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Universidad de Antioquia - Vicerrectoría de Extensión - División de Extensión Cultural   1




                 CÁTEDRA ABIERTA:
               UNIVERSIDAD, CULTURA Y
                      SOCIEDAD

                           Universidad de Antioquia
                           Vicerrectoría de Extensión
                         División de Extensión Cultural




                                                    Libertad y Orden
                                                   Ministerio de Cultura
                                                  República de Colombia
2       CÁTEDRA ABIERTA: Universidad, cultura y sociedad


    Alberto Uribe Correa
    Rector Universidad de Antioquia

    Margarita Berrio deRamos
    Vicerrectora de Extensión

    María Adelaida Jaramillo González
    Directora de Extensión Cultural

    Adriana Elena Jaramillo Uribe
    Coordinadora Académica
    División deExtensió Cultural


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    ©William de Jesús Valencia Giraldo
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    ISBN: 958-655-927-0
    Editoras: Maria Adelaida Jaramillo González
    Adriana Elena Jaramillo Urube
    Revisión de Textos: Maria Luisa Valencia Olarte


    Diseño de cubierta: María Isabel Arango F.
    Diseño y Diagramación: María Isabel Arango F.
    impresión y terminación: Multimpresos
    Impreso y hecho en Colombia / Printed and made in Colombia
    Prohibida la reproducción total y parcial, por cualquier medio o con cualquier propósito, sin autorización escrita de
    los titulares.
    División de Extensión Cultural de la Universidad de Antioquia
    Teléfono (574) 210 5175. Telefax: 210 5169
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    Apartado 1226. Medellín. Colombia
Universidad de Antioquia - Vicerrectoría de Extensión - División de Extensión Cultural   3




 Alberto Uribe Correa, Rector

 Margarita Berrio de Ramos, Vicerrectora de Extensión

 María Adelaida Jaramillo González, Directora de Extensión Cultural

 Adriana Elena Jaramillo Uribe, Coordinadora Académica División de
 Extensión Cultural




Con el apoyo de:
Ministerio de Cultura
Dirección de Fomento a la Cultura de Antioquia
Universidad de Antioquia Dirección de Regionalización
Facultad de Ciencias Sociales y Humanas
Facultad de Educación, Facultad de Comunicaciones
Sistema de Comunicaciones
Comfenalco Antioquia
4       CÁTEDRA ABIERTA: Universidad, cultura y sociedad



          CONTENIDO
    Presentación                                                                                                                    5

    Primer ciclo. La relación educación-cultura en una perspectiva integradora

    •   Relaciones entre educación y cultura .......................................................................... 7
        Gabriel Jaime Arango Velásquez
    •   Relación educación y cultura en los entes gubernamentales
        y en las instituciones educativas y culturales ......................................................... 2 3
        Marta Elena Bravo de Hermelin
    •   La educación y la cultura: compromiso de todos y todas.
        Importancia de la relación educación-cultura en contextos locales .................. 3 2
        Rosalba Estrada Bolívar
    •   Importancia de la cultura en la educación formal
        y su impacto en la sociedad ........................................................................................ 3 6
        Alberto León Gutiérrez Tamayo
    •   Relación educación-cultura en el contexto local ..................................................... 4 3
        Ángela María Jaramillo Carmona
    •   La tradición cultural y su importancia en la educación ...................................... 4 7
        Pedro Guillermo Morán Fortoul
    •   Relación educación y cultura en el contexto local .................................................. 5 1
        Milton Morelo Soto
    •   Cultura y educación: el trabajo del grupo de investigación Diverser ............... 5 5
        Alba Lucía Rojas Pimienta
    •   Escuela, diversidad cultural y educación intercultural ....................................... 5 8
        Gustavo López Rozo
    •   Relación entre educación y cultura ............................................................................ 6 8
        William de Jesús Valencia Giraldo
    •   Cultura y educación ...................................................................................................... 7 2
        Carlos Alberto Vásquez Rodríguez

    Segundo ciclo. Comunicación y cultura: relación sin fronteras ............. 75

    •   Medios, comunicación y cultura desde Urabá ....................................................... 7 6
        Bayron Arroyave Miranda
    •   Influencia de los medios de comunicación en la cultura ..................................... 8 2
        Francy Esther del Valle Montoya
    •   Comunicación y cultura: escenarios de diversidad ............................................... 8 6
        Tatiana Duplat Ayala
    •   Influencia de los medios externos en el quehacer de los medios locales ......... 8 8
        Luis Erney Montoya Gallego
    •   Comunicación y cultura: relación sin fronteras ...................................................... 9 3
        Dairo Argiro Pérez Cadavid
    •   Medios masivos de comunicación en Colombia.
        Reflexiones críticas y panoramas contemporáneos ............................................... 9 5
        Rafael Alfonso Rubiano Muñoz
    •   Comunicación, relaciones y representaciones sociales ........................................ 108
        Gabriel Jaime Vélez Cuartas
Universidad de Antioquia - Vicerrectoría de Extensión - División de Extensión Cultural                                 5

       PRESENTACIÓN
La afirmación de la diversidad creativa conduce a una política de reconocimiento y de inclusión de nuestras
propias formas de ser y de producir, de soñar y de imaginar el futuro, y tales desafíos deben ser asumidos por
la Universidad, como acto de afirmación de la universalidad de su misión y de su compromiso con el futuro de
la sociedad.

El concepto de “lo cultural” desarrollado en el Plan Nacional de Cultura 2001-2010: Hacia una ciudadanía
democrática y cultural, propone leer los asuntos de la cultura desde la complejidad de los procesos que están
detrás de las manifestaciones colectivas e individuales de las tradiciones, la creación y la celebración de la
vida. Hemos pasado de una institucionalidad que restringió el campo de la cultura a lo artístico y que impulsó
políticas desde criterios centralistas y de difusión de bienes y servicios enfocados en la noción eurocéntrica
de las bellas artes, a la conformación de un enfoque que propende por una institucionalidad sustentada en la
participación y en la democratización de las condiciones para que desde lo cultural se consolide un nuevo
horizonte del desarrollo del país y de las regiones.

La Ley 30 de 1992 definió la educación superior como un “servicio público cultural, inherente a la finalidad
social del Estado” (artículo 2), y estableció entre otros, como sus objetivos, “ser factor de desarrollo científico,
cultural, económico, político y ético a nivel nacional y regional; promover la unidad nacional, la
descentralización, la integración regional y la cooperación interinstitucional con miras a que las diversas
zonas del país dispongan de los recursos humanos y de las tecnologías apropiadas que les permitan atender
adecuadamente sus necesidades, y conservar y fomentar el patrimonio cultural del país.

El Estatuto General de la Universidad de Antioquia (Capítulo III, Art. 4º), por su parte, definió la institución
como centro de conocimiento y cultura, lo que le otorga a ésta un lugar especial en el desarrollo institucional
y amplía el compromiso, al proponer entre sus objetivos, los de desarrollar la sensibilidad hacia las artes y
la cultura y el aprecio por el trabajo y los valores históricos y sociales de la comunidad, promover el
conocimiento, la investigación y la difusión del patrimonio cultural de la región y del país, y contribuir a su
enriquecimiento, conservación y defensa.

Si bien, en los últimos años se vienen presentado grandes transformaciones institucionales, los entes
territoriales departamentales y municipales, protagonistas de primer orden en el nuevo escenario político,
afrontan dificultades en el momento de implementar políticas culturales debido, en muchos casos, a la escasa
formación de los agentes culturales, a la falta de liderazgo institucional de algunas entidades, a la poca
integración de los centros académicos e investigativos con los centros de promoción y difusión cultural y a
la alta fragmentación en la oferta de servicios culturales en algunos centros urbanos, en contraste con otros
de poca actividad, por su localización y aislamiento, y el poco acceso a las tecnologías de la información y
de la comunicación en muchos lugares que se encuentran en la periferia y en las fronteras territoriales.

Estos, entre otros, son algunos de los problemas presentes en el territorio nacional en el campo de la cultura
que ameritan ser tenidos en cuenta para buscar alternativas de solución y correctivos que permitan hacer
realidad la adecuada formulación y aplicación de las políticas culturales.

El conocimiento es un patrimonio universal que se fortalece en la medida en que es compartido y apropiado
por la sociedad; en tal sentido, la Universidad aprovecha su riqueza académica y cultural, para adelantar
programas de extensión universitaria en el campo específico de la educación no formal, con el fin de encontrar
sinergias con instituciones educativas y culturales en los diferentes campos del desarrollo cultural y social.
Al amparo de dichos propósitos, la Cátedra Abierta: Universidad, Cultura y Sociedad propicia la
comunicación e interacción de la Universidad y el sector cultural, con miras al desarrollo de un proyecto
formativo que contribuya al fortalecimiento de la gestión cultural pública, privada y no gubernamental en
todos los ámbitos territoriales.

El presente libro compila las memorias de las conferencias ofrecidas en los dos ciclos iniciales de la Cátedra
Abierta: Universidad, Cultura y Sociedad adelantados en el año 2005, y es el resultado del interés de la
Universidad por fortalecer el diálogo entre los diversos saberes y experiencias producidas por los sectores,
agentes y actores culturales. Esperamos que este encuentro de saberes contribuya a afianzar el deber ser y la
pertinencia social de nuestra Alma Máter.

MARGARITA BERRÍO DE RAMOS
Vicerrectora de Extensión
Universidad de Antioquia
6   CÁTEDRA ABIERTA: Universidad, cultura y sociedad
Universidad de Antioquia - Vicerrectoría de Extensión - División de Extensión Cultural   7



PRIMER
CICLO




                   La relación
         educación-cultura en
             una perspectiva
                  integradora
8          CÁTEDRA ABIERTA: Universidad, cultura y sociedad



            Relaciones entre educación y cultura
        Gabriel Jaime Arango Velásquez1

        Al reflexionar sobre la dimensión social de la cultura, lo que en verdad buscamos es
        una oportunidad para ahondar en la comprensión de los procesos culturales, median-
        te los cuales el hombre y la sociedad definen y logran el pleno desarrollo de su ser
        individual y comunitario.

        Comprensión que a su vez posibilita nuestro compromiso con el desarrollo educativo
        y cultural de la sociedad. Para lograr este propósito consideramos una de las variables
        que mejor explica esa dimensión: la relación existente entre educación y cultura.

        Educación

        Sea lo primero precisar qué es la educación y cuál es su función social, o lo que quizá
        sería mejor, ¿cómo la organización social determina la educación?

        Al nacer, el hombre encuentra establecidas, en buena medida, las condiciones físicas,
        naturales y culturales en las cuales ha de realizar su existencia. En el mundo cada
        individuo encuentra desde su origen, en forma más o menos organizada, al hombre
        que lo ha precedido, y frente a él se le presentan como primeras alternativas el
        acercamiento, la integración y la socialización. Por ello se ha dicho y con razón que
        por naturaleza el hombre es un ser social.

        Si bien es cierto que desde su más temprana edad el hombre inicia el proceso espe-
        cífico que le permite adquirir la cultura de su grupo e interiorizar sus normas,
        buscando que su conducta comience a tener en cuenta las experiencias y las expec-
        tativas de los otros, también lo es que la organización social imperante no le permite
        ni le deja a libre elección la dirección de ese proceso, ya que prácticamente se lo
        señala, regula y obliga como una necesidad imperiosa, que a su vez le promete o
        garantiza la propia subsistencia. La acción de la sociedad en el individuo y de éste
        en aquélla es lo que da consistencia al proceso educativo, que entendido en la forma
        señalada nos permite verlo en relación con la sociedad como una aplicación del
        antiguo principio: "el ser tiende a permanecer en el ser".

        "Toda sociedad necesita unidad en el espacio-cohesión-y unidad temporal-tradición. La
        necesidad primera de la sociedad, luego de ser una, es conseguir individuos que la prolon-
        guen y continúen integrándola para mantener la comunidad, para lograr que el grupo se
        mantenga idéntico a sí mismo aunque sus miembros cambien o desaparezcan".2

        La forma o el proceso especial con el que cuenta la sociedad para inculcar y orientar
        en cada hombre, como individuo, los valores, las actitudes y el comportamiento que
        espera de él, y la cultura que lo identifica con el grupo han sido, desde muchos años
        atrás y hasta nuestros días, la educación, entendida como sistema.

        De ahí que la educación sea identificada como un proceso y un producto social e
        históricamente condicionado, que implica la relación entre un agente educador o
        regulador y un sujeto que se educa en condiciones determinadas. La educación no

    1
         Subdirector de Educación, Cultura y Bibliotecas de Comfenalco Antioquia.
    2
         Gustavo Cirigliano, Filosofía de la educación, p. 14.
Universidad de Antioquia - Vicerrectoría de Extensión - División de Extensión Cultural                                        9

está dada en sí por una sociedad en abstracto ni habilita en sí para la sociedad en
general, sino por y para una determinada sociedad.3

Este doble proceso: aporte por parte de la sociedad de ciertos ingredientes culturales
propios y asimilación por parte de los individuos de aquéllos que les permiten
convertirse en socios, es lo que se denomina educación y lo que históricamente nos
muestra el "fenómeno" educativo en toda cultura.

De acuerdo con lo visto la comprensión y desarrollo de la educación exigen un marco
social y no pueden considerarse como un acontecer individual e independiente, sino
como una función social con este fin: adaptación o ubicación crítica del individuo en
la sociedad de la cual forma parte. Así se expresa Krieck: "El sentido de toda
educación es [...] en una palabra, incorporarlos como miembros de una comunidad".
La educación se presenta, hasta ahora, como socializar, convertir al hombre en socio
permitiéndole la integración al grupo".4

Por tales motivos claramente podemos deducir que el individuo es un producto que
para su comprensión reclama en primer término el estudio de las condiciones socia-
les imperantes y concretas en las cuales llega a la vida y en las cuales vive, condicio-
nes sociales que no son para todos los hombres las mismas, ya que en todas partes
y en todos los tiempos suelen presentarse particularidades que devienen y cambian
con relativa facilidad.

En su época, Platón lo vio claro: "La educación, decíamos consiste en traer y condu-
cir a los niños al principio que la luz enuncia como justo, y cuya rectitud reconocen
de común acuerdo las personas más virtuosas y de más edad, en virtud de su
experiencia".5

Con todo lo anotado concluimos que la educación es un proceso axiológico —
referido a valores—, teleológico —dirigido a unos fines determinados—, social, cul-
tural e histórico, a través del cual, en forma dialéctica y positiva, el hombre y la
sociedad logran el pleno desarrollo de ser.

En Colombia, según la Constitución Nacional, artículo 67, "La educación es un
derecho de la persona y un servicio público que tiene una función social; con ella se
busca el acceso al conocimiento, a la ciencia, a la técnica, y a los demás bienes y
valores de la cultura", y agrega: "La educación formará al colombiano en el respeto
a los derechos humanos, a la paz y a la democracia, y en la práctica del trabajo y la
recreación, para el mejoramiento cultural, científico, tecnológico y para la protección
del ambiente". En el mismo artículo se afirma que: "El Estado, la sociedad y la familia
son responsables de la educación, que será obligatoria entre los cinco y los quince años de
edad y que comprenderá como mínimo un año de preescolar y nueve de educación
básica", disponiendo que "La educación será gratuita en las instituciones del Estado, sin
perjuicio del cobro de derechos académicos a quienes puedan sufragarlos", señala ade-
más que "Corresponde al Estado regular y ejercer la suprema inspección y vigilancia de
la educación con el fin de velar por su calidad, por el cumplimiento de sus fines y por la
mejor formación moral, intelectual y física de los educandos; garantizar el adecuado
cubrimiento del servicio y asegurar a los menores las condiciones necesarias para su
acceso y permanencia en el sistema educativo" y concluye mandando que "La
Nación y las entidades territoriales participen en la dirección, financiación y

3
    Karl Monnhein destaca esta nota como fundamental: «La educación no moldea al hombre en abstracto sino dentro y para una
    determinada sociedad».
4
    Gustavo Cirigliano, Ibíd.
5
    Platón, Las leyes o la legislación, libro II 1299.559 C/660d.
10       CÁTEDRA ABIERTA: Universidad, cultura y sociedad


     administración de los servicios educativos estatales, en los términos que señalen la
     Constitución y la Ley".

     En la Ley General de Educación, 115 de 1994, la educación se definió como "un proceso
     de formación permanente, personal, cultural y social que se fundamenta en una concep-
     ción integral de la persona humana, de su dignidad, de sus derechos y de sus deberes".

     Cultura

     En segundo lugar y por conveniencia de procedimiento, definamos el concepto cultura
     en el cual apoyamos la relación que tratamos de establecer y de cuya materialización
     surgen en buena medida las identidades individuales y colectivas.

     El dinamismo humano, expresado en la cultura, contiene la más alta dimensión que
     debe tenerse en cuenta para la concepción de la identidad. Sin sus referencias culturales
     no es posible pensar al hombre, ya que es en la cultura donde éste fundamenta su ser y
     expresa su totalidad. La cultura es el ámbito propio de la existencia humana. El pontí-
     fice Juan Pablo II lo señaló en su discurso ante la UNESCO en 1980 cuando afirmó: "El
     Hombre vive una vida verdaderamente humana gracias a la cultura".

     La cultura significa todo aquello que el ser humano ha conquistado o está en condi-
     ción de adquirir por su triple capacidad de pensar, de actuar y de sentir. "En ella se
     agrupa el conjunto de los comportamientos propios de una determinada sociedad.
     Por lo tanto, se tomará necesariamente conciencia de que la caracterización cultural
     constituye la especificidad de un grupo, su razón de vivir y, por este hecho, su razón
     de ser respetado y eventualmente protegido".6

     La cultura, como cualidad fundamental de ser, la describe Ernesto Sábato en su
     totalidad "como una aventura del hombre, como la fascinante aventura de su pen-
     samiento, su imaginación y su voluntad; desde la invención de la rueda y del plano
     inclinado hasta la filosofía, desde el invento del fuego hasta la creación del lenguaje,
     desde las danzas primitivas hasta la música de nuestro tiempo". Para él la cultura
     no tiene "nada de enciclopedismo muerto, nada de catálogos de nombres y fechas de
     batallas y nombres de montañas, es la viviente y conmovedora hazaña del hombre en
     su lucha contra las potencias de la naturaleza y las frustraciones físicas y espiritua-
     les. No es información sino formación".7

     Sin embargo, el concepto ha mostrado una evolución. Los griegos designaban como
     paideia la educación y la cultura, y en su origen latino el término colere significaba
     "conservación" y también cultivo del espíritu.

     La palabra cultura, aplicada al ámbito humano y ya no al mundo de la naturaleza,
     surgió a mediados del siglo XVI para designar ante todo un refinamiento intelectual
     que el ser humano podía adquirir, y que le permitiría alcanzar su plenitud, abrirse al
     mundo y distinguirse.

     Desde comienzos del siglo XIX el concepto ha cobrado un nuevo sentido: es, además, el
     conjunto de signos por el cual los miembros de una sociedad se reconocen mutuamente
     y se diferencian, al mismo tiempo, de los extranjeros. En esta acepción designa el ser
     profundo de una colectividad, su mentalidad y su estilo de vida.

     6
         Conferencia De Las Organizaciones Internacionales Católicas 1989, La cultura camino de un desarrollo solidario. Ginebra,
         1989, p. 14.
     7
         Ernesto Sábato y Carlos Catancia, Entre la letra y la sangre, Planeta, Bogotá, 1989, p. 88.
Universidad de Antioquia - Vicerrectoría de Extensión - División de Extensión Cultural                                                        11

La concepción contemporánea de la cultura debe mucho al antropólogo británico E.
B. Tylor, quien la define como un todo complejo que comprende los conocimientos,
las ciencias, el arte, la moral, las leyes, las costumbres y todas las demás disposicio-
nes y hábitos que el ser humano adquiere por ser miembro de una sociedad.8

Otra definición más reciente y que también adopta una perspectiva antropológica es
la de Kluckhohn (1951), quien considera que la cultura es un conjunto de formas de
pensar, sentir y reaccionar, que se adquieren y transmiten sobre todo mediante
símbolos9 y confieren a las colectividades humanas un carácter distintivo. Compren-
de asimismo los productos y objetos que esas colectividades fabrican y que son
encarnación de esas mismas formas. Sin embargo, el principal núcleo de cultura lo
constituyen las ideas y sobre todo, los valores tradicionales que van unidos a ellas,
ideas y valores que las colectividades han producido y adoptado a lo largo de la
historia" (Citado en A. Little, "Understanding Culture: a precondition for effective
learning", 1990). 10

En la conferencia mundial de la UNESCO celebrada en México en 1982, sobre polí-
ticas culturales, se concluyó en entender la cultura "como el conjunto de rasgos
distintivos, espirituales y materiales, intelectuales y afectivos que caracterizan una
sociedad o un grupo social. Ella engloba, además de las artes y las letras, los modos
de vida, los derechos fundamentales del ser humano, los sistemas de valores, las
tradiciones y las creencias".

En esta definición la expresión "rasgos distintivos" no se deberá interpretar como una
negación a percibir los rasgos compartidos por culturas por lo demás diferentes.
Ninguna cultura, o casi ninguna de ellas ha vivido en total autarquía. En la obra
Minorías culturales y alternativas cosmopolitas, el profesor Jeremy Waldron, de la Uni-
versidad de Chicago, señala "en realidad, entre culturas se produce un gran número
de intercambios. Las culturas se han influido tanto unas a otras que no tiene sentido
decir dónde termina una cultura y empieza otra"

Como observación a lo aquí consignado y atendiendo a la Conferencia
Intergubernamental sobre Políticas Culturales en Europa, convocada también por
UNESCO en Helsinki, en 1972, es importante anotar que "la cultura no es ya sólo
una acumulación de obras y de conocimientos que una minoría selecta produce,
recoge y conserva para ponerlos al alcance de todos, o que un pueblo rico en pasado
y en patrimonio ofrece a todos como un modelo del que les habría privado su
historia; que la cultura no se limita al acceso a las obras de arte y a las humanidades,
sino que es al mismo tiempo adquisición de conocimientos, exigencia de un modo de
vida y necesidad de comunicación; que no es territorio que ha de conquistarse o
poseerse sino una manera de comportarse consigo mismo, con sus semejantes y con
la naturaleza, que no es solamente una esfera que conviene todavía democratizar,
sino que se ha convertido en una democracia que es necesario poner en marcha".

Antes, Carlos Marx había hecho la síntesis diciendo que la cultura es "la conciencia
social", es decir la comprensión acumulada y valorativa de todo aquello que el
hombre es y hace. Más recientemente, Guillermo Bonfil avanza sobre esta idea y nos
introduce en la concepción de la cultura como un fenómeno social, en la medida en
que es el conjunto social el que dispone las formas de control sobre las decisiones de
los individuos.
8
     En «Primitive Culture», 1871
9
     Se llama símbolos a aquellos signos en los que prima la función significativa en detrimento de la función señalizadora [...] para
     significar «objetos o relaciones» [...] simbolizar es ser capaces de representar, materialmente o de palabra (imagen, figura o divisa)
     un concepto moral o intelectual, por alguna semejanza o correspondencia que el entendimiento percibe entre este concepto y aquella
     imagen, según Husserl. El símbolo es el modo de expresión natural del mito, de lo sagrado pero también de lo social, de lo político,
     de lo económico, en resumen de toda actividad humana en la medida en que no es puramente objetiva». Georges Thines y otros,
     Diccionario general de ciencias humanas, pp. 8-29.
10
     UNESCO, «Conferencia Internacional de Educación 43ª Reunión. La contribución de la educación al desarrollo cultural, Ginebra,
     septiembre 14-19 de 1992, p. 3.
12          CÁTEDRA ABIERTA: Universidad, cultura y sociedad


     En términos sociológicos suele hablarse de cultura societal para indicar la cultura
     que proporciona a los miembros de una sociedad formas de vida significativas a
     través de todo el abanico de actividades humanas, entre las que se incluyen la vida
     social, educativa, religiosa, recreativa y económica y los desempeños en las esferas
     pública y privada. Dichas culturas tienden a concentrarse territorialmente y se basan
     en una lengua compartida, gracias a lo cual se dispone de las tradiciones y conven-
     ciones que sirven de base a las prácticas institucionales.

     Para el profesor Ronald Dworkin, de la Universidad de Harvard "Comprender el
     significado de una práctica social requiere por tanto que comprendamos este "léxico
     compartido"; es decir, comprender la lengua y la historia que componen dicho léxico.
     Que una línea de conducta tenga algún significado para nosotros depende de si —
     y cómo— nuestra lengua nos hace ver claramente la importancia de esta actividad,
     y la manera en que el lenguaje nos representa claramente estas actividades está
     conformado por nuestra historia, por nuestras tradiciones y convenciones. La com-
     prensión de estas narrativas culturales es una condición previa para hacer juicios
     inteligentes sobre cómo dirigir nuestras vidas. En este sentido nuestra cultura no
     sólo nos proporciona opciones, sino que también "nos proporciona las pautas me-
     diante las cuales identificamos el valor de las experiencias".

     Relaciones educación - cultura
     Con los anteriores presupuestos veamos entonces las relaciones entre educación y
     cultura:

     La educación, como acción de educar a alguien, no es un proceso directo sino indirec-
     to, ya que se realiza a través de un contenido. No es el educador quien se traslada y
     penetra en la conciencia del educando, sino el contenido educativo que aquél le formu-
     la y le presenta para su discernimiento. Educar y ser educado son acciones posibles
     gracias a la mediación del contenido denominado cultura. La tradición cultural en una
     sociedad determinada se constituye, sin duda alguna, en un elemento que definitiva-
     mente incide en lo que la educación es en sí y en lo que significa para ella.

     La cultura es un resultado que en la práctica da estricta cuenta de las acciones
     realizadas por el hombre para llegar a la comprensión de la realidad, a la superación
     de las condiciones naturales de existencia y a la expresión de sus máximos valores.
     La cultura se vuelve tradición al conservar, reproducir y transformar todos los
     precitados posibles de la vida del ser humano, sus obras y sus pensamientos. De la
     tradición cultural dan cuenta la mitología, la religión, la filosofía, la ciencia, la
     tecnología, la ideología, las costumbres y el arte en todas sus manifestaciones:
     literatura, pintura, escultura, música, arquitectura, teatro, danza, etc., pero de manera
     especial deberían hacerlo los currículos del sistema educativo formal y no formal, ya
     que la Ley General de Educación los concibe como "el conjunto de criterios, planes de
     estudio, programas, metodologías y procesos que contribuyen a la formación inte-
     gral y a la construcción de la identidad cultural nacional, regional y local, incluyendo
     también los recursos humanos, académicos y físicos para poner en práctica las
     políticas y llevar a cabo el proyecto educativo institucional" (Artículo 76). "Las
     maneras de actuar y de pensar que los hombres encuentran preestablecidas, les son
     transmitidas por diversas vías pero fundamentalmente por la educación"11 a través
     del currículo, que generalmente expresa una selección cultural intencionalmente
     formulada, con el propósito de alcanzar los fines socialmente deseados.

     11
          Enrique García Ruíz, La descolonización de la cultura, p. 22.
Universidad de Antioquia - Vicerrectoría de Extensión - División de Extensión Cultural     13

Dado que el hombre no sólo vive sumido en el presente, sino que vive el presente
desde el pasado, que tiene historia y que vuelve el rostro hacia atrás para aprender
a vivir hacia adelante, que tiene como su más grande e importante tarea la respon-
sabilidad de hacerse a sí mismo y de desarrollar completamente el proyecto de vida
que es, la educación que socialmente se establezca tiene que llegar a dirimir el
conflicto que se le presenta entre la tendencia específica y declarada de convertirse en
adaptación —con lo que supone de conservación de la cultura tradicional— para
llegar a convertirse en instrumento de liberación y superación de ese mismo orden,
generando las condiciones propicias para un salto cualitativo de la sociedad y el
individuo.

Se concluye así que "conciencia social" y "toma de conciencia", esto es cultura y
educación, respectivamente, se corresponden una a otra en el interior de la sociedad
y en la definición esencial de lo que cada una es.

Por lo que son y por lo que pueden llegar a ser, educación y cultura han de pensarse
y elaborarse juntas.

"La toma de conciencia del proceso social que se vive, con las contradicciones que lo
determinan y constituyen, prefiguraría acaso, la cultura en la libertad. La toma de
conciencia debería significar inmediatamente la intervención en el proceso y, por
tanto, la aceleración voluntariamente asumida de las contradicciones".12

En el caso específico de Colombia la relación entre educación y cultura tiene un
fundamento explícitamente reconocido y consignado desde la Constitución de 1886,
en cuyo Artículo 41, se leía: "Se garantiza la libertad de enseñanza. El Estado tendrá,
sin embargo, la suprema inspección y vigilancia de los institutos docentes, públicos
y privados, en orden a procurar el cumplimiento de los fines sociales de la cultura y
la mejor formación intelectual, moral y física de los educados".

Con la Constitución Política de 1991, se inició en Colombia un proceso de transfor-
mación y reorganización de las instituciones, pero lo que desde entonces puede
afirmarse, de manera más trascendente, es que el país adquirió el compromiso de
repensar y redefinir su propio ser, es decir su identidad como pueblo, como comu-
nidad nacional y como Estado.

Identidad cultural:
condición y fin de la
educación
La creación permanente de
la identidad nacional,
como un propósito de aten-
ción prioritaria por parte
de los colombianos y como
un deber de ineludible
compromiso para el Esta-
do, aparece, como un
mandato del pueblo sobe-
rano, en el artículo setenta
(70) de la Carta, el mismo

12
     García Ruíz, Enrique, Op. cit., p. 67.
14           CÁTEDRA ABIERTA: Universidad, cultura y sociedad


     que define la cultura, en todas sus manifestaciones, como el fundamento de la
     nacionalidad y que concibe la educación como el medio más apropiado para garan-
     tizar a todas las personas el acceso a la cultura.13

     De ahí que los educadores y los artistas, como trabajadores de la cultura que son, las
     instituciones públicas y privadas, las administraciones municipales y departamen-
     tales, y los medios de comunicación, deban asumir ahora, con mayor conciencia que
     nunca, el papel que tienen como agentes educativos y culturales. Con el mayor
     esfuerzo laboral del que sean capaces y con los recursos económicos de que dispon-
     gan deben dedicarse al fomento de las acciones que permitan a sus comunidades
     participar activamente en los procesos de creación, depuración, enriquecimiento,
     conservación, transmisión y evolución de las culturas locales, regionales y nacional,
     pues no puede haber identidad sin un sólido enraizamiento del hombre en su propia
     cultura y en el conocimiento de su propia historia.

     Pero, ¿tiene vigencia hablar hoy de la identidad cultural como un valor fundamental
     de la sociedad cuando el reconocimiento del multiculturalismo de los países, el
     relativismo cultural, la conectividad mundial y la hibridación de culturas parecen
     tener una mayor dinámica que el compromiso con la definición y el fomento de las
     identidades individuales, comunitarias y nacionales?

     A nuestro juicio el tema es históricamente vigente, socialmente necesario,
     culturalmente ineludible y políticamente apremiante en los tiempos que transcurren.
     La responsabilidad que recae sobre los agentes educativos y culturales debe lograr
     que la discusión sea pertinente, superando las connotaciones decimonónicas que
     algunos argumentan para desautorizarlo y que se dé en un contexto actualizado de
     carácter filosófico, antropológico, sociopolítico, vivencial y de conveniencia práctica
     para el entendimiento y la interacción entre los distintos individuos, pueblos, esta-
     dos y naciones del mundo.

     Como una respuesta al interrogante planteado es importante no perder de vista el
     testimonio de Constantín von Borloewen: "el ser humano no puede vivir sin identi-
     dad ni como individuo ni dentro de la colectividad nacional o cultural. La identidad
     le confiere una genuinidad [sic] que lo legitima para reclamar un derecho vital propio
     […] La identidad cultural determina el modo en que alguien contempla la vida,
     tanto la propia como la ajena".

     Identidad cultural: más que un concepto, una necesidad vital
     La identidad cultural de los seres humanos, que en principio se inicia con el recono-
     cimiento y la aceptación de la igual dignidad que a todos asiste por el solo hecho de
     ser humanos, no sólo se define por el arraigo en las filiaciones grupales o en la
     tradición nacional, sino que implica un sentimiento de identificación entre los ciuda-
     danos, acuñado en unas fuentes comunes: la devoción y la lealtad a las ideas, a los
     valores y a los ideales compartidos; la conciencia de existir "en concreto y en la
     inmediatez", esto es en un espacio y en un tiempo, condiciones que hacen posible la
     concepción del sí mismo que cada uno es.

     El amplio conocimiento de los rasgos distintivos que caracterizan a cada persona y
     comunidad; la capacidad de reconocerlos, comprenderlos y apreciarlos críticamente,
     la aceptación de ese "sí mismo" que cada uno es, el sano orgullo de ser lo que se es o

     13
          República de Colombia. Constitución Nacional, Artículo 70: «El Estado tiene el deber de promover y fomentar el acceso a la cultura
          de todos los colombianos en igualdad de oportunidades, por medio de la educación permanente y la enseñanza científica, técnica,
          artística y profesional en todas las etapas del proceso de creación de la identidad nacional. La cultura en sus diversas manifestaciones
          es fundamento de la nacionalidad. El Estado reconoce la igualdad y dignidad de todas las que conviven en el país. El Estado promoverá
          la investigación, la ciencia, el desarrollo y la difusión de los valores culturales de la Nación».
Universidad de Antioquia - Vicerrectoría de Extensión - División de Extensión Cultural                                                   15

lo que se está en condiciones de "volverse", el desarrollo del sentido de pertenencia, la
capacidad de superarnos mediante la apertura al "otro" o al "distinto", y las expec-
tativas o vivencias que se tengan, son las condiciones que posibilitan y definen la
identidad, aquella que Carl Frankestein ha definido como "la permanencia esencial
del yo [...] y el yo como el centro de coordinación y de síntesis de la conciencia",
conciencia que de corromperse conlleva a la pérdida de la identidad.

Al respecto téngase en cuenta la frase de R. J. Collingwood en la entrada al Museo
Nacional de Escultura de la ciudad de Valladolid, en la que se lee: "el arte es la medicina
de la comunidad para la peor enfermedad del espíritu: la corrupción de la conciencia".

La construcción de la identidad obedece a un proceso permanente en el que se
elabora la conciencia de lo que somos y a la vez de lo que no somos. Implica el
desarrollo de la capacidad de acercarnos a otros sin alejarnos definitivamente de
nosotros mismos. Definir la identidad significa elaborar un pensamiento autónomo
y generar la dinámica necesaria para expresarlo como voz y no como simple repeti-
ción o eco de voces que no son las propias. Es encontrarle sentido a la vida individual
y colectiva, tener una razón para existir y ocupar conscientemente el lugar que nos
corresponde en el mundo.
"La identidad es la fuente de sentido y experiencia para la gente". Como escribe
Calhoun:14

"No conocemos gente sin nombre, ni lenguas o culturas en las que no se establezcan
de alguna manera distinciones entre yo y el otro, nosotros y ellos. […] El conocimien-
to de uno mismo — siempre una construcción pese a que se considere un descubri-
miento— nunca es completamente separable de las exigencias de ser conocido por
los otros de modos específicos".

Manuel Castells dice: "Por identidad, en lo referente a los actores sociales, entiendo
el proceso de construcción del sentido atendiendo a un atributo cultural, o un con-
junto relacionado de atributos culturales, al que se da prioridad sobre el resto de las
fuentes de sentido. Para un individuo determinado o un actor colectivo puede haber
una pluralidad de identidades… Ello se debe a que la identidad ha de distinguirse de
lo que tradicionalmente los sociólogos han denominado roles y conjunto de roles…
Las identidades son fuentes de sentido para los propios actores y por ellos mismos
son construidas mediante un proceso de individualización". 15

Para este profesor barcelonés lo esencial en relación con la construcción de las iden-
tidades es saber cómo, desde qué, por quién y para qué es que se construye, y al
respecto señala: "La construcción de las entidades utiliza materiales de la historia, la
geografía, la biología, las instituciones productivas y reproductivas, la memoria
colectiva y las fantasías personales, los aparatos de poder y las revelaciones religio-
sas. Pero los individuos, los grupos sociales y las sociedades procesan todos estos
materiales y los reordenan en su sentido según las determinaciones sociales y los
proyectos culturales implantados en su estructura social y en su marco espacio-
temporal". 16

Bajo el supuesto de que la construcción social de la identidad siempre tiene lugar en
un contexto marcado por las relaciones de poder, el mismo autor propone una
distinción entre tres formas y orígenes de la construcción de la identidad, así:

14
   Craig Calhoun (ed.), Social Theory and the Politics of Identity, citado en Manuel Castells, La era de la información.
   Economía, sociedad y cultura, vol. II, El poder de la identidad, México, Siglo XXI, 2000, p. 28.
15
   Manuel Castells define sentido como la identificación simbólica que realiza un actor social del objetivo de su acción y advierte la
   necesidad de diferenciar la identidad individual de la identidad colectiva. Ídem, p. 29.
16
   Ibídem
16          CÁTEDRA ABIERTA: Universidad, cultura y sociedad


     "Identidad legitimadora: introducida por las instituciones dominantes de la sociedad
     para extender y racionalizar su dominación frente a los actores sociales [...]

     "Identidad de resistencia: generada por aquellos actores que se encuentran en posicio-
     nes y/o condiciones devaluadas o estigmatizadas por la lógica de dominación, por
     lo que construyen trincheras de resistencia y supervivencia basándose en principios
     diferentes u opuestos a los que impregnan las instituciones de la sociedad [...]

     Identidad proyecto: cuando los actores sociales, basándose en los materiales cultura-
     les de que disponen, construyen una nueva identidad que define su posición en la
     sociedad y, al hacerlo, buscan la transformación de toda la estructura social".17

     La educación actual en Colombia
     En la hora actual, Colombia busca y desea una corrección substancial a su devenir
     histórico, anhela un mejor porvenir por la niñez y la juventud, y para ello la Nación
     confía plenamente en el poder cualificador de la educación. En la educación está
     depositada la confianza de la sociedad para el diseño de un futuro más promisorio
     que el presente. De ahí que en la Ley General de Educación se haya consignado entre
     los fines de la educación "El estudio y la comprensión crítica de la cultura nacional
     y de la diversidad étnica y cultural del país, como fundamento de la unidad nacio-
     nal y de su identidad". Tiene entonces razón Eduardo Galeano cuando se pregunta:
     "¿Cómo va a convertirse en protagonista de la historia, haciendo la historia en lugar
     de padecerla, un pueblo que ignora su identidad?", y la base de ella: su cultura.

     En consecuencia, es a lograr los fines sociales de la cultura, a lo cual se debe encami-
     nar, por excelencia, el trabajo educativo. A la educación da esencia y especificidad la
     cultura cuando se le concibe y entiende como la fuerza capaz de:

     •       Cohesionar y aglutinar intelectual y moralmente a la comunidad, para que par-
             ticipe en los grandes proyectos de desarrollo humano y social, convirtiéndose así
             en el más importante recurso de integración nacional.
     •       Fundamentar la identidad nacional, regional o local de los colombianos.
     •       Posibilitar y explicar al individuo el sentido de pertenencia social, histórica,
             territorial y nacional.
     •       Definir los grandes proyectos de superación individual, grupal y social.
     •       Acuñar los códigos de comunicación y expresión entre los hombres y de las
             comunidades entre sí, facilitando su interacción.
     •       Recoger y transmitir la experiencia creadora de los pueblos.
     •       Incentivar y desarrollar la capacidad creadora y transformadora del hombre
             frente a la naturaleza y la sociedad.
     •       Descubrir a los individuos la multiplicidad de opciones y formas preexistentes
             para el desarrollo de su proyecto de vida personal, habilitándolos, mediante los
             procesos educativos, para enfrentar los desafíos de su realización personal,
             grupal y comunitaria.
     •       Dotar de contenidos el sistema educativo, cargando de sentido y significación
             los acumulados de la ciencia, la tecnología y el arte.
     •       Caracterizar los grupos humanos y los modos de vida que constituyen la sociedad,
             como condición indispensable para explicar y prospectar las prácticas sociales.
     •       Jerarquizar los valores y esclarecer el devenir o el comportamiento de los grupos
             sociales.


     17
          Ibíd., p. 29.
Universidad de Antioquia - Vicerrectoría de Extensión - División de Extensión Cultural       17

•   Impedir la desintegración moral de los pueblos, convirtiéndose en un activo
    factor de resistencia a los procesos de colonización y dominio.
•   "Estimular la capacidad creativa, es decir esa actitud de pensar, querer, hacer y
    soñar que define la naturaleza humana", según plantea Guillermo Bonfil Batalla.
•   Hacer posible el proceso de apropiación inteligente y crítico, de todos aquellos
    aportes científicos, tecnológicos, políticos y artísticos de otras sociedades y cul-
    turas, para lo cual se requiere siempre la acción de una matriz cultural propia.
•   "Promover las búsquedas conceptuales y creativas a través de las cuales cada
    sociedad se renueva", en palabras de Néstor García Canclini.
•   Ampliar el horizonte de lo posible, en la forma que lo pensaron los estudiantes
    que participaron en el movimiento de 1968, en Francia, cuando se expresaron
    así: "Seamos razonables. Pidamos lo imposible".
•   "Ser fundamento de los movimientos de liberación. De esa lucha, que es en sí un
    acto cultural y un factor de cultura, ya que sólo pueden movilizarse y luchar los
    pueblos que conservan su cultura", citando a Amílcar Cabral, héroe de la inde-
    pendencia de Guinea y de las colonias portuguesas del África.

Finalmente, y como resultado de la relación que procuramos establecer, debemos
afirmar que los fines y objetivos de la educación en una sociedad determinada no
son posibles de alcanzar, sino en la medida que toda la sociedad se lo proponga.
Al ser "la educación una actividad humana en el orden de la cultura y la cultura
uno de los elementos fundamentales que constituyen la identidad de un pueblo",
como bien lo expresara el pontífice Juan Pablo II en su visita a la ciudad de
Medellín en julio de 1986, la suerte de la educación y el desarrollo de la cultura no
pueden ni deben ser una responsabilidad que se delegue simplemente al Estado,
para que sean los gobiernos quienes exclusivamente se ocupen de ellas, ni tampoco
un monopolio de los especialistas o los educadores. Por el contrario, debe y tiene
que ser una responsabilidad asumida en su plenitud y conciencia por la totalidad
de las fuerzas sociales.

Igualmente, así lo entendió y confirmó la Asamblea Nacional Constituyente, cuando
en la Carta Fundamental de 1991, refiriéndose a la educación, consignó en los artícu-
los 44 y 67, respectivamente, que "la familia, la sociedad y el Estado tienen la
obligación de asistir y proteger al niño para garantizar su desarrollo armónico e
integral y el ejercicio pleno de sus derechos", y que "el Estado, la sociedad y la familia
son responsables de la educación".

Lo dicho anteriormente puede más fácilmente asimilarse y aceptarse como axioma
si compartimos con el profesor Rafael Flórez, que "el nivel cultural de una sociedad
no se mide por la cantidad de bienes y de riqueza material y espiritual creada en ella,
sino sobre todo por el grado de asimilación creadora de esa riqueza por parte de los
individuos que la componen, por el tipo de personas individuales que esa misma
sociedad está generando, por las dimensiones de la personalidad humana que ca-
racterizan a sus individuos en relación consigo mismos, con el colectivo social pre-
sente y futuro y con la naturaleza, con su propio cuerpo e incluso por el mismo
modo de vida de esas personas, por su grado de humanización en el pensamiento,
por sus necesidades y valores en su vida cotidiana, en su trabajo, en el tiempo libre,
en el vivir, etc." Esto es lo que nos indica el nivel de cultura de una sociedad y estarán
ustedes de acuerdo en que todas estas preocupaciones son el propósito fundamen-
tal en el trabajo educativo.
18      CÁTEDRA ABIERTA: Universidad, cultura y sociedad


     Implicaciones
     La concepción en nuestros
     alumnos y en nuestra po-
     blación de una auténtica
     cultura de la libertad y el
     logro en nuestro medio de
     la libertad social y perso-
     nal, que por esencia debe
     fundamentar la "cultura
     de la verdad", como bús-
     queda permanente a la
     cual aspiramos, no sin sa-
     crificios, es uno de los prin-
     cipios en los cuales debe-
     ríamos afianzar los edu-
     cadores de hoy la tarea
     pedagógica.

     Para que en Colombia se conserve y desarrolle armónica y positivamente la cultura, la
     niñez y la juventud están reclamando, sin compás de espera, que los educadores e
     intelectuales, hombres de ciencia y tecnólogos, artistas, filósofos, teólogos y políticos,
     y en fin todos sus trabajadores, cierren filas y formen un frente común de trabajo por
     la autonomía y la defensa de nuestra soberanía cultural, pues sin ella no existe nacio-
     nalidad y la patria se diluye. Sólo con su cultura la patria se identifica, se define, se
     siente, se ama. Sin ella el hombre termina por extraviarse en su propia tierra.

     Actualmente sabemos que en muchos de nuestros estamentos, algunos piensan que la
     sociedad colombiana se deshace inevitablemente a causa de sus múltiples contradic-
     ciones y conflictos, pero se advierte fácilmente que no es la mayoría. Ésta parece
     coincidir en la idea de estar contribuyendo y asistiendo, mediante grandes esfuerzos,
     luchas y temores, a la formación y al nacimiento de una nueva Colombia, más justa,
     equitativa y soberana. Por ello, ahora más que nunca requerimos de un proyecto
     global que cohesione e impulse esa fuerza social creadora con un propósito de supe-
     ración y engrandecimiento, y qué mejor causa para lograrlo, que la que nos brindan la
     educación y la cultura? Lo que por Colombia no han hecho los modelos económicos,
     las posiciones ideológicas, las alternativas del poder político: definir y arraigar en los
     colombianos su identidad nacional, que no es otra cosa que el autorreconocimiento, la
     autovaloración o autoestima y el sentido de pertenencia y amor a la patria, bien puede
     lograrse, y de hecho lo estamos haciendo, con los proyectos de formación individual y
     el sistema social de ideas, valores, conocimientos, sentimientos y hábitos, que se
     expresan y forman a través de la educación y la cultura.

     Relacionar en la práctica social la educación y la cultura hace posible reafirmar nuestro
     propósito de afianzar la identidad cultural en torno a la investigación cultural, el
     humanismo, el saber, la ciencia, la tecnología, el arte y en fin, a la producción intelec-
     tual y material. Dicho afianzamiento redime y hace superar a los pueblos cuando la
     tienen o los deforma y pierde cuando no la enriquecen, la dejan alienar o enajenar.

     "La ideología occidental, bautizada como ciencia es tenida por principio como punto de
     referencia [...] He aquí la explicación más adecuada de las razones del colonialismo y del
Universidad de Antioquia - Vicerrectoría de Extensión - División de Extensión Cultural                                      19

neocolonialismo y de todo lo que falsea las relaciones con el llamado tercer mundo, es decir con
un mundo no occidental, entre el cual, desde hace quinientos años, se ha venido cometiendo
todo lo cometible desde el pillaje de sus riquezas y la destrucción de sus estructuras sociales,
hasta la negación de su cultura, con el fin de detener su propio desarrollo".18

Retos para el Estado frente a la cultura y las actividades de promoción cultural
El Estado colombiano tiene una variedad de retos por superar para lograr las metas
planteadas anteriormente, a saber:

•       Incorporar la cultura, como un componente esencial y estructural, en la concep-
        ción jurídica del Estado y la nación colombiana y en consecuencia, en los planes
        de desarrollo y en las relaciones del gobierno con la comunidad, tal como lo
        manda la constitución política en sus artículos 339 y 340.
•       Considerar la cultura como una variable de obligada presencia en la investiga-
        ción, concepción, definición y aplicación de los proyectos socio-económicos con
        los cuales se propende por el desarrollo nacional, buscando que en verdad, éste
        sea integral.
•       Definir, desde el Ministerio de Cultura, sin menoscabo de la originalidad y crea-
        tividad de las personas y de las comunidades, una política coherente de identi-
        ficación, reconocimiento, valoración, conservación y desarrollo de las culturas
        regionales del país, en la cual se apoyen e informen las acciones de los diferentes
        estamentos administrativos y operativos del Estado, tales como los departa-
        mentos, los ministerios, institutos descentralizados y empresas estatales, y que
        a la vez oriente el sector privado de la producción y la economía, con el fin de
        lograr que la cultura ejerza o se convierta, según el caso, en la fuerza de cohesión
        e identidad que el Estado y la sociedad requieren para su supervivencia y mejo-
        ramiento.
•       Destinarle a la cultura, por la función social que ella cumple, una continua y
        proporcional participación económica en la distribución anual del Presupuesto
        Nacional.
•       Reconocer en la cultura y por consiguiente en el trabajo intelectual, artístico o
        material que propende por su desarrollo, que es ella, por excelencia, el factor
        de reordenamiento social con el cual puede contar el país para reencauzar su
        destino.
        Así como el desarrollo del sector educativo exige la planeación y prospección del
        mismo, el crecimiento y enriquecimiento de la cultura obliga a que las acciones
        estatales encaminadas al fomento, a la promoción y al desarrollo de ella, sean
        objeto de investigación, estudio, divulgación, financiación e incorporación a la
        práctica educativa cotidiana. Para ello deben crearse en las secretarías territoria-
        les de educación, dependencias cuyo objetivo básico sea:

        -     propiciar las condiciones para el mejoramiento de la calidad de vida y la
              identidad cultural de los ciudadanos, dinamizando los procesos de investi-
              gación cultural e histórica;
        -     fomentar la organización social para dar cabida a la participación comunita-
              ria en el quehacer cultural;
        -     crear, fomentar y divulgar expresiones del arte, el folclor, la recreación, el
              deporte, los servicios de información y documentación cultural y museos, de
              acuerdo con las políticas y los programas señalados en los diferentes planes
              gubernamentales del desarrollo.

18
     Roger Garauidy, Palabra de hombre. Cuadernos para el diálogo, traducción José María de Llanos, Madrid, 1976, p. 132.
20       CÁTEDRA ABIERTA: Universidad, cultura y sociedad


     •   Elaborar, en consecuencia con los planes de desarrollo socioeconómico, planes
         específicos para el sector cultural, estableciendo y precisando en ellos la debida
         y estrecha relación que debe existir entre los fines y objetivos de la educación y la
         cultura nacionales.
     •   Diseñar y dirigir la creación de un subsistema educativo, de cobertura nacional,
         para la educación artística.
     •   Establecer políticas y programas de formación y capacitación de animadores,
         promotores y agentes de desarrollo cultural comunitario.
     •   Propiciar condiciones materiales favorables para el mejoramiento de la calidad
         de la vida y la identidad cultural de los colombianos, cooperando con su creci-
         miento espiritual y su dignificación y humanización social.
     •   Dirigir y organizar con mayor rigor y profesionalismo administrativo las
         instituciones y las actividades estatales requeridas para el fomento y desarrollo
         de las culturas regionales y de la cultura nacional y en consecuencia, formular
         políticas, estrategias, planes, programas, objetivos y criterios para su planeación
         y evaluación con el fin de efectuar los reajustes y correcciones que periódicamen-
         te se consideren necesarios para el logro de los objetivos de las comunidades en
         los ámbitos regional y nacional.
     •   Organizar y mantener, a través del sistema nacional de cultura y de los organis-
         mos propios del sector, la debida coordinación para la ejecución de los planes y
         programas de investigación, creación, fomento y desarrollo cultural auspiciados
         por la Nación mediante sus organismos y recursos.
     •   Articular de manera coherente y efectiva la red nacional de medios masivos de
         comunicación al proyecto de desarrollo sociocultural del país, exigiendo que
         éstos cumplan con la alta responsabilidad que les es inherente en la concepción
         y construcción de una sociedad pluralista y democrática, ya que son, por esen-
         cia, medios de formación y educación permanente para la comunidad.

     Finalmente, y como reto para el Estado, es importante conocer la voz de la Iglesia, en
     cuya instrucción sobre "Libertad cristiana y liberación", el pontífice Juan Pablo II
     escribió:

     Las desigualdades, contrarias a la justicia, en la posesión y el uso de los bienes
     materiales, están acompañadas y agravadas por desigualdades también injustas en
     acceso a la cultura. Cada hombre tiene un derecho a la cultura, que es característica
     específica de una existencia verdaderamente humana a la que tiene acceso por el
     desarrollo de sus facultades de conocimiento, de sus virtudes morales, de su capa-
     cidad de relación con sus semejantes, de su aptitud para crear obras útiles y bellas.
     De aquí se deriva la exigencia de la promoción y difusión de la educación a la que
     cada uno tiene derecho inalienable "para cuyo ejercicio, dice él, la condición primera
     es la eliminación del analfabetismo.

     Por último, dice el Papa: "El derecho de cada hombre a la cultura no está asegurado
     si no se respeta la libertad cultural. Con demasiada frecuencia la cultura degenera en
     ideología y la educación se transforma en instrumento al servicio del poder político
     y económico. No compete a la autoridad pública determinar el tipo de cultura. Su
     función es promover y proteger la vida cultural de todos, incluso la de las minorías".
Universidad de Antioquia - Vicerrectoría de Extensión - División de Extensión Cultural       21

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Universidad de Antioquia - Vicerrectoría de Extensión - División de Extensión Cultural                               23

        Relación educación y cultura en los entes
        gubernamentales y en las instituciones
        educativas y culturales
Marta Elena Bravo19

Es muy grato participar de la cátedra abierta "Universidad, cultura y sociedad"
convocada por la Universidad de Antioquia y el Ministerio de Cultura. Me siento
muy honrada de que hubieran tenido la gentileza de invitarme, por lo cual quiero
expresar mi reconocimiento. Entusiasma la modalidad de cátedra abierta propues-
ta, por lo que significa en relación con la responsabilidad social de la universidad, y
porque ella, como centro de cultura, ciencia y tecnología, en la articulación de la
docencia la investigación y extensión, debe abrir espacios a la circulación y renova-
ción de los saberes y a la educación de la sensibilidad.

Una cátedra abierta permite hacer más visibles y poner en diálogo los saberes de
construcción sistemática académica y el significativo patrimonio pedagógico uni-
versitario con saberes más populares, que construye y son un acumulado cultural
de la sociedad en general. No sólo es sano este intercambio sino también —lo que es
más importante— enriquecedor para la universidad y el ministerio y para la socie-
dad, pues va mucho más allá del tradicional magister dixit universitario en que
estuvimos enclaustrados de manera dogmática durante muchos años, y nos lleva
hacia la concepción de una educación permanente. Tal educación permite la existen-
cia de nuevas construcciones mentales con el referente de las memorias culturales y
educativas que atesora la universidad, y las pone a circular, las recrea y las resignifica
en este intercambio que obedece a la misión pedagógica de la institución frente a la
sociedad.

He organizado mi exposición de la siguiente manera: comienzo con una introduc-
ción con la cual pretendo dar el tono y compartir con ustedes desde dónde parto
para plantear esta interrelación entre educación y cultura.

1. La relación educación-cultura para los entes gubernamentales y las instituciones
   educativas y culturales, sustentadas desde unas ideas sobre el soporte de una
   educación estética como educación de la sensibilidad, inherente a todo proyecto
   educativo y cultural.

2. La responsabilidad de los entes gubernamentales y de las instituciones educati-
   vas y culturales en la formulación de políticas articuladas que contemplen como
   su pilar fundamental la articulación educación-cultura.

3. El reto de traspasar el lugar común en que se convierte en su formulación la
   articulación educación-cultura, hacia hacer realizable lo que podría llamarse "el
   espíritu de las políticas culturales, el espíritu de la ley".

4. Coda: una melodía final que invite a pensar y a asumir esta relación.



19
     Profesora honoraria de la Facultad de Ciencias Humanas y Económicas de la Universidad Nacional sede Medellín.
     Docente de la Especialización en Gestión y Promoción Cultural de la Universidad de Antioquia.
24      CÁTEDRA ABIERTA: Universidad, cultura y sociedad


     Introducción

     Que trata del recorrido y el diálogo pedagógico del valiente hidalgo don Quijote de la
     Mancha y su fiel escudero Sancho Panza ¿Qué significa una obra clásica? ¿Qué
     significa que a 400 años de la publicación de la primera parte del Quijote estemos
     recordando y celebrando una obra patrimonio cultural de la humanidad, referente
     fundamental de la literatura universal y de la literatura en lengua española?

     Una obra es clásica cuando siempre es moderna. Cuando en cualquier época y en
     cualquier espacio nos habla del hombre en su más profundo sentido y de la capaci-
     dad maravillosa que lo caracteriza: la capacidad del lenguaje, la posibilidad de
     fabular, la habilidad para crear y recrear el mundo.

     "El caballero de la triste" figura y Sancho, amigo y fiel escudero, recorren los campos
     de España y en ese recorrido dialogan. Este recorrido y ese diálogo es la esencia de
     una educación y una pedagogía de lo humano, de lo muy humano, de una búsqueda
     permanente en la existencia. De ese "toparse" con la vida en sus ilusiones y en sus
     realidades frustrantes y dolorosas.

     Es la obra de Cervantes un proceso de educación del hombre como ser cultural,
     como ser que deja su impronta con esa simbiosis vida-creación al hablarnos del
     mundo. "Los poetas nos dicen el mundo", expresaba Hölderlin.

     Esta breve referencia a la obra cumbre de la literatura universal me la suscita un
     proceso pedagógico y estético de una relectura diaria como educación personal de la
     sensibilidad, como permanente apertura a la comprensión y a la interrogación sobre el
     mundo. Éste es mi homenaje en los 400 años de su publicación. Para mí significa una
     hermosa articulación educación-cultura que quiero compartir con ustedes.

     Otro punto de partida hace parte de mi exposición: deseo remontarme ahora a una
     inquietud compartida de manera muy intensa con mi antecesor en la exposición del
     día de hoy, el amigo, colega, discípulo y maestro Gabriel Jaime Arango. Ocupábamos
     en el año 84, él la dirección de currículo, y yo la dirección de cultura de Antioquia por
     una comisión que me había concedido la Universidad Nacional. Al compartir nuestras
     inquietudes, nuestras preguntas y nuestros sueños sobre la educación y la cultura en
     Antioquia nos preguntábamos con inquietud por esa interrelación estrecha, que desde
     las direcciones bajo nuestra responsabilidad deberíamos darle a una Secretaría de
     Educación y Cultura del departamento. Era ésta responsable de definir políticas y
     concretarlas en proyectos y acciones que apuntaran a la esencia del desarrollo educa-
     tivo y cultural frente a un reto de un departamento de la extensión territorial, de la
     diversidad cultural, de las carencias, pero al mismo tiempo de las posibilidades, de
     Antioquia, lo que hacía inclusive considerarlo paradigmático en el país. Pero lo urgen-
     te de la administración pública siempre se oponía a lo más necesario. Nos angustiába-
     mos por el tiempo que demandaba dedicarle a otros asuntos.

     La crisis acumulada del departamento, que se empezaba a manifestar en forma
     dramática en estos años 80 y que nos interroga y conmueve hasta nuestros días, nos
     hacía preguntar cómo se articulaba a fondo el proyecto educativo y el proyecto
     cultural, no sólo en términos operativos y programáticos que representaban soluciones
     prácticas, medibles quizá cuantitativamente, pero que no se dirigían al fondo, a la
Universidad de Antioquia - Vicerrectoría de Extensión - División de Extensión Cultural              25

esencia. Es decir, cómo se articulaban en términos de contenidos pedagógicos la
educación y la cultura.

A lo largo de veintiún años después y en el contexto de este foro nos preguntamos
una vez más como personas formadas en una Facultad de Filosofía y Letras en qué
forma debemos orientar las reflexiones, de qué manera no sólo formular políticas
sino más bien convertirlas en acciones y en utopías. Los maestros tenemos la obliga-
ción, desde nuestra inserción y compromiso con la realidad, de seguir construyendo
también utopías.

Ésta es la razón por la cual estamos compartiendo hoy los recorridos, los diálogos y
nuestras visiones con ustedes en el espacio de una universidad que promueve como
un imperativo categórico el acercamiento al mundo, al hombre que lo habita, que
razona y que siente y que se integra como ser con el otro en un proyecto social.

Son éstos, pues, el tono, los recorridos y las búsquedas que siguen como urgencias
vitales en nuestro proceso educativo y cultural.

1. La relación educación-cultura y la educación estética
   Preocupación permanente de la filosofía es la pregunta por el hombre, su educa-
   ción y su inserción en la cultura. No se trata ahora de hacer una disertación desde
   la filosofía de lo que conceptualmente esto significa y se ha planteado, pero sí
   vale la pena señalar que en esa paideia como proceso de formación y de educa-
   ción cabe una reflexión siempre profunda que nos invita a incursionar por los
   campos de la filosofía, de la antropología, de la historia, de la sociología y de los
   estudios culturales sobre la dimensión y complejidad del problema.

        ¿Qué significa educar?
        Nada puede concordar mejor con la naturaleza de una cosa que los demás
        individuos de su especie; por tanto nada hay que sea más útil al hombre en
        orden a la conservación de su ser y el disfrute de una vida racional, que un
        hombre se guíe por la razón. Además dado que entre las cosas singulares no
        conocemos nada más excelente que un hombre guiado por la razón, nadie puede
        probar cuánto vale su habilidad y talento que educando a los hombres de tal
        modo que acaben por vivir bajo el propio imperio de la razón.20

        El hombre no llega a ser hombre más que por la educación [...] la educación es un
        arte cuya práctica debe ser perfeccionada a lo largo de las generaciones [...] la
        educación es el problema mayor y más difícil que puede planteársele al hombre.21

        Pero no sólo es la educación de la razón, es la educación de la sensibilidad, lo que
        nos plantea un desafío desde la propuesta de la racionalidad que nos permite
        salir de una "minoría de edad" hacia una posibilidad de servirnos de nuestro
        propio entendimiento y de ser autónomos. Es un reto para el entendimiento y un
        reto ético y estético. De esa educación estética que ya desde el siglo XVIII ese
        poeta, autor de la bellísima oda a la alegría incorporada por Beethoven en la
        novena sinfonía, además gran pensador, el alemán Schiller, nos lo expresaba.

        La ilustración del entendimiento sólo merece respeto si se refleja en el carácter,
        pero con eso no basta: surge también en cierto modo de ese mismo carácter

20
     Spinoza, Ética IV, apéndice 9°, citado en Fernando Savater, Valor de educar, pp. 197-198.
21
     Emanuel Kant, Reflexiones sobre la educación, citado por Fernando Savater, op. cit., p. 201.
26     CÁTEDRA ABIERTA: Universidad, cultura y sociedad


        porque el camino hacia el intelecto lo abre el corazón. La necesidad más
        apremiante de la época es la educación de la sensibilidad, y no sólo porque sea
        un medio para hacer efectiva en la vida una inteligencia más perfecta, sino
        también porque contribuye a perfeccionar esa inteligencia.

        Esta educación de la sensibilidad es, pues, en el sentido más amplio lo que quiero
        resaltar como educación estética: educación que nos acerca al otro, nos muestra la
        necesidad de la solidaridad. Que nos sitúa ante la urgencia de un ethos como
        condición fundamental de nuestra realización como hombres y al mismo tiempo
        nos predispone a la expresión de la belleza, sea como creación o como recreación,
        hacia la manifestación del arte como esa "memoria de la dignidad humana".

        Son éstas apenas unas reflexiones e ideas que deben sustentar una política
        educativa y cultural de interacción educación-cultura que rebase el lugar co-
        mún, pues como todo lugar común puede volverse una expresión vacía. Éste es
        un propósito que debe animar siempre el trabajo del educador, la labor del
        trabajador de la cultura, sea éste creador o sea gestor.

     2. Formulación de políticas que articulen la educación y la cultura.
        Una responsabilidad fundamental de los entes gubernamentales y de las institu-
        ciones educativas y culturales es la formulación de políticas que contemplen
        como pilar básico la articulación de la educación y la cultura:

        Quiero hacer énfasis en un hecho: las instituciones que están citando a esta
        cátedra: la Universidad de Antioquia y el Ministerio de Cultura.

        Ante todo la esencia de una Universidad es ser un centro de cultura donde se
        produce, circula, confronta y difunde el saber que se constituye en ciencia y
        tecnología. Es de la esencia de la universidad asimismo la educación de la
        sensibilidad como manera del hombre desarrollarse como individuo y como
        miembro de una colectividad. Todo esto lo hace a través de lo que llamamos un
        proceso educativo que se hace explícito, que se materializa en proyectos
        curriculares e investigativos, de educación desde la perspectiva de programas
        formales o desde el desarrollo de la educación continuada y de la extensión.

        Si la universidad define una política educativa de ciencia y tecnología, le es así
        mismo un imperativo definir una política cultural. Ha sido un error de las
        instituciones de educación superior en general considerar la cultura como una
        acción programática o como una acción de extensión sin integrarla a las funcio-
        nes de docencia e investigación y muchas veces reducirla a la actividad de una
        oficina de extensión o divulgación cultural.

        Me parece muy valioso que la Universidad de Antioquia promueva esta cátedra
        abierta de las relaciones universidad-cultura-sociedad en el contexto de todo el
        proceso que vive hace varios años. La institución se ha consolidado en el último
        tiempo con la creación del sistema universitario de extensión y de la red de
        cultura que agrupa no sólo las dependencias de extensión y de actividad cultu-
        ral, sino también las de ciencia e investigación, donde la cultura es un elemento
        fundamental en su quehacer. Esta cátedra se plantea en el contexto de su proyecto
        de regionalización: es la universidad de todos los antioqueños.
Universidad de Antioquia - Vicerrectoría de Extensión - División de Extensión Cultural                                                 27

      El otro convocante: el Ministerio de Cultura, como órgano del Estado en el orden
      nacional, por su objetivo primordial de definir la política cultural referida no
      sólo a la preservación y difusión del patrimonio, sino también al estímulo, crea-
      ción y expresión cultural, le da mayor significación a que se reúna con la univer-
      sidad en la convocatoria de una cátedra abierta.

      En ese contexto específico de esta cátedra, planteamos estrechar la relación
      educación-cultura.

      Vale la pena mencionar, así sea de manera muy rápida, el contexto nacional e
      internacional de esta preocupación de integración.

      En el plano internacional las últimas reuniones de la UNESCO, especialmente la
      del 98 en Estocolmo y las consignadas en el Informe mundial sobre la cultura del
      año 2000, postulan que "la cultura da forma a nuestra visión del mundo y
      afirmar la cultura como manera de vivir como individuos y maneras de vivir en
      comunidad. Una cultura viva es casi por definición aquella que interactúa con
      otras y donde las personas crean, mezclan, adaptan y reinventan significados
      con los que pueden identificarse". Es ésta, pues, una perspectiva de largo alcan-
      ce significativa para todo lo que constituye un proyecto educativo desde la cultura.

      En La educación encierra un tesoro, que recoge el informe a la UNESCO de la
      Comisión Internacional sobre la Educación para el siglo XXI, presidida por Jacques
      Delors, se nos está haciendo un llamamiento "a una nueva concepción más
      amplia de la educación que debería llevar a cada persona a descubrir, despertar
      e implementar sus posibilidades creativas actualizando así el tesoro escondido
      en cada uno de nosotros, lo cual supone trascender una visión puramente instru-
      mental de la educación [...] para considerar su función en toda su plenitud a
      saber la realización de la persona que, toda ella aprende a ser".22

      En el contexto nacional quiero hacer mención someramente de dos trabajos que han
      dado lúcidas orientaciones en la dirección de la integración educación-cultura: Co-
      lombia al filo de la oportunidad,23 que en palabras de García Márquez, integrante de la
      misión de los diez sabios, se necesita "una educación desde la cuna hasta la tumba
      inconforme y reflexiva que nos inspire un nuevo modo de pensar y nos incite a
      descubrir quiénes somos en una sociedad que se quiera más a sí misma. Que
      aproveche al máximo nuestra creatividad inagotable y conciba una ética [...] y tal
      vez una estética para nuestra afán desaforado y legítimo de satisfacción personal".

      En otro interesante trabajo titulado La educación la agenda del siglo XXI, coordinado
      por Hernando Gómez Buendía, en el prólogo encomendado al escritor mexicano
      Carlos Fuentes se dice: "la cultura preexiste a la nación. La nación es fuerte si encarna
      su cultura. Es débil si sólo encarna una ideología" y plantea la necesidad de que
      "podamos al fin mediante la educación identificar la cultura con nuestra política y
      economía".24

      En la Ley General de Educación 115 de 1994, en el primer artículo se dice que "la
      educación es un proceso de formación permanente cultural y social que se funda-
      menta en una concepción integral de la persona humana, de su dignidad, de sus
      derechos y sus deberes".

22
   UNESCO, La educación encierra un tesoro, informe a la UNESCO de la Comisión Internacional sobre la Educación para el siglo
   XXI presidida por Jacques Delors, Madrid, UNESCO-Santillana, 1996.
23
   Presidencia de la República, Consejería Presidencial, Colciencias, Misión de ciencia, educación y desarrollo: Colombia al filo de
   la oportunidad, tomo I, Santa Fe de Bogotá, Tercer Mundo, 1996.
24
   PNUD, Educación: agenda para el siglo XXI. Hacia un desarrollo humano, Gómez Buendía, Hernando (director), con prólogo
   de Carlos Fuentes, Santa Fe de Bogotá, Tercer Mundo, 1998.
28          CÁTEDRA ABIERTA: Universidad, cultura y sociedad


             Más específicamente, en la Ley 397 de Cultura se reitera lo que en la
             Constitución se había estatuido como uno de los postulados fundamenta-
             les "la cultura en sus diversas manifestaciones es fundamento de la nacio-
             nalidad y actividad propia de la sociedad colombiana en su conjunto,
             como proceso generado individual y colectivamente por los colombianos.
             Dichas manifestaciones constituyen parte integral de la identidad y de la
             cultura colombiana".

             Vale la pena resaltar cómo en el Plan Nacional de Cultura "Hacia una ciudadanía
             democrática cultural 2001 – 2010" se aboga por "la integración de la relación
             educación, comunicación y cultura en la creación de espacios de comunicación y
             medios de participación de la infancia y los jóvenes en un proceso educativo que
             se da dentro y fuera de las fronteras de la escuela y a partir del reconocimiento
             de sus especificidades culturales".

             El Plan Nacional de Cultura cuando propone como uno de los "campos" funda-
             mentales el que está basado en la creación y la memoria, está abriendo un
             horizonte que, si bien releva el papel de la creación consolidada representada en
             el patrimonio y en las memorias colectivas, propende también decididamente
             por la creación que es la que hace posible el hecho cultural que luego se consolida
             en patrimonio. Hay aquí dos elementos básicos que se deben articular en la
             educación, pues hacen realizable el diálogo constante entre tradición y renova-
             ción: creación-patrimonio.

             Después de este panorama nacional e internacional de lo que ha sido o lo
             que podrían ser elementos para la comprensión de la relación educación-
             cultura, quiero hacer referencia a unos procesos en Antioquia no con el
             propósito de realizar "una arqueología de las políticas culturales" sino ante
             todo de mirar la significación de dos experiencias que pertenecen a la comu-
             nidad y al sector educativo cultural, cuyas ideas y propuestas fueron reco-
             gidas en dos valiosos documentos que tuvieron amplia circulación regional
             y nacional.

             En 1984, cuando se empezaba a formular las Bases del Plan de Desarrollo
             Cultural de Antioquia, experiencia inédita en el campo regional en Colombia,
             se enfrentaba como preocupación primordial de la Secretaría de Educación y
             Cultura la relación educación-cultura, que nos obsedía y nos obsede al querido
             ponente que me antecedió y a mí, como seguramente a muchos de ustedes y
             que de manera muy clara se podría condensar en esta frase que quedó consig-
             nada en el texto así: "educar y ser educado son acciones posibles gracias a la
             mediación del contenido denominado cultura [...] todo proyecto de desarrollo
             cultural debe concebirse en estrecha relación de sus propósitos con los fines de
             la educación".

             En 1990 en la elaboración también inédita del plan de desarrollo cultural de
             Medellín, que fue el primero formulado por una ciudad colombiana, se decía: "El
             desarrollo de un proyecto cultural integral no puede desconocer un espacio
             como es la educación desde donde se estimula y promueve la producción cultu-
             ral y desde donde se configura el mecanismo mental, ético e intelectual con el
             cual elaborar propuestas creadoras y acontecimientos culturales".25

     25
          Alcaldía de Medellín, Secretaría de Educación, Cultura y Recreación Departamento Administrativo de Planeación Metropolitana.
          Plan de desarrollo cultural de Medellín, Medellín, Servigráficas, 1990.
Universidad de Antioquia - Vicerrectoría de Extensión - División de Extensión Cultural        29

        "Si admitimos que la cultura es el conjunto de expresiones, rasgos distintivos,
        valores, formas de pensar del individuo y el grupo se desprende que el proyecto
        educativo es el lugar donde se piensa, construye y renueva la cultura".26

        Existen varias razones para resaltar esta formulación de políticas en donde se
        insiste en la articulación educación-cultura: fueron construcciones colectivas y
        por lo tanto obedecen a procesos, memorias y presencias de funcionarios, acadé-
        micos y miembros de la sociedad civil, especialmente liderado por artistas,
        educadores y trabajadores culturales. Dan cuenta por lo tanto de preocupacio-
        nes, inquietudes y propuestas que demostraban la urgencia de esas formulaciones
        en el contexto cultural y educativo.

        De allí en adelante muchos caminos se han recorrido, varios difíciles, dolorosos
        muchos y así mismo otros varios esperanzadores. Pero como se dice popular-
        mente "del dicho al hecho todavía hay mucho trecho".

        Pienso con toda sinceridad, por mi relación estrecha con los procesos educa-
        tivos y culturales del departamento y del país y por investigaciones que
        conozco o he podido realizar, que es necesario seguir "martillando" en nues-
        tras agendas institucionales, gubernamentales y de la sociedad civil sobre
        esta interacción profunda que supere una concepción que ha primado y que
        la reduce de una manera superficial a una programación cultural paralela o
        simplemente complementaria, pero no integrada al proceso formativo, sea en
        el campo de la educación formal, la no formal y la informal. La primera tanto
        en la educación superior como en la preescolar, básica primaría, secundaria y
        media vocacional.

        Se debe hacer especial énfasis en dos campos, porque creo que cobijan a buena
        parte de la población que está por fuera de los circuitos de la educación formal:
        la educación no formal y la no informal.

        La educación formal es la posibilidad de emprender proyectos articulados edu-
        cativo- culturales de una dimensión profunda en los cambios que nos está de-
        mandando la sociedad. Los centros culturales, bibliotecas, museos, institucio-
        nes artísticas, grupos comunitarios, casas de la cultura tienen una tarea inmensa
        que cumplir. El asunto no es sólo "programar". La propuesta más trascendental
        pasa por constituir esa institucionalidad no formal en proyecto educativo cultu-
        ral que nos permita hablar en la perspectiva de "barrio educador, comuna edu-
        cadora, municipio educador, ciudad educadora".

        Esto se traduce en cultura ciudadana en el amplio término del ciudadano cultu-
        ral y hace posible que una política cultural se convierta en una cultura política
        que se traduzca en hechos educativos y culturales.

        Especial llamado se debe hacer a los municipios aquí presentes y a sus casas de
        la cultura. André Malraux, el gran escritor francés promotor de las casas de la
        cultura durante el ejercicio de su ministerio de cultura en su país, hablaba de que
        la casa de la cultura es a la modernidad lo que la catedral gótica era a la Edad
        Media: centros de congregación comunitaria, de construcción colectiva, de
        plasmación de lenguajes y de improntas de la comunidad, como tan bellamente

26
     Ibíd.
30          CÁTEDRA ABIERTA: Universidad, cultura y sociedad


             lo sugiere Víctor Hugo en la obra Nuestra señora de París, en relación con la
             hermosa catedral.

             Las casas de la cultura que en el contexto nuestro se debaten entre las dificulta-
             des económicas, las manipulaciones políticas, los fuegos cruzados de los "seño-
             res de la muerte" y la violencia, son valientemente instituciones que deben convo-
             car y mostrar cómo un proyecto educativo cultural se debe constituir en el
             andamiaje sobre el que se construye la sociedad y en el cual tienen cabida todos
             sus miembros porque son escenarios de democracia cultural.

             Paso allí al último y tercer punto:

     3. Espíritu de la política cultural y de la ley: ¿cuál es pues el reto de traspasar el
        lugar común en que se ha convertido en su formulación la relación educación-
        cultura para hacerlo realizable y vivo? Parafraseando a Montesquieu podríamos
        llamar el espíritu de la política cultural y el espíritu de la ley. La respuesta no es
        fácil pero sí de manera muy sencilla y respetuosa se podrían sugerir algunas
        pistas:

             No podemos pensar esta relación en términos instrumentales ni operativos ni
             solamente programáticos. Se trata de ir más allá de un saber instrumental a
             promover un saber crítico y una axiología, cuyas bases sean el ejercicio de la razón
             y de la sana confrontación, la posibilidad de expresión de la creación y recreación
             de las memorias que constituyen la cultura, y la educación de la sensibilidad que
             es la hace que frente al otro, frente a su expresión creativa, frente a las construccio-
             nes de los que en este mundo nos han antecedido y traducido como memoria
             cultural, nos situemos en un proyecto educativo cultural ético y estético que nos
             permita ser más humanos, profundamente humanos, y prepararles el camino a
             los humanos que nos releven. La cultura consiste, nos lo recuerda Savater citando
             a Rostand en "lo que el hombre añade al hombre", "la educación es el acuñamiento
             efectivo de lo humano allí donde sólo existe como posibilidad"

             Es pues ésta una clave de esa interacción cultura-educación desde la preocupa-
             ción que hoy nos congrega.

     4. Coda (como melodía que espero nos quede sonando)

             No se muera vuestra merced señor mío, sino tome mi consejo y viva muchos
             años, porque la mayor locura es dejarse morir sin más ni más, sin que nadie le
             mate, ni otras manos le acaben que las de la melancolía. Mire, no sea perezoso,
             sino levántese de esa cama y vámonos [sic] al campo vestidos de pastores como
             tenemos concertado: quizá tras de alguna mata hallaremos a nuestra señora
             Dulcinea desencantada, quien no haya más que ver. Si es que se muere de pesar
             de verse vencido, écheme a mí la culpa diciendo que por haber yo cinchado mal
             a Rocinante le derribaron.27

             Don Quijote y Sancho en sus recorridos nos muestran que nos podemos topar
             con "la realidad" y que puede haber molinos de viento, castillos encantados,
             doncellas hermosas. Educarnos caminando, pero también sin negarnos la posibi-
             lidad de fabular. Éste es el reto educativo cultural que debemos asumir.

     27
          Cervantes, Miguel, Don Quijote de la Mancha, edición del IV centenario, Real Academia Española, Asociación de las Academias
          de la Lengua Española, Madrid, Santillana, 2004.
Universidad de Antioquia - Vicerrectoría de Extensión - División de Extensión Cultural          31

Bibliografía

Alcaldía de Medellín, Secretaría de Educación, Cultura y Recreación Departamento
Administrativo de Planeación Metropolitana. Plan de desarrollo cultural de Medellín,
Medellín, Servigráficas, 1990.

Alcaldía de Medellín, Ley general de cultura, Consejo Municipal de Cultura, Medellín,
1999.

Cervantes, Miguel, Don Quijote de la Mancha, edición del IV centenario, Real Acade-
mia Española, Asociación de las Academias de la Lengua Española, Madrid,
Santillana, 2004.

Gobernación de Antioquia, Secretaría de Educación y Cultura, Departamento Ad-
ministrativo de Planeación, Bases para el plan de desarrollo cultural de Antioquia, Medellín,
Servigráficas, 1987.

Ministerio de Cultura, Ley general de cultura (Ley 397 de 1997), en: Alberto Sanabria
Acevedo (comp.), Bogotá, Imprenta Nacional de Colombia, 2000.

____________, Plan Nacional de Cultura 2001-2010. Hacia la construcción de una
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Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo —PNUD—, Educación: agen-
da para el siglo XXI. Hacia un desarrollo humano, Gómez Buendía, Hernando (di-
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Presidencia de la República, Ministerio de Cultura, Plan Nacional de Cultura 2001-
2010. Hacia una ciudadanía democrática cultural, presidente Andrés Pastrana y
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de 1994, Santa Fe de Bogotá, El Pensador Editores, 1995.

Savater, Fernando, El valor de educar, Santa Fe de Bogotá, Ariel S.A., 1997.
Schiller, Friedrich, Kallias. Cartas sobre la educación estética del hombre, Barcelona,
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UNESCO, La educación encierra un tesoro, informe a la UNESCO de la Comisión
Internacional sobre la Educación para el siglo XXI presidida por Jacques Delors,
Madrid, UNESCO-Santillana, 1996.
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  • 1. Universidad de Antioquia - Vicerrectoría de Extensión - División de Extensión Cultural 1 CÁTEDRA ABIERTA: UNIVERSIDAD, CULTURA Y SOCIEDAD Universidad de Antioquia Vicerrectoría de Extensión División de Extensión Cultural Libertad y Orden Ministerio de Cultura República de Colombia
  • 2. 2 CÁTEDRA ABIERTA: Universidad, cultura y sociedad Alberto Uribe Correa Rector Universidad de Antioquia Margarita Berrio deRamos Vicerrectora de Extensión María Adelaida Jaramillo González Directora de Extensión Cultural Adriana Elena Jaramillo Uribe Coordinadora Académica División deExtensió Cultural © Universidad de Antioquia © Vicerrectoría de Extensión © División de Extensión Cultural Calle 67 No. 53-108, Bloque 22, oficina 204 Medellín-Colombia S.A. ©Gabriel Jaime Arango Velásquez ©Bayron Arroyave Miranda ©Marta Elena Bravo de Hermelin ©Francy Esther del Valle Montoya ©Rosalba Estrada Bolívar ©Alberto León Gutiérrez Tamayo ©Ángela María Jaramillo Carmona ©Gustavo López Rozo ©Pedro Guillermo Morán Fortoul ©Milton Morelo Soto ©Luis Erney Montoya Gallego ©Dairo Argiro Pérez Cadavid ©Alba Lucía Rojas Pimienta ©Rafael Alfonso Rubiano Muñoz ©William de Jesús Valencia Giraldo ©Carlos Alberto Vásquez Rodríguez ©Gabriel Jaime Vélez Cuartas ISBN: 958-655-927-0 Editoras: Maria Adelaida Jaramillo González Adriana Elena Jaramillo Urube Revisión de Textos: Maria Luisa Valencia Olarte Diseño de cubierta: María Isabel Arango F. Diseño y Diagramación: María Isabel Arango F. impresión y terminación: Multimpresos Impreso y hecho en Colombia / Printed and made in Colombia Prohibida la reproducción total y parcial, por cualquier medio o con cualquier propósito, sin autorización escrita de los titulares. División de Extensión Cultural de la Universidad de Antioquia Teléfono (574) 210 5175. Telefax: 210 5169 Correo-e: academicoext@quimbaya.udea.edu.co Apartado 1226. Medellín. Colombia
  • 3. Universidad de Antioquia - Vicerrectoría de Extensión - División de Extensión Cultural 3 Alberto Uribe Correa, Rector Margarita Berrio de Ramos, Vicerrectora de Extensión María Adelaida Jaramillo González, Directora de Extensión Cultural Adriana Elena Jaramillo Uribe, Coordinadora Académica División de Extensión Cultural Con el apoyo de: Ministerio de Cultura Dirección de Fomento a la Cultura de Antioquia Universidad de Antioquia Dirección de Regionalización Facultad de Ciencias Sociales y Humanas Facultad de Educación, Facultad de Comunicaciones Sistema de Comunicaciones Comfenalco Antioquia
  • 4. 4 CÁTEDRA ABIERTA: Universidad, cultura y sociedad CONTENIDO Presentación 5 Primer ciclo. La relación educación-cultura en una perspectiva integradora • Relaciones entre educación y cultura .......................................................................... 7 Gabriel Jaime Arango Velásquez • Relación educación y cultura en los entes gubernamentales y en las instituciones educativas y culturales ......................................................... 2 3 Marta Elena Bravo de Hermelin • La educación y la cultura: compromiso de todos y todas. Importancia de la relación educación-cultura en contextos locales .................. 3 2 Rosalba Estrada Bolívar • Importancia de la cultura en la educación formal y su impacto en la sociedad ........................................................................................ 3 6 Alberto León Gutiérrez Tamayo • Relación educación-cultura en el contexto local ..................................................... 4 3 Ángela María Jaramillo Carmona • La tradición cultural y su importancia en la educación ...................................... 4 7 Pedro Guillermo Morán Fortoul • Relación educación y cultura en el contexto local .................................................. 5 1 Milton Morelo Soto • Cultura y educación: el trabajo del grupo de investigación Diverser ............... 5 5 Alba Lucía Rojas Pimienta • Escuela, diversidad cultural y educación intercultural ....................................... 5 8 Gustavo López Rozo • Relación entre educación y cultura ............................................................................ 6 8 William de Jesús Valencia Giraldo • Cultura y educación ...................................................................................................... 7 2 Carlos Alberto Vásquez Rodríguez Segundo ciclo. Comunicación y cultura: relación sin fronteras ............. 75 • Medios, comunicación y cultura desde Urabá ....................................................... 7 6 Bayron Arroyave Miranda • Influencia de los medios de comunicación en la cultura ..................................... 8 2 Francy Esther del Valle Montoya • Comunicación y cultura: escenarios de diversidad ............................................... 8 6 Tatiana Duplat Ayala • Influencia de los medios externos en el quehacer de los medios locales ......... 8 8 Luis Erney Montoya Gallego • Comunicación y cultura: relación sin fronteras ...................................................... 9 3 Dairo Argiro Pérez Cadavid • Medios masivos de comunicación en Colombia. Reflexiones críticas y panoramas contemporáneos ............................................... 9 5 Rafael Alfonso Rubiano Muñoz • Comunicación, relaciones y representaciones sociales ........................................ 108 Gabriel Jaime Vélez Cuartas
  • 5. Universidad de Antioquia - Vicerrectoría de Extensión - División de Extensión Cultural 5 PRESENTACIÓN La afirmación de la diversidad creativa conduce a una política de reconocimiento y de inclusión de nuestras propias formas de ser y de producir, de soñar y de imaginar el futuro, y tales desafíos deben ser asumidos por la Universidad, como acto de afirmación de la universalidad de su misión y de su compromiso con el futuro de la sociedad. El concepto de “lo cultural” desarrollado en el Plan Nacional de Cultura 2001-2010: Hacia una ciudadanía democrática y cultural, propone leer los asuntos de la cultura desde la complejidad de los procesos que están detrás de las manifestaciones colectivas e individuales de las tradiciones, la creación y la celebración de la vida. Hemos pasado de una institucionalidad que restringió el campo de la cultura a lo artístico y que impulsó políticas desde criterios centralistas y de difusión de bienes y servicios enfocados en la noción eurocéntrica de las bellas artes, a la conformación de un enfoque que propende por una institucionalidad sustentada en la participación y en la democratización de las condiciones para que desde lo cultural se consolide un nuevo horizonte del desarrollo del país y de las regiones. La Ley 30 de 1992 definió la educación superior como un “servicio público cultural, inherente a la finalidad social del Estado” (artículo 2), y estableció entre otros, como sus objetivos, “ser factor de desarrollo científico, cultural, económico, político y ético a nivel nacional y regional; promover la unidad nacional, la descentralización, la integración regional y la cooperación interinstitucional con miras a que las diversas zonas del país dispongan de los recursos humanos y de las tecnologías apropiadas que les permitan atender adecuadamente sus necesidades, y conservar y fomentar el patrimonio cultural del país. El Estatuto General de la Universidad de Antioquia (Capítulo III, Art. 4º), por su parte, definió la institución como centro de conocimiento y cultura, lo que le otorga a ésta un lugar especial en el desarrollo institucional y amplía el compromiso, al proponer entre sus objetivos, los de desarrollar la sensibilidad hacia las artes y la cultura y el aprecio por el trabajo y los valores históricos y sociales de la comunidad, promover el conocimiento, la investigación y la difusión del patrimonio cultural de la región y del país, y contribuir a su enriquecimiento, conservación y defensa. Si bien, en los últimos años se vienen presentado grandes transformaciones institucionales, los entes territoriales departamentales y municipales, protagonistas de primer orden en el nuevo escenario político, afrontan dificultades en el momento de implementar políticas culturales debido, en muchos casos, a la escasa formación de los agentes culturales, a la falta de liderazgo institucional de algunas entidades, a la poca integración de los centros académicos e investigativos con los centros de promoción y difusión cultural y a la alta fragmentación en la oferta de servicios culturales en algunos centros urbanos, en contraste con otros de poca actividad, por su localización y aislamiento, y el poco acceso a las tecnologías de la información y de la comunicación en muchos lugares que se encuentran en la periferia y en las fronteras territoriales. Estos, entre otros, son algunos de los problemas presentes en el territorio nacional en el campo de la cultura que ameritan ser tenidos en cuenta para buscar alternativas de solución y correctivos que permitan hacer realidad la adecuada formulación y aplicación de las políticas culturales. El conocimiento es un patrimonio universal que se fortalece en la medida en que es compartido y apropiado por la sociedad; en tal sentido, la Universidad aprovecha su riqueza académica y cultural, para adelantar programas de extensión universitaria en el campo específico de la educación no formal, con el fin de encontrar sinergias con instituciones educativas y culturales en los diferentes campos del desarrollo cultural y social. Al amparo de dichos propósitos, la Cátedra Abierta: Universidad, Cultura y Sociedad propicia la comunicación e interacción de la Universidad y el sector cultural, con miras al desarrollo de un proyecto formativo que contribuya al fortalecimiento de la gestión cultural pública, privada y no gubernamental en todos los ámbitos territoriales. El presente libro compila las memorias de las conferencias ofrecidas en los dos ciclos iniciales de la Cátedra Abierta: Universidad, Cultura y Sociedad adelantados en el año 2005, y es el resultado del interés de la Universidad por fortalecer el diálogo entre los diversos saberes y experiencias producidas por los sectores, agentes y actores culturales. Esperamos que este encuentro de saberes contribuya a afianzar el deber ser y la pertinencia social de nuestra Alma Máter. MARGARITA BERRÍO DE RAMOS Vicerrectora de Extensión Universidad de Antioquia
  • 6. 6 CÁTEDRA ABIERTA: Universidad, cultura y sociedad
  • 7. Universidad de Antioquia - Vicerrectoría de Extensión - División de Extensión Cultural 7 PRIMER CICLO La relación educación-cultura en una perspectiva integradora
  • 8. 8 CÁTEDRA ABIERTA: Universidad, cultura y sociedad Relaciones entre educación y cultura Gabriel Jaime Arango Velásquez1 Al reflexionar sobre la dimensión social de la cultura, lo que en verdad buscamos es una oportunidad para ahondar en la comprensión de los procesos culturales, median- te los cuales el hombre y la sociedad definen y logran el pleno desarrollo de su ser individual y comunitario. Comprensión que a su vez posibilita nuestro compromiso con el desarrollo educativo y cultural de la sociedad. Para lograr este propósito consideramos una de las variables que mejor explica esa dimensión: la relación existente entre educación y cultura. Educación Sea lo primero precisar qué es la educación y cuál es su función social, o lo que quizá sería mejor, ¿cómo la organización social determina la educación? Al nacer, el hombre encuentra establecidas, en buena medida, las condiciones físicas, naturales y culturales en las cuales ha de realizar su existencia. En el mundo cada individuo encuentra desde su origen, en forma más o menos organizada, al hombre que lo ha precedido, y frente a él se le presentan como primeras alternativas el acercamiento, la integración y la socialización. Por ello se ha dicho y con razón que por naturaleza el hombre es un ser social. Si bien es cierto que desde su más temprana edad el hombre inicia el proceso espe- cífico que le permite adquirir la cultura de su grupo e interiorizar sus normas, buscando que su conducta comience a tener en cuenta las experiencias y las expec- tativas de los otros, también lo es que la organización social imperante no le permite ni le deja a libre elección la dirección de ese proceso, ya que prácticamente se lo señala, regula y obliga como una necesidad imperiosa, que a su vez le promete o garantiza la propia subsistencia. La acción de la sociedad en el individuo y de éste en aquélla es lo que da consistencia al proceso educativo, que entendido en la forma señalada nos permite verlo en relación con la sociedad como una aplicación del antiguo principio: "el ser tiende a permanecer en el ser". "Toda sociedad necesita unidad en el espacio-cohesión-y unidad temporal-tradición. La necesidad primera de la sociedad, luego de ser una, es conseguir individuos que la prolon- guen y continúen integrándola para mantener la comunidad, para lograr que el grupo se mantenga idéntico a sí mismo aunque sus miembros cambien o desaparezcan".2 La forma o el proceso especial con el que cuenta la sociedad para inculcar y orientar en cada hombre, como individuo, los valores, las actitudes y el comportamiento que espera de él, y la cultura que lo identifica con el grupo han sido, desde muchos años atrás y hasta nuestros días, la educación, entendida como sistema. De ahí que la educación sea identificada como un proceso y un producto social e históricamente condicionado, que implica la relación entre un agente educador o regulador y un sujeto que se educa en condiciones determinadas. La educación no 1 Subdirector de Educación, Cultura y Bibliotecas de Comfenalco Antioquia. 2 Gustavo Cirigliano, Filosofía de la educación, p. 14.
  • 9. Universidad de Antioquia - Vicerrectoría de Extensión - División de Extensión Cultural 9 está dada en sí por una sociedad en abstracto ni habilita en sí para la sociedad en general, sino por y para una determinada sociedad.3 Este doble proceso: aporte por parte de la sociedad de ciertos ingredientes culturales propios y asimilación por parte de los individuos de aquéllos que les permiten convertirse en socios, es lo que se denomina educación y lo que históricamente nos muestra el "fenómeno" educativo en toda cultura. De acuerdo con lo visto la comprensión y desarrollo de la educación exigen un marco social y no pueden considerarse como un acontecer individual e independiente, sino como una función social con este fin: adaptación o ubicación crítica del individuo en la sociedad de la cual forma parte. Así se expresa Krieck: "El sentido de toda educación es [...] en una palabra, incorporarlos como miembros de una comunidad". La educación se presenta, hasta ahora, como socializar, convertir al hombre en socio permitiéndole la integración al grupo".4 Por tales motivos claramente podemos deducir que el individuo es un producto que para su comprensión reclama en primer término el estudio de las condiciones socia- les imperantes y concretas en las cuales llega a la vida y en las cuales vive, condicio- nes sociales que no son para todos los hombres las mismas, ya que en todas partes y en todos los tiempos suelen presentarse particularidades que devienen y cambian con relativa facilidad. En su época, Platón lo vio claro: "La educación, decíamos consiste en traer y condu- cir a los niños al principio que la luz enuncia como justo, y cuya rectitud reconocen de común acuerdo las personas más virtuosas y de más edad, en virtud de su experiencia".5 Con todo lo anotado concluimos que la educación es un proceso axiológico — referido a valores—, teleológico —dirigido a unos fines determinados—, social, cul- tural e histórico, a través del cual, en forma dialéctica y positiva, el hombre y la sociedad logran el pleno desarrollo de ser. En Colombia, según la Constitución Nacional, artículo 67, "La educación es un derecho de la persona y un servicio público que tiene una función social; con ella se busca el acceso al conocimiento, a la ciencia, a la técnica, y a los demás bienes y valores de la cultura", y agrega: "La educación formará al colombiano en el respeto a los derechos humanos, a la paz y a la democracia, y en la práctica del trabajo y la recreación, para el mejoramiento cultural, científico, tecnológico y para la protección del ambiente". En el mismo artículo se afirma que: "El Estado, la sociedad y la familia son responsables de la educación, que será obligatoria entre los cinco y los quince años de edad y que comprenderá como mínimo un año de preescolar y nueve de educación básica", disponiendo que "La educación será gratuita en las instituciones del Estado, sin perjuicio del cobro de derechos académicos a quienes puedan sufragarlos", señala ade- más que "Corresponde al Estado regular y ejercer la suprema inspección y vigilancia de la educación con el fin de velar por su calidad, por el cumplimiento de sus fines y por la mejor formación moral, intelectual y física de los educandos; garantizar el adecuado cubrimiento del servicio y asegurar a los menores las condiciones necesarias para su acceso y permanencia en el sistema educativo" y concluye mandando que "La Nación y las entidades territoriales participen en la dirección, financiación y 3 Karl Monnhein destaca esta nota como fundamental: «La educación no moldea al hombre en abstracto sino dentro y para una determinada sociedad». 4 Gustavo Cirigliano, Ibíd. 5 Platón, Las leyes o la legislación, libro II 1299.559 C/660d.
  • 10. 10 CÁTEDRA ABIERTA: Universidad, cultura y sociedad administración de los servicios educativos estatales, en los términos que señalen la Constitución y la Ley". En la Ley General de Educación, 115 de 1994, la educación se definió como "un proceso de formación permanente, personal, cultural y social que se fundamenta en una concep- ción integral de la persona humana, de su dignidad, de sus derechos y de sus deberes". Cultura En segundo lugar y por conveniencia de procedimiento, definamos el concepto cultura en el cual apoyamos la relación que tratamos de establecer y de cuya materialización surgen en buena medida las identidades individuales y colectivas. El dinamismo humano, expresado en la cultura, contiene la más alta dimensión que debe tenerse en cuenta para la concepción de la identidad. Sin sus referencias culturales no es posible pensar al hombre, ya que es en la cultura donde éste fundamenta su ser y expresa su totalidad. La cultura es el ámbito propio de la existencia humana. El pontí- fice Juan Pablo II lo señaló en su discurso ante la UNESCO en 1980 cuando afirmó: "El Hombre vive una vida verdaderamente humana gracias a la cultura". La cultura significa todo aquello que el ser humano ha conquistado o está en condi- ción de adquirir por su triple capacidad de pensar, de actuar y de sentir. "En ella se agrupa el conjunto de los comportamientos propios de una determinada sociedad. Por lo tanto, se tomará necesariamente conciencia de que la caracterización cultural constituye la especificidad de un grupo, su razón de vivir y, por este hecho, su razón de ser respetado y eventualmente protegido".6 La cultura, como cualidad fundamental de ser, la describe Ernesto Sábato en su totalidad "como una aventura del hombre, como la fascinante aventura de su pen- samiento, su imaginación y su voluntad; desde la invención de la rueda y del plano inclinado hasta la filosofía, desde el invento del fuego hasta la creación del lenguaje, desde las danzas primitivas hasta la música de nuestro tiempo". Para él la cultura no tiene "nada de enciclopedismo muerto, nada de catálogos de nombres y fechas de batallas y nombres de montañas, es la viviente y conmovedora hazaña del hombre en su lucha contra las potencias de la naturaleza y las frustraciones físicas y espiritua- les. No es información sino formación".7 Sin embargo, el concepto ha mostrado una evolución. Los griegos designaban como paideia la educación y la cultura, y en su origen latino el término colere significaba "conservación" y también cultivo del espíritu. La palabra cultura, aplicada al ámbito humano y ya no al mundo de la naturaleza, surgió a mediados del siglo XVI para designar ante todo un refinamiento intelectual que el ser humano podía adquirir, y que le permitiría alcanzar su plenitud, abrirse al mundo y distinguirse. Desde comienzos del siglo XIX el concepto ha cobrado un nuevo sentido: es, además, el conjunto de signos por el cual los miembros de una sociedad se reconocen mutuamente y se diferencian, al mismo tiempo, de los extranjeros. En esta acepción designa el ser profundo de una colectividad, su mentalidad y su estilo de vida. 6 Conferencia De Las Organizaciones Internacionales Católicas 1989, La cultura camino de un desarrollo solidario. Ginebra, 1989, p. 14. 7 Ernesto Sábato y Carlos Catancia, Entre la letra y la sangre, Planeta, Bogotá, 1989, p. 88.
  • 11. Universidad de Antioquia - Vicerrectoría de Extensión - División de Extensión Cultural 11 La concepción contemporánea de la cultura debe mucho al antropólogo británico E. B. Tylor, quien la define como un todo complejo que comprende los conocimientos, las ciencias, el arte, la moral, las leyes, las costumbres y todas las demás disposicio- nes y hábitos que el ser humano adquiere por ser miembro de una sociedad.8 Otra definición más reciente y que también adopta una perspectiva antropológica es la de Kluckhohn (1951), quien considera que la cultura es un conjunto de formas de pensar, sentir y reaccionar, que se adquieren y transmiten sobre todo mediante símbolos9 y confieren a las colectividades humanas un carácter distintivo. Compren- de asimismo los productos y objetos que esas colectividades fabrican y que son encarnación de esas mismas formas. Sin embargo, el principal núcleo de cultura lo constituyen las ideas y sobre todo, los valores tradicionales que van unidos a ellas, ideas y valores que las colectividades han producido y adoptado a lo largo de la historia" (Citado en A. Little, "Understanding Culture: a precondition for effective learning", 1990). 10 En la conferencia mundial de la UNESCO celebrada en México en 1982, sobre polí- ticas culturales, se concluyó en entender la cultura "como el conjunto de rasgos distintivos, espirituales y materiales, intelectuales y afectivos que caracterizan una sociedad o un grupo social. Ella engloba, además de las artes y las letras, los modos de vida, los derechos fundamentales del ser humano, los sistemas de valores, las tradiciones y las creencias". En esta definición la expresión "rasgos distintivos" no se deberá interpretar como una negación a percibir los rasgos compartidos por culturas por lo demás diferentes. Ninguna cultura, o casi ninguna de ellas ha vivido en total autarquía. En la obra Minorías culturales y alternativas cosmopolitas, el profesor Jeremy Waldron, de la Uni- versidad de Chicago, señala "en realidad, entre culturas se produce un gran número de intercambios. Las culturas se han influido tanto unas a otras que no tiene sentido decir dónde termina una cultura y empieza otra" Como observación a lo aquí consignado y atendiendo a la Conferencia Intergubernamental sobre Políticas Culturales en Europa, convocada también por UNESCO en Helsinki, en 1972, es importante anotar que "la cultura no es ya sólo una acumulación de obras y de conocimientos que una minoría selecta produce, recoge y conserva para ponerlos al alcance de todos, o que un pueblo rico en pasado y en patrimonio ofrece a todos como un modelo del que les habría privado su historia; que la cultura no se limita al acceso a las obras de arte y a las humanidades, sino que es al mismo tiempo adquisición de conocimientos, exigencia de un modo de vida y necesidad de comunicación; que no es territorio que ha de conquistarse o poseerse sino una manera de comportarse consigo mismo, con sus semejantes y con la naturaleza, que no es solamente una esfera que conviene todavía democratizar, sino que se ha convertido en una democracia que es necesario poner en marcha". Antes, Carlos Marx había hecho la síntesis diciendo que la cultura es "la conciencia social", es decir la comprensión acumulada y valorativa de todo aquello que el hombre es y hace. Más recientemente, Guillermo Bonfil avanza sobre esta idea y nos introduce en la concepción de la cultura como un fenómeno social, en la medida en que es el conjunto social el que dispone las formas de control sobre las decisiones de los individuos. 8 En «Primitive Culture», 1871 9 Se llama símbolos a aquellos signos en los que prima la función significativa en detrimento de la función señalizadora [...] para significar «objetos o relaciones» [...] simbolizar es ser capaces de representar, materialmente o de palabra (imagen, figura o divisa) un concepto moral o intelectual, por alguna semejanza o correspondencia que el entendimiento percibe entre este concepto y aquella imagen, según Husserl. El símbolo es el modo de expresión natural del mito, de lo sagrado pero también de lo social, de lo político, de lo económico, en resumen de toda actividad humana en la medida en que no es puramente objetiva». Georges Thines y otros, Diccionario general de ciencias humanas, pp. 8-29. 10 UNESCO, «Conferencia Internacional de Educación 43ª Reunión. La contribución de la educación al desarrollo cultural, Ginebra, septiembre 14-19 de 1992, p. 3.
  • 12. 12 CÁTEDRA ABIERTA: Universidad, cultura y sociedad En términos sociológicos suele hablarse de cultura societal para indicar la cultura que proporciona a los miembros de una sociedad formas de vida significativas a través de todo el abanico de actividades humanas, entre las que se incluyen la vida social, educativa, religiosa, recreativa y económica y los desempeños en las esferas pública y privada. Dichas culturas tienden a concentrarse territorialmente y se basan en una lengua compartida, gracias a lo cual se dispone de las tradiciones y conven- ciones que sirven de base a las prácticas institucionales. Para el profesor Ronald Dworkin, de la Universidad de Harvard "Comprender el significado de una práctica social requiere por tanto que comprendamos este "léxico compartido"; es decir, comprender la lengua y la historia que componen dicho léxico. Que una línea de conducta tenga algún significado para nosotros depende de si — y cómo— nuestra lengua nos hace ver claramente la importancia de esta actividad, y la manera en que el lenguaje nos representa claramente estas actividades está conformado por nuestra historia, por nuestras tradiciones y convenciones. La com- prensión de estas narrativas culturales es una condición previa para hacer juicios inteligentes sobre cómo dirigir nuestras vidas. En este sentido nuestra cultura no sólo nos proporciona opciones, sino que también "nos proporciona las pautas me- diante las cuales identificamos el valor de las experiencias". Relaciones educación - cultura Con los anteriores presupuestos veamos entonces las relaciones entre educación y cultura: La educación, como acción de educar a alguien, no es un proceso directo sino indirec- to, ya que se realiza a través de un contenido. No es el educador quien se traslada y penetra en la conciencia del educando, sino el contenido educativo que aquél le formu- la y le presenta para su discernimiento. Educar y ser educado son acciones posibles gracias a la mediación del contenido denominado cultura. La tradición cultural en una sociedad determinada se constituye, sin duda alguna, en un elemento que definitiva- mente incide en lo que la educación es en sí y en lo que significa para ella. La cultura es un resultado que en la práctica da estricta cuenta de las acciones realizadas por el hombre para llegar a la comprensión de la realidad, a la superación de las condiciones naturales de existencia y a la expresión de sus máximos valores. La cultura se vuelve tradición al conservar, reproducir y transformar todos los precitados posibles de la vida del ser humano, sus obras y sus pensamientos. De la tradición cultural dan cuenta la mitología, la religión, la filosofía, la ciencia, la tecnología, la ideología, las costumbres y el arte en todas sus manifestaciones: literatura, pintura, escultura, música, arquitectura, teatro, danza, etc., pero de manera especial deberían hacerlo los currículos del sistema educativo formal y no formal, ya que la Ley General de Educación los concibe como "el conjunto de criterios, planes de estudio, programas, metodologías y procesos que contribuyen a la formación inte- gral y a la construcción de la identidad cultural nacional, regional y local, incluyendo también los recursos humanos, académicos y físicos para poner en práctica las políticas y llevar a cabo el proyecto educativo institucional" (Artículo 76). "Las maneras de actuar y de pensar que los hombres encuentran preestablecidas, les son transmitidas por diversas vías pero fundamentalmente por la educación"11 a través del currículo, que generalmente expresa una selección cultural intencionalmente formulada, con el propósito de alcanzar los fines socialmente deseados. 11 Enrique García Ruíz, La descolonización de la cultura, p. 22.
  • 13. Universidad de Antioquia - Vicerrectoría de Extensión - División de Extensión Cultural 13 Dado que el hombre no sólo vive sumido en el presente, sino que vive el presente desde el pasado, que tiene historia y que vuelve el rostro hacia atrás para aprender a vivir hacia adelante, que tiene como su más grande e importante tarea la respon- sabilidad de hacerse a sí mismo y de desarrollar completamente el proyecto de vida que es, la educación que socialmente se establezca tiene que llegar a dirimir el conflicto que se le presenta entre la tendencia específica y declarada de convertirse en adaptación —con lo que supone de conservación de la cultura tradicional— para llegar a convertirse en instrumento de liberación y superación de ese mismo orden, generando las condiciones propicias para un salto cualitativo de la sociedad y el individuo. Se concluye así que "conciencia social" y "toma de conciencia", esto es cultura y educación, respectivamente, se corresponden una a otra en el interior de la sociedad y en la definición esencial de lo que cada una es. Por lo que son y por lo que pueden llegar a ser, educación y cultura han de pensarse y elaborarse juntas. "La toma de conciencia del proceso social que se vive, con las contradicciones que lo determinan y constituyen, prefiguraría acaso, la cultura en la libertad. La toma de conciencia debería significar inmediatamente la intervención en el proceso y, por tanto, la aceleración voluntariamente asumida de las contradicciones".12 En el caso específico de Colombia la relación entre educación y cultura tiene un fundamento explícitamente reconocido y consignado desde la Constitución de 1886, en cuyo Artículo 41, se leía: "Se garantiza la libertad de enseñanza. El Estado tendrá, sin embargo, la suprema inspección y vigilancia de los institutos docentes, públicos y privados, en orden a procurar el cumplimiento de los fines sociales de la cultura y la mejor formación intelectual, moral y física de los educados". Con la Constitución Política de 1991, se inició en Colombia un proceso de transfor- mación y reorganización de las instituciones, pero lo que desde entonces puede afirmarse, de manera más trascendente, es que el país adquirió el compromiso de repensar y redefinir su propio ser, es decir su identidad como pueblo, como comu- nidad nacional y como Estado. Identidad cultural: condición y fin de la educación La creación permanente de la identidad nacional, como un propósito de aten- ción prioritaria por parte de los colombianos y como un deber de ineludible compromiso para el Esta- do, aparece, como un mandato del pueblo sobe- rano, en el artículo setenta (70) de la Carta, el mismo 12 García Ruíz, Enrique, Op. cit., p. 67.
  • 14. 14 CÁTEDRA ABIERTA: Universidad, cultura y sociedad que define la cultura, en todas sus manifestaciones, como el fundamento de la nacionalidad y que concibe la educación como el medio más apropiado para garan- tizar a todas las personas el acceso a la cultura.13 De ahí que los educadores y los artistas, como trabajadores de la cultura que son, las instituciones públicas y privadas, las administraciones municipales y departamen- tales, y los medios de comunicación, deban asumir ahora, con mayor conciencia que nunca, el papel que tienen como agentes educativos y culturales. Con el mayor esfuerzo laboral del que sean capaces y con los recursos económicos de que dispon- gan deben dedicarse al fomento de las acciones que permitan a sus comunidades participar activamente en los procesos de creación, depuración, enriquecimiento, conservación, transmisión y evolución de las culturas locales, regionales y nacional, pues no puede haber identidad sin un sólido enraizamiento del hombre en su propia cultura y en el conocimiento de su propia historia. Pero, ¿tiene vigencia hablar hoy de la identidad cultural como un valor fundamental de la sociedad cuando el reconocimiento del multiculturalismo de los países, el relativismo cultural, la conectividad mundial y la hibridación de culturas parecen tener una mayor dinámica que el compromiso con la definición y el fomento de las identidades individuales, comunitarias y nacionales? A nuestro juicio el tema es históricamente vigente, socialmente necesario, culturalmente ineludible y políticamente apremiante en los tiempos que transcurren. La responsabilidad que recae sobre los agentes educativos y culturales debe lograr que la discusión sea pertinente, superando las connotaciones decimonónicas que algunos argumentan para desautorizarlo y que se dé en un contexto actualizado de carácter filosófico, antropológico, sociopolítico, vivencial y de conveniencia práctica para el entendimiento y la interacción entre los distintos individuos, pueblos, esta- dos y naciones del mundo. Como una respuesta al interrogante planteado es importante no perder de vista el testimonio de Constantín von Borloewen: "el ser humano no puede vivir sin identi- dad ni como individuo ni dentro de la colectividad nacional o cultural. La identidad le confiere una genuinidad [sic] que lo legitima para reclamar un derecho vital propio […] La identidad cultural determina el modo en que alguien contempla la vida, tanto la propia como la ajena". Identidad cultural: más que un concepto, una necesidad vital La identidad cultural de los seres humanos, que en principio se inicia con el recono- cimiento y la aceptación de la igual dignidad que a todos asiste por el solo hecho de ser humanos, no sólo se define por el arraigo en las filiaciones grupales o en la tradición nacional, sino que implica un sentimiento de identificación entre los ciuda- danos, acuñado en unas fuentes comunes: la devoción y la lealtad a las ideas, a los valores y a los ideales compartidos; la conciencia de existir "en concreto y en la inmediatez", esto es en un espacio y en un tiempo, condiciones que hacen posible la concepción del sí mismo que cada uno es. El amplio conocimiento de los rasgos distintivos que caracterizan a cada persona y comunidad; la capacidad de reconocerlos, comprenderlos y apreciarlos críticamente, la aceptación de ese "sí mismo" que cada uno es, el sano orgullo de ser lo que se es o 13 República de Colombia. Constitución Nacional, Artículo 70: «El Estado tiene el deber de promover y fomentar el acceso a la cultura de todos los colombianos en igualdad de oportunidades, por medio de la educación permanente y la enseñanza científica, técnica, artística y profesional en todas las etapas del proceso de creación de la identidad nacional. La cultura en sus diversas manifestaciones es fundamento de la nacionalidad. El Estado reconoce la igualdad y dignidad de todas las que conviven en el país. El Estado promoverá la investigación, la ciencia, el desarrollo y la difusión de los valores culturales de la Nación».
  • 15. Universidad de Antioquia - Vicerrectoría de Extensión - División de Extensión Cultural 15 lo que se está en condiciones de "volverse", el desarrollo del sentido de pertenencia, la capacidad de superarnos mediante la apertura al "otro" o al "distinto", y las expec- tativas o vivencias que se tengan, son las condiciones que posibilitan y definen la identidad, aquella que Carl Frankestein ha definido como "la permanencia esencial del yo [...] y el yo como el centro de coordinación y de síntesis de la conciencia", conciencia que de corromperse conlleva a la pérdida de la identidad. Al respecto téngase en cuenta la frase de R. J. Collingwood en la entrada al Museo Nacional de Escultura de la ciudad de Valladolid, en la que se lee: "el arte es la medicina de la comunidad para la peor enfermedad del espíritu: la corrupción de la conciencia". La construcción de la identidad obedece a un proceso permanente en el que se elabora la conciencia de lo que somos y a la vez de lo que no somos. Implica el desarrollo de la capacidad de acercarnos a otros sin alejarnos definitivamente de nosotros mismos. Definir la identidad significa elaborar un pensamiento autónomo y generar la dinámica necesaria para expresarlo como voz y no como simple repeti- ción o eco de voces que no son las propias. Es encontrarle sentido a la vida individual y colectiva, tener una razón para existir y ocupar conscientemente el lugar que nos corresponde en el mundo. "La identidad es la fuente de sentido y experiencia para la gente". Como escribe Calhoun:14 "No conocemos gente sin nombre, ni lenguas o culturas en las que no se establezcan de alguna manera distinciones entre yo y el otro, nosotros y ellos. […] El conocimien- to de uno mismo — siempre una construcción pese a que se considere un descubri- miento— nunca es completamente separable de las exigencias de ser conocido por los otros de modos específicos". Manuel Castells dice: "Por identidad, en lo referente a los actores sociales, entiendo el proceso de construcción del sentido atendiendo a un atributo cultural, o un con- junto relacionado de atributos culturales, al que se da prioridad sobre el resto de las fuentes de sentido. Para un individuo determinado o un actor colectivo puede haber una pluralidad de identidades… Ello se debe a que la identidad ha de distinguirse de lo que tradicionalmente los sociólogos han denominado roles y conjunto de roles… Las identidades son fuentes de sentido para los propios actores y por ellos mismos son construidas mediante un proceso de individualización". 15 Para este profesor barcelonés lo esencial en relación con la construcción de las iden- tidades es saber cómo, desde qué, por quién y para qué es que se construye, y al respecto señala: "La construcción de las entidades utiliza materiales de la historia, la geografía, la biología, las instituciones productivas y reproductivas, la memoria colectiva y las fantasías personales, los aparatos de poder y las revelaciones religio- sas. Pero los individuos, los grupos sociales y las sociedades procesan todos estos materiales y los reordenan en su sentido según las determinaciones sociales y los proyectos culturales implantados en su estructura social y en su marco espacio- temporal". 16 Bajo el supuesto de que la construcción social de la identidad siempre tiene lugar en un contexto marcado por las relaciones de poder, el mismo autor propone una distinción entre tres formas y orígenes de la construcción de la identidad, así: 14 Craig Calhoun (ed.), Social Theory and the Politics of Identity, citado en Manuel Castells, La era de la información. Economía, sociedad y cultura, vol. II, El poder de la identidad, México, Siglo XXI, 2000, p. 28. 15 Manuel Castells define sentido como la identificación simbólica que realiza un actor social del objetivo de su acción y advierte la necesidad de diferenciar la identidad individual de la identidad colectiva. Ídem, p. 29. 16 Ibídem
  • 16. 16 CÁTEDRA ABIERTA: Universidad, cultura y sociedad "Identidad legitimadora: introducida por las instituciones dominantes de la sociedad para extender y racionalizar su dominación frente a los actores sociales [...] "Identidad de resistencia: generada por aquellos actores que se encuentran en posicio- nes y/o condiciones devaluadas o estigmatizadas por la lógica de dominación, por lo que construyen trincheras de resistencia y supervivencia basándose en principios diferentes u opuestos a los que impregnan las instituciones de la sociedad [...] Identidad proyecto: cuando los actores sociales, basándose en los materiales cultura- les de que disponen, construyen una nueva identidad que define su posición en la sociedad y, al hacerlo, buscan la transformación de toda la estructura social".17 La educación actual en Colombia En la hora actual, Colombia busca y desea una corrección substancial a su devenir histórico, anhela un mejor porvenir por la niñez y la juventud, y para ello la Nación confía plenamente en el poder cualificador de la educación. En la educación está depositada la confianza de la sociedad para el diseño de un futuro más promisorio que el presente. De ahí que en la Ley General de Educación se haya consignado entre los fines de la educación "El estudio y la comprensión crítica de la cultura nacional y de la diversidad étnica y cultural del país, como fundamento de la unidad nacio- nal y de su identidad". Tiene entonces razón Eduardo Galeano cuando se pregunta: "¿Cómo va a convertirse en protagonista de la historia, haciendo la historia en lugar de padecerla, un pueblo que ignora su identidad?", y la base de ella: su cultura. En consecuencia, es a lograr los fines sociales de la cultura, a lo cual se debe encami- nar, por excelencia, el trabajo educativo. A la educación da esencia y especificidad la cultura cuando se le concibe y entiende como la fuerza capaz de: • Cohesionar y aglutinar intelectual y moralmente a la comunidad, para que par- ticipe en los grandes proyectos de desarrollo humano y social, convirtiéndose así en el más importante recurso de integración nacional. • Fundamentar la identidad nacional, regional o local de los colombianos. • Posibilitar y explicar al individuo el sentido de pertenencia social, histórica, territorial y nacional. • Definir los grandes proyectos de superación individual, grupal y social. • Acuñar los códigos de comunicación y expresión entre los hombres y de las comunidades entre sí, facilitando su interacción. • Recoger y transmitir la experiencia creadora de los pueblos. • Incentivar y desarrollar la capacidad creadora y transformadora del hombre frente a la naturaleza y la sociedad. • Descubrir a los individuos la multiplicidad de opciones y formas preexistentes para el desarrollo de su proyecto de vida personal, habilitándolos, mediante los procesos educativos, para enfrentar los desafíos de su realización personal, grupal y comunitaria. • Dotar de contenidos el sistema educativo, cargando de sentido y significación los acumulados de la ciencia, la tecnología y el arte. • Caracterizar los grupos humanos y los modos de vida que constituyen la sociedad, como condición indispensable para explicar y prospectar las prácticas sociales. • Jerarquizar los valores y esclarecer el devenir o el comportamiento de los grupos sociales. 17 Ibíd., p. 29.
  • 17. Universidad de Antioquia - Vicerrectoría de Extensión - División de Extensión Cultural 17 • Impedir la desintegración moral de los pueblos, convirtiéndose en un activo factor de resistencia a los procesos de colonización y dominio. • "Estimular la capacidad creativa, es decir esa actitud de pensar, querer, hacer y soñar que define la naturaleza humana", según plantea Guillermo Bonfil Batalla. • Hacer posible el proceso de apropiación inteligente y crítico, de todos aquellos aportes científicos, tecnológicos, políticos y artísticos de otras sociedades y cul- turas, para lo cual se requiere siempre la acción de una matriz cultural propia. • "Promover las búsquedas conceptuales y creativas a través de las cuales cada sociedad se renueva", en palabras de Néstor García Canclini. • Ampliar el horizonte de lo posible, en la forma que lo pensaron los estudiantes que participaron en el movimiento de 1968, en Francia, cuando se expresaron así: "Seamos razonables. Pidamos lo imposible". • "Ser fundamento de los movimientos de liberación. De esa lucha, que es en sí un acto cultural y un factor de cultura, ya que sólo pueden movilizarse y luchar los pueblos que conservan su cultura", citando a Amílcar Cabral, héroe de la inde- pendencia de Guinea y de las colonias portuguesas del África. Finalmente, y como resultado de la relación que procuramos establecer, debemos afirmar que los fines y objetivos de la educación en una sociedad determinada no son posibles de alcanzar, sino en la medida que toda la sociedad se lo proponga. Al ser "la educación una actividad humana en el orden de la cultura y la cultura uno de los elementos fundamentales que constituyen la identidad de un pueblo", como bien lo expresara el pontífice Juan Pablo II en su visita a la ciudad de Medellín en julio de 1986, la suerte de la educación y el desarrollo de la cultura no pueden ni deben ser una responsabilidad que se delegue simplemente al Estado, para que sean los gobiernos quienes exclusivamente se ocupen de ellas, ni tampoco un monopolio de los especialistas o los educadores. Por el contrario, debe y tiene que ser una responsabilidad asumida en su plenitud y conciencia por la totalidad de las fuerzas sociales. Igualmente, así lo entendió y confirmó la Asamblea Nacional Constituyente, cuando en la Carta Fundamental de 1991, refiriéndose a la educación, consignó en los artícu- los 44 y 67, respectivamente, que "la familia, la sociedad y el Estado tienen la obligación de asistir y proteger al niño para garantizar su desarrollo armónico e integral y el ejercicio pleno de sus derechos", y que "el Estado, la sociedad y la familia son responsables de la educación". Lo dicho anteriormente puede más fácilmente asimilarse y aceptarse como axioma si compartimos con el profesor Rafael Flórez, que "el nivel cultural de una sociedad no se mide por la cantidad de bienes y de riqueza material y espiritual creada en ella, sino sobre todo por el grado de asimilación creadora de esa riqueza por parte de los individuos que la componen, por el tipo de personas individuales que esa misma sociedad está generando, por las dimensiones de la personalidad humana que ca- racterizan a sus individuos en relación consigo mismos, con el colectivo social pre- sente y futuro y con la naturaleza, con su propio cuerpo e incluso por el mismo modo de vida de esas personas, por su grado de humanización en el pensamiento, por sus necesidades y valores en su vida cotidiana, en su trabajo, en el tiempo libre, en el vivir, etc." Esto es lo que nos indica el nivel de cultura de una sociedad y estarán ustedes de acuerdo en que todas estas preocupaciones son el propósito fundamen- tal en el trabajo educativo.
  • 18. 18 CÁTEDRA ABIERTA: Universidad, cultura y sociedad Implicaciones La concepción en nuestros alumnos y en nuestra po- blación de una auténtica cultura de la libertad y el logro en nuestro medio de la libertad social y perso- nal, que por esencia debe fundamentar la "cultura de la verdad", como bús- queda permanente a la cual aspiramos, no sin sa- crificios, es uno de los prin- cipios en los cuales debe- ríamos afianzar los edu- cadores de hoy la tarea pedagógica. Para que en Colombia se conserve y desarrolle armónica y positivamente la cultura, la niñez y la juventud están reclamando, sin compás de espera, que los educadores e intelectuales, hombres de ciencia y tecnólogos, artistas, filósofos, teólogos y políticos, y en fin todos sus trabajadores, cierren filas y formen un frente común de trabajo por la autonomía y la defensa de nuestra soberanía cultural, pues sin ella no existe nacio- nalidad y la patria se diluye. Sólo con su cultura la patria se identifica, se define, se siente, se ama. Sin ella el hombre termina por extraviarse en su propia tierra. Actualmente sabemos que en muchos de nuestros estamentos, algunos piensan que la sociedad colombiana se deshace inevitablemente a causa de sus múltiples contradic- ciones y conflictos, pero se advierte fácilmente que no es la mayoría. Ésta parece coincidir en la idea de estar contribuyendo y asistiendo, mediante grandes esfuerzos, luchas y temores, a la formación y al nacimiento de una nueva Colombia, más justa, equitativa y soberana. Por ello, ahora más que nunca requerimos de un proyecto global que cohesione e impulse esa fuerza social creadora con un propósito de supe- ración y engrandecimiento, y qué mejor causa para lograrlo, que la que nos brindan la educación y la cultura? Lo que por Colombia no han hecho los modelos económicos, las posiciones ideológicas, las alternativas del poder político: definir y arraigar en los colombianos su identidad nacional, que no es otra cosa que el autorreconocimiento, la autovaloración o autoestima y el sentido de pertenencia y amor a la patria, bien puede lograrse, y de hecho lo estamos haciendo, con los proyectos de formación individual y el sistema social de ideas, valores, conocimientos, sentimientos y hábitos, que se expresan y forman a través de la educación y la cultura. Relacionar en la práctica social la educación y la cultura hace posible reafirmar nuestro propósito de afianzar la identidad cultural en torno a la investigación cultural, el humanismo, el saber, la ciencia, la tecnología, el arte y en fin, a la producción intelec- tual y material. Dicho afianzamiento redime y hace superar a los pueblos cuando la tienen o los deforma y pierde cuando no la enriquecen, la dejan alienar o enajenar. "La ideología occidental, bautizada como ciencia es tenida por principio como punto de referencia [...] He aquí la explicación más adecuada de las razones del colonialismo y del
  • 19. Universidad de Antioquia - Vicerrectoría de Extensión - División de Extensión Cultural 19 neocolonialismo y de todo lo que falsea las relaciones con el llamado tercer mundo, es decir con un mundo no occidental, entre el cual, desde hace quinientos años, se ha venido cometiendo todo lo cometible desde el pillaje de sus riquezas y la destrucción de sus estructuras sociales, hasta la negación de su cultura, con el fin de detener su propio desarrollo".18 Retos para el Estado frente a la cultura y las actividades de promoción cultural El Estado colombiano tiene una variedad de retos por superar para lograr las metas planteadas anteriormente, a saber: • Incorporar la cultura, como un componente esencial y estructural, en la concep- ción jurídica del Estado y la nación colombiana y en consecuencia, en los planes de desarrollo y en las relaciones del gobierno con la comunidad, tal como lo manda la constitución política en sus artículos 339 y 340. • Considerar la cultura como una variable de obligada presencia en la investiga- ción, concepción, definición y aplicación de los proyectos socio-económicos con los cuales se propende por el desarrollo nacional, buscando que en verdad, éste sea integral. • Definir, desde el Ministerio de Cultura, sin menoscabo de la originalidad y crea- tividad de las personas y de las comunidades, una política coherente de identi- ficación, reconocimiento, valoración, conservación y desarrollo de las culturas regionales del país, en la cual se apoyen e informen las acciones de los diferentes estamentos administrativos y operativos del Estado, tales como los departa- mentos, los ministerios, institutos descentralizados y empresas estatales, y que a la vez oriente el sector privado de la producción y la economía, con el fin de lograr que la cultura ejerza o se convierta, según el caso, en la fuerza de cohesión e identidad que el Estado y la sociedad requieren para su supervivencia y mejo- ramiento. • Destinarle a la cultura, por la función social que ella cumple, una continua y proporcional participación económica en la distribución anual del Presupuesto Nacional. • Reconocer en la cultura y por consiguiente en el trabajo intelectual, artístico o material que propende por su desarrollo, que es ella, por excelencia, el factor de reordenamiento social con el cual puede contar el país para reencauzar su destino. Así como el desarrollo del sector educativo exige la planeación y prospección del mismo, el crecimiento y enriquecimiento de la cultura obliga a que las acciones estatales encaminadas al fomento, a la promoción y al desarrollo de ella, sean objeto de investigación, estudio, divulgación, financiación e incorporación a la práctica educativa cotidiana. Para ello deben crearse en las secretarías territoria- les de educación, dependencias cuyo objetivo básico sea: - propiciar las condiciones para el mejoramiento de la calidad de vida y la identidad cultural de los ciudadanos, dinamizando los procesos de investi- gación cultural e histórica; - fomentar la organización social para dar cabida a la participación comunita- ria en el quehacer cultural; - crear, fomentar y divulgar expresiones del arte, el folclor, la recreación, el deporte, los servicios de información y documentación cultural y museos, de acuerdo con las políticas y los programas señalados en los diferentes planes gubernamentales del desarrollo. 18 Roger Garauidy, Palabra de hombre. Cuadernos para el diálogo, traducción José María de Llanos, Madrid, 1976, p. 132.
  • 20. 20 CÁTEDRA ABIERTA: Universidad, cultura y sociedad • Elaborar, en consecuencia con los planes de desarrollo socioeconómico, planes específicos para el sector cultural, estableciendo y precisando en ellos la debida y estrecha relación que debe existir entre los fines y objetivos de la educación y la cultura nacionales. • Diseñar y dirigir la creación de un subsistema educativo, de cobertura nacional, para la educación artística. • Establecer políticas y programas de formación y capacitación de animadores, promotores y agentes de desarrollo cultural comunitario. • Propiciar condiciones materiales favorables para el mejoramiento de la calidad de la vida y la identidad cultural de los colombianos, cooperando con su creci- miento espiritual y su dignificación y humanización social. • Dirigir y organizar con mayor rigor y profesionalismo administrativo las instituciones y las actividades estatales requeridas para el fomento y desarrollo de las culturas regionales y de la cultura nacional y en consecuencia, formular políticas, estrategias, planes, programas, objetivos y criterios para su planeación y evaluación con el fin de efectuar los reajustes y correcciones que periódicamen- te se consideren necesarios para el logro de los objetivos de las comunidades en los ámbitos regional y nacional. • Organizar y mantener, a través del sistema nacional de cultura y de los organis- mos propios del sector, la debida coordinación para la ejecución de los planes y programas de investigación, creación, fomento y desarrollo cultural auspiciados por la Nación mediante sus organismos y recursos. • Articular de manera coherente y efectiva la red nacional de medios masivos de comunicación al proyecto de desarrollo sociocultural del país, exigiendo que éstos cumplan con la alta responsabilidad que les es inherente en la concepción y construcción de una sociedad pluralista y democrática, ya que son, por esen- cia, medios de formación y educación permanente para la comunidad. Finalmente, y como reto para el Estado, es importante conocer la voz de la Iglesia, en cuya instrucción sobre "Libertad cristiana y liberación", el pontífice Juan Pablo II escribió: Las desigualdades, contrarias a la justicia, en la posesión y el uso de los bienes materiales, están acompañadas y agravadas por desigualdades también injustas en acceso a la cultura. Cada hombre tiene un derecho a la cultura, que es característica específica de una existencia verdaderamente humana a la que tiene acceso por el desarrollo de sus facultades de conocimiento, de sus virtudes morales, de su capa- cidad de relación con sus semejantes, de su aptitud para crear obras útiles y bellas. De aquí se deriva la exigencia de la promoción y difusión de la educación a la que cada uno tiene derecho inalienable "para cuyo ejercicio, dice él, la condición primera es la eliminación del analfabetismo. Por último, dice el Papa: "El derecho de cada hombre a la cultura no está asegurado si no se respeta la libertad cultural. Con demasiada frecuencia la cultura degenera en ideología y la educación se transforma en instrumento al servicio del poder político y económico. No compete a la autoridad pública determinar el tipo de cultura. Su función es promover y proteger la vida cultural de todos, incluso la de las minorías".
  • 21. Universidad de Antioquia - Vicerrectoría de Extensión - División de Extensión Cultural 21 Bibliografía Banco Interamericano de Desarrollo / Unesco, El valor de la cultura, documento de posición para el Foro Desarrollo y Cultura, París, 1999. Barloewen, Constantin, Latinoamérica: cultura y modernidad. Tecnología y cultura en el espacio andino, traducción Daniel Najmías y Juan Navarro, Barcelona, Galaxia Gutemberg, 1995. Carrizosa Alajmo, Alberto, et. al., Las políticas de comunicación en Colombia, París, Unesco, 1976, 50 pp. Cassirer, Ernst, Antropología filosófica: introducción a una filosofía de la cultura, trad. Eugenio Imaz, 5ª. ed., México, Fondo de Cultura Económica, 1968. _______, Las ciencias de la cultura, México, Fondo de Cultura Económica, 1982, 191 pp. Castells, Manuel, "El Poder de la Identidad", en: La era de la información. Economía, sociedad y cultura, vol. II, trad. Carmen Martínez Gimeno, México, Siglo XXI, 2000. Chaves Z., A Patricio y Gregorio A. Castro, Metodología para la evaluación de proyectos sociales y sus impactos, UNESCO-URSHSLAC. Cirigliano, Gustavo F. J., Filosofía de la educación, Buenos Aires, Humanistas, 2ª. ed., 1979. Colombia. Presidencia de la República. Constitución Nacional 1991. Colombres, Adolfo et. al., La cultura popular, México, Premia Editora, 4ª. ed., 1984, 147 pp. Conseil de la Coopération Culturelle, Programme européen d’évaluation: la polítique culturelle de la France, París, La Documentation Francaise, 1988. Crisis de valores y políticas culturales, Bogotá, Informática Librería, 1987, 187 pp. Dance, F. R., Técnicas de formación del personal de comunicación, París, Unesco, 1979. 134 pp. Ministère de la culture et de la communication de France, Economie et culture: culture en devenir et volonté publique, París, La Documentación Francaise, 1988, vol. 2, 325 pp. Este volumen hace parte de las ponencias correspondiente a la 4ª. Conference Internationale sur l’Économie de la Culture, Avignon, 12-14 de mayo, 1986. Garaudy, Roger, Palabra de hombre, trad. José María de Llano, Madrid, Cuadernos para el diálogo, 1976. García Canclini, Néstor et. al., Políticas culturales en América Latina, México, Grijalbo, 1987, 217 pp.
  • 22. 22 CÁTEDRA ABIERTA: Universidad, cultura y sociedad Herrera, Felipe, El escenario latinoamericano y el desafío cultural, Secretaría Ejecutiva Convenio Andrés Bello, Editorial Gente Nueva, Santafé de Bogotá, 1989. Kymlicka, Will, Ciudadanía multicultural, traducción Carmen Castells Auleda, Bar- celona, Paidós Ibérica S.A., 1996. Lenin, Vladimir Ilich, La cultura y la revolución cultural, Moscú, Progreso, 272 pp. México, Dirección General de Culturas Populares, Metodología para la realización de diagnósticos socioculturales, 1986, 77 pp. ______, "Programa de trabajo: 1986-1988", en: Boletín Informativo, octubre, 1986. Nussbaum, Martha C., Los límites del patriotismo. Identidad, pertenencia y "ciudadanía mundial", Joshua Coben, comp., tr. Carmen Castells, Barcelona, Paidós Ibérica, S.A, 1999. Paz, Octavio, Tiempo nublado, Barcelona, Biblioteca de Bolsillo, 1986, 136 pp. Pérez de Cuellar, Javier y otros, Nuestra diversidad creativa, Informe de la Comisión Mundial de Cultura y Desarrollo, París, Ediciones UNESCO, 1997. UNESCO, La cultura y el futuro, documento, 27 pp. ______, "Los valores culturales. Dimensión cultural del desarrollo", en: Culturas, volumen VI, No. 1, 1979. ______, Conferencia Internacional de Educación: la contribución de la educación al desarrollo cultural, Memorias 43ª reunión, Ginebra, 1992. Unicef, Cieplan. Desarrollo social en los 90: los casos de Chile, Costa Rica y México, edita- das por Crisóstomo Pizarro, Impreandes Presencia S.A., Santafé de Bogotá, 1996.
  • 23. Universidad de Antioquia - Vicerrectoría de Extensión - División de Extensión Cultural 23 Relación educación y cultura en los entes gubernamentales y en las instituciones educativas y culturales Marta Elena Bravo19 Es muy grato participar de la cátedra abierta "Universidad, cultura y sociedad" convocada por la Universidad de Antioquia y el Ministerio de Cultura. Me siento muy honrada de que hubieran tenido la gentileza de invitarme, por lo cual quiero expresar mi reconocimiento. Entusiasma la modalidad de cátedra abierta propues- ta, por lo que significa en relación con la responsabilidad social de la universidad, y porque ella, como centro de cultura, ciencia y tecnología, en la articulación de la docencia la investigación y extensión, debe abrir espacios a la circulación y renova- ción de los saberes y a la educación de la sensibilidad. Una cátedra abierta permite hacer más visibles y poner en diálogo los saberes de construcción sistemática académica y el significativo patrimonio pedagógico uni- versitario con saberes más populares, que construye y son un acumulado cultural de la sociedad en general. No sólo es sano este intercambio sino también —lo que es más importante— enriquecedor para la universidad y el ministerio y para la socie- dad, pues va mucho más allá del tradicional magister dixit universitario en que estuvimos enclaustrados de manera dogmática durante muchos años, y nos lleva hacia la concepción de una educación permanente. Tal educación permite la existen- cia de nuevas construcciones mentales con el referente de las memorias culturales y educativas que atesora la universidad, y las pone a circular, las recrea y las resignifica en este intercambio que obedece a la misión pedagógica de la institución frente a la sociedad. He organizado mi exposición de la siguiente manera: comienzo con una introduc- ción con la cual pretendo dar el tono y compartir con ustedes desde dónde parto para plantear esta interrelación entre educación y cultura. 1. La relación educación-cultura para los entes gubernamentales y las instituciones educativas y culturales, sustentadas desde unas ideas sobre el soporte de una educación estética como educación de la sensibilidad, inherente a todo proyecto educativo y cultural. 2. La responsabilidad de los entes gubernamentales y de las instituciones educati- vas y culturales en la formulación de políticas articuladas que contemplen como su pilar fundamental la articulación educación-cultura. 3. El reto de traspasar el lugar común en que se convierte en su formulación la articulación educación-cultura, hacia hacer realizable lo que podría llamarse "el espíritu de las políticas culturales, el espíritu de la ley". 4. Coda: una melodía final que invite a pensar y a asumir esta relación. 19 Profesora honoraria de la Facultad de Ciencias Humanas y Económicas de la Universidad Nacional sede Medellín. Docente de la Especialización en Gestión y Promoción Cultural de la Universidad de Antioquia.
  • 24. 24 CÁTEDRA ABIERTA: Universidad, cultura y sociedad Introducción Que trata del recorrido y el diálogo pedagógico del valiente hidalgo don Quijote de la Mancha y su fiel escudero Sancho Panza ¿Qué significa una obra clásica? ¿Qué significa que a 400 años de la publicación de la primera parte del Quijote estemos recordando y celebrando una obra patrimonio cultural de la humanidad, referente fundamental de la literatura universal y de la literatura en lengua española? Una obra es clásica cuando siempre es moderna. Cuando en cualquier época y en cualquier espacio nos habla del hombre en su más profundo sentido y de la capaci- dad maravillosa que lo caracteriza: la capacidad del lenguaje, la posibilidad de fabular, la habilidad para crear y recrear el mundo. "El caballero de la triste" figura y Sancho, amigo y fiel escudero, recorren los campos de España y en ese recorrido dialogan. Este recorrido y ese diálogo es la esencia de una educación y una pedagogía de lo humano, de lo muy humano, de una búsqueda permanente en la existencia. De ese "toparse" con la vida en sus ilusiones y en sus realidades frustrantes y dolorosas. Es la obra de Cervantes un proceso de educación del hombre como ser cultural, como ser que deja su impronta con esa simbiosis vida-creación al hablarnos del mundo. "Los poetas nos dicen el mundo", expresaba Hölderlin. Esta breve referencia a la obra cumbre de la literatura universal me la suscita un proceso pedagógico y estético de una relectura diaria como educación personal de la sensibilidad, como permanente apertura a la comprensión y a la interrogación sobre el mundo. Éste es mi homenaje en los 400 años de su publicación. Para mí significa una hermosa articulación educación-cultura que quiero compartir con ustedes. Otro punto de partida hace parte de mi exposición: deseo remontarme ahora a una inquietud compartida de manera muy intensa con mi antecesor en la exposición del día de hoy, el amigo, colega, discípulo y maestro Gabriel Jaime Arango. Ocupábamos en el año 84, él la dirección de currículo, y yo la dirección de cultura de Antioquia por una comisión que me había concedido la Universidad Nacional. Al compartir nuestras inquietudes, nuestras preguntas y nuestros sueños sobre la educación y la cultura en Antioquia nos preguntábamos con inquietud por esa interrelación estrecha, que desde las direcciones bajo nuestra responsabilidad deberíamos darle a una Secretaría de Educación y Cultura del departamento. Era ésta responsable de definir políticas y concretarlas en proyectos y acciones que apuntaran a la esencia del desarrollo educa- tivo y cultural frente a un reto de un departamento de la extensión territorial, de la diversidad cultural, de las carencias, pero al mismo tiempo de las posibilidades, de Antioquia, lo que hacía inclusive considerarlo paradigmático en el país. Pero lo urgen- te de la administración pública siempre se oponía a lo más necesario. Nos angustiába- mos por el tiempo que demandaba dedicarle a otros asuntos. La crisis acumulada del departamento, que se empezaba a manifestar en forma dramática en estos años 80 y que nos interroga y conmueve hasta nuestros días, nos hacía preguntar cómo se articulaba a fondo el proyecto educativo y el proyecto cultural, no sólo en términos operativos y programáticos que representaban soluciones prácticas, medibles quizá cuantitativamente, pero que no se dirigían al fondo, a la
  • 25. Universidad de Antioquia - Vicerrectoría de Extensión - División de Extensión Cultural 25 esencia. Es decir, cómo se articulaban en términos de contenidos pedagógicos la educación y la cultura. A lo largo de veintiún años después y en el contexto de este foro nos preguntamos una vez más como personas formadas en una Facultad de Filosofía y Letras en qué forma debemos orientar las reflexiones, de qué manera no sólo formular políticas sino más bien convertirlas en acciones y en utopías. Los maestros tenemos la obliga- ción, desde nuestra inserción y compromiso con la realidad, de seguir construyendo también utopías. Ésta es la razón por la cual estamos compartiendo hoy los recorridos, los diálogos y nuestras visiones con ustedes en el espacio de una universidad que promueve como un imperativo categórico el acercamiento al mundo, al hombre que lo habita, que razona y que siente y que se integra como ser con el otro en un proyecto social. Son éstos, pues, el tono, los recorridos y las búsquedas que siguen como urgencias vitales en nuestro proceso educativo y cultural. 1. La relación educación-cultura y la educación estética Preocupación permanente de la filosofía es la pregunta por el hombre, su educa- ción y su inserción en la cultura. No se trata ahora de hacer una disertación desde la filosofía de lo que conceptualmente esto significa y se ha planteado, pero sí vale la pena señalar que en esa paideia como proceso de formación y de educa- ción cabe una reflexión siempre profunda que nos invita a incursionar por los campos de la filosofía, de la antropología, de la historia, de la sociología y de los estudios culturales sobre la dimensión y complejidad del problema. ¿Qué significa educar? Nada puede concordar mejor con la naturaleza de una cosa que los demás individuos de su especie; por tanto nada hay que sea más útil al hombre en orden a la conservación de su ser y el disfrute de una vida racional, que un hombre se guíe por la razón. Además dado que entre las cosas singulares no conocemos nada más excelente que un hombre guiado por la razón, nadie puede probar cuánto vale su habilidad y talento que educando a los hombres de tal modo que acaben por vivir bajo el propio imperio de la razón.20 El hombre no llega a ser hombre más que por la educación [...] la educación es un arte cuya práctica debe ser perfeccionada a lo largo de las generaciones [...] la educación es el problema mayor y más difícil que puede planteársele al hombre.21 Pero no sólo es la educación de la razón, es la educación de la sensibilidad, lo que nos plantea un desafío desde la propuesta de la racionalidad que nos permite salir de una "minoría de edad" hacia una posibilidad de servirnos de nuestro propio entendimiento y de ser autónomos. Es un reto para el entendimiento y un reto ético y estético. De esa educación estética que ya desde el siglo XVIII ese poeta, autor de la bellísima oda a la alegría incorporada por Beethoven en la novena sinfonía, además gran pensador, el alemán Schiller, nos lo expresaba. La ilustración del entendimiento sólo merece respeto si se refleja en el carácter, pero con eso no basta: surge también en cierto modo de ese mismo carácter 20 Spinoza, Ética IV, apéndice 9°, citado en Fernando Savater, Valor de educar, pp. 197-198. 21 Emanuel Kant, Reflexiones sobre la educación, citado por Fernando Savater, op. cit., p. 201.
  • 26. 26 CÁTEDRA ABIERTA: Universidad, cultura y sociedad porque el camino hacia el intelecto lo abre el corazón. La necesidad más apremiante de la época es la educación de la sensibilidad, y no sólo porque sea un medio para hacer efectiva en la vida una inteligencia más perfecta, sino también porque contribuye a perfeccionar esa inteligencia. Esta educación de la sensibilidad es, pues, en el sentido más amplio lo que quiero resaltar como educación estética: educación que nos acerca al otro, nos muestra la necesidad de la solidaridad. Que nos sitúa ante la urgencia de un ethos como condición fundamental de nuestra realización como hombres y al mismo tiempo nos predispone a la expresión de la belleza, sea como creación o como recreación, hacia la manifestación del arte como esa "memoria de la dignidad humana". Son éstas apenas unas reflexiones e ideas que deben sustentar una política educativa y cultural de interacción educación-cultura que rebase el lugar co- mún, pues como todo lugar común puede volverse una expresión vacía. Éste es un propósito que debe animar siempre el trabajo del educador, la labor del trabajador de la cultura, sea éste creador o sea gestor. 2. Formulación de políticas que articulen la educación y la cultura. Una responsabilidad fundamental de los entes gubernamentales y de las institu- ciones educativas y culturales es la formulación de políticas que contemplen como pilar básico la articulación de la educación y la cultura: Quiero hacer énfasis en un hecho: las instituciones que están citando a esta cátedra: la Universidad de Antioquia y el Ministerio de Cultura. Ante todo la esencia de una Universidad es ser un centro de cultura donde se produce, circula, confronta y difunde el saber que se constituye en ciencia y tecnología. Es de la esencia de la universidad asimismo la educación de la sensibilidad como manera del hombre desarrollarse como individuo y como miembro de una colectividad. Todo esto lo hace a través de lo que llamamos un proceso educativo que se hace explícito, que se materializa en proyectos curriculares e investigativos, de educación desde la perspectiva de programas formales o desde el desarrollo de la educación continuada y de la extensión. Si la universidad define una política educativa de ciencia y tecnología, le es así mismo un imperativo definir una política cultural. Ha sido un error de las instituciones de educación superior en general considerar la cultura como una acción programática o como una acción de extensión sin integrarla a las funcio- nes de docencia e investigación y muchas veces reducirla a la actividad de una oficina de extensión o divulgación cultural. Me parece muy valioso que la Universidad de Antioquia promueva esta cátedra abierta de las relaciones universidad-cultura-sociedad en el contexto de todo el proceso que vive hace varios años. La institución se ha consolidado en el último tiempo con la creación del sistema universitario de extensión y de la red de cultura que agrupa no sólo las dependencias de extensión y de actividad cultu- ral, sino también las de ciencia e investigación, donde la cultura es un elemento fundamental en su quehacer. Esta cátedra se plantea en el contexto de su proyecto de regionalización: es la universidad de todos los antioqueños.
  • 27. Universidad de Antioquia - Vicerrectoría de Extensión - División de Extensión Cultural 27 El otro convocante: el Ministerio de Cultura, como órgano del Estado en el orden nacional, por su objetivo primordial de definir la política cultural referida no sólo a la preservación y difusión del patrimonio, sino también al estímulo, crea- ción y expresión cultural, le da mayor significación a que se reúna con la univer- sidad en la convocatoria de una cátedra abierta. En ese contexto específico de esta cátedra, planteamos estrechar la relación educación-cultura. Vale la pena mencionar, así sea de manera muy rápida, el contexto nacional e internacional de esta preocupación de integración. En el plano internacional las últimas reuniones de la UNESCO, especialmente la del 98 en Estocolmo y las consignadas en el Informe mundial sobre la cultura del año 2000, postulan que "la cultura da forma a nuestra visión del mundo y afirmar la cultura como manera de vivir como individuos y maneras de vivir en comunidad. Una cultura viva es casi por definición aquella que interactúa con otras y donde las personas crean, mezclan, adaptan y reinventan significados con los que pueden identificarse". Es ésta, pues, una perspectiva de largo alcan- ce significativa para todo lo que constituye un proyecto educativo desde la cultura. En La educación encierra un tesoro, que recoge el informe a la UNESCO de la Comisión Internacional sobre la Educación para el siglo XXI, presidida por Jacques Delors, se nos está haciendo un llamamiento "a una nueva concepción más amplia de la educación que debería llevar a cada persona a descubrir, despertar e implementar sus posibilidades creativas actualizando así el tesoro escondido en cada uno de nosotros, lo cual supone trascender una visión puramente instru- mental de la educación [...] para considerar su función en toda su plenitud a saber la realización de la persona que, toda ella aprende a ser".22 En el contexto nacional quiero hacer mención someramente de dos trabajos que han dado lúcidas orientaciones en la dirección de la integración educación-cultura: Co- lombia al filo de la oportunidad,23 que en palabras de García Márquez, integrante de la misión de los diez sabios, se necesita "una educación desde la cuna hasta la tumba inconforme y reflexiva que nos inspire un nuevo modo de pensar y nos incite a descubrir quiénes somos en una sociedad que se quiera más a sí misma. Que aproveche al máximo nuestra creatividad inagotable y conciba una ética [...] y tal vez una estética para nuestra afán desaforado y legítimo de satisfacción personal". En otro interesante trabajo titulado La educación la agenda del siglo XXI, coordinado por Hernando Gómez Buendía, en el prólogo encomendado al escritor mexicano Carlos Fuentes se dice: "la cultura preexiste a la nación. La nación es fuerte si encarna su cultura. Es débil si sólo encarna una ideología" y plantea la necesidad de que "podamos al fin mediante la educación identificar la cultura con nuestra política y economía".24 En la Ley General de Educación 115 de 1994, en el primer artículo se dice que "la educación es un proceso de formación permanente cultural y social que se funda- menta en una concepción integral de la persona humana, de su dignidad, de sus derechos y sus deberes". 22 UNESCO, La educación encierra un tesoro, informe a la UNESCO de la Comisión Internacional sobre la Educación para el siglo XXI presidida por Jacques Delors, Madrid, UNESCO-Santillana, 1996. 23 Presidencia de la República, Consejería Presidencial, Colciencias, Misión de ciencia, educación y desarrollo: Colombia al filo de la oportunidad, tomo I, Santa Fe de Bogotá, Tercer Mundo, 1996. 24 PNUD, Educación: agenda para el siglo XXI. Hacia un desarrollo humano, Gómez Buendía, Hernando (director), con prólogo de Carlos Fuentes, Santa Fe de Bogotá, Tercer Mundo, 1998.
  • 28. 28 CÁTEDRA ABIERTA: Universidad, cultura y sociedad Más específicamente, en la Ley 397 de Cultura se reitera lo que en la Constitución se había estatuido como uno de los postulados fundamenta- les "la cultura en sus diversas manifestaciones es fundamento de la nacio- nalidad y actividad propia de la sociedad colombiana en su conjunto, como proceso generado individual y colectivamente por los colombianos. Dichas manifestaciones constituyen parte integral de la identidad y de la cultura colombiana". Vale la pena resaltar cómo en el Plan Nacional de Cultura "Hacia una ciudadanía democrática cultural 2001 – 2010" se aboga por "la integración de la relación educación, comunicación y cultura en la creación de espacios de comunicación y medios de participación de la infancia y los jóvenes en un proceso educativo que se da dentro y fuera de las fronteras de la escuela y a partir del reconocimiento de sus especificidades culturales". El Plan Nacional de Cultura cuando propone como uno de los "campos" funda- mentales el que está basado en la creación y la memoria, está abriendo un horizonte que, si bien releva el papel de la creación consolidada representada en el patrimonio y en las memorias colectivas, propende también decididamente por la creación que es la que hace posible el hecho cultural que luego se consolida en patrimonio. Hay aquí dos elementos básicos que se deben articular en la educación, pues hacen realizable el diálogo constante entre tradición y renova- ción: creación-patrimonio. Después de este panorama nacional e internacional de lo que ha sido o lo que podrían ser elementos para la comprensión de la relación educación- cultura, quiero hacer referencia a unos procesos en Antioquia no con el propósito de realizar "una arqueología de las políticas culturales" sino ante todo de mirar la significación de dos experiencias que pertenecen a la comu- nidad y al sector educativo cultural, cuyas ideas y propuestas fueron reco- gidas en dos valiosos documentos que tuvieron amplia circulación regional y nacional. En 1984, cuando se empezaba a formular las Bases del Plan de Desarrollo Cultural de Antioquia, experiencia inédita en el campo regional en Colombia, se enfrentaba como preocupación primordial de la Secretaría de Educación y Cultura la relación educación-cultura, que nos obsedía y nos obsede al querido ponente que me antecedió y a mí, como seguramente a muchos de ustedes y que de manera muy clara se podría condensar en esta frase que quedó consig- nada en el texto así: "educar y ser educado son acciones posibles gracias a la mediación del contenido denominado cultura [...] todo proyecto de desarrollo cultural debe concebirse en estrecha relación de sus propósitos con los fines de la educación". En 1990 en la elaboración también inédita del plan de desarrollo cultural de Medellín, que fue el primero formulado por una ciudad colombiana, se decía: "El desarrollo de un proyecto cultural integral no puede desconocer un espacio como es la educación desde donde se estimula y promueve la producción cultu- ral y desde donde se configura el mecanismo mental, ético e intelectual con el cual elaborar propuestas creadoras y acontecimientos culturales".25 25 Alcaldía de Medellín, Secretaría de Educación, Cultura y Recreación Departamento Administrativo de Planeación Metropolitana. Plan de desarrollo cultural de Medellín, Medellín, Servigráficas, 1990.
  • 29. Universidad de Antioquia - Vicerrectoría de Extensión - División de Extensión Cultural 29 "Si admitimos que la cultura es el conjunto de expresiones, rasgos distintivos, valores, formas de pensar del individuo y el grupo se desprende que el proyecto educativo es el lugar donde se piensa, construye y renueva la cultura".26 Existen varias razones para resaltar esta formulación de políticas en donde se insiste en la articulación educación-cultura: fueron construcciones colectivas y por lo tanto obedecen a procesos, memorias y presencias de funcionarios, acadé- micos y miembros de la sociedad civil, especialmente liderado por artistas, educadores y trabajadores culturales. Dan cuenta por lo tanto de preocupacio- nes, inquietudes y propuestas que demostraban la urgencia de esas formulaciones en el contexto cultural y educativo. De allí en adelante muchos caminos se han recorrido, varios difíciles, dolorosos muchos y así mismo otros varios esperanzadores. Pero como se dice popular- mente "del dicho al hecho todavía hay mucho trecho". Pienso con toda sinceridad, por mi relación estrecha con los procesos educa- tivos y culturales del departamento y del país y por investigaciones que conozco o he podido realizar, que es necesario seguir "martillando" en nues- tras agendas institucionales, gubernamentales y de la sociedad civil sobre esta interacción profunda que supere una concepción que ha primado y que la reduce de una manera superficial a una programación cultural paralela o simplemente complementaria, pero no integrada al proceso formativo, sea en el campo de la educación formal, la no formal y la informal. La primera tanto en la educación superior como en la preescolar, básica primaría, secundaria y media vocacional. Se debe hacer especial énfasis en dos campos, porque creo que cobijan a buena parte de la población que está por fuera de los circuitos de la educación formal: la educación no formal y la no informal. La educación formal es la posibilidad de emprender proyectos articulados edu- cativo- culturales de una dimensión profunda en los cambios que nos está de- mandando la sociedad. Los centros culturales, bibliotecas, museos, institucio- nes artísticas, grupos comunitarios, casas de la cultura tienen una tarea inmensa que cumplir. El asunto no es sólo "programar". La propuesta más trascendental pasa por constituir esa institucionalidad no formal en proyecto educativo cultu- ral que nos permita hablar en la perspectiva de "barrio educador, comuna edu- cadora, municipio educador, ciudad educadora". Esto se traduce en cultura ciudadana en el amplio término del ciudadano cultu- ral y hace posible que una política cultural se convierta en una cultura política que se traduzca en hechos educativos y culturales. Especial llamado se debe hacer a los municipios aquí presentes y a sus casas de la cultura. André Malraux, el gran escritor francés promotor de las casas de la cultura durante el ejercicio de su ministerio de cultura en su país, hablaba de que la casa de la cultura es a la modernidad lo que la catedral gótica era a la Edad Media: centros de congregación comunitaria, de construcción colectiva, de plasmación de lenguajes y de improntas de la comunidad, como tan bellamente 26 Ibíd.
  • 30. 30 CÁTEDRA ABIERTA: Universidad, cultura y sociedad lo sugiere Víctor Hugo en la obra Nuestra señora de París, en relación con la hermosa catedral. Las casas de la cultura que en el contexto nuestro se debaten entre las dificulta- des económicas, las manipulaciones políticas, los fuegos cruzados de los "seño- res de la muerte" y la violencia, son valientemente instituciones que deben convo- car y mostrar cómo un proyecto educativo cultural se debe constituir en el andamiaje sobre el que se construye la sociedad y en el cual tienen cabida todos sus miembros porque son escenarios de democracia cultural. Paso allí al último y tercer punto: 3. Espíritu de la política cultural y de la ley: ¿cuál es pues el reto de traspasar el lugar común en que se ha convertido en su formulación la relación educación- cultura para hacerlo realizable y vivo? Parafraseando a Montesquieu podríamos llamar el espíritu de la política cultural y el espíritu de la ley. La respuesta no es fácil pero sí de manera muy sencilla y respetuosa se podrían sugerir algunas pistas: No podemos pensar esta relación en términos instrumentales ni operativos ni solamente programáticos. Se trata de ir más allá de un saber instrumental a promover un saber crítico y una axiología, cuyas bases sean el ejercicio de la razón y de la sana confrontación, la posibilidad de expresión de la creación y recreación de las memorias que constituyen la cultura, y la educación de la sensibilidad que es la hace que frente al otro, frente a su expresión creativa, frente a las construccio- nes de los que en este mundo nos han antecedido y traducido como memoria cultural, nos situemos en un proyecto educativo cultural ético y estético que nos permita ser más humanos, profundamente humanos, y prepararles el camino a los humanos que nos releven. La cultura consiste, nos lo recuerda Savater citando a Rostand en "lo que el hombre añade al hombre", "la educación es el acuñamiento efectivo de lo humano allí donde sólo existe como posibilidad" Es pues ésta una clave de esa interacción cultura-educación desde la preocupa- ción que hoy nos congrega. 4. Coda (como melodía que espero nos quede sonando) No se muera vuestra merced señor mío, sino tome mi consejo y viva muchos años, porque la mayor locura es dejarse morir sin más ni más, sin que nadie le mate, ni otras manos le acaben que las de la melancolía. Mire, no sea perezoso, sino levántese de esa cama y vámonos [sic] al campo vestidos de pastores como tenemos concertado: quizá tras de alguna mata hallaremos a nuestra señora Dulcinea desencantada, quien no haya más que ver. Si es que se muere de pesar de verse vencido, écheme a mí la culpa diciendo que por haber yo cinchado mal a Rocinante le derribaron.27 Don Quijote y Sancho en sus recorridos nos muestran que nos podemos topar con "la realidad" y que puede haber molinos de viento, castillos encantados, doncellas hermosas. Educarnos caminando, pero también sin negarnos la posibi- lidad de fabular. Éste es el reto educativo cultural que debemos asumir. 27 Cervantes, Miguel, Don Quijote de la Mancha, edición del IV centenario, Real Academia Española, Asociación de las Academias de la Lengua Española, Madrid, Santillana, 2004.
  • 31. Universidad de Antioquia - Vicerrectoría de Extensión - División de Extensión Cultural 31 Bibliografía Alcaldía de Medellín, Secretaría de Educación, Cultura y Recreación Departamento Administrativo de Planeación Metropolitana. Plan de desarrollo cultural de Medellín, Medellín, Servigráficas, 1990. Alcaldía de Medellín, Ley general de cultura, Consejo Municipal de Cultura, Medellín, 1999. Cervantes, Miguel, Don Quijote de la Mancha, edición del IV centenario, Real Acade- mia Española, Asociación de las Academias de la Lengua Española, Madrid, Santillana, 2004. Gobernación de Antioquia, Secretaría de Educación y Cultura, Departamento Ad- ministrativo de Planeación, Bases para el plan de desarrollo cultural de Antioquia, Medellín, Servigráficas, 1987. Ministerio de Cultura, Ley general de cultura (Ley 397 de 1997), en: Alberto Sanabria Acevedo (comp.), Bogotá, Imprenta Nacional de Colombia, 2000. ____________, Plan Nacional de Cultura 2001-2010. Hacia la construcción de una ciudadanía democrática cultural, Consejo Nacional de Cultura, Bogotá, 2001. Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo —PNUD—, Educación: agen- da para el siglo XXI. Hacia un desarrollo humano, Gómez Buendía, Hernando (di- rector), con prólogo de Carlos Fuentes, Santa Fe de Bogotá, Tercer Mundo, 1998. Presidencia de la República, Consejería Presidencial, Colciencias, Misión de ciencia, educación y desarrollo: Colombia al filo de la oportunidad, tomo I, Santa Fe de Bogotá, Tercer Mundo, 1996. Presidencia de la República, Ministerio de Cultura, Plan Nacional de Cultura 2001- 2010. Hacia una ciudadanía democrática cultural, presidente Andrés Pastrana y ministra Aracelli Morales, Bogotá, 2001. Presidencia de la República, Ministerio de Educación, Ley general de ducación 115 de 1994, Santa Fe de Bogotá, El Pensador Editores, 1995. Savater, Fernando, El valor de educar, Santa Fe de Bogotá, Ariel S.A., 1997. Schiller, Friedrich, Kallias. Cartas sobre la educación estética del hombre, Barcelona, Anthropos, 1990. UNESCO, La educación encierra un tesoro, informe a la UNESCO de la Comisión Internacional sobre la Educación para el siglo XXI presidida por Jacques Delors, Madrid, UNESCO-Santillana, 1996.