ACRÓNIMO DE PARÍS PARA SU OLIMPIADA 2024. Por JAVIER SOLIS NOYOLA
Ensayo corrientes epistemológicas
1. ENSAYO SOBRE LAS CORRIENTES
EPISTEMOLÓGICAS
Filosofía de la Educación
Erik de Jesús Hernández Hdez.
Mtra. Marisela Hernández Carmona
Tercer Semestre 25-02-13
2. ENSAYO SOBRE LAS CORRIENTES
EPISTEMOLÓGICAS
El problema relativo al conocimiento ha sido abordado por la casi
totalidad de los filósofos desde épocas antiguas, sin embargo, los griegos
fueron los primeros en otorgarle el sentido que le damos actualmente como
teoría o disciplina, aunque muchas veces aunada a la explicación
ontológica, esto es, relativa al ser y a su realidad.
Una creciente diversidad de enfoques intentan definir en qué
consiste dicho conocimiento, ciencia o saber, sus tipos, estructura, y
fundamentos; la posibilidad de alcanzar o aprehender el objeto; si dicho
conocimiento es real per se o si se trata de una construcción subjetiva o
relativa, entre otras cuestiones.
Podemos abordar el tema del conocimiento desde la perspectiva de
su origen (apriorismo, empirismo, racionalismo, intelectualismo), su
posibilidad (dogmatismo, escepticismo, criticismo), su utilidad
(pragmatismo), y su esencia, bien sea pre-metafísica (objetivismo,
subjetivismo, relativismo), metafísica u ontológica (realismo, idealismo,
fenomenalismo), o teológica (monismo-panteísmo, dualismo-teísmo).
El apriorismo señala la presencia de datos innatos previos a toda
experiencia, desde la cual se complementan, teniendo los primeros la
preeminencia. Las ideas inherentes son inmensurables, necesarias,
eternas, por contraposición a las verdades alcanzadas por los sentidos, las
cuales son tangibles, cambiantes, dependientes o contingentes; en una
palabra, imperfectas. Lo a priori se corresponde con lo real, la captación
directa, sin intermediación alguna, de las verdades, de las causas y de sus
consecuencias, realizada por la intuición. La razón fundamenta tales
verdades necesarias y universales.
Para el empirismo gnoseológico todo conocimiento es adquirido a
través de los sentidos, por tanto, su naturaleza y validez derivan siempre
de la experiencia. Las percepciones, sensaciones e ideas se enlazan con las
“reflexiones” internas para desarrollar categorías de lo universal. Es bien
3. conocida la analogía del ser que conoce como un recipiente vacío (tabula
rasa, según John Locke) que va llenándose con los datos sensibles del
mundo exterior.
El racionalismo epistemológico o gnoseológico sostiene que la validez
del conocimiento está definida por el pensamiento racional. Esta postura
es contraria a la del empirismo y en un principio asumió la noción de
razón perfecta, el conocimiento necesario, real, independiente e inmutable,
para posteriormente, orientarse hacia el extremo de la fe, procurando un
equilibrio con la misma, hasta el racionalismo contemporáneo impreciso,
pero tendiente al positivismo.
Podemos situar al intelectualismo entre las formas más radicales de
empirismo y de racionalismo, como una teoría que indica que el
entendimiento, la inteligencia o la razón son la base del conocimiento, de
modo que, considerada en este sentido, puede llegar a confundirse con el
racionalismo. La experiencia se reduce al conocer y el conocimiento de
índole “intelectual” sería exclusivamente el único para el cual el hombre
está destinado, tanto de la realidad exterior como de los juicios valorativos.
El dogmatismo admite la posibilidad del conocimiento que, por otra
parte, ya está dado, con sus características intrínsecas, es decir, hay
certeza en las doctrinas racionales, sin admisión de dudas ni escrutinios
previos.
El escepticismo niega la posibilidad de aprehensión del objeto de
conocimiento. Dado que la verdad absoluta o segura no existe, el sujeto
debe suspender todos sus juicios. El contenido cambiante de lo que de
manera relativa se aprehende es signo de que no se trata de un
conocimiento puro.
El criticismo examina con detalle todas las proposiciones y
supuestos a que se allega, de manera similar a como lo hace el idealismo.
Lo que no pase por ese filtro no puede tenerse por válido y verdadero.
La corriente del pragmatismo se inclina por la acción y los efectos de
las proposiciones, ideas y juicios, y el sostenimiento de su verdad y
significado en función de un alcance práctico, temporal y linealmente
condicionado por la observación y la experiencia, validado en su capacidad
de satisfacer expectativas y necesidades.
4. El relativismo no acepta la verdad como un todo absoluto, más bien,
sigue la fórmula de Protágoras: “El hombre es la medida de todas las
cosas”. La validez de toda aseveración depende de las circunstancias
establecidas por el mismo objeto de conocimiento y del marco referencial,
como las condiciones históricas, culturales e incluso biológicas del sujeto
cognoscente.
El subjetivismo enfatiza en las cualidades individuales como
limitantes de la verdad o falsedad de un juicio, y entonces es una forma de
relativismo del sujeto.
Las cosas en sí, tal como son dadas, para el realismo, garantizan la
verdad del conocimiento (o de los universales), pues su existencia no
depende de la consciencia del sujeto. No tienen lugar en lo absoluto las
imposiciones categóricas dentro de la mente, pues el conocimiento en sí
implica o, más bien, se identifica con el objeto que se conoce.
En el caso del idealismo el sujeto cognoscente tiene primacía sobre el
objeto, puesto que este último existe en la medida en que es percibido por
la consciencia. Las cosas no son consideradas en sí, sino como
representaciones de la realidad, la cual imprime sus categorías. Esta es
una derivación platónica, en que el conocimiento de las cosas es una
imagen ensombrecida de las ideas, perfectas, reales, inteligibles.
Para el fenomenalismo, la consciencia intencional aprehende las
cosas de la manera en que se presentan, elaborando una descripción o
una interpretación de las mismas, pero sin saber en qué consisten o cuál
es su finalidad. Suspende el juicio acerca de la realidad temporal y
espacial para, de manera pre-metafísica, vía un flujo de reducciones de la
consciencia intencional, conocer lo más puro, lo esencial del objeto.
El monismo reconduce la realidad existencial de las sustancias y de
los objetos a la unidad, en este último caso, al sujeto o al objeto. Un
principio absoluto que lo abarca todo da cuenta del monismo panteísta y
explica la aparente multiplicidad de seres y cosas como constitutivos de
una sustancia infinita que se manifiesta en la diversidad de atributos.
De manera opuesta al monismo, el dualismo sostiene la existencia
de dos principios o sustancias que no pueden fundirse en un todo
explicativo y participativo, como en el monismo; en el ámbito gnoseológico
alude al sujeto y al objeto conocido.
5. Después de considerar la complejidad y gran diversidad de
esquemas y de matices de conceptualización de un solo problema, el del
conocimiento, y su abordaje multidimensional, llegando a establecerse en
ocasiones sutiles contactos entre corrientes que en un principio fueron
prácticamente antitéticas, podemos concluir que esencialmente aquel no
dejará de ser un problema, de manera análoga a la cuestión de los
universales.
Podemos, por tanto, tener una aproximación a la factibilidad,
naturaleza, forma, esencia, límites, condiciones, compleción, del
conocimiento, y entretanto, un sinfín de confrontaciones lingüísticas
dentro de las mismas tendencias gnoseológicas que contribuyen a
acentuar el problema más que a esclarecerlo.