1. LA VIOLENCIA CONTRA LA MUJER EN EL CONFLICTO ARMADO
COLOMBIANO
“Entre el ruido de la guerra que impregna el espacio público de nuestro
país, permanece escondida una forma de violencia silenciosa aunque no
menos violenta: la violencia sexual, que afecta a una importante
fracción de la población colombiana por el solo hecho de pertenecer al
género femenino.”
ZULMA URREGO MENDOZA
RESUMEN
A través de la historia del ser humano se han evidenciado diferencias
entre sí. Estas diferencias las han llevado al campo de
combate, generándose a si los conflictos armados que han sido de
índole nacional entre los pueblos y en ocasiones se han tomado
internacionales. En todo conflicto armado, de cualquier índole, para
lograr los cometidos, los actores de estos cometen violaciones contra los
derechos humanos; una de estas violaciones son la violencia sexual, que
principalmente va ejercida en contra de las mujeres, las adolescentes y
las niñas.
Se puede hablar de violencia sexual en múltiples casos. Entre los cuales
se encuentran la violación, la mutilación de sus órganos genitales, los
embarazos y matrimonios forzados, así como la prostitución y la
esclavitud. Las razones para que estos actos inhumanos sucedan en
contra de una mujer, destacando que en ocasiones en una sola víctima
se presentan todos, son principalmente porque se tiene la muy errada
concepción de las mujeres y los niños son parte del botín de guerra, al
cual los vencedores tienen derecho.
Se ataca a la mujer en los conflictos armados para acabar con el orgullo
masculino, ya que desde la historia se ha considerado que el hombre
debe “proteger” a sus mujeres, al igual que a su comunidad. Por lo que
la violencia sexual provoca humillación y deshonra para los hombres
vencidos, al igual que desmoralización y para los perpetradores genera
satisfacción. Ante esta situación una vez más las mujeres terminan
siendo víctimas, pues el hecho de ser violadas no cuenta, no hace parte
de la historia oficial.
2. Aunque desde la década de los 90 en el ámbito internacional y nacional
en el caso de Colombia, se han ido implementando leyes para proteger a
la mujer y llegar al principio de la igualdad de todos los seres humanos.
En el campo de la violencia sexual no se ha avanzado mucho, pues,
hasta que no se reconozca que en la violencia sexual muchas veces las
mujeres son atacadas por el simple hecho de pertenecer al género
femenino; no se podrá implementar una política pública que salvaguarde
a las mujeres contra este delito.
PALABRAS CLAVES: Historia, violencia sexual, conflicto armado,
genero, botín de guerra, política pública, mutilación, violación, mujer,
niñas, victimas.
INTRODUCCIÓN
Este ensayo pretende demostrar que la violencia sexual contra la mujer
en el conflicto armado tiene como fin deshonrar a su comunidad, o a su
familia, más que a la mujer misma.
La historia de la violencia sexual es muy antigua, desde tiempos
remotos las mujeres, adolescentes y niñas, han sido utilizadas como
botín de guerra. Para ejercer dominio sobre los adversarios. Este es el
caso del genocidio de Rwanda, ocurrido en 1994; donde miles de
mujeres y niñas tutsis fueron violadas y, en algunos casos, asesinadas
por los integrantes de la etnia Hutu.
Estos hechos aunque aislados, no son ajenos a nosotros, ya que nuestro
país no está exento de este problema, en el conflicto armado
colombiano también se presenta la violencia sexual, solo que se ha
invisibilizado el tema.
Este ensayo está dirigido para demostrar cuales son los verdaderos fines
de atacar a las mujeres en situaciones de conflicto armado. En primer
lugar se tendrá una contextualización del tema desde la historia y su
incidencia en nuestro país, más adelante se abordona el tema desde las
políticas públicas que se han establecido en Colombia. Como parte final
se hablará de la preparación del estado para resarcir a las víctimas
desde el punto de vista psicológico.
3. ¿Qué fines tiene la violencia sexual contra la mujer en el
conflicto armado colombiano?
“A lo largo de la historia, las mujeres, las adolescentes y en menor
medida las niñas han sido sometidas en los conflictos armados, a actos
de violencia sexual, inclusive a violaciones múltiples, los cuales han sido
a menudo amparados, tolerados, alentados y ordenados por militares,
paramilitares u otros actores armados”. [1]
A través de la historia, se han presentado numerosos conflictos
armados; tanto de índole Nacional como Internacional. Sin importar el
carácter de estos, han generado múltiples violaciones a los derechos
humanos de la población que ha estado involucrada en ellos. Una de las
tantas violaciones a los derechos humanos ha sido cometidas contra las
mujeres, al ser utilizadas y tomadas como botín de guerra; es decir, en
los conflictos armados, la violación, la mutilación, los tratos indignos en
inhumanos que han tenido que soportar las mujeres, han sido dirigido a
ellas, con el fin de humillar, apaciguar y desmoralizar a la comunidad,
las familias y los hombres a quienes “pertenecen” estas mujeres.
Esto se debe en gran medida a que “los actores armados utilizan la
violencia sexual contra las mujeres de manera intencional y
normalmente a propósito dentro de los fines de la guerra, como
violentar a las mujeres como colaboradoras, informantes o novias de
guerrilleros, agudizar el ataque que se da junto a las masacres,
asesinando a las figuras femeninas de autoridad en la comunidad, hacer
notar la presencia en zonas de ocupación militar, etc.”[2]
No basta con decir que, como lo dicen algunos funcionarios del sistema
penal colombiano, que las mujeres fueron violadas, o maltratadas
porque son daños colaterales. Son violaciones a los derechos
internacionales, son conductas que constituyen una aniquilación y
destrucción que pretenden someter a las víctimas.
Para entender un poco más sobre el tema se hace necesario entender
que el término “violencia sexual no se refiere únicamente a la violación,
entendida como el acceso carnal violento, sino que incluye el embarazo
forzado, el aborto forzado, la anticoncepción forzada, la esclavitud
sexual, la desnudes forzada, la explotación sexual, la prostitución
forzada. Y en esta guerra pueden perpetrarse todos los delitos en una
sola mujer”.[3]
4. Se creería que estas declaraciones, de que todos estos aberrantes
delitos puedan pasar en un lugar, como en Colombia y mucho menos
que todos estos actos le puedan ocurrir a una sola mujer. Pero si, en
Colombia suceden y de manera muy recurrente. También se ha conocido
de testimonios a organizaciones en Colombia que trabajan en pro de la
mujer, por parte de mujeres que han sufrido, sino todos, por lo menos
si la mayoría de estos actos violentos sobre sus humanidades.
Uno de estos testimonios es el siguiente: “Una mañana llegaron los
paramilitares a Mapiripan (…). A la fuerza se metían en las casas para
que los atendieran, para que les dieran comida y les lavaran la ropa. A
las mujeres las manoseaban, les gritaban cosas obscenas y a muchas
las violaron.” [4]
Testimonios como este no son difíciles de encontrar en lugares del
territorio Colombiano, como lo es el caso del Chocó, el Magdalena medio
o el Caguan, donde la inserción de los grupos armados ha tenido una
fuerte y predominante incursión a lo largo de los 50 años que lleva
vigente el conflicto armado colombiano.
Por esto, en nuestro conflicto como en los conflictos internacionales “la
violencia ejercida contra la mujer tiene además un carácter político,
transmite un mensaje de dominación hacia el género femenino. […].
Independiente de la relación de esta con la víctima y en cualquier
ámbito, incluidos el hogar y el trabajo”. [5]
No solo las mujeres son abusadas en las zonas donde está latente el
conflicto armado, se han conocido casos donde los actores armados, han
ido a las ciudades o pueblos a reclutar trabajadoras sexuales de los
burdeles, las reclutaban con la falsa promesa de que en pocos días
trabajando con ellos se ganarían una gran cantidad de dinero, pero al
llegar a los campamentos eran tratadas inhumanamente, obligadas a
trabajar arduas jornadas, a estar con todos los hombres que les
asignara, como si esto no fuera poco las retenían bajo amenaza.
Además del fin político que influye en los actores del conflicto armado,
existe el factor socio-cultural en el que “por otra parte, este tipo de
crímenes no solo atenta contra la virginidad, el pudor y el recato sexual
en la mujer, sino que va más allá y significa que el ofendido también es
el marido. […], es decir la historia de la violación de la mujer no
importa, no es parte de la historia”. [1.4]. Bajo este fin se considera que
las mujeres al igual que los tesoros y los niños son parte del botín de
guerra, al cual los vencedores tienen derecho. En el caso de la
esclavitud sexual se puede decir que tiene que ver con el
apaciguamiento de las tropas. La violencia sexual provoca humillación y
5. deshonra para los hombres vencidos, al igual que desmoralización y
para los perpetradores genera satisfacción.[6]
En Colombia, los casos de violencia sexual en el conflicto, no lo son tan
pocos como se cree, lo que sucede es que son invisibilizados, porque
para el Estado no es conveniente que esta realidad se conozca. Para
ningún país es conveniente aparecer en la lista negra de las Naciones
Unidas o de la comunidad internacional como un país donde se violen
los derechos humanos.
El acceso a la justicia para las víctimas no está garantizado
Aunque en nuestro país, desde la década de los 90, se ha avanzado en
la implementación de leyes que protejan y salvaguarden los derechos de
las mujeres. En tiempos y situaciones de peligro como lo es el conflicto
armado, las mujeres siguen siendo víctimas, esto debido a que “la
renuncia a investigar la violencia sexual parece derivar principalmente
de dos factores: la falta de conciencia y sensibilidad de los equipos,
generalmente liderados por los funcionarios hombres. […], tratar con los
asuntos íntimos de nuestras mentes o nuestros cuerpos constituye un
tabú o motivo de vergüenza.” [7]
El cuerpo humano y lo que le atañe, como la sexualidad, siempre a
través de la cultura ha constituido un tabú muy grande. Nadie se atreve
a hablar de estos temas, aun cuando en el mundo se habla de una
tendencia de liberalismo total.
En algunas ocasiones, se debe ser más liberal, para llegar a entender
que hay delitos que se comenten contra el cuerpo y esto no debe
constituir vergüenza para la autoridad que investiga.
En Colombia se ha avanzado en materia de implementación de leyes,
desde que se creó la Ley 248 de 1995, la cual busca garantizar los
derechos de la mujer, en el sentido de que ya no son
considerados, delitos contra la unidad familiar, si no una agresión, pero
mientras que la agresión sexual o de género no se tipifique como delito
grave contra la integridad de la persona, no habrá forma de que se
reduzcan los delitos de este tipo; porque si las condenas no son
ejemplarizantes, los individuos que los cometen no se sentirán
realmente amenazados. Las víctimas de la violencia sexual, son
constantemente agredidas por el sistema, pues ante la ausencia de
garantías “los obstáculos que deben enfrentar las mujeres para acceder
a la justicia han sido ampliamente descritas y se sabe que cuando se
trata de violencia sexual esa dificultad aumenta. Se podría decir que las
mujeres no han podido establecer un diálogo jurídico con los operadores
jurídicos competentes”. [8]
6. La falta de operancia de las autoridades competentes, se debe a que en
Colombia, los funcionarios judiciales no están preparados, ni cumplen
con unos protocolos que garanticen el buen trato, que deben darle a una
víctima. Ya que para las víctimas es muy difícil hablar de lo que les ha
pasado porque es abrir nuevas heridas. Es esta una de las razones por
las cuales las mujeres no denuncian, pues para ellas es muy difícil si no
han recibido un tratamiento psicológico adecuado hablar del tema.
“Ante el aterrador panorama, el silencio y el olvido se pasean en los
cuerpos y rostros de las mujeres y niñas agredidas y violentadas en la
guerra, […]. Es el silencio del Estado y de la sociedad que alienta a que
esta verdad se corrompa, se disfrace y se olvide, dejando a las
inocentes sin justicia y sin paz. ” [9]
El olvido es total, que vive nuestro país, se ve reflejado en muchos
lugares del territorio nacional, pero lamentablemente se ve más en los
territorios más pobres y donde la guerra ha hecho más estragos. En
este panorama desolador, es también la violencia sexual llevada al
olvido y total desatención del estado, a quien no le importa que las
victimas tenga la atención necesaria para superar este problema.
“Cuando una víctima se decide a denunciar, los tiempos no son
nuestros, ni de ella, son de procedimientos estrechamente rígidos, los
tiempos dispuestos por el estado son irrespetuosos y des estipulan
insistentemente la denuncia, es decir, el contar, […] paradójicamente
frente a la violencia sexual, el estado estimula el silencio”.[10]
En los casos de violencia sexual se debe estipular tiempos que no
atenten contra la integridad de la víctima, ya que en algunos casos para
esta es inevitable demorar en hacer la denuncia, ya que no están
preparadas para hablar del tema, por temor o porque realmente se han
afectado de tal manera que les es imposible hablar.
Frente a las denuncias de las víctimas, ¿hay reparación?
“Resulta claro que la violencia sexual no se denuncia debido a diferentes
factores entre los cuales se encuentra el temor a la represalia, la
vergüenza, la desconfianza en el sistema jurídico y su principal
funcionamiento.”[11]
Si una víctima no recibe como primera medida un apoyo psicológico es
muy difícil para ella poder llegar a sanar sus heridas, y hacer una
denuncia sin sentir que es juzgado, sin sentirse culpable y avergonzada
por el daño sufrido, ya que “existe un imaginario según el cual, las
mujeres, si verdaderamente se lo proponen pueden evitar ser
violentadas sexualmente. Aun se interroga a las víctimas por su vida
7. sexual, como iban vestidas en el momento de la agresión o si conocían a
sus agresores.”[12]
La culpa esta aun presente en la vida de las victimas que no se sienten
como tal, sino como culpables de lo que les pasó, se preguntan a cada
instante como permitieron que esto les pasara. No se sienten como
deberían sentirse, unas víctimas de la humanización del hombre.
La justicia debe cambiar, debe humanizarse, hay palabras que tienen un
significado tan doloroso como las acciones que se han sufrido, y para las
víctimas de violencia sexual, el mero hecho de traer a su memoria el
recuerdo del daño sufrido es doloroso, no se puede medir o comparar lo
terrible que puede resultar para ellas contar una vivencia tan trágica y lo
devastador que puede significar el que las haga sentir culpables.
UN DOLOR EN CUERPO Y ALMA: EL TRAUMA
A lo largo de la historia se han estudiado los traumas que el ser humano
sufre, al ser sometido a desastres naturales y “lo que se ha encontrado
es que las víctimas de desastres de la naturaleza pueden hablar más de
ellos, mientras que los traumas en los que se afectan las relaciones con
las personas, con los seres queridos, son más difíciles de elaborar,
toman más tiempo.”[13]
“A mi esposo lo asesinaron delante de mí, tengo un hijo desaparecido,
ellos se lo llevaron. A mí me violaron y a mis dos hijas. Mi nieto mayor
es producto de esas violaciones. Tuvimos que desplazarnos, dejar todo,
las cosas, los animales, la casita, todo. Nos vinimos con lo que teníamos
puesto. A pesar de tanto tiempo sigo con hemorragias y me duele, pero
tengo que trabajar para poder comer, aunque a veces también pasamos
hambre. No he recibido ninguna ayuda y, la verdad, ya no sé que más
me puede pasar.” [14]
Lo difícil de superar este tipo de traumas, es que marcan más a las
personas. Es mucho más difícil sobreponerse a sufrir situaciones
caóticas en nuestra humanidad, causadas por otra persona, que los
daños que pueden causar las personas.
Cuando una víctima de un trauma tan severo, toda medida de este se
queda corto. No hay palabras para describir o afrontar una situación tan
traumática. Los dolores que debe afrontar una víctima como esta que no
ha sufrido en su persona tantos sufrimientos a causa de la guerra,
requieren de un duelo múltiple y muy largo.
8. Es evidente que a las víctimas “la sociedad les niega su dolor, a veces
de manera institucionalizada y organizada”.[15]
Esta información cabe en el ámbito jurídico y de sociedad como tal, ya
que es inevitable que cuando estos hechos suceda el Estado trate de
visibilizar a las víctimas y la sociedad de callarla porque todavía en
nuestra época hablar del cuerpo humano y de las atrocidades que se
pueden cometer a él, es un tabú, un tema que se trata con recelo y
recato.
Por estas razones el Estado debe cambiar sus posturas, debe preparar a
sus funcionarios para que no sean tan indolentes y cuando estén
atendiendo a una víctima, no solo de violencia sexual, sino, de cualquier
otro delito sean prudentes, respetuosos y traten situaciones delicadas
con el tacto necesario ya que “El Estado no deja espacio para el cuerpo,
no preguntar por las depresiones, por la auto estima, por los suicidios.
Solo apunta a validar la credibilidad y las pérdidas económicas. No
apunta a lo privado (sus dolores, pesadillas, depresiones, llantos)”[16]
Para el Estado, la vivencia y la destrucción que ha tenido una víctima no
importan, e por tal motivo que hablar de una reparación, es posible en
el sentido económico, pero en el sentido de autoestima, espiritualidad y
superación psicológica del trauma es imposible. No se puede reparar lo
irreparable, no es posible que alguien borre de su memoria, el hecho de
haber sido agredida sexualmente.
“El cuerpo es la parte visible del alma”. (William Blake)[17]
9. CONCLUSIONES
Nuevas preguntas o propósitos de investigación.
· ¿Es posible hablar algún día de que se abordará el tema de la violencia
sexual desde una política pública eficaz y justa?
· ¿Será posible en un futuro que los Estados se enfoquen no solo tener
cifras de casos de violencia sexual, sino en dar acceso a las victimas al
sistema penal, de manera respetuosa?
· ¿Qué beneficios traería para las mujeres víctimas de violencia sexual,
el que la justicia, trate estos delitos, ya no como delitos en contra de la
familia, si no, como delitos en control del género?
· La violencia sexual no es una práctica nueva, aunque si denigrante. Se
inhumaniza a la mujer, su cuerpo se convierte en mercancía y sus
sentimientos y derechos son totalmente despreciados.
· Si en nuestra constitución se dice claramente que todos nacemos libres
e iguales ante la ley, es contradictorio que en el conflicto armado y aun
en la “paz” las mujeres sigan siendo violadas, asesinadas, mutiladas y
humilladas. No solo el acto físico es constituyente de violencia contra la
mujer. Hay muchos otros actos que atentan contra la vida y la dignidad
de las mujeres, quienes al ser abusadas callan, callan para no recordar,
callan para seguir viviendo aunque en el fondo ya han muerto.
Han muerto porque la sociedad las ha condenado a través de la historia
a ser sometidas, violadas y calladas para que jamás se conozca la
verdadera naturaleza de quienes han desgraciado sus vidas.
· Mientras en Colombia, y yendo más lejos en el mundo no se le den los
mismos valores y derechos a todas las personas sin distingo de raza,
color, sexo y orientaciones sexuales no se podrá hablar de igualdad y los
delitos como este jamás tendrán la importancia que tienen, por lo tanto
sus penas nunca serán juntas y la reparación jamás será suficiente
porque no se puede reparar lo irreparable.
Para cualquier persona el ser víctimas de acciones que atenten contra su
vida, su dignidad y que sean llevadas a cabo por la fuerza, genera un
trauma; pero ningún trauma se compara al que puede generar en el
ámbito tanto físico como psicológico el ser sometido a la violencia
sexual.
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13. [11] Op.cit. AGUIRRE ARANBORO, xabier.p.19
[12] Op.ci.WILCHES, Ivonne. P. 89
[13] Op.cit: WILCHES, Ivonne. P.87
[14] Testimonio mujer del grupo autoayuda. Sismas, 2009.
[15] Op.cit. WILCHES, Ivonne.p.89
[16] Ibid.p.90
[17] Citado por Álvaro Restrepo en su curso de sensibilización
corporal.
ENLACES
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