sólo está gastando dinero en armas. Está gastando el sudor de sus trabajadores, el genio de sus científicos, las esperanzas de sus ” niños. DWIGHT D. EISENHOWER, 34º Presidente de los Estados Unidos, extraído de un discurso pronunciado ante la American Society of Newspaper Editors, 16 de abril de 1953 E L GASTO MILITAR MUNDIAL, tras muchos años de crecimiento en el período de la guerra fría, pasó de 1,2 billones de dólares de los EE.UU. en 1985 a 809.000 millones de dólares en 1998, lo que refleja recortes en todas las regiones, salvo en Asia (donde el gasto aumentó más de una cuarta parte durante la década de 1990). En ese período se redujeron el número de efectivos mili- tares, la producción de armas y los arsenales de armas. Los Esta- dos Unidos, que representan la mayor porción del pastel del gasto mundial, redujeron su gasto militar en un tercio durante la década de 1989 a 1999. La Federación de Rusia también redujo sus gastos de armamentos en ese período: en 1998, gastó una quinta parte de lo que la Unión Soviética había gastado diez años atrás. Sin embargo, desde 1998, el gasto militar ha vuelto a aumen- tar, alcanzando casi los niveles registrados durante la guerra fría 11
  • 17. en algunos países, incluidos los Estados Unidos. Según el Insti- tuto Internacional de Estocolmo para la Investigación de la Paz (SIPRI), el gasto militar mundial correspondiente a 2008 era de unos 1,464 billones, lo que supone un aumento del 4% en valores reales desde 2007 y un aumento del 45% desde 1999. Esta cifra representa el 2,4% del producto interno bruto (PIB) mundial o 216 dólares por cada persona en el mundo. Todas las regiones y subre- giones han registrado un importante aumento desde 1999, salvo Europa occidental y central. ¿Qué impulsa este aumento del gasto? Según el Instituto Inter- nacional de Estocolmo para la Investigación de la Paz (SIPRI), son muchas las razones, pero tienen que ver fundamentalmente con diversos factores: los objetivos de política exterior, las amenazas reales o aparentes, los conflictos armados y las contribuciones a las operaciones multilaterales de mantenimiento de la paz. La di- sponibilidad de recursos económicos en un entorno de fuerte cre- cimiento económico también ha motivado el aumento del gasto, aunque esta situación puede cambiar en tiempos económicos más duros. El gasto militar está muy concentrado; 10  países del mundo representan el 74% del total. Los Estados Unidos, que ocupan el primer puesto en gasto militar, representan por sí solos casi el 42% del total del gasto militar en todo el mundo. A los Estados Unidos le siguen de lejos China, Francia, el Reino Unido, la Federación de Rusia, Alemania y el Japón (China se sitúa en torno a un 6% del total, los demás a un nivel inferior). 12
  • 18. Gastos militares en 2008 País Cuantía Puesto mundial Estados Unidos 607,0 dólares 1 China (84,9 dólares)* 2 Francia 65,7 dólares 3 Reino Unido 65,3 dólares 4 Federación de Rusia (58,6 dólares)* 5 Alemania 46,8 dólares 6 Japón 46,3 dólares 7 Italia 40,6 dólares 8 FUENTE: Instituto Internacional de Estocolmo para la Investigación de la Paz, 2009. Las cuantías se expresan en miles de millones de dólares de los EE.UU. del ejercicio económico 2009. ( )*= Estimación del SIPRI El costo de oportunidad del gasto militar NADIE ESPERA que se elimine el gasto militar. Los Estados tienen necesidades legítimas en materia de seguridad que deben satis- facerse, así como obligaciones de establecer y mantener la segu- ridad regional e internacional. Pero el aumento vertiginoso de los presupuestos de defensa y la asignación de prioridades equivoca- das han tenido un costo elevado, no sólo en términos monetarios, sino también en oportunidades perdidas. El mundo está plagado de grandes desafíos sociales que pueden traducirse en mayor se- guridad humana e incluso mayores conflictos —extrema pobreza, ausencia de derechos básicos, falta de oportunidades, falta de ac- ceso a la educación, la atención de la salud y el refugio, degradación del medio ambiente, enfermedades y discriminación. Gastar 1,464 billones de dólares para crear fuerzas militares y fabricar armas ha supuesto no gastar recursos escasos para cumplir las responsabili- dades sociales; ha supuesto no satisfacer las necesidades básicas de las personas a nivel mundial. 13
  • 19. Aumento porcentual del gasto militar 1998-2008 Gasto en 2008 Cambio % África 20,4 dólares b + 202% Las Américas 603 dólares b + 64% Asia/Oceanía 206 dólares b + 52% Europa 320 dólares b + 14% Oriente Medio 75,6 dólares b + 56% FUENTE: Instituto Internacional de Estocolmo para la Investigación de la Paz, 2009. Las cuantías se expresan en miles de millones de dólares constantes de los EE.UU. de 2005. Con todo, a lo largo de las dos últimas décadas se ha recono- cido muchas veces la importancia de lograr esos derechos y de satisfacer esas necesidades en conferencias y cumbres de las Na- ciones Unidas, lo que ha culminado con la Declaración del Milenio de septiembre de 2000. En la Declaración del Milenio, los líderes mundiales comprometieron a sus naciones a integrar una nueva alianza mundial para reducir la extrema pobreza y fijar una serie de objetivos con plazos concretos (antes de 2015), que se conocen como Objetivos de Desarrollo del Milenio. Se han realizado con- siderables progresos hacia la consecución de algunos objetivos, pero muchos no se cumplirán debido, fundamentalmente, a que no se ha materializado la financiación prometida. (Lo que ha ocur- rido al mismo tiempo que ha aumentado el gasto militar a nivel mundial.) Las cuantías necesarias para financiar dichos objetivos no son pequeñas (véase la página opuesta), pero tan sólo consti- tuyen una fracción mínima del gasto militar mundial. De hecho, el Banco Mundial estima que la consecución de los Objetivos de Desarrollo del Milenio supondría un costo total de 40.000 millones de dólares a 60.000 millones de dólares (gastados cada año para los cinco años siguientes). Eso sólo representa entre un 3% y un 4% anual del gasto militar mundial. 14
  • 20. El costo de la consecución de los Objetivos de Desarrollo del Milenio OBJETIVO Reducir a la mitad la extrema pobreza y el hambre Reducir a la mitad la proporción de personas con ingresos inferiores a 1 dólar por día y que padecen hambre COSTO 39.000-54.000 millones de dólares PORCENTAJE DEL GASTO MILITAR MUNDIAL 2,6%-3,7% OBJETIVO Promover la educación universal y la igualdad entre los géneros Lograr la educación universal y eliminar la disparidad de género en la educación COSTO 10.000-30.000 millones de dólares PORCENTAJE DEL GASTO MILITAR MUNDIAL 0,7%-2,0% OBJETIVO Promover la salud Reducir en 2/3 la tasa de mortalidad de menores de 5 años, reducir en 3/4 la tasa de mortalidad materna, reducir la propagación del VIH/SIDA COSTO 20.000-25.000 millones de dólares PORCENTAJE DEL GASTO MILITAR MUNDIAL 1,4%-1,7% OBJETIVO Sostenibilidad del medio ambiente Reducir a la mitad la proporción de personas sin acceso al agua potable, mejorar la vida de 100 millones de habitantes de barrios marginales COSTO 5.000-21.000 millones de dólares PORCENTAJE DEL GASTO MILITAR MUNDIAL 0,3%-1,4% UNA CIFRA MÁS QUE HAY QUE TENER EN CUENTA: Los 1,464 billones de dólares dedicados anualmente a gastos militares mundiales financiarían el presupuesto ordinario de las Naciones Unidas a los niveles actuales durante 732 años. FUENTE: El Banco Mundial, “The Costs of Attaining the Millennium Development Goals”. *Nota: el costo se expresa en miles de millones de dólares de los EE.UU. Cuando se suman todas las cifras son considerablemente superiores a los 40.000 a 60.000 millones de dólares con los que se estima que se alcanzarán todos los objetivos. Debido a la considerable superposición entre los objetivos, resulta más caro alcanzarlos por separado que conjuntamente. 15
  • 21. Producción y transferencias de armas LA PRODUCCIÓN MUNDIAL DE ARMAS, al igual que el gasto mili- tar mundial, está aumentando. Según el SIPRI, las ventas de armas de las 100 empresas productoras de armas más grandes a nivel mundial (excluida China) ascendieron a un total de 347.000 mil- lones de dólares en  2007, lo que supone un aumento del 11% en valores nominales y del 5% en valores reales con respecto a 2006. Las ventas de armas, al igual que el gasto en armas, están muy concentradas. Tan sólo 44 empresas de los Estados Unidos representaron, en total, el 61% de la venta de armas de las 100 empresas más importantes, y 32 empresas de Europa occidental representaron un 31%. Entre los años 2003 y 2007, los cinco mayores proveedores de las principales armas convencionales proporcionaron aproxima- damente un 79% del volumen de exportaciones de dichas armas, a saber: los Estados Unidos, la Federación de Rusia, Alemania, Francia y el Reino Unido. En el período comprendido entre 2004 y 2008, los principales países receptores fueron China, la India, los Emiratos Árabes Unidos, Corea del Sur y Grecia. China ha sido el mayor importador de armas convencionales durante varios años. Según estimaciones del SIPRI, el valor del comercio internacio- nal de armas en 2006 fue de 45.600 millones de dólares. El comercio de armas es sumamente rentable, pero en los Es- tados Unidos, por ejemplo, proporciona escasos beneficios a los contribuyentes. Esto se debe a que, en muchos casos, las empre- sas de defensa de los Estados Unidos obtienen desgravaciones fis- cales y subsidios del gobierno muy importantes. Según el World Policy Institute, más de la mitad de todas las ventas de armas de los Estados Unidos están subvencionadas por los contribuyentes de los Estados Unidos, más que por los gobiernos extranjeros que compran las armas. Durante  1996, el Gobierno de los Estados Uni- dos gastó 7.900 millones de dólares para ayudar a las empresas a obtener algo más de 12.000 millones de dólares en nuevas ventas internacionales de armas. 16
  • 22. Valor financiero de las exportaciones mundiales de armas Total mundial 45,628 billones de dólares Estados Unidos 14,008 billones de dólares Federación de Rusia 6,5 billones de dólares Francia 5,061 billones de dólares Reino Unido 3,792 billones de dólares Israel 3 billones de dólares FUENTE: Instituto Internacional de Estocolmo para la Investigación de la Paz. Amounts are in fiscal year 2006 U.S. dollars. Para más información Instituto Internacional de Estocolmo para la Investigación de la Paz www.sipri.org Centro para el Control y la No Proliferación de las Armas www.armscontrolcenter.org Centro Internacional de Bonn para la Conversión www.bicc.de Federation of American Scientists www.fas.org 17
  • 23.
  • 24. C A P Í T U LO 3 Las armas nucleares “ NO SÉ con qué armas se luchará en la tercera guerra mundial, pero en la cuarta lo harán con palos y ” piedras. ALBERT EINSTEIN L AS ARMAS NUCLEARES SON LAS ARMAS MÁS PELIGROSAS en la Tierra. Una sola bomba tiene potencial para destruir ciu- dades enteras, matar a millones de personas y contaminar el aire, la tierra y el agua a muchas millas alrededor del lugar original de la explosión durante miles de años. En caso de estallar una gran guerra nuclear, son todas las civilizaciones las que se verán ame- nazadas, por los efectos directos de las explosiones nucleares y la consiguiente radiación, y por el invierno nuclear que podría pro- ducirse cuando se inyectan inmensas nubes de polvo en la atmós- fera. Dado que sus efectos son tan generalizados y devastadores, las armas nucleares nunca pueden utilizarse realmente de manera es- trictamente “focalizada”, tampoco puede afirmarse que con su uti- lización se logra una “victoria” en ningún sentido racional. Aunque las armas nucleares sólo se han utilizado en guerra en dos oca- siones —los Estados Unidos, en Hiroshima y Nagasaki, en 1945—, persiste la posibilidad de que Estados o terroristas las utilicen, ya sea de forma intencionada o accidental, mientras continúen exis- tiendo tales armas. Cómo funcionan LAS ARMAS NUCLEARES LIBERAN enormes cantidades de energía por fisión (la división de átomos pesados, como el uranio o el plu- 19
  • 25. tonio, en una reacción en cadena) o por fusión (la combinación de isótopos de un elemento ligero, como el hidrógeno). Las bombas nucleares que destruyeron Hiroshima y Nagasaki eran simples ar- mas de fisión que utilizaban uranio muy enriquecido (UME) y plu- tonio, respectivamente. La mayoría de las armas termonucleares de los arsenales de hoy en día explotaría con una potencia aproxi- mada ocho a cien veces mayor que las bombas lanzadas en Hiro- shima y Nagasaki (cuya potencia media equivalía a 18.000 tonela- das de TNT). Normalmente, contienen tanto UME como plutonio. Las ojivas desplegadas están instaladas principalmente sobre mis- iles balísticos de largo alcance basados en tierra o en submarinos que pueden lanzarlas a miles de millas con gran precisión. Para los que desean fabricar armas nucleares, la producción de material fisionable (por lo común, UME y plutonio) es el principal desafío técnico. El uranio poco enriquecido (UPE) que se utiliza para alimentar la mayoría de las centrales nucleares del mundo se enriquece en torno a un 3,5% de U-235 y no puede utilizarse como material para fabricar una bomba en este estado. Por otra parte, el uranio apto para utilizaciones bélicas debe ser uranio muy enriquecido con una concentración superior al 90% de U-235 (en centrifugadores de diseño especial) a fin de que sea apto para fabricar bombas. Sin embargo, el plutonio no precisa ser “enriquecido”. Puede utilizarse plutonio de casi cualquier composición isotópica para fabricar armas nucleares. (El plutonio no se produce de forma natural, pero es un subproducto que genera energía nuclear en reactores nucleares y se recupera mediante reprocesamiento químico.) Para fabricar una arma nuclear no se necesita una gran canti- dad de material fisionable. El Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA) define una “cantidad significativa” de material fi- sionable como la cantidad necesaria para fabricar una bomba de primera generación del tipo Nagasaki. Las cantidades significativas son 25 kilogramos de U-235 muy enriquecido y 8 kilogramos de 20
  • 26. plutonio. Las armas de fisión avanzadas pueden contener, quizás, sólo el 50% de material fisionable. (Según el Grupo Internacional sobre Materiales Fisionables, en 2008, las existencias mundiales de UME ascendían a un total de aproximadamente 1.670 +/- 300 toneladas métricas, y las existencias mundiales de plutonio sepa- rado ascendían a un total de aproximadamente 500  toneladas métricas, suficientes para producir decenas de miles de nuevas armas.) Fuerzas nucleares mundiales EL NÚMERO DE ARMAS NUCLEARES EN TODO EL MUNDO alcanzó su nivel máximo a mediados de la década de 1980, situándose en torno a las 70.000 ojivas. Con el fin de la guerra fría, el número de armas nucleares se ha reducido considerablemente, con todo, no sólo siguen existiendo, sino que también siguen siendo un el- emento central de la doctrinas de seguridad de los Estados que las poseen. Según el Instituto Internacional de Estocolmo para la Investi- gación de la Paz, a principios de 2009 había casi 8.400 armas nu- cleares operativas en el mundo. Varios miles se mantienen en es- tado de alerta, listas para ser lanzadas en cuestión de minutos. En total, había más de 23.000 ojivas nucleares (operativas, sobrantes, activas e inactivas, y ojivas intactas cuyo desmantelamiento está previsto). Generalmente se estima que hay nueve Estados que poseen armas nucleares: los Estados Unidos, la Federación de Rusia, el Re- ino Unido, Francia, China, la India, el Pakistán, la República Popular Democrática de Corea e Israel. Cinco de ellos (los Estados Unidos, la Federación de Rusia, el Reino Unido, Francia y China– son Esta- dos poseedores de armas nucleares reconocidos en el marco del Tratado sobre la no proliferación de las armas nucleares (TNP). Los Estados Unidos y la Federación de Rusia, con más de 7.500 ojivas desplegadas en total, poseen la gran mayoría del arse- nal nuclear mundial (casi el 90% de las armas desplegadas). Desde 21
  • 27. Ojivas nucleares desplegadas en 2009 País Ojivas Ojivas Total Estratégicas No estratégicas Desplegadas Estados Unidos 2.202 500 2.702 Federación de Rusia 2.787 2.047 4.834 Reino Unido 160 -- 160 Francia 300 -- 300 China 186 -- 186 India -- -- 60-70 Pakistán -- -- 60 Israel -- -- 80 --------- Total 8.392 FUENTE: Yearbook of Armaments de 2009 del SIPRI. Todas las cifras son aproximadas. el final de la guerra fría, ambos países han negociados una serie de tratados bilaterales dirigidos a reducir el número de armas nucle- ares desplegadas por cada uno. En 2009, se hallan en curso las conversaciones para renovar o reemplazar estos tratados. Según el Grupo Internacional sobre Materiales Fisionables, en 2008, los Estados Unidos y la Federación de Rusia, junto con el Reino Unido, Francia y la República Popular Democrática de Corea, habían anunciado oficialmente que ponían fin a su produc- ción de materiales fisionables para armas, mientras que China lo había hecho de forma oficiosa. (No obstante, se desconoce el es- tado de la producción de materiales fisionables de la República Popular Democrática de Corea.) 22
  • 28. La India y el Pakistán no se han adherido al TNP y siguen sin estar sometidos a sus salvaguardias y obligaciones. Tanto la In- dia como el Pakistán han realizado ensayos nucleares y, según el Grupo Internacional sobre Materiales Fisionables, continúan pro- duciendo materiales fisionables, así como nuevos sistemas de mis- iles capaces de arrojar armas nucleares. Por lo general, se cree que Israel posee armas nucleares, y también sigue sin ser parte en el TNP. Oficialmente, se sabe muy poco acerca de su programa de armas nucleares. Según el Grupo Internacional sobre Materiales Fisionables, Israel podría estar pro- duciendo materiales fisionables para su uso en armas nucleares. En 2005, la República Popular Democrática de Corea afirmó que había desarrollado un arma nuclear y, en 2006 y 2009, que había realizado ensayos nucleares. Apenas se conocen datos acer- ca del programa nuclear de la República Popular Democrática de Corea. En 2009, el Centro de Información de Defensa informó de que se sospechaba que la República Popular Democrática de Corea poseía suficiente plutonio apto para utilizaciones bélicas para fab- ricar de cinco a 12 armas. Las conversaciones con la República Popular Democrática de Corea acerca del desmantelamiento de su programa nuclear se estancaron en 2009, y la perspectiva de reiniciar las conversaciones es incierta. El 12 de junio de 2009, el Consejo de Seguridad condenó en los términos más enérgicos el ensayo nuclear realizado por la República Popular Democrática de Corea, y le impuso nuevas sanciones mediante la aprobación de la resolución 1874 (2009). La República Islámica del Irán ha tenido, presuntamente, un programa de armas nucleares en el pasado y (en 2009) está pro- duciendo uranio enriquecido apto para generar energía nuclear. El OIEA no tiene pruebas de que el Irán esté tratando de enriquecer uranio para un arma nuclear. (En 2009 se tienen en cuenta todas sus existencias declaradas de uranio.) Pero el OIEA no ha tenido acceso a todas las instalaciones y los documentos que necesita para evaluar cuidadosamente las intenciones del Irán en el ámbito 23
  • 29. nuclear. El Consejo de Seguridad ha actuado en varias ocasiones para imponer y ampliar sanciones al Irán, lo que ha tenido escaso efecto disuasorio. El Irán, que es parte en el TNP, insiste en que está produciendo uranio únicamente para generar energía nucle- ar, derecho que le confiere el TNP. Peligro claro e inminente LA EXISTENCIA DE ARMAS NUCLEARES representa un peligro claro e inminente para la humanidad. La divulgación de conocimientos especializados en materia nuclear agrava aún más este peligro. El Director General del Organismo Internacional de Energía Atómica, Mohamed ElBaradei, señala en un escrito: “En 1970, se suponía que relativamente pocos países sabían cómo adquirir armas nu- cleares”. Pero ahora, prosigue el Sr. ElBaradei, “con 35 a 40 países según algunas estimaciones, el margen de seguridad bajo el ac- tual régimen de no proliferación ya se está reduciendo demasia- do”. Además, según la Iniciativa sobre la Amenaza Nuclear, más de 50 Estados poseen, cada uno, más de 5 kilogramos de material fisionable para su uso en armas. Aunque muchos de los arsenales nucleares del mundo se man- tienen en lugar seguro, existe la preocupación de que algunos, así como otros materiales nucleares conexos, carezcan de suficientes medidas de seguridad y sean vulnerables al robo. El OIEA man- tiene una Base de datos sobre el tráfico ilícito que recoge los casos de tráfico ilícito y otras actividades no autorizadas relacionados con materiales nucleares y radiactivos. Esta Base de datos realiza un seguimiento de acontecimientos producidos de forma inten- cionada o no, cruzando o no fronteras internacionales, así como de actos fallidos o impedidos. Un lanzamiento equivocado de armas nucleares también sigue siendo una posibilidad real, que se ve aumentada por el hecho de que miles de armas permanecen en estado de gran alerta, listas para ser lanzadas en cuestión de minutos. 24
  • 30. Aun suponiendo que no se produzca ningún robo o lanzamien- to equivocado, los costos relacionados con las armas nucleares (investigación, desarrollo, fabricación, mantenimiento, desm- antelamiento y limpieza) son astronómicos. Los Estados Unidos gastan 30.000 millones de dólares al año sólo para mantener sus arsenales. Según un estudio del Brookings Institute realizado en 1998, el costo global del programa de armas nucleares de los Estados Unidos para el período comprendido entre 1940 y 1998 asciende a más de 5,5  billones de dólares. Por su parte, el De- partamento de Energía de los Estados Unidos informa de que las actividades relacionadas con las armas han llevado a producir más de 104 millones de metros cúbicos de desechos radiactivos. “ CADA VEZ ESTÁ MÁS CLARO que las armas nucleares ya no son un medio para lograr la seguridad; de hecho, con cada año que pasa hacen que nuestra ” seguridad sea más precaria. MIKHAIL GORBACHEV, Wall Street Journal, 31 de enero de 2007 El caso de Global Zero HENRY KISSINGER, SAM NUNN, WILLIAM PERRY Y GEORGE SHULTZ han argumentado sobre el artículo de la página editorial del Wall Street Journal que nos encontramos en un “punto crítico en el ámbito nuclear”. El Tratado sobre la no proliferación de las armas nucleares (TNP), la piedra angular del régimen nuclear, se encuentra en un estado cada vez más frágil, y el Tratado de pro- hibición completa de los ensayos nucleares (TPCEN) todavía no ha entrado en vigor. Las relaciones entre la Federación de Rusia y los Estados Unidos, que poseen la inmensa mayoría de las armas nucleares del mundo, se han enturbiado, máxime por los planes de defensa de misiles de los Estados Unidos. Tenemos un gran desconocimiento de los programas nucleares del mundo, en par- ticular los del Irán, la República Popular Democrática de Corea, la India, el Pakistán e Israel. 25
  • 31. En este momento de creciente peligro, también existe un cre- ciente movimiento en favor de la abolición de las armas nucleares, que incluye no sólo a activistas en materia de desarme de todo el mundo, sino también a muchos actuales dirigentes y antiguos dirigentes del gobierno de todo el espectro político, que argumen- tan, todos ellos, que las armas nucleares ya no hacen frente (si es que alguna vez lo hicieron) a las preocupaciones de seguridad mundial; de hecho, el recurso a las armas nucleares resulta cada vez más peligroso y cada vez menos eficaz. SON MUCHOS LOS ARGUMENTOS A FAVOR DE LA ABOLICIÓN DE LAS ARMAS NUCLEARES, entre los que se incluyen los siguientes: EL USO DE ARMAS NUCLEARES SERÍA INMORAL. Sus efectos serían indiscriminados (no es probable que pudieran permanecer limitadas a los campos de batalla) y catastróficos (sus efectos se harían sentir casi con toda certeza a cientos, o puede que incluso miles, de millas del lugar original de la explosión original y durante cientos, o puede que incluso miles, de años en el futuro). EL USO DE ARMAS NUCLEARES SERÍA POCO VIABLE. Es difícil que esas armas puedan utilizarse eficazmente contra fuerzas insurgen- tes o paramilitares que sean relativamente pequeñas, altamente móviles y en rápida evolución. También parece improbable que puedan utilizarse sin causar numerosas víctimas civiles. EL USO DE ARMAS NUCLEARES SERÍA INEFICAZ. Las armas nu- cleares darían la impresión de no tener ningún papel en la lucha contra el terrorismo. No son un elemento disuasorio. No pueden utilizarse contra el terrorismo de manera efectiva. LAS ARMAS NUCLEARES PLANTEAN HOY UN MAYOR RIESGO QUE CUALQUIER “VENTAJA” QUE PUDIERA CONSIDERARSE QUE REP- RESENTAN. Cuando hay armas nucleares presentes, siempre ex- 26
  • 32. iste el riesgo de lanzamiento accidental. El riesgo de robo también es bastante real. Se sabe que los terroristas están tratando de ad- quirir tecnología, materiales y armas nucleares, las cuales podrían protegerse mejor y someterse a mayores medidas de seguridad. EXISTE UNA SERIE DE GRUPOS que se están organizando para lograr el objetivo de Global Zero. Véase el Capítulo 15 para ob- tener más información acerca de cómo puede ser parte del movi- miento mundial de abolición. Tratados TRATADO SOBRE LA NO PROLIFERACIÓN DE LAS ARMAS NUCLEARES (TNP) El TNP es un tratado internacional sin precedentes cuyo objetivo consiste en prevenir la propagación de las armas nucleares y la tecnología de armamentos, promover la cooperación en el uso de la energía nuclear con fines pacíficos y fomentar el objetivo de lograr el desarme nuclear y el desarme general y completo. El Tratado representa el único compromiso vinculante en un tratado multilateral con el objetivo del desarme contraído por Estados poseedores de armas nucleares. El Tratado, abierto a la firma en 1968, entró en vigor en 1970. El 11 de mayo de 1995, el Tratado se prorrogó indefinidamente. En total se han adherido al Tratado 190 partes, entre las que se incluyen cinco Estados poseedores de armas nucleares. Más países han ratificados el TNP que cualquier otro acuerdo de limitación de armamentos y desarme, lo cual con- stituye una prueba de la importancia del Tratado. Cada cinco años se celebran Conferencias de Examen para evaluar los progresos alcanzados en la aplicación del Tratado. (Para más información so- bre el TNP, véase el siguiente capítulo.) 27
  • 33. TRATADO DE PROHIBICIÓN COMPLETA DE LOS ENSAYOS NUCLEARES (TPCEN) El TPCEN, que prohíbe todos los ensayos nucleares, se abrió a la firma en septiembre de 1996, pero aún no ha entrado en vigor. A junio de 2009 lo han ratificado 148 países, pero no puede entrar en vigor hasta que los Estados Unidos, China y otros siete países no hayan ratificado el pacto. La Comisión Preparatoria de la Or- ganización del Tratado de Prohibición Completa de los Ensayos Nucleares (OTPCEN) mantiene una red de vigilancia compuesta por 337 instalaciones en todo el mundo, encargada de verificar el cumplimiento de las obligaciones de los Estados Partes en el Tratado. (Para más información, véase el sitio web de la OTPCEN en www.ctbto.org.) PROHIBICIÓN DE LA PRODUCCIÓN DE MATERIAL FISIONABLE En diciembre de 1993, la Asamblea General de las Naciones Uni- das aprobó por consenso una resolución en la que se pedía que se negociara un tratado verificable por el que se prohíba la produc- ción de material fisionable para armas nucleares. La tarea de ne- gociar ese tratado corresponde a la Conferencia de Desarme, que ha tenido ante sí el proyecto de texto de dicho tratado durante más de una década. Sin embargo, el trabajo en la Conferencia de Desarme no progresó en aquel momento. En 2009, hay una es- peranza renovada de que la Conferencia de Desarme iniciará la labor de negociación sobre un tratado, con el establecimiento de un nuevo grupo de trabajo en la materia, pero aún quedan im- portantes obstáculos que sortear, incluida la cuestión de decidir si dicho tratado tendrá un alcance reducido (poniendo fin a la pro- ducción de material fisionable, lo que afectaría principalmente a la India y el Pakistán) o amplio (abordando las reservas existentes). También siguen planteándose dudas sobre si se puede compro- bar que los Estados están cumpliendo sus obligaciones en virtud de dicho tratado y de qué forma. (Para más información, véase el 28
  • 34. sitio web del Grupo Internacional sobre Materiales Fisionables en www.ipfm.org) ZONAS LIBRES DE ARMAS NUCLEARES La creación de zonas libres de armas nucleares es un enfoque re- gional dirigido a reforzar las normas mundiales sobre la no pro- liferación de las armas nucleares y el desarme, y a consolidar los esfuerzos internacionales en favor de la paz y la seguridad. Una zona libre de armas nucleares es una región específica en la que los países se comprometen a no fabricar, adquirir, ensayar o po- seer armas nucleares. Existen cuatro zonas libres de armas nucle- ares a nivel mundial ya establecidas: en América Latina y el Caribe, Asia Sudoriental, el Pacífico Sur y Asia central. Se prevé que en el futuro próximo se establezca una nueva zona libre de armas nucle- ares en África. Cada tratado por el que se establece una zona libre de armas nucleares incluye un protocolo para que los cinco Esta- dos poseedores de armas nucleares reconocidos en el marco del TNP (China, la Federación de Rusia, Francia, el Reino Unido y los Estados Unidos) lo firmen y ratifiquen. En dichos protocolos, que son jurídicamente vinculantes, se exhorta a los Estados poseed- ores de armas nucleares a que respeten la condición de las zonas y no usen o amenacen con usar armas nucleares contra Estados Partes en el tratado. (No obstante, en 2009, entre las zonas libres de armas nucleares, sólo la de América Latina y el Caribe obtuvo el apoyo pleno de las cinco potencias nucleares.) Mongolia se car- acteriza por haber sido el primer país en declararse primera zona libre de armas nucleares constituida por un único Estado, y goza del reconocimiento mundial de su seguridad internacional y de su condición de Estado libre de armas nucleares. 29
  • 35. Para más información Federation of American Scientists www.fas.org Instituto Internacional de Estocolmo para la Investigación de la Paz www.sipri.org Centro de Información de Defensa www.cdi.org Arms Control Association www.armscontrol.org Naciones Unidas www.un.org/disarmament Union of Concerned Scientists www.ucsusa.org Consejo para la Defensa de los Recursos Naturales www.nrdc.com Nuclear Files.org (Fundación pro Paz en la Era Nuclear) www.nuclearfiles.org El ciberbús escolar de las Naciones Unidas http://cyberschoolbus.un.org/dnp/sub2.asp?ipage=nuclearweapons 30
  • 36. C A P Í T U LO 4 El Tratado sobre la no proliferación de las armas nucleares “ CADA PARTE en el Tratado se compromete a celebrar negociaciones de buena fe sobre medidas eficaces relativas a la cesación de la carrera de armamentos nucleares en fecha cercana y al desarme nuclear, y sobre todo un tratado de desarme general y completo bajo estricto y eficaz ” control internacional. ARTÍCULO VI, Tratado sobre la no proliferación de las armas nucleares E L TRATADO SOBRE LA NO PROLIFERACIÓN DE LAS ARMAS NU- CLEARES (TNP) es un acuerdo clave en los esfuerzos por regu- lar las armas nucleares a nivel mundial. Entró en vigor en 1970. Al tratado se han adherido 190 países, entre los que se incluyen los cinco Estados reconocidos como poseedores de armas nucleares en el marco del Tratado: China, los Estados Unidos, la Federación de Rusia, Francia y el Reino Unido. Actualmente hay tres países al margen del TNP; se trata de países que tienen o de los que se sospecha que tienen programas de armas nucleares: la India, Is- rael y el Pakistán. En 2003, la República Popular Democrática de Corea anunció que se retiraba del Tratado, y su condición jurídica en el Tratado sigue siendo incierta. En virtud del TNP, todas las partes en el Tratado se compro- meten a negociar de buena fe para librar al mundo de las armas nucleares y a trabajar por un tratado sobre el desarme general y 31
  • 37. completo. Los Estados no poseedores de armas nucleares se com- prometen a no desarrollar, adquirir o poseer armas nucleares. El TNP estipula que los Estados Partes se reunirán cada cinco años para evaluar la aplicación del Tratado. En la reunión de 1995 se acordó prorrogar el Tratado de manera indefinida (junto con otras decisiones, que se examinan infra). La Conferencia de Exam- en de 2000, si bien no abrió un nuevo camino, fue un éxito relativo, al reafirmar los compromisos del pasado y elaborar “13 medidas prácticas”, un programa para lograr el desarme nuclear. La reunión de examen de 2010 se celebrará en mayo, en Nueva York. (Véase infra para obtener más detalles de las Conferencias de Examen.) “ ALGUNOS DICEN QUE la proliferación de estas armas [nucleares] no se puede detener, no se puede controlar; que estamos destinados a vivir en un mundo en el que más naciones y más personas poseen los medios definitivos de destrucción. Este fatalismo es un adversario mortal, puesto que si creemos que la proliferación de armas nucleares es inevitable, entonces estaremos admitiendo que el ” uso de estas armas es inevitable. BARACK OBAMA, Presidente de los Estados Unidos, Praga, 5 de abril de 2009 Los tres pilares El TNP tiene tres “pilares” o ámbitos principales: la no proliferación (detener la propagación de las armas nucleares y la tecnología con- exa), el desarme (eliminar los arsenales nucleares existentes), y el derecho a usar la energía nuclear con fines pacíficos (que incluye el acceso a la tecnología nuclear, derecho del que gozan todos los Estados Partes en el TNP). 32
  • 38. La no proliferación Desde su entrada en vigor en  1970, el TNP ha tenido un éxito importante, aunque no perfecto, a la hora de contener la propa- gación de las armas nucleares en todo el mundo. La India y el Paki- stán, que nunca firmaron el TNP, han desarrollado programas de armas nucleares y los han declarado. Por lo general se cree que Is- rael, que también se mantiene al margen del Tratado, posee armas nucleares. La República Popular Democrática de Corea, que anun- ció su retirada del Tratado en 2003, afirmó haber desarrollado un arma nuclear en 2005. Realizó un ensayo nuclear en 2006 y otro en  2009. Algunos sospechan que la República Islámica del Irán, que sigue siendo parte en el TNP, ha tenido un programa de armas nucleares en el pasado, aunque no es posible evaluar detenida- mente las intenciones de su actual programa nuclear (si es para desarrollar armas o generar energía nuclear) hasta que propor- cione pleno acceso a sus instalaciones y documentos, como ha so- licitado el Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA). El desarme Los esfuerzos realizados por los cinco Estados poseedores de armas nucleares encaminados al desarme nuclear han sido desiguales e incompletos. Los Estados Unidos y la Federación de Rusia, que poseen la inmensa mayoría de las armas nucleares del mundo, han reducido considerablemente sus arsenales nucleares desde la guerra fría. Los arsenales nucleares mundiales alcanzaron su nivel máximo a mediados de la década de 1980, situándose en torno a 70.000 ojivas. En la actualidad, el número total de ojivas asciende a alrededor de 23.000, de las cuales casi 8.400 están operativas. Sin embargo, los esfuerzos por centrarse en seguir reduciendo el número de arsenales se paralizaron en gran medida a principios de la década de 2000, momento en que las relaciones entre la Fed- eración de Rusia y los Estados Unidos comenzaron a enturbiarse cada vez más, en gran parte por los planes de los Estados Unidos para desplegar sistemas de defensa contra misiles en Europa ori- 33
  • 39. ental, “países próximos” a la Federación de Rusia. No obstante, en mayo de 2009, la Federación de Rusia y los Estados Unidos ini- ciaron negociaciones sobre más reducciones de armas nucleares, conscientes de que el Tratado START I suscrito entre ambas partes expira en diciembre de 2009. Aunque ha descendido el número de armas nucleares, no se ha reducido exponencialmente su potencial para destruir el plan- eta. Varios miles de armas nucleares siguen manteniéndose en estado de alerta, listas para ser lanzadas en cuestión de minutos. Como señala Sergio Duarte, Alto Representante de las Naciones Unidas para Asuntos de Desarme, siguen existiendo amplios arse- nales nucleares “unos 40 años después de que el TNP comprome- tiera a cada una de sus partes a celebrar ‘en una fecha próxima’ y ‘de buena fe’ negociaciones sobre el desarme nuclear, [y] aún no hay señales de la infraestructura necesaria para lograr el desarme nuclear (ausencia de planes operacionales, plazos, organismos de desarme gubernamentales, presupuestos y legislación nacional detallada). Las doctrinas de disuasión nuclear no sólo persisten, sino que han sido adoptadas por nuevos países” (Disarmament Times, primavera de 2008). El uso de la energía nuclear con fines pacíficos El tercer pilar del Tratado está relacionado con el derecho inalien- able de todas las Partes en el Tratado a desarrollar, investigar, producir y usar energía nuclear con fines pacíficos sin discrimi- nación. Las Partes también se comprometen a facilitar el mayor intercambio posible de equipo, materiales e información científica y tecnológica para el uso de la energía nuclear con fines pacíficos, teniendo derecho a participar en el mismo, y se les alienta a que examinen las necesidades de las regiones en desarrollo del mundo en estas materias. 34
  • 40. Un estado cada vez más frágil EL TRATADO SOBRE LA NO PROLIFERACIÓN DE LAS ARMAS NUCLEARES se enfrenta a numerosos desafíos a medida que se aproxima la Conferencia de Examen de 2010 encargada de evaluar la aplicación del Tratado. Durante muchos años, sus miembros han estado divididos respecto a la decisión de cuáles deberían ser sus prioridades y cómo compaginar mejor las obligaciones que le in- cumben en materia de no proliferación y desarme en virtud del Tratado. La fuente de mayores tensiones radica en un antiguo de- sacuerdo sobre si debería tener preeminencia la no proliferación (que presta especial atención a los Estados que no poseen armas nucleares) o el desarme (que presta especial atención a los Estados que poseen armas nucleares). Así pues, los Estados que poseen ar- mas nucleares han impulsado el programa en gran medida y, como era de esperar, se han centrado en detener la propagación de las armas y la capacidad nuclear hacia otros países. Sin embargo, los Estados que no poseen armas nucleares (junto con numerosos ac- tivistas de la sociedad civil de todo el mundo) han replicado que el programa de los Estados poseedores de armas nucleares es de- masiado limitado y, además, no hace frente a sus obligaciones en virtud del TNP de planificar y lograr el desarme nuclear. Existe un optimismo fundado en cuanto a que las nuevas reali- dades políticas y la mayor atención al objetivo de abolir las armas nucleares a nivel mundial culminarán en una productiva Confer- encia de Examen de 2010, pero no hay ninguna garantía de que tenga un resultado positivo. Mucho dependerá de la disposición de los Estados poseedores de armas nucleares no sólo a celebrar conversaciones acerca del desarme nuclear, sino también a cump- lir sus compromisos. 35
  • 41. Conferencia de Examen de 1995 A LA CONFERENCIA DE EXAMEN DE 1995, además de la labor ha- bitual de examinar el TNP, se le encargó la tarea de decidir cómo, en su caso, debería prorrogarse el Tratado sobre la no proliferación de las armas nucleares: durante un período, durante una serie de períodos renovables, indefinidamente o de ninguna manera. Los Estados Partes acordaron finalmente prorrogar el Tratado de manera indefinida, vinculando dicha prolongación a otras dos decisiones y una resolución. En sus dos decisiones, acordaron re- forzar el proceso conducente a las Conferencias de Examen y esta- blecieron un programa de acción para lograr la no proliferación y el desarme. En este último se instaba a la concertación del Tratado de prohibición completa de los ensayos nucleares en septiem- bre de 1996, la celebración inmediata de negociaciones sobre un tratado que prohibiera la producción de material fisionable y la “resuelta realización” de esfuerzos con el objetivo de conseguir el desarme nuclear y el desarme general y completo. La Conferencia aprobó, además, una resolución sobre el Ori- ente Medio, en la que se apoyaba el establecimiento de una zona libre de todas las armas de destrucción en masa de la región y se hacía un llamamiento a Israel (el único país de la región que no es parte en el TNP) para que se adhiriera al TNP. Conferencia de Examen de 2000 CUANDO SE CONVOCÓ LA SEXTA CONFERENCIA DE EXAMEN en abril de 2000, en Nueva York, las expectativas eran escasas. Las tres reuniones preparatorias anteriores a la conferencia no habían conseguido avanzar, y todos los estados poseedores de armas nu- cleares continuaron afirmando la importancia estratégica central de sus armas nucleares. Al pesimismo se sumó el hecho de que el Senado de los Estados Unidos había rechazado el Tratado de pro- hibición completa de los ensayos nucleares (TPCEN) tan sólo un 36
  • 42. Las 13 medidas prácticas conducentes al desarme nuclear Conferencia de 2000 encargada del examen del TNP 1. Firmar el Tratado de prohibición completa de los ensayos nucleares 2. Detener los ensayos de armas nucleares 3. Negociar un Tratado de cesación de la producción de ma- terial fisionable 4. Establecer un órgano en el seno de la Conferencia de De- sarme que se ocupe del desarme nuclear 5. Acordar el carácter irreversible del desarme nuclear 6. Abolir las armas nucleares 7. Respetar los tratados existentes (incluidos START II, START III y ABM) 8. Aplicar y ultimar la iniciativa trilateral de los Estados Uni- dos, la Federación de Rusia y el OIEA 9. Aplicar un enfoque gradual para lograr el desarme nucle- ar 10. Poner el exceso de materiales fisionables bajo el control del OIEA 11. Reafirmar el desarme general y completo, bajo un control internacional eficaz, como el objetivo último de los Estados 12. Informar periódicamente sobre los avances hacia el de- sarme nuclear. 13. Seguir desarrollando la capacidad de verificación para garantizar el cumplimiento de los acuerdos sobre desarme nuclear 37
  • 43. año antes de la conferencia (en 1999), y Washington estaba con- siderando, una vez más, la posibilidad de establecer un sistema de defensa contra misiles (que violaría su Tratado sobre la limi- tación de los sistemas de proyectiles antibalísticos con la Feder- ación de Rusia). Los ensayos nucleares realizados por la India y el Pakistán, aun no siendo miembros del Tratado, también tuvieron consecuencias para la Conferencia, al destacar la necesidad de la universalidad. Con todo, la Conferencia no fracasó en sus objetivos, sino que realizó pequeños avances. Bajo intensas presiones (en particular, de Estados no poseedores de armas nucleares) para evitar una ruptura, los Estados poseedores de armas nucleares asumieron el compromiso inequívoco d “eliminar por completo sus arsenales nucleares.” La Conferencia también reconoció la necesidad de que los Estados poseedores de armas nucleares dieran “garantías de seguridad jurídicamente vinculantes” a los Estados no poseedores de armas nucleares de que no usarían armas nucleares contra el- los. Asimismo, la Conferencia aprobó un conjunto de 13 “medidas prácticas” conducentes al desarme nuclear (véase la página ante- rior). Aunque los numerosos compromisos acordados por los Esta- dos Partes en la Conferencia no representaron grandes avanc- es, la muestra de flexibilidad y compromiso fue importante, y el resultado fue, probablemente, el mejor que se pudiera alcanzar desde el punto de vista político en aquel momento. La Conferencia de Examen de 2005 concluyó sin que se llegara a un acuerdo sobre ningún aspecto sustantivo del TNP. Para más información Para obtener información detallada sobre el TNP y las Conferen- cias encargadas del examen del TNP, visite el sitio web de Reach- ing Critical Will, un proyecto de la Liga Internacional de Mujeres Pro Paz y Libertad, www.reachingcriticalwill.org. 38
  • 44. También puede consultarse información sobre el TNP en: Arms Control Association www.armscontrol.org Comité de Organizaciones no Gubernamentales sobre Desarme, Paz y Seguridad http://disarmtimes.org 39
  • 45. A julio de 2009, se ha destruido aproximadamente un 44% de las casi 70.000 toneladas métricas de agentes para la guerra química . ORGANIZACIÓN PARA LA PROHIBICIÓN DE LAS ARMAS QUÍMICAS 40
  • 46. C A P Í T U LO 5 Las armas químicas E L USO DE ARMAS QUÍMICAS se remonta a la antigüedad, pero el uso moderno de dichas armas comienza con la primera guerra mundial, cuando ambas partes en el conflicto utilizaron gas tóxico para infligir un sufrimiento agonizante y causar consider- ables bajas en el campo de batalla. Las armas químicas han causa- do casi 1,3 millones de víctimas en todo el mundo. El uso de armas químicas durante la primera guerra mundial no fue especialmente sofisticado o especializado. Dichas armas consistían, básicamente, en productos químicos comerciales cono- cidos añadidos en municiones, como granadas y proyectiles de ar- tillería. Entre los productos químicos utilizados se incluyen cloro, fosgeno (un gas asfixiante) y gas mostaza (que inflige dolorosas quemaduras en la piel). Los resultados fueron indiscriminados y a menudo devastadores: se produjeron casi 100.000 muertes. Como consecuencia de la indignación pública (y debido a que las armas eran a menudo menos fiables que las armas conven- cionales), en 1925 se firmó el Protocolo de Ginebra, que prohíbe el empleo en la guerra de armas químicas. Aun siendo una me- dida acertada, el Protocolo presentaba una serie de deficiencias, incluido el hecho de que no prohibía el desarrollo, la producción o el almacenamiento de armas químicas. También resultaba prob- lemático el hecho de que numerosos Estados que ratificaron el Pro- tocolo se reservaban el derecho a utilizar armas prohibidas contra Estados que no eran partes en el Protocolo o como represalias del mismo tipo si se empleaban armas químicas contra ellos. Según señala la Federation of American Scientists, en el período de entreguerras, dos signatarios del Protocolo de Gine- bra emplearon armas químicas (Italia en África septentrional, y el Japón en China). Posteriormente, en la segunda guerra mundial, se emplearon gases tóxicos para matar a millones de personas en 41
  • 47. campos de concentración nazis, y se utilizaron productos químicos en Asia (aunque no se utilizaron en campos de batalla europeos). Diversos países que no emplearon armas químicas en los campos de batalla durante la guerra siguieron desarrollando y acumulando enormes cantidades de estas municiones durante ese tiempo. Durante el período de la guerra fría se desarrollaron, fabric- aron y almacenaron numerosas armas químicas. En las décadas de  1970 y  1980, se estima que 25  Estados desarrollaban su ca- pacidad en materia de armas químicas. Con todo, desde el final de la segunda guerra mundial, se ha informado del uso de armas químicas sólo en unos pocos casos. Principales tipos de armas químicas AGENTE NEUROTÓXICO AGENTE VESICANTE ASFIXIANTE AGENTE INCAPACITANTE Convención sobre las armas químicas EL PELIGRO QUE REPRESENTAN las armas químicas, aun cuando no se utilicen, llevó a los gobiernos a negociar la Convención so- bre las armas químicas, que se aprobó en 1992 y entró en vigor en  1997. La Convención prohíbe el desarrollo, la producción, el almacenamiento y el empleo de armas químicas. Exige que los Es- tados Partes destruyan todas las existencias de armas químicas en un plazo de diez años a partir de la fecha de su entrada en vigor (antes de  2007), con una posible prórroga de hasta cinco años (2012). Para evitar el desarrollo clandestino de armas prohibidas, la Convención establece un riguroso sistema de inspecciones, efec- 42
  • 48. tuadas por la Organización para la Prohibición de las Armas Quími- cas, que también garantiza la destrucción en condiciones de segu- ridad de armas. La prohibición de la adquisición, la producción y el empleo de armas químicas que establece la Convención ha sido un éxito. No obstante, persisten algunos problemas, fundamentalmente la lentitud con que los Estados Unidos y la Federación de Rusia destruyen los grandes arsenales químicos. A esos retrasos han con- tribuido los altos costos y las preocupaciones ambientales. (Tanto la Federación de Rusia como los Estados Unidos incumplieron el plazo de  2007 para destruir los arsenales de armas químicas, y se les concedió un nuevo plazo, fijado en 2012. Algunos observa- dores consideran que la Federación de Rusia y los Estados Unidos no podrán cumplir el plazo de 2012.) Entre otras dificultades que plantea la Convención cabe señalar el hecho de que diversos Esta- dos no se han adherido a la misma. (En mayo de 2009, 188 Estados habían ratificado la Convención. Para comprobar el estado actual, visite el sitio web www.opcw.org.) Otro motivo de preocupación es que la Convención sólo tiene una aplicabilidad limitada a ter- roristas y agentes no estatales, lo que podría representar la mayor amenaza actual en lo que se refiere a armas químicas. Terrorismo químico AUNQUE LOS ESTADOS han sido los principales agentes que han utilizado armas químicas, las actuales preocupaciones se centran fundamentalmente en el posible uso de estas armas por terroris- tas. En  1994 y  1995, la secta japonesa Aum Shinrikyo utilizó gas sarín en ataques contra civiles en el Japón. No obstante, pese los amplios conocimientos especializados y la financiación recibida, Aum Shinrikyo tuvo dificultades para estabilizar grandes canti- dades de sarín. Ante estas dificultades, es muy probable que en el futuro los terroristas se fijen como objetivo centrales nucleares 43
  • 49. o vehículos de transporte, cuyos efectos podrían ser mucho más letales. Para más información Acronym Institute www.acronym.org Arms Control Association www.armscontrol.org El Centro para el Control y la No Proliferación de las Armas www.armscontrolcenter.org Chemical Weapons Working Group www.cwwg.org Federation of American Scientists www.fas.org El Harvard-Sussex Program www.sussex.ac.uk/units/spru/hsp Monterey Institute of International Studies http://cns.miis.edu Iniciativa sobre la Amenaza Nuclear www.nti.org Organización para la Prohibición de las Armas Químicas www.opcw.org Reaching Critical Will www.reachingcriticalwill.org Centro Stimson www.stimson.org Instituto Internacional de Estocolmo para la Investigación de la Paz www.sipri.org Comisión sobre Armas de Destrucción en Masa www.wmdcommission.org 44
  • 50. C A P Í T U LO 6 Las armas biológicas L A GUERRA BIOLÓGICA y el terrorismo biológico implican el uso deliberado de agente biológicos como armas para causar brotes de enfermedades. El uso de tales armas podría ocasionar perjuicios de gran magnitud, pánico, trastornos generalizados e in- cluso la muerte. Los rápidos adelantos de las ciencias de la vida y la globalización de la biotecnología hacen que éste sea un ámbito de creciente preocupación. Historia EL USO DE SUSTANCIAS TÓXICAS (agentes biológicos y químicos) como armas de guerra se prohibió antes de la primera guerra mundial, pero ello no impidió que los países siguieran utilizando gas tóxico durante esa guerra. En 1925, el Protocolo de Ginebra prohibió el empleo de armas químicas y biológicas, pero contenía varios puntos débiles. Lo que es más importante, el Protocolo pro- hibía únicamente el empleo de armas biológicas en la guerra, pero no prohibía su desarrollo, producción o almacenamiento. También resultaba problemático el hecho de que numerosos Estados que firmaron el Protocolo se reservaban el derecho a represalias en caso de sufrir ataques con armas biológicas prohibidas. Pese a las deficiencias del Protocolo de Ginebra, el empleo de armas biológicas durante la segunda guerra mundial fue limitado. El Japón, que informó del empleo de armas biológicas en ataques y experimentos, es una destacada excepción. Aunque otras grandes potencias no emplearon armas biológicas durante la guerra, mu- chas llevaron a cabo investigaciones sobre la guerra biológica. Durante el período de la guerra fría, un número de países cada vez mayor desarrolló programas de investigación de guerra biológica, de los cuales la entonces Unión Soviética y los Estados Unidos llevaron a cabo los de mayor envergadura. Entre las enfer- 45
  • 51. medades que se utilizaron como armas cabe citar el carbunco, la viruela, la peste y la tularemia. Hasta finales de la década de 1960 no se formularon iniciativas para controlar las armas biológicas. En 1969, el Presidente de los Estados Unidos, Richard Nixon, anun- ció el desmantelamiento unilateral del programa de armas biológi- cas ofensivas de los Estados Unidos. A resultas de los prolonga- dos esfuerzos de la comunidad internacional para establecer un nuevo instrumento que complementara el Protocolo de Ginebra, de 1925, en 1972 se abrió a la firma la Convención sobre las armas biológicas, que entró en vigor en 1975. EN LA ACTUALIDAD, NINGÚN ESTADO RECONOCE que posee armas biológicas o que tiene un programa para desarrollar esas armas. El estigma asociado al empleo de dichas armas y su pro- hibición en el marco de la Convención sobre las armas biológicas han sido factores muy disuasorios. Sin embargo, no han propor- cionado una protección completa frente al desarrollo de armas biológicas. A principios de la década de 1990, se decía (desertores soviéticos) que la ex Unión Soviética había llevado a cabo un am- plio programa de armas biológicas clandestino en contravención de la Convención sobre las armas biológicas. Se descubrió (en 1995) que el Iraq, también signatario de la Convención, había teni- do un importante programa de guerra biológica no declarado, que dependía en gran medida de las cepas importadas y los materiales suministrados por otros países. La Convención sobre las armas biológicas A RAÍZ DE LA GRAVE PREOCUPACIÓN por el posible daño que podrían infligir las armas biológicas, en 1972 se abrió a la firma la Convención sobre la prohibición del desarrollo, la producción y el almacenamiento de armas bacteriológicas (biológicas) y toxínicas y sobre su destrucción, que entró en vigor en 1975. La Convención sobre las armas biológicas prohíbe el desarrollo, la producción, el almacenamiento y la adquisición de armas biológicas y toxínicas, 46
  • 52. Tipos de armas biológicas LAS ARMAS BIOLÓGICAS pueden clasificarse de varias formas, entre las que se incluyen las siguientes: Por el tipo de agente que causa la enfermedad; por ejemplo, bacteria, virus o toxina Por el tipo de efecto; por ejemplo, enfermedad transmis- ible (contagiosa) o enfermedad que sólo afecta a quienes están directamente expuestos a ella Por síntomas; por ejemplo, muerte, efecto incapacitante o comportamiento alterado FUENTE: Las armas del terror, Comisión sobre Armas de Destruc- ción en Masa, 2006. y exige la destrucción de dichas armas o sus sistemas vectores. La Convención cuenta con 163 Estados Partes y 13 signatarios (a junio de 2009). Hay 19 Estados que no han firmado ni ratificado la Convención. (Para ver la lista de Estados Partes y comprobar el estado actual de la Convención sobre las armas biológicas, visite el sitio web www.unog.ch.) Cada cinco años se celebran conferen- cias de examen para supervisar la aplicación de la Convención. La Convención sobre las armas biológicas constituye un impor- tante paso adelante, pero muchos consideran que es un instru- mento relativamente débil. A diferencia de la Convención sobre las armas químicas, la Convención sobre las armas biológicas no cuenta con ningún mecanismo de supervisión y verificación, y carece de medidas para investigar a los países sospechosos de in- cumplimiento. Se han adoptado algunas medidas para tratar de re- forzar este aspecto de la Convención, pero han sido insuficientes. 47
  • 53. La Administración de los Estados Unidos rechazó un proyecto de protocolo de 2001 que habría exigido a los Estados Partes declarar las instalaciones pertinentes y someterse a inspecciones (de em- plazamientos de declarados y sospechosos). La Sexta Conferencia de Examen de la Convención sobre las armas biológicas (celebrada en Ginebra en 2006) estableció la Dependencia de Apoyo para la Aplicación de la Convención, encargada de prestar asistencia a los Estados Partes en la aplicación de la Convención, pero ésta no puede supervisar el cumplimiento o llevar a cabo inspecciones, ya que actúa fundamentalmente como centro de intercambio de ideas. (En 2011, los Estados Partes en la Convención decidirán su renuevan el mandato de la Dependencia de Apoyo para la Apli- cación de la Convención.) La amenaza del terrorismo biológico PESE AL HECHO de que rara vez se han utilizado agentes para la guerra biológica en los tiempos modernos y de que están prohi- bidos, la comunidad mundial se enfrenta a diversos desafíos en relación con esas armas. Por distintas razones, la mayor amenaza que plantean hoy los agentes para la guerra biológica podría pre- sentarse en forma de terrorismo y su posible uso por otros agen- tes no estatales. Los agentes para la guerra biológica son relativamente baratos de producir comparado con otras armas de destrucción en masa. De hecho, las armas biológicas se denominan a veces “la bomba atómica de los pobres”. Según Reaching Critical Will, en un análisis se estimó el costo de víctimas civiles en 2.000 dólares por kilómet- ro cuadrado con armas convencionales, pero en sólo 1 dólar por kilómetro cuadrado con armas biológicas. Los agentes biológicos son relativamente fáciles de producir y pueden encontrarse en la naturaleza. Por todo ello, las armas biológicas podrían resultar atractivas a terroristas. (Con todo, cabe señalar que existen otros desafíos, en particular, a la hora de convertir agentes biológicos 48
  • 54. en armas para su uso a gran escala. Se trata de este asunto más adelante.) Las instalaciones utilizadas para investigar y producir agen- tes biológicos son más fáciles de ocultar que las utilizadas para producir otras armas de destrucción en masa, por lo que es más probable que un agente estatal o no estatal (como, por ejemplo, un grupo terrorista) pueda llevar a cabo un programa de armas biológicas sin que sea descubierto. Además, el equipo que inter- viene en la producción de agentes para la guerra biológica, como, por ejemplo, fermentadores, tiene muchos usos civiles legítimos. A pesar de todo ello, según la Comisión sobre Armas de De- strucción en Masa, los expertos no son unánimes respecto de la magnitud de la amenaza de terrorismo biológico. Algunos creen que la amenaza es, o será en breve, comparable a la que plantean las armas nucleares. Otros, sin embargo, se muestran escépticos en cuanto a la probabilidad del uso a gran escala de agentes para la guerra biológica por terroristas, dadas las dificultades técnicas que supone gestionar y suministrar esas armas. La experiencia ad- quirida ha puesto de manifiesto estas dificultades. Los agentes no estatales de los Estados Unidos han utilizado agentes biológicos en múltiples ocasiones (1984, 2001, 2003 y 2004), cobrándose la muerte de varias personas, pero los incidentes, aunque alarman- tes y caóticos, fueron en general localizados y contenidos. El culto Aum Shinrikyo del Japón también trató de emplear agentes para la guerra biológica, pero fracasó en sus intentos en al menos 10 ocasiones, a pesar de disponer de considerables recursos técnicos y fondos, al parecer, superiores a 1.000 millones de dólares. (No obstante, tuvieron poco éxito a la hora de usar gas sarín, un agente para la guerra química.) Sin embargo, como señala la Comisión so- bre Armas de Destrucción en Masa, el hecho de que en anteriores ocasiones los terroristas fracasaran no significa en modo alguno que vayan a fracasar en futuros intentos. En vista de estos desafíos, resulta sumamente importante re- forzar la Convención sobre las armas biológicas y procurar enérgi- 49
  • 55. camente la adhesión universal a la misma. También es esencial que el público reciba más información sobre las amenazas de guerra biológica y la forma de proceder en situaciones de emergencia. Para más información El Acronym Institute www.acronym.org Arms Control Association www.armscontrol.org El Centro para el Control y la No Proliferación de las Armas www.armscontrolcenter.org Federation of American Scientists www.fas.org El Harvard-Sussex Program www.sussex.ac.uk Monterey Institute of International Studies http://cns.miis.edu Iniciativa sobre la Amenaza Nuclear www.nti.org Reaching Critical Will www.reachingcriticalwill.org Centro Stimson www.stimson.org Instituto Internacional de Estocolmo para la Investigación de la Paz www.sipri.org Comisión sobre Armas de Destrucción en Masa www.wmdcommission.org 50
  • 56. C A P Í T U LO 7 Los misiles y la defensa contra misiles L os cohetes y los misiles abarcan armas de diversos tipos. Un cohete es un vehículo autopropulsado sin sistema de orient- ación (una vez que se dispara no se puede redirigir). La mayoría de los cohetes tienen un alcance relativamente corto y soportan únicamente pequeñas cargas. Un misil es un proyectil autopropul- sado, guiado o no guiado, diseñado para transportar un arma u otra carga. Normalmente, los misiles son propulsados mediante cohetes o mediante reactores. Su alcance oscila entre apenas los 100 kilómetros (corto alcance) y los más de 5.500 kilómetros (in- tercontinental). Algunos misiles son instrumentos relativamente simples, mientras que otros son altamente sofisticados. La carga varía entre unos pocos kilogramos de armas convencionales y las ojivas nucleares megatónicas. Los misiles balísticos, que durante los últimos años han estado en el punto de mira, son aquellos que siguen una trayectoria de- terminada por la balística (por la resistencia a la gravedad y a la aerodinámica). Los misiles balísticos se lanzan principalmente en superficie (desde el suelo, a bordo de buques o bajo el agua). Por otra parte, los misiles de crucero se elevan (normalmente propul- sados a poca altura mediante un reactor) y se lanzan principal- mente desde el aire, barcos o submarinos. (Los sistemas portátiles de defensa antiaérea —o misiles disparados desde el hombro, como se los conoce coloquialmente— podrían considerarse un tercer tipo de misil y se desarrollan brevemente más adelante.) POR LO GENERAL, LOS MISILES SE CLASIFICAN según la platafor- ma de lanzamiento (normalmente, cualquier superficie, como el suelo, el agua o el aire), y se subclasifican en función de su alcance (véase el recuadro de la página siguiente) y de su objetivo (por 51
  • 57. Clasificación de los misiles balísticos Los MISILES se subclasifican en función de su alcance: Los misiles balísticos de corto alcance recorren menos de 1.000 kilómetros (aproximadamente 620 millas). Los misiles balísticos de mediano alcance recorren de 1.000 a 3.000  kilómetros (aproximadamente 620- 1.860 millas). Los misiles balísticos de alcance intermedio recorren de 3.000 a 5.500 kilómetros (1.860-3.410 millas). Los misiles balísticos intercontinentales recorren más de 5.500 kilómetros. ejemplo, antibuque, antitanque, antiaéreo, antibalístico, antisaté- lite). Los misiles suscitan preocupaciones. Los misiles de corto al- cance, y sobre todo los menos avanzados, resultan relativamente fáciles de adquirir y de usar. Cada vez se ven con más frecuencia estos misiles, y los utilizan los Estados con un bajo nivel tecnológi- co y los agentes no estatales contra las fuerzas gubernamentales y la población civil. Entre tanto, los Estados tecnológicamente avan- zados están desarrollando misiles balísticos intercontinentales cada vez más sofisticados, capaces de transportar armas nucleares a larga distancia con una precisión cada vez mayor y sin ser apenas advertidos. La posibilidad de que exista una carrera de armamen- tos de misiles a ambos extremos del espectro está presente. 52
  • 58. La preocupación por la proliferación aumenta de manera glob- al, pero alcanzar el consenso acerca de cómo regular los misiles (o, incluso, si deben regularse) se ha convertido en una cuestión ex- tremadamente complicada. En la actualidad, no existen tratados multilaterales que se ocupen de los misiles y su proliferación, y los debates sobre los misiles en todos sus aspectos celebrados en las Naciones Unidas no han dado como resultado ninguna recomen- dación concreta sobre políticas. Uno de los aspectos que hace que el tema de los misiles resulte tan difícil es el hecho de que éstos (a diferencia de otras armas, tales como las armas químicas o las armas biológicas) se pueden ver como componente legítimo de la autodefensa de un Estado (estando específicamente reconocido este derecho en la Carta de las Naciones Unidas). Los debates en las Naciones Unidas continúan en un intento de encontrar el con- senso en los puntos que puedan abordarse en ellos. Misiles balísticos LOS PRIMEROS MISILES que se utilizaron en operaciones militares fueron el German V1 y V2, en la Segunda Guerra Mundial. Tras el final de la guerra, en las dos décadas siguientes, la tecnología de los misiles se había extendido a los cinco Estados poseedores de armas nucleares (China, Francia, la Federación de Rusia, el Reino Unido y los Estados Unidos), todos ellos con capacidad para hacer uso de las armas nucleares en cualquier lugar del mundo. Hoy, más de 30 Estados poseen tecnología de misiles balísticos (más de 150 kilómetros de alcance) y se calcula que el número de misiles balísticos en todo el mundo asciende a 120 000 (según el informe de la Secretaría General de las Naciones Unidas: “La cuestión de los misiles en todos sus aspectos”, julio de  2002). Sin embargo, menos de una docena de Estados poseen misiles balísticos de me- diano o largo alcance (China, Francia, India, la República Islámica del Irán, Israel, la República Democrática Popular de Corea, Pakis- tán, la Federación de Rusia, el Reino Unido y los Estados Unidos) y se cree que sólo los cinco Estados poseedores de armas nucleares 53
  • 59. cuentan con misiles balísticos de largo alcance o intercontinen- tales capaces de llevar cargas nucleares. Misiles de crucero SI BIEN SE PRESTA GRAN ATENCIÓN a los misiles balísticos, algu- nos expertos creen que los misiles de crucero, que se han utilizado con mayor frecuencia en intervenciones militares desde el final de la guerra fría, constituyen una amenaza más seria. Los misiles de crucero ofrecen algunas ventajas con respecto a los misiles balís- ticos: son más baratos de producir, más fáciles de adquirir y de mantener, requieren menos entrenamiento, funcionan con más precisión y son más fiables. Todas estas razones han contribuido a la proliferación de los misiles de crucero, que actualmente se producen en 19 Estados y están presentes en cerca de 75 países (según el Congressional Research Service de los Estados Unidos). Sistemas portátiles de defensa antiaérea Los SISTEMAS PORTÁTILES DE DEFENSA ANTIAÉREA o misiles dis- parados desde el hombro son motivo de especial preocupación. La Federation of American Scientists (FAS) califica a los sistemas portátiles de defensa antiaérea como “una amenaza inminente y grave” para las aeronaves militares y los aviones civiles. Desde su desarrollo en los años cincuenta, se han fabricado cientos de miles de sistemas portátiles de defensa antiaérea en todo el mundo. Según la FAS, existen aproximadamente 800.000 sistemas portátiles de defensa antiaérea en el mundo. Se cree que miles de ellos están en el mercado negro y, por tanto, al alcance de terroris- tas y otros agentes no estatales. Los sistemas portátiles de defensa antiaérea atraen a terroristas e insurgentes por varios motivos: son letales, fáciles de transportar y de ocultar, baratos y relativamente fáciles de utilizar si se cuenta con la instrucción adecuada. 54
  • 60. Regímenes de control de los misiles HOY EN DÍA, LA PROLIFERACIÓN DE LA TECNOLOGÍA DE LOS MISILES es una cuestión de primer orden, especialmente por es- tar vinculada a la proliferación de las armas nucleares. Los mis- iles pueden ser un medio excepcionalmente preciso y eficaz para transportar armas nucleares a larga distancia sin ser advertidos. Sin estos misiles, contra los que resulta extremadamente difícil de- fenderse, las armas nucleares pierden una parte significativa de su potencial para la destrucción en masa. Los misiles se han contemplado en los tratados bilaterales en- tre los Estados Unidos y la Unión Soviética (y ahora la Federación de Rusia), pero no existe un tratado multilateral que requiera el desarme de misiles. Las medidas que existen son voluntarias e in- formales y presentan importantes deficiencias en lo que se refiere a la regulación general de los misiles. Los dos instrumentos básicos son el Régimen de Control de la Tecnología de Misiles y el Código internacional de Conducta contra la Proliferación de Misiles Balís- ticos (también llamado Código de Conducta de la Haya). El prim- ero se estableció en 1978 y cuenta con 34 Estados participantes. Su objetivo es coordinar los controles de exportación de misiles y la tecnología de misiles. El Código de Conducta de la Haya, en el que participan 130 países, tiene por objetivo fortalecer la confian- za entre las partes mediante la emisión de notificaciones previas al lanzamiento y otras medidas de transparencia. PARA OBTENER MÁS INFORMACIÓN acerca del Régimen de Con- trol de la Tecnología de Misiles (www.mtcr.info) y acerca del Có- digo de Conducta de la Haya, visite el sitio web de Reaching Criti- cal Will, un proyecto de la Liga Internacional de Mujeres Pro Paz y Libertad: www.reachingcriticalwill.org. La defensa contra misiles LA COMISIÓN SOBRE ARMAS DE DESTRUCCIÓN EN MASA ob- serva, en su informe Las armas del terror, que la evolución de los últimos años ha impulsado en algunos países el apoyo a la con- 55