trabajo sobre la importancia de la educación inicial
1. Orientación didáctica para las áreas personal social en la educación inicial
La inclusión de esta área en el currículo está ampliamente justificada, en la
medida en que hace referencia al derecho que tiene el niño y la niña de que se le
garanticen la seguridad y confianza de sus potencialidades, lo cual implica la
aceptación y el aprecio de su persona, el conocimiento de su cuerpo, de su género, la
construcción de su identidad como persona e integrante de una familia y una
comunidad, a partir de las interacciones con otras personas: grupo familiar, maestros,
maestras y otros adultos y adultas. Asimismo, destaca la importancia de que el niño y
la niña estén en posibilidad de tomar decisiones y de resolver, de acuerdo con su nivel
de desarrollo, las situaciones que lo y la afectan, tanto básicas como de relación con
otras personas y su ambiente; que adquieran confianza para utilizar su posibilidades
físicas, intelectuales, emocionales y sociales para enfrentar diversos retos.
Además, implica un proceso que se produce desde el nacimiento y es un
referente para que el niño y la niña se reconozcan como personas; al mismo tiempo
que conozcan total y parcialmente su cuerpo, sus posibilidades motoras y puedan
experimentar, disfrutar y expresarse a través de este; elementos significativos para el
desarrollo del ser social.
El conocimiento de la historia debe estar enmarcado en el fortalecimiento de
la identidad y el sentido de pertenencia del niño y la niña a su grupo social, localidad
y país, creando vínculos de afectividad por todo lo que le rodea. También, debe
permitirles identificar y comprender lo propio, sentirse ciudadanos y ciudadanas
libres, dignos y dignas de representar con orgullo nuestra historia y cultura dentro y
fuera de la República Bolivariana de Venezuela.
El área de formación personal, social y comunicación se considera mediadora
de las demás, en tanto que las distintas formas de comunicación y representación
sirven de nexo entre el mundo interior y exterior de los niños y las niñas. En ella, se
articulan la comprensión, utilización del lenguaje y las otras formas de representación
que permiten expresar los sentimientos y emociones, con el propósito de convertirlos
en una fuente de disfrute y placer; al mismo tiempo que propicia el aprender a
2. comunicarse en contextos múltiples y establecer relaciones sociales progresivamente
complejas Los componentes de esta área de aprendizaje son los siguientes:
Identidad y género, soberanía e interculturalidad: desarrolla la capacidad del
niño y la niña de identificarse como personas únicas, valiosas, con características
propias y como sujetos de derecho, con un nombre, una familia, una cultura y una
nacionalidad; de reconocer el sexo al que pertenecen, precisando los aspectos
comunes y diferentes en relación con su anatomía, fisiología y equidad de género.
Además, le permite reconocer y valorar su cultura, respetando las otras personas.
El docente, al momento de realizar la evaluación inicial de los niños para
diagnosticar las características del desarrollo evolutivo y detectar las necesidades e
intereses que serán posibles temas del Proyecto Didáctico deberá poner especial
atención en las características relacionadas con el área de desarrollo social, emocional
y moral. Esto es fundamental debido a que estas características varían de niño a niño
en función de las experiencias familiares y sociales previas. Esta evaluación inicial
será guía para plantear objetivos específicos del área moral que deberán trabajarse.
Igualmente para seleccionar un valor que se considere pertinente trabajar durante
cada proyecto.
Resulta importante resaltar que por sus características la educación en valores
se trabaja durante toda la jornada diaria y continúa trabajándose en el hogar, en la
calle y en todos los contextos donde nos desenvolvemos. Sin embargo, la elección de
un valor implica el acercamiento del niño a éste a través de actividades planificadas
específicamente para fomentarlo. Claro está, no por ello se dejarán de trabajar otros
valores durante ese período. De igual forma, los padres de los niños deberán recibir
una información general sobre educación en valores y recibirán el calendario de los
valores a trabajar con el objetivo de que la práctica del valor aprendido en la escuela
siga desarrollándose en el seno familiar, cerrando así , de manera congruente, el
círculo social donde se desenvuelve el niño.
3. Orientación didáctica y relación con el ambiente en educación inicial
Durante todos los períodos de la jornada diaria se realizarán actividades
encaminadas al logro de los objetivos del proyecto didáctico y del valor en cuestión.
Durante las actividades colectivas es conveniente reflexionar sobre el valor elegido.
El docente, en todo momento deberá estimular el fomento de los valores a partir de
las actividades que desarrollen los niños y del propio modelo que él ofrezca.
Asimismo, realizará una evaluación continua valiéndose para ello de diferentes
instrumentos especialmente diseñados para tal fin. A continuación se presentan
algunas orientaciones didácticas referidas al área de desarrollo moral. En los cuadros
sólo se incluyeron objetivos relacionados con algunos valores. Sin embargo, la forma
de trabajar con cualquier valor será la misma
Los períodos destinados al orden y la limpieza serán aprovechados para el
fomento de valores como el orden y la cooperación. Durante los períodos de aseo y
merienda se facilitarán además de los hábitos de higiene y alimentación los valores de
responsabilidad, generosidad y prudencia. En los períodos en los que los niños
trabajan en grupo (actividades colectivas, actividades en pequeños grupos,
actividades de paseos y visitas y actividades al aire libre) el docente deberá planificar
diferentes actividades orientadas al fomento del valor que se esté trabajando. Se
sugieren diferentes técnicas para facilitar el desarrollo de los valores. Entre éstas
destacan: Sentarse en silencio, cita o frase del día, canciones, cuentos y relatos,
actividades grupales, actividades artísticas, las visitas y el juego.
El docente, con su actitud y modelo, debe estimular en todo momento una
formación integral en valores. Para ello, su actitud deberá ser participativa y
enriquecedora de tal forma que tendrá que estar conciente en todo momento qué
quiere conseguir y cómo conseguirlo. Es conveniente también que se razone, cuando
se corrija a los niños, utilizando un lenguaje que éstos puedan entender. Esto
facilitará, posteriormente, la internalización de dichos valores. Durante el Nivel
Inicial los niños dirigirán su conducta moral mediante la instrucción directa,
supervisión, recompensa y castigo que les proporcionan los adultos. Sin embargo, si
4. desde este momento los adultos tienen como objetivo el fomentar la formación en
valores con cada gesto, con cada actitud y basados en el amor, los niños comenzarán
a mostrar conductas prosociales desde temprana edad y, en su momento,
internalizarán las reglas y principios morales que ellos consideren buenas. La idea no
es adoctrinar a los niños sino ofrecerles un ambiente que ofrezca modelos generosos y
cuidadosos y donde partiendo de procesos reflexivos ellos se convenzan de que la
mejor manera de poder llegar a vivir en un mundo más humano es a través de los
valores.
Desde la perspectiva de integralidad que se evidencia en la estructura
curricular del nivel, el ambiente de aprendizaje viene a representar la concreción de la
acción educativa, de allí su importancia. Para Iglesias, citado por Zabalza (2001) “El
término ambiente se refiere al conjunto del espacio físico y las relaciones que se
establecen en él (los afectos, las relaciones interindividuales entre los niños, entre
niños y adultos, entre niños y sociedad en su conjunto)”. (Pág. 238).
En la concepción del ambiente de aprendizaje en la Educación Inicial, se
involucran tanto los espacios institucionalizados: maternales, preescolares
independientes y anexos a las escuelas básicas, como también los espacios familiares
y comunitarios: hogares de los niños y niñas, ludotecas, bibliotecas, hogares de
atención integral, centros de atención integral y centros de cuido espontáneo. Para
ello, el ambiente debe ofrecer un clima favorecedor de los aprendizajes, donde exista
respeto, cariño, oportunidad de producción, intercambios, descubrimientos y sentido
del humor, y en el que los adultos, los niños y las niñas están libres de tensiones y
entretenidos con su quehacer diario. Consistente con esta concepción, los adultos
responsables de la atención del niño y niña de 3 a 6 años deberán propiciar un
ambiente nutritivo tanto en lo funcional como en lo estructural, para el logro óptimo
de los aprendizajes esperados en esta fase o nivel.
5. Mobiliario:
La organización y distribución del mobiliario y los recursos didácticos para
niños y niñas de 3 a 6 años, requiere de un estudio y análisis de adecuación de la
calidad, pertinencia, resistencia, seguridad, contexto social y cultural y tipo de
atención (convencional y no convencional).
La utilización de mobiliario que se transporte con facilidad permite cambiar la
distribución de los espacios o rincones dependiendo de las necesidades, capacidad
física, matrícula y edad de niños y niñas. Las mesas y sillas permitirán a los niños
trabajar cómodamente, por lo que deben estar a su altura. Las mesas deben tener los
bordes redondeados y superficies que permitan limpiarlas con facilidad.
Las estanterías permiten tener el material al alcance de los niños y niñas y
poder ordenarlo para fomentar su autonomía. Son preferibles los muebles bajos que
no impidan la visión global del aula a los niños, niñas y adultos. Hay algunos
elementos, como biombos, cortinas, cintas que pueden cumplir una función de
separación de los espacios, en las estructuras de poca capacidad física. El o la docente
al organizar el ambiente en un Centro
Educativo, debe considerar que éste atienda a las necesidades y
potencialidades del niño y la niña que les facilite la adquisición de nuevos
aprendizajes. Así mismo, tiene la libertad de identificar cada rincón, espacio o lugar
con nombres y/o figuras apropiadas que se relacionen con los procesos, las
experiencias, la edad de los niños y niñas y el contexto social y cultural.
6. Mobiliario:
La organización y distribución del mobiliario y los recursos didácticos para
niños y niñas de 3 a 6 años, requiere de un estudio y análisis de adecuación de la
calidad, pertinencia, resistencia, seguridad, contexto social y cultural y tipo de
atención (convencional y no convencional).
La utilización de mobiliario que se transporte con facilidad permite cambiar la
distribución de los espacios o rincones dependiendo de las necesidades, capacidad
física, matrícula y edad de niños y niñas. Las mesas y sillas permitirán a los niños
trabajar cómodamente, por lo que deben estar a su altura. Las mesas deben tener los
bordes redondeados y superficies que permitan limpiarlas con facilidad.
Las estanterías permiten tener el material al alcance de los niños y niñas y
poder ordenarlo para fomentar su autonomía. Son preferibles los muebles bajos que
no impidan la visión global del aula a los niños, niñas y adultos. Hay algunos
elementos, como biombos, cortinas, cintas que pueden cumplir una función de
separación de los espacios, en las estructuras de poca capacidad física. El o la docente
al organizar el ambiente en un Centro
Educativo, debe considerar que éste atienda a las necesidades y
potencialidades del niño y la niña que les facilite la adquisición de nuevos
aprendizajes. Así mismo, tiene la libertad de identificar cada rincón, espacio o lugar
con nombres y/o figuras apropiadas que se relacionen con los procesos, las
experiencias, la edad de los niños y niñas y el contexto social y cultural.