El documento presenta las diferentes etapas y aspectos a considerar en el proceso de duelo. En primer lugar, repasa las estrategias utilizadas por la persona para enfrentar pérdidas pasadas, presentes y futuras. Luego, explica que despedirse no es renunciar al amor sino reconfigurar el vínculo. Más adelante, señala que gestionar el dolor no implica controlarlo sino enfrentarlo de manera activa. Por último, enfatiza la importancia de fomentar recuerdos gratos junto a los doloros
3. 2º. La experiencia de pérdidas
• Repasar las estrategias utilizadas por la persona en la biografía de pérdidas.
Retomar la dimensión temporal:
Pérdidas que tienen que ver con lo pasado (lo que tuve y dejo de tener),
Con el presente (lo que tengo y voy a perder)
Y con el futuro (lo que deseé tener y tengo que renunciar a conseguir).
3ª El término “Despedida” - • Inicialmente, amenazante.
• No se trata de despedirse de una persona a la que se
ha amado, sino de un tipo de relación, de vínculo que ya
no se puede sostener.
• Despedirse de una relación centrada en los sentidos.
• Restablecer un vínculo centrado en los afectos, en el
recuerdo de lo mucho que nos transmitió y nos ha
enseñado.
Guido Enrique Ceballos Huertas
Psicólogo y Licenciado en informática
4. 4ª Gestionar el dolor y sostener en el dolor
Inevitable.
• Al igual que hemos tenido que aprender
a gestionar el amor en nuestro entorno.
• La expresión “gestionar” da cierta idea de
controlabilidad.
• El hecho de padecer un dolor tan intenso
no significa que no pueda hacer otra cosa
que padecerlo.
• Un afrontamiento activo de la
experiencia de dolor puede llevar a
humanizar o a deshumanizar la vida, nos
puede conducir a destruir o a construir
nuestro propio proyecto vital.
5. 5ª Memoria Gozosa y Memoria Dolorosa
• El objetivo del duelo no puede ni debe ser el olvido.
El olvido no sólo no es deseable, sino que tampoco es
posible.
• Importante que la memoria no se quede instalada
únicamente en los aspectos dolorosos, precisamente
para no traicionar una relación que ha sido
significativa.
• Para algunos, instalarse en el dolor preferible –desde
su temor- al olvido y al vacío. Más tolerable que la
amenaza del olvido.
• Conviene estimular el recuerdo gozoso, la memoria
de lo que significó vitalmente, de lo compartido y
disfrutado, de las enseñanzas, crecimiento.
Todo ello, compatible con no huir del recuerdo
doloroso, que habrá que sostener en su momento.
“Se necesita sólo un minuto para que te fijes en alguien, una hora
para que te guste, un día para quererlo y toda una vida para que lo
puedas olvidar”. Guido Enrique Ceballos Huertas
Psicólogo y Licenciado en informática
6. 6ª. Diferenciar el mundo emocional y moral
• Los sentimientos no son ni buenos ni malos. Sencillamente son.
• Pueden ser agradables o desagradables, pero no tienen categoría moral.
¿Este sentimiento es adaptativo o
no para el proceso de duelo?
7. 7ª De la culpa al deseo
• Muchos “debería” y muy poco productivos. Ninguna relación ha sido
completada al cien por cien.
• Las asignaturas pendientes no describen que el proceso de relación
con la persona fallecida no haya sido significativo.
• En ocasiones puede ser útil ayudar al doliente a reconvertir la culpa en
deseo. En clave de reparación significativa.
• La culpa está anclada en el pasado y te vincula de forma negativa.
• El deseo te sitúa ante el futuro y te vincula de forma positiva, por algo
que consideres válido y significativo.
• El deseo es compatible con la tristeza.
• Como de forma tan sugerente nos dice el poeta Ángel González en su
poema “Muerte en el olvido”: “Yo sé que existo, porque tú me imaginas”.
8. 8ª Un ejercicio de creatividad
• Muchos rituales sociales que
acompañan al duelo hayan perdido sus
significados.
• Estrategias creativas, en terapia
individual y en intervenciones desde las
instituciones.
9. 9ª El peso de lo simbólico
• A la hora de recolocar emocionalmente al fallecido para poder seguir
amando (4ª tarea de Worden).
• ¿Y cómo situamos al fallecido entonces, con qué contenidos, desde
qué imágenes? Las personas en duelo vivencian internamente al
fallecido, le sienten dentro, de un modo u otro.
• Según cómo se vaya gestionando el dolor y el amor de ese vínculo.
Importancia de poner nombre al nuevo vínculo.
• La experiencia simbólica biográfica-personal y de las propias
tradiciones. Como dicen algunos dolientes: “es la luz permanente que
me guía, como la estrella de los Reyes Magos”, “mi consejero
permanente”, “mi Ángel de la Guarda, del que me siento protegida”…
• El que la presencia del otro sea intangible –no mediada por los
sentidos-, no significa que no sea vivida como real y, en esta línea,
puede tener un efecto muy terapéutico.
10. 10ª Hacia la construcción de una nueva identidad
• A la persona en duelo durante los primeros meses le cuesta hasta
imaginar un mundo en el que el otro no esté. Lo viven como algo
impensable.
• Durante el proceso, podemos ayudarles a proyectar esa imagen, a
construirla sin culpa, a constatar que realmente hay un antes y un
después y que no podemos ser los mismos ante una pérdida tan
significativa.
• La identidad también se reconstruye desde los cambios en los vínculos
y, lo que en principio es amenazante, se puede convertir en oportunidad.
Guido Enrique Ceballos Huertas
Psicólogo y Licenciado en informática
11. 11ª Devolver la vida y la muerte a la comunidad
• Desafortunadamente, los procesos de duelo se acaban restringiendo
cada día más al espacio privado.
• Un espacio de responsabilidad compartida.
En México, los habitantes celebran cada 2 de
noviembre el día de los muertos. Algunos hacen
ofrendas a los muertos, rezos e incluso bailes, pero
en un pueblo llamado Pomuch sus habitantes no se
conforman con esto y quieren vivir la fiesta
literalmente juntos. Doña Charo es una de ellos.
Cada año visita la tumba de sus padres y limpia
sus restos para que sus almas encuentren sus
huesos limpios el día de la fiesta. Ella lleva 17
años haciéndolo y esta vez tiene un nuevo
ingrediente: su nieta la acompañará por primera
vez aunque para ella siempre ha sido una pesadilla
pasar por el cementerio.
12. 11ª Devolver la vida y la muerte a la comunidad
En Colombia, existe un grupo
indígena al norte del país llamado
Los Wayuu.
En la cultura Wayúu, la gente
muere dos veces. La primera,
cuando el cuerpo desaparece
físicamente del alma y se libera,
para seguir viviendo en Jepirra.
La segunda, cuando se exhuman
los restos y son colocados en un
sitio definitivo y se hace un
velorio como si hubiera muerto
nuevamente.
Guido Enrique Ceballos Huertas
Psicólogo y Licenciado en informática
13. 11ª Devolver la vida y la muerte a la
comunidad
En un pueblo del interior del
mismo país, llamado San
Bernardo, los habitantes se
momifican por proceso natural
luego de morir. Muchos creen
que una alimentación especial
permite este fenómeno. Sin saber
si es cierto o no, ellos viven
felices al poder ver el cuerpo del
difunto casi intacto incluso
muchos años después de haber
muerto, tanto que algunos optan
por ponerlos en vitrinas para
atracción turística. Otros trozan
las partes de la momia y las
depositan en una urna, para
ahora sí darles un último adiós.
San Bernardo - momificaciones
14. 12ª La resolución del duelo
• El duelo no es una enfermedad, luego no es algo que se vaya a “curar”.
Indicadores no válidos:
– La dimensión temporal (aunque se estima que el proceso suele durar
entre 1 y 2 años).
– El que el doliente no se emocione cuando habla del fallecido, pues
algunas personas tienen dificultad para determinadas expresiones
emocionales.
Un buen indicador: el recuerdo del
fallecido sigue dejando un poso de
tristeza –inevitable, si el vínculo
fue significativo-, pero ya no una
experiencia de dolor; todo ello
acompañado de una buena
adaptación a la vida cotidiana de la
persona.
Guido Enrique Ceballos Huertas
Psicólogo y Licenciado en informática
15. 13ª Vivir es aprender a decir adiós
• Expresión dura, pero terapéutica para ser
trabajada.
• Preferiríamos afirmar que vivir es aprender a
decir “hola”… Hola a la
vida, a las relaciones significativas, a la belleza,
etc.
• Sólo puede decir “adiós” aquél que previamente
ha dicho “hola”, es decir, quien tiene que vivir un
duelo por la muerte de una persona es porque su
relación con ella ha estado inpregnada de
bienvenidas a lo que esa persona ha significado.
• Para seguir diciendo “hola” y no quedarse
anclado en el dolor, uno tiene que decir “adiós”,
tiene que despedirse de un tipo de relación, lo
que le va a permitir seguir abierto a la vida, a
nuevas relaciones, a nuevos vínculos, a NUEVAS
FORMAS DE SEGUIR VIVIENDO.
16. Como nos recuerda George Sand…
Que mi recuerdo no envenene tus
futuras alegrías,
pero no permitas que tus alegrías
destruyan mi recuerdo. Guido Enrique Ceballos Huertas
Psicólogo y Licenciado en informática
17. RECOMENDACIONES…
•No debo precipitarme. Presencia sincera
•Escucharé con mi corazón y oídos, no temeré conocer
el dolor del que sufre.
•Mi disponibilidad no tendrá peros ni exigirá nada a
cambio.
•El mejor refugio que podré ofrecer a alguien que sufre
será mis hombros, mi abrazo, mi pecho, mis oídos y mi
corazón.
•Estaré cercano, no esperare a que la persona que sufre
me busque u otros me convoquen para acompañarlo.
•Propiciaré en la familia un clima afectuoso donde la
comunicación este presente.
•El tiempo que necesita cada uno para asimilar la
experiencia es particular.
•Si llego a percibir una actitud peligrosa con el máximo
respeto daré a conocer lo que percibo y expresare un
concejo pertinente.
•Cuando vea que mi ser querido alcanza la
recuperación, continuare estando con él porque mi
confianza y cariño están basados en la lealtad y
solidaridad.
18. •No me preguntes si ya pasó.
Nunca se me pasará
•No me digas que está en mejor lugar
Él no está aquí conmigo.
•No me digas que al menos no está sufriendo.
Todavía no entiendo porque tenía que sufrir.
•No me digas que entiendes lo que siento
A menos que también hayas perdido lo que yo
•No me preguntes si ya me siento mejor.
La desgracia no es una condición que mejore.
•No me digas que al menos lo tuve por muchos años
¿Qué año escogerías para que se muera la persona que quieres?
Guido Enrique Ceballos Huertas
Psicólogo y Licenciado en informática
19. POR FAVOR
Por favor, sólo di que recuerdas a mi hijo, si es que lo haces.
Por favor, déjame hablar de él.
Por favor, menciona el nombre de mi hijo.
Por favor, solo déjame llorar.
Aprendiendo a decir adiós. Rita Morán
Guido Enrique Ceballos Huertas
Psicólogo y Licenciado en informática