Este documento describe las principales epidemias que han afectado a México a lo largo de la historia, incluyendo la influenza, la tifoidea, la viruela y el cólera. Las epidemias han causado miles de muertes y han tenido graves repercusiones sociales. El documento también discute las medidas tomadas por las autoridades de salud para combatir las epidemias y limitar su propagación.
1. EPIDEMIAS EN MÉXICO
Y SUS REPERCUSIONES
SOCIALES
MAESTRÍA EN SALUD PÚBLICA
DR. KRISTIAN ADRIAN OLVERA VÁZQUEZ
2. Registros desde la época prehispánica dan
cuenta de varios casos de enfermedades que
afectaron a una gran parte de la población.
Males como la tifoidea, la poliomielitis y la
influenza se encuentran entre los más letales.
3. Nuestro país ha sido víctima de numerosas
epidemias a lo largo de los años. Desde la época
prehispánica hasta los días de la influenza H1N1.
4. 1450-1456. Una epidemia de influenza o gripa
afectó significativamente a la población del
centro de México, particularmente a la de
Texcoco, cuyos cronistas definieron al mal como
"catarro pestilencial". La gravedad de esta
enfermedad se agudizó por la malas cosechas
que hubo en esos años, algo que desembocó en
hambruna para la población.
5. 1528. Tras la victoria de los conquistadores
españoles en el México antiguo, se suscitó una
epidemia caracterizada por la aparición de tos y
granos ardientes, según redacta el antropólogo
e historiador Miguel León-Portilla en si libro La
Visión de los Vencidos.
6. 1540. Una epidemia de tifoidea se desató en el
territorio central de México. A decir de sus
escritos, uno de los afectados fue el fraile y
cronista Bernardino de Sahagún, quien
relata, que en aquel tiempo la enfermedad fue
afrontada por la población indígena al aplicar
medicamentos e invocar al dios Tezcatlipoca.
7. 1545. Alrededor de 1531, la enfermedad del
sarampión fue también traída a México por los
conquistadores españoles. Controlada
inicialmente por los frailes franciscanos, causó
sus peores estragos en 1545.
8. 1576. Aparece una epidemia que no adquirió
nombre y que era una combinación de viruela y
tifoidea. En los manuscritos de los frailes
españoles se menciona que estas enfermedades
acabaron casi con la población inicial de los
indígenas.
9. A mediados del siglo XVIII, el doctor Francisco
Javier de Balmis introdujo la vacuna
antivariolosa y las demás enfermedades como
tifo, fiebre amarilla y paludismo fueron
desapareciendo paulatinamente.
10. 1813. En la región de Cuautitlán, en lo que hoy es
el Estado de México, una epidemia de tifoidea
causó 3 mil 114 muertes en un periodo de siete
meses.
11. 1833. El cólera, aparecido en México en
1810, atacó los estados de
Tamaulipas, Campeche, Yucatán, San Luis
Potosí, y Guanajuato. Dejó un saldo de mil 200
muertos en 24 horas. Más
tarde, afectó, también, las ciudades de
Guadalajara y Monterrey. Su daño total se
estima en 324 mil decesos en todo el país.
12. En el año de 1833 se propagó todavía por los
cuatro millones de kilómetros cuadrados que
había heredado la corona española al México
independiente en 1821. En la capital del
país, llegaron a tomarse medidas extremas. El
gobernador del Distrito Federal, el general
Ignacio Martínez conocido como el Macaco –
según refiere Guillermo Prieto-, “fulminó un
bando con tremendas prohibiciones a las
frutas, los figones y los comestibles; en ese
bando hay un anatema contra los chiles rellenos
que escalofría”.
13. Surgieron toda clase de remedios caseros a los
que la sociedad capitalina se avenía
fervientemente para reemplazarlos por
otros, días después, que la conseja popular
adoptaba como los de mayor eficacia:
fumigaciones, riegos de vinagre y
cloruro, parches que debían pegarse al
cuerpo, calabazas con vinagre detrás de las
puertas, cazuelas solitarias de arroz y sangrías
eran cosa de todo los días; no podían faltar los
cirios y veladoras frente a las imágenes de los
santos.
14. La Fe era el mayor paliativo de la población, y la
salvación de algún enfermo, nutría de nuevas
esperanzas a los capitalinos quienes seguían las
recomendaciones alimenticias, los mismos
cuidados y la higiene del enfermo para evitar el
campo santo. Ninguna solución sería del todo
efectiva y solo el azar intercedía por los
hombres. Desgraciadamente, la cura científica
se inventaría en el último cuarto del siglo XIX.
15. 1902. El puerto de Mazatlán, Sinaloa albergó una
letal epidemia de peste bubónica, caracterizada
por la hinchazón de los ganglios, fiebre y dolor
de cabeza.
16. Al darse cuenta las autoridades sanitarias de la
gravedad de la situación acordaron tomar
medidas emergentes. Lo primero que hicieron
fue la clausura inmediata del caño del desagüe
que como monumento a la irresponsabilidad se
encontraba a flor de tierra por toda la ciudad;
seguidamente se limpiaron las
calles, patios, corrales y se quemaron todas las
casuchas y jacales en los que se habían
presentado focos infecciosos. Adicionalmente se
establecieron centros de aislamiento(Lazareto
de Belvedere) y una estricta supervisión en el
transitar de las personas que entraban y salían
de la ciudad.
17. En forma tajante se cerro el Puerto al tráfico
marítimo, por lo tanto la única entrada y salida
de la ciudad era a través del Estero del
Infiernillo y era ahí a la altura de la Garita de
Juárez, situada en lo que ahora es la Calzada
Gabriel Leyva, el lugar en el que se revisaban y
desinfectaban a los viajeros y sus pertenencias;
Para acto seguido enviarlos a las “Barracas del
Velódromo”, espacio en el que permanecían en
cuarentena por espacio de diez días.
18. Después de casi tres años de una intensa e
incesante lucha, la peste bubónica poco a poco fue
cesando su implacable flagelo sobre la ciudad. Las
acertadas medidas higiénicas habían logrado lo que
para muchos parecía algo imposible. Las dos Juntas
de Asistencia realizaron una evaluación estricta de
la situación existente y el acuerdo al que llegaron,
fue de restringir paulatinamente las actividades de
supervisión y control médico, por lo que procedieron
a cerrar puestos de control, reducir personal de
apoyo sanitario e iniciar los tramites para la
disolución de las Juntas de Asistencia.
19. 1918. Presuntamente transmitida a la población
mexicana por un ciudadano de Nueva
York, Estados Unidos, la influenza española dejó
en nuestro país alrededor de 500 mil muertos en
una época en que la población total era de
aproximadamente 14 millones de personas.
20. El Departamento de Salubridad emitió una “serie de prescripciones y advertencias para la
curación del terrible mal, así como para preservarse de él”. Entre estas medidas
destacaban los impresos en los que se recomendaba no saludar estrechando la mano.
Algunas casas comerciales y despachos comenzaron a colgar letreros que decían: “¡No
dé usted la mano!”.
En el periódico también se enlistaron algunos procedimientos para combatir la influenza:
1. La influenza es un mal que se propaga en las aglomeraciones, por lo que evite estar en
cines, teatros y lugares de reunión
mal ventilados.
2. Sofoque sus estornudos y su tos con un pañuelo
3. Todas las Naciones Civilizadas tienen leyes prohibiendo escupir el suelo. obsérvelas, por
algo han sido promulgadas.
4. El saludo, entre hombres, dando la mano y entre mujeres
con el beso, es un modo muy eficaz de transmitir el microbio.
Adopte un saludo higiénico.
5. Su nariz, no su boca, sirve para respirar. ¡ÚSELA! Veinte
inspiraciones profundas al día le darán salud.
6. Ventile las habitaciones, evite excesos y haga ejercicios tres
horas a la semana para destruir los gérmenes.
21.
22. 1940. A partir de este año, la malaria o
paludismo fue identificada en México y dejó
alrededor de 24 mil muertes cada año, hasta
avanzado el siglo XX. En 2002, se le declaró
erradicada. Años después se vieron nuevos
brotes (aunque mínimos) y se sigue en una
búsqueda de su eliminación, los casos detectados
son en mayoría en la frontera de Chiapas con
Guatemala.
23. 1948-1955. Se registraron mil 100 casos de
poliomielitis. La vacunación de las décadas
siguientes terminó por erradicar este
padecimiento del territorio nacional.
24. 2009. Hace tres años, el país fue alertado por
una posible epidemia de influenza. Los casos
posteriores la avalan como tal debido a su
incidencia en un porcentaje significativo de la
población.
25. Como conclusión podemos decir que las
epidemias son y seguirán siendo un reto en el
aspecto político para nuestros gobernantes y
para las autoridades de salud que deben tomar
las medidas pertinentes para limitar el daño y la
propagación que conlleva a muertes y pérdidas
económicas en grado catastrófico.
Son también sin duda un reto científico ya que
hay casos en los que la enfermedad es nueva o
muta y entonces se debe realizar una
investigación exhaustiva para poder tener los
tratamientos y medidas sanitarias pertinentes.