1. 21. The Hero
Entrada 1.
Tras los recientes sucesos ocurridos en la ciudad, hemos tomado la decisión de que la mejor
manera de sobrevivir es quedarnos encerrados en el sótano con todas las provisiones de la
casa hasta fin de existencias. Una vez acabadas, yo me enfrentaré al exterior, donde
conseguiré los recursos para aguantar durante el tiempo necesario hasta conseguir el rescate.
Por suerte, todo empezó mientras mi familia se encontraba en casa, ajena al peligro por el que
tuve que pasar para llegar hasta mi hogar. Lo describiría como terrorífico. Las calles se
plagaron de gente que por alguna razón dejó de actuar como debería, una nube negra y
espesa llenaba todos los rincones de la ciudad y avanzaba rápidamente hacia mi coche.
Esperando en el semáforo, no tuve más opción que pisar a fondo, adelantar por la acera y
conducir a una velocidad que dudo mucho que fuese legal.
Pero todo aquello no importaba. Era el apocalipsis.
Entrada 2.
No he pegado ojo esta noche dándole vueltas a lo ocurrido. Todo había sucedido tan rápido,
que no había tenido tiempo ni de reflexionar. El simple hecho de pensar que vamos a tener
que permanecer aquí durante semanas, meses o quién sabe… quizás el resto de nuestras
vidas, es simplemente… aterrador.
Pero ya no había vuelta atrás, fuera lo que fuese que hubiese pasado, había que enfrentarse a
ello y demostrarle al mundo que los Murtons somos una familia fuerte. Estando todos juntos
podremos salir de esta; o eso espero...
Una cosa estaba clara, esa nube que vi el primer día era la principal causante de todo esto. No
parecía acercarse a nuestra urbanización, pero el centro de la ciudad estaba repleta de esa
substancia; en el futuro necesitaré una máscara de gas.
Entrada 5.
Mi familia ha empezado a preocuparse. Mis dos hijos de 5 y 7 años no paran de preguntarme
qué hay ahí fuera y sobre si algún día podremos salir. Intento calmarlos, diciéndoles que esto
es temporal, que nos rescatarán muy pronto, que saldremos de esta. Pero ni siquiera yo soy
capaz de creerme. Mi mujer hace días que no me habla desde que discutimos por el
racionamiento de la comida. Pasamos hambre y nos quedan reservas para dos días
aproximadamente. Esta noche tendré que salir al exterior a buscar recursos en las casas
próximas. Con suerte, esas criaturas del exterior no notarán mi presencia.
2. Entrada 6.
Dios mío…
Juro que nunca he pasado más miedo en mi vida.
Anoche salí del sótano alrededor de las 12 de la noche, mi casa estaba a oscuras pero fuera
todavía funcionaba la electricidad por lo que tuve que salir por la parte trasera de la casa.
Caminé a hurtadillas hasta la casa del vecino donde residen, o mejor dicho residían, los Ruths.
Grandes amigos hace unos pocos días, pero que ahora se habían convertido en esos seres tan
extraños.
Tras entrar silenciosamente por una ventana que permanecía abierta, investigué el cuarto
donde me encontraba. Se trataba de la habitación matrimonial.
Dos figuras se hallaban acostadas en la cama, con la cara derretida y desfigurada, los ojos
abiertos por la carencia de párpados y una piel abultada que se inflaba y comprimía como si
respirasen por ella.
Esa visión me provocó arcadas, incluso ahora al recordarlas la nausea sigue afectándome; pero
en aquel momento fui fuerte y conseguí contenerme. Si esas cosas se hubiesen levantado…
dios, quien sabe que horrores podrían haber cometido con mi cadáver una vez hubiesen
acabado conmigo.
Salí de la habitación y me dirigí hacia la cocina. Por suerte, había pasado en esta casa muchas
tardes así que recordaba perfectamente dónde encontrarla.
Oh, la sensación de felicidad, satisfacción y alegría cuando abrí la nevera y la vi llena me
recorrió todo el cuerpo, dándome el extra de energía necesario para continuar sin cansarme.
Con mucho sigilo, abrí la mochila y empecé a introducir todos los alimentos, bebidas y en
general todo aquello que necesitase. Por precaución, cogí un cuchillo de encima de la
encimera, nunca sabe uno…
De repente, divisé una luz al fondo del pasillo. Emergía de la habitación del hijo pequeño. Me
apresuré a coger todo lo posible y cerré la puerta de la nevera demasiado rápido, haciendo un
“blam!” lo suficientemente sonoro para llamar la atención, pero no para despertar a los
demás.
Sin embargo el menor parecía estar despierto y al oír el ruido se dirigió hacia la cocina. Pensé
rápidamente y me escondí en un armario cercano, intenté calmarme y dejar de hiperventilar,
pero solo lo empeoraba. Un sudor frío, escalofríos y una mano temblorosa sujetando un
cuchillo firmemente mientras me escondía de un chaval no era una situación en la que me
hubiera imaginado estar jamás en mi vida. Hoy me pregunto si no me estaré convirtiendo en
un psicópata.
Corté en seco mi respiración cuando entró por la puerta. Era más horrible aún de lo que lo
imaginaba. Por una rendija del armario pude ver su piel cayéndose a trozos pequeños,
goteando sangre u otros líquidos de varias partes de su epidermis dejando tras de sí un rastro
repulsivo y mucoso.
3. La cosa esa cruzó por delante de mi escondite sin notar mi presencia y vi su cara a unos pocos
centímetros. Era claramente la del hijo de los Ruths, pero al igual que sus padres estaba
descompuesta.
Un pensamiento se me cruzó por la cabeza. Ahora mismo no soy capaz de expresarlo, pero
tenía relación con el cuchillo. Algo horrible, pero que estaba dispuesto a hacer. Esa
abominación no era humana y si me descubría podría perder la comida. Pero no era capaz. Era
Ismael, el chico que hace una semana me visitó a casa para jugar con mis hijos. Aunque ya no
era la persona en sí, supuse que su cuerpo en descomposición se merecía vivir, durante cuánto
es lo que ya desconozco.
En una voz grave, distorsionada y un tono eléctrico dijo “Pues No haBRAá sidO nADa” tras lo
que volvió a su cuarto. Aprovechando mi oportunidad, salí del armario, abrí la ventana de la
cocina y regresé a casa.
Esta mañana al despertar, mi mujer me ha dado mil besos y mil gracias por haber conseguido
comida. La sonrisa volvía a aparecer en su rostro y mis hijos me han tomado mucho más
respeto del que me tenían anteriormente.
Pero a pesar de ello, pronto tendré que buscar medicinas y maneras de defendernos ante
cualquier peligro.
Entrada 8.
Esta mañana alrededor de las 9 hemos oído como un coche aparcaba enfrente de nuestra
casa. Al principio nos ilusionamos, “¡El rescate ha llegado!” pensamos. Pero pronto caí en la
cuenta de que podrían ser criaturas que simplemente habían aprendido a conducir. Y así era,
como descubrí más adelante. Esas cosas estaban evolucionando a un ritmo imparable.
Primero llamaron al timbre mientras indicaban que eran dos policías y que teníamos que abrir
la puerta. Yo subí cuidadosamente para no hacer ningún ruido.
Pero lo que vi al llegar a la ventana del salón no se acercaba a ningún rescate. Dos de aquellos
seres, disfrazados de agentes con la intención de engañarnos, se encontraban delante de la
puerta, llamando a golpes y diciendo algo de un ladrón. Sin embargo con la voz tan extraña de
esas criaturas apenas los entendía.
Al cabo del rato desistieron, supongo que pensarían que no había nadie en la casa. Según se
dirigían al coche, uno de ellos se giró, miró hacia el ático y le comentó algo a su compañero, no
supe el qué. Pero tras marcharse subí y vi que las luces estaban encendidas. Menos mal que
me había dado cuenta ahora, quién sabe si en el futuro una horda de monstruosidades nos
hubiera descubierto. Como precaución he desconectado la entrada de electricidad a la casa.
4. Entrada 16.
El aburrimiento está comenzando a ser un problema serio, mis hijos están cansados de los
mismos juguetes y ya llevamos 10 puzles hechos. Aquí abajo carecemos de internet y cocinar
quemando gasolina y algunos muebles de la casa no está haciendo que nos sintamos mucho
mejor.
He ideado un plan esta tarde para poder ir a la ciudad y traer nuevos juegos, baterías para
cocinar y demás utensilios necesarios. Mi… amigo, en el pasado, siempre ha estado preparado
para este tipo de situaciones, pero sabiendo que trabajaba en el centro a la hora en la que
ocurrió, probablemente no siga “vivo”. Pero recuerdo que había convertido su sótano en un
búnker y aunque no pudiésemos utilizarlo ya que el cierre es de contraseña, sí que podría
coger sus linternas y la máscara de gas que guardaba a la entrada del búnker.
Entrada 18.
Menuda noche pasé ayer. He llegado hace unas pocas horas a mi casa, no he podido ni dormir.
Los abrazos de mis hijos y los besos de mi mujer no han calmado la sensación de culpa que
tengo ahora mismo, ese dolor de pecho parece que no va a desaparecer nunca por mucho que
me convenza que tenía más que razones para hacerlo. Jamás me hubiera imaginado que
podría llegar a tanto.
Seré breve, ya que ni siquiera soy capaz de recordarlo sin que me sienta dolorido.
Al llegar la medianoche y tomar la máscara de gas de la casa de mi amigo, esperé unas horas
más para coger mi coche intentando hacer el menor ruido posible y me dirigí al centro. Al
llegar vi que habían transformados de esos merodeando la ciudad y algunos incluso iban en
coche. Por suerte no me detectaron como un extraño y pensarían que era uno más.
Aparqué en una zona segura que carecía de seres y de la nube “negra” como la llamamos mi
familia. Me puse la máscara y me dirigí a la farmacia más cercana.
Conseguí entrar abriendo la puerta trasera metálica gracias a un cortador de metal.
Desconecté todas las alarmas y cámaras de seguridad, o al menos eso creo y recogí algunos
medicamentos que supuse que eran necesarios. Salí de la farmacia y me dirigí a la tienda de
juguetes. Y siguiendo un proceso parecido salí de allí con unos cuantos juegos de mesa.
De camino al coche, la nube negra inundó toda el área alrededor mío y por miedo a que
apareciesen transformados corrí al callejón más cercano para protegerme. Pero allí fue donde
ocurrió todo por culpa de esa mísera decisión.
Allí me encontré a una pareja de jóvenes que se estaban dando el lote, ugh, la imagen es tan
asquerosa que ni siquiera la voy a describir. Al llegar corriendo se separaron y se asustaron,
seguramente por mi máscara. Con una expresión que deduzco que era de asombro (no es que
se puedan expresar muy bien con esas caras), dieron algunos pasos para atrás mientras
levantaban los brazos. Mi corazón empezó a batir intensamente y los nervios empezaban a
tomar control. Me habían descubierto…
5. ¿Y si avisaban a más transformados? ¿Y si me atacaban? ¿Y mi familia?, ¡Irían a por ellos! No
podía correr riesgos. Saqué el cuchillo y les amenacé gritándoles que no se acercaran. No
parecieron entenderme, y la “chica” sacó el móvil de su bolsillo, si no recuerdo mal para llamar
a la policía o lo que sea que tengan en esa sociedad. Tras este acto, no tuve más remedio que
hacerlo.
Tuve que matar a esa chica.
…
Sigo sin poder creérmelo. Aunque no fuera humana, aunque fuesen a por mí y mi familia… yo…
la maté… pero, supongo que está justificado, era el fin del mundo. Solo había una ley en rigor,
la ley de la supervivencia.
El chico escapó, y aunque conseguí hacerle un arañazo en la espalda, no tuve más remedio que
volver al coche y escapar de la escena.
Entrada 19.
Sigo pensando en qué me he convertido.
Todo en lo que creía ya no sirve.
He llegado a asesinar a un ser de esos…
No… no he de arrepentirme.
Pero…
No dejo de pensar que… puede que sigan siendo humanos…
Quizás detrás de esa piel mugrienta y asq…
Imposible…
Herald céntrate…
Cuando llegué ayer a casa mi familia me recibió con ilusión hasta ver la sangre. Asustado, el
pequeño me preguntó el porqué de la sangre.
Lo único que les dije fue que tuve que hacerlo, que era necesario para sobrevivir.
Me dieron un abrazo los tres, a lo que a continuación me cogió cariñosamente mi mujer por la
mandíbula, y mirándome a los ojos me dijo “Herald, no pasa nada, nos has traído recursos para
que podamos estar felices y aguantar más tiempo… eres nuestro héroe. Lo de ahí fuera ya no
son nuestros amigos, ya no son personas, ya no son la ley… o al menos, eso nos has contado.”
“¡Viva Papá!” dijeron mis hijos.
No pude responder, ella tenía toda la razón pero… no he podido dejar de pensar en aquel
momento... hay algo de aquello que, en lo que no caigo… que es, que eess!
6. Espera… ¡EL MOVIL! ¡Mi móvil está en el piso de arriba! Probablemente aún tenga batería.
¿Cómo no se me había ocurrido antes?
Vale, oh dios ¡SI! Tengo un mensaje en el correo del móvil, y tengo internet. Qué extraño que
no hayan desaparecido los datos móviles tras el apocalipsis.
Wow… “El asesino de la máscara de gas”.
Estos trans han evolucionado mucho, ya tienen incluso noticias. Parece ser que no desconecté
las cámaras y, el chaval ese me ha delatado. Mierda put... Por suerte llevaba la máscara, algo
es algo.
No voy a leer la noticia entera, de todas formas seguro que no entiendo su lenguaje. Pasemos
al email.
Emm vale ¡buenas noticias! Oh dios, ¡ESTAMOS SALVADOS! Al parecer hay una reunión de lo
que supongo que serán supervivientes, no lo sé, no lo he leído. Se va a dar en el colegio donde
estudié. Está cerca, supongo que mi plan será acercarme a ver la situación por mi cuenta, ya
que en caso de que sea una trampa de trans, prefiero que mi familia se quede en casa.
Quizás esta sea la última entrada que escriba en caso de que sea una trampa y me pase algo,
así que por si acaso, familia, quiero decirles a mis hijos que os querré siempre, que se críen
sanos y fuertes, que sean valientes y que os quiero hijos. Y a mi mujer, se fuerte, no salgas en
mi búsqueda ya que te encontrarán. Coge la máscara cuando salgas, solo de noche, usa el
coche lo mínimo posible y… que te quiero. Desde siempre y para siempre Herald.
[Fco. Javier Soto Pacetti]
[differentglasses.blogspot.com/]