Un hombre que estaba muriendo llamó a sus tres amigos: su dinero, su mujer y sus buenas acciones para despedirse. Su dinero le prometió encender una vela por su alma, su mujer dijo que lo acompañaría a la tumba, pero sus buenas acciones le dijeron que no se despidiera porque lo acompañarían en esta vida y la siguiente. Después de morir, su dinero cumplió con la vela, su mujer lo siguió a la tumba, pero solo sus buenas acciones continuaron con él más allá de la muerte.