Este documento presenta un plan de ahorro y eficiencia energética para los municipios de la Comunidad Valenciana. El plan incluye guías sobre iluminación pública, normativas de eficiencia energética para edificios, y recomendaciones para mejorar la iluminación y climatización de edificios públicos municipales a través del uso de tecnologías más eficientes. El objetivo general es ayudar a los municipios a reducir el consumo de energía y los costos, y contribuir a la sostenibilidad ambiental.
1. PLAN DE AHORRO Y
EFICIENCIA ENERGÉTICA
CONSELLERIA D’INDÚSTRIA, COMERÇ I ENERGIA
C/ Colón, 1-4ª planta_46004 - Valencia_Tel.: 963 427 900_Fax: 963 427 901
2.
3. PLAN DE AHORRO Y EFICIENCIA ENERGÉTICA
”Guía de Ahorro y Eficiencia Energética en los Municipios de la Comunidad Valenciana”
La presente Guía de Ahorro y Eficiencia Energética ha sido editada por la Agencia Valenciana de la Energía y forma
parte de una serie de publicaciones dirigidas a diferentes sectores, con el fin de que sirvan como instrumento para
poder alcanzar los objetivos de ahorro energético propuestos en el ”Plan de Ahorro y Eficiencia Energética de la
Comunidad Valenciana”
AVEN
Agencia Valenciana de la Energía
C/ Colón, 1-4ª
46004 VALENCIA
Tel.: 963427900
Fax: 963427901
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Fotomecánica e Impresión: La Imprenta
Depósito Legal: V-1081-2003
4.
5.
6. En los últimos años, hemos podido constatar un notable crecimiento de los indicadores económi-
cos de la Comunidad Valenciana que, en términos reales se ha traducido en una mayor actividad
industrial, lo que ha supuesto la creación de nuevas industrias, establecimientos comerciales y un
importante auge del sector turístico.
Paralelamente, esta evolución positiva de la economía ha permitido dotar a la sociedad de instala-
ciones y servicios públicos, tanto municipales como autonómicos, destinados a satisfacer la deman-
da de los ciudadanos con el fin de mejorar su nivel de confort y calidad de vida. Todo ello se ha
conseguido con la incorporación de nuevos equipamientos, fundamentalmente en el área de ilumi-
nación y climatización, lo que conlleva un aumento importante del consumo energético.
En consecuencia, en términos energéticos este periodo se ha caracterizado por presentar fuertes
crecimientos del consumo de energía en nuestra Comunidad.
Ante esta situación, la política energética que la Generalitat Valenciana está desarrollando se cen-
tra en dos direcciones; por un lado, se está actuando sobre la oferta, con el objetivo de aumentar
la capacidad en la generación y las infraestructuras de transporte, tanto de electricidad como de
gas natural. Y por otro lado, actuando sobre la demanda de energía por parte de los consumidores,
tratando de optimizar los consumos energéticos.
A este respecto, surge la necesidad de llevar a cabo una política energética orientada al ahorro y la
eficiencia energética acorde con el desarrollo sostenible, fomentando las inversiones encaminadas
a una disminución de los costes energéticos y la reducción del impacto ambiental originado por el
uso de la energía.
La promoción de la eficiencia energética en todos los sectores de actividad es una de las prioridades
de la Agencia Valenciana de la Energía, con el firme objetivo de disminuir la intensidad energética
en la Comunidad y actuar en la línea de los compromisos adquiridos, en relación a la disminución
de gases de efecto invernadero y el desarrollo de fuentes de energía renovables.
Esta Guía pretende ser un manual de orientación para los gestores energéticos de los
Ayuntamientos, de tal forma que sirva de herramienta para lograr una mejor y más responsable uti-
lización de la energía en las dependencias municipales, aportando a su vez diferentes alternativas
para la mejora de las instalaciones y dando a conocer las nuevas tecnologías que han surgido en el
mercado.
Por lo tanto, los diferentes capítulos de la Guía engloban todos los campos donde una actuación
decidida por parte de los gestores puede generar ahorro de energía, beneficios de índole económi-
co y a su vez contribuir al sostenimiento de nuestro entorno natural y en definitiva, a una mayor
calidad de vida para los ciudadanos.
Antonio Cejalvo Lapeña
Director de la Agencia Valenciana de la Energía
11. Tabla 38: Parámetros de Iluminación Recomendados en Oficinas Celda. . . . . . . . . . . . . . . .111
Tabla 39: Parámetros de Iluminación Recomendados en Oficinas Lobby. . . . . . . . . . . . . . .113
Tabla 40: Parámetros de Iluminación Recomendados en Oficinas Reunión. . . . . . . . . . . . .113
Tabla 41: Coeficientes de Reflexión de las Fachadas. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .118
Tabla 42: Condiciones de Humedad Relativa Recomendadas. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .121
Tabla 43: Temperaturas Recomendadas en Invierno dependiendo el Tipo de Local. . . . . . .122
Tabla 44: Renovación Mínima de Aire . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .122
Tabla 45: Severidad Climática en Invierno. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .124
Tabla 46: Severidad Climática en Verano. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .124
Tabla 47: Zonas Climáticas de España. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .125
Tabla 48: Zonas Climáticas de las Comarcas de Alicante. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .125
Tabla 49: Zonas Climáticas de las Comarcas de Castellón. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .126
Tabla 50: Zonas Climáticas de las Comarcas de Valencia. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .126
Tabla 51: Coeficientes de Transmisión Térmica de los Principales Tipos de Ventanas. . . . .134
Tabla 52: Tipos de Protecciones Solares. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .135
Tabla 53: Protecciones Solares y Ahorros Estimados Asociados. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .135
Tabla 54: Ocupación de un Edificio en los distintos Tipos de Local . . . . . . . . . . . . . . . . . .136
Tabla 55: Clasificación de las Bombas de Calor en Función del Fluido. . . . . . . . . . . . . . . .139
Tabla 56: Condiciones de Trabajo en Función del Fluido. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .140
Tabla 57: Características de los Fluidos más Utilizados en las Bombas de Calor. . . . . . . . .140
Tabla 58: Clasificación por potencias de los Equipos de Bomba de Calor. . . . . . . . . . . . . .141
Tabla 59: Tipos de Acumuladores y sus Potencias Asociadas. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .144
Tabla 60: Recomendaciones de Acumuladores en función de la Zona del Edificio. . . . . . .145
Tabla 61: Características de la Combustión de los Combustibles. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .147
Tabla 62: Índice de inquemados: Método de Bacharach. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .148
Tabla 63: Emisión de Contaminantes Ambientales según el Tipo de Combustible. . . . . . . .150
Tabla 64: Nivel de Ventilación Recomendado. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .155
Tabla 65: Aplicaciones de la Regulación de Velocidad según Tipo de Mecanismo. . . . . . . .174
Tabla 66: Régimen de Trabajo de la Bomba. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .178
12.
13.
14. Introducción
1 Introducción
Los avances conseguidos en el desarrollo global de las sociedades han provocado un incre-
mento general en el consumo de energía que implica la necesidad de plantear cambios en el
uso de la misma. La posición a la hora de utilizar las fuentes energéticas, debe implicar los
conceptos de eficiencia y responsabilidad para que este desarrollo sea sostenible.
La optimización en el uso de la energía se ha convertido en la actualidad en un objetivo pri-
mordial en todos los ámbitos tanto sociales como empresariales. Este uso racional tiene como
consecuencia fuertes implicaciones en los marcos ambientales, económicos, técnicos, etc.
Tomando como referencia las disposiciones del Protocolo de Kioto, el conjunto de políticas y
medidas a adoptar pasan inevitablemente por el fomento de la eficiencia energética. Esta
medida debe estar presente en las nuevas actuaciones adoptadas con el fin de obtener los
resultados perseguidos.
Para aprovechar las oportunidades de eficiencia energética y de energías renovables es nece-
sario realizar acciones en los puntos consumidores de energía, realizando una gestión par-
ticularizada para cada instalación de forma que se pueda optimizar las posibilidades de ahor-
ro energético. Las prioridades energéticas de cada comunidad autónoma o municipio varían de
acuerdo a su actividad y desarrollo económico, al impacto que el consumo de energía tiene en
su economía y a los recursos energéticos de los que dispone.
La estrategia por parte de la Administración Pública para conseguir que los ciudadanos se sen-
sibilicen y lleven acciones tendentes al uso racional de la energía es la de predicar con el ejem-
plo. Con esta finalidad se ha realizado esta Guía de Ahorro y Eficiencia Energética orientada a
las Dependencias Municipales siendo una de las mejores formas de difusión de las oportu-
nidades de ahorro de energía a considerar.
1.1 Alcance
La Guía de Eficiencia Energética está definida para las instalaciones municipales, consideran-
do distintos apartados, pero fundamentalmente:
• Alumbrado Público.
• Servicios Generales de los Edificios de la Administración:
Iluminación, Climatización, etc..
• Otros Equipos en las Instalaciones Municipales: Motores, Bombas, etc..
1.2 Objetivos
Los objetivos de esta Guía más destacables son: la difusión del concepto de Eficiencia
Energética, el Uso Racional de la Energía y por tanto la concienciación del personal usuario
de las instalaciones pertenecientes a la Administración Pública para que actúen de acuer-
do con las oportunidades de ahorro que se presentan en la actividad diaria.
1.
13
15. Introducción
1.3 Antecedentes: Actuaciones de Aven en Municipios y Edificios Públicos
El Gobierno Valenciano, consciente de la creciente preocupación por el medioambiente y en
particular por las emisiones de CO2 viene promoviendo actuaciones de ahorro energético en
Edificios Públicos y en los Municipios de la Comunidad Valenciana a través de la Agencia
Valenciana de Energía, siendo sus principales objetivos:
• Reducción del consumo de energía no renovable.
• Reducción de las emisiones atmosféricas.
Y las estrategias para alcanzar dichos objetivos son:
• Incrementar el uso de fuentes de energías renovables.
• Reducir el consumo energético manteniendo los niveles de producción, confort y
movilidad de los ciudadanos y ciudadanas.
Para conseguir los objetivos antes descritos, en una primera fase se actuó sobre los propios
edificios de la Generalitat Valenciana y de las Diputaciones Provinciales.
Para ello se realizaron asesorías energéticas, en las que se propuso y en la mayor parte se ejecu-
taron aquellas mejoras que desde el punto de vista energético y económico resultaron rentables.
De los edificios correspondientes a la Generalitat que fueron analizados, cabe destacar:
• Institutos de Bachillerato y Formación Profesional.
• Hogares y Residencias de la Tercera Edad.
• Oficinas Administrativas.
Y en lo que respecta a las Diputaciones Provinciales:
• Oficinas Administrativas.
• Hospitales.
• Parques de Bomberos.
• Almacenes.
La experiencia acumulada en esta fase, ha permitido acometer actuaciones de sensibilización
y asesoramiento a los municipios de la Comunidad Valenciana. Para ello se firmó un Convenio
Marco de colaboración con las Excelentísimas Diputaciones de la Comunidad.
En el marco de este convenio, la Diputación de Valencia y la de Alicante en colaboración con
AVEN, han lanzado un Programa de Ahorro Energético en los Municipios.
En dicho Programa, los técnicos de AVEN realizan una labor de asesoramiento y control de las
actuaciones planteadas en las auditorias energéticas que se realizan en cada municipio que se
ha adherido a dichos Programas.
Programa de Ahorro Energético en municipios
El Programa siguió para su ejecución los siguientes pasos:
• En primer lugar se ha dividido las Provincias en zonas y después de redactar los
pliegos de condiciones y una relación de precios unitarios se procedió a contratar,
por parte de la Diputación con el asesoramiento de AVEN, con UTES (oficina técni-
14
16. Introducción
ca + instalador) cada una de las distintas zonas, con el objeto de que se analizaran
todas las posibilidades de mejora energética de las instalaciones de los Municipios.
• Por parte de la Diputación Provincial se cerró un Convenio de Colaboración con el
Banco de Crédito Local de España, S.A. para la financiación del Programa con inte-
reses muy bajos y asequibles a las Corporaciones.
• Finalmente se mantuvieron en la Diputación Provincial, reuniones con los Alcaldes
y Técnicos Municipales de las zonas, presentando el programa.
Las actuaciones más importantes contempladas en los informes energéticos son:
En Edificios Públicos
– Sustitución de fuentes de luz por otras de mayor rendimiento luminoso.
– Sustitución de los sistemas de alumbrado por otros de mayor eficiencia.
– Sustitución de las calefacciones eléctricas por otras de mayor rendimiento energé-
tico, tales como gas, gasóleo, bombas de calor, acumuladores nocturnos, etc..
– Sustitución de los termos eléctricos para producción de agua caliente sanitaria, por
placas solares o acumuladores nocturnos.
– Aislamiento de las tuberías de calefacción y agua caliente sanitaria, que se encuen-
tran en muchos casos sin aislar.
– Instalación de placas solares, fotovoltaicas y molinetes eólicos para la producción
de energía en algunos suministros cuyas necesidades lo hacen energéticamente
rentables.
– Instalación de interruptores horarios y sensores para garantizar el funcionamiento
de los alumbrados en los horarios y niveles de iluminación necesarios.
– Corrección del factor de potencia de las instalaciones.
– Estudio de la tarifa más conveniente.
Alumbrado Público
– Sustitución de las lámparas de incandescencia y vapor de mercurio de color corre-
gido, por lámparas de igual ó mayor rendimiento luminoso como son las de bajo
consumo y las de vapor de sodio de alta presión.
– Instalación de reguladores - estabilizadores de tensión.
– Instalación de reductores de flujo para disminuir los niveles luminosos a partir de
una hora en la que el tráfico peatonal rodado decrece sensiblemente.
– Corrección del factor de potencia.
– Sustitución de los sistemas de encendido y apagado en aquellos supuestos cuyo
funcionamiento no es deseable.
– Estudio de la tarifa más conveniente.
15
20. Alumbrado
Público
2 Alumbrado Público
2.1 Introducción
El aumento de la eficiencia energética de las instalaciones de alumbrado, va a tener siempre
como límite aquellos reglamentos y normas que establecen los valores máximos y mínimos de
iluminación. Así, antes de acometer cualquier cambio, deberemos contar con la seguridad de
no violar dichos valores. A modo de orientación, se expone a continuación en la Tabla 2 cier-
tos valores básicos a cumplir por cualquier instalación de alumbrado público.
19
21. Alumbrado
Público
El conocimiento y la información sobre el límite de los recursos energéticos y las consecuen-
cias negativas sobre el ambiente del uso abusivo e indiscriminado de la energía, han dado
lugar a una profunda inquietud en el seno de la sociedad, poniendo en evidencia la necesidad
de consumir de forma sostenible.
Por otra parte, esta misma sociedad no esta dispuesta a renunciar a los logros adquiridos, pro-
greso, bienestar, etc. o en definitiva “calidad de vida” derivados del mismo consumo energéti-
co que debemos limitar.
La única forma de hacer compatibles estas dos propuestas en principio es la optimización o
perfeccionamiento en cuanto a eficiencia energética se refiere, de todos aquellos sistemas y
dispositivos que convierten la energía en “calidad de vida”.
20
22. Alumbrado
Público
2.1.1 Ahorro y Eficiencia en el Alumbrado Urbano
La iluminación urbana es una de las principales preocupaciones para los Ayuntamientos, y
esto, en dos vertientes: la económica y la calidad de vida.
Evidentemente, los Ayuntamientos quieren ofrecer a sus ciudadanos las mejores condiciones
de vida posibles, y uno de los medios para conseguirlo es un nivel de iluminación tal que per-
mita el desarrollo normal de las actividades cotidianas. El problema es el coste que para los
Ayuntamientos representa la partida de la iluminación urbana, que lleva a buscar medios para
conseguir el máximo ahorro mediante métodos como:
• Desconexión de líneas en zonas poco pobladas o pobladas estacionalmente.
• Encendido de uno de cada dos puntos de luz duplicando las líneas de suministro.
Los efectos indeseados de estas y otras medidas son desequilibrios en la red trifásica, apari-
ción de “puntos oscuros” donde la lámpara no está encendida, disparo intempestivo de pro-
tecciones, etc. Además, las variaciones en las tensiones de línea pueden ser lo suficientemen-
te importantes como para producir la extinción del arco por bajadas de tensión en lámparas
agotadas, o un sobreconsumo por aumento de la tensión de alimentación. Estos dos puntos
repercuten negativamente en la vida de la lámpara y en la energía facturada.
2.1.2 Eficiencia Energética
Los tres pilares fundamentales para la óptima calidad del servicio de alumbrado público son:
1) Planteamiento del proyecto inicial, ajustado a la realidad de la utilización (niveles
lumínicos, tipo de funcionamiento), introduciendo los elementos de calidad (fuen-
tes de luz, luminarias, etc.) y las tecnologías más adecuadas (elementos de control
y equipos asociados) para la optimización global.
2) Gestión continuada de las instalaciones, realizando un seguimiento constante de
los parámetros eléctricos, lumínicos y de seguridad de la instalación e incorporan-
do el mantenimiento preventivo como elemento definitorio posterior del índice de
la calidad del servicio.
3) La difusión y participación entre los responsables públicos y los ciudadanos; par-
ticipación de manera activa en la definición, decisión y cuidado de esa parte del
“bienestar diario del municipio”.
2.1.3 Gestión Residuos Sólidos Urbanos
Las instalaciones de alumbrado, dentro de su ciclo de vida y en cada una de sus fases, gene-
ran residuos que afectan en mayor o menor medida al medioambiente. Pero sin duda alguna,
el principal problema ambiental del alumbrado se presenta en la fase de explotación y derri-
bo, y viene dado por el abandono incontrolado de los subproductos que dejan de ser útiles. Así
21
23. Alumbrado
Público
los subproductos que más se desechan en alumbrado público son las lámparas de descarga, las
cuales se han de considerar como residuos especiales que requieren una gestión específica,
desde la recogida, el transporte y el tratamiento, hasta la deposición.
Aunque el uso de lámparas de descarga representa un paso importante para el ahorro energé-
tico, la tecnología empleada en estas lámparas obliga a utilizar elementos químicos de gran
toxicidad, en pequeñas cantidades de mercurio, plomo, estroncio, europio o itrio, que son algu-
nos de los elementos presentes en las lámparas de descarga. Sus efectos ambientales no son
significativos en el ámbito individual, pero sí que los son por el volumen global a considerar y
por las acciones acumulativas sobre el medio.
Las lámparas de descarga presentan globalmente, cuatro características básicas:
• Un contenido importante en sustancias tóxicas en pequeñas cantidades por lámpara.
• Un consumo cada vez mayor de lámparas, sobre todo en el ámbito industrial.
• Las características propias de las lámparas que las hacen frágiles a maniobras de
transporte o almacenaje.
• La gran dispersión del consumo.
La solución al problema, pasa por establecer una eliminación controlada, respetuosa con el
medio ambiente sin olvidar la importancia de diseñar nuevos productos reduciendo la gran can-
tidad de elementos tóxicos, alargando su vida útil y facilitando su reutilización y reciclado.
La Legislación Ambiental Europea contempla en las Directivas 91/156/CE y 91/686/CE el con-
cepto de Gestión del Residuo, que engloba todos aquellos procesos a que se somete un resi-
duo. En el caso de las lámparas de descarga supondrá aplicar la recogida selectiva y los trata-
mientos adecuados.
2.1.4 Contaminación Luminosa
La polución lumínica es una consecuencia directa del crecimiento que ha experimentado el
alumbrado exterior en los países desarrollados. Las primeras voces de alarma aparecieron a
principios de los años 80.
En las zonas urbanas, y en algunos casos en las rurales y aisladas, el resplandor nocturno, impi-
de ver las estrellas y otros astros. Es el fenómeno conocido como contaminación lumínica pro-
ducida por la difusión de la luz artificial.
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24. Alumbrado
Público
Aspecto de la Tierra
Los efectos de la polución lumínica se pueden dividir en:
• Efectos sobre el hábitat animal y vegetal.
• Efectos energéticos.
• Efectos en las actividades humanas.
• Efectos sobre el paisaje y la noche.
En cuanto al primer efecto, podemos comentar que son muchos los animales y plantas que
comienzan su actividad después de la puesta de sol. En el hábitat nocturno, la vida durante la
noche, está especialmente adaptada a la oscuridad, en el que muchas especies han desarro-
llado complejos mecanismos para adaptarse a la oscuridad, por lo que los animales nocturnos
no encuentran su espacio, disminuyendo su población.
El alumbrado nocturno también tiene un efecto en la fisiología y ecosistema de las plantas.
Los efectos de la luz artificial en las cosechas o cultivos como el arroz son conocidos. Se ha
demostrado que la formación del grano de arroz se ve retrasado en zonas con influencia de
alumbrado artificial.
La contaminación luminosa, repercute directamente sobre el consumo de la energía eléctrica.
La luz que se dispersa hacia el cielo implica un consumo de energía innecesario. Esta energía
que se pierde, representa un despilfarro económico y a su vez energético.
Los efectos sobre la observación astronómica son importantes, produciendo la contaminación
un brillo del fondo natural del cielo, que disminuye el contraste e impide ver los objetos con
un brillo similar o inferior al del fondo.
Otro efecto molesto sobre los ciudadanos es el ocasionado por la luz procedente del alumbra-
do que penetra en el interior de las viviendas a través de las ventanas. Esta intrusión lumíni-
ca afecta la privacidad y el descanso de los ciudadanos.
Así, la contaminación lumínica total es la suma del flujo directo que se emite sobre la hori-
zontal, el flujo que se refleja en el pavimento y paredes y el flujo que se refracta en las partí-
culas de aire y la polución.
23
25. Alumbrado
Público
2.2 Magnitudes y Unidades en Iluminación
Flujo Luminoso (f)
Se define como el caudal de radiación de una fuente luminosa en la unidad de tiempo. Si uti-
lizáramos el lenguaje de las unidades de la mecánica, podría decirse que es una unidad de
“potencia luminosa”. Su formulación, teniendo en cuenta que f es el Flujo Luminoso definido,
Q la cantidad de luz o radiación visible y t el tiempo durante el que se mantiene dicha radia-
ción, es la que sigue:
f=Q/t
Su unidad es el lumen, se representa por lm. y tiene una definición práctica como el flujo lumi-
noso emitido en un ángulo sólido de un estereorradián por una intensidad luminosa de una can-
dela. Por este motivo el Flujo Luminoso también responde a la siguiente fórmula:
f=I·w
Siendo f el Flujo definido en lúmenes (lm), w el ángulo sólido en estereorradianes (st) e I la
intensidad luminosa en candelas (cd).
Eficacia Luminosa
En esta magnitud se engloban dos posibles definiciones:
Eficacia luminosa de la radiación, es la relación entre el flujo luminoso y el flujo radiante.
Eficacia luminosa de la fuente de luz es la relación entre el flujo luminoso y la potencia absor-
bida por la fuente.
Su unidad de medida es el lumen por vatio (lm/W).
Esta magnitud es también conocida como rendimiento luminoso y es la que se emplea, en la
práctica, para definir la eficacia de una determinada fuente de luz.
Intensidad Luminosa
Se define como la relación entre el flujo emitido por una fuente luminosa y el ángulo sólido
en el que se emite.
I=f/w
Siendo I la Intensidad Luminosa, f el Flujo Luminoso en lúmenes (lm) y w el ángulo sólido en
estereorradianes (st).
24
26. Alumbrado
Público
Su unidad se llama candela, se representa con
cd, excepcionalmente por lm/st. Atendiendo a
la fórmula se definiría candela como el flujo de
un lumen emitido en un estereorradián.
Existe además una definición práctica o empí-
rica que reza lo siguiente: La candela es la
intensidad luminosa emitida por 1/60 de cm2
de cuerpo negro o radiador perfecto a 2043 K o
1.770 ºC. Temperatura que coincide precisa-
mente con la de fusión del platino.
Intensidad Luminosa
Iluminancia (E)
Bajo esta denominación se esconde uno de los conceptos más importantes de la práctica del
alumbrado. Se puede definir como la relación o cociente entre el flujo luminoso emitido por
una fuente y la superficie sobre la que incide.
E=f/S
Siendo f el flujo luminoso existente en lúmenes (lm) y S la superficie a iluminar en m2. Por lo
tanto las exigencias de Iluminancia serán siempre uno de los parámetros más significativos de
la bondad o idoneidad del acondicionamiento lumínico en un determinado local.
Su unidad es el lux o lm/m2 y se puede medir con un aparato electrónico llamado luxómetro,
que consiste en un sensor o célula fotoeléctrica cuya variación de resistencia es consecuencia
del nivel de iluminación recibido, variación que se refleja en un medidor analógico de aguja o
numérico digital.
En la Tabla 4 se representan los efectos anímicos según la iluminancia y la apariencia de color.
Luxómetro
25
27. Alumbrado
Público
Para hacernos una idea sobre lo que representan los valores de la iluminancia, se puede decir
que el sol del mediodía despejado produce un nivel de iluminación sobre el suelo del orden de
los 100 000 lux, que en un día nublado este valor puede ser de 32 000 lux y que en el interior
de una vivienda cualquiera junto a las ventanas suele estar en torno a los 1 000 lux.
La confortabilidad visual no depende exclusivamente de la Iluminancia y por tanto no se puede
afirmar de modo absoluto que un aumento del nivel de iluminación mejore linealmente la
capacidad de la visión, ya que influye decisivamente el color de la radiación luminosa.
Luminancia (L)
Sin vínculo directo con la Iluminancia, se podría definir como la relación entre la Intensidad
Luminosa emitida desde una superficie, en una dirección que forma un ángulo α sobre la orto-
gonal de dicha superficie y su proyección con idéntico ángulo.
L = Iα / S · cosα
Siendo Iα la intensidad luminosa en la dirección dada en candelas (cd), α el ángulo respecto a
la ortogonal y S la superficie en m2 que recibe una intensidad luminosa I.
La unidad es la candela por metro cuadrado (cd/m2), lo que equivale a una superficie que emite
1 candela en 1 m2 de superficie proyectada.
El aparato de medida se llama luminancímetro y no es otra cosa que un sistema de célula foto-
eléctrica pero que recoge exactamente la radiación luminosa de una determinada superficie y
que la plasma de forma digital o analógica.
Vistas las definiciones anteriores podemos deducir claramente la diferencia conceptual entre
Luminancia e Iluminancia. La primera se refiere siempre a la radiación luminosa que emite un
objeto o superficie por reflexión de la que incide sobre él, mientras la segunda se concreta en
la radiación luminosa que recibe ese mismo objeto o superficie sin tener en cuenta el com-
portamiento de la luz sobre dicho objeto.
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28. Alumbrado
Público
Cantidad de Luz o Energía Luminosa
Partiendo de la fórmula inicial del Flujo Luminoso, podremos despejar la Cantidad de luz Q para
definirla como el flujo luminoso por el tiempo que permanece su acción.
Q=f·t
Siendo f el flujo en lm y t el tiempo en segundos.
Vida o Duración
La lámpara eléctrica como cualquier otro bien material está sometido a un envejecimiento que
incide directamente en la reducción progresiva de su flujo y con él su Eficacia Luminosa. Con
motivo de esta realidad surgen dos definiciones representativas de su comportamiento.
Por un lado lo que la C.I.E. (Comité International de l’Eclairage) llama Vida Media, que representa
el número de horas de encendido que coincide con la inutilización del 50 % de las lámparas en
uso, o dicho de otro modo, la media aritmética de las horas de duración. Este concepto dado en
horas, es el que normalmente exhiben los fabricantes como característica de gran importancia.
Pero como existen lámparas cuyo deterioro es más paulatino que brusco, se debe propiciar otra
forma de medición. En este sentido se llama Vida Útil o Vida Económica al período de tiempo
de funcionamiento expresado también en horas, durante el cual el flujo de la lámpara no des-
ciende por debajo del 70 % de su valor nominal, equiparable en ocasiones al tiempo en que la
mortandad no supere el 20 %.
Naturalmente este último concepto es mucho más preciso para realizar cualquier cálculo de
iluminación, ya que acota a un valor mínimo la depreciación de la eficacia luminosa de una
lámpara, a partir del cual la escasez de iluminación va a incidir negativamente sobre la acti-
vidad a la que sirve. En ese momento resultará siempre más rentable su renovación que espe-
rar, como erróneamente se hace, a su total agotamiento.
Color
El color es uno de los componentes fundamentales de la expresión arquitectónica, que lamen-
tablemente no suele estar lo suficientemente valorada. Su influencia en nuestro psiquismo es
tan acusada como variada. Con su sola acción se pueden provocar en un determinado ambien-
te sensaciones múltiples, con calificativos de agradable o desagradable, caliente o frío, exci-
tante o relajante, dinámico o estático, alegre o triste, jovial o serio, masculino o femenino, y
probablemente bastantes más
Este condicionante tan trascendental tiene su origen en la conjunción física de tres percep-
ciones visuales: Tono, Luminancia y Saturación. Cada una de ellas con su definición y carac-
terísticas específicas.
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29. Alumbrado
Público
El Tono, también llamado Matiz es el definido por una frecuencia concreta del espectro visi-
ble. Es decir, que hablar de rojo, verde, amarillo verdoso, o cualquier otro sustantivo es hablar
de los Tonos. Sus longitudes de onda son las conocidas desde las 380 mm a las 780 mm.
La Luminancia, en clara alusión al concepto que encierra, se la conoce también como Brillo,
Brillantez, Claridad e incluso Intensidad, definiendo con ella la radiación luminosa que recibi-
mos según la Iluminancia que posea el objeto coloreado. Una Luminancia máxima equivale
siempre al blanco ya que se pierde la sensación de color, la mínima o nula al negro y los valo-
res intermedios propician la “mejor o peor “ percepción del color.
La Saturación, conocida igualmente por Cromacidad o Pureza, es el valor que nos indica las
posibles impurezas del color por pérdida de sus atributos cromáticos. En otras palabras, la
saturación es máxima cuando el color corresponde a uno cualquiera del espectro de la luz
natural señalada por su Tono, mientras la Cromacidad nula es la correspondiente a la ausen-
cia de color representada por un gris con la misma Luminancia que a plena Saturación.
Los valores intermedios corresponden a la pérdida paulatina del color a medida que los grises
toman preponderancia, en todos los casos manteniendo idéntica Luminancia.
Existen otros parámetros relacionados con el color, tales como la Temperatura de Color apa-
rente y el Índice de Rendimiento del Color que una vez analizados, permiten establecer Grupos
de Rendimiento de Color en las Lámparas.
La experiencia muestra unas preferencias en el empleo de los colores de las lámparas, depen-
diendo del uso del local a iluminar.
En general la luz fría debe emplearse cuando se desea destacar los colores fríos como son los
azules, mientras que en el extremo contrario está la luz cálida que produce una potenciación
de los colores cálidos como los rojos, anaranjados o amarillos. Una mezcla de ambos provoca-
ría un ensalzamiento de todo el espectro.
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30. Alumbrado
Público
2.3 Elementos Constitutivos de Alumbrado Público
Para poder conseguir mejoras en las instalaciones de alumbrado público es necesario tener en
cuenta los elementos que las forman, para así poder actuar sobre ellos. Las instalaciones de
alumbrado público están formadas por:
2.3.1 Luminarias
Se define luminaria, según la Norma UNE-EN 60598-1, como aparato de alumbrado que
reparte, filtra o transforma la luz emitida por una o varias lámparas y que comprende todos
los dispositivos necesarios para el soporte, la fijación y la protección de lámparas (exclu-
yendo las propias lámparas) y, en caso necesario, los circuitos auxiliares en combinación
con los medios de conexión con la red de alimentación.
Las luminarias son necesarias para aumen-
tar la superficie aparente de emisión, evi-
tando molestias visuales (deslumbramien-
tos); y por otra parte, es necesario apanta-
llar las lámparas para protegerlas de los
agentes exteriores, que les hacen más vul-
nerables al ataque de los factores ambien-
tales como la lluvia, polución, salinidad,
temperaturas extremas, viento, etc. y para
que dirijan el flujo en la forma más adecua-
da a la tarea visual.
Los elementos genéricos más importantes
de una luminaria son: la carcasa o arma-
Luminaria dura, el equipo eléctrico, el reflector, la
celosía o difusor y el filtro. Todos ellos definen, al mismo tiempo, otras tantas clasificaciones
que veremos posteriormente.
1. Armadura o Carcasa: Es el elemento físico mínimo que sirve de soporte y delimita el volu-
men de la luminaria conteniendo todos sus elementos. Por este concepto pueden distin-
guirse varios tipos:
• Para interiores o exteriores.
• De superficie o empotradas.
• Suspendidas o de carril.
• De pared, para brazo o sobre columna.
• Abierta, cerrada o estanca.
• Para ambientes normales o de riesgo (de corrosión o explosión).
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31. Alumbrado
Público
2. Equipo Eléctrico: Sería el adecuado a los distintos tipos de fuentes de luz artificial y en fun-
ción de la siguiente clasificación:
• Incandescentes normales sin elementos auxiliares.
• Halógenas de alto voltaje a la tensión normal de la red, o de bajo voltaje con trans-
formador o fuente electrónica.
• Fluorescentes: con reactancias o balastos, condensadores e ignitores, o conjuntos
electrónicos de encendido y control.
• De descarga: con reactancias o balastos, condensadores e ignitores, o conjuntos
electrónicos de encendido y control.
3. Reflectores: Son determinadas superficies en el interior de la luminaria que modelan la
forma y dirección del flujo de la lámpara. En función de cómo se emita la radiación lumi-
nosa pueden ser:
• Simétrico (con uno o dos ejes) o asimétrico.
• Concentrador (haz estrecho menor de 20º) o difusor (haz ancho entre 20 y 40º; haz
muy ancho mayor de 40º).
• Especular (con escasa dispersión luminosa) o no especular (con dispersión de flujo).
• Frío (con reflector dicroico) o normal.
4. Difusores: Elemento de cierre o recubrimiento de la luminaria en la dirección de la radiación
luminosa. Los tipos más usuales son:
• Opal liso (blanca) o prismática (metacrilato traslúcido).
• Lamas o reticular (con influencia directa sobre el ángulo de apantallamiento).
• Especular o no especular (con propiedades similares a los reflectores).
5. Filtros: En posible combinación con los difusores sirven para potenciar o mitigar determina-
das características de la radiación luminosa.
Las luminarias se pueden clasificar como hemos visto de multitud de formas, aunque la más
normal es la utilización de los criterios: ópticos, mecánicos y eléctricos.
Clasificación de Luminarias por el Grado de Protección Eléctrica
Las luminarias deben asegurar la protección de las personas contra los contactos eléctricos.
Según el grado de aislamiento eléctrico, las luminarias pueden clasificarse como:
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32. Alumbrado
Público
Clasificación Mecánica de las Luminarias
El sistema IP (Protección Internacional–Internacional Protección) fijado por la UNE-EN 60598
clasifica las luminarias de acuerdo con el grado de protección que poseen contra el ingreso de
cuerpos extraños, polvo y humedad. El término cuerpos extraños incluye aquellos elementos,
herramientas y dedos que entran en contacto con las partes que llevan energía, y se representa
por las siglas IP seguida de 3 números.
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33. Alumbrado
Público
El primero indica el Grado de Protección contra objetos sólidos, el segundo contra el agua y el
tercero contra impactos mecánicos. Aunque este último se suele sustituir por otro código IK
como veremos más adelante.
Ejemplos de luminarias con estas la clasificación mecánica: IP00, IP10, IP20, IP43, IP54, IP55, IP65.
La tercera cifra del código hace referencia a ensayos mecánicos a choque. En la siguiente tabla
se indican las cifras características con una breve descripción.
En lugar de esta tercera cifra, también es de aplicación la Norma EN-50102 sobre “Grados de
Protección proporcionados por las envolventes de materiales eléctricos contra impactos mecá-
nicos externos (código IK)”.
En dicha norma, el grado de protección proporcionado por una envolvente contra los impac-
tos se indica mediante el código IK seguido de 2 números.
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34. Alumbrado
Público
Ejemplo de un importante fabricante de luminarias, en su catálogo comercial.
Clasificación de los Grados de Protección
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35. Alumbrado
Público
Clasificación Óptica de Luminarias para Instalaciones de Iluminación Pública
Dentro de este grupo tenemos luminarias de parques y jardines, así como las de iluminación
pública viaria. Para las primeras, son instalaciones típicas, como su nombre indica, parques,
jardines, zonas residenciales, etc. En el segundo tipo tenemos vías urbanas, autopistas, túne-
les, etc.
La C.I.E. ha introducido un nuevo sistema para la clasificación de las luminarias para ilumina-
ción de viales y así sustituir al sistema que introdujo en el año 1965, en el que se hacía la cla-
sificación cut-off, semi cut-off y non cut-off. No obstante, el antiguo sistema sigue siendo uti-
lizado en ciertas recomendaciones nacionales para la iluminación de viales. En la siguiente
tabla mostraremos el antiguo sistema.
Ejemplos de Curvas Fotométricas con su Clasificación
La nueva clasificación de luminarias de la C.I.E. que reemplaza a la anterior se basa en tres
propiedades básicas de las luminarias:
• La extensión a la cuál la luz de la luminaria se distribuye a lo largo de un camino.
El “alcance” de la luminaria.
• La cantidad de diseminación lateral de la luz, a lo ancho de un camino: La “aper-
tura”.
• El alcance de la instalación para controlar el deslumbramiento producido por la
luminaria: El “control” de la luminaria.
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36. Alumbrado
Público
El alcance está definido por el ángulo γ máx que forma el eje del haz con la vertical que va hacia
abajo. El eje del haz está definido por la dirección de la bisectriz del ángulo formado por las
dos direcciones de 90 % Imáx en el plano vertical de intensidad máxima.
Se definen tres grados de alcance de la manera
siguiente:
γ máx< 60º: alcance corto.
70º ≥ γ máx ≥ 60 º: alcance medio.
γ máx > 70º: alcance largo.
La apertura o dispersión está definida por la
línea, que corre paralela al eje del camino y que
apenas toca el lado más alejado del 90 % Imáx
Diagrama Polar del lMAX en el camino. La posición de esta línea está
definida por el ángulo γ 90.
Los tres grados de apertura se definen de la
siguiente manera:
γ 90 < 45º : apertura estrecha.
55º ≥ γ 90 ≥ 45º: apertura media.
γ 90 > 55º: apertura ancha.
El control está definido por el índice específico
de la luminaria, SLI de la luminaria. Este es
parte de la fórmula G de control del deslumbra-
miento molesto que está determinado sólo por
las propiedades de la luminaria.
Apertura o Dispersión
Rendimiento de una Luminaria
El flujo producido por una lámpara instalada en una luminaria sufre ciertas pérdidas, de mane-
ra que únicamente una parte del mismo es emitido por la luminaria. Se define rendimiento de
una luminaria a la relación entre el flujo emitido por la luminaria y el flujo producido por la
lámpara o las lámparas instaladas en la misma.
Flujo Luminaria
η= ·%
Flujo Lámpara
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37. Alumbrado
Público
Factor de Depreciación o Mantenimiento
El factor de depreciación o mantenimiento se define, como la relación entre la iluminancia
media en la calzada después de un período determinado de funcionamiento de la instalación
de alumbrado público, y la iluminancia media obtenida al inicio de su funcionamiento como
instalación nueva.
La iluminancia proporcionada a una calzada por una instalación de alumbrado público, decre-
ce con el tiempo debido fundamentalmente a:
• Disminución del flujo emitido por las lámparas debido a su envejecimiento.
• Descenso del flujo distribuido por la luminaria debido a su ensuciamiento por pene-
tración y acumulación de polvo, agua, humedad, etc., en el interior del bloque ópti-
co de la luminaria.
Diferentes Tipos de Luminarias
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38. Alumbrado
Público
2.3.2 Lámparas
Lámparas de Descarga
Generalidades sobre la Luz
Como hemos comentado, la luz se compone de radiaciones electromagnéticas en forma de
ondas, que pueden producirse de forma muy variada según las causas que las provoquen. Si la
causa se debe exclusivamente a la temperatura del cuerpo radiante, el fenómeno se llama ter-
morradiación, en todos los demás casos luminiscencia.
a) Termorradiación
Se conoce con esta denominación la radiación (calor y luz) emitida por un cuerpo caliente.
La energía de esta radiación depende única y exclusivamente de la capacidad calorífica del
cuerpo radiante. La luz que se obtiene va siempre acompañada de una cuantiosa radiación tér-
mica que, por lo general, constituye una fuente de pérdida de energía cuando de lo que se trata
es de producir luz.
Al calentar un trozo de carbón, hierro, oro, wolframio o cualquier otro material, se obtiene una
radiación visible que se aprecia por el color de incandescencia que adquiere el cuerpo y que
varía según la temperatura, tal como se muestra en la Tabla 11.
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39. Alumbrado
Público
a.1) Termorradiación natural
En la propia naturaleza encontramos un ejemplo evidente de producción de luz a gran escala
mediante la termorradiación que nos brindan el Sol y las demás estrellas similares a él.
De la energía emitida por el Sol, cerca de un 40 % de la radiación se transforma en luz visi-
ble, el cual corresponde al máximo “rendimiento óptico” a 6.500 K.
a.2) Termorradiación artificial
Se obtiene luz por termorradiación artificial, calentando cualquier materia o cuerpo sólido a
una elevada temperatura, bien sea por combustión o incandescencia. Otros tipos:
• Luz de la llama de alumbrado.
• Luz del arco eléctrico.
• Luz de un cuerpo incandescente en el vacío.
b) Luminiscencia
Con este nombre se conocen aquellos fenómenos luminosos
cuya causa no obedece exclusivamente a la temperatura de la
sustancia luminiscente.
Cada sustancia posee un espectro de líneas característico, lo cual
también ocurre con los gases luminiscentes, como por ejemplo el
vapor de sodio, cuyo espectro está compuesto por una doble línea
amarilla cuyas longitudes de onda corresponden a 589 nm y 589,6
nm respectivamente.
Lámpara incandescente
1. Lámparas de IncandescenciaTipo Potencia
(W) Flujo
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40. Alumbrado
Público
2. Lámparas Fluorescentes Compactas
Las lámparas fluorescentes compactas se han desarrollado para su utilización en aquellas apli-
caciones en las que tradicionalmente se empleaban lámparas incandescentes.
Lámpara Fluorescente Compacta
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41. Alumbrado
Público
3. Lámparas de Mercurio
3.1. Funcionamiento
Para que se produzca su arranque, es necesario emplear un voltaje
entre los electrodos del tubo de descarga. Debido a que la distancia
entre los electrodos principales es demasiado grande para producir la
vaporización del gas, el encendido se produce mediante un electrodo
auxiliar situado muy próximo a uno de los electrodos principales y así
se produce la ionización completa del gas.
Lámpara de Vapor de Mercurio
La lámpara en el instante inicial no radia el cien por cien del flujo hasta
que el mercurio, que se encuentra en el tubo de descarga, no se haya vaporizado totalmente. Esto
sucede cuando ha transcurrido un cierto tiempo denominado periodo o tiempo de encendido de una
lámpara de descarga.
El período de encendido se define como el tiempo transcurrido desde el momento en que se conec-
ta la lámpara hasta que alcanza el 80 por ciento de su flujo nominal y es aproximadamente de 4
minutos.
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42. Alumbrado
Público
3.2. Consideraciones sobre eficacia y duración
Como se puede observar en la tabla 14 su duración o vida útil está en torno a las 16.000 horas
de funcionamiento. Esto se produce cuando la lámpara ha perdido el 21 % de su flujo. Su efi-
cacia oscila entre 40 lm/W y 60 lm/W y aumenta con la potencia.
4 Lámparas de Luz Mezcla
La lámpara de luz mezcla es un híbrido de la lámpara convencional de mercurio, con una lám-
para incandescente. La diferencia, estriba en que mientras la lámpara de mercurio necesita de
un balasto externo para estabilizar la corriente, la de luz mezcla lleva ya su balasto incorpo-
rado.
4.1. Funcionamiento
La fase de arranque de una lámpara de luz mezcla es igual a la que se produce en una lám-
para de vapor de mercurio. No obstante, en estas lámparas se produce un aumento en su flujo
luminoso totalmente diferente a las anteriores.
La tensión de arco en el tubo de descarga en el proceso de encen-
dido es muy baja. Al estar dispuestos en serie el tubo de descar-
ga y filamento, la tensión sobre este último será aproximada-
mente de 190 V. Esta tensión es muy elevada para trabajar en
nominal, ya que el voltaje ideal se encuentra entre 100 V y 145
V. Como consecuencia de esto, el filamento radia en este inter-
valo una cantidad de luz bastante alta, siendo en el tubo de
descarga la emisión de luz muy escasa.
En el transcurso de la fase de encendido, el flujo luminoso del
tubo de descarga aumenta por la elevación de la tensión de arco.
Al mismo tiempo, al disponerse en serie el filamento, su voltaje
tiene que disminuir. Esto implica que la cantidad de flujo lumi-
noso procedente del filamento también disminuye. Esta elevación Lámpara de Luz de Mezcla
del flujo luminoso en el tubo de descarga se estabiliza transcu-
rridos aproximadamente tres minutos.
4.2. Consideraciones sobre eficacia, color y duración
La lámpara de luz mezcla tiene una eficacia determinada por las eficacias individuales del tubo
de descarga y del filamento y de la distribución de la potencia total de la lámpara entre los
dos.
Aunque el filamento tiene una eficacia luminosa de alrededor de 15 lm/W, durante el fun-
cionamiento de la lámpara de luz mezcla, al estar anormalmente cargado, su eficacia dismin-
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43. Alumbrado
Público
uye al orden de 8 lm/W. La eficacia del tubo de descarga es de aproximadamente 40 lm/W.
La eficacia de la lámpara de luz mezcla depende por tanto de su régimen de funcionamiento
combinando las eficacias anteriores. Sus valores se encuentran comprendidos entre 20 lm/W
y 60 lm/W.
En referencia al color de la lámpara de luz mezcla, también es una combinación de la lámpara
de vapor de mercurio (Ra = 45) y de la incandescente (Ra = 100). La proporción de la mezcla
consigue un Ra del orden de 60.
Con respecto a la apariencia de color y considerando la componente roja adicional de la incan-
descencia se obtiene una sensación de color más cálido (T=3.600 K) si la equiparamos con la
lámpara de vapor de mercurio (T=3.850 K).
La vida útil de esta lámpara queda determinada por el filamento, pues es el elemento que sufre
las sobretensiones de la red, ocurriendo que el tubo de descarga, que como se ha comentado
anteriormente esta en serie con este último, se encuentre en perfecto estado de fun-
cionamiento.
Con el uso de nuevos materiales para la construcción del filamento y un esmerado control en
la mezcla de los gases, se obtienen unas vidas mas elevadas, estableciéndose en 6000 horas
en contraste con las 1 000 horas de una incandescente.
5. Lámparas de Sodio de Baja Presión
Este tipo de lámparas tiene enorme similitud con las de vapor de mercurio de baja presión (flu-
orescentes). Ahora bien, si en la lámpara de fluorescencia la luz es producida al transformarse
la radiación de la descarga de mercurio en el espectro visible, con un polvo fluorescente, en la
de sodio de baja presión, la radiación visible se produce por la descarga directa de sodio. En la
fase de arranque, al producirse en frío, se tiene que producir un arco de tensión elevado,
dependiendo éste de la composición del gas introducido.
5.1. Funcionamiento
Para poder arrancar una lámpara de vapor de sodio de baja presión es necesario producir un
pico de tensión que oscilará entre 500 V y 1.500 V dependiendo, como se ha comentado ante-
riormente, de la composición de la mezcla del gas en la lámpara.
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44. Alumbrado
Público
Al igual que en una lámpara de vapor de mercurio de baja presión y al contrario que en las de
mercurio de alta presión, la lámpara de vapor de sodio de baja presión puede volver a encen-
derse cuando ocurre un fallo de suministro eléctrico.
5.2. Consideraciones sobre eficacia, color y duración
Su eficacia es la mayor de las lámparas de descarga siendo casi el
doble que una lámpara de vapor de mercurio de baja presión. La
lámpara con una mayor eficiencia, la de 131 W, tiene aproxi-
madamente 195 lm/W.
Al conectarse una lámpara de sodio de baja presión y hasta que
se desarrolla el calor suficiente para vaporizar el sodio, la lámpara
presenta una luminiscencia rojo-anaranjada durante los primeros
minutos de trabajo, hasta que alcanza su flujo luminoso, estable-
cido en aproximadamente diez minutos, que es amarilla. El sodio
metálico cuando se evapora, produce la característica luz amari-
lla monocromática siendo esta la causa de su bajo rendimiento en
color. Al utilizarse el método de C.I.E., el valor del índice de repro- Lámpara de Vapor de Sodio de
ducción cromática será negativo. Baja Presión
La vida útil de funcionamiento de esta lámpara se determina en aproximadamente 14.000
horas. Este alto número de horas de funcionamiento se debe a su bajo valor de perdidas de
flujo y a su baja probabilidad de fallos de funcionamiento.
43
45. Alumbrado
Público
6. Lámparas de Sodio de Alta Presión
Con respecto al índice de reproducción cromática de las lámparas de vapor de sodio de alta
presión, poseen un rendimiento bajo (I.R.C.=23) y una temperatura de color amarillo–dorada
(T=2.250 K). Sin embargo, si se producen modificaciones en la presión del vapor de sodio, se
obtienen mejoras en el comportamiento de la descarga y en el rendimiento de color.
La sensación del color de la lámpara de sodio de alta presión es amarillento, pero si elevamos
la presión del vapor de sodio, se mejora la apariencia del color ya que se aumenta su tem-
peratura. Las últimas lámparas desarrolladas por tecnología de sodio de alta presión, deno-
minadas como sodio blanco, proporcionan una apariencia de color blanco cálido y su índice de
reproducción cromática es de alrededor de 80, con lo que se ha mejorado sustancialmente a
las de vapor de sodio de alta presión, pero su eficacia es menor que estas últimas.
Lámparas de Vapor de Sodio de Alta Presión
6.1. Funcionamiento
En lo que respecta al encendido, esta lámpara debe arrancarse por medio de un impulso com-
prendido entre 1,5 kV y 5 kV, dependiendo del régimen de la lámpara. Esto no es la condición
prioritaria para establecer un arranque seguro como ocurre con la lámpara de vapor de sodio
de baja presión, en la que el impulso de arranque es fundamental. El factor que es prioritario
en las lámparas de vapor de sodio de alta presión para que se produzca el arranque es la altura
del pico de tensión.
La apariencia de color al principio es blanca, debido principalmente a la descarga de xenón,
que según transcurre el tiempo, es sustituida por un color amarillo. El tiempo de encendido
hasta alcanzar las presiones requeridas y la emisión de luz estable es de varios minutos.
Como se ha apuntado anteriormente, este tipo de lámparas necesita para el arranque un volta-
je de pico que oscila entre 1,5 kV y 5 kV. Si ocurriese una falta de tensión en la red, la lám-
para se apagaría y no se podría volver a encender inmediatamente. La lámpara tendría que
enfriarse durante un tiempo superior a un minuto, para que la presión de vapor de sodio en el
tubo de descarga, fuese tal que el impulso producido por el arrancador, sea suficiente para ini-
ciar la descarga.
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46. Alumbrado
Público
6.2 Consideraciones sobre eficacia, color y duración
Aumentado la presión de vapor, en la lámpara de vapor de sodio blanco, se obtiene un
rendimiento de color (I.R.C=80).
Se obtiene de esta forma una apariencia de color blanco - cálido (temperatura de color cor-
relacionada de 2.500 K) y una eficacia luminosa de 46 lm/W para la potencia de 50 W.
En la lámpara de vapor de sodio de alta presión se produce una disminución gradual de su flujo
debido al deterioro de la transmitancia del tubo de descarga.
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47. Alumbrado
Público
En las horas de funcionamiento de estas lámparas existen factores que no se encuentran al
alcance de los fabricantes aunque otros si que están controlados. Entre los más importantes
cabe mencionar:
• Estabilidad de la tensión en la red.
• Tipo de balasto y arrancador.
• Temperatura del punto frío del tubo de descarga.
El factor principal de los tres es la temperatura del punto frío del tubo de descarga. Cuando
en una luminaria el reflector esta mal diseñado, el calor generado por la lámpara se refleja
sobre el tubo de descarga, provocando una elevación de la tensión de la lámpara. Como resul-
tado se obtiene generalmente un fallo prematuro de ésta.
Criterios de Selección de Lámparas
Se recomienda la utilización de lámparas del tipo descarga, cuya elección deberá ser adecua-
da para lograr los fines previstos dentro de la economía disponible. En carreteras se utilizarán
preferentemente lámparas de vapor de sodio a alta presión, debido a su adecuada eficacia
luminosa (lm/W) y mejor rendimiento de color que las lámparas de vapor de sodio a baja pre-
sión, cuyo uso podría ser también recomendable en carreteras a campo abierto, zonas rurales
y áreas que requieran alumbrado de seguridad.
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48. Alumbrado
Público
Para la correcta planificación del alumbrado exterior es fundamental el conocimiento de las
características fotométricas, cromáticas, eléctricas y de duración de las lámparas así como el
programa de actividades de cada uno de los espacios a iluminar.
Se debe buscar un equilibrio adecuado entre los parámetros de bienestar y eficiencia a la hora
de plantear la elaboración de un proyecto de este tipo. En función de las necesidades reales
de los locales y el uso racional de los recursos se optimizarán los resultados finales.
Por tanto antes de comenzar el proyecto de alumbrado se debe contemplar en primer lugar el
uso racional de la energía eléctrica.
Mediante la utilización de modernas fuentes de luz de alta eficacia y equipos auxiliares, se ha
conseguido compatibilizar el uso racional de la energía con iluminaciones eficientes y con-
fortables.
2.3.3 Sistemas de Arranque y Encendido
Como bien sabemos las lámparas de incandescencia, halógenas y de luz mezcla se pueden
conectar directamente a la red sin necesidad de ningún equipo auxiliar o mediante un trans-
formador, debido a que la intensidad que circula por ellas y la tensión aplicada son proporcio-
nales, es decir, tienen unas propiedades lineales.
Ahora bien, las lámparas de descarga, que son las utilizadas en el alumbrado público, tienen
la particularidad de que la relación entre la corriente que circula y la tensión aplicada no es
lineal, por lo cual la tensión del arco depende poco de la corriente que la atraviesa.
Dependiendo de la tensión aplicada, si se produce el arranque, puede ocurrir que la intensidad
de la corriente se eleve enormemente hasta provocar la destrucción de la lámpara o que la
corriente fluctúe desproporcionalmente con pequeñas variaciones de tensión.
Estabilización de la Descarga
El elemento más utilizado en la práctica para estabilizar las lámparas de descarga, lo consti-
tuye una reactancia inductiva que limita con bastante eficacia, sencillez y economía la inten-
sidad de la corriente de descarga. La distorsión de la corriente que produce en la lámpara es
tolerable y generalmente sin parpadeos, aunque la fase entre la tensión de la lámpara y la de
la red de suministro se desplaza, lo cual se corrige mediante el uso de condensadores en para-
lelo con la línea de alimentación.
Cuando la tensión que disponemos en la línea no es suficiente para permitir el encendido de
la lámpara, se recurre a transformadores o autotransformadores para elevarla. A fin de mini-
mizar los equipos de encendido, se dispone de los autotransformadores a fugas (llamados de
dispersión) que incorporan en su secundario la reactancia inductiva necesaria.
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49. Alumbrado
Público
Equipos Auxiliares de las Lámparas de Descarga:
Lámparas de Vapor de Mercurio a Alta Presión
En la lámpara de mercurio, aparte de la reactancia no es necesario equipo de arranque. Se usan
balastos inductivos compensados que pueden ser utilizados tanto en circuitos de compensación
paralela como en serie. Ambos circuitos llevan un condensador para corregir el factor de potencia.
Lámparas de Halogenuros Metálicos
Las condiciones de funcionamiento de las lámparas de halogenuros metálicos son muy pare-
cidas a las de vapor de mercurio convencionales, estando dispuestas para ser conectadas en
serie con un balasto limitador de corriente. Pero debido a los halogenuros, la tensión de encen-
dido de estas lámparas es elevada y necesitan el empleo de un ignitor.
El balasto a conectar a la lámpara de halogenuros depende de las propiedades de ésta.
Lámparas de Vapor de Sodio a Baja Presión
Estas lámparas precisan de un equipo auxiliar que puede ser:
• Balasto, con o sin ignitor separado. Debido al bajo voltaje de la lámpara, éstas pue-
den operar en circuitos comparativamente simples. Estos consisten básicamente,
en un balasto en serie con la lámpara y un arrancador en paralelo. Para la correc-
ción del factor de potencia se utiliza un condensador en paralelo.
• Transformador con ignitor separado. En este circuito se mantiene la potencia casi
constante de la lámpara durante toda su vida. Consiste en un balasto, un conden-
sador en serie para la corrección del factor de potencia y un ignitor electrónico.
Lámparas de Vapor de Sodio a Alta Presión
Al igual que en las lámparas de halogenuros metálicos, y debido a la alta presión a la que se
encuentra el gas, para el encendido es necesario aplicar altas tensiones de choque. Por ello, las
lámparas de sodio operan normalmente con un balasto y un arrancador. Algunas lámparas pose-
en un arrancador incorporado pero en la mayoría utilizan un dispositivo de arranque externo.
Principalmente existen dos tipos de circuitos, ya sea con el arrancador conectado en serie o en
semiparalelo con la lámpara:
• Circuito con arrancador en serie. El arrancador está conectado entre el balasto y la
lámpara.
• Circuito con arrancador en semiparalelo. El arrancador está conectado a la lámpa-
ra a través de la reactancia.
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50. Alumbrado
Público
La corrección del factor de potencia en ambos circuitos puede lograrse con un condensador en
forma de compensación en paralelo.
Reactancias ó Balastos
Las reactancias o balastos son accesorios para utilizar en combinación con las lámparas de
descarga, que en forma de impedancias inductivas, capacitivas o resistivas, solas o en combi-
nación limitan la corriente que circula por aquellas a los valores exigidos para un funciona-
miento correcto.
Además, cuando es necesario, suministran la tensión y corriente de arranque requeridas y en
el caso de reactancias de arranque rápido, las bajas tensiones necesarias para el caldeo de los
cátodos de las lámparas.
Las más empleadas son las de tipo inductivo, utilizándose también una combinación de induc-
tiva-capacitiva, sobre todo en la fluorescencia. Las resistivas y capacitivas por si solas no se
utilizan, ya que las primeras tienen muchas pérdidas y por tanto, tienen un bajo rendimiento
y las capacitivas dan una potencia ínfima en la lámpara por la gran deformación de la onda
de corriente de la misma que originan.
En resumen, la función de los balastos consiste en:
• Proporcionar la corriente de arranque o de precalentamiento de cátodos para con-
seguir en éstos la emisión inicial de electrones.
• Suministrar la tensión de salida en vacío suficiente para hacer saltar al arco en el
interior de la lámpara.
• Limitar la corriente en la lámpara a los valores adecuados para un correcto funcio-
namiento.
• Controlar las variaciones de la corriente en la lámpara, frente a variaciones de la
tensión de alimentación.
Armónicos
Una cuestión a tener en cuenta son los armónicos, que son perturbaciones introducidas en la red
por los equipos eléctricos. En los sistemas de iluminación se supone que la energía se recibe a una
sola frecuencia y que ésta es constante. La constancia de la frecuencia en las distribuciones de
energía está generalmente conseguida. Sin embargo, por diversas circunstancias, la onda funda-
mental puede estar "contaminada" con armónicos indeseables, siendo su estudio complejo.
Conviene señalar que, si la situación de los armónicos sobre la onda fundamental hace que la
onda compuesta tienda a ser cuadrada, las bobinas de impedancia no limitan suficientemen-
te la intensidad que recibe la lámpara puesto que en estas condiciones, la tensión alterna se
asemeja a una tensión continua pulsatoria frente a la cual los choques inductivos no respon-
den eficazmente.
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Los armónicos tercero y sucesivos, de orden impar, que se producen en la utilización de núcle-
os magnéticos (balastos magnéticos) en los alumbrados con lámparas de descarga y la gene-
ración de armónicos impares por parte de las propias lámparas, tienen dos consecuencias:
Condensadores
Los condensadores de corrección del factor de potencia no son capaces de corregir el factor
de potencia hasta la unidad, sino que al añadirse más capacidad a dichos condensadores se
pasa a un circuito capacitivo.
Sistemas Trifásicos con neutro
En los sistemas trifásicos con neutro, el neutro no llevaría corriente en el caso de equilibrio de
cargas en las fases, pero debido a los armónicos la corriente en el neutro se llega a hacer simi-
lar a la de las fases, porque aún cancelándose la frecuencia fundamental a igualdad de car-
gas, es decir con fases equilibradas, los terceros armónicos están en fase y por lo tanto se
suman.
Balastos Electromagnéticos
Están compuestos principalmente por un gran número de bobinas de cobre sobre un núcleo de
hierro laminado. En las bobinas se produce una pérdida de calor a través de la resistencia
óhmica de las mismas y la histéresis en el núcleo, dependiendo mucho de la construcción
mecánica de los balastos y del diámetro del alambre de cobre.
Tipos de Balastos Electromagnéticos:
• Reactancia de choque. Este tipo de reactancia inductiva, formado por una simple
bobina con su núcleo magnético correspondiente, conectada eléctricamente en
serie con la lámpara, es el más utilizado; constituye un conjunto de bajo factor de
potencia que puede ser corregido colocando un condensador en paralelo con la red.
Este tipo de balasto proporciona una pobre regulación de potencia frente a las varia-
ciones de la tensión de alimentación (alrededor del 20 % de oscilación de la poten-
cia, para variaciones de tensión del 10 %) y si la corriente de arranque es elevada res-
pecto a la de funcionamiento, deben dimensionarse los circuitos para ese valor. Esto
hace que la vida de la lámpara se vea reducida considerablemente si la tensión de la
red fluctúa más del 5 %. Por lo tanto, este tipo de reactancias es adecuado siempre
que se utilice en las debidas condiciones de estabilidad de la tensión.
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• Balasto autotransformador: Cuando las redes de alimentación tienen una tensión
inferior a 220 V, se hace necesario prever un sistema de elevación de esa tensión
que nos proporcione la necesaria para el encendido de la lámpara. Este sistema
puede ser simplemente un autotransformador y una reactancia de choque normal,
lo cual es muy costoso y voluminoso.
Este tipo de balastos tienen una regulación de potencia muy pequeña, de modo que
una variación de tensión del 5 % ocasiona oscilaciones de potencia de la lámpara
del 12 %. Además, son balastos de bajo factor de potencia y para corregir éste,
teniendo en cuenta la tensión de alimentación nos veremos obligados a colocar
condensadores de gran capacidad y por lo tanto costosos.
• Balasto autorregulador. Este balasto combina un autotransformador con un circui-
to regulador. Debido a que una parte del bobinado es común con el secundario, su
tamaño es reducido. Puesto que sólo el bobinado secundario contribuye a una
buena regulación el grado de ésta depende de la porción de tensión primaria aco-
plada al secundario.
Con este tipo de balasto obtenemos una serie de ventajas:
– Una buena regulación de corriente y potencia de la lámpara, frente a las variacio-
nes de tensión de la alimentación (del orden del 5 % en potencia, frente a varia-
ciones de tensión del 10 %).
– Un aumento notable en la vida de la lámpara lo que reduce los costos de manteni-
miento de la instalación.
– La corriente de arranque en la red, no es superior a la de funcionamiento normal,
por lo que los sistemas de protección y los conductores de alimentación se pueden
dimensionar para una corriente menor que en las instalaciones con balastos de
choque, y por esto mismo la seguridad de las protecciones aumenta al correspon-
der sus valores con los de funcionamiento.
– La compensación del factor de potencia se mantiene en un valor superior al 0,9
independientemente de la tensión de red.
– Debido a la gran estabilización que proporcionan estos balastos, la tensión de red a la
cual la lámpara se extingue es baja, lo que permite variaciones de la tensión de ali-
mentación muy superiores a lo habitual sin que se produzcan apagados de la lámpara.
Balastos Electrónicos
Las ventajas de los balastos electrónicos correctamente diseñados, elaborados y verificados
son las siguientes:
• Mejoran la eficiencia de la lámpara y del sistema.
• No producen efectos de parpadeo o estroboscópico.
• Brindan un arranque instantáneo sin necesidad de un arrancador separado.
• Incrementan la vida de la lámpara.
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• Ofrecen excelentes posibilidades de regulación del flujo luminoso de la lámpara.
• Factor de potencia próximo a la unidad, aunque hay que vigilar que los armónicos
en línea no excedan los valores máximos admitidos.
• No producen zumbido ni otros ruidos.
Los balastos electrónicos se usan generalmente para lámparas fluorescentes, halogenuros
metálicos y sodio alta presión hasta 150 W.
Arrancadores
Las lámparas de halogenuros metálicos y las de sodio de alta presión necesitan tensiones de
encendido muy elevada que no puede suministrarlas un balasto por si solo; el poder propor-
cionar esta tensión de encendido es cuestión de los arrancadores, que también se utilizan para
el encendido de algunas lámparas de vapor de sodio a baja presión.
Su funcionamiento está basado en aprovechar la energía almacenada en un condensador que
se descarga mediante un sistema de disparo en el bobinado primario de un transformador;
debido a la brusca variación de flujo en el núcleo del mismo, aparece un impulso de tensión
inducido en el secundario de un valor de pico muy elevado y de corta duración que super-
puesto a la tensión de la red, hace saltar el arco en el interior del tubo de descarga.
Se pueden distinguir tres tipos diferentes:
• Arrancador independiente.
• Arrancador de transformador de impulsos.
• Arrancador independiente de dos hilos.
Además de esta clasificación por su forma de funcionamiento, los arrancadores pueden tener
en su interior un sistema de desactivación que corte su funcionamiento si la lámpara no arran-
ca en un plazo de tiempo, estos últimos son los llamados arrancadores temporizados.
• Arrancador independiente o superposición de impulsos (Arrancador en serie): El
condensador del arrancador se descarga mediante el circuito de disparo sobre las
espiras del primario del transformador, el cual amplifica el impulso al valor ade-
cuado. La tensión del impulso depende exclusivamente del propio arrancador. Es
compatible con cualquier reactancia de choque y ésta no soporta los impulsos de
encendido, cuyo valor en muchos casos es elevado.
• Arrancador de transformador de impulsos (Arrancador semiparalelo): El condensa-
dor del arrancador se descarga mediante el dispositivo de disparo entre los puntos
2 y 3 del balasto, que con una adecuada proporción de espiras respecto al total de
la bobina, amplifica el impulso al valor necesario.
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Arrancador en Serie
Arrancador en Semiparalelo
El valor de los impulsos depende tanto del propio arrancador como del balasto utilizado, y por
esto no siempre es compatible cualquier combinación de ambos. El balasto debe llevar toma
intermedia y estará sometido a las elevadas tensiones de pico producidas para el encendido.
• Arrancador independiente de dos hilos (Arrancador paralelo): La energía almacenada
en el condensador es devuelta hacia la lámpara por la intervención del circuito de
disparo; en el preciso instante en el que la tensión de aquella pasa por su valor máxi-
mo, se obtiene un impulso de un valor de pico entre 2 y 4 veces el del instantáneo de
la red, alcanzando entre 600 V y 1.200 V, pero de mayor duración y por lo tanto de
más energía que los obtenidos con los otros sistemas de arrancadores.
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