1. OPINIÓN
Lunes 09.12.13
SUR
EDITORIALES
LA TRIBUNA
El abismo
ucraniano
21
El PSOE y la clase media
DAMIÁN ZAMORANO VÁZQUEZ
MÉDICO
El acercamiento a Rusia provoca el
temor de perder el tren europeo
La oposición ucraniana, proeuropea y proliberal, no consiguió reunir
ayer en Kiev el millón de manifestantes que había prometido en la
plaza de la Independencia. Pero la impresionante demostración, su
constancia y su dinamismo prueban su alta representatividad social y
la voluntad de una buena mitad del país en oponerse a una inquietante aproximación a Rusia que los opositores entienden como una subordinación nacional a Moscú y a sus obvios intentos de formar un
bloque propio a modo de «contra UE». El empate técnico que, más o
menos, se registra en el país entre opositores y oficialistas se ha enquistado y se moverá difícilmente porque el recurso a mano, elecciones adelantadas, es negado por el Gobierno. Eso traduce un fuerte temor del campo oficial aunque disponga, y esto debe ser recordado, de
mucho apoyo en las regiones rusófonas del oriente y norte del país. El
Gobierno vigente ganó, por poco, la última elección legislativa y tiene el derecho a considerar la firma de un acuerdo de Unión Aduanera
con Rusia y otros estados autoritarios y poco edificantes del campo
prorruso del área. Pero la extendida percepción de que el país entraría
así en una agrupación prorrusa que arruinaría a medio plazo toda posibilidad de optar por la Europa del oeste y su modelo social ha arraigado. Para la UE la situación es incómoda porque la crisis económica
y la férrea disciplina fiscal en curso exigirán a todo candidato una gestión rígidamente austera, sobriedad presupuestaria, recortes sociales
y paciencia. Algunos observadores irónicos han sugerido que Moscú
debería permitir a Kiev proponerse como un socio potencial de la UE
para que más pronto que tarde deseara volver bajo el viejo manto ruso,
pero esa tontería minusvalora lo que late bajo la crisis: un genuino intento de recrear una Ucrania democrática e independiente no un apéndice de Rusia. Catherine Ashton, jefa de política exterior de la UE, viajará esta semana a Kiev para reiterar el buen deseo de que el pueblo
ucraniano pueda decidir qué quiere hacer con su país sin la amenaza
de la larga mano rusa. Nada ni nadie debería tener la fuerza precisa para
impedirlo contra el derecho y el sentido común.
Reválida en tráfico
La directora general de Tráfico, María Seguí, anunció este pasado fin de
semana que la DGT estudia poner en marcha una «reválida teórica» que
vendría dada por «la necesidad de que los conductores estén en constante evaluación para mejorar la seguridad vial y reducir la siniestralidad mortal en las carreteras». En otras palabras, la renovación del carné de conducir, que ahora requiere un examen psicotécnico de escasa
entidad, podría obligar a realizar un examen sobre las normas de circulación y mecánica elemental. Si Wert ha reinstaurado las viejas reválidas en la educación obligatoria, tráfico le iría ahora a la zaga. Para evaluar cabalmente la medida, habría que conocer los detalles de la propuesta y, concretamente, si acarreará o no un nuevo gasto (cada año se
renuevan unos tres millones de carnés). En principio, la generalización
de una prueba de esta naturaleza parece una burocratización innecesaria de la renovación en el caso de los conductores que respetan por sistema las reglas; quizá, en cambio, fuera oportuno reforzar los controles sobre quienes han perdido los puntos de su carné por acumulación
de infracciones y han de recuperarlos mediante un curso en una autoescuela acreditada, que lógicamente ha de abonarse. Curso que, según denuncia de las autoescuelas, cada vez realizan menos infractores.
EL PERIÓDICO DE MÁLAGA
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Invitaría a militantes y simpatizantes de esta formación política
simplemente a repensar cómo podrían conciliarse los intereses
de los más desfavorecidos con los de la clase media
D
efino clase media como aquel sector de
la población que, sin ser rica, llega sin
dificultades a fin de mes. Era la clase
mayoritaria antes de la crisis, pero ahora probablemente predomina la clase de los más
desfavorecidos, que incluye a marginados, pobres,
autónomos y falsos autónomos sin clientes, parados y empleados en precario o con bajos sueldos.
Hace tiempo que un sector importante de la
clase media abandonó al PSOE, perdiendo este
partido el voto urbano y gran parte del voto ilustrado, haciendo al menos etimológicamente al
PSOE un partido más para conservadores que para
progresistas. Pero no está claro que los intereses
de la clase media coincidan con el del sector neoliberal de la derecha, ese que propicia a unos bancos que estafan a preferentistas, que niegan crédito o solo lo conceden a intereses de usura, o a
unos empresarios que solo respetan a sus beneficios pero no a sus trabajadores, modelando un futuro de ricos, parados y mileuristas.
Dicen que el PSOE esta virando a la izquierda,
y a saber si son palabras o hechos. La obligación
del PSOE es otra, y es la de reconstruir el pacto entre la clase media y los más
desfavorecidos, y este debe
ser su empeño si quiere gobernar y si quiere ser justo,
es decir, gobernar en beneficio de la inmensa mayoría, no de unos contra otros.
Merced a este pacto la
clase media aceptaría una
sociedad solidaria, con cohesión social, y con igualdad
de oportunidades. A cambio recibiría moderación en
la carga impositiva y libertad. Moderar los impuestos
significa aceptar que el dinero público es sagrado, y
que el gasto público solo
debe ser para lo necesario y
no para el artificio, y que el
gasto social debe ser para el
que lo necesita, sin ser aceptables la barra libre ni el café
para todos. El gasto social
no es para hacer caridad, es
para garantizar derechos, y esa es precisamente
la labor del Estado, garantizar que el gasto social
(educación, sanidad, dependencia, etc.) llegue al
que lo necesita y no necesariamente que funcionarios públicos sean los encargados de realizar las
prestaciones que el Estado garantiza. Cuestión de
eficiencia.
Libertad, ¿qué significa? Significa devolver el
poder a la ciudadanía, que esta tenga libertad para
escoger hospital, escuela o universidad; para jubilarse a los 65 o las 75 años; para intentar ganar
dinero, o hacerse hippy, o aspirar a un anónimo
pero digno trabajo de funcionario o empleado; a
no dejarse engañar por políticos corruptos o inútiles, por monopolios o por empresarios avariciosos, por medios de comunicación al servicio del
amo; a luchar, a equivocarse, a rehacer la vida tras
el fracaso; a innovar, al esfuerzo, a investigar, a
formarse, a soñar; a garantizar su futuro y el de su
hijos; a construir y a que le dejen construir. El futuro de España es competir por la excelencia, y
para jugar en la liga de los mejores y no de los mediocres, en la liga de las grandes empresas, hospitales, universidades y centro de investigación, el
requisito necesario es la libertad, la iniciativa y el
estímulo. Me apena la situación de los jóvenes, la
generación mejor formada de la historia de España; el futuro de estos jóvenes no es comprarles
muletas, es dejar que puedan abrir sus alas, y eso
también se consigue devolviendo la libertad y el
poder a la ciudadanía.
Estoy convencido de que muchos militantes
del PSOE leerán estas líneas con estupor, sentirán
que es un acumulo de blasfemias, cuando lo que
toca es virar a la izquierda, que así lo pide el corazón y el cálculo electoral. Respeto al beneficio
electoral de ser más de izquierdas tengo mis dudas; parece razonable dado el empobrecimiento
de la clase media, pero por lo mismo el votante,
harto ya de crisis, puede preferir seguir con el malo
conocido que apostar el bueno por conocer. Puede incluso no creer que los ricos pagarán más impuestos y los pobres menos, y temer que un aumento del gasto público sea
exclusivamente a expensas de los de siempre, de la
clase media y de los más
desfavorecidos, estos últimos quizás librándose del
IRPF pero cayendo en las
garras del IVA, el IBI, la tasa,
el copago, la multa y otros
jinetes del apocalipsis. El
ejemplo británico es también aleccionador: tras el
triunfo de Thatcher los laboristas se escoraron a la izquierda, y sufrieron muchos años de ostracismo
hasta que Blair recuperó el
poder para el laborismo por
conseguir obtener desde la
moderación de nuevo el
voto de la clase media. Respecto a que es de mejor corazón virar la izquierda,
también tengo mis dudas,
que ya se iniciaron en mayo
de 2010 cuando el PSOE gobernante hizo lo que
hizo, y no por hacer lo que hizo, sino por no tener
ni remota idea de lo que debía hacer, y se les quedó el ‘corazón partio’ a todos los progresistas. Tengo dudas de que un deslizamiento a la izquierda
sin más no sea la antesala de unas promesas que
luego nunca se cumplirán o, aún peor, si se cumplen que sea para estancarnos a la mediocridad en
este mundo globalizado, para terminar siendo España la patria de los camareros de los alemanes y
la fábrica que exporta al mundo sus licenciados
más brillantes.
Invitaría a militantes y simpatizantes del PSOE,
no a estar de acuerdo conmigo, simplemente a repensar cómo podrían conciliarse los intereses de
los más desfavorecidos con los de la clase media,
pues a ambos debe representar y a ambos debe
contentar si gobierna.