1. La Crisis española de 1931.
Manfred Nolte
Los historiógrafos americanos Reinhart y Rogoff se han encargado de
recordarnos recientemente que, en una comparativa de las muchas crisis
económicas padecidas en España, la palma del infortunio se la lleva la surgida
en 1931, con una caída del PIB del 34,6% y que se arrastró con altibajos durante
26 años hasta su recuperación en los albores del Plan de Estabilización.
La labor de cotejo con fuentes actuales y con otras de la época, en busca de una
convergencia con los hallazgos de los catedráticos de Harvard, nos ha conducido
a algunas reflexiones que pasamos a reseñar.
En España la Ley de 15 de marzo de 1945 crea la Comisión para el estudio de la
Renta Nacional que, por vez primera, produce una información estadística
aceptable que más tarde se adaptará a los estándares de la OCDE vigentes hasta
nuestros días. En 1945 la Comisión publica su primer informe sobre la Renta
Nacional que cubre el periodo 1906-1935.En 1964 se amplia y actualiza la serie a
precios constantes de 1953. Este último informe revela que la renta anual per
cápita española al final de 1953, de 8.367 pesetas, sigue estando por debajo de
las 9.007 pesetasregistradas en 1929, 24 años después.Una investigación de
2009 de Jordi Maluquerdemuestra con las correspondientes pruebas
estadísticas que la renta per cápita española de 1929 solamente se recuperó en
1956, 27 años después.
Muchas y muy variadas son, según los estudiosos del tema, las razones que
activaron y perpetuaron en el tiempo la crisis española de 1931. Entre ellas el
efecto contagio de la crisis americana del 29, el inmovilismo autoimpuesto en
las política de alineación con el patrón oro y el franco francés durante la
República , la guerra civil con sus incalculables daños en el capital físico y
humano del país y la posterior política de autarquía y proteccionismo,
renunciando el gobierno del general Franco a todo tipo de ayuda financiera
exterior, para la que recibió varias y generosas ofertas. La caída del consumo en
los albores de la dictadura franquista, acordes con el gravoso esfuerzo de la
recapitalización del país transita, como recordarán aún los mayores,transitó por
la vía del hambre, el racionamiento, y el mercado negro. El descenso del 50%
en las transacciones exteriores en ese tramo inicial revelan una disminución
tanto de la productividad como del bienestar de los españoles, caída,esta última,
acrecentada por las altas tasas de inflación del período salvado el efecto inicial
deflacionario.En 1959, España era junto a Portugal, el país más pobre de Europa.
La crisis española de 1929-1956 tuvo un carácter devastador que retardaría la
modernización del país y su acceso al progreso registrado en otros países
europeos.
¿Qué decir de las cifras de paro, en particular como compararlas –si ello fuera
posible- con las de la crisis española de 2008?Difusos son los datos del paro que
acompañan a la crisis española de 1929. Los que se citan sugieren que el paro
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2. coyuntural no era acuciante. Algunos autores lo cifran en el 13% en 1933,
aunque con diferencias regionales muy notables.La fuerte concentración de la
mano de obra en la agricultura, que se convierte simultáneamente en fuente de
producción y de subsistencia, es un amortiguador sin fondo deunacrisis laboral
de índole estacional y estructural. Por otra parte no será hasta el Plan de
Estabilización en 1959 cuando se reafirmen las medidas precursoras de los
actuales esquemas públicos de protección social lo que impide el seguimiento
derivado de esas fuentes informativas.
Por el contrario, la sociedad española actual, a la que ha estallado en las manos
la crisis de 2008 es una colectividad evolucionada, moderna, altamente
protegida por la acción pública proveedora de servicios de bienestar social y con
una formación, productividad y habilidades muy heterogéneas, solapadasen
una entramado difuso de economía sumergida,pero con un seguimiento
estadístico de la realidad económica equiparable al de otros países avanzados.
En la España de 2014 se conoce minuciosamente la evolución del paro surgido
de la crisis de 2008: un paro insólito y particular del 26% del que el FMI ya ha
adelantado que un 16% es estructural, con las connotaciones de inmovilismo a
corto y medio plazo que ello acarrea. Por eso resulta doloroso anticipar algo que
señala un reciente informe del BBVA: que la recuperación del nivel de empleo
español puede demorarsehasta el año 1925. Y ello en un escenario heroico en
que la productividad por ocupado aumente un 0,6% y el PIB crezca al 2,5% de
media.
La crisis actual, ¿puede resultar a la postre más severa que la de 1929?
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