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UNA BREVE INTRODUCION, DE TROZOS DE ANDLUCIA
Como cualquier libro, es difícil decir algo que sea oportuno y
adecuado, pues cada persona percibirá según su forma de ser. Pues
bien cada lector sacara sus propias conclusiones. Yo como creador
os puedo decir que fundamentalmente es un viaje, que inicia una
persona de una gran ciudad, para conocer Andalucía, a partir de
hay, su ambición de beber en las fuentes de una tierra, la cual tiene
multitud de olores, de sonidos entre otras cosas, que nos hacen
querer, desde bebernos su antiquísima historia, base hoy de los que
es el actual sistema de relaciones humanas que enmarañan casi todo
el mundo. Por eso todos queremos conocer un poco más de esta
tierra, que ha dado cosas tan importantes a la humanidad.
Describo con mas o menos fortuna, lo que para mi significa, una
amplia base de amistad, que ya la quisiéramos para nosotros, por
eso en cierta medida también un poco de novela, mas o menos
depurada.
Ha sido una creación que no me ha costado trabajo hacer, pues ha
sido creado después de muchas meditaciones, espero que al amigo
lector que me lea, sepa perdonar los errores, que involuntariamente
se habrán deslizado.
Para el lector que le guste el viaje, agradecerá que halla una
segunda parte, pues hay la tenéis, espero que saquéis el sentido mas
depurado. Solo espero que disfrutéis de cualquier manera y si sacáis
algún sentimiento nuevo en vosotros, ya me sentiré compensado.
También quiero dejar constancia que aunque la labor creativa es
debido a mi imaginación, pero el verdadero artífice de que este libro
este en tus manos, sobre todo con un trabajo intenso de animación y
ayuda, ha sido obra de Daniel Moreno Moreno que desde estas
paginas quiero mostrar mi agradecimiento infinito, por su paciente
labor de trabajo y su comprensión infinita. Desde aquí mi mas
sincero agradecimiento, porque lector, si este libro esta en tus
manos fundamentalmente ha sido a el. Como creo que cualquier
creador, se basa en empeorar, mejorar, la literatura que nos lleva y
nos trae la historia, quiero traer un trozo de un poeta andaluz, al
cual debo mucho, me trae a la memoria unas líneas de Juan Ramón
Jiménez, “Están ya aquí, Platero, las golondrinas y apenas se las
oye, como otros años, cuando el primer día de llegar lo saludan y lo
curiosean todo, charlando sin tregua en su rizado gorjeo. Le
contaban a las flores lo que habían visto en África, su dos viajes por
el mar, echadas en el agua, con el ala por vela, o en las jarcias de
los barcos; de otros ocasos, de otras auroras, de otras noches con
estrellas…·”. Con esta palabra de un maestro universal os dejo.
Solo deseo, como cualquier otro escritor, que os guste si no en todo
el parte, algo de lo que os describo.
TOMÁS MORENO MORENO
Dedicado a mis padre, hermanos y sobrinos con mucho cariño
TROZOS DE ANDALUCÍA
Tomás Moreno
© TOMÁS MORENO MORENO
POZO ALCÓN, JAÉN
ABRIL, 2005
CONTENIDO
Una breve introducción
Primer viaje: Líneas y sentimientos 13
Intermedio poético 99
Segundo viaje: Retratos y sentimientos 105
UNA BREVE INTRODUCCIÓN
Como cualquier libro, es difícil decir algo que
sea oportuno y adecuado, pues cada persona lo
percibirá según su forma de ser. Pues bien, cada
lector sacará sus propias conclusiones. Yo como
creador os puedo decir que fundamentalmente es
un viaje que inicia una persona de una gran
ciudad para conocer Andalucía. A partir de ahí,
su ambición de beber en las fuentes de una
tierra, la cual tiene multitud de olores, de
sonidos, entre otras cosas, que nos la hacen
querer, hasta bebernos su antiquísima historia,
la base de lo que hoy es el actual sistema de
relaciones humanas, que enmaraña casi todo el
mundo. Por eso todos queremos conocer un
poco más de esta tierra, que ha dado cosas tan
importantes a la humanidad.
Describo, con más o menos fortuna, lo que para
mí significa, una amplia base de amistad, que ya
la quisiéramos para nosotros, por eso, en cierta
i
medida, es también un poco de novela, mas o
menos depurada.
Ha sido una creación que no me ha costado
trabajo hacer, pues ha sido creada después de
muchas meditaciones. Espero que el amigo
lector que me le sepa perdonar los errores, que
involuntariamente se habrán deslizado.
Para el lector al que le guste el viaje,
agradecerá que haya una segunda parte, pues
ahí la tiene, espero que saque el sentido más
depurado. Sólo espero que todos disfrutéis de
cualquier manera y si sacáis algún sentimiento
nuevo en vosotros, ya me sentiré compensado.
También quiero dejar constancia de que, aunque
la labor creativa es debida a mi imaginación, el
artífice de que este libro esté en tus manos ha
sido obra de Daniel Moreno, al que desde estas
paginas quiero mostrar mi agradecimiento, por
su paciente labor de trabajo y su comprensión.
Desde aquí mi más sincero agradecimiento,
porque, lector, si este libro está en tus manos
fundamentalmente ha sido por el.
ii
Como creo que cualquier creador se basa en
empeorar, o en mejorar, la literatura que nos
lleva y nos trae la historia, quiero traer un trozo
de un poeta andaluz, al cual debo mucho, la
memoria me trae unas líneas de Juan Ramón
Jiménez:
“Están ya aquí, Platero, las golondrinas y
apenas se las oye, como otros años, cuando el
primer día de llegar lo saludan y lo curiosean
todo, charlando sin tregua en su rizado gorjeo.
Le contaban a las flores lo que habían visto en
África, su dos viajes por el mar, echadas en el
agua, con el ala por vela, o en las jarcias de los
barcos; de otros ocasos, de otras auroras, de
otras noches con estrellas…·”.
Con estas palabras, de un maestro universal, os
dejo. Sólo deseo, como cualquier otro escritor,
que os guste, si no en todo, en parte, algo de lo
que os describo.
iii
I
Me han contado algunos amigos que viven
en pueblos agrícolas que las golondrinas siempre
vuelven al iniciarse la primavera, todos los años.
Me cuentan que, cuando están en el campo, las
golondrinas pasan rozando los sembrados, y
muchas veces cuando están algún tiempo
inmóviles pasan rozándolos, casi tocan su cuerpo
como si quisieran transmitir algo. Cuando
levantan el vuelo nos acompañan a que alcemos
nuestro espíritu de las cosas mundanas y nos
invitan con su elegancia y belleza a nuestro
pensamiento elevarlo también y ver lo que ellas
con sutiles indicios nos invitan a percibir.
Me han contado también que por Andalucía
hay muchos olivos. Por la Navidad es su
recolección, se recoge el fruto del olivo, la
aceituna, de la cual se extrae el zumo que se
llama aceite de oliva. Un aceite especial que ya
los antiguos romanos y griegos tenían en su dieta
11
como producto más importante. Y esos olivos
hoy lo vemos cuando vamos por las carreteras
especialmente en Andalucía, cómo inundan las
tierras, con su majestuosidad y armonía.
Entendemos, cuando probamos el aceite de
oliva, el verdadero sentir de los antiguos,
recordando sus paladares y sus propiedades.
Ellos influyeron decisivamente en dar a este
aceite una importancia especial en sus comidas.
Algunos opinarán que es un aceite más, pero mi
opinión es que cuando se prueba y se degusta es
excelente, porque da la casualidad de que es uno
de los aceites más antiguos que se conocen. No
solo la vejez, sino su imponente gusto y el sabor
que trasmite a los alimentos que se cocinan con
él.
Todo esto y algunos detalles más, me han
hecho interesarme por conocer esta parte de Jaén
y de Córdoba.
También me han dicho y me han
aconsejado, aunque yo de todo esto ya tenía
referencias aunque muy vagas, que cuando visite
esta parte de Andalucía, cuando haga mi viaje
primero, no terminaré de conocerla del todo
nunca, pues son tales las inmensas virtudes de
12
sus gentes y de su historia que por mucho que la
visite, o la estudie, seré un enano en comparación
con la inmensidad de sus variantes, adquiridas a
través de la historia.
Pero me ha picado un sentimiento
inexplicable que no me deja tranquilo por el viaje
que voy ha emprender por este trozo de
Andalucía. Tengo bien pensado interesarme por
todos los aspectos que se vayan cruzando a lo
largo de mi viaje e ir recopilando datos de todas
las maneras que mis sentidos puedan, para que
mi primera visita me reporte lo más interesante
de toda ella, para que conociéndola mi interior
personal se vea enriquecido con lo que pueda
conocer de estas tierras. Es un interés casi
inexplicable el que me empuja a viajar a esta
parte de España.
Por lo pronto dispongo de un presupuesto
pequeño, para los gastos del viaje, la comida y
demás gastos que vayan surgiendo, esperando
que el dinero no sea impedimento para sentir las
emociones que casi veo cuando pienso en el
viaje. Y además siento que cuando conozca una
parte de estas tierras, tendré en mi equipaje
mental algo muy importante, así que estoy
13
deseando que llegue el momento de empezar las
vacaciones.
Mi nombre me lo reservo. Puede ser
cualquiera. Lo que tiene importancia son mis
sentimientos y las emociones de lo que siento.
Lo expongo en el papel lo más fiel posible, que
sepan ustedes que lo que transcribo sólo es una
parte pequeña, porque por mucho que lo intente,
para sentir lo que presiento, solo es posible
estando en los lugares y con las personas que
sueño que estaré. En fin, ánimos no me faltan.
Soy de una gran ciudad, importante por la
cantidad de gente que vive en ella. Fíjense si será
importante que si la importancia se mide por la
contaminación, en ella hay algunos momentos en
los cuales si se cortara el aire con un cuchillo
casi saldrían lonchas finas, como si fuera una
cortadora de fiambre. Para añadirle más a esta
contaminación yo añado la mía propia, mi ración
casi obligatoria que es un paquete de cigarrillos
diarios que me meto en el pulmón. Es un vicio
que quita a mi cuerpo entre otras cosas el
oxigeno.
No tengo explicación de cómo somos
capaces de mover el cuerpo cuando entre unas
cosas y otras seguimos adelante en la cruel
14
realidad de trabajo y demás quehaceres
cotidianos. Con una carrera terminada, no viene
al caso decir cuál es, no he podido por mucho
que lo he intentado trabajar en lo que aprendí.
Los estudios que realicé me gustaban aunque
poco a poco se van olvidando y surgen cosas
nuevas pues es muy difícil estar al día.
Hay más diplomados en los estudios que he
realizado y el mercado de trabajo no admite a
todos, bueno a mí me ha tocado no aprovechar
mis estudios trabajando en lo que estoy formado.
Por otra parte hay un lado práctico y es que los
conocimientos adquiridos me han servido para en
su conjunto tener unas ideas más amplias que me
hacen comprender el mundo de una manera
diferente.
Tengo un trabajo relacionado con el turismo
que me da para que mis padres no tengan que
sostenerme y con mi sueldo tengo para mi
mantenimiento, me permite vivir de una manera
desahogada, eso sí, aguanto al jefe, a los
compañeros de trabajo, con todo lo que eso
conlleva de pleitesía con unos y de convivencia
banal con la mayoría de compañeros. Las cosas
funcionan medianamente bien, hay pocos fallos
por parte de todos y lo subsanamos lo mejor
15
posible, casi nos parecemos a un reloj atómico.
Así pasan los meses, pensando en lo que,
después de los gastos necesarios y superfluos, me
queda para sumar a los ahorros que ya tengo para
gastar una parte en el viaje que pienso hacer por
Andalucía.
Hoy ha amanecido con un clima muy malo,
mucho aire, sol, al momento se nubla, ha seguido
así toda la semana. A mi cuerpo no le sientan
bien estos cambios bruscos de temperatura y las
ganas normales se me rebajan un poco. La
cabeza tiene continuos dolores. Aunque el
tiempo no está para muchas fiestas, yo en mi
mundo interior me imagino los ritmos típicos
andaluces que alegran el espíritu y el cuerpo, son
unas de las señas de identidad modernas de estas
tierras y casi de España, tal es la influencia que
ejerce.
Pero hay otros ritmos, tristes y profundos,
antiguos, que nos llegan ha perforar la piel y se
nos meten en el tuétano. Personalmente opino
que algunos son muy desgarradores, pero otros
son tiernos, con un compás y ritmo increíbles, y
parece cuando los sentimos que todo está en
armonía.
16
Como veis leyendo mis recuerdos, lo que
tengo más importante en mi mente es mi
objetivo, pensar la ruta que seguiré, sobrellevar
el tiempo que me falta para bajar por estas
tierras, las expectativas que me voy creando.
Espero que me salgan por lo menos como yo
espero, es mi ilusión, con todo el cúmulo de
expectativas que me voy creando, todo esto me
ayuda a evadirme de lo que me rodea y me
planteo muchos objetivos. Uno es viajar. Cuando
mi cabeza tiene lugar, se va a ese rincón, así me
hace pasar las semanas lo más rápidamente
posible, así, así, que pase el tiempo mientras cojo
datos de un lado y de otro.
Uno que me ha extrañado es que Andalucía,
en conjunto, es una de las regiones más pobres
de España en estos momentos. Lo que voy a
escribir no lo dice ningún andaluz, como
queriendo quitarle importancia o dársela según
los momentos de la historia en que nos
encontremos. Andalucía ha sido tal vez unas de
las regiones más importantes de la historia, los
historiadores dan fe de ello. De todas formas la
pobreza es tener el bolsillo menos lleno cuando a
lo que hay que temer es a la pobreza de nuestro
interior, bueno sobre esto cada uno opinará según
crea.
17
Muchas veces me pregunto qué es la vida
en toda su plenitud y pienso que cada uno ve la
vida de diferente manera según le vaya. Yo no
me puedo quejar si no es porque, a pesar de
intentar no hacer la vida rutinaria, se hace. En el
trabajo y en las relaciones con los demás, llega
un momento en que pensamos salir de todo este
tinglado y algunas veces yo lo pienso en serio,
pero soy cobarde, no me atrevo a cambiar mi
forma de vida.
Esta forma me ha llevado a un
adormecimiento mental que cuando me sale el
prurito de cambiar pienso que cuando lleve a
cabo el cambio llegaré al mismo estado en que
estoy ahora. Todo esto lo medito, pero en algún
momento de mi vida me llegará la oportunidad
de cambiarlo todo e ir ha conocer algo nuevo.
Después de todo ahora tengo una ilusión, esa
ilusión me mantiene muy motivado en todo lo
que me rodea y sobre todo no pierdo contacto
con amigos y amigas que me llevarán a
deleitarme con lo que yo tengo y lo que ellas me
puedan aportar y yo a ellas.
Bueno ya tengo todo preparado, equipaje,
coche, un estado de ánimo superior y mis amigos
y amigas con muchas ganas de vernos. Tengo
18
dos semanas por delante, para ver muchas cosas
que he oído pero no he visto y estoy pensando
que ojalá ese tiempo que comprende las dos
semanas se me haga lo más grande posible, pues
todos sabemos que un minuto no es un minuto,
sino lo que hacemos en ese minuto, si lo
aprovechamos es algo, lo que sea pero es algo, si
lo hacemos sentir grande se hará, si lo vemos
transcurrir por el reloj es tiempo pero no es nada,
solo respiración y desgaste del cuerpo, pero si
sentimos muchos minutos juntos bien empleados
son gratificantes.
Eso es lo que yo busco en Andalucía, que el
tiempo que comprenden las dos semanas de
vacaciones, -pero yo pienso en el otro tiempo, en
el que no es material- sea mucho más, sea el
tiempo bien administrado en todos los sentidos y
cuya digestión durará mucho tiempo y formará
parte de nuestro ser.
II
Ha llegado el primer día de vacaciones, me
encuentro haciendo kilómetros por la autovía. No
sé si ir primero a Jaén o a Córdoba, todo depende
19
de Raquel y de María. Raquel es de un pueblo
pequeño de Córdoba donde hay unas fábricas de
anís y varias de pastelería navideña. Raquel me
ha invitado a pasar con ella el tiempo que desee,
tiene casa y coche y trabaja en la empresa que
tiene su padre de dulces, discute con su padre de
vez en cuando pues él piensa que su empresa
tiene antigüedad y ha podido vivir a lo largo de
muchos años, sin hacer grandes modificaciones.
Pero su hija piensa que el dulce de Navidad sólo
tiene funcionando a la fabrica una parte del año y
la otra parte parada, así que le insiste a su padre
que el resto del tiempo que la fábrica esta parada
podría estar funcionando con otro tipo de
productos además de los de típicos navideños,
pero no lo convence.
Me llama Raquel por el móvil, disminuyo la
velocidad y aparco en el arcén de la carretera.
Me pregunta qué deseo de comer. Le digo que lo
dejo a su libre elección. Me pregunta también
sobre a qué hora llegaré, le respondo que cuando
el plato este humeado, a esa hora estaré, sobre las
dos del mediodía, en su pueblo. Ella dice que
siendo así me preparará unas migas, una comida
típica de los Andaluces, según me explica, de las
cuales ella preparará suficientes para que nos
cansemos de comer, porque según ella cree que
20
con toda seguridad me van ha gustar. Después
comeremos fruta y por la tarde me llevará a ver
la fábrica de su padre. Nos despedimos no sin
antes darme unas instrucciones para localizar la
casa suya en el pueblo.
Con puntualidad llego y ella me está
esperando en su coche blanco a la entrada del
pueblo. Me sorprende que cuando saludo a
Raquel el reloj está dando las dos. Después del
saludo nos dirigimos ambos a nuestros coches,
yo sigo el de ella. Según me dijo, ella había
salido un cuarto de hora antes del trabajo para
esperarme pues deseaba verme. Me conduce por
todo el pueblo para que me haga un esquema de
cómo es y llegamos a su casa.
Cuando abre la puerta hay un olor a comida
ya terminada de cocinar y ambos nos dirigimos
al comedor. Entre los dos preparamos la mesa,
saboreando las migas con arenques y tocino, y un
vaso de agua cada uno pues ninguno de los dos
bebemos alcohol casi nunca.
Ella se encuentra espléndida y se lo digo.
Tiene una piel blanca y un pelo negro pero lo que
le da la belleza es ese temperamento en los
movimientos de todos sus músculos, están
21
acompasados, tienen un encanto especial como
algún tipo de música clásica, verla a ella en
movimiento, su forma de hablar, de moverse la
relacionaba con la música de Vivaldi.
Después de comer nos damos un beso
prolongado, con sentimiento y atracción mutua.
El cargamento de comida en nuestros estómagos
nos invita a dormir, así fue que dormimos como
dos enamorados pero la verdad es que no
estamos enamorados, lo sabemos los dos, sólo
sentimos una amistad muy grande.
Hemos pasado un principio de la estancia
mía en el pueblo inmejorable. Nunca ha habido
razones para un mal gesto, ni para una discusión.
Todo lo intento hacer en armonía, intento hacer
sentir con mi trato con los demás, esa armonía,
casi siempre lo consigo. No es necesario ni
bueno ir por la vida haciendo el mínimo mal,
sino que no hay que hacer ninguno, ésa es mi
filosofía y la intento llevar a la práctica.
A Raquel ya la conocía de la universidad,
allí nos hicimos buenos amigos, nos motivaba
nuestro interés por aprender y las discusiones
amigables sobre temas triviales y no tan triviales
que nos llevaban algunas veces a pasar el tiempo
22
a gusto los dos sin importarnos nada, sólo en
busca de la verdad de cada cosa. Así pasábamos
nuestros ratos. La verdad nunca la tenía ni ella ni
yo, y tal vez no la tenga nadie sobre nada, pero
esos momentos nos satisfacían a los dos, con eso
nos bastaba, había temas que nos gustaban más
que otros, fuesen personales, sobre la enseñanza
que recibíamos.
No sabíamos más que el profesor, pero sí
teníamos iniciativas diferentes sobre algunas
cosas que los profesores nos intentaban enseñar.
Cuestionábamos todo, aunque sabiendo que el
sistema no se podía tocar de ninguna manera
pues se derrumbaría. Hasta que nuestros castillos
se derrumbasen no tenía importancia, pero si se
tambaleaba el sistema, qué haríamos.
Sin embargo teníamos que aprender lo que
nos enseñaban como dogmas, es la manera de
progresar, sabíamos que si aprendíamos algún
dogma, si lo aprendíamos en el futuro habría
alguien capaz de demostrar que ese dogma
estaba equivocado y pondría otro dogma que en
el futuro también sería abatido por otro.
El sistema de enseñanza tenía muchas cosas
buenas y malas y también estudios que no tenían
23
relación con lo que estudiábamos y sin embargo
teníamos que aprender y sobre todo la necesidad
que no veíamos cuando trabajásemos en lo que
estábamos aprendiendo y sobre todo sabíamos ya
antes de terminar que sólo unos pocos de los que
completaran sus estudios podrían trabajar en lo
que estudiábamos.
Pero aún así nos gustaba y no pensábamos
mucho en el trabajo, pero meditábamos viendo a
muchos compañeros que estudiaban muy duro
porque les gustaba aunque sus padres tenían los
medios escasos para que ellos estudiaran, se
esforzaban sólo porque sus hijos saliesen de esta
forma de su medio y del de sus antepasados, casi
de ignorancia se habían criado.
Estos padres veían poco a sus hijos, pues los
estudios que realizaban estaban muy lejos de sus
domicilios, pero veían que cuando sus hijos los
visitaban prosperaban en lo que ellos nunca
soñaron tener y sus hijos sí lo estaban logrando.
Esto les llenaba de orgullo, cuando con su
trabajo, estudiando, les demostraban, cuando
volvían con sus notas, que se esforzaban todo lo
que podían para hacer ver a sus padres el rayo de
cultura que su familia durante muchas
generaciones habían esperado ver. Este era un
24
tema común de conversación entre el grupo que
formábamos después de clase, pues muchos de
ellos eran también amigos.
Todo esto íbamos comentado mientras
paseábamos por el pueblo. Un pueblo pequeño,
con las calles casi siempre vacías pues las gentes
se ocupaban de sus asuntos, sólo había algunos
niños jugando en el parque y alguna que otra
bicicleta, algunos coches, sobre todo por las
mañanas temprano, al mediodía y por la noche.
Un pueblo bonito, pero que para mí,
acostumbrado a la gran ciudad, era como si fuese
otro mundo, me evocaba diferentes sentimientos
pues sólo se veía tranquilidad, hasta en la forma
de sus gentes. Parecía que el reloj no iba con
ellos. Raquel y yo lo comentábamos. Ella quería
a su pueblo y conocía a todas sus gentes y sobre
todo cuando había algún problema intentaba
ayudarlos. Se veía que se encontraba en el sitio y
en el momento apropiado para saber valorar con
amor a su pueblo, se le notaba en todo, en los
gestos en la forma de hablar con sus paisanos.
Ella me indica que tenía la costumbre de
pasear casi todas las épocas del año por un
camino recorriendo el campo que ella decía que
25
era especial, ella sola recorría este camino, para
disfrutar con la belleza que encontraba viendo
los olivos, los almendros, los cerezos y toda clase
de árboles que había cuando recorría el camino
especial. Por el camino se veían mil y una
perspectivas. Aún había más cuando cambiaban
las estaciones, viendo como en cada momento
del año estaban allí, pero no eran las mismas.
Siempre tenía una visión nueva del entorno y del
camino.
Cuando iba por él y la mirada se detenía
-me explicaba ella- veía paisajes y sentimientos
nuevos, el paisaje cambiaba y a ella sus
sentimientos le daban fuerza. Unos sentimientos
incipientes que con el tiempo moldeaba, otros los
iba moldeando y los que ya tenía moldeados los
explicaba en palabras, en conversaciones
conmigo y con sus familiares, amigos y hasta
con sus compañeros de trabajo. Yo creo que esto
le influía en su belleza física y también en ese
aire que desprendía de mujer solidaria y
desprendida con todo lo que le rodea.
Raquel es bella como ninguna palabra
puede expresar, era tierna su belleza, cuando se
movía parecía que se movía como un cerezo
cuando le da la brisa de la primavera, con la
26
cualidad de que Raquel siempre estaba en flor,
todo el año. Llegamos a un malecón y me dijo
que nos sentásemos para echar un cigarrillo. Ella
no fumaba, salvo en raras excepciones pero sabía
que yo sí era fumador y que por mucho o poco
que fumase siempre llevaba cigarrillos.
Con el humo del tabaco y entre algún beso
aterciopelado, con sabor a tabaco y a hierba, me
explicaba que tenía su opinión sobre el amor, la
diferencia entre el amor en mayúsculas y amor
sexual, para ella muchas veces algunas personas
confundían los dos. Raquel quería un amor con
los dos ingredientes, pues amores sexuales ya
tenía bastantes, los disfrutaba cuando la armonía
entre ella y la otra persona se encontraba. Era lo
que nos estaba pasado en estos momentos entre
nosotros dos, hacíamos el amor y a la vez ella me
hablaba con palabras llenas de amor.
Yo, siempre reservado según mi forma de
ser, no podía rebatirla pues ella estaba por
encima de mí mentalmente en sus explicaciones,
porque yo no había madurado las mías, así que
me mantenía callado disfrutando de toda la
belleza que nos rodeaba, uniéndonos los dos a
esa naturaleza por unos minutos.
27
Volvimos al pueblo andando despacio como
si no quisiéramos que se terminase la tarde,
veíamos los coches pasar, seguramente volvían
del trabajo. Coincidimos pensando en la vida y el
estrés que padece la sociedad moderna,
poníamos el coche como ejemplo de “todo
rápido” y nos preguntábamos para qué esa
rapidez, ¿para vivir en una sociedad que tiene el
coche como símbolo?, una máquina de
contaminar y lo que esa rapidez que conlleva nos
trasmite a todos nosotros, no la podemos
soportar, pero las máquinas nos contagian,
aunque podemos aguantar su ritmo es lo que nos
influyen.
Esta pregunta y sus miles de respuestas las
guardábamos para posteriores reuniones, para
darnos tiempo a planteárnoslas con un mínimo
de seriedad.
Vamos caminado por su querido pueblo,
cada vez Raquel más animada, se le ve contenta,
alegre, casi diría que esta feliz, por mi compañía
no es y me consta pues lo mismo estaría sola, yo
sólo diría que he sido un poco como la mecha
que ha encendido la pólvora, sólo soy un hilo de
la mecha, sólo eso, pero me encuentro bien
viéndola rozando casi la felicidad y a ella,
28
aunque no lo diga, se le nota que se encuentra a
su gusto y yo con ella, somos jóvenes y
disfrutamos de la vida de la manera que creemos
mas idónea para nosotros.
Nos encontramos recorriendo el pueblo
conversando los dos, parece que terminaremos
de andar por él, nuestra conversación no tiene
fin, pero el imperativo de la cena nos aconseja a
ambos que atemperemos nuestra conversación
para poner los pies en la tierra. Estamos
invitados en casa de sus padres. Yo ya los
conocía. Entramos en su casa, una casa hermosa
pero de otra época, muy bien cuidada, antigua y
con muebles antiguos, parece que nos
encontramos en el siglo XVI. Me reciben con
gran satisfacción y nos indican que la cena ya
esta preparada.
La madre me dice que la cena es primero
una sopa con pollo de corral, segundo unas
espinacas y habas en tortilla y de postre
comeremos unos requesones de cabra con
azúcar, o sea para dormir bien al terminar la
cena, pues esta digestión pienso yo que no nos
dejará a ninguno con ganas de nada, sólo de
dormir hasta bien entrada la mañana. Así es
como pienso.
29
Terminamos la cena, el padre y yo
encendemos un cigarrillo y tenemos una
conversación corta, pero intrascendente, aunque
al final coincidimos en que lo que nos apetece a
todos es echarnos en la cama, para que los
somníferos que llevan las sustancias que hemos
comido se desarrollen en su medio. Casi a la vez
Raquel adivina mis pensamientos o tal vez no
sean adivinanzas, el caso es que me indica que si
me apetece que nos dirijamos a su casa.
Ya vamos adormilados, pensando en
tendernos en la cama y esperar dormir un sueño
placentero pues no hay grandes inquietudes que
nos lo impidan. Pero me tenía programado pues
ella suponía que estaba pasando lo que ella tenía
pensado con antelación. Cuando entramos en la
casa puso música de Paco de Lucia en el
dormitorio, me invitó a abrir las sabanas de la
cama, nos acostamos juntos pero en nuestros
párpados se nos veía que sólo deseábamos
dormir. Deseándonos buenas noches nos
despedimos hasta la mañana siguiente.
Nos despertamos casi a la mañana, a la
misma vez que las golondrinas con su canto nos
estaban insistiendo en despertarnos. Cuando me
asomé a la ventana, vi en la casa de enfrente que
30
las golondrinas entraban y salían por las
persianas de la ventana, estaban haciendo su
nido. La casa estaba abandonada, se notaba que
hacía muchos años que ellas anidaban allí.
Cuando Raquel me vio observando las
golondrinas, me explicó que ella tenía
conocimiento de la casa desde que vivía en su
actual casa y muchas veces cuando quería unirse
a la naturaleza se pasaba largos momentos
observándolas. Llegaba a extasiarse observando
los balcones y los nidos, siempre habían
permanecido en el mismo sitio y las golondrinas
nunca habían fallado ningún año. Pero cada año
vienen menos –dijo-.
La mañana era hermosa, con un sol
radiante. Yo ya estaba con mi primer cigarrillo
echando humo y el humo se veía evolucionar por
la habitación jugando con los rayos de sol que se
colaban por la ventana. Todo era bello.
Me decía Raquel como yo hacia siempre
comentarios sobre las golondrinas, ella me iba a
regalar un CD-R muy bello sobre ellas, en mi
ordenador cuando estuviese en la ciudad podría
recordarlas pues según me explicó estaba muy
bien, describía muy bien el mundo complejo de
31
las golondrinas, las sentiría como si estuviesen
ellas dentro de mi piso y las vería volar. Le
agradecí el regalo, pero había aún algunas
sorpresas más.
Yo ya le había preparado el regalo que le
traje, lo había dejado en un sitio para que ella se
diese cuenta cuando notase algo fuera de lugar.
Se lo había puesto en la cocina, pero ella no se
había dado cuenta todavía. Empezamos a
vestirnos pues había preparado una infusión de
manzanilla que desprendía un olor especial. Le
pregunté por qué ese olor tan bueno. Ella me dijo
que era manzanilla que había comprado a una
hortelana del pueblo. Me sorprendió su olor
intenso y agradable.
Ella dirigió su mirada a la panera y se dio
cuenta de que había una talla de unos pájaros
casi de verdad, era una talla que había comprado
en una tienda un tanto particular, de esas que
nadie entra, pero cuando entras te llevas muchas
sorpresas agradables y por un momento nos hace
pensar que todas las tiendas no son iguales
aunque lo parezcan.
Estas tiendas redimen del pecado a todas las
de su ambiente, sus mercancías son la excepción
32
a la regla, trato familiar y el vendedor da la
sensación de que lo que desee el cliente lo va ha
obtener casi sin importarle el precio. Son tiendas
especiales. Si las buscamos las encontraremos
aunque haya muy pocas. Esta tienda se dedicaba
a vender sólo madera tallada de muchos animales
y compré varias que se parecían casi a los
animales de verdad, estaban muy perfeccionadas
las tallas. En la ciudad no tenemos animales para
verlos en realidad, sólo algunos y en zoológicos.
Ella, al entrar la tercera vez a la cocina, se
percató de que algo extraño había. Los colorines,
tres, en un tronco de madera hacía tiempo que la
estaban mirando, si no es porque están pegados
se diría que estaban esperando el momento de
levantar el vuelo. Me dio las gracias por el
detalle y me ofreció un beso oloroso y cálido.
Cuando voy por las tiendas mi mirada se
dirige sobre todo a lo que les podría regalar a mis
amigos, que se salga de lo vulgar. Tengo esa
costumbre, acumulo los regalos y al regalo le
pongo el nombre para quien lo he comprado y
cuando lo estimo oportuno en algún cumpleaños
y muchas veces sin motivo los voy regalando a
mis familiares y amigos.
33
La manzanilla todavía invadía con su olor el
piso. Pensaba, y así se lo dije a ella, que igual
que hay himnos, banderas y demás simbología, si
me gustaba tanto la manzanilla sería como un
símbolo más para mí. La manzanilla debería de
ser bebida de algo importante, y le decía
despacio que, por ejemplo, se podía beber en
cualquier momento y simbolizar algún
organismo que englobase algo universal y
humanitario.
Ella dijo, no sé si era en broma o de verdad
por la forma en que lo dijo, que la manzanilla era
bebida oficial de la Declaración Universal de los
Derechos Humanos. Ya en serio, me dijo que
coincidía plenamente conmigo, pero que seguro
que habría muchos a los que no les gustase esa
bebida, Yo le dije que también había gente a la
que no le gustaba la Declaración de Derechos
Humanos.
Íbamos llevando la conversación por estos
temas, que había diversidad de gustos y que cada
uno respete el de los demás. Pensamos en salir a
conocer a algunos amigos que ella tenía especial
interés en presentarme y que se encontraban en
sus casas, pues eran artesanos. Caminábamos por
34
una calle empinada y estrecha cuando oímos
hablar.
Parecía que estaban conversando dos
artesanos sobre la televisión. Alcanzamos a oír
sólo un chiste que parecía que iba al hilo de la
conversación que tenían sobre la televisión. Le
decía el uno al otro que la noche anterior había
oído un chiste que le había causado mucha risa.
Según oímos mientras subíamos lo contaba
de la siguiente manera, con la gracia que
caracteriza a los cordobeses: esto es un viejo que
va al médico para una consulta y llega a la
presencia del medico y él medico le pregunta qué
es lo que pasaba y el viejo le responde que hacía
mucho el amor con su mujer, así como cinco o
seis veces al día todos los días, y el viejo se
encontraba preocupado, le pregunta al médico si
eso es bueno o malo y el médico le responde con
esa tranquilidad que tienen todos que según su
criterio no era ni bueno ni malo sino que para él
que era mentira. Las risas de los dos se oían a
distancia.
Así, entre risas, nos saludaron, en especial a
Raquel pues la estimaban mucho. Mientras
trabajaban la alfarería con sus piezas montadas
35
en sus tornos, nos comentaban que eso de llegar
a la vejez tendría que ser muy duro y le dije que
viene como viene el río y el río de la vida que va
a dar a la mar, que lo peor -les dije- será llegar a
la vejez con una enfermedad grave, eso sí sería
preocupante, por lo demás es como una recta
inclinada hacia abajo que termina por acabarse.
Ella me dijo que era una idea buena pero que a
ella no le quitaba su preocupación por este tema.
Los alfareros, en plan irónico, nos
comentaron algo sobre la sexualidad mientras
seguían modelando sus figuras. Nos dijeron que
veíamos sus figuras artesanales mayormente en
las carreteras, pero que para el valor que tenían
estaba el trabajo muy mal pagado, además de no
tener mucha demanda, tenían que diversificar
muchos sus productos. Pensaban en plan
pesimista que este oficio se acabaría por terminar
y ellos lo demostraban claramente con este
razonamiento: cada vez había menos alfareros.
Raquel solo tenía palabras positivas y de
animación a esta realidad dura. Ella les
contraponía a los argumentos de ellos otros, que
mientras hubiese un solo alfarero no se podría
decir que el oficio se acabaría.
36
Para dejarlos trabajar nos despedimos. Nos
regalaron dos porrones para beber agua, lo cual
se lo agradecí yo especialmente pues era una
pieza que había salido de la tierra manipulado
por manos humanas y todo de forma natural. Lo
guardare con un recuerdo especial.
Bajando por la cuesta, Raquel se sentía con
hambre y al torcer la calle había un bar. Por el
olor que desprendía el aire se notaba que estaban
haciendo buena comida, entramos, había cuatro
personas en la barra tomando unas copas.
Nosotros hicimos lo propio y pedimos ambos dos
cervezas sin alcohol. Cuando al rato nos pusieron
un plato de alcachofas rebozadas en huevo y
harina, nos parecieron deliciosas. Pero al
terminar de comérnoslas me entraron unas ganas
tremendas de encender un cigarrillo aunque sabía
de antemano que me quitaría el buen sabor de
boca que había dejado la cerveza y las
alcachofas. Terminada la consumición salimos a
la calle.
Se me había mezclado el sabor del tabaco
con la consumición y me arrepentí de haberlo
encendido.
37
Fuimos directamente a casa de sus padres
pues era hora del almuerzo y sus padres nos
estaban esperando. Su padre me ofreció un zumo
de frutas mientras Raquel ayudaba a su madre a
terminar de preparar la mesa. Empezamos una
conversación de política.
Su inquietud era cómo mantener España
con la estabilidad que aparentemente gozábamos.
Él insistía en que no había que retroceder pues ya
él había visto bastantes calamidades y hoy veía al
país mejor de lo que nunca hubiese imaginado.
Él insistía en su inquietud, pero al final llegaba a
la conclusión de que todo dependía del pueblo y
de los políticos. En ambos creía a pie juntillas,
pues según él los dos ya habían demostrado su
conciencia plena de que una nación no prospera
si el pueblo y los políticos no tienen un proyecto
de convivencia compenetrado, aunque temía
alguna veleidad de algunos.
El terrorismo le inquietaba profundamente.
Tenía una idea particular que no había escuchado
mucho. Existir, el terrorismo existía, pero para él
la importancia venía dada por los medios de
comunicación. La verdad es que él no era
partidario del terrorismo, pero él simplificaba.
Aunque tuviese que ver poco entre sí relacionaba
38
los accidentes de tráfico y el consumo de tabaco.
A las muertes que producían ambos, cuando
había algún accidente en las carreteras o morían
también por el tabaco, no se les daba tanta
importancia a ningún nivel, sólo eran unos más
de la larga lista. Al terrorismo, sin embargo,
aunque él no deseaba que nadie muriese en
ningún caso, cuando había un atentado los
medios de comunicación le daban una
importancia y un tiempo de publicidad gratuita, a
unos cuantos criminales.
Él sostenía que ellos sólo buscaban eso,
publicidad, en vez de hacerla con anuncios y
trabajando y convenciendo a los demás de sus
ideas, lo hacían mediante la violencia. Según él,
seguro que ya habrían hecho los cálculos y le
salía a la banda armada más rentable hacerlo
como lo iban haciendo hace tiempo que
convenciendo por la fuerza de la razón. Yo sólo
le oía y me hacía reflexionar, pero cuando iba yo
a dar mi opinión llegó Raquel.
La comida estaba en su punto y servida para
comérsela. Cuando llegamos al comedor había
un olor exquisito. Yo creía saber lo que era, pero
no tuve que preguntar. La madre me decía que la
comida era -esperaba que me gustase- garbanzos
39
con choto, o sea, para entendernos, una olla de
garbanzos y de segundo una ensalada de lechuga,
tomate, pepino con atún y de postre un batido de
fresas recién cogidas. Cuando ella explicaba todo
esto, yo pensaba para mí que seguro que nos
pasaría lo mismo que en la comida anterior, ya
veríamos.
La madre nos explicaba que había estado en
el mercado y que en él había casi toda clase de
verduras y frutas, pues la primavera ya estaba
avanzada y a ella le gustaba sobre todo cuando
los hortelanos del pueblo llevaban a vender lo
que habían criado. Decía que lo que se criaba en
la vega del pueblo tenía un sabor especial.
Había un clima de compenetración en el
comedor que lo disfrutamos todos. Su madre se
veía que conjugaba los alimentos de una manera
especial, sabrosos, como si ella, a su manera,
también pusiera en lo que hacía muchos años de
cocina vieja y a la vez moderna. Como queriendo
expresarse con lo que ella más sabía hacer, con
un gusto exquisito.
Estaba entrando el sopor natural después de
una buena comida, cuando Raquel preparó un
café muy cargado para salir del amodorramiento
40
en que íbamos cayendo. Sólo con el olor que
desprendía el café ya parecía que nos despertaba
a todos. Conforme nos íbamos despejando
salimos a dar una vuelta en coche por los
aledaños del pueblo. También fuimos a un
pantano, que durante casi todos los inviernos
estaba rebosando y por las compuertas de la
presa salía agua, que al bajar por el aliviadero
hacía una espuma en la que con los rayos de sol
se veían multitud de arcos iris.
Cuando llegamos a la casa su padre me dijo
que tenía algunos papeles emborronados con
algunas ideas que se le ocurrían, me dijo que si
quería que los leyese. A mí me parecieron muy
interesantes. Por eso, con su permiso, los
transcribo tal como él me los dio.
III
Así, amigo lector, te invito a que leas lo que el
padre de Raquel opinaba y analizaba sobre
diversos asuntos.
41
Primer artículo del padre de Raquel
VARIAS CANCIONES
No, canto por cantar
Ni por tener buena voz,
Sino porque la guitarra tiene,
Sentido y razón
Víctor Jara
Todas las canciones son pura poesía,
con música y otras cualidades que
engrandecen a las dos. Hoy oímos en casi
todos los medios que las canciones se
refieren principalmente al amor y que
adornan a éste con muchas palabras y
sonidos, que lo tienen como tema central.
¿Cómo se puede crear algo que nos guste, si
no es refiriéndonos a lo que nos mueve en la
vida, si no es al amor, de uno u otro matiz?
45
Creo que en la mayoría de los casos los
que hacen estas canciones cantan todos los
temas infinitos, unos recreándose en el
amor, otros como pretexto para explicar
ciertas cosas variadas que van en el tipo de
canciones que ya conocemos todos. Pues la
música nació para deleitarnos y también
para hacer una mezcla con la voz, hoy sin
esas melodías no entenderíamos el mundo
de nuestros sentimientos.
Es tal la variedad musical que diríamos que
ya se han inventado todos los estilos y que
se ha acabado el repertorio de temas, pero
no es así, en cada momento salen en el
mundo melodías nuevas. Si pensamos que
cada niño al nacer no hay uno que llore
igual que otro, al igual las nuevas melodías
será cada una diferente, claro a unos les
gustaran más algunas, pero por increíble
que parezca a algunos les gustaran las
canciones que a otros no les gustan.
Una canción no necesita muchos coros
ni instrumentos, solo se necesita abrir la
boca y expresarse. Cuando hablamos
46
estamos componiendo canciones que
después repetiremos con otros matices,
cuando se expresan lo hacen con tal fuerza
sentimental que nos trasmiten muchas
emociones pero nosotros también somos
compositores, en cada momento cuando
hablamos.
También hay músicas y canciones que
van contra el principio del amor, aunque lo
nombren, pues claro que las hay, utilizando
las armas de la expresividad del amor lo que
pretenden es hacer lo contrario. Esperemos
que sepamos distinguirlas y las oigamos de
una manera crítica, pues mirando por el
lado bueno tienen algo positivo,
aprovechemos ese lado positivo y veamos el
lado negativo de una manera crítica.
47
Segundo artículo del padre de Raquel
PAZ Y VIOLENCIA
Entendemos todos lo que es la paz y la
violencia pero, como dicen los médicos
cuando vas a una visita, lo primero es que
no nos preocupemos y a continuación, para
tranquilizarnos, suelen decir que no
tenemos casi ninguna posibilidad de
padecer una enfermedad grave. De acuerdo,
nos dan el tanto por ciento de posibilidades
y ese es según ellos el 99´99 % de que no sea
ninguna enfermedad grave. Para nuestra
enfermedad menos grave, si supone mucho
más del tanto por ciento arriba indicado y
aunque no sea grave, si nos molesta, al que
tenga la enfermedad, sea de una manera
crónica o leve, ellos se preocupan en la
mayoría de los casos de hacernos la
enfermedad más llevadera. Y si no es así, al
0´01% a enterrarlo en un tiempo.
51
He puesto el ejemplo de enfermedades
y médicos porque se parecen a la paz y la
violencia, la paz al medico y la violencia a la
enfermedad. Los médicos tienen unos
conocimientos que los adquieren mediante
una formación rigurosa y la paz tiene
pensadores que, aunque hagan referencia a
algunos términos violentos, lo hacen para
ilustrar mejor sus ideas. Hasta en ese
lenguaje tenemos que crear términos que
inviten a la paz, intentemos que esas
expresiones que hacen referencia a la
violencia, cambiarlas por otras más
pacíficas. No necesitamos esas expresiones y
sí otras sacadas del bagaje teórico y práctico
que ya existe sobre la paz.
Sería un enfrentamiento real y cotidiano
entre la paz y la violencia, que yo creo que
sí lo hay. Hay una sola clase de paz, pero
muchas clases de violencia. Cuando
formemos un conjunto de factores
imprescindibles de ideas y hechos que nos
haga florecer la paz y veamos resultados de
mayor bienestar para todos, les iremos
comiendo terreno a las ideas violentas y a
52
los hechos porque todos deseamos la paz,
hasta los formados por todo lo que conlleva
la violencia.
Paz y solo paz y en libertad. Pensemos
que éste es el camino para que todos
tengamos una vida mejor y consigamos la
felicidad. Aquí, no paz y felicidad en el otro
mundo, como nos prometen muchos,
cuando hayamos muerto. No, consigámosla
aquí, que es posible.
A mí no me cabe ninguna duda de que
nos costará esfuerzo, pero si nos lo
proponemos lo conseguiremos, aportando
todos en cada momento un grano de paz
conseguiremos ese mundo personal,
emocional, institucional y mundial.
Y no es que estemos cantado el Himno
a la Alegría repetitivamente y en todos los
lugares, sino que se compondrán himnos
diferentes y más bellos, que nos hagan
disfrutar cada momento de nuestra
existencia, que hagan de alguna manera la
53
vida lo más placentera posible, en armonía
con los demás y con el medio que nos rodea.
54
Tercer artículo del padre de Raquel
LENGUAJE Y RAPIDEZ
Cuando tenemos cualquier tipo de
conversación, sea del tipo que sea,
utilizamos el lenguaje. Uno recibe las ideas
de otro expresadas por medio de palabras, y
el otro escucha, también uno se expresa y es
escuchado. Básicamente lo que quiero
explicar se centra en lo que sigue a
continuación.
Si pensamos, mediante el lenguaje se
desarrolla toda nuestra actividad humana,
un hecho que ya tiene sus estudios
desarrollados. Mi intención es dar a conocer,
desde mi punto de vista de ignorante de
estos estudios, lo que he llegado a pensar
porque algunas cosas, aunque no son
nuevas, pero por mi experiencia creo que
aportarán algo a alguna persona.
57
Si pensamos inocentemente que unos
hablan y otros escuchan y al revés, yo diría
que pensamos con la mente muy corta.
Como a diario vemos un entramado de
intereses de diferentes tipos, pues yo
aconsejaría ver que hay diferentes tipos de
conversaciones.
A mi entender las que menos utilizamos son
las didácticas, de entretenimiento y otras
diferentes que proporcionan placer en la
sensibilidad del que las practica. Pero yo
percibo que hay gente que se expresa
lentamente y otra de forma muy rápida. Si
aceptamos el dicho de que el tiempo es oro,
que en casi todos los países y lenguas tiene
el mismo sentido, por deducción la persona
que sabe de lo que habla y lo dice de una
manera persuasiva y rápida consigue lo que
quiere.
Por ejemplo, si llegamos al
supermercado y, es un ejemplo, por estar
fatigados mentalmente de ver diferentes
productos, con sus precios y su siempre
imperdonable publicidad, cuando llega el
58
momento de pagar la compra, no pensamos
por lo general. Cuando la cajera nos dice el
precio de nuestra compra, no pensamos, por
lo general, en la cantidad que dice que hay
que pagar. Pero si a esa persona,
concienzuda en su trabajo, se le ocurre tener
una equivocación, a favor o en contra,
nosotros la entendemos y al final pagamos
lo que esa persona nos dice, nosotros le
hacemos caso. Luego vendrán las
comprobaciones, si las hacemos.
A los políticos les aplico la misma idea,
expresada anteriormente, sacada del
contexto anterior. Aplicada a la política y
resumida por un político importante, venía a
decir que cada pueblo tiene los políticos que
se merece. Pero es gracias al lenguaje en sus
diferentes formas como consiguen nuestros
votos.
Unos nos convencen por sus ideas,
otros nos convencen con otro tipo de ideas
diferentes a los anteriores. De lo que se trata,
según mi opinión es que meditemos un
poco, después de oír, las diferentes
59
opiniones y veamos cuál es lo mejor para
nosotros y para los demás pues sin los
demás no marcha el sistema.
Que cada uno en su interior piense que
cuando le miramos a los ojos a alguien, o a
la televisión, nos ponen en primer plano o
en segundo un “circo montado” para
distraernos de nuestras cosas. Si queremos
distraernos con ellos hagámoslo, pero si por
el contrario pensamos de un modo crítico y
les descubrimos sus verdaderos intereses,
seremos mas autocríticos y nuestra mente
nos lo agradecerá al ver cosas que antes no
habíamos pensado.
Tener por seguro que eso nos hará bien.
Fin de los artículos del padre de Raquel
60
IV
Releí algunos artículos por encima. Me
parecieron escritos de una persona que se
interesa por los problemas actuales y con
inquietudes no muy comunes. Pensé que qué
bien que hubiese muchas personas así y vivir
compartiendo ideas, sin rebatir ninguna, sino
para que estas nos enriquezcan culturalmente.
Nadie se puede oponer a una idea, pero si se
tiene, es muy importante comprenderla.
Muchos lo que hacemos a una idea es
oponer lo contrario de ella, también es válida
porque por lo menos se ha pensado. Aunque
algunas ideas son peligrosas porque crean
inquietud en la mente y nos invitan a hacer cosas
en nombre de un ideal. Ya ha habido demasiados
que han llevado a la humanidad por terrenos
peligrosos.
Las ideas hechas realidad llevan casi todas
un porcentaje de violencia. En algunos casos
muy elevados ese tipo de práctica creo que no
nos ha beneficiado en nada, creo en la
61
importancia de vivir en paz y en armonía por
encima de cualquier ideal que conlleve siguiera
una milésima de violencia. La libertad no tiene
nada que ver con la violencia.
El germen de la violencia, además de ser
opuesto, va cercenando la libertad y para mí esta
es la que debería crecer. Poco a poco ir comiendo
terreno a la violencia y que se hagan la libertad
dueña de todo el planeta, pero mientras la
violencia exista y no se le vaya combatiendo,
pero no en su terreno, pues ahí está todo perdido,
sino en nombre de la libertad, entonces la
libertad se hará la dueña del mundo.
Este es un tema casi obsesivo en mí, así le
decía al padre de Raquel.
Pero es que no deseaba ni ver que se
practique la violencia en nombre de nada, si
pudiera yo la eliminaría como se elimina una
plaga de un árbol para que el árbol dé su fruto.
Imaginémonos el mundo, es una comparación,
sólo con árboles produciendo sólo frutos
comestibles y alimentando a la libertad sin
necesidad de pelear por nada.
62
Raquel y su madre estaban viendo la
televisión pero ellas sabían de lo que su padre y
yo estabamos conversando. Raquel nos dejó
acabar y cuando observó que habíamos casi
acabado, se aproximó a nosotros y nos preguntó
si queríamos ir a la procesión que había todos los
Jueves Santos por la noche. Acordamos ir todos.
Nos preparamos y fuimos a la iglesia. Ya
había mucha gente esperando a que salieran los
santos para acompañarlos por unas determinadas
calles del pueblo. Los tambores estaban tocando
ya y esperando que por la puerta fuesen saliendo
las figuras de los santos. Los observé a todos y
me causo gran impresión la Virgen que, según
me dijo Raquel, en el pueblo llamaban la Virgen
de los Dolores.
El tallista había conseguido que al ver la
imagen diese la impresión de una belleza
sombreada por la tristeza, de un momento de
dolor. La imagen desprendía la fe que guía a la
Virgen durante su particular calvario.
De todas formas para mí la Semana Santa
era con estos acontecimientos un tanto lúgubre y
triste pues si Dios es amor, ¿por qué tuvo que
pasar por el dolor? Me dirán algunos cristianos
63
que fue para dar ejemplo al mundo. Ya sabemos
que hay dolor, pero Dios, a mi manera de
entender, tenía que haber prescindido del dolor
que conlleva el calvario. Esas velas encendidas,
esas vestimentas que llevan algunos fieles, a mí
me traían impresiones de oscuridad, de tristeza y
la sensación de que algo no cuadraba en la
religión católica. De todas formas eran
costumbres que en cada lugar tenían de sus
propias manifestaciones de fe.
Terminamos la procesión a altas horas de la
noche. Sus padres se fueron a descansar y
nosotros también. Yo le comentaba que qué nos
depararía el siguiente amanecer y me dijo tener
algunas cosas más que mostrarme, que ella
estaba segura de que me gustarían. Nos
acostamos hablando sobre ello, nos fuimos
durmiendo abrazados el uno con el otro.
Cuando desperté, Raquel ya estaba
preparando el desayuno. Yo no había pasado una
buena noche, tal vez por la actividad que
habíamos tenido. Llena de emociones mi mente,
aunque mi cuerpo estaba cansado, no pude
dormir bien. Las emociones me habían entrado
con profundidad y yo sentía una inquietud
64
mental que esperaba que a lo largo de la jornada
se me fuese pasando.
Raquel al verme se percata de mi estado de
ánimo, por lo que se sintió un poco culpable. Se
le notaba pero yo le dije que fue cosa mía pues
cuando encuentro razonamientos un poco
profundos mi mente se dispara pensando en ellos
y razonando los míos propios. Parecía como si
Raquel lo tuviese preparado todo de antemano,
así me preguntó si me apetecía ir a bañarnos a
una piscina que ya los romanos tenían para su
relajación y curación de algunas enfermedades.
Sabía que no me negaría pues el agua me
gustaba. Así que cogimos el coche y anduvimos
dos horas. Íbamos despacio, como si ella quisiera
que los paisajes no se me olvidaran nunca.
Llegamos a los baños termales y enseguida
estabamos los dos en el agua, que estaba
templada. Allí en la piscina estuve como una
hora, gozaba con el agua caliente y jugando con
ella. En la piscina sólo había un matrimonio de
alemanes, con los cuales, después del saludo, no
hablamos más con ellos, ellos tampoco parecían
tener muchas ganas de hablar.
65
Era un sitio precioso y acogedor, tranquilo
por demás. Me contó Raquel que el balneario ya
había sufrido varias reformas y que ella, sobre
todo en los momentos que tiene libres en el
invierno, venía mucho a bañarse. Le relajaba el
agua y sentía como si estuviese alejada del
mundo, en otro mundo, Y así pasaba las semanas
y los meses y los años.
Yo le decía que por el estilo de vida que
llevaba no envejecería nunca y que su belleza
sería como los arboles de hoja perenne, no
caerían nunca sus hojas. Transformarse se
transformaría con los años, pero nunca perdería
esa belleza y esa inteligencia que tenía. Eso lo
veía cualquiera porque era de esas mujeres
especiales que nunca pierden nada de lo bueno
que tienen, sino que con el tiempo va
aumentando.
Parecía ya como si hubiese un convenio no
escrito de comer con los padres de Raquel, sobre
todo a mediodía, al almuerzo. Yo le tenía pánico
por la cantidad de comida, así que me excusé con
ellos pues no estaba acostumbrado a comer tanto
y tan bueno. Pero es que no podía con todo lo
que me servía la madre de Raquel, por eso le
indiqué que me pusiesen un poco menos de
66
comida pues si no la dejaría en el plato, cosa que
no me gustaba pues para mí tenía una regla no
escrita y es que siempre tenía la costumbre de
terminar toda la comida cuando me servían, no
me gustaba picar y dejar la comida para la
basura. Dosificaba hasta el pan, cogía el que me
iba a comer de tal manera que cuando acababa la
ultima cucharada sólo me quedaba el último
trozo de pan que acompañaba a la última
cucharada. De esta costumbre de toda la vida no
me he propuesto sacar explicación aunque
seguramente la tendrá.
Terminamos la comida y le dije a Raquel
que tenía ganas de echar la siesta, pues no me
gustaba dormirme en el sofá. Ella ya lo sabía y
me acompañó hasta una de las habitaciones que,
según me decía, era donde dormía ella cuando se
quedaba en casa de su padre.
Descansé un poco porque aunque no
estuviese trabajando, también cuando uno se
divierte o se distrae contemplando algo bello,
llega el momento en que se siente cansado. No
acostumbro a utilizar estimulantes, sólo el tabaco
si se puede llamar estimulante, pues por lo que
yo sé todos coinciden en una cosa y es que va
comiéndose la vida del fumador, pero
67
estimularme con alcohol u otras sustancias no me
gusta y aunque sea egoísta tampoco me gusta que
lo hagan, pero respeto la opinión de cada uno. Mi
opinión sí es egoísta con el alcohol, llegando a la
obsesión razonada, bandera que enarbolo en
contra cada vez que se trata sobre el tema.
Descansé como unas dos horas. Ya me
encontraba en plena forma. Me despejé con agua
fría y Raquel ya estaba esperando para irnos un
rato a la discoteca. He estado en muchas porque
la vida de la juventud en su inmensa mayoría
cuando van a divertirse se pasa en estas
discotecas o los bares.
Le iba diciendo a Raquel, mientras íbamos
camino de la discoteca, que sólo me gustaba
cierto tipo de música y que la mayoría de las
personas que van a estos sitios, casi siempre con
ambiente psicodélico y con ruido más que con
música, la mayoría de las veces van ha tomar
licor y hablar. Hablan, pero ¿se entienden entre
ellos?, es una pregunta que me hago cada vez
que veo estos clientes. Yo creo que tienen que
tener un oído muy especial para tener una
conversación.
68
Casualmente se oía al entrar una canción
que me gustaba, oía... “eres la bruja de
Blancanieves que de su manzana probar no
debes...”. Raquel sabía a dónde me llevaba, la
entrada no podía ser mejor, oír a un autor que me
gusta -le dije- con oír dos o tres canciones
bonitas me conformaría, y así fue. Bailamos con
ellas, moviéndonos y bailando casi en la
oscuridad hasta unir nuestros labios.
Nos despejamos del hechizo en que nos
encontrábamos y nos tomamos unas tónicas con
hielo y limón. Cada trago que bajaba por la
garganta producía un bienestar muy grande, esto
venía por la sugestión de la música y el calor
sensual que emanaba de Raquel. Estábamos en
uno de esos momentos en que ambos no
queríamos que se acabase nunca. Duró poco pues
varias amigas de Raquel se acercaron a nosotros.
Ella nos presenta, fue un saludo corto pues ellas
se iban a sus casas y nosotros también decidimos
lo mismo.
Sabía Raquel que mi tiempo con ella se
estaba acabando pues tenía que volver. Las
vacaciones se me estaban haciendo cortas por lo
gozosas que eran pero yo tenía que cumplir otros
compromisos que requerían mi atención y mi
69
presencia. Ella lo sabía y sentía cierta pena,
palpable por demás, cada vez más cuando se
aproximaba mi alejamiento de ella. Aunque
sabíamos que nuestras mentes las ocupábamos
pesando el uno en el otro, aunque estuviésemos
haciendo otras cosas.
A mí me asaltaba el pensamiento de cuándo
estaríamos juntos otra vez, pues le tenía un muy
especial sitio en mi corazón. A ella le pasaba
igual. Compartíamos la seguridad de que
mientras viviésemos estaríamos en armonía de
una u otra manera, de que lo nuestro no se
perdería y teníamos la certeza absoluta de que
duraría mientras no faltásemos definitivamente
algunos de los dos. Así contado parece una
novela de amor, pero es que cada vez que nos
mirábamos sabíamos que en cierta manera era
eso, pero hecho realidad, no me creáis si no
queréis, aunque lo que cuento es así.
V
Viajando por las carreteras de Jaén y
contemplando el bello campo que se abre por
todos los sitios con una jungla de olivos, pensaba
70
que era inmenso el paisaje y con una belleza
esplendorosa. No comprendo cómo a Jaén en
todos los medios de comunicación le asignan,
según dicen los baremos de las estadísticas, ser
una de las provincias de España más pobre.
Yo pensé que esos baremos no estaban bien
situados en su contexto pues la pobreza no se
puede medir por los coches ni incluso por la
renta familiar, pues, por poner un ejemplo, tener
ese aceite de oliva en todos los hogares para su
consumo en el desayuno, en el almuerzo y en la
cena, ese zumo de aceituna disponible en las
mesas de todo el mundo es un lujo especial por
sus cualidades alimenticias.
Me pregunto yo ¿dónde está la riqueza?
Estos paisajes me hacían pensar en esto.
Me había despedido de Raquel. Sabía que
nos veríamos pronto. Sus padres en la despedida
tampoco se quedaron tranquilos pues a ellos mi
viaje les inquietaba porque sabían que yo era un
gran amante de la velocidad. Se quedaron
preocupados.
Con todos estos pensamientos en la cabeza
pero principalmente concentrado en la
71
conducción, me iba aproximando a un pueblo de
la sierra de Jaén. Pasé por un puerto de montaña
en el que las curvas se multiplicaban una detrás
de otra. A los lados de la carretera sólo se veían
pinos y desfiladeros, de una belleza algo
dislocada pero en su conjunto y sobre todo la
armonía se respiraba por todos los sitios.
Cuando llegué al pueblo, entrando por él,
cuando ya estaba oscureciendo vi una imagen de
película. Me detengo en un semáforo y cuando
dirijo la mirada veo a un niño pequeño y a su
hermano que sacaba la moto de la cochera, el
hermano que arranca la moto la acelera al
máximo y, con los últimos rayos del atardecer,
veo la imagen del niño impregnada del humo que
había dejado la moto al salir, acelerada una y otra
vez.
Si no hubiese sido por donde me
encontraba, esta imagen tal vez se asemejase a la
de las guerras, le faltaba la violencia pero -decía
yo para mí- no habrá violencia en la escena, pero
ver esa imagen de humo producida por un niño y
su hermano respirando esa atmósfera... Tal vez
fuese la impresión del atardecer con los rayos
solares cruzando a la vez con el humo y la
sombra lo que me impresionó tanto.
72
Acostumbrado a ver estos paisajes en la ciudad,
me sorprendía verlos también en estos sitios, esa
imagen repugnante del niño envuelto en el humo
de la moto.
En fin se encendió la luz verde e
impresionado me dirigí a la casa de mi amigo
Jorge. Por el móvil ya nos habíamos puesto en
contacto por teléfono y como él ya sabía de mi
puntualidad, me estaba esperando en el parque.
Nos saludamos y me prometió que lo pasaría
muy bien aunque me quedaban pocas jornadas
para terminar las vacaciones. Me dijo que serían
pocos días los que estaríamos en compañía,
aunque la intensidad sería casi de infarto. Pero
yo me dije para mí que la intensidad que me
ofrecía no iba por el camino que a mí me
interesaba.
Vi a Jorge algo cambiado, ya comprobaría
si estaba en lo cierto. Me invitó a un bar a tomar
un aperitivo, tomándolo, se acercó un amigo de
Jorge y con un breve saludo pasó directamente a
lo que venía dispuesto a hacer. Encendió un
cigarrillo de marihuana, del cual nos ofreció. Yo
lo rechacé de una manera tajante, pero vi en la
cara de Jorge un cierto ánimo predispuesto a
cogerlo. Creo que no lo cogió por mí.
73
Yo respeto a todos, aunque tengo algunos
tal vez dogmas como que las drogas no me van,
ni blandas ni duras. Estaba totalmente en contra
de ellas, tenía pleno conocimiento de que el
alcohol y el tabaco también lo eran pero a las
otras drogas, les tenía un razonamiento visceral.
Nos fuimos rápidamente del bar. El amigo
de Jorge se quedó. La primera impresión se me
confirmo. El tiempo que estuviese con Jorge
vería alguna que otra cosa desagradable. El
sabía, y a mí me constaba, que su intención era
que lo pasara bien. Nos dirigimos a la casa de
Jorge, encerré el coche en su cochera.
La casa era vieja pero él la había reformado
a su gusto, muy bonita. La casa estaba pintada
toda de blanco, él decía que así mantenía la
tradición típica de buena parte de Andalucía,
pues tenía la opinión de que hoy mucha gente, al
tener poder económico, hacía casas como si
fuesen de una belleza parecida a la de los cuentos
de hadas y con materiales actuales que se
adaptaban a los caprichos de cada uno.
Opinábamos que cada uno hiciese lo que viese
mejor, pero él intentaba mantener ciertas
costumbres de tradición antigua.
74
Jorge opinaba que lo que hicieron los
antiguos en la construcción era mejor que lo
moderno, pues venía avalado por la experiencia
acumulada en estas construcciones a lo largo de
siglos. Las que se hacen hoy en día en España no
tenían garantías avaladas por la experiencia y el
tiempo. Claro que, como él decía, hay
construcciones y construcciones. Los más
poderosos siempre han tenido viviendas
majestuosas y muy confortables que han
perdurado a lo largo de los siglos, pero las
viviendas de los menos poderosos se han
enterrado por el paso del tiempo y de la erosión.
Ideas un tanto particulares las de este Jorge que
no cambia.
Mientras subimos las escaleras me iba
explicando todo sobre su casa, se veía que todo
lo había remodelado con mucho cariño, cada
cosa tenía su sentido práctico y sobre todo
antiguo pero el había aprovechado los elementos
antiguos y lo mejor de lo moderno. Tenía una
casa confortable. Él entró a la cocina para
preparar unos bocadillos de jamón para la cena.
Al terminar de comer nos dirigimos cada
uno a nuestro dormitorio. Eran muy confortables,
aunque me di cuenta de ello por la mañana, al
75
despertar, pues cuando me acosté iba medio
dormido y no me di cuenta de nada. Me levanté
con ánimo, como lo hubiese tenido un rey. Jorge,
que también se alimentaba con alimentos
naturales, del pueblo, estaba ya preparando el
desayuno.
Se olía en el ambiente un aroma fresco y a
leche, pero aguzando el olfato le sacaba a la
leche un olor especial, como a haber sido
ordeñada recientemente, aún se notaba la
frescura en el olor de hervirla que dejaba por
toda la cocina. Me explicó que estaba cociendo
leche de cabra, pues, suponiendo que tuviese
algún germen perjudicial, al cocerla durante un
tiempo prudencial éste moría. El vaho de cocer la
leche era lo que impregnaba toda la casa. Le dije
que había olido ese olor en alguna ocasión, pero
que no me había enterado cual era su origen.
Desayunamos un buen tazón de leche con
unos roscos que le hacían en la panadería que
había en la misma calle. Llenamos ambos el
estómago algo más que bien mientras Jorge me
iba exponiendo los productos que tenía en casa
para que conociese lo máximo del pueblo.
Parecía un publicitario que quisiera venderme
algo. Yo sabía que lo hacía porque a mí me
76
gustaba conocer lo máximo posible de los
lugares donde estoy.
Jorge llevaba atuendo deportivo, por lo cual
me aconseja que me pusiese chandal y zapatillas
pues tenía pensado que fuésemos a pasear por el
monte. Así que le hice caso pues yo, cuando
estoy con los demás y son de confianza, no tengo
iniciativas, me dejo llevar porque sé que quieren
lo mejor para mí.
El paseo por el monte fue encantador, unos
pinos de diez metros y maleza de romero por
todos lados. El perfume que más se hacía sentir
era el de romero. Miraba al cielo y no se veía,
pues los pinos estaban muy juntos con troncos
gruesos y otros más jóvenes. Por entre unas
piedras en pendiente bajaba un arroyo con mucha
agua en esta época del año. Me advirtió Jorge
que no todos los años el agua baja por estos
arroyos, pues los años que llueve poco
permanecen secos.
Por el suelo había piñas, unas más grandes
que otras y también hojas de los pinos que hacían
que al pisar sobre ellas crujiesen bajo nuestros
pies como si fuese una alfombra. Pensé que si a
este lugar viniese yo solo me perdería, por eso
77
iba al lado de Jorge paseando. Se me venía a la
mente que el sitio era, por los paisajes, ideal para
que los enamorados estuviesen en un ambiente
perfecto, o para las personas que quisieran estar
unidas a la naturaleza, casi enterradas en ella.
Se sentían multitud de sensaciones casi
imposibles de describir. El que lea y sienta parte
de lo que yo sentí recordará algún sitio parecido.
Jorge me dijo, mientras caminábamos por una
empinada cuesta sin dejar de hablar, que
subiríamos sin parar casi a unos mil quinientos
metros de altitud sobre el nivel del mar. En su
mochila llevaba suficiente agua y comida. El
agua es imprescindible cuando se hace mucho
ejercicio físico, pues hay que reponer las sales
que lleva el agua para no deshidratarnos.
También llevaba caramelos de vitaminas
porque por el esfuerzo los músculos gastan
rápidamente la energía y él no conocía mejor
sistema que chupar un caramelo cuando la
energía descendía, “los músculos recobran
rápidamente la glucosa que necesitan y el
cansancio se notaría menos” -me dijo-, aunque sí
me advirtió que las agujetas no nos las quitaría
nadie, ni aún a él pues llevaba mucho tiempo sin
hacer ejercicio físico.
78
En fin, entre pinos y alguna encina
achaparrada íbamos haciendo eses para subir el
pico más alto de aquella zona. Jorge me
aseguraba que hoy veríamos un paisaje limpio,
pues no había bruma ni niebla en la cima, así que
desde la altura veríamos todo lo cercano que
había y todo lo lejano, pues él me lo indicaría
con los prismáticos. Veríamos Sierra Nevada y el
mar Mediterráneo, pues la altura a la que nos
encontrábamos nos permitía ver todo el paisaje
que rodeaba a la cima, si queríamos ver algo con
más nitidez los prismáticos nos lo acercarían. Él
me iba diciendo que estos últimos años había
nevado y llovido mucho.
Unas de las cosas que más me costaba
entender era que en la sierra todo el año había
cosas útiles para llevarse a la boca, como setas,
níscalos, cagarrias, trufas, etc. Sobre las trufas
me comentó que se pagaban muy caras, que
había gente especialista en cogerlas y que todos
los años venía gente a comprarlas, según decía
él, para las más altas instancias del poder, pues
se comentaba que cuando estos personajes
recibían a gente importante este plato era el más
común de los que degustaban como un plato
exquisito.
79
Jorge no paraba de hablar, yo iba cansado
esperando bajar para desahogarse y él hablando y
caminando, suponía iría cansado. Al fin llegamos
a lo más alto, llegamos a la meseta que coronaba
la montaña. Más arriba no había nada más que
cielo, sin vegetación, sólo hierva verde. Se sentía
uno como un águila, ahora miraba para un lado,
ahora para otro y siempre viendo más cielo que
tierra.
Sentamos nuestros cuerpos encima de unas
piedras y nos comimos la merienda, además de
un batido especial que había hecho Jorge. Se
dominaba con la vista todo el entorno,
enriquecedor y precioso, que él conocía bien, yo
solo disfrutaba de la estética. Estas imágenes
seguro que no las olvidaría nunca.
Bajamos ya de vuelta muy cansados.
Mientras desandábamos el camino, mi mente y
mi cuerpo se encontraban cansados pues había
visto tanta belleza que me había dejado llevar de
ella. Mi cabeza no paraba de pensar en un
pensamiento detrás de otro hasta llegar casi al
cansancio. Estaba deseando llegar a casa de
Jorge para descansar profundamente y a él,
aunque estaba acostumbrado, también se le veía
cansado y con ganas de llegar en busca de
descanso merecido.
80
Ya oscureciendo llegamos a la casa,
cenamos un poco y con el bocado en la boca me
fui a la cama, fue echarme y casi al instante
estaba dormido, me dormí pensando qué
haríamos mañana.
Por la mañana amanecí como si me
hubiesen dado una paliza. Me tomé un calmante
contra el dolor mientras desayunaba aunque tenía
pocas ganas de comer. Jorge tenía el frigorífico
repleto de comida muy variada así que comí sin
ganas pero gran cantidad, sobre todo fruta que
por las vitaminas me harían recuperarme pronto.
Por un momento se me ocurrió coger el
coche e irme a mi ciudad y abandonar todo lo
que esperaba, pero el pensamiento negativo lo
cambie por positivo y dije para mí que lo que
necesitaba era aminorar el ritmo de Jorge durante
un tiempo y si durante un tiempo prudencial me
sentía mal volverme para relajarme.
Jorge llegaría de trabajar a las tres de la
tarde. Durante la mañana estuve preparando una
ensalada de tomates, lechuga, pepino, un poco de
sal y aceite de oliva, y una tortilla de atún. Llegó
Jorge a las tres y cuarto. Vino en unas
condiciones envidiables para mí. Él se dio cuenta
81
casi al instante de mi estado. Mientras
comíamos, él, con su modo de hablar siempre
hablando poco pero importante, me fue haciendo
ver con palabras muy comprensivas que todo era
normal. Oyéndole el ánimo me iba subiendo pues
él me hablaba de otras experiencias igual a la
mía que ya había tenido él mismo y otras
personas que él había tratado.
Estuvimos viendo la televisión. Después de
comer yo caí en el sofá en un profundo sueño
que me reparó mentalmente y un poco
físicamente. De todas formas Jorge ya había
preparado el resto de mi estancia para que,
además de ralentizar todos los acontecimientos
que él tenía preparados, los disfrutase de una
forma más serena.
Cuando desperté él estaba viendo un
documental. Me explicó de manera breve que
trataba sobre la flora y la fauna de la zona en la
cual él vivía y que conocía tan bien. El
documental era antiguo aunque conservaba una
actualidad que sólo tienen las cosas bien hechas.
Me recomendó que me duchase para
sentirme mejor, así que lo hice ya casi
oscureciendo. Casi repuestos los dos, me indicó
82
que si quería ver una exposición de pintura que
se exponía en un local cercano a su casa. Yo le
dije que me gustaría, así que allí nos dirigimos.
La exposición era de un artista local, paisajes de
ríos, pinturas de animales y frutas.
Todo lo que es cultura es importante, en mi
opinión, coger algo y transformarlo en otra cosa
y que el intento sea bello, por lo menos para mí,
merece un reconocimiento especial. Intuyo que
cada persona tiene algo de artista, lo que pasa es
que unos lo desarrollan más que otros, no es
necesario ser genio para hacer expresiones
culturales, el arte es lo cotidiano, el vestir, el
hablar, algunos pueden y quieren llevarlo a otras
bellas artes, bienvenidos sean.
Lo que no es arte, aunque algunos
pretendan decir lo contrario, es lo que va contra
la esencia del ser humano, eso no es arte.
Entre algunos comentarios sobre la
exposición de pintura, nos encontramos cenando.
Se notaba que Jorge había ralentizado todo su ser
para que yo, un desconocido en estas tierras,
pudiera disfrutar placenteramente de todo. Como
el descanso lo cura todo, me fui a la cama. Jorge
se había quedado haciendo algunos trabajos.
83
A la siguiente jornada, yo ya estaba
recuperado y con buen ánimo, había recuperado
la ilusion que tenía cuando empecé las
vacaciones pero cada vez me quedaba menos
tiempo.
Jorge cumplía con su trabajo con una
ilusión desconocida para mí por lo que era
querido en el pueblo, se conocía a todos los
habitantes pues había nacido en él, el trabajo a
que se dedicaba -era gestor administrativo- le
permitía solucionar cualquier problema
burocrático que se le presentara a cualquier
paisano suyo, se enfadaba muy a menudo pues se
encontraba con muros infranqueables, como las
estrecheces de cerebro que había en algunos
puestos ocupados por funcionarios, no es que
hiciesen las cosas mal, pues se pueden corregir,
pero eran como dioses, medrando alrededor del
gobernante de turno, Jorge decía que disfrutaban
cuando el alcalde de turno les lanzaba algún
caramelo en forma de halagos, como al perro que
le hechas un hueso y se tira un mes con el lamido
asegurado, el pueblo sabía lo que hacían unos y
otros.
Jorge conocía bien ese mundo y lo llegaba
casi a odiar, pero veía a humildes personas del
84
pueblo discriminadas, casi la mayoría de las
veces con alguna mala intención y eso lo ponía
fuera de sí. Él había intentado, por decirlo de
alguna manera, que cuando algún paisano tenía
algún problema de documentos con el
ayuntamiento actuaran de una manera razonable
y no arbitraria como sucedía la mayoría de las
veces por parte del ayuntamiento, aprovechando
muchas veces la ignorancia de sus paisanos.
Luchaba una y otra vez y siempre se daba
con esa pared, el venía intentando de una u otra
manera hacerlos entrar en razón por la vía del
razonamiento, persuadiendo de mil formas, pero
esas personas no cedían, eran como las maquinas
de refrescos, autómatas, sin iniciativa y lo que
menos les importaba era su trabajo y mucho
menos el pueblo que era el que les pagaba.
Se habían creado muchas enemistades pero
esas enemistades estaban justificadas, cada una
por asuntos que en vez de hacerlos de la manera
normal los resolvían mal. Los funcionarios no
salían perjudicados, pues tenían un cerco de
defensa que no les permitía ver cuándo una cosa
estaba mal hecha, por la razón que fuese,
reconocerla. Reconocer el error -decía Jorge-
parecía para ellos casi una pena de muerte.
85
Jorge decía que el pueblo era un pequeño
infierno grande, y él lo vivía así, pero por encima
de todo tenía esperanzas de que con el paso del
tiempo cambiaran por las críticas bien fundadas.
Pero claro, eran cuestiones personales y de
formas del carácter. Él casi siempre se sentía con
ánimo para ayudar sobre todo al más débil, pues
el fuerte siempre, y más con una formación muy
buena en su campo, tenía las puertas abiertas en
todos los sitios.
Cuando Jorge hacía algo, se encontraba con
todo tipo de comprensión y a todo el mundo
predispuesto para hacer lo que estas personas
querían. Era rara la persona que no había tenido
algún tropiezo con estos funcionarios, no se les
quería, ellos casi le pedían a Dios que cambiasen
pues había cuestiones pequeñas que no merecía
ir a los tribunales, con todo lo que lleva esto
consigo, por la cantidad pequeña de dinero que
esto representaba, pero se sentían indignados y
estafados, la cantidad era pequeña pero los
sentimientos de animadversión eran muy
grandes, tan grandes que muchas personas,
cuanto más hablaban más se encendía la hoguera
de la indignación.
86
Este factor no era beneficioso para el
pueblo, pues casi todos se verían en una guerra
pero sin armas reales, sino las armas de la
importancia y del menosprecio. Jorge era el
único que comprendía la situación, no veía
solución razonable y lo que aconsejaba mi
experiencia era que ya que no hacían más daño,
pudiendo hacerlo, se conformase con el mal
menor.
La verdad es que todo el bagaje de saber, de
confianza, de hacer las cosas bien hechas y darlo
todo por el pueblo se palpaba todavía y por
largos años, pero él sabía que en algún momento
esto se podía derrumbar. Por eso tenía muchos
amigos que le confesaban sus problemas y todos
le daban ideas para poder sortear los diversos
asuntos que le planteaban.
Él quería al pueblo, pero sabía que otros
sólo lo querían para, medrando de una u otra
manera coger el dinero e ir a derrocharlo fuera
del pueblo y no crear vida social. Vivían como
en un clan- Sí, ahora que lo pienso, la palabra
que resume estos modos de trabajar, de vivir y de
comportarse es el de un clan, perfectamente
estructurado.
87
La esperanza que tenía Jorge era que en
algunos pueblos no pasaran este tipo de cosas.
Pensaba que llegaría el momento en que, por
cosas diversas, la ley de las compensaciones
cambiase. Su gran ilusión era cuándo llegará ese
momento, que él veía lejano, tal vez demasiado
lejano.
Yo reflexionaba sobre todo esto cuando
Jorge vino del trabajo y me hizo caer en la cuenta
de que por la tarde visitaríamos un pueblo
cercano, donde nos estaba esperando María.
VI
Decidimos acercarnos al pueblo cercano
donde vivía María. Yo no la conocía, sólo de
oídas. Me decía Jorge que era muy bella y con
una forma de ser fuera de lo común.
Mientras él conducía mi vista se fijaba en el
paisaje plagado de olivos y en algunos sitios de
pinos. Atravesamos un pantano inmenso, con una
carretera con muchas subidas y bajadas muy
irregulares. Dirigía mi mirada desde unas cimas e
imaginaba lo que ya desde arriba se percibía y
88
cuando bajábamos aún era más bello el paisaje
de lo que imaginaba, gran cantidad de pinos y
otras veces de olivos que hacían mil geométricas
formas.
Acostumbrado a ver casi siempre llanos
pelados, este paisaje me impresionaba.
Se me ocurrió un pensamiento cuando
oímos de tal sitio que tiene X kilómetros
cuadrados sin una montaña, con sus mil cañadas
de pendientes, de subidas y bajadas. ¿Contarían
los kilómetros en llano o por el contrario
medirían el terreno con sus inclinaciones hacia
arriba o hacia abajo? Nunca he encontrado
respuesta, no se cómo contarían los kilómetros
cuando la tierra se introduce en el cielo.
Jorge iba oyendo música. Le gustaban
mucho las cuatro estaciones de Vivaldi, de modo
que siempre que cogía el coche era la música que
escuchaba. Me comentaba que cada vez le
gustaba mas, pero yo le dije que por las veces
que la había puesto mientras estuve con él, me
parecía un poco obsesivo su forma de oírla, pero
él me dijo que cuando la belleza se acumula en
poco espacio y uno quiere disfrutarla, siempre
añadía alguna sensación nueva a la anteriores y
89
que para él era una música sin fin, cada vez le
gustaba más, me decía que esta costumbre la
tenía con algunos tipos de música.
Bajábamos por una cuesta, al fondo entre
dos laderas un puente, a la derecha del puente un
riachuelo, por la parte derecha del puente laderas
y cañadas y a la izquierda, como dejando pasar el
puente, dos peñascos grandísimos.
Desde el puente mirando hacia arriba no se
veía el cielo. Tampoco el agua de este río se veía
desde el camino aunque Jorge me dijo esa agua
servía para regar toda la tierra que estaba a los
pies del puente, Más abajo había una presa que
acumulaba todo el agua del invierno y de la
primavera para el regadío de las huertas que
aprovechaban esta agua en el verano.
Imaginaba a los antiguos creadores de este
tipo de regadíos, innovadores en su tiempo.
Como si adivinase mi pensamiento, Jorge me
dijo que todavía en muchos sitios se riega como
hace mil años. Como no tenía ganas de seguir
pensando en este tema, empezamos a hablar de
María.
90
Jorge me dijo que era una persona
extraordinaria, humana y simple como ella solo
podía ser. Se dedicaba al campo en las faenas
agrícolas que habían hecho sus padres y de los
cuales ella aprendió desde muy pequeña pues sus
padres eran ya muy mayores, con métodos
naturales y muy antiguos. Contaba Jorge que con
las ovejas que tenía estercolaba toda su tierra y
que no quería echar abono a la tierra, como la
mayoría de los agricultores, por lo que le rendían
menos y ella tenía más trabajo, pero mientras ella
pudiera seguiría así, en vez de utilizar abonos
químicos.
Jorge me dijo que tenía un huerto donde
cultivaba todo lo que podía para venderlo. Si no
lo vendía, dejaba lo que sobraba como simiente
para así el año siguiente tener la semilla y
sembrar de nuevo. Pensé yo que con un trabajo
tan duro la sensibilidad y la belleza sería mas un
cuento que otra cosa, pero llegamos ya a la casa
de María,
María no esperó a que llamásemos, salió a
recibirnos pues ya nos había visto llegar. Llevaba
una falda larga que le llegaba a los tobillos. La
movía con una gracia especial y la belleza de su
cuerpo y su cara desprendía como un resplandor,
91
tal la vi yo. Nos saludamos. Jorge me la presentó
aunque ya nos conocíamos de comentarios de
nuestros amigos.
Nos sentamos en el porche de su casa y con
un calor propio de amigos viejos empezamos a
hablar. Ella nos dijo que tenía un zumo de
calabaza preparado y lo sirvió. Nunca había
probado algo tan rico, con un sabor tan especial.
Le pregunté a María cuál era su secreto y ella me
lo dio. Como el artista que escoge los materiales
y los modela según su gusto personal, ella lo
hacia así todo, sembraba comida para su casa con
el máximo cariño y luego la modelaba en la
cocina según sus padres le habían enseñado.
Creamos los tres una conversación amena y
calurosa. En un momento María me explicó que
sus padres eran mayores y ella estaba al cuidado
de ellos, les administraba la comida, los
medicamentos y se encargaba del aseo personal
los dos pues ellos no podían valerse por sí
mismos. Todos sus hermanos trabajan fuera del
pueblo y ella se realizaba con las tareas del
campo y el cuidado de sus padres.
Sus hermanos tampoco se despreocupaban
ni de ella ni de sus padres, cada vez que podían
92
iban a visitarlos, siempre ayudaban en lo que
más hacía falta, pues ellos sabían y querían
colaborar en el mantenimiento de la casa, de
forma física y cuando hacía falta también
económicamente.
Entramos en la casa cuidada con un gusto
especial, se notaba que María había puesto su
toque especial. Jorge se acordó de que había un
partido de fútbol en la televisión, enseguida la
encendió, mientras María me hacía ver y también
comprender el mundo en que vivía, pues yo, que
era de ciudad extrañaba muchas cosas.
Así hablamos y hablamos, hasta que me fijé
en un trozo de madera que había en la pared.
Llevaba pensando qué sería eso hacía tiempo,
pero mi cabeza no daba para adivinar qué sería,
así que se lo pregunté y ella me dijo que era una
cuchara de palo grande para mover la comida
cuando se hacia en la lumbre.
Jorge se fue al terminar el partido de fútbol
con un buen sabor por el juego que había
realizado su equipo. Dependiendo del resultado
de su equipo, a unos y a otros les entra un estado
de ánimo diferente, ¡qué duda cabe que eso
influye aunque sea mínimamente en la persona
93
de uno!, porque la mayoría de las veces
olvidamos que es un juego y que como tal juego
tiene alegrías para unos y tristezas para otros.
Siempre ha sido así por todo, tenemos que
tener motivaciones de superioridad de unos sobre
otros para poder autoafirmarnos sobre los demás.
Habrá muchas normas de comportamiento y
razonamiento para conformar a los que pierden y
a los que ganan, aunque claro que ganando se
siente uno mejor, pero claro siempre no es así, ni
siempre se pierde ni siempre se gana.
María ya había quedado en que pasase la
noche en su casa y al irse Jorge cenamos y dimos
de comer a sus padres, los acomodamos para que
pasasen la noche bien, nos fuimos al lado de la
lumbre y allí yo admiraba la belleza de María,
adornada por los ramos de flores que hacía la
llama de la lumbre al reflejarse en el cuerpo de
María.
María parecía, con su pelo negro
medianamente largo, su piel morena, tostada por
el sol y su esbelta figura, una flor bellísima,
adornada por colores rojos y sombreados,
también negros. Todos los colores, en constante
movimiento, le daban una belleza de mujer
94
superior y además el resplandor de la lumbre
parecía que quería recitarle poesías unas de tras
de otra, hasta él ultimo rescoldo de ascuas que
iban muriendo y yo qué sé si la materia tenía
sentimientos o no, pues las pinceladas que nos
daba la madera al arder no eran caprichosas,
tenían su sentido, sobre todo cuando noté que a
María le hacían unos caprichos especiales las
sombras.
Cuando, hablando de estas cosas, la lumbre
iba durmiéndose mansamente, decidimos no
echarle más leña hasta que la despertase a la
jornada siguiente.
Entre María y yo sé estaba creando un clima
de sensualidad que seguramente culminaría en el
sexo, en los dos iba creciendo a la par que las
ascuas se apagaban, así María me invitó a su
cuarto.
Le ayudé a quitarse la ropa lentamente para
sentir todo lo impensable, ella me tocaba los
hombros, sabíamos que nuestra atracción era
mutua y queríamos los dos agotarnos
deleitándonos con nuestros efluvios. Yo relato a
mi manera los sentimientos que eran ciertos, pero
95
creo que mi torpe pluma no refleja fielmente lo
que nos ocurría.
Esa noche fue inolvidable para los dos, en la
cama no parábamos de tocarnos tiernamente con
dulzura y amor, ya podéis imaginar lo que a mi
torpe escritura le falta, sentimos amor y cariño,
cariño y amor y así durante un buen tiempo hasta
que, como la lumbre, todo nuestro amor se hizo
cenizas y así quedamos en la cama, el sueño nos
vino a los dos casi a la vez.
Ya habíamos quedado que por la mañana
me llevaría a conocer los lugares que a ella le
gustaban, pero, mientras el sueño iba reparando
nuestro ser, nuestros cuerpos desnudos no
paraban de recitar poesía. Nosotros no nos
enterábamos pero era así, pues ya lo dije
anteriormente: la materia también tiene
sentimientos y si se le añade amor la mezcla es
muy grata.
Por la mañana llegó Jorge cuando
estabamos desayunando. Él también comió y,
mientras hacíamos planes para pasar el día, sonó
mi móvil. Rápidamente lo cogí, al habla tenía al
encargado de mi empresa, me venia a decir que
96
al día siguiente me esperaba en el trabajo pues
era indispensable mi presencia.
Mi mente rápidamente pensó que los días de
vacaciones que me quedaban se habían acabado.
VII
Subiendo por la autovía en la zona de La
Mancha, mi mente ya estaba haciendo nuevos
proyectos para acudir en las vacaciones próximas
a reanudar mis experiencias junto a mis amigos,
así se lo dije al despedirme de ellos.
Ahora que voy de vuelta lo recuerdo.
Raquel, Jorge y María estarían en mi mente.
Cuando el trabajo fuese más duro, pensaría
en ellos, para que los momentos de disfrute que
había tenido con ellos me calmasen en los
momentos más duros.
97
INTERMEDIO
POÉTICO
UNA POESÍA Y UN ANÓNIMO
Hoy te he llamado,
Mil y una veces,
Pero no me has contestado.
Hoy te he llamado
Y sé que no respondes por el móvil,
El móvil no tiene la culpa.
La culpa no la tiene el móvil.
Pero hoy te he llamado
Y quiero pensar que aún,
ME QUIERES.
101
Espero que el móvil suene.
Hoy te he llamado.
SORPRESA.
Hoy he hablado,
Con mi amor.
102
El aire que nos sustenta
La lluvia que fertiliza
La flor que nos da su aroma
Y el cielo que nos cobija.
Que son la muestra, de tu,
Bondad infinita.
ANÓNIMO
Fuente: Manuela Moreno Rodríguez
103
I
Como cuando emigran las aves, huyendo
del otoño y del crudo invierno, hacía otras zonas
más cálidas, así iba yo con la tristeza de haber
agotado mis vacaciones y viendo en la naturaleza
como la alegría del verano, se iba transformando
en, para mi tristeza, los días venideros, cuajados
de nubes. A mi cuerpo no le cae bien este
tiempo, ni la entrada del otoño, ni la del invierno.
El próximo año, volveré a coger vacaciones
para el verano, pues las que hay antes del verano
son muy pequeñas para que el cuerpo descanse
del ajetreo del verano. Mientras llegan, me
espera un tiempo demasiado largo de trabajo y de
ahorro, para los próximos días de asueto que me
esperan. Todo esto lo voy pensando mientras me
preparo para ir al trabajo.
107
Me acabo de levantar y he tomado un poco
de café con leche y unas tostadas en el bar de la
empresa. Cuando llego a la oficina y saludo a
mis compañeros, echamos unos minutos de
conversación sobre cómo nos han ido las
vacaciones. Llego a saludar a mi jefe y le noto un
detalle no muy normal en él: me mira mucho la
cara. Yo lo achaco a que me he dejado la barba,
pero más adelante confirmaría que ese detalle,
que no se me había escapado, era por una razón
que más adelante relataré.
Enseguida ocupo mi sitio en la mesa de
trabajo. Empiezo por ver la correspondencia
atrasada y voy poniendo aparte las facturas que
todavía no se han pagado, para su posterior pago.
Ya avanzada la mañana y encontrándome algo
agotado, por la fuerza metal que había
desarrollado, me dirigía a echarme un poco de
agua fresca en la cara, para refrescarme. En esto
que mi jefe entra en mi oficina, en seguida, al
verlo, me pongo en alerta -no suele venir a mi
oficina casi nunca-, así que mi mente se
revoluciona, pues no sé el porqué de su visita.
En el transcurso de la conversación, que
empieza por temas triviales, para después
meterle mano al gran tema que él está muy
108
interesado en decirme, me comenta que si quiero
hacerme cargo de la contabilidad de toda la
empresa, pues, además de estar muy preparado,
necesita de mi persona, de ese todo de
preparación, coordinación y de habilidad que él
ve en mí, que él cree que soy capaz de imprimir a
esa área de la empresa. Pues el encargado
anterior tenía el área de contabilidad muy
abandonada y las cosas iban muy despacio, para
el volumen de negocio que cada vez más la
empresa iba abarcando, y por algunas diferencias
importantes que había tenido con más de un
compañero. El jefe había pensando que mí, y en
que mi hiciese cargo de esta área de la empresa.
Me equivoco raras veces, pues suelo pensar
siempre en positivo. Mi jefe me dio la respuesta
a la diferencia que había tenido cuando lo salude.
Él creía que yo tenía las cualidades necesarias.
Como es una sorpresa inesperada, le digo que me
dé unos días para pensarlo. En mi fuero interior,
estaba contento y a la vez pensando en todos los
cambios que pensaba dar a nuestro negociado
para bien de la empresa y para el de mis
compañeros.
Le voy a decir que si, pero necesito un
tiempo para hacerme a la idea primero y segundo
109
para poner en claro los cambios pormenorizados
que pienso hacer. En el aspecto económico, me
va a ir muy bien, pues casi me dobla el sueldo y
además las vacaciones me la amplía -yo
enseguida pienso que tendré más días de verano,
para disfrutar de la naturaleza-.
Al día siguiente le expongo a mi jefe todo
esto, a lo que me dice que sí a todo. Lo único que
me pide es que me ponga manos a la obra y que
no escatime en medios para que la empresa siga
siendo por lo menos igual de rentable. Yo le digo
que si ha leído mi informe, que seguro que todo
el conjunto de la empresa saldrá muy
beneficiado.
El informe que hice se lo presente y le
pareció muy bien, pero en lo que no se fijó fue en
que, llevándolo a la práctica, la empresa
mejoraría mucho sus beneficios, y, sobre todo, en
la repercusión que esta mejora tendría para los
trabajadores. Llevo mucho tiempo trabajando en
mi puesto de trabajo de una manera humilde pero
laboriosa, pero cuando el trabajo lo permite no
paro de pensar en lo necesario que eran muchos
cambios, pues por mis estudios, veía que por el
camino que iba no era bueno, ni para la empresa
misma ni para los trabajadores.
110
Yo pensaba mucho en los cambios que eran
necesarios. Y ahora veía la oportunidad de
ponerlos en práctica, para bien de todos. El
negociado iría más rápido y con menos trabajo,
sólo se trata de agilizar el trabajo de la única
manera que es posible, y es poniendo a los
ordenadores los programas más adecuados. No
comprendía por qué el anterior jefe no los había
puesto en práctica, pero yo sí que me
preocupaba, en mis ratos libres, en ver la manera
de que funcionasen mejor.
Nunca se lo había comentado a nadie, pero,
cada vez que se cometían equivocaciones,
siempre pensaba que podrían tener remedio y
además muy rápidamente, y de esa manera evitar
trabajos inútiles y con los consiguientes costes
para le empresa. Yo creía que o se cambiaba la
forma de trabajar o nos quedaban pocos sueldos
que cobrar, pues por ahí no se podía ir a ninguna
parte.
Yo le prometí a mi jefe que los cambios
necesarios mostrarían su utilidad para el primer
semestre del año. Él me dijo que, si era así, podía
contar con unos días de vacaciones -¡lo que yo
quería sentir!-, así que mis motivaciones iban en
111
aumento. ¡Quién me iba a decir después de unas
vacaciones muy buenas los proyectos que
tendrían para mí! Todavía no me lo creía,
tendrán que pasar unas semanas para, con mi
trabajo, poner los pies en el suelo y no subirme a
las nubes por el cambio que había tenido, pues
no quería que el impacto de este cambio se me
subiese a la cabeza.
Van pasando los días y yo trabajando al
cien por cien. Me va mejor de lo esperado, pues
todos mis compañeros se vuelcan conmigo y me
dan detalles que me ayudan a mejorar el trabajo,
todos ponemos de nuestra parte y de una manera
ágil, se ve cómo tanto los clientes como la
empresa responden de una manera útil para
todos. Algunos clientes llegan a felicitarme por
los cambios y por la utilidad que les proporciona
este nuevo cambio, que, aunque es en unos de los
corazones de la empresa, parece que se ha
contagiado al resto de las secciones.
Se ve claridad en el trabajo, el trabajador se
siente útil y valorado en su justa medida, no hay
rencillas ya entre ellos. Ven que, en lo
concerniente al sueldo, se han adaptado a lo que
rinde cada uno y así están más motivados.
Muchos me miran ya con un respeto que, si me
112
lo he ganado, ha sido a fuerza de mi formación y
de la situación que ocupo.
Otra persona actuaría tal vez mejor o peor,
pero a mí y a mi entorno de empresa no les
puede ir mejor. Que con el tiempo mejoraremos
es seguro que si, pues no van ha existir ni
dejadez en el trabajo, ni malos rollos entre
compañeros. Tal vez, viendo el futuro, si
queremos seguir existiendo como empresa,
seguro que necesitamos y necesitaremos los
cambios vertiginosos que se producen, para con
esos cambios ir ampliando nuestra productividad
y creando nuevas empresas en otros países.
Hablo como si fuese el dueño, pero es que
casi así lo siento, por ahora todos mis proyectos
muy meditados han ido poniéndose en práctica.
Esperemos que, si no hay ningún contratiempo
importante, sigamos creciendo, para beneficio de
todos. Lo más importante es que todo se va
llevando a cabo como el guión de una película,
cada uno hace su labor, está bien remunerado.
Muchas veces pienso en el material humano
que hay desperdiciado en los asuntos de
armamentos y cuestiones belicistas, si pudieran
dirigirse a crear empresas que den algún
113
beneficio a los demás en vez de pensar y
prepararse para destruir... Todo ese esfuerzo
inútil... Algunas mentes piensan que los ejércitos
son los que han estado en la creación y posterior
desarrollo de las ideas que hay al margen de la
guerra. Yo pienso que la paz y el amor es el
verdadero motor de la humanidad y lo demás son
elucubraciones más o menos brillantes, pero que
en este caso, por lo menos para mí, no son
necesarios los ejércitos, sino los ejércitos de la
paz, que piensen en construir en vez de en
destruir.
Medito de esta manera porque, como pienso
tanto en las cuestiones sociales y me preocupan
mucho, pues creo que si la humanidad ha de
avanzar no será por otra cosa nada más que
mirando el bienestar de todos los ciudadanos del
planeta, por lo menos que tengan trabajos dignos,
educación y curación para sus enfermedades y
vivir pensando en que, en cierta manera,
podemos ser eternos. Si no, por lo menos sí tener
unos niveles de vida muy superiores a los que
tenemos hoy en día, pues la ciencia avanza a
velocidad de vértigo, pero que ésta sea para que
disfrutemos los placeres que los tenemos en cada
momento y no pensemos en maldades ni otras
cosas que se le parezcan.
114
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Viaje a Andalucía para descubrir sus secretos

  • 1.
  • 2. UNA BREVE INTRODUCION, DE TROZOS DE ANDLUCIA Como cualquier libro, es difícil decir algo que sea oportuno y adecuado, pues cada persona percibirá según su forma de ser. Pues bien cada lector sacara sus propias conclusiones. Yo como creador os puedo decir que fundamentalmente es un viaje, que inicia una persona de una gran ciudad, para conocer Andalucía, a partir de hay, su ambición de beber en las fuentes de una tierra, la cual tiene multitud de olores, de sonidos entre otras cosas, que nos hacen querer, desde bebernos su antiquísima historia, base hoy de los que es el actual sistema de relaciones humanas que enmarañan casi todo el mundo. Por eso todos queremos conocer un poco más de esta tierra, que ha dado cosas tan importantes a la humanidad. Describo con mas o menos fortuna, lo que para mi significa, una amplia base de amistad, que ya la quisiéramos para nosotros, por eso en cierta medida también un poco de novela, mas o menos depurada. Ha sido una creación que no me ha costado trabajo hacer, pues ha sido creado después de muchas meditaciones, espero que al amigo lector que me lea, sepa perdonar los errores, que involuntariamente se habrán deslizado. Para el lector que le guste el viaje, agradecerá que halla una segunda parte, pues hay la tenéis, espero que saquéis el sentido mas depurado. Solo espero que disfrutéis de cualquier manera y si sacáis algún sentimiento nuevo en vosotros, ya me sentiré compensado. También quiero dejar constancia que aunque la labor creativa es debido a mi imaginación, pero el verdadero artífice de que este libro este en tus manos, sobre todo con un trabajo intenso de animación y ayuda, ha sido obra de Daniel Moreno Moreno que desde estas paginas quiero mostrar mi agradecimiento infinito, por su paciente labor de trabajo y su comprensión infinita. Desde aquí mi mas sincero agradecimiento, porque lector, si este libro esta en tus manos fundamentalmente ha sido a el. Como creo que cualquier creador, se basa en empeorar, mejorar, la literatura que nos lleva y
  • 3. nos trae la historia, quiero traer un trozo de un poeta andaluz, al cual debo mucho, me trae a la memoria unas líneas de Juan Ramón Jiménez, “Están ya aquí, Platero, las golondrinas y apenas se las oye, como otros años, cuando el primer día de llegar lo saludan y lo curiosean todo, charlando sin tregua en su rizado gorjeo. Le contaban a las flores lo que habían visto en África, su dos viajes por el mar, echadas en el agua, con el ala por vela, o en las jarcias de los barcos; de otros ocasos, de otras auroras, de otras noches con estrellas…·”. Con esta palabra de un maestro universal os dejo. Solo deseo, como cualquier otro escritor, que os guste si no en todo el parte, algo de lo que os describo. TOMÁS MORENO MORENO
  • 4. Dedicado a mis padre, hermanos y sobrinos con mucho cariño
  • 5.
  • 7. © TOMÁS MORENO MORENO POZO ALCÓN, JAÉN ABRIL, 2005
  • 8. CONTENIDO Una breve introducción Primer viaje: Líneas y sentimientos 13 Intermedio poético 99 Segundo viaje: Retratos y sentimientos 105
  • 9.
  • 10. UNA BREVE INTRODUCCIÓN Como cualquier libro, es difícil decir algo que sea oportuno y adecuado, pues cada persona lo percibirá según su forma de ser. Pues bien, cada lector sacará sus propias conclusiones. Yo como creador os puedo decir que fundamentalmente es un viaje que inicia una persona de una gran ciudad para conocer Andalucía. A partir de ahí, su ambición de beber en las fuentes de una tierra, la cual tiene multitud de olores, de sonidos, entre otras cosas, que nos la hacen querer, hasta bebernos su antiquísima historia, la base de lo que hoy es el actual sistema de relaciones humanas, que enmaraña casi todo el mundo. Por eso todos queremos conocer un poco más de esta tierra, que ha dado cosas tan importantes a la humanidad. Describo, con más o menos fortuna, lo que para mí significa, una amplia base de amistad, que ya la quisiéramos para nosotros, por eso, en cierta i
  • 11. medida, es también un poco de novela, mas o menos depurada. Ha sido una creación que no me ha costado trabajo hacer, pues ha sido creada después de muchas meditaciones. Espero que el amigo lector que me le sepa perdonar los errores, que involuntariamente se habrán deslizado. Para el lector al que le guste el viaje, agradecerá que haya una segunda parte, pues ahí la tiene, espero que saque el sentido más depurado. Sólo espero que todos disfrutéis de cualquier manera y si sacáis algún sentimiento nuevo en vosotros, ya me sentiré compensado. También quiero dejar constancia de que, aunque la labor creativa es debida a mi imaginación, el artífice de que este libro esté en tus manos ha sido obra de Daniel Moreno, al que desde estas paginas quiero mostrar mi agradecimiento, por su paciente labor de trabajo y su comprensión. Desde aquí mi más sincero agradecimiento, porque, lector, si este libro está en tus manos fundamentalmente ha sido por el. ii
  • 12. Como creo que cualquier creador se basa en empeorar, o en mejorar, la literatura que nos lleva y nos trae la historia, quiero traer un trozo de un poeta andaluz, al cual debo mucho, la memoria me trae unas líneas de Juan Ramón Jiménez: “Están ya aquí, Platero, las golondrinas y apenas se las oye, como otros años, cuando el primer día de llegar lo saludan y lo curiosean todo, charlando sin tregua en su rizado gorjeo. Le contaban a las flores lo que habían visto en África, su dos viajes por el mar, echadas en el agua, con el ala por vela, o en las jarcias de los barcos; de otros ocasos, de otras auroras, de otras noches con estrellas…·”. Con estas palabras, de un maestro universal, os dejo. Sólo deseo, como cualquier otro escritor, que os guste, si no en todo, en parte, algo de lo que os describo. iii
  • 13.
  • 14. I Me han contado algunos amigos que viven en pueblos agrícolas que las golondrinas siempre vuelven al iniciarse la primavera, todos los años. Me cuentan que, cuando están en el campo, las golondrinas pasan rozando los sembrados, y muchas veces cuando están algún tiempo inmóviles pasan rozándolos, casi tocan su cuerpo como si quisieran transmitir algo. Cuando levantan el vuelo nos acompañan a que alcemos nuestro espíritu de las cosas mundanas y nos invitan con su elegancia y belleza a nuestro pensamiento elevarlo también y ver lo que ellas con sutiles indicios nos invitan a percibir. Me han contado también que por Andalucía hay muchos olivos. Por la Navidad es su recolección, se recoge el fruto del olivo, la aceituna, de la cual se extrae el zumo que se llama aceite de oliva. Un aceite especial que ya los antiguos romanos y griegos tenían en su dieta 11
  • 15. como producto más importante. Y esos olivos hoy lo vemos cuando vamos por las carreteras especialmente en Andalucía, cómo inundan las tierras, con su majestuosidad y armonía. Entendemos, cuando probamos el aceite de oliva, el verdadero sentir de los antiguos, recordando sus paladares y sus propiedades. Ellos influyeron decisivamente en dar a este aceite una importancia especial en sus comidas. Algunos opinarán que es un aceite más, pero mi opinión es que cuando se prueba y se degusta es excelente, porque da la casualidad de que es uno de los aceites más antiguos que se conocen. No solo la vejez, sino su imponente gusto y el sabor que trasmite a los alimentos que se cocinan con él. Todo esto y algunos detalles más, me han hecho interesarme por conocer esta parte de Jaén y de Córdoba. También me han dicho y me han aconsejado, aunque yo de todo esto ya tenía referencias aunque muy vagas, que cuando visite esta parte de Andalucía, cuando haga mi viaje primero, no terminaré de conocerla del todo nunca, pues son tales las inmensas virtudes de 12
  • 16. sus gentes y de su historia que por mucho que la visite, o la estudie, seré un enano en comparación con la inmensidad de sus variantes, adquiridas a través de la historia. Pero me ha picado un sentimiento inexplicable que no me deja tranquilo por el viaje que voy ha emprender por este trozo de Andalucía. Tengo bien pensado interesarme por todos los aspectos que se vayan cruzando a lo largo de mi viaje e ir recopilando datos de todas las maneras que mis sentidos puedan, para que mi primera visita me reporte lo más interesante de toda ella, para que conociéndola mi interior personal se vea enriquecido con lo que pueda conocer de estas tierras. Es un interés casi inexplicable el que me empuja a viajar a esta parte de España. Por lo pronto dispongo de un presupuesto pequeño, para los gastos del viaje, la comida y demás gastos que vayan surgiendo, esperando que el dinero no sea impedimento para sentir las emociones que casi veo cuando pienso en el viaje. Y además siento que cuando conozca una parte de estas tierras, tendré en mi equipaje mental algo muy importante, así que estoy 13
  • 17. deseando que llegue el momento de empezar las vacaciones. Mi nombre me lo reservo. Puede ser cualquiera. Lo que tiene importancia son mis sentimientos y las emociones de lo que siento. Lo expongo en el papel lo más fiel posible, que sepan ustedes que lo que transcribo sólo es una parte pequeña, porque por mucho que lo intente, para sentir lo que presiento, solo es posible estando en los lugares y con las personas que sueño que estaré. En fin, ánimos no me faltan. Soy de una gran ciudad, importante por la cantidad de gente que vive en ella. Fíjense si será importante que si la importancia se mide por la contaminación, en ella hay algunos momentos en los cuales si se cortara el aire con un cuchillo casi saldrían lonchas finas, como si fuera una cortadora de fiambre. Para añadirle más a esta contaminación yo añado la mía propia, mi ración casi obligatoria que es un paquete de cigarrillos diarios que me meto en el pulmón. Es un vicio que quita a mi cuerpo entre otras cosas el oxigeno. No tengo explicación de cómo somos capaces de mover el cuerpo cuando entre unas cosas y otras seguimos adelante en la cruel 14
  • 18. realidad de trabajo y demás quehaceres cotidianos. Con una carrera terminada, no viene al caso decir cuál es, no he podido por mucho que lo he intentado trabajar en lo que aprendí. Los estudios que realicé me gustaban aunque poco a poco se van olvidando y surgen cosas nuevas pues es muy difícil estar al día. Hay más diplomados en los estudios que he realizado y el mercado de trabajo no admite a todos, bueno a mí me ha tocado no aprovechar mis estudios trabajando en lo que estoy formado. Por otra parte hay un lado práctico y es que los conocimientos adquiridos me han servido para en su conjunto tener unas ideas más amplias que me hacen comprender el mundo de una manera diferente. Tengo un trabajo relacionado con el turismo que me da para que mis padres no tengan que sostenerme y con mi sueldo tengo para mi mantenimiento, me permite vivir de una manera desahogada, eso sí, aguanto al jefe, a los compañeros de trabajo, con todo lo que eso conlleva de pleitesía con unos y de convivencia banal con la mayoría de compañeros. Las cosas funcionan medianamente bien, hay pocos fallos por parte de todos y lo subsanamos lo mejor 15
  • 19. posible, casi nos parecemos a un reloj atómico. Así pasan los meses, pensando en lo que, después de los gastos necesarios y superfluos, me queda para sumar a los ahorros que ya tengo para gastar una parte en el viaje que pienso hacer por Andalucía. Hoy ha amanecido con un clima muy malo, mucho aire, sol, al momento se nubla, ha seguido así toda la semana. A mi cuerpo no le sientan bien estos cambios bruscos de temperatura y las ganas normales se me rebajan un poco. La cabeza tiene continuos dolores. Aunque el tiempo no está para muchas fiestas, yo en mi mundo interior me imagino los ritmos típicos andaluces que alegran el espíritu y el cuerpo, son unas de las señas de identidad modernas de estas tierras y casi de España, tal es la influencia que ejerce. Pero hay otros ritmos, tristes y profundos, antiguos, que nos llegan ha perforar la piel y se nos meten en el tuétano. Personalmente opino que algunos son muy desgarradores, pero otros son tiernos, con un compás y ritmo increíbles, y parece cuando los sentimos que todo está en armonía. 16
  • 20. Como veis leyendo mis recuerdos, lo que tengo más importante en mi mente es mi objetivo, pensar la ruta que seguiré, sobrellevar el tiempo que me falta para bajar por estas tierras, las expectativas que me voy creando. Espero que me salgan por lo menos como yo espero, es mi ilusión, con todo el cúmulo de expectativas que me voy creando, todo esto me ayuda a evadirme de lo que me rodea y me planteo muchos objetivos. Uno es viajar. Cuando mi cabeza tiene lugar, se va a ese rincón, así me hace pasar las semanas lo más rápidamente posible, así, así, que pase el tiempo mientras cojo datos de un lado y de otro. Uno que me ha extrañado es que Andalucía, en conjunto, es una de las regiones más pobres de España en estos momentos. Lo que voy a escribir no lo dice ningún andaluz, como queriendo quitarle importancia o dársela según los momentos de la historia en que nos encontremos. Andalucía ha sido tal vez unas de las regiones más importantes de la historia, los historiadores dan fe de ello. De todas formas la pobreza es tener el bolsillo menos lleno cuando a lo que hay que temer es a la pobreza de nuestro interior, bueno sobre esto cada uno opinará según crea. 17
  • 21. Muchas veces me pregunto qué es la vida en toda su plenitud y pienso que cada uno ve la vida de diferente manera según le vaya. Yo no me puedo quejar si no es porque, a pesar de intentar no hacer la vida rutinaria, se hace. En el trabajo y en las relaciones con los demás, llega un momento en que pensamos salir de todo este tinglado y algunas veces yo lo pienso en serio, pero soy cobarde, no me atrevo a cambiar mi forma de vida. Esta forma me ha llevado a un adormecimiento mental que cuando me sale el prurito de cambiar pienso que cuando lleve a cabo el cambio llegaré al mismo estado en que estoy ahora. Todo esto lo medito, pero en algún momento de mi vida me llegará la oportunidad de cambiarlo todo e ir ha conocer algo nuevo. Después de todo ahora tengo una ilusión, esa ilusión me mantiene muy motivado en todo lo que me rodea y sobre todo no pierdo contacto con amigos y amigas que me llevarán a deleitarme con lo que yo tengo y lo que ellas me puedan aportar y yo a ellas. Bueno ya tengo todo preparado, equipaje, coche, un estado de ánimo superior y mis amigos y amigas con muchas ganas de vernos. Tengo 18
  • 22. dos semanas por delante, para ver muchas cosas que he oído pero no he visto y estoy pensando que ojalá ese tiempo que comprende las dos semanas se me haga lo más grande posible, pues todos sabemos que un minuto no es un minuto, sino lo que hacemos en ese minuto, si lo aprovechamos es algo, lo que sea pero es algo, si lo hacemos sentir grande se hará, si lo vemos transcurrir por el reloj es tiempo pero no es nada, solo respiración y desgaste del cuerpo, pero si sentimos muchos minutos juntos bien empleados son gratificantes. Eso es lo que yo busco en Andalucía, que el tiempo que comprenden las dos semanas de vacaciones, -pero yo pienso en el otro tiempo, en el que no es material- sea mucho más, sea el tiempo bien administrado en todos los sentidos y cuya digestión durará mucho tiempo y formará parte de nuestro ser. II Ha llegado el primer día de vacaciones, me encuentro haciendo kilómetros por la autovía. No sé si ir primero a Jaén o a Córdoba, todo depende 19
  • 23. de Raquel y de María. Raquel es de un pueblo pequeño de Córdoba donde hay unas fábricas de anís y varias de pastelería navideña. Raquel me ha invitado a pasar con ella el tiempo que desee, tiene casa y coche y trabaja en la empresa que tiene su padre de dulces, discute con su padre de vez en cuando pues él piensa que su empresa tiene antigüedad y ha podido vivir a lo largo de muchos años, sin hacer grandes modificaciones. Pero su hija piensa que el dulce de Navidad sólo tiene funcionando a la fabrica una parte del año y la otra parte parada, así que le insiste a su padre que el resto del tiempo que la fábrica esta parada podría estar funcionando con otro tipo de productos además de los de típicos navideños, pero no lo convence. Me llama Raquel por el móvil, disminuyo la velocidad y aparco en el arcén de la carretera. Me pregunta qué deseo de comer. Le digo que lo dejo a su libre elección. Me pregunta también sobre a qué hora llegaré, le respondo que cuando el plato este humeado, a esa hora estaré, sobre las dos del mediodía, en su pueblo. Ella dice que siendo así me preparará unas migas, una comida típica de los Andaluces, según me explica, de las cuales ella preparará suficientes para que nos cansemos de comer, porque según ella cree que 20
  • 24. con toda seguridad me van ha gustar. Después comeremos fruta y por la tarde me llevará a ver la fábrica de su padre. Nos despedimos no sin antes darme unas instrucciones para localizar la casa suya en el pueblo. Con puntualidad llego y ella me está esperando en su coche blanco a la entrada del pueblo. Me sorprende que cuando saludo a Raquel el reloj está dando las dos. Después del saludo nos dirigimos ambos a nuestros coches, yo sigo el de ella. Según me dijo, ella había salido un cuarto de hora antes del trabajo para esperarme pues deseaba verme. Me conduce por todo el pueblo para que me haga un esquema de cómo es y llegamos a su casa. Cuando abre la puerta hay un olor a comida ya terminada de cocinar y ambos nos dirigimos al comedor. Entre los dos preparamos la mesa, saboreando las migas con arenques y tocino, y un vaso de agua cada uno pues ninguno de los dos bebemos alcohol casi nunca. Ella se encuentra espléndida y se lo digo. Tiene una piel blanca y un pelo negro pero lo que le da la belleza es ese temperamento en los movimientos de todos sus músculos, están 21
  • 25. acompasados, tienen un encanto especial como algún tipo de música clásica, verla a ella en movimiento, su forma de hablar, de moverse la relacionaba con la música de Vivaldi. Después de comer nos damos un beso prolongado, con sentimiento y atracción mutua. El cargamento de comida en nuestros estómagos nos invita a dormir, así fue que dormimos como dos enamorados pero la verdad es que no estamos enamorados, lo sabemos los dos, sólo sentimos una amistad muy grande. Hemos pasado un principio de la estancia mía en el pueblo inmejorable. Nunca ha habido razones para un mal gesto, ni para una discusión. Todo lo intento hacer en armonía, intento hacer sentir con mi trato con los demás, esa armonía, casi siempre lo consigo. No es necesario ni bueno ir por la vida haciendo el mínimo mal, sino que no hay que hacer ninguno, ésa es mi filosofía y la intento llevar a la práctica. A Raquel ya la conocía de la universidad, allí nos hicimos buenos amigos, nos motivaba nuestro interés por aprender y las discusiones amigables sobre temas triviales y no tan triviales que nos llevaban algunas veces a pasar el tiempo 22
  • 26. a gusto los dos sin importarnos nada, sólo en busca de la verdad de cada cosa. Así pasábamos nuestros ratos. La verdad nunca la tenía ni ella ni yo, y tal vez no la tenga nadie sobre nada, pero esos momentos nos satisfacían a los dos, con eso nos bastaba, había temas que nos gustaban más que otros, fuesen personales, sobre la enseñanza que recibíamos. No sabíamos más que el profesor, pero sí teníamos iniciativas diferentes sobre algunas cosas que los profesores nos intentaban enseñar. Cuestionábamos todo, aunque sabiendo que el sistema no se podía tocar de ninguna manera pues se derrumbaría. Hasta que nuestros castillos se derrumbasen no tenía importancia, pero si se tambaleaba el sistema, qué haríamos. Sin embargo teníamos que aprender lo que nos enseñaban como dogmas, es la manera de progresar, sabíamos que si aprendíamos algún dogma, si lo aprendíamos en el futuro habría alguien capaz de demostrar que ese dogma estaba equivocado y pondría otro dogma que en el futuro también sería abatido por otro. El sistema de enseñanza tenía muchas cosas buenas y malas y también estudios que no tenían 23
  • 27. relación con lo que estudiábamos y sin embargo teníamos que aprender y sobre todo la necesidad que no veíamos cuando trabajásemos en lo que estábamos aprendiendo y sobre todo sabíamos ya antes de terminar que sólo unos pocos de los que completaran sus estudios podrían trabajar en lo que estudiábamos. Pero aún así nos gustaba y no pensábamos mucho en el trabajo, pero meditábamos viendo a muchos compañeros que estudiaban muy duro porque les gustaba aunque sus padres tenían los medios escasos para que ellos estudiaran, se esforzaban sólo porque sus hijos saliesen de esta forma de su medio y del de sus antepasados, casi de ignorancia se habían criado. Estos padres veían poco a sus hijos, pues los estudios que realizaban estaban muy lejos de sus domicilios, pero veían que cuando sus hijos los visitaban prosperaban en lo que ellos nunca soñaron tener y sus hijos sí lo estaban logrando. Esto les llenaba de orgullo, cuando con su trabajo, estudiando, les demostraban, cuando volvían con sus notas, que se esforzaban todo lo que podían para hacer ver a sus padres el rayo de cultura que su familia durante muchas generaciones habían esperado ver. Este era un 24
  • 28. tema común de conversación entre el grupo que formábamos después de clase, pues muchos de ellos eran también amigos. Todo esto íbamos comentado mientras paseábamos por el pueblo. Un pueblo pequeño, con las calles casi siempre vacías pues las gentes se ocupaban de sus asuntos, sólo había algunos niños jugando en el parque y alguna que otra bicicleta, algunos coches, sobre todo por las mañanas temprano, al mediodía y por la noche. Un pueblo bonito, pero que para mí, acostumbrado a la gran ciudad, era como si fuese otro mundo, me evocaba diferentes sentimientos pues sólo se veía tranquilidad, hasta en la forma de sus gentes. Parecía que el reloj no iba con ellos. Raquel y yo lo comentábamos. Ella quería a su pueblo y conocía a todas sus gentes y sobre todo cuando había algún problema intentaba ayudarlos. Se veía que se encontraba en el sitio y en el momento apropiado para saber valorar con amor a su pueblo, se le notaba en todo, en los gestos en la forma de hablar con sus paisanos. Ella me indica que tenía la costumbre de pasear casi todas las épocas del año por un camino recorriendo el campo que ella decía que 25
  • 29. era especial, ella sola recorría este camino, para disfrutar con la belleza que encontraba viendo los olivos, los almendros, los cerezos y toda clase de árboles que había cuando recorría el camino especial. Por el camino se veían mil y una perspectivas. Aún había más cuando cambiaban las estaciones, viendo como en cada momento del año estaban allí, pero no eran las mismas. Siempre tenía una visión nueva del entorno y del camino. Cuando iba por él y la mirada se detenía -me explicaba ella- veía paisajes y sentimientos nuevos, el paisaje cambiaba y a ella sus sentimientos le daban fuerza. Unos sentimientos incipientes que con el tiempo moldeaba, otros los iba moldeando y los que ya tenía moldeados los explicaba en palabras, en conversaciones conmigo y con sus familiares, amigos y hasta con sus compañeros de trabajo. Yo creo que esto le influía en su belleza física y también en ese aire que desprendía de mujer solidaria y desprendida con todo lo que le rodea. Raquel es bella como ninguna palabra puede expresar, era tierna su belleza, cuando se movía parecía que se movía como un cerezo cuando le da la brisa de la primavera, con la 26
  • 30. cualidad de que Raquel siempre estaba en flor, todo el año. Llegamos a un malecón y me dijo que nos sentásemos para echar un cigarrillo. Ella no fumaba, salvo en raras excepciones pero sabía que yo sí era fumador y que por mucho o poco que fumase siempre llevaba cigarrillos. Con el humo del tabaco y entre algún beso aterciopelado, con sabor a tabaco y a hierba, me explicaba que tenía su opinión sobre el amor, la diferencia entre el amor en mayúsculas y amor sexual, para ella muchas veces algunas personas confundían los dos. Raquel quería un amor con los dos ingredientes, pues amores sexuales ya tenía bastantes, los disfrutaba cuando la armonía entre ella y la otra persona se encontraba. Era lo que nos estaba pasado en estos momentos entre nosotros dos, hacíamos el amor y a la vez ella me hablaba con palabras llenas de amor. Yo, siempre reservado según mi forma de ser, no podía rebatirla pues ella estaba por encima de mí mentalmente en sus explicaciones, porque yo no había madurado las mías, así que me mantenía callado disfrutando de toda la belleza que nos rodeaba, uniéndonos los dos a esa naturaleza por unos minutos. 27
  • 31. Volvimos al pueblo andando despacio como si no quisiéramos que se terminase la tarde, veíamos los coches pasar, seguramente volvían del trabajo. Coincidimos pensando en la vida y el estrés que padece la sociedad moderna, poníamos el coche como ejemplo de “todo rápido” y nos preguntábamos para qué esa rapidez, ¿para vivir en una sociedad que tiene el coche como símbolo?, una máquina de contaminar y lo que esa rapidez que conlleva nos trasmite a todos nosotros, no la podemos soportar, pero las máquinas nos contagian, aunque podemos aguantar su ritmo es lo que nos influyen. Esta pregunta y sus miles de respuestas las guardábamos para posteriores reuniones, para darnos tiempo a planteárnoslas con un mínimo de seriedad. Vamos caminado por su querido pueblo, cada vez Raquel más animada, se le ve contenta, alegre, casi diría que esta feliz, por mi compañía no es y me consta pues lo mismo estaría sola, yo sólo diría que he sido un poco como la mecha que ha encendido la pólvora, sólo soy un hilo de la mecha, sólo eso, pero me encuentro bien viéndola rozando casi la felicidad y a ella, 28
  • 32. aunque no lo diga, se le nota que se encuentra a su gusto y yo con ella, somos jóvenes y disfrutamos de la vida de la manera que creemos mas idónea para nosotros. Nos encontramos recorriendo el pueblo conversando los dos, parece que terminaremos de andar por él, nuestra conversación no tiene fin, pero el imperativo de la cena nos aconseja a ambos que atemperemos nuestra conversación para poner los pies en la tierra. Estamos invitados en casa de sus padres. Yo ya los conocía. Entramos en su casa, una casa hermosa pero de otra época, muy bien cuidada, antigua y con muebles antiguos, parece que nos encontramos en el siglo XVI. Me reciben con gran satisfacción y nos indican que la cena ya esta preparada. La madre me dice que la cena es primero una sopa con pollo de corral, segundo unas espinacas y habas en tortilla y de postre comeremos unos requesones de cabra con azúcar, o sea para dormir bien al terminar la cena, pues esta digestión pienso yo que no nos dejará a ninguno con ganas de nada, sólo de dormir hasta bien entrada la mañana. Así es como pienso. 29
  • 33. Terminamos la cena, el padre y yo encendemos un cigarrillo y tenemos una conversación corta, pero intrascendente, aunque al final coincidimos en que lo que nos apetece a todos es echarnos en la cama, para que los somníferos que llevan las sustancias que hemos comido se desarrollen en su medio. Casi a la vez Raquel adivina mis pensamientos o tal vez no sean adivinanzas, el caso es que me indica que si me apetece que nos dirijamos a su casa. Ya vamos adormilados, pensando en tendernos en la cama y esperar dormir un sueño placentero pues no hay grandes inquietudes que nos lo impidan. Pero me tenía programado pues ella suponía que estaba pasando lo que ella tenía pensado con antelación. Cuando entramos en la casa puso música de Paco de Lucia en el dormitorio, me invitó a abrir las sabanas de la cama, nos acostamos juntos pero en nuestros párpados se nos veía que sólo deseábamos dormir. Deseándonos buenas noches nos despedimos hasta la mañana siguiente. Nos despertamos casi a la mañana, a la misma vez que las golondrinas con su canto nos estaban insistiendo en despertarnos. Cuando me asomé a la ventana, vi en la casa de enfrente que 30
  • 34. las golondrinas entraban y salían por las persianas de la ventana, estaban haciendo su nido. La casa estaba abandonada, se notaba que hacía muchos años que ellas anidaban allí. Cuando Raquel me vio observando las golondrinas, me explicó que ella tenía conocimiento de la casa desde que vivía en su actual casa y muchas veces cuando quería unirse a la naturaleza se pasaba largos momentos observándolas. Llegaba a extasiarse observando los balcones y los nidos, siempre habían permanecido en el mismo sitio y las golondrinas nunca habían fallado ningún año. Pero cada año vienen menos –dijo-. La mañana era hermosa, con un sol radiante. Yo ya estaba con mi primer cigarrillo echando humo y el humo se veía evolucionar por la habitación jugando con los rayos de sol que se colaban por la ventana. Todo era bello. Me decía Raquel como yo hacia siempre comentarios sobre las golondrinas, ella me iba a regalar un CD-R muy bello sobre ellas, en mi ordenador cuando estuviese en la ciudad podría recordarlas pues según me explicó estaba muy bien, describía muy bien el mundo complejo de 31
  • 35. las golondrinas, las sentiría como si estuviesen ellas dentro de mi piso y las vería volar. Le agradecí el regalo, pero había aún algunas sorpresas más. Yo ya le había preparado el regalo que le traje, lo había dejado en un sitio para que ella se diese cuenta cuando notase algo fuera de lugar. Se lo había puesto en la cocina, pero ella no se había dado cuenta todavía. Empezamos a vestirnos pues había preparado una infusión de manzanilla que desprendía un olor especial. Le pregunté por qué ese olor tan bueno. Ella me dijo que era manzanilla que había comprado a una hortelana del pueblo. Me sorprendió su olor intenso y agradable. Ella dirigió su mirada a la panera y se dio cuenta de que había una talla de unos pájaros casi de verdad, era una talla que había comprado en una tienda un tanto particular, de esas que nadie entra, pero cuando entras te llevas muchas sorpresas agradables y por un momento nos hace pensar que todas las tiendas no son iguales aunque lo parezcan. Estas tiendas redimen del pecado a todas las de su ambiente, sus mercancías son la excepción 32
  • 36. a la regla, trato familiar y el vendedor da la sensación de que lo que desee el cliente lo va ha obtener casi sin importarle el precio. Son tiendas especiales. Si las buscamos las encontraremos aunque haya muy pocas. Esta tienda se dedicaba a vender sólo madera tallada de muchos animales y compré varias que se parecían casi a los animales de verdad, estaban muy perfeccionadas las tallas. En la ciudad no tenemos animales para verlos en realidad, sólo algunos y en zoológicos. Ella, al entrar la tercera vez a la cocina, se percató de que algo extraño había. Los colorines, tres, en un tronco de madera hacía tiempo que la estaban mirando, si no es porque están pegados se diría que estaban esperando el momento de levantar el vuelo. Me dio las gracias por el detalle y me ofreció un beso oloroso y cálido. Cuando voy por las tiendas mi mirada se dirige sobre todo a lo que les podría regalar a mis amigos, que se salga de lo vulgar. Tengo esa costumbre, acumulo los regalos y al regalo le pongo el nombre para quien lo he comprado y cuando lo estimo oportuno en algún cumpleaños y muchas veces sin motivo los voy regalando a mis familiares y amigos. 33
  • 37. La manzanilla todavía invadía con su olor el piso. Pensaba, y así se lo dije a ella, que igual que hay himnos, banderas y demás simbología, si me gustaba tanto la manzanilla sería como un símbolo más para mí. La manzanilla debería de ser bebida de algo importante, y le decía despacio que, por ejemplo, se podía beber en cualquier momento y simbolizar algún organismo que englobase algo universal y humanitario. Ella dijo, no sé si era en broma o de verdad por la forma en que lo dijo, que la manzanilla era bebida oficial de la Declaración Universal de los Derechos Humanos. Ya en serio, me dijo que coincidía plenamente conmigo, pero que seguro que habría muchos a los que no les gustase esa bebida, Yo le dije que también había gente a la que no le gustaba la Declaración de Derechos Humanos. Íbamos llevando la conversación por estos temas, que había diversidad de gustos y que cada uno respete el de los demás. Pensamos en salir a conocer a algunos amigos que ella tenía especial interés en presentarme y que se encontraban en sus casas, pues eran artesanos. Caminábamos por 34
  • 38. una calle empinada y estrecha cuando oímos hablar. Parecía que estaban conversando dos artesanos sobre la televisión. Alcanzamos a oír sólo un chiste que parecía que iba al hilo de la conversación que tenían sobre la televisión. Le decía el uno al otro que la noche anterior había oído un chiste que le había causado mucha risa. Según oímos mientras subíamos lo contaba de la siguiente manera, con la gracia que caracteriza a los cordobeses: esto es un viejo que va al médico para una consulta y llega a la presencia del medico y él medico le pregunta qué es lo que pasaba y el viejo le responde que hacía mucho el amor con su mujer, así como cinco o seis veces al día todos los días, y el viejo se encontraba preocupado, le pregunta al médico si eso es bueno o malo y el médico le responde con esa tranquilidad que tienen todos que según su criterio no era ni bueno ni malo sino que para él que era mentira. Las risas de los dos se oían a distancia. Así, entre risas, nos saludaron, en especial a Raquel pues la estimaban mucho. Mientras trabajaban la alfarería con sus piezas montadas 35
  • 39. en sus tornos, nos comentaban que eso de llegar a la vejez tendría que ser muy duro y le dije que viene como viene el río y el río de la vida que va a dar a la mar, que lo peor -les dije- será llegar a la vejez con una enfermedad grave, eso sí sería preocupante, por lo demás es como una recta inclinada hacia abajo que termina por acabarse. Ella me dijo que era una idea buena pero que a ella no le quitaba su preocupación por este tema. Los alfareros, en plan irónico, nos comentaron algo sobre la sexualidad mientras seguían modelando sus figuras. Nos dijeron que veíamos sus figuras artesanales mayormente en las carreteras, pero que para el valor que tenían estaba el trabajo muy mal pagado, además de no tener mucha demanda, tenían que diversificar muchos sus productos. Pensaban en plan pesimista que este oficio se acabaría por terminar y ellos lo demostraban claramente con este razonamiento: cada vez había menos alfareros. Raquel solo tenía palabras positivas y de animación a esta realidad dura. Ella les contraponía a los argumentos de ellos otros, que mientras hubiese un solo alfarero no se podría decir que el oficio se acabaría. 36
  • 40. Para dejarlos trabajar nos despedimos. Nos regalaron dos porrones para beber agua, lo cual se lo agradecí yo especialmente pues era una pieza que había salido de la tierra manipulado por manos humanas y todo de forma natural. Lo guardare con un recuerdo especial. Bajando por la cuesta, Raquel se sentía con hambre y al torcer la calle había un bar. Por el olor que desprendía el aire se notaba que estaban haciendo buena comida, entramos, había cuatro personas en la barra tomando unas copas. Nosotros hicimos lo propio y pedimos ambos dos cervezas sin alcohol. Cuando al rato nos pusieron un plato de alcachofas rebozadas en huevo y harina, nos parecieron deliciosas. Pero al terminar de comérnoslas me entraron unas ganas tremendas de encender un cigarrillo aunque sabía de antemano que me quitaría el buen sabor de boca que había dejado la cerveza y las alcachofas. Terminada la consumición salimos a la calle. Se me había mezclado el sabor del tabaco con la consumición y me arrepentí de haberlo encendido. 37
  • 41. Fuimos directamente a casa de sus padres pues era hora del almuerzo y sus padres nos estaban esperando. Su padre me ofreció un zumo de frutas mientras Raquel ayudaba a su madre a terminar de preparar la mesa. Empezamos una conversación de política. Su inquietud era cómo mantener España con la estabilidad que aparentemente gozábamos. Él insistía en que no había que retroceder pues ya él había visto bastantes calamidades y hoy veía al país mejor de lo que nunca hubiese imaginado. Él insistía en su inquietud, pero al final llegaba a la conclusión de que todo dependía del pueblo y de los políticos. En ambos creía a pie juntillas, pues según él los dos ya habían demostrado su conciencia plena de que una nación no prospera si el pueblo y los políticos no tienen un proyecto de convivencia compenetrado, aunque temía alguna veleidad de algunos. El terrorismo le inquietaba profundamente. Tenía una idea particular que no había escuchado mucho. Existir, el terrorismo existía, pero para él la importancia venía dada por los medios de comunicación. La verdad es que él no era partidario del terrorismo, pero él simplificaba. Aunque tuviese que ver poco entre sí relacionaba 38
  • 42. los accidentes de tráfico y el consumo de tabaco. A las muertes que producían ambos, cuando había algún accidente en las carreteras o morían también por el tabaco, no se les daba tanta importancia a ningún nivel, sólo eran unos más de la larga lista. Al terrorismo, sin embargo, aunque él no deseaba que nadie muriese en ningún caso, cuando había un atentado los medios de comunicación le daban una importancia y un tiempo de publicidad gratuita, a unos cuantos criminales. Él sostenía que ellos sólo buscaban eso, publicidad, en vez de hacerla con anuncios y trabajando y convenciendo a los demás de sus ideas, lo hacían mediante la violencia. Según él, seguro que ya habrían hecho los cálculos y le salía a la banda armada más rentable hacerlo como lo iban haciendo hace tiempo que convenciendo por la fuerza de la razón. Yo sólo le oía y me hacía reflexionar, pero cuando iba yo a dar mi opinión llegó Raquel. La comida estaba en su punto y servida para comérsela. Cuando llegamos al comedor había un olor exquisito. Yo creía saber lo que era, pero no tuve que preguntar. La madre me decía que la comida era -esperaba que me gustase- garbanzos 39
  • 43. con choto, o sea, para entendernos, una olla de garbanzos y de segundo una ensalada de lechuga, tomate, pepino con atún y de postre un batido de fresas recién cogidas. Cuando ella explicaba todo esto, yo pensaba para mí que seguro que nos pasaría lo mismo que en la comida anterior, ya veríamos. La madre nos explicaba que había estado en el mercado y que en él había casi toda clase de verduras y frutas, pues la primavera ya estaba avanzada y a ella le gustaba sobre todo cuando los hortelanos del pueblo llevaban a vender lo que habían criado. Decía que lo que se criaba en la vega del pueblo tenía un sabor especial. Había un clima de compenetración en el comedor que lo disfrutamos todos. Su madre se veía que conjugaba los alimentos de una manera especial, sabrosos, como si ella, a su manera, también pusiera en lo que hacía muchos años de cocina vieja y a la vez moderna. Como queriendo expresarse con lo que ella más sabía hacer, con un gusto exquisito. Estaba entrando el sopor natural después de una buena comida, cuando Raquel preparó un café muy cargado para salir del amodorramiento 40
  • 44. en que íbamos cayendo. Sólo con el olor que desprendía el café ya parecía que nos despertaba a todos. Conforme nos íbamos despejando salimos a dar una vuelta en coche por los aledaños del pueblo. También fuimos a un pantano, que durante casi todos los inviernos estaba rebosando y por las compuertas de la presa salía agua, que al bajar por el aliviadero hacía una espuma en la que con los rayos de sol se veían multitud de arcos iris. Cuando llegamos a la casa su padre me dijo que tenía algunos papeles emborronados con algunas ideas que se le ocurrían, me dijo que si quería que los leyese. A mí me parecieron muy interesantes. Por eso, con su permiso, los transcribo tal como él me los dio. III Así, amigo lector, te invito a que leas lo que el padre de Raquel opinaba y analizaba sobre diversos asuntos. 41
  • 45. Primer artículo del padre de Raquel
  • 46. VARIAS CANCIONES No, canto por cantar Ni por tener buena voz, Sino porque la guitarra tiene, Sentido y razón Víctor Jara Todas las canciones son pura poesía, con música y otras cualidades que engrandecen a las dos. Hoy oímos en casi todos los medios que las canciones se refieren principalmente al amor y que adornan a éste con muchas palabras y sonidos, que lo tienen como tema central. ¿Cómo se puede crear algo que nos guste, si no es refiriéndonos a lo que nos mueve en la vida, si no es al amor, de uno u otro matiz? 45
  • 47. Creo que en la mayoría de los casos los que hacen estas canciones cantan todos los temas infinitos, unos recreándose en el amor, otros como pretexto para explicar ciertas cosas variadas que van en el tipo de canciones que ya conocemos todos. Pues la música nació para deleitarnos y también para hacer una mezcla con la voz, hoy sin esas melodías no entenderíamos el mundo de nuestros sentimientos. Es tal la variedad musical que diríamos que ya se han inventado todos los estilos y que se ha acabado el repertorio de temas, pero no es así, en cada momento salen en el mundo melodías nuevas. Si pensamos que cada niño al nacer no hay uno que llore igual que otro, al igual las nuevas melodías será cada una diferente, claro a unos les gustaran más algunas, pero por increíble que parezca a algunos les gustaran las canciones que a otros no les gustan. Una canción no necesita muchos coros ni instrumentos, solo se necesita abrir la boca y expresarse. Cuando hablamos 46
  • 48. estamos componiendo canciones que después repetiremos con otros matices, cuando se expresan lo hacen con tal fuerza sentimental que nos trasmiten muchas emociones pero nosotros también somos compositores, en cada momento cuando hablamos. También hay músicas y canciones que van contra el principio del amor, aunque lo nombren, pues claro que las hay, utilizando las armas de la expresividad del amor lo que pretenden es hacer lo contrario. Esperemos que sepamos distinguirlas y las oigamos de una manera crítica, pues mirando por el lado bueno tienen algo positivo, aprovechemos ese lado positivo y veamos el lado negativo de una manera crítica. 47
  • 49. Segundo artículo del padre de Raquel
  • 50. PAZ Y VIOLENCIA Entendemos todos lo que es la paz y la violencia pero, como dicen los médicos cuando vas a una visita, lo primero es que no nos preocupemos y a continuación, para tranquilizarnos, suelen decir que no tenemos casi ninguna posibilidad de padecer una enfermedad grave. De acuerdo, nos dan el tanto por ciento de posibilidades y ese es según ellos el 99´99 % de que no sea ninguna enfermedad grave. Para nuestra enfermedad menos grave, si supone mucho más del tanto por ciento arriba indicado y aunque no sea grave, si nos molesta, al que tenga la enfermedad, sea de una manera crónica o leve, ellos se preocupan en la mayoría de los casos de hacernos la enfermedad más llevadera. Y si no es así, al 0´01% a enterrarlo en un tiempo. 51
  • 51. He puesto el ejemplo de enfermedades y médicos porque se parecen a la paz y la violencia, la paz al medico y la violencia a la enfermedad. Los médicos tienen unos conocimientos que los adquieren mediante una formación rigurosa y la paz tiene pensadores que, aunque hagan referencia a algunos términos violentos, lo hacen para ilustrar mejor sus ideas. Hasta en ese lenguaje tenemos que crear términos que inviten a la paz, intentemos que esas expresiones que hacen referencia a la violencia, cambiarlas por otras más pacíficas. No necesitamos esas expresiones y sí otras sacadas del bagaje teórico y práctico que ya existe sobre la paz. Sería un enfrentamiento real y cotidiano entre la paz y la violencia, que yo creo que sí lo hay. Hay una sola clase de paz, pero muchas clases de violencia. Cuando formemos un conjunto de factores imprescindibles de ideas y hechos que nos haga florecer la paz y veamos resultados de mayor bienestar para todos, les iremos comiendo terreno a las ideas violentas y a 52
  • 52. los hechos porque todos deseamos la paz, hasta los formados por todo lo que conlleva la violencia. Paz y solo paz y en libertad. Pensemos que éste es el camino para que todos tengamos una vida mejor y consigamos la felicidad. Aquí, no paz y felicidad en el otro mundo, como nos prometen muchos, cuando hayamos muerto. No, consigámosla aquí, que es posible. A mí no me cabe ninguna duda de que nos costará esfuerzo, pero si nos lo proponemos lo conseguiremos, aportando todos en cada momento un grano de paz conseguiremos ese mundo personal, emocional, institucional y mundial. Y no es que estemos cantado el Himno a la Alegría repetitivamente y en todos los lugares, sino que se compondrán himnos diferentes y más bellos, que nos hagan disfrutar cada momento de nuestra existencia, que hagan de alguna manera la 53
  • 53. vida lo más placentera posible, en armonía con los demás y con el medio que nos rodea. 54
  • 54. Tercer artículo del padre de Raquel
  • 55. LENGUAJE Y RAPIDEZ Cuando tenemos cualquier tipo de conversación, sea del tipo que sea, utilizamos el lenguaje. Uno recibe las ideas de otro expresadas por medio de palabras, y el otro escucha, también uno se expresa y es escuchado. Básicamente lo que quiero explicar se centra en lo que sigue a continuación. Si pensamos, mediante el lenguaje se desarrolla toda nuestra actividad humana, un hecho que ya tiene sus estudios desarrollados. Mi intención es dar a conocer, desde mi punto de vista de ignorante de estos estudios, lo que he llegado a pensar porque algunas cosas, aunque no son nuevas, pero por mi experiencia creo que aportarán algo a alguna persona. 57
  • 56. Si pensamos inocentemente que unos hablan y otros escuchan y al revés, yo diría que pensamos con la mente muy corta. Como a diario vemos un entramado de intereses de diferentes tipos, pues yo aconsejaría ver que hay diferentes tipos de conversaciones. A mi entender las que menos utilizamos son las didácticas, de entretenimiento y otras diferentes que proporcionan placer en la sensibilidad del que las practica. Pero yo percibo que hay gente que se expresa lentamente y otra de forma muy rápida. Si aceptamos el dicho de que el tiempo es oro, que en casi todos los países y lenguas tiene el mismo sentido, por deducción la persona que sabe de lo que habla y lo dice de una manera persuasiva y rápida consigue lo que quiere. Por ejemplo, si llegamos al supermercado y, es un ejemplo, por estar fatigados mentalmente de ver diferentes productos, con sus precios y su siempre imperdonable publicidad, cuando llega el 58
  • 57. momento de pagar la compra, no pensamos por lo general. Cuando la cajera nos dice el precio de nuestra compra, no pensamos, por lo general, en la cantidad que dice que hay que pagar. Pero si a esa persona, concienzuda en su trabajo, se le ocurre tener una equivocación, a favor o en contra, nosotros la entendemos y al final pagamos lo que esa persona nos dice, nosotros le hacemos caso. Luego vendrán las comprobaciones, si las hacemos. A los políticos les aplico la misma idea, expresada anteriormente, sacada del contexto anterior. Aplicada a la política y resumida por un político importante, venía a decir que cada pueblo tiene los políticos que se merece. Pero es gracias al lenguaje en sus diferentes formas como consiguen nuestros votos. Unos nos convencen por sus ideas, otros nos convencen con otro tipo de ideas diferentes a los anteriores. De lo que se trata, según mi opinión es que meditemos un poco, después de oír, las diferentes 59
  • 58. opiniones y veamos cuál es lo mejor para nosotros y para los demás pues sin los demás no marcha el sistema. Que cada uno en su interior piense que cuando le miramos a los ojos a alguien, o a la televisión, nos ponen en primer plano o en segundo un “circo montado” para distraernos de nuestras cosas. Si queremos distraernos con ellos hagámoslo, pero si por el contrario pensamos de un modo crítico y les descubrimos sus verdaderos intereses, seremos mas autocríticos y nuestra mente nos lo agradecerá al ver cosas que antes no habíamos pensado. Tener por seguro que eso nos hará bien. Fin de los artículos del padre de Raquel 60
  • 59. IV Releí algunos artículos por encima. Me parecieron escritos de una persona que se interesa por los problemas actuales y con inquietudes no muy comunes. Pensé que qué bien que hubiese muchas personas así y vivir compartiendo ideas, sin rebatir ninguna, sino para que estas nos enriquezcan culturalmente. Nadie se puede oponer a una idea, pero si se tiene, es muy importante comprenderla. Muchos lo que hacemos a una idea es oponer lo contrario de ella, también es válida porque por lo menos se ha pensado. Aunque algunas ideas son peligrosas porque crean inquietud en la mente y nos invitan a hacer cosas en nombre de un ideal. Ya ha habido demasiados que han llevado a la humanidad por terrenos peligrosos. Las ideas hechas realidad llevan casi todas un porcentaje de violencia. En algunos casos muy elevados ese tipo de práctica creo que no nos ha beneficiado en nada, creo en la 61
  • 60. importancia de vivir en paz y en armonía por encima de cualquier ideal que conlleve siguiera una milésima de violencia. La libertad no tiene nada que ver con la violencia. El germen de la violencia, además de ser opuesto, va cercenando la libertad y para mí esta es la que debería crecer. Poco a poco ir comiendo terreno a la violencia y que se hagan la libertad dueña de todo el planeta, pero mientras la violencia exista y no se le vaya combatiendo, pero no en su terreno, pues ahí está todo perdido, sino en nombre de la libertad, entonces la libertad se hará la dueña del mundo. Este es un tema casi obsesivo en mí, así le decía al padre de Raquel. Pero es que no deseaba ni ver que se practique la violencia en nombre de nada, si pudiera yo la eliminaría como se elimina una plaga de un árbol para que el árbol dé su fruto. Imaginémonos el mundo, es una comparación, sólo con árboles produciendo sólo frutos comestibles y alimentando a la libertad sin necesidad de pelear por nada. 62
  • 61. Raquel y su madre estaban viendo la televisión pero ellas sabían de lo que su padre y yo estabamos conversando. Raquel nos dejó acabar y cuando observó que habíamos casi acabado, se aproximó a nosotros y nos preguntó si queríamos ir a la procesión que había todos los Jueves Santos por la noche. Acordamos ir todos. Nos preparamos y fuimos a la iglesia. Ya había mucha gente esperando a que salieran los santos para acompañarlos por unas determinadas calles del pueblo. Los tambores estaban tocando ya y esperando que por la puerta fuesen saliendo las figuras de los santos. Los observé a todos y me causo gran impresión la Virgen que, según me dijo Raquel, en el pueblo llamaban la Virgen de los Dolores. El tallista había conseguido que al ver la imagen diese la impresión de una belleza sombreada por la tristeza, de un momento de dolor. La imagen desprendía la fe que guía a la Virgen durante su particular calvario. De todas formas para mí la Semana Santa era con estos acontecimientos un tanto lúgubre y triste pues si Dios es amor, ¿por qué tuvo que pasar por el dolor? Me dirán algunos cristianos 63
  • 62. que fue para dar ejemplo al mundo. Ya sabemos que hay dolor, pero Dios, a mi manera de entender, tenía que haber prescindido del dolor que conlleva el calvario. Esas velas encendidas, esas vestimentas que llevan algunos fieles, a mí me traían impresiones de oscuridad, de tristeza y la sensación de que algo no cuadraba en la religión católica. De todas formas eran costumbres que en cada lugar tenían de sus propias manifestaciones de fe. Terminamos la procesión a altas horas de la noche. Sus padres se fueron a descansar y nosotros también. Yo le comentaba que qué nos depararía el siguiente amanecer y me dijo tener algunas cosas más que mostrarme, que ella estaba segura de que me gustarían. Nos acostamos hablando sobre ello, nos fuimos durmiendo abrazados el uno con el otro. Cuando desperté, Raquel ya estaba preparando el desayuno. Yo no había pasado una buena noche, tal vez por la actividad que habíamos tenido. Llena de emociones mi mente, aunque mi cuerpo estaba cansado, no pude dormir bien. Las emociones me habían entrado con profundidad y yo sentía una inquietud 64
  • 63. mental que esperaba que a lo largo de la jornada se me fuese pasando. Raquel al verme se percata de mi estado de ánimo, por lo que se sintió un poco culpable. Se le notaba pero yo le dije que fue cosa mía pues cuando encuentro razonamientos un poco profundos mi mente se dispara pensando en ellos y razonando los míos propios. Parecía como si Raquel lo tuviese preparado todo de antemano, así me preguntó si me apetecía ir a bañarnos a una piscina que ya los romanos tenían para su relajación y curación de algunas enfermedades. Sabía que no me negaría pues el agua me gustaba. Así que cogimos el coche y anduvimos dos horas. Íbamos despacio, como si ella quisiera que los paisajes no se me olvidaran nunca. Llegamos a los baños termales y enseguida estabamos los dos en el agua, que estaba templada. Allí en la piscina estuve como una hora, gozaba con el agua caliente y jugando con ella. En la piscina sólo había un matrimonio de alemanes, con los cuales, después del saludo, no hablamos más con ellos, ellos tampoco parecían tener muchas ganas de hablar. 65
  • 64. Era un sitio precioso y acogedor, tranquilo por demás. Me contó Raquel que el balneario ya había sufrido varias reformas y que ella, sobre todo en los momentos que tiene libres en el invierno, venía mucho a bañarse. Le relajaba el agua y sentía como si estuviese alejada del mundo, en otro mundo, Y así pasaba las semanas y los meses y los años. Yo le decía que por el estilo de vida que llevaba no envejecería nunca y que su belleza sería como los arboles de hoja perenne, no caerían nunca sus hojas. Transformarse se transformaría con los años, pero nunca perdería esa belleza y esa inteligencia que tenía. Eso lo veía cualquiera porque era de esas mujeres especiales que nunca pierden nada de lo bueno que tienen, sino que con el tiempo va aumentando. Parecía ya como si hubiese un convenio no escrito de comer con los padres de Raquel, sobre todo a mediodía, al almuerzo. Yo le tenía pánico por la cantidad de comida, así que me excusé con ellos pues no estaba acostumbrado a comer tanto y tan bueno. Pero es que no podía con todo lo que me servía la madre de Raquel, por eso le indiqué que me pusiesen un poco menos de 66
  • 65. comida pues si no la dejaría en el plato, cosa que no me gustaba pues para mí tenía una regla no escrita y es que siempre tenía la costumbre de terminar toda la comida cuando me servían, no me gustaba picar y dejar la comida para la basura. Dosificaba hasta el pan, cogía el que me iba a comer de tal manera que cuando acababa la ultima cucharada sólo me quedaba el último trozo de pan que acompañaba a la última cucharada. De esta costumbre de toda la vida no me he propuesto sacar explicación aunque seguramente la tendrá. Terminamos la comida y le dije a Raquel que tenía ganas de echar la siesta, pues no me gustaba dormirme en el sofá. Ella ya lo sabía y me acompañó hasta una de las habitaciones que, según me decía, era donde dormía ella cuando se quedaba en casa de su padre. Descansé un poco porque aunque no estuviese trabajando, también cuando uno se divierte o se distrae contemplando algo bello, llega el momento en que se siente cansado. No acostumbro a utilizar estimulantes, sólo el tabaco si se puede llamar estimulante, pues por lo que yo sé todos coinciden en una cosa y es que va comiéndose la vida del fumador, pero 67
  • 66. estimularme con alcohol u otras sustancias no me gusta y aunque sea egoísta tampoco me gusta que lo hagan, pero respeto la opinión de cada uno. Mi opinión sí es egoísta con el alcohol, llegando a la obsesión razonada, bandera que enarbolo en contra cada vez que se trata sobre el tema. Descansé como unas dos horas. Ya me encontraba en plena forma. Me despejé con agua fría y Raquel ya estaba esperando para irnos un rato a la discoteca. He estado en muchas porque la vida de la juventud en su inmensa mayoría cuando van a divertirse se pasa en estas discotecas o los bares. Le iba diciendo a Raquel, mientras íbamos camino de la discoteca, que sólo me gustaba cierto tipo de música y que la mayoría de las personas que van a estos sitios, casi siempre con ambiente psicodélico y con ruido más que con música, la mayoría de las veces van ha tomar licor y hablar. Hablan, pero ¿se entienden entre ellos?, es una pregunta que me hago cada vez que veo estos clientes. Yo creo que tienen que tener un oído muy especial para tener una conversación. 68
  • 67. Casualmente se oía al entrar una canción que me gustaba, oía... “eres la bruja de Blancanieves que de su manzana probar no debes...”. Raquel sabía a dónde me llevaba, la entrada no podía ser mejor, oír a un autor que me gusta -le dije- con oír dos o tres canciones bonitas me conformaría, y así fue. Bailamos con ellas, moviéndonos y bailando casi en la oscuridad hasta unir nuestros labios. Nos despejamos del hechizo en que nos encontrábamos y nos tomamos unas tónicas con hielo y limón. Cada trago que bajaba por la garganta producía un bienestar muy grande, esto venía por la sugestión de la música y el calor sensual que emanaba de Raquel. Estábamos en uno de esos momentos en que ambos no queríamos que se acabase nunca. Duró poco pues varias amigas de Raquel se acercaron a nosotros. Ella nos presenta, fue un saludo corto pues ellas se iban a sus casas y nosotros también decidimos lo mismo. Sabía Raquel que mi tiempo con ella se estaba acabando pues tenía que volver. Las vacaciones se me estaban haciendo cortas por lo gozosas que eran pero yo tenía que cumplir otros compromisos que requerían mi atención y mi 69
  • 68. presencia. Ella lo sabía y sentía cierta pena, palpable por demás, cada vez más cuando se aproximaba mi alejamiento de ella. Aunque sabíamos que nuestras mentes las ocupábamos pesando el uno en el otro, aunque estuviésemos haciendo otras cosas. A mí me asaltaba el pensamiento de cuándo estaríamos juntos otra vez, pues le tenía un muy especial sitio en mi corazón. A ella le pasaba igual. Compartíamos la seguridad de que mientras viviésemos estaríamos en armonía de una u otra manera, de que lo nuestro no se perdería y teníamos la certeza absoluta de que duraría mientras no faltásemos definitivamente algunos de los dos. Así contado parece una novela de amor, pero es que cada vez que nos mirábamos sabíamos que en cierta manera era eso, pero hecho realidad, no me creáis si no queréis, aunque lo que cuento es así. V Viajando por las carreteras de Jaén y contemplando el bello campo que se abre por todos los sitios con una jungla de olivos, pensaba 70
  • 69. que era inmenso el paisaje y con una belleza esplendorosa. No comprendo cómo a Jaén en todos los medios de comunicación le asignan, según dicen los baremos de las estadísticas, ser una de las provincias de España más pobre. Yo pensé que esos baremos no estaban bien situados en su contexto pues la pobreza no se puede medir por los coches ni incluso por la renta familiar, pues, por poner un ejemplo, tener ese aceite de oliva en todos los hogares para su consumo en el desayuno, en el almuerzo y en la cena, ese zumo de aceituna disponible en las mesas de todo el mundo es un lujo especial por sus cualidades alimenticias. Me pregunto yo ¿dónde está la riqueza? Estos paisajes me hacían pensar en esto. Me había despedido de Raquel. Sabía que nos veríamos pronto. Sus padres en la despedida tampoco se quedaron tranquilos pues a ellos mi viaje les inquietaba porque sabían que yo era un gran amante de la velocidad. Se quedaron preocupados. Con todos estos pensamientos en la cabeza pero principalmente concentrado en la 71
  • 70. conducción, me iba aproximando a un pueblo de la sierra de Jaén. Pasé por un puerto de montaña en el que las curvas se multiplicaban una detrás de otra. A los lados de la carretera sólo se veían pinos y desfiladeros, de una belleza algo dislocada pero en su conjunto y sobre todo la armonía se respiraba por todos los sitios. Cuando llegué al pueblo, entrando por él, cuando ya estaba oscureciendo vi una imagen de película. Me detengo en un semáforo y cuando dirijo la mirada veo a un niño pequeño y a su hermano que sacaba la moto de la cochera, el hermano que arranca la moto la acelera al máximo y, con los últimos rayos del atardecer, veo la imagen del niño impregnada del humo que había dejado la moto al salir, acelerada una y otra vez. Si no hubiese sido por donde me encontraba, esta imagen tal vez se asemejase a la de las guerras, le faltaba la violencia pero -decía yo para mí- no habrá violencia en la escena, pero ver esa imagen de humo producida por un niño y su hermano respirando esa atmósfera... Tal vez fuese la impresión del atardecer con los rayos solares cruzando a la vez con el humo y la sombra lo que me impresionó tanto. 72
  • 71. Acostumbrado a ver estos paisajes en la ciudad, me sorprendía verlos también en estos sitios, esa imagen repugnante del niño envuelto en el humo de la moto. En fin se encendió la luz verde e impresionado me dirigí a la casa de mi amigo Jorge. Por el móvil ya nos habíamos puesto en contacto por teléfono y como él ya sabía de mi puntualidad, me estaba esperando en el parque. Nos saludamos y me prometió que lo pasaría muy bien aunque me quedaban pocas jornadas para terminar las vacaciones. Me dijo que serían pocos días los que estaríamos en compañía, aunque la intensidad sería casi de infarto. Pero yo me dije para mí que la intensidad que me ofrecía no iba por el camino que a mí me interesaba. Vi a Jorge algo cambiado, ya comprobaría si estaba en lo cierto. Me invitó a un bar a tomar un aperitivo, tomándolo, se acercó un amigo de Jorge y con un breve saludo pasó directamente a lo que venía dispuesto a hacer. Encendió un cigarrillo de marihuana, del cual nos ofreció. Yo lo rechacé de una manera tajante, pero vi en la cara de Jorge un cierto ánimo predispuesto a cogerlo. Creo que no lo cogió por mí. 73
  • 72. Yo respeto a todos, aunque tengo algunos tal vez dogmas como que las drogas no me van, ni blandas ni duras. Estaba totalmente en contra de ellas, tenía pleno conocimiento de que el alcohol y el tabaco también lo eran pero a las otras drogas, les tenía un razonamiento visceral. Nos fuimos rápidamente del bar. El amigo de Jorge se quedó. La primera impresión se me confirmo. El tiempo que estuviese con Jorge vería alguna que otra cosa desagradable. El sabía, y a mí me constaba, que su intención era que lo pasara bien. Nos dirigimos a la casa de Jorge, encerré el coche en su cochera. La casa era vieja pero él la había reformado a su gusto, muy bonita. La casa estaba pintada toda de blanco, él decía que así mantenía la tradición típica de buena parte de Andalucía, pues tenía la opinión de que hoy mucha gente, al tener poder económico, hacía casas como si fuesen de una belleza parecida a la de los cuentos de hadas y con materiales actuales que se adaptaban a los caprichos de cada uno. Opinábamos que cada uno hiciese lo que viese mejor, pero él intentaba mantener ciertas costumbres de tradición antigua. 74
  • 73. Jorge opinaba que lo que hicieron los antiguos en la construcción era mejor que lo moderno, pues venía avalado por la experiencia acumulada en estas construcciones a lo largo de siglos. Las que se hacen hoy en día en España no tenían garantías avaladas por la experiencia y el tiempo. Claro que, como él decía, hay construcciones y construcciones. Los más poderosos siempre han tenido viviendas majestuosas y muy confortables que han perdurado a lo largo de los siglos, pero las viviendas de los menos poderosos se han enterrado por el paso del tiempo y de la erosión. Ideas un tanto particulares las de este Jorge que no cambia. Mientras subimos las escaleras me iba explicando todo sobre su casa, se veía que todo lo había remodelado con mucho cariño, cada cosa tenía su sentido práctico y sobre todo antiguo pero el había aprovechado los elementos antiguos y lo mejor de lo moderno. Tenía una casa confortable. Él entró a la cocina para preparar unos bocadillos de jamón para la cena. Al terminar de comer nos dirigimos cada uno a nuestro dormitorio. Eran muy confortables, aunque me di cuenta de ello por la mañana, al 75
  • 74. despertar, pues cuando me acosté iba medio dormido y no me di cuenta de nada. Me levanté con ánimo, como lo hubiese tenido un rey. Jorge, que también se alimentaba con alimentos naturales, del pueblo, estaba ya preparando el desayuno. Se olía en el ambiente un aroma fresco y a leche, pero aguzando el olfato le sacaba a la leche un olor especial, como a haber sido ordeñada recientemente, aún se notaba la frescura en el olor de hervirla que dejaba por toda la cocina. Me explicó que estaba cociendo leche de cabra, pues, suponiendo que tuviese algún germen perjudicial, al cocerla durante un tiempo prudencial éste moría. El vaho de cocer la leche era lo que impregnaba toda la casa. Le dije que había olido ese olor en alguna ocasión, pero que no me había enterado cual era su origen. Desayunamos un buen tazón de leche con unos roscos que le hacían en la panadería que había en la misma calle. Llenamos ambos el estómago algo más que bien mientras Jorge me iba exponiendo los productos que tenía en casa para que conociese lo máximo del pueblo. Parecía un publicitario que quisiera venderme algo. Yo sabía que lo hacía porque a mí me 76
  • 75. gustaba conocer lo máximo posible de los lugares donde estoy. Jorge llevaba atuendo deportivo, por lo cual me aconseja que me pusiese chandal y zapatillas pues tenía pensado que fuésemos a pasear por el monte. Así que le hice caso pues yo, cuando estoy con los demás y son de confianza, no tengo iniciativas, me dejo llevar porque sé que quieren lo mejor para mí. El paseo por el monte fue encantador, unos pinos de diez metros y maleza de romero por todos lados. El perfume que más se hacía sentir era el de romero. Miraba al cielo y no se veía, pues los pinos estaban muy juntos con troncos gruesos y otros más jóvenes. Por entre unas piedras en pendiente bajaba un arroyo con mucha agua en esta época del año. Me advirtió Jorge que no todos los años el agua baja por estos arroyos, pues los años que llueve poco permanecen secos. Por el suelo había piñas, unas más grandes que otras y también hojas de los pinos que hacían que al pisar sobre ellas crujiesen bajo nuestros pies como si fuese una alfombra. Pensé que si a este lugar viniese yo solo me perdería, por eso 77
  • 76. iba al lado de Jorge paseando. Se me venía a la mente que el sitio era, por los paisajes, ideal para que los enamorados estuviesen en un ambiente perfecto, o para las personas que quisieran estar unidas a la naturaleza, casi enterradas en ella. Se sentían multitud de sensaciones casi imposibles de describir. El que lea y sienta parte de lo que yo sentí recordará algún sitio parecido. Jorge me dijo, mientras caminábamos por una empinada cuesta sin dejar de hablar, que subiríamos sin parar casi a unos mil quinientos metros de altitud sobre el nivel del mar. En su mochila llevaba suficiente agua y comida. El agua es imprescindible cuando se hace mucho ejercicio físico, pues hay que reponer las sales que lleva el agua para no deshidratarnos. También llevaba caramelos de vitaminas porque por el esfuerzo los músculos gastan rápidamente la energía y él no conocía mejor sistema que chupar un caramelo cuando la energía descendía, “los músculos recobran rápidamente la glucosa que necesitan y el cansancio se notaría menos” -me dijo-, aunque sí me advirtió que las agujetas no nos las quitaría nadie, ni aún a él pues llevaba mucho tiempo sin hacer ejercicio físico. 78
  • 77. En fin, entre pinos y alguna encina achaparrada íbamos haciendo eses para subir el pico más alto de aquella zona. Jorge me aseguraba que hoy veríamos un paisaje limpio, pues no había bruma ni niebla en la cima, así que desde la altura veríamos todo lo cercano que había y todo lo lejano, pues él me lo indicaría con los prismáticos. Veríamos Sierra Nevada y el mar Mediterráneo, pues la altura a la que nos encontrábamos nos permitía ver todo el paisaje que rodeaba a la cima, si queríamos ver algo con más nitidez los prismáticos nos lo acercarían. Él me iba diciendo que estos últimos años había nevado y llovido mucho. Unas de las cosas que más me costaba entender era que en la sierra todo el año había cosas útiles para llevarse a la boca, como setas, níscalos, cagarrias, trufas, etc. Sobre las trufas me comentó que se pagaban muy caras, que había gente especialista en cogerlas y que todos los años venía gente a comprarlas, según decía él, para las más altas instancias del poder, pues se comentaba que cuando estos personajes recibían a gente importante este plato era el más común de los que degustaban como un plato exquisito. 79
  • 78. Jorge no paraba de hablar, yo iba cansado esperando bajar para desahogarse y él hablando y caminando, suponía iría cansado. Al fin llegamos a lo más alto, llegamos a la meseta que coronaba la montaña. Más arriba no había nada más que cielo, sin vegetación, sólo hierva verde. Se sentía uno como un águila, ahora miraba para un lado, ahora para otro y siempre viendo más cielo que tierra. Sentamos nuestros cuerpos encima de unas piedras y nos comimos la merienda, además de un batido especial que había hecho Jorge. Se dominaba con la vista todo el entorno, enriquecedor y precioso, que él conocía bien, yo solo disfrutaba de la estética. Estas imágenes seguro que no las olvidaría nunca. Bajamos ya de vuelta muy cansados. Mientras desandábamos el camino, mi mente y mi cuerpo se encontraban cansados pues había visto tanta belleza que me había dejado llevar de ella. Mi cabeza no paraba de pensar en un pensamiento detrás de otro hasta llegar casi al cansancio. Estaba deseando llegar a casa de Jorge para descansar profundamente y a él, aunque estaba acostumbrado, también se le veía cansado y con ganas de llegar en busca de descanso merecido. 80
  • 79. Ya oscureciendo llegamos a la casa, cenamos un poco y con el bocado en la boca me fui a la cama, fue echarme y casi al instante estaba dormido, me dormí pensando qué haríamos mañana. Por la mañana amanecí como si me hubiesen dado una paliza. Me tomé un calmante contra el dolor mientras desayunaba aunque tenía pocas ganas de comer. Jorge tenía el frigorífico repleto de comida muy variada así que comí sin ganas pero gran cantidad, sobre todo fruta que por las vitaminas me harían recuperarme pronto. Por un momento se me ocurrió coger el coche e irme a mi ciudad y abandonar todo lo que esperaba, pero el pensamiento negativo lo cambie por positivo y dije para mí que lo que necesitaba era aminorar el ritmo de Jorge durante un tiempo y si durante un tiempo prudencial me sentía mal volverme para relajarme. Jorge llegaría de trabajar a las tres de la tarde. Durante la mañana estuve preparando una ensalada de tomates, lechuga, pepino, un poco de sal y aceite de oliva, y una tortilla de atún. Llegó Jorge a las tres y cuarto. Vino en unas condiciones envidiables para mí. Él se dio cuenta 81
  • 80. casi al instante de mi estado. Mientras comíamos, él, con su modo de hablar siempre hablando poco pero importante, me fue haciendo ver con palabras muy comprensivas que todo era normal. Oyéndole el ánimo me iba subiendo pues él me hablaba de otras experiencias igual a la mía que ya había tenido él mismo y otras personas que él había tratado. Estuvimos viendo la televisión. Después de comer yo caí en el sofá en un profundo sueño que me reparó mentalmente y un poco físicamente. De todas formas Jorge ya había preparado el resto de mi estancia para que, además de ralentizar todos los acontecimientos que él tenía preparados, los disfrutase de una forma más serena. Cuando desperté él estaba viendo un documental. Me explicó de manera breve que trataba sobre la flora y la fauna de la zona en la cual él vivía y que conocía tan bien. El documental era antiguo aunque conservaba una actualidad que sólo tienen las cosas bien hechas. Me recomendó que me duchase para sentirme mejor, así que lo hice ya casi oscureciendo. Casi repuestos los dos, me indicó 82
  • 81. que si quería ver una exposición de pintura que se exponía en un local cercano a su casa. Yo le dije que me gustaría, así que allí nos dirigimos. La exposición era de un artista local, paisajes de ríos, pinturas de animales y frutas. Todo lo que es cultura es importante, en mi opinión, coger algo y transformarlo en otra cosa y que el intento sea bello, por lo menos para mí, merece un reconocimiento especial. Intuyo que cada persona tiene algo de artista, lo que pasa es que unos lo desarrollan más que otros, no es necesario ser genio para hacer expresiones culturales, el arte es lo cotidiano, el vestir, el hablar, algunos pueden y quieren llevarlo a otras bellas artes, bienvenidos sean. Lo que no es arte, aunque algunos pretendan decir lo contrario, es lo que va contra la esencia del ser humano, eso no es arte. Entre algunos comentarios sobre la exposición de pintura, nos encontramos cenando. Se notaba que Jorge había ralentizado todo su ser para que yo, un desconocido en estas tierras, pudiera disfrutar placenteramente de todo. Como el descanso lo cura todo, me fui a la cama. Jorge se había quedado haciendo algunos trabajos. 83
  • 82. A la siguiente jornada, yo ya estaba recuperado y con buen ánimo, había recuperado la ilusion que tenía cuando empecé las vacaciones pero cada vez me quedaba menos tiempo. Jorge cumplía con su trabajo con una ilusión desconocida para mí por lo que era querido en el pueblo, se conocía a todos los habitantes pues había nacido en él, el trabajo a que se dedicaba -era gestor administrativo- le permitía solucionar cualquier problema burocrático que se le presentara a cualquier paisano suyo, se enfadaba muy a menudo pues se encontraba con muros infranqueables, como las estrecheces de cerebro que había en algunos puestos ocupados por funcionarios, no es que hiciesen las cosas mal, pues se pueden corregir, pero eran como dioses, medrando alrededor del gobernante de turno, Jorge decía que disfrutaban cuando el alcalde de turno les lanzaba algún caramelo en forma de halagos, como al perro que le hechas un hueso y se tira un mes con el lamido asegurado, el pueblo sabía lo que hacían unos y otros. Jorge conocía bien ese mundo y lo llegaba casi a odiar, pero veía a humildes personas del 84
  • 83. pueblo discriminadas, casi la mayoría de las veces con alguna mala intención y eso lo ponía fuera de sí. Él había intentado, por decirlo de alguna manera, que cuando algún paisano tenía algún problema de documentos con el ayuntamiento actuaran de una manera razonable y no arbitraria como sucedía la mayoría de las veces por parte del ayuntamiento, aprovechando muchas veces la ignorancia de sus paisanos. Luchaba una y otra vez y siempre se daba con esa pared, el venía intentando de una u otra manera hacerlos entrar en razón por la vía del razonamiento, persuadiendo de mil formas, pero esas personas no cedían, eran como las maquinas de refrescos, autómatas, sin iniciativa y lo que menos les importaba era su trabajo y mucho menos el pueblo que era el que les pagaba. Se habían creado muchas enemistades pero esas enemistades estaban justificadas, cada una por asuntos que en vez de hacerlos de la manera normal los resolvían mal. Los funcionarios no salían perjudicados, pues tenían un cerco de defensa que no les permitía ver cuándo una cosa estaba mal hecha, por la razón que fuese, reconocerla. Reconocer el error -decía Jorge- parecía para ellos casi una pena de muerte. 85
  • 84. Jorge decía que el pueblo era un pequeño infierno grande, y él lo vivía así, pero por encima de todo tenía esperanzas de que con el paso del tiempo cambiaran por las críticas bien fundadas. Pero claro, eran cuestiones personales y de formas del carácter. Él casi siempre se sentía con ánimo para ayudar sobre todo al más débil, pues el fuerte siempre, y más con una formación muy buena en su campo, tenía las puertas abiertas en todos los sitios. Cuando Jorge hacía algo, se encontraba con todo tipo de comprensión y a todo el mundo predispuesto para hacer lo que estas personas querían. Era rara la persona que no había tenido algún tropiezo con estos funcionarios, no se les quería, ellos casi le pedían a Dios que cambiasen pues había cuestiones pequeñas que no merecía ir a los tribunales, con todo lo que lleva esto consigo, por la cantidad pequeña de dinero que esto representaba, pero se sentían indignados y estafados, la cantidad era pequeña pero los sentimientos de animadversión eran muy grandes, tan grandes que muchas personas, cuanto más hablaban más se encendía la hoguera de la indignación. 86
  • 85. Este factor no era beneficioso para el pueblo, pues casi todos se verían en una guerra pero sin armas reales, sino las armas de la importancia y del menosprecio. Jorge era el único que comprendía la situación, no veía solución razonable y lo que aconsejaba mi experiencia era que ya que no hacían más daño, pudiendo hacerlo, se conformase con el mal menor. La verdad es que todo el bagaje de saber, de confianza, de hacer las cosas bien hechas y darlo todo por el pueblo se palpaba todavía y por largos años, pero él sabía que en algún momento esto se podía derrumbar. Por eso tenía muchos amigos que le confesaban sus problemas y todos le daban ideas para poder sortear los diversos asuntos que le planteaban. Él quería al pueblo, pero sabía que otros sólo lo querían para, medrando de una u otra manera coger el dinero e ir a derrocharlo fuera del pueblo y no crear vida social. Vivían como en un clan- Sí, ahora que lo pienso, la palabra que resume estos modos de trabajar, de vivir y de comportarse es el de un clan, perfectamente estructurado. 87
  • 86. La esperanza que tenía Jorge era que en algunos pueblos no pasaran este tipo de cosas. Pensaba que llegaría el momento en que, por cosas diversas, la ley de las compensaciones cambiase. Su gran ilusión era cuándo llegará ese momento, que él veía lejano, tal vez demasiado lejano. Yo reflexionaba sobre todo esto cuando Jorge vino del trabajo y me hizo caer en la cuenta de que por la tarde visitaríamos un pueblo cercano, donde nos estaba esperando María. VI Decidimos acercarnos al pueblo cercano donde vivía María. Yo no la conocía, sólo de oídas. Me decía Jorge que era muy bella y con una forma de ser fuera de lo común. Mientras él conducía mi vista se fijaba en el paisaje plagado de olivos y en algunos sitios de pinos. Atravesamos un pantano inmenso, con una carretera con muchas subidas y bajadas muy irregulares. Dirigía mi mirada desde unas cimas e imaginaba lo que ya desde arriba se percibía y 88
  • 87. cuando bajábamos aún era más bello el paisaje de lo que imaginaba, gran cantidad de pinos y otras veces de olivos que hacían mil geométricas formas. Acostumbrado a ver casi siempre llanos pelados, este paisaje me impresionaba. Se me ocurrió un pensamiento cuando oímos de tal sitio que tiene X kilómetros cuadrados sin una montaña, con sus mil cañadas de pendientes, de subidas y bajadas. ¿Contarían los kilómetros en llano o por el contrario medirían el terreno con sus inclinaciones hacia arriba o hacia abajo? Nunca he encontrado respuesta, no se cómo contarían los kilómetros cuando la tierra se introduce en el cielo. Jorge iba oyendo música. Le gustaban mucho las cuatro estaciones de Vivaldi, de modo que siempre que cogía el coche era la música que escuchaba. Me comentaba que cada vez le gustaba mas, pero yo le dije que por las veces que la había puesto mientras estuve con él, me parecía un poco obsesivo su forma de oírla, pero él me dijo que cuando la belleza se acumula en poco espacio y uno quiere disfrutarla, siempre añadía alguna sensación nueva a la anteriores y 89
  • 88. que para él era una música sin fin, cada vez le gustaba más, me decía que esta costumbre la tenía con algunos tipos de música. Bajábamos por una cuesta, al fondo entre dos laderas un puente, a la derecha del puente un riachuelo, por la parte derecha del puente laderas y cañadas y a la izquierda, como dejando pasar el puente, dos peñascos grandísimos. Desde el puente mirando hacia arriba no se veía el cielo. Tampoco el agua de este río se veía desde el camino aunque Jorge me dijo esa agua servía para regar toda la tierra que estaba a los pies del puente, Más abajo había una presa que acumulaba todo el agua del invierno y de la primavera para el regadío de las huertas que aprovechaban esta agua en el verano. Imaginaba a los antiguos creadores de este tipo de regadíos, innovadores en su tiempo. Como si adivinase mi pensamiento, Jorge me dijo que todavía en muchos sitios se riega como hace mil años. Como no tenía ganas de seguir pensando en este tema, empezamos a hablar de María. 90
  • 89. Jorge me dijo que era una persona extraordinaria, humana y simple como ella solo podía ser. Se dedicaba al campo en las faenas agrícolas que habían hecho sus padres y de los cuales ella aprendió desde muy pequeña pues sus padres eran ya muy mayores, con métodos naturales y muy antiguos. Contaba Jorge que con las ovejas que tenía estercolaba toda su tierra y que no quería echar abono a la tierra, como la mayoría de los agricultores, por lo que le rendían menos y ella tenía más trabajo, pero mientras ella pudiera seguiría así, en vez de utilizar abonos químicos. Jorge me dijo que tenía un huerto donde cultivaba todo lo que podía para venderlo. Si no lo vendía, dejaba lo que sobraba como simiente para así el año siguiente tener la semilla y sembrar de nuevo. Pensé yo que con un trabajo tan duro la sensibilidad y la belleza sería mas un cuento que otra cosa, pero llegamos ya a la casa de María, María no esperó a que llamásemos, salió a recibirnos pues ya nos había visto llegar. Llevaba una falda larga que le llegaba a los tobillos. La movía con una gracia especial y la belleza de su cuerpo y su cara desprendía como un resplandor, 91
  • 90. tal la vi yo. Nos saludamos. Jorge me la presentó aunque ya nos conocíamos de comentarios de nuestros amigos. Nos sentamos en el porche de su casa y con un calor propio de amigos viejos empezamos a hablar. Ella nos dijo que tenía un zumo de calabaza preparado y lo sirvió. Nunca había probado algo tan rico, con un sabor tan especial. Le pregunté a María cuál era su secreto y ella me lo dio. Como el artista que escoge los materiales y los modela según su gusto personal, ella lo hacia así todo, sembraba comida para su casa con el máximo cariño y luego la modelaba en la cocina según sus padres le habían enseñado. Creamos los tres una conversación amena y calurosa. En un momento María me explicó que sus padres eran mayores y ella estaba al cuidado de ellos, les administraba la comida, los medicamentos y se encargaba del aseo personal los dos pues ellos no podían valerse por sí mismos. Todos sus hermanos trabajan fuera del pueblo y ella se realizaba con las tareas del campo y el cuidado de sus padres. Sus hermanos tampoco se despreocupaban ni de ella ni de sus padres, cada vez que podían 92
  • 91. iban a visitarlos, siempre ayudaban en lo que más hacía falta, pues ellos sabían y querían colaborar en el mantenimiento de la casa, de forma física y cuando hacía falta también económicamente. Entramos en la casa cuidada con un gusto especial, se notaba que María había puesto su toque especial. Jorge se acordó de que había un partido de fútbol en la televisión, enseguida la encendió, mientras María me hacía ver y también comprender el mundo en que vivía, pues yo, que era de ciudad extrañaba muchas cosas. Así hablamos y hablamos, hasta que me fijé en un trozo de madera que había en la pared. Llevaba pensando qué sería eso hacía tiempo, pero mi cabeza no daba para adivinar qué sería, así que se lo pregunté y ella me dijo que era una cuchara de palo grande para mover la comida cuando se hacia en la lumbre. Jorge se fue al terminar el partido de fútbol con un buen sabor por el juego que había realizado su equipo. Dependiendo del resultado de su equipo, a unos y a otros les entra un estado de ánimo diferente, ¡qué duda cabe que eso influye aunque sea mínimamente en la persona 93
  • 92. de uno!, porque la mayoría de las veces olvidamos que es un juego y que como tal juego tiene alegrías para unos y tristezas para otros. Siempre ha sido así por todo, tenemos que tener motivaciones de superioridad de unos sobre otros para poder autoafirmarnos sobre los demás. Habrá muchas normas de comportamiento y razonamiento para conformar a los que pierden y a los que ganan, aunque claro que ganando se siente uno mejor, pero claro siempre no es así, ni siempre se pierde ni siempre se gana. María ya había quedado en que pasase la noche en su casa y al irse Jorge cenamos y dimos de comer a sus padres, los acomodamos para que pasasen la noche bien, nos fuimos al lado de la lumbre y allí yo admiraba la belleza de María, adornada por los ramos de flores que hacía la llama de la lumbre al reflejarse en el cuerpo de María. María parecía, con su pelo negro medianamente largo, su piel morena, tostada por el sol y su esbelta figura, una flor bellísima, adornada por colores rojos y sombreados, también negros. Todos los colores, en constante movimiento, le daban una belleza de mujer 94
  • 93. superior y además el resplandor de la lumbre parecía que quería recitarle poesías unas de tras de otra, hasta él ultimo rescoldo de ascuas que iban muriendo y yo qué sé si la materia tenía sentimientos o no, pues las pinceladas que nos daba la madera al arder no eran caprichosas, tenían su sentido, sobre todo cuando noté que a María le hacían unos caprichos especiales las sombras. Cuando, hablando de estas cosas, la lumbre iba durmiéndose mansamente, decidimos no echarle más leña hasta que la despertase a la jornada siguiente. Entre María y yo sé estaba creando un clima de sensualidad que seguramente culminaría en el sexo, en los dos iba creciendo a la par que las ascuas se apagaban, así María me invitó a su cuarto. Le ayudé a quitarse la ropa lentamente para sentir todo lo impensable, ella me tocaba los hombros, sabíamos que nuestra atracción era mutua y queríamos los dos agotarnos deleitándonos con nuestros efluvios. Yo relato a mi manera los sentimientos que eran ciertos, pero 95
  • 94. creo que mi torpe pluma no refleja fielmente lo que nos ocurría. Esa noche fue inolvidable para los dos, en la cama no parábamos de tocarnos tiernamente con dulzura y amor, ya podéis imaginar lo que a mi torpe escritura le falta, sentimos amor y cariño, cariño y amor y así durante un buen tiempo hasta que, como la lumbre, todo nuestro amor se hizo cenizas y así quedamos en la cama, el sueño nos vino a los dos casi a la vez. Ya habíamos quedado que por la mañana me llevaría a conocer los lugares que a ella le gustaban, pero, mientras el sueño iba reparando nuestro ser, nuestros cuerpos desnudos no paraban de recitar poesía. Nosotros no nos enterábamos pero era así, pues ya lo dije anteriormente: la materia también tiene sentimientos y si se le añade amor la mezcla es muy grata. Por la mañana llegó Jorge cuando estabamos desayunando. Él también comió y, mientras hacíamos planes para pasar el día, sonó mi móvil. Rápidamente lo cogí, al habla tenía al encargado de mi empresa, me venia a decir que 96
  • 95. al día siguiente me esperaba en el trabajo pues era indispensable mi presencia. Mi mente rápidamente pensó que los días de vacaciones que me quedaban se habían acabado. VII Subiendo por la autovía en la zona de La Mancha, mi mente ya estaba haciendo nuevos proyectos para acudir en las vacaciones próximas a reanudar mis experiencias junto a mis amigos, así se lo dije al despedirme de ellos. Ahora que voy de vuelta lo recuerdo. Raquel, Jorge y María estarían en mi mente. Cuando el trabajo fuese más duro, pensaría en ellos, para que los momentos de disfrute que había tenido con ellos me calmasen en los momentos más duros. 97
  • 96.
  • 98.
  • 99. UNA POESÍA Y UN ANÓNIMO Hoy te he llamado, Mil y una veces, Pero no me has contestado. Hoy te he llamado Y sé que no respondes por el móvil, El móvil no tiene la culpa. La culpa no la tiene el móvil. Pero hoy te he llamado Y quiero pensar que aún, ME QUIERES. 101
  • 100. Espero que el móvil suene. Hoy te he llamado. SORPRESA. Hoy he hablado, Con mi amor. 102
  • 101. El aire que nos sustenta La lluvia que fertiliza La flor que nos da su aroma Y el cielo que nos cobija. Que son la muestra, de tu, Bondad infinita. ANÓNIMO Fuente: Manuela Moreno Rodríguez 103
  • 102.
  • 103.
  • 104. I Como cuando emigran las aves, huyendo del otoño y del crudo invierno, hacía otras zonas más cálidas, así iba yo con la tristeza de haber agotado mis vacaciones y viendo en la naturaleza como la alegría del verano, se iba transformando en, para mi tristeza, los días venideros, cuajados de nubes. A mi cuerpo no le cae bien este tiempo, ni la entrada del otoño, ni la del invierno. El próximo año, volveré a coger vacaciones para el verano, pues las que hay antes del verano son muy pequeñas para que el cuerpo descanse del ajetreo del verano. Mientras llegan, me espera un tiempo demasiado largo de trabajo y de ahorro, para los próximos días de asueto que me esperan. Todo esto lo voy pensando mientras me preparo para ir al trabajo. 107
  • 105. Me acabo de levantar y he tomado un poco de café con leche y unas tostadas en el bar de la empresa. Cuando llego a la oficina y saludo a mis compañeros, echamos unos minutos de conversación sobre cómo nos han ido las vacaciones. Llego a saludar a mi jefe y le noto un detalle no muy normal en él: me mira mucho la cara. Yo lo achaco a que me he dejado la barba, pero más adelante confirmaría que ese detalle, que no se me había escapado, era por una razón que más adelante relataré. Enseguida ocupo mi sitio en la mesa de trabajo. Empiezo por ver la correspondencia atrasada y voy poniendo aparte las facturas que todavía no se han pagado, para su posterior pago. Ya avanzada la mañana y encontrándome algo agotado, por la fuerza metal que había desarrollado, me dirigía a echarme un poco de agua fresca en la cara, para refrescarme. En esto que mi jefe entra en mi oficina, en seguida, al verlo, me pongo en alerta -no suele venir a mi oficina casi nunca-, así que mi mente se revoluciona, pues no sé el porqué de su visita. En el transcurso de la conversación, que empieza por temas triviales, para después meterle mano al gran tema que él está muy 108
  • 106. interesado en decirme, me comenta que si quiero hacerme cargo de la contabilidad de toda la empresa, pues, además de estar muy preparado, necesita de mi persona, de ese todo de preparación, coordinación y de habilidad que él ve en mí, que él cree que soy capaz de imprimir a esa área de la empresa. Pues el encargado anterior tenía el área de contabilidad muy abandonada y las cosas iban muy despacio, para el volumen de negocio que cada vez más la empresa iba abarcando, y por algunas diferencias importantes que había tenido con más de un compañero. El jefe había pensando que mí, y en que mi hiciese cargo de esta área de la empresa. Me equivoco raras veces, pues suelo pensar siempre en positivo. Mi jefe me dio la respuesta a la diferencia que había tenido cuando lo salude. Él creía que yo tenía las cualidades necesarias. Como es una sorpresa inesperada, le digo que me dé unos días para pensarlo. En mi fuero interior, estaba contento y a la vez pensando en todos los cambios que pensaba dar a nuestro negociado para bien de la empresa y para el de mis compañeros. Le voy a decir que si, pero necesito un tiempo para hacerme a la idea primero y segundo 109
  • 107. para poner en claro los cambios pormenorizados que pienso hacer. En el aspecto económico, me va a ir muy bien, pues casi me dobla el sueldo y además las vacaciones me la amplía -yo enseguida pienso que tendré más días de verano, para disfrutar de la naturaleza-. Al día siguiente le expongo a mi jefe todo esto, a lo que me dice que sí a todo. Lo único que me pide es que me ponga manos a la obra y que no escatime en medios para que la empresa siga siendo por lo menos igual de rentable. Yo le digo que si ha leído mi informe, que seguro que todo el conjunto de la empresa saldrá muy beneficiado. El informe que hice se lo presente y le pareció muy bien, pero en lo que no se fijó fue en que, llevándolo a la práctica, la empresa mejoraría mucho sus beneficios, y, sobre todo, en la repercusión que esta mejora tendría para los trabajadores. Llevo mucho tiempo trabajando en mi puesto de trabajo de una manera humilde pero laboriosa, pero cuando el trabajo lo permite no paro de pensar en lo necesario que eran muchos cambios, pues por mis estudios, veía que por el camino que iba no era bueno, ni para la empresa misma ni para los trabajadores. 110
  • 108. Yo pensaba mucho en los cambios que eran necesarios. Y ahora veía la oportunidad de ponerlos en práctica, para bien de todos. El negociado iría más rápido y con menos trabajo, sólo se trata de agilizar el trabajo de la única manera que es posible, y es poniendo a los ordenadores los programas más adecuados. No comprendía por qué el anterior jefe no los había puesto en práctica, pero yo sí que me preocupaba, en mis ratos libres, en ver la manera de que funcionasen mejor. Nunca se lo había comentado a nadie, pero, cada vez que se cometían equivocaciones, siempre pensaba que podrían tener remedio y además muy rápidamente, y de esa manera evitar trabajos inútiles y con los consiguientes costes para le empresa. Yo creía que o se cambiaba la forma de trabajar o nos quedaban pocos sueldos que cobrar, pues por ahí no se podía ir a ninguna parte. Yo le prometí a mi jefe que los cambios necesarios mostrarían su utilidad para el primer semestre del año. Él me dijo que, si era así, podía contar con unos días de vacaciones -¡lo que yo quería sentir!-, así que mis motivaciones iban en 111
  • 109. aumento. ¡Quién me iba a decir después de unas vacaciones muy buenas los proyectos que tendrían para mí! Todavía no me lo creía, tendrán que pasar unas semanas para, con mi trabajo, poner los pies en el suelo y no subirme a las nubes por el cambio que había tenido, pues no quería que el impacto de este cambio se me subiese a la cabeza. Van pasando los días y yo trabajando al cien por cien. Me va mejor de lo esperado, pues todos mis compañeros se vuelcan conmigo y me dan detalles que me ayudan a mejorar el trabajo, todos ponemos de nuestra parte y de una manera ágil, se ve cómo tanto los clientes como la empresa responden de una manera útil para todos. Algunos clientes llegan a felicitarme por los cambios y por la utilidad que les proporciona este nuevo cambio, que, aunque es en unos de los corazones de la empresa, parece que se ha contagiado al resto de las secciones. Se ve claridad en el trabajo, el trabajador se siente útil y valorado en su justa medida, no hay rencillas ya entre ellos. Ven que, en lo concerniente al sueldo, se han adaptado a lo que rinde cada uno y así están más motivados. Muchos me miran ya con un respeto que, si me 112
  • 110. lo he ganado, ha sido a fuerza de mi formación y de la situación que ocupo. Otra persona actuaría tal vez mejor o peor, pero a mí y a mi entorno de empresa no les puede ir mejor. Que con el tiempo mejoraremos es seguro que si, pues no van ha existir ni dejadez en el trabajo, ni malos rollos entre compañeros. Tal vez, viendo el futuro, si queremos seguir existiendo como empresa, seguro que necesitamos y necesitaremos los cambios vertiginosos que se producen, para con esos cambios ir ampliando nuestra productividad y creando nuevas empresas en otros países. Hablo como si fuese el dueño, pero es que casi así lo siento, por ahora todos mis proyectos muy meditados han ido poniéndose en práctica. Esperemos que, si no hay ningún contratiempo importante, sigamos creciendo, para beneficio de todos. Lo más importante es que todo se va llevando a cabo como el guión de una película, cada uno hace su labor, está bien remunerado. Muchas veces pienso en el material humano que hay desperdiciado en los asuntos de armamentos y cuestiones belicistas, si pudieran dirigirse a crear empresas que den algún 113
  • 111. beneficio a los demás en vez de pensar y prepararse para destruir... Todo ese esfuerzo inútil... Algunas mentes piensan que los ejércitos son los que han estado en la creación y posterior desarrollo de las ideas que hay al margen de la guerra. Yo pienso que la paz y el amor es el verdadero motor de la humanidad y lo demás son elucubraciones más o menos brillantes, pero que en este caso, por lo menos para mí, no son necesarios los ejércitos, sino los ejércitos de la paz, que piensen en construir en vez de en destruir. Medito de esta manera porque, como pienso tanto en las cuestiones sociales y me preocupan mucho, pues creo que si la humanidad ha de avanzar no será por otra cosa nada más que mirando el bienestar de todos los ciudadanos del planeta, por lo menos que tengan trabajos dignos, educación y curación para sus enfermedades y vivir pensando en que, en cierta manera, podemos ser eternos. Si no, por lo menos sí tener unos niveles de vida muy superiores a los que tenemos hoy en día, pues la ciencia avanza a velocidad de vértigo, pero que ésta sea para que disfrutemos los placeres que los tenemos en cada momento y no pensemos en maldades ni otras cosas que se le parezcan. 114