1. A vueltas con la ‘tasa Tobin’.
Manfred Nolte
En el futuro, los manuales que instruyan sobrela vieja táctica de marear la
perdiz, a gran escala y en tribunas globales, recogerán en lugar destacado las
maniobras de implantación de una „tasa sobre las transacciones financieras‟,
una propuesta innovadora e ingeniosa que a fuerza de idas y vueltas, dimes y
diretes quedará aguada sin remedio y convertida en la meracaricaturade su
diseño original.
Desde el nacimiento de la idea hace más de40 años tres han sido básicamente
las razones que los diversos agentes sociales han invocado para la implantación
de un impuesto sobre la práctica totalidad de las transacciones financieras de
los mercados planetarios, tanto en los de divisas como en los de títulos valores y
otros asimilados, a las que se aplicaría un tipo de gravamen diminuto –
prácticamente simbólico-. Universalidad de la aplicación y recato en el
porcentaje de exacción son pilares esenciales de la propuesta. En la medida en
la que el sector financiero ostenta el monopolio transaccional sobre la parte del
león de las operaciones aludidas, el impuesto se viene considerando como un
impuesto sobre la industria bancaria y aledaños.
Vayamos con las tres razones.
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2. 1.-La historia de la tasa arranca en agosto de 1971, con la finalización del
régimen del „patrón-cambio-oro‟ y la adopción por el Presidente Nixon de la
inconvertibilidad de la divisa americana en el metal amarillo, decisión a la que
seguiría dos años después la implantación generalizada de un sistema de
cambios flotantes. Los graves movimientos erráticos producidos por los nuevos
tipos de cambio, inducen al nobel americano James Tobin a proponer un
gravamen sobre las transacciones en divisas para desincentivar los movimientos
de capitales a corto plazo, recortar la profundidad de los mercados cambiarios y
controlar o disminuir la volatilidad y oscilaciones de los precios.
Fuente: SCHULMEISTER(2011)
Esta primera justificación sigue vigente en aras de ir desmontando el Casino que
ha configurado en los últimos 20 años una buena parte de las finanzas globales.
No hace falta ser keynesiano para denunciar una innovación financiera que no
solo ha carecido de utilidad social, sino que se sitúa como colaborador
necesariode la gran crisis global y que no ha cesado hasta nuestros días. La
última „Encuesta trienal de Bancos Centrales sobre el volumen de negociación
en divisas‟ realizada por el Banco de Pagos Internacionales (BPI) al cierre de
abril de 2013 registra un movimiento promedio diario de 12,6 billones de
dólares equivalente a un agregado de 3.276billones de dólares a
2
3. anuales.Teniendo en cuenta que el PIB mundial rozó en 2012 los 85 billones de
dólares, llegamos a la simple verificación aritmética de que los movimientos
financieros anuales en divisas representan alrededor de 38 veces el valor del
PIB mundial en el mismo periodo. Si ampliamos el cálculo a las transacciones
en títulos valores –acciones y obligaciones- tanto en los mercados de contado
como de derivados, las transacciones financieras multiplican el PIB mundial 48
veces en 2004, 70 veces en 2007 y previsiblemente mas del 100 veces en 2013.
La conclusión es meridiana. La esquizofrenia y bipolaridad que registran los
guarismos de la economía real medidos por el PIB en relación con las cifras de
los mercados financieros alertan de la grave enfermedad que aqueja a las bases
de nuestrainterpretación de la actividad económica.
2.-La segunda razón responde a una larga reivindicación de la sociedad civil.
Destinemos –se dice- una contribución infinitesimal e imperceptible sobre una
base global gigantesca de transacciones financieras a la causa de la solidaridad.
Al alivio de aquellos centenares de millones de seres atrapados en la trampa de
la pobreza y que además siguen siendo los mayores damnificados por no haber
podido engancharse al tren de la globalización. La ayuda oficial al desarrollo
concedida por la OCDE ronda los 140.000 millones de dólares anuales. Una
„tasa Tobin‟ generalmente adoptada reforzaría y aun rebasaría dicha cantidad.
Pero la introducción de un impuesto es una decisión nacional y la adopción de
una tasa global requiere una comunión global de intereses que hasta la fecha ha
chocado frontalmente contra el muro de la indiferencia.
3.-La tercera y más reciente se encuentra enuna iniciativa de la Unión
Europeaque arrincona a las anteriores. Se trata ahora de la financiación directa
de los abultados déficits incurridos por los presupuestos públicos comunitarios.
Se basa esta proposición en las ingentes sumas de dinero volcadas en el rescate
de la Banca desde 2008. En setiembre de 2011, Durao Barroso recordóal
Parlamento Europeo que “durante los tres últimos años, los Estados miembros
(esto es, los contribuyentes) han concedido ayudas y garantías por un total de
4,6 billones de euros al sector financiero. Ya es hora de que este devuelva lo que
debe a la sociedad. Es una cuestión de justicia que podría generar ingresos
superiores a 55 000 millones de euros anuales”.En Junio de 2012, y a falta de
acuerdo entre los 27, once países europeos, entre los que figura España, se
asociaron para la creación del nuevo impuesto siguiendo el procedimiento de
„Cooperación reforzada‟. Al fervor inicial ha seguido una abrumadora reacción
de la profesión bancaria que ha hecho flaquear algunas de las voluntades más
férreas –como la francesa- derivando el proyecto hacia un tibio sucedáneo de las
formulaciones iniciales. Un documento interno del Consejo Europeo califica el
boceto de directiva de ilegal por discriminatorio y Gran Bretaña ha presentado
un recurso de amparo ante el Tribunal de Justicia porque teme que su
aplicación afecte a la City londinense.
Paris y Berlín quieren ahora sacudirse la patata caliente y abogan por una
iniciativa descafeinada antes de las elecciones europeas, para ver y juzgar. Tobin
y los movimientos alterglobalización tienen motivos para el enojo: les han
robado la idea y además no le profesan ningún afecto.
24.02.14.
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