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Consideraciones sobre
el fascismo agrario'
Jorge FuentesMob*
1.Democracia burguesa Incubadoradel huevode la serpiente
Lainvestigación de Nicos Poulantzas, Fascismo y dictadura: fue escrita
hace 19 años; no obstantr:, no ha perdido interés actualidad, tanto por la notable
calidad de la obra como por la coyuntura histórica analizada, la cual es una forma
política específica quesedistinguiópor el altocostosocial queoriginó suejercicio,
pues la Segunda Guerra Mundial difícilmente podría explicarse prescindiendo del
fascismo italiano y del nacionalsocialismo alemán. Sin embargo, Poulantzas no
hace investigación exclusivamente histórica, más bien su interés radica en desa-
rrollar un trabajo teórico capaz de explicar la estructura política fascista y las
conexiones del Estado totalitario con otras estructuras políticas capitalistas.
Poulantzas comprendió la necesidad teórica, ideológica y política existente
entre las corrientes de pensamiento revolucionario que debían comprender y
explicar el lugar teórico y político que corresponde al fascismo italiano y al
nacionalsocialismo aleman. Comprender el significado del Estado de excepción
149
IZTAPALAPA 24
fascista permite asimilar la especificidad de otras
formas políticas burguesas despóticas y autoritarias.
El Estado capitalista, aun en sus formas más
avanzadas y democráticas, contiene elementos es-
tructurales que posibilitan desembocar en tenden-
f
cias políticas más o menos autoritarias
favoreciendo incluso el “ocaso de la democracia”.
Poulantzas demuestra la existencia de fuerzas en-
dógenas que tanto en Italia como en Alemania
fueron incubando las tendencias que permitieron el
ascenso totalitario a través de las mismas formas
jurídicas y constitucionales establecidas por fuerzas
que buscaron construir formas democrático-bur-
guesas de gobierno.
Los teóricos marxistas que se ocuparon del aná-
lisis del surgimiento, ascenso y dominio fascist:.
siempre consideraronal socialismo alemán y al fas-
cismo italiano hijos legítimosde la sociedadburgue-
sa. Por ello localizaron las raíces del totalitarismo
aun en aquellas formas de organización social “ino-
centes’’, por ejemplo la familia. Poulantzas recoge
en su traba& los aspectos más importantes de la
producción teórica marxista correspondientes a las
décadas de los años veinte y treinta; por ello, la
argumentación sobre la raigambre del totalitarismo
en el Estado burgués se construye sobre lasespaldas
de losteóricos de la Internacional Comunista,como
Bordiga y Gramsci; para mencionartan sóloalgunos
de lospolíticos comunistasquea la postreresultaron
agudosconocedores del fascismo; sin olvidar incluir
los análisis premonitorios sobre el fascismo del di-
sidente Trotsky; así como las eruditas investigacio-
nes de los integrantes de la Escuela de Frankfurt,
entreotrosMarcuse; ademásde los trabajospioneros
de teóricos preocupados por conocer los fundamen-
tos sicosociales del totalitarismo, como W. Reich.
1.50
Sin embargo, sorprende que un teórico de la talla de
K. Korsh co aparezca entre la pléyade de marxistas
convocados por Poulantzas para explicar el totalita-
rismo de la época fascista. Korsch, en manera algu-
na, puede ser consideradoun teórico menor,pues sus
análisis sobre el nacionalsocialismo aportan ideas
esenciales:
u) El análisis del ascenso constitucional del nacio-
nalsocialismo, es decir, los nazis fueronalentados
y fortalecidos por la misma política burguesa.
b)El examen de la constitución de un poder ejecu-
tivo todopoderoso que gradualmente desplazó al
poder judicial pero sobre todo al legislativo. La
constitución del ejecutivo fuerte significó su
transformación en matriz productora de ordena-
mientos necesarios para la legitimidad guberna-
mental. El legislativo languideció y en su lugarel
ejecutivo gobernó con base en decretos presiden-
ciales de carácter autoritario.
c) Korsch percibió con particular agudeza la cone-
xión existente entre la sociedad burguesa, el Esta-
do democrático -burgués y el nacionalsocialismo;
por ello nunca aceptó la idea de que el nacional-
socialismo fuese una forma extraña y ajena a la
ideología democrático- burguesa. Korsch perci-
bió nítidamenteotras formasde totalitarismobur-
gués que mantenían en estado latente aquellas
tendencias que en Alemania permitieron el naci-
miento de Hitler y su barbarie. Así, aun en los
Estados Unidos de Norteamérica, Korscb advirtió
los rasgos dictatoriales característicos de esta so-
ciedad. El corporativismo ubicuo, público o pri-
vado, fundamenta la materialidad social que en
forma contingente puede dar paso a formas dicta-
toriales como ia fascista!
Consideracionessobre el fascismoa p n o
No es el caso afirmar que Poulantzas sostenga
posiciones teóricas discrepantes de las de Korsch,
sobre las cuestiones anteriormente señaladas, más
bien coincide con los planteamientos korschianos;
sin embargo, en ningún momento se refiere al fun-
dador del Partido Comunista de los trabajadores de
Alemania, W D .
En todo caso es pertinente reconocer la inteli-
gencia con la que Poulantzas sintetiza y critica el
pensamiento marxista correspondiente a la época
del fascismo para fundamentar suexplicación de los
procesos políticos, nacionalsocialista y fascista.
ia explicación poulantziana del fascismo, ade-
más de permitir comprender a la sociedad burguesa
como productora del totalitarismopolítico, posibili-
ta establecer los diversos matices de las dictaduras
y de los regímenesde excepción, que de tantaexcep-
cionalidad se hacen normales y reglamentarios. En
América Latina puede observarse una permanente
alternancia entre regímenes de gobierno dictatoria-
les, dictaduras militares,bonapartismosy democra-
cias, que de tan raquíticas mejor sería comprender-
las como democraduras.EnMéxico puede observar-
se cómo en los últimos años se han agudizado los
rasgos de unpoder despótico burgués que paulatina-
mente ha venido mermando las posibilidades y las
conquistas obreras al mismo tiempo que restringe y
reprime los procesos democráticos electorales. Las
fuerzas tecnocráticas han copado al Estado mexica-
no, instalando uncampo propicio para el surgimien-
to de tendencias fascistas en tal sociedad. En Fas-
cismoy dictadura,Poulantzas reconoció las fuerzas
dictatoriales que se alojm en un poder ejecutivo
ornnicomprensivoque paulatinamenteva extendien-
do su influencia y determinacióna todos los niveles
de la sociedad. Sintetizó este avance del ejecutivo
de la siguiente forma: “La irresistible ascensión de
la administración del Estado”? Poulantzas ha recu-
rrido a esta designación metafórica, al parecer ins-
pirada en la pieza teatralde B. Brecht,Elirresistible
ascenso deArfuroUi,en la que ¡roniza y hace mofa
del fascismo sin olvidarpresentar las consecuencias
bárbaras y brutales que éste acarreaba.
En México sin lugar a dudas la administración
pública, es decir el poder ejecutivo federal, ha desa-
rrollado en forma gradual y constante vigorosas
tendencias despóticas que con mayor frecuencia
echan mano del poder militar, indispensable para
imponer sus designios. Vale la pena recordar que
apenas transcurridos ocho meses de gobierno sali-
nista, el ejército ha sido empleado en tres ocasiones
que tienen relevancia particular por las decisiones
que se han jugado: aprehensión de dirigentes de
Pemex, proceso electoral en Michoacán, control de
las instalaciones de Cananea en Sonora.
En los umbrales del siglo XXI la problemática de
la democracia y con ella la del despotismo burgués
totalitario aparece Qmo estrella polar para quienes
tanto desde la teoría como desde la práctica política
luchan en contra de las tendencias autoritarias que
proliferan ubicuamente enla sociedad burguesa. Por
ello, los análisiscontenidosenFascismoy dictadura
no pierden su actualidad y frescura.
2. Pensamiento marxista, capital
monopolistay fascismo
En los últimos años, nuevos filósofos y viejos opor-
tunistas han decretado la inutilidad y muerte del
pensamiento marxista. Para ello, se han servido tan-
to de abundantesrecursos financieros como de fala-
151
IZTAPALAPA24
cias gastadas aunque eficaces. En el repertorio de
engaíioa, frecuentemente aparecen argumentos in-
coherentes encaminados a -tener que el pensa-
miento marxista es anticuado, además de promover
prácticas antidemocráticasy autoritarias.
Fascismoy &ladura puede ser leído como una
rigurosa apología teórica de la democracia. No obs-
tante, al destacarla raigambre de la dictadura fascis-
ta en la sociedadburguesa, no puede tratarse de una
“democraciasin adjetivo”. Poulantzasdemostróque
la democraciadestruida por nazis y fascistas era una
democracia con tendencia proletaria.
Para levantar el rigor analítico, Poulantzas em-
pleó a fondo la producción teórica de grandes mar-
xistas comolos sedados anteriormente, además de
recurrir a la investigación marxista contemporánea,
ocupada de esclarecer los rasgos esenciales de la
dictadura fascista, por ejemplo los trabajos de M.
Horkheimer y Ch. Bettelheim, citados por nuestro
autor. Laconstrucciónmarxistapoulantzianaen for-
ma alguna puede ser considerada sectaria, pues la
práctica teórica de Poulantzas desarrollósu exposi-
ción en permanente debate y confrontación con la
producción ideológica de matriz funcionalista, par-
ticularmente aquella que se ha interesado por la
investigción de la “conducta desviada” que signifi-
ca el fascismo. Poulantzas, desde su tesis doctoral,
Nature des choses et droit. Essai sur la diaiectique
dufaitetde la vaieur; mostróconocimiento profun-
do del pensamiento social de factura burguesa. Así,
la tensión surgida de la oposición de tesis marxistas
y burguesas redundó en beneficio de la producción
de planteamientos teóricos sólidos y rigurosos.
El examen poulantziano descansa en principios
teóricos y políticos; por esta razón pudo dar vida y
actualidad a los escritos de Marx, Engels, Lenin y
152
Mao, cuyas obras sirven para iluminar una proble-
mática contemporánea, haciendo evidente su frescu-
ra aun frente a la “novísima”elaboraciónde ideólo-
gos burgueses.
Lasuperioridaddelexamenpoulantzianosedebe
a la capacidad de articular una interpretación cuya
base está conformada por el análisis de las clases
Consideracionessobreel fascismoagrario
sociales. Nuestro autordesata una vigorosa crítica al
reduccionismo economicista incapaz de dar cuenta
cabal de la política, y en generalde la lucha declases.
Toda la construcción poulantziana puede compren-
derse como una reflexión permanente sobre una ex-
plicación de la política materialista capaz de vincular
la tradicionalseparaciónentreeconomía y política.
Elfascismo es presentado como una derivación
del capital monopolista, como un fruto del desarro-
llo capitalista en determinada coyuntura histórica,
cuyos trazos fundamentalesaparecenen la experien-
cia italiana y alemana. Poulantzas demuestra la de-
bilidad de aquellas tesis que han sostenido una ex-
plicación del fascismo como producto del feudalis-
mo. Las fuerzas básicas propiciatorias del fascismo
fueron aquellas que se encontraban reunidas en tor-
no a los intereses del capital monopolista: la gran
burguesía y las facciones de clase cuya función
coiibistitíen apoyarlos interesesdelgrancapital,que
fue el caso de la pequeña burguesía en rebelión y de
los terratenientes agrarios de corte capitalista. La
riqueza esencial del estudio sobre la dictadura fas-
cista reside, por tanto, en demostrarel carácter sus-
tancialmente burgués, mejor dicho gran burgués,de
la barbarie totalitaria. Eldesarrollocapitalistaobser-
vado en Italia y Alemania hace evidente el grado de
expansión capitalista ocurrido durante el proceso de
fascistización y en el mismo apogeo fascista; incluso
el apoyo de la pequeña burguesía al fascismo mues-
tra cómo una de las principales “víctimas” del desa-
rrollo czipitalista fascista terminó por sostener a un
Estado que la golpeaba incesantemente. La rebelión
pequeñoburguesa es el testimonio más claro de la
irracionalidad de una facción de clase que busca
sobrevivir apoyando al gran destructor del capital
pequeño y mediano: el capital monopolista.
3. Subordinación del campo
a la ciudad, matriz espacial fasckia
Cuestión Agraria. Tradicionalmente el fascismo ha
sido considerado un suceso político proveniente de
las clases sociales más antiguas; inclusive se llegóa
pensar que losorígenes de la dictadura fascista eran
agrarios. Aun marxistas reputados,bolcheviques co-
mo Zinoviev, llegaron a sostener en el seno de la
Internacional Comunista que el fascismo era un fe-
nómeno sustanciaimente agrario.’
Adjudicar al campesinado un carácter esencial-
mente conservadory reaccionario, ha llevado a sos-
tener a investigadores de diversas posiciones teóri-
cas que el fascismo hunde sus raíces en el campo.
No puede desconocerse que en diversas coyunturas
históricas el mediorural ha propiciadoel surgimien-
to de movimientos sociales de carácter regresivo?
Sin embargo, el análisis pwlankiano expone clara-
mente cómo las raíces del fascismosonurbanas; así,
el fascismo agrario surge anno prolongación de
interesesburgueses de origen urbano,esdecir, capi-
talistas. Eldemiurgo de la urbanidad capitalista es
el capitalista monopolista, cuya fuerza e influencia
ejerce efectos en la vida rural. El desarrollo capiia-
lista en el campo transforma las estructurasagrarias
a tal grado que al destruir relaciones no capitalistas
origina el surgimiento del proletariado agrícola; por
otra parte, la extensión del poder monopolista en el
campo significó la transformación de relaciones de
propiedad feudalizantes en relaciones capitalistas,
conformándose unidades de producción claramente
capitalistas. Tanto en Alemania como en Italia, las
unidades de producción capitalista fueron los vene-
ros de losque surgieron las tendencias que constitu-
yeron el fascismo rural.
153
IZTAPALAPA 24
-
Conviene ahora explicar la manera como Pou-
lantzas aborda el estudio de la cuestión agraria, por
lo que al surgimiento y desarrollo del fascismo se
refEre. El punto de partida de la investigación está
&do por la aportación teórica que sobre la cuestión
agraria desarrollaron Marx, Engels, Lenin, Mao y
Gramxi.’>En consecuencia, el análisis poulantziano
no puede aceptar un enfoque “metafísico” del cam-
po;en vez de ello parte del análisis de las clases
sociales en el campo. Veamos cómo plantea tal
cuestión nuestro autor:
(1) El criterio de propiedad jurídica formal. Esta re-
lación pertenece, en efecto, a la “superestructura”
y no a las relaciones mismas ,,deproducción. Co-
mo lo ha demostrado Lenin, especialmente en sus
análisis sobre la “vía prusiana”, la introducción
del capitalismo en la agricultura, este criterio no
permite distinguir entre la gran propiedad de ca-
rácter feudal y la gran propiedadde carácter capi-
talista.
bjia magnitud de los beneficios tampoco es un
criterio determinante; es, sin embargo, a menudo
en loque se resuelve, sumariamente utilizado, el
criterio de superficie -en hectáreas- de la ex-
plotación agrícola. Este criterio no permite, espe-
cialmente, distinguir entre la pequeha propiedad.
los pequeños arrendatarios y los colonos agríco-
las, como tampoco la gran propiedad feudal y la
gran propiedad capitalista.
c)El criterio del lugar de una explotación agrícola
en relación con el mercado, es decir, el criterio
que se refiere a la parte del producto destinada al
mercado, no es pertinente en lo que se refiere a
las relaciones de producción,y asimila así abusi-
vamente clases y facciones campesinas.
154
d) Los criterios del orden t¿cnici), como et valor
comercial de la tierra, el tipo de productos agrí-
colas, el grado de racionalización “tecnológica”,
el porcentaje del capital invertido, etc., tampoco
son “determinantes”.1o
Con base en el análisis de las ciases sociales en
el campo, se advierte la heterogeneidadque caracte.
riza a la estructura de las sociedades rurales. Dicha
heterogeneidad origina que la wncreción del modo
de producción (teóricamente homogéneo) en socie-
dades particulares sea muy compleja y diferenciada.
La notable diferenciación social rural impide una
interpretación de la práctica política derivada, úni-
camente, de la relación con la tierra y con /OS medios
de producción. La riqueza del análisis poulantzianir
consiste en mostrarque para comprenderla cohesión
política de las clases sociales en el camp« es new-
sario explicar que por efectos de la práctica ideolii-
gica producida por aparatos ideológicos del Estade
se generan posiciones políticas que articulan y orga-
nizan a clases y facciones de clase que a su vez
mantienen relaciones asimétricas con la propiedad
de la tierra y los medios de produccicín.
No obstante, el análisis poulantziano reconoce
como eje explicativo central el procesode desarrollo
capitalista que en la vida rurai introduce una perma-
nente polarización de las clases agrarias; así, el
agrupamiento político podrá ser cabalmente expli-
cadoa condición de reconocer como marco histórico
de la lucha política las consecuencias derivadas del
establecimiento de unidades de producción capita-
lista. En fin, bien podría ser comprendida la investi-
gación poulantziana como un análisis del desarrollo
del capitalismo agrario y el fascismo; se hace esta
anotación para insistir en que la piedra angularde la
Consideracionessobre el fascismoagrario
explicación poulantziana remite incesantemente a la
m:iteri;ilidad social conformada por una determina-
. iicín econcimica en última instancia. Así, el joven
tecirico de la política marxista construye toda una
explicacicín sobre la autonomía relativa de la politi-
a,sin olvidar que la autonomía relativa está condi-
cionada por el desarrollo económico de la sociedad
capitalista, pues la acxión política es emprendida por
la forma en que se produce y se apropia la riqueza.
<ise&. .swiales cuya organización se explica a partir de
J. Alemania y el Fascismo agrario
En A1eiii:ini;i el niic ioiialsociaiismo pudo desenvol-.
v c x ti1aquel1;rs i-tqiones e11las que se establecie-
::in uni&i&s productivas capitalistas fundadas en la.
cxplotxi6:i tanto inieiisiva como extensiva. Ins ¡u--
gires donde mejor SI: difundiíi el nacionalismo agra..
r i i i fueron aque1l;is regiones en las que antiguar;
rzl;,ciones feudalizantes eran reconvertidas en rela-.
iiiiiics cqitalistas.
I.:+ nohleza feudal posihiliici que aspectos de la
idcola.igí,t feudal, nicfii:; sohrevivencias del pasado,
tc<gntrihuyeran activaniente a 1;i conformación dr!
os rii.-ps de la rdeologia nazi. En tanto que 1;:
e;. I y iiis junkers estahan directwnente vincu-
mc’,~:, :it G I ~ I C I ~ni~1:ioi3distri~su incluiiín en el blo-
“tii: &i;ni:i;ii!:e i.tw tiípda, revistiendo un dohli:
ixik‘i un Irenic di- resistencia a la expan-
nwnopXiw en el campo.
xipel not;ihlc en la pro-
gicos ind::;peiis:ibieh ;?¡
En el análisis poulantziano del nazismo la expli-
cación de la crisis ideológica que se vivió en Alema-
nia e Italia tiene unpapel fundamental. Esta coyun-
tura ideológica, expuesta minuciosamente en Fas-
cismo y dicfudura, propició el clima cultural para
que los valores antiguos inspirados en los grandes
propietarios prusianos cobraran actualidad v vigen-
cia. Asíel militarismo, el sentido de la disciplina, el
sometimiento a la jerarquía, la fe ciega en el jefe,
el nacionalismo exacerbado, constituyeron actitudes
políticas indispensables en una sociedad dictatorial
como la Alemania de Hitler.
La pequeña burguesía agraria, de igual manera
que la urbana, fue golpeada y afectada en sus inte-
reses por la expansión de las relaciones capitalistas
monopolistas. La pequeña burguesía rural que noera
complementaria del expansionismo capitalista agra-
rio sucumbió, en tanto aquella sobrevivía gracias a
los servicios que prestaba al gran capital y despiaza-
ría su adhesión política de la socialdemocracia al
nacionalsocialismo. Tal movilización se dioa través
de una serie de pasos intermedios como fueron la
aparición de movimientos agraristas que, envueltos
en una confusión ideológica, articularon frentes
agrarios en lucha contra los “males” y la “perver-
sión” provenientes de la ciudad. Este tipo de movi-
mienlosfueron hábilmente utilizado.^ por los nazis,
pues le proporcionaban al nacionalsocialismo íos
elemenms chovinisius que cuajaron en el antisemi-
iism,!i, yti quepara lti pequeña burguesía agraria el
principal “mal” provenía de las condiciones del
criddito rural que les empujaba a lu bancarrota. En
Iodo momento, la pequena burguesía rara: iáentifi-
c0 u! gran cupiral finuncierci con el usurero judio;
kd maniohra política prcsló norabieservicio a l na-
cion~lsociulismo,pues rviió lw identificación del
155
IZTAPALAPA 24
verdadero origen de la bancarrota de la pequetia
burguesía rural, el capital financiero; ademds, al
convertirseen agentes del antisemitismocoadyuva-
ron al fortalecimiento del nacionalismo exacerba-
do.
El proletario agrícola permaneció ajeno a la in-
fluencia nacionalsocialista. Esto fue particularmen-
te cierto en el caso de los jornaleros agrícolas que
eran empleados en las nuevas unidades de explota-
ción capitalista ubicadas en regiones que en la ac-
tualidadse localizan en la hasta hace pocoAlemania
Occidental. En tanto el proletariado agrícola, ubica-
do en lo que correspondía recientemente a la Repú-
blica Democrática Alemana, se vio más inclinado
hacia el nacionalsocialismo; en efecto, la localiza-
ción de explotaciones agrarias de origen feudal daba
vida a una casta nobiliaria y de terratenientes que
valiéndose de intermediaciones ideológicas provo-
caron el acercamiento del proletariado agrícola a
posiciones nacionalsocialistas.
ta influencia de los aparatos ideológicos ecle-
siásticos a diferencia de lo que ocurrió en Italia no
jugó un papel importante en Alemania. La iglesia
católica alemana no era hegemónica y la influencia
religiosa se distribuía entre católicos y protestantes.
En las regiones de influencia protestante los habi-
tantes rurales se desplazaron ligeramente hacia el
nacionalismo; esto no ocurrió en las de influencia
católica.
Durante el proceso de fascistización no se de-
sarrolló en Alemania un vigoroso movimiento cam-
pesino insurreccional anticapitalista, pues en este
pais el proceso de destrucción de la economía cam-
pesina prácticamente había terminado desde fines
del siglo XIX,privando en el campo relaciones
capitalistas que generaban un amplio proletariado
156
agrícola. El trabajo ideológico desempeñado por la
socialdemocracia alemana, por los católicos (socia-
lismo feudal), así como la influencia comunista,
obstaculizaron un viraje franco hacia el nacionalso-
cialismo.
Resulta evidente que el nacionalsocialismo no
puede comprendersecomo un movimientode origen
agrario. las elementos ideológicos de cuño feudali-
zante pudieron permanecerflotandoen el aireal lado
de otras expresiones ideológicas prehistóricas; sin
embargo, esto no fue así, la antigua axiología de los
junkers fue redimenaionada y actualizada por inte-
reses del capital monopolista, verdadero sujeto im-
pulsor del proceso de fascisiización.
5. El fascismo agrario en Italia
Las luchas campesinasen Italia tuvieron mayor pro-
fundidad y alcance que en Alemania. Desde inicios
de este siglo hasta el ascenso del fascismo y aun
pocodespués,insurrecciones y levantamientoscam-
pesinos dejaron su impronta en la escena política
italiana.
La estructura de la propiedad rural en Italia
acusaba notable heterogeneidad. En el norte, la gran
propiedad territorial había sufrido los efectos del
desarrollo capitalista; así, las unidades productivas
se encontraban bajo un regimen claramente capita-
lista dirigido por propietarios que fungían como
organizadores de la explotación en las grandes uni-
dades territoriales de su propiedad. Además, exis-
tían capitalistas agrarios que arrendaban sus propie-
dades al mejor postor; como se sabe, este tipo de
actividades complementode la producciónagrícola
bajo el mando directo del propietario de la tierra,
Consideracionessobre el fascismoagrario
quien además dispone de los cultivos y en conse-
cuencia del producto.
En el nortese constituyó una poderosa burguesía
agraria capitalista; ai mismo tiempo crecían las filas
del proletariado agrícola que seorganizabaen sindi-
catos.
La base social del fascismo rural en Italia se
conformó con la burguesía rural norteña. Lasunida-
des de explotación capitalista de Ferrara, Emilia,
Toscana y del Valle del Po veían favorecidos sus
intereses por el fortalecimiento del fascismo tanto
por razones económicas como por otras de carácter
político. Lasde orden económico pueden apreciarse
si se advierte que el desarrollo capitalista en el
campo es un apéndice de la creciente intervención y
expansión del capital monopolista;enItalia como en
Alemania la fuerza sustancial del impulso fascista
estaba dada por el capital monopolista. Los agricul-
tores capitalistas norteños veían en el fascismo la
fuerza política capaz de enfrentarse a la organiza-
ción del proletariado agrícola. Conviene recordar
que en los años inmediatamente posteriores a la
terminaciónde la Primera Guerra Mundial,elascen-
so de las luchas campesinas se sostuvo hasta alcan-
zar niveles insurreccionales; así, la base natural para
la alianza obrero-campesina tan urgente para los
obreros de Turín estaba daba por las combativas
organizaciones del proletariado agrícola del Valle
del Po,Toscana y Emilia. Por ello para los fascistas
agrarios del norte fue indispensable construir una
opción organizativacapaz de lograr la destruccióny
desarticulación de las organizaciones del proletaria-
do agrícola.
En el centro de Italia predominaba la pequeña
producción agrícola fundada en el minifundio. Los
minifundistas resultaron gravemente afectados poi
la creciente expansión del capital monopolista en la
agricultura, pues eran incapaces de asimilar la cre-
ciente innovación tecnológica que representaba la
base necesaria para el predominiomonopolistaen la
agricultura. Losminifundistas constituyeron la base
social del PartidoPopular. Este partidofue auspicia-
do por la Iglesia católica; al Vaticano le preocupaba
la creciente influencia de las organizaciooes socia-
listas, comunistas y anarquistas entre las masas N-
rales. Para limitar la actividad política de estas ten-
dencias diseñó el Partido Popular. El programa par-
tidario de esta organización indicaba una clara
tendencia hacia el socialismo feudal inspiradoen la
doctrina social católica de la época. Lospopulares
propugnaron,como la principal opción organizativa
frente a los sindicatos, la construcción de cooperati-
vas agrarias. La política de los populares expresó el
habitual comportamiento político católico: intentar
convertirse en el fiel de la balanza entre lasposicio-
nes extremas, es decir, entre las fuerzas fascistas
rurales y las del proletariado agrícola. De igual for-
ma que en otros lugares,el fiel de la balanza aparen-
temente “neutral” termina por inclinarse hacia la
derecha.
En el sur de Italia, la coyuntura era más compli-
cada; en consecuencia la escena política se aprecia-
ba con menor nitidez. En la región meridional sobre-
vivían los interesesde losgrandes propietarios terri-
toriales, salpicados de rasgos feudales. Los agrarios
sureños habían logrado negociar con ventaja, en el
procesode unificación nacional italiano,ciertas pre-
rrogativas en lo que a la estructura de la propiedad
se refiere; por esta razón mantenían en el sur una
estructura agraria notablemente rezagada.
Lospropietarios territorialessurehosvinculados
a los intereses del capital mediano no estaban en
157
IZTAPALAPA24
condiciones de competir con la transformación que
ocurría a instancia de iamodernizxión impulsada
por el capital monopolista, esencialmente norteño.
Para la ideología feudalizante de los agrarios sure-
ños era difííil aceptar su conversión en simples
agentes del capital monopólico,su amora los privi-
legios señoriales les impedía admitir tal circunstan-
cia. Convienemencionar que el Vaticano tenía gran-
des intereses territoriales en el sur de Italia; además,
sus intereses se conectabancon losdel capital medio
y con losde la nobleza terrateniente. En consecuen-
ciael gruesode los intereses meridionales, conside-
rando los de las clases dominantes, resistía a la
subosdinación fascista.
Organizacionessocialistas y anarquistas y des-
puésel PartidoComunista,desplegaron su acción en
la región meridional. El Partido Comunista expuso
sus pknteamientosa través de las plumas de Grams-
ci y Tagliatti: A,Gramsci, “La cuestión meridio-
nal”; “la situación italiana y las tareas de PCI”,
también conocidas como Tesis de Lyon;” para este
últimoescrito Grarnsci contó con la colaboraciónde
P. Togliatti. Para los comunistas resultaba esencial
articular una estructura de alianzasen la que queda-
ron incluidosel campesinadopobresureio, asicomo
lasminarías insulares, por elio incluian junto con el
ppokteriadoagrícola norteño, a ias capas campesi-
naiidelsur. Laestructura agraria meridionat padecía
crwbnteaiente los embatesdelcapital monopolista;
así, de manera gradual aunque oponiendo resisten-
cia,k estructurasureiia fue aceptandoalgunas inno-
vaciones tecnológicas; este hecho se tradujo en el
h m n t o de la expulsión de la fuerza de trabajo
que había estado reducida a UM situación laboral
casiservil. En tal circunstancia el campesinado su-
reílo iniciaba el lenta proceso de proietarización,
158
coyuntura que propició el renacimientode las viejas
tradiciones anarquistas e inclinó su inconformidad
hacia las organiíxiones antifascistas. Por esta ra-
zón, a pesar de la contradicciónentreel gran capital
y el mediano, las conveniencias de nobiliarios, cle-
ricales y terratenientes (agrarios) terminaron por
coincidir con el fascismo, por lo que a la lucha en
contra de las manifestaciones insurreccionales se re-
fiere.
En Italia, a diferencia de lo sucedido en Alema-
nia, la lucha ideológicarevistió particularrelevancia
pues en el agro peninsular el clero tenía gran impor-
tancia. El Vaticano desplegó una política doble: por
una parte combatió frontalmente a las organizacio-
nes anarquistas, socialistas y comunistas, y por la
otra diseñó un dispositivo capaz de presentar una
alternativa “socialista” sin salida: el Partido Popu-
lar. Cuando algunas facciones populares se radicali-
zaron hacia la izquierda, fueron descanocidas; al
reproducirse sucesivamente esta situación, el Vati-
cano decidió debilitar al Partido Popular, hasta lo-
grar prácticamente su desarticulación.
El marco estructural en el que se desenvolvió la
escena política rural se caracterizó por una crisis
agraria generalizada. Esta situación se him más
evidente durante el periodo de ascenso fascista; pos-
teriormenteel fascismo logróalgunos éxitos produc-
tivos parciales. La política agraria fascista puede
puntualizarse de la siguiente manera: penetración
acelerada de relaciones capitalistas en el campo;
modernización tecnológica; desarrollo de cultivos
destinados a la exportación; fomento del arrenda-
miento de tierras señoriales y de otras ociosas;
impulso a la colonización de tierras internas agres-
tes, con un propósito más publicitario que práctico;
además se preservaron los intereses de los agrarios
Consideracionessobre erfascismo a p n o
meridionales,fomentando una colonización más mí-
tica que real, de Noráfrica -desde esta perspectiva
pueden comprenderse las guerras coloniales italia-
nas en Abisinia y Libia-. Finalmente, el fascismo
logró la subordinaciónde los agrarios, incluso de los
clericales, en su lucha contra las organizaciones
anarquistas,socialistas y comunistas.
6.Sobre el despotismo urbano en México
Es un lugarcomún afirmarqueenelcamposubsisten
formas ideológicas reaccionarias y conservadoras,e
incluso que la mayoría de los movimientostradicio-
nales reaccionarios y conservadores provienen de
las matrices agrarias.
La investigación de Poulantzas sobre el fascis-
mo nos muestra que este movimiento profundamen-
te reaccionario es de origen claramente urbano. La
brutal dictadurafue desatadapor la fuerzadel capital
monopolista, cuyo timón de mando reside en la
ciudad. Además, la base social de apoyo fascista
estuvo constituida esencialmente por la “pequeña
burguesía en rebelión”. Las facciones pequeñobur-
guesas que constituyeron la masa de maniobra fas-
cista fueron principalmente urbanas. Tanto el caso
del nacionalsocialismo alemán como del fascismo
italianodemuestranque la dictadurafascista no tuvo
su fuerza principal en el campo, donde en todo caso
la población se limitó a asumir 10sefectos de trans-
formaciones ocurridas en el ámbito urbano.
Fascismoy dictadura alecciona sobre la necesi-
dad de contradicción el mito que vincula cualquier
movimiento reaccionario o antidemocrático a raíces,
agrarias; este asuntoes particularmente relevante err
la actualidad electoral mexicana, pues a partir de las
elecciones de julio de 1988 se ha difundido la idea
de que las fuerzas de conservación que sustenta el
PR1-gobierno están en el campo. ia anterior consi-
deración merece examinarse con el mayor rigor du-
bitativo, pues loquehabría quepreguntarseesdónde
se han creado lascondicionesjurídicas, económicas
y sociales que acosan y subordinan a los habitantes
del México rural para emitir “votos priístas”. No
puede desconocerse el hecho de que el movimiento
campesino no ha dejado de luchar duramente contra
la opresiva máquina gubernamental que intenta
mantener suaparato de dominación en el campo.
lS9
IZTAPALAPA 24
Notas
1 Ponencia prefentada en la conmemoración del X adversa-
n o del fallecimiento & N.Poulantw. Se han reapid0 las
observaciones críticas expresadas por otros ponentes. Este
acto fue organizadopor el profesor Miguel Gonlalcz Ma-
drid, a quien agiadezm la invitación.
2 PoulUtzas, FasciPnoydicradura. Siglo xxt,México, 1971.
3 Cfr.N. Poulantzas,Estado,poder y socialismo, Siglo XXI,
México, 1979,págs. 247-303.
4Cfr. K. Korsch, Escritas políticos, t. 11. Folios, México.
1982,“Fascismo y conirarrevokucián”,pág.. 307-446.
5 N. Poulantzas, Estado,poder y sacialirmo,págs.265-285.
6 N.Polilantzas. Hegenaú<ry < i a n k & ei, elES& d r -
no,P y P, No. 48,Córdoba,Argentina, 1975,pág.9.
7 Cfr. N. Poulantzas,FascU.moy dictadiira, pág. 107.Ziti”
viev en el IV Congreso de la Internacional Comunista
(1922.1 923).
8 Cfr. B.Moore, Las orígenrr sociaks de la dictadura y io
democracia, Península, Barcelona, 1973. C. Marx, El 18
Brumaria & L u i s BoMparrr, Anel. Barcelona, 1968. F
Engels, La guerra de lar campesular en Akmnia, Edicio-
nes de Ciencias Sociales. La AobaM,1974.Para el caso de
Marx conviene distinguirque el análkk expuesto en El I¿?
Brumario, [io estDblece una ‘esencia campesina reacciona-
ria”de~nidapdr.skmpe,setratani&sbiendelanálisisdr
una situaciónCORCICIU en te que
como agentes co~crvBdores.En
análisis en los que el camphado y las tradiciones iomu-
nales campesiinas surgen como valladar valioso Irenie al
egoísmo y la irracionalidad burgueses. La lectura de los
escritos del jovm Marx proporciona otra óptiw sobrr e!
valor usignadoa los inasy sus luchas,no porque sc
trate de un acto &i cto de la moción juvenll,
sino más bien porque en otra situación concreta el camp-
sinado emprendió tareasno conservadorasni reaccionarias.
Carlos Marx, Federico Engels; Obras fundamenrales T.I.
Marx. Escritos de juvenrud, F.C. E., Mexico, 1982; LOS
&bales de la VIDiera Renana; Las elecciones a diputados
de loDieraRegional,pág.. 248-295.M. b w y , La teoría de
la rewlucióndeljovenMarx, Siglo XXI,México, 1972;M.
Rubel, K. Marx. Ensayo de BU>grafíaIntekctual, Paidhs,
Buenos Aires, 1970.
9 K. Marx (F. Engels). El Copitai. C r i i k ~de io econnmí<t
política, T.11Ií~ol.8, Sección sexta, págs. 791-1034,Siglii
XXI, México, 1981, F. Engels. “Elpapelde la violencia en
la historia”, en C. Marx, F.Engels, Obrar escogidas,i. 111,
Editorial Progreso, Moscú, pág.. 396-450. V.1. Lenin, “El
desarrollodel capitalismoen Rusia”, en Lenin, Obras com-
pleras, t. 111, Ed. Salvador Allende, México, 1978. K.
Kaustky,La cuestión agraria, Siglo XXI. E.P. S.. México,
1974; Mao Tse Tung,‘Análisis de las clasesde la wiedad
China“. Obras escogidas, Pekín, 1971, I. I, págs. 9-18:
“Informesobre una investigacióndel movimiento campsi-
no en Junán”, Obras escogidas,t. I, págs. 19-62;‘Prefacio
y epílogo a investigacionesrurales”,Obras escoxidas,t. 111,
págs.7-12.A.Gramsci, Escrirospolíticos, 1917-1933,P y
P No. 54,págs.224-259y 304-327,México, 1977.De nueva
cuenta, sorprende que un conocediir profundo del pens-
miento marxista como Poulantzas haya permitid« en su
análisis la ausencia lamentabledel pensamiento del notable
marxista peruano J. C. Mariátegui, cuya obra aporta nota..
bles propuestas pnra el análisis de la cuestión agraria r
indígena,J. C. Mariátegui, Sirle rnwyosde inrerprrtación
& lo reaiidadperuann, Era, Méxirti, 1979.
10 N.Poulantzas,Faxcismoy dictaduro, p á p . 317-3:s.
i I A. Gramsci, Escrifo~polílicos(/9/7../0?3).págs.224.259:
304-327.
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Unidad II Doctrina de la Iglesia 1 parte
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Nicos poulantzas fascismo agrario y dictadura

  • 1. Consideraciones sobre el fascismo agrario' Jorge FuentesMob* 1.Democracia burguesa Incubadoradel huevode la serpiente Lainvestigación de Nicos Poulantzas, Fascismo y dictadura: fue escrita hace 19 años; no obstantr:, no ha perdido interés actualidad, tanto por la notable calidad de la obra como por la coyuntura histórica analizada, la cual es una forma política específica quesedistinguiópor el altocostosocial queoriginó suejercicio, pues la Segunda Guerra Mundial difícilmente podría explicarse prescindiendo del fascismo italiano y del nacionalsocialismo alemán. Sin embargo, Poulantzas no hace investigación exclusivamente histórica, más bien su interés radica en desa- rrollar un trabajo teórico capaz de explicar la estructura política fascista y las conexiones del Estado totalitario con otras estructuras políticas capitalistas. Poulantzas comprendió la necesidad teórica, ideológica y política existente entre las corrientes de pensamiento revolucionario que debían comprender y explicar el lugar teórico y político que corresponde al fascismo italiano y al nacionalsocialismo aleman. Comprender el significado del Estado de excepción 149
  • 2. IZTAPALAPA 24 fascista permite asimilar la especificidad de otras formas políticas burguesas despóticas y autoritarias. El Estado capitalista, aun en sus formas más avanzadas y democráticas, contiene elementos es- tructurales que posibilitan desembocar en tenden- f cias políticas más o menos autoritarias favoreciendo incluso el “ocaso de la democracia”. Poulantzas demuestra la existencia de fuerzas en- dógenas que tanto en Italia como en Alemania fueron incubando las tendencias que permitieron el ascenso totalitario a través de las mismas formas jurídicas y constitucionales establecidas por fuerzas que buscaron construir formas democrático-bur- guesas de gobierno. Los teóricos marxistas que se ocuparon del aná- lisis del surgimiento, ascenso y dominio fascist:. siempre consideraronal socialismo alemán y al fas- cismo italiano hijos legítimosde la sociedadburgue- sa. Por ello localizaron las raíces del totalitarismo aun en aquellas formas de organización social “ino- centes’’, por ejemplo la familia. Poulantzas recoge en su traba& los aspectos más importantes de la producción teórica marxista correspondientes a las décadas de los años veinte y treinta; por ello, la argumentación sobre la raigambre del totalitarismo en el Estado burgués se construye sobre lasespaldas de losteóricos de la Internacional Comunista,como Bordiga y Gramsci; para mencionartan sóloalgunos de lospolíticos comunistasquea la postreresultaron agudosconocedores del fascismo; sin olvidar incluir los análisis premonitorios sobre el fascismo del di- sidente Trotsky; así como las eruditas investigacio- nes de los integrantes de la Escuela de Frankfurt, entreotrosMarcuse; ademásde los trabajospioneros de teóricos preocupados por conocer los fundamen- tos sicosociales del totalitarismo, como W. Reich. 1.50 Sin embargo, sorprende que un teórico de la talla de K. Korsh co aparezca entre la pléyade de marxistas convocados por Poulantzas para explicar el totalita- rismo de la época fascista. Korsch, en manera algu- na, puede ser consideradoun teórico menor,pues sus análisis sobre el nacionalsocialismo aportan ideas esenciales: u) El análisis del ascenso constitucional del nacio- nalsocialismo, es decir, los nazis fueronalentados y fortalecidos por la misma política burguesa. b)El examen de la constitución de un poder ejecu- tivo todopoderoso que gradualmente desplazó al poder judicial pero sobre todo al legislativo. La constitución del ejecutivo fuerte significó su transformación en matriz productora de ordena- mientos necesarios para la legitimidad guberna- mental. El legislativo languideció y en su lugarel ejecutivo gobernó con base en decretos presiden- ciales de carácter autoritario. c) Korsch percibió con particular agudeza la cone- xión existente entre la sociedad burguesa, el Esta- do democrático -burgués y el nacionalsocialismo; por ello nunca aceptó la idea de que el nacional- socialismo fuese una forma extraña y ajena a la ideología democrático- burguesa. Korsch perci- bió nítidamenteotras formasde totalitarismobur- gués que mantenían en estado latente aquellas tendencias que en Alemania permitieron el naci- miento de Hitler y su barbarie. Así, aun en los Estados Unidos de Norteamérica, Korscb advirtió los rasgos dictatoriales característicos de esta so- ciedad. El corporativismo ubicuo, público o pri- vado, fundamenta la materialidad social que en forma contingente puede dar paso a formas dicta- toriales como ia fascista!
  • 3. Consideracionessobre el fascismoa p n o No es el caso afirmar que Poulantzas sostenga posiciones teóricas discrepantes de las de Korsch, sobre las cuestiones anteriormente señaladas, más bien coincide con los planteamientos korschianos; sin embargo, en ningún momento se refiere al fun- dador del Partido Comunista de los trabajadores de Alemania, W D . En todo caso es pertinente reconocer la inteli- gencia con la que Poulantzas sintetiza y critica el pensamiento marxista correspondiente a la época del fascismo para fundamentar suexplicación de los procesos políticos, nacionalsocialista y fascista. ia explicación poulantziana del fascismo, ade- más de permitir comprender a la sociedad burguesa como productora del totalitarismopolítico, posibili- ta establecer los diversos matices de las dictaduras y de los regímenesde excepción, que de tantaexcep- cionalidad se hacen normales y reglamentarios. En América Latina puede observarse una permanente alternancia entre regímenes de gobierno dictatoria- les, dictaduras militares,bonapartismosy democra- cias, que de tan raquíticas mejor sería comprender- las como democraduras.EnMéxico puede observar- se cómo en los últimos años se han agudizado los rasgos de unpoder despótico burgués que paulatina- mente ha venido mermando las posibilidades y las conquistas obreras al mismo tiempo que restringe y reprime los procesos democráticos electorales. Las fuerzas tecnocráticas han copado al Estado mexica- no, instalando uncampo propicio para el surgimien- to de tendencias fascistas en tal sociedad. En Fas- cismoy dictadura,Poulantzas reconoció las fuerzas dictatoriales que se alojm en un poder ejecutivo ornnicomprensivoque paulatinamenteva extendien- do su influencia y determinacióna todos los niveles de la sociedad. Sintetizó este avance del ejecutivo de la siguiente forma: “La irresistible ascensión de la administración del Estado”? Poulantzas ha recu- rrido a esta designación metafórica, al parecer ins- pirada en la pieza teatralde B. Brecht,Elirresistible ascenso deArfuroUi,en la que ¡roniza y hace mofa del fascismo sin olvidarpresentar las consecuencias bárbaras y brutales que éste acarreaba. En México sin lugar a dudas la administración pública, es decir el poder ejecutivo federal, ha desa- rrollado en forma gradual y constante vigorosas tendencias despóticas que con mayor frecuencia echan mano del poder militar, indispensable para imponer sus designios. Vale la pena recordar que apenas transcurridos ocho meses de gobierno sali- nista, el ejército ha sido empleado en tres ocasiones que tienen relevancia particular por las decisiones que se han jugado: aprehensión de dirigentes de Pemex, proceso electoral en Michoacán, control de las instalaciones de Cananea en Sonora. En los umbrales del siglo XXI la problemática de la democracia y con ella la del despotismo burgués totalitario aparece Qmo estrella polar para quienes tanto desde la teoría como desde la práctica política luchan en contra de las tendencias autoritarias que proliferan ubicuamente enla sociedad burguesa. Por ello, los análisiscontenidosenFascismoy dictadura no pierden su actualidad y frescura. 2. Pensamiento marxista, capital monopolistay fascismo En los últimos años, nuevos filósofos y viejos opor- tunistas han decretado la inutilidad y muerte del pensamiento marxista. Para ello, se han servido tan- to de abundantesrecursos financieros como de fala- 151
  • 4. IZTAPALAPA24 cias gastadas aunque eficaces. En el repertorio de engaíioa, frecuentemente aparecen argumentos in- coherentes encaminados a -tener que el pensa- miento marxista es anticuado, además de promover prácticas antidemocráticasy autoritarias. Fascismoy &ladura puede ser leído como una rigurosa apología teórica de la democracia. No obs- tante, al destacarla raigambre de la dictadura fascis- ta en la sociedadburguesa, no puede tratarse de una “democraciasin adjetivo”. Poulantzasdemostróque la democraciadestruida por nazis y fascistas era una democracia con tendencia proletaria. Para levantar el rigor analítico, Poulantzas em- pleó a fondo la producción teórica de grandes mar- xistas comolos sedados anteriormente, además de recurrir a la investigación marxista contemporánea, ocupada de esclarecer los rasgos esenciales de la dictadura fascista, por ejemplo los trabajos de M. Horkheimer y Ch. Bettelheim, citados por nuestro autor. Laconstrucciónmarxistapoulantzianaen for- ma alguna puede ser considerada sectaria, pues la práctica teórica de Poulantzas desarrollósu exposi- ción en permanente debate y confrontación con la producción ideológica de matriz funcionalista, par- ticularmente aquella que se ha interesado por la investigción de la “conducta desviada” que signifi- ca el fascismo. Poulantzas, desde su tesis doctoral, Nature des choses et droit. Essai sur la diaiectique dufaitetde la vaieur; mostróconocimiento profun- do del pensamiento social de factura burguesa. Así, la tensión surgida de la oposición de tesis marxistas y burguesas redundó en beneficio de la producción de planteamientos teóricos sólidos y rigurosos. El examen poulantziano descansa en principios teóricos y políticos; por esta razón pudo dar vida y actualidad a los escritos de Marx, Engels, Lenin y 152 Mao, cuyas obras sirven para iluminar una proble- mática contemporánea, haciendo evidente su frescu- ra aun frente a la “novísima”elaboraciónde ideólo- gos burgueses. Lasuperioridaddelexamenpoulantzianosedebe a la capacidad de articular una interpretación cuya base está conformada por el análisis de las clases
  • 5. Consideracionessobreel fascismoagrario sociales. Nuestro autordesata una vigorosa crítica al reduccionismo economicista incapaz de dar cuenta cabal de la política, y en generalde la lucha declases. Toda la construcción poulantziana puede compren- derse como una reflexión permanente sobre una ex- plicación de la política materialista capaz de vincular la tradicionalseparaciónentreeconomía y política. Elfascismo es presentado como una derivación del capital monopolista, como un fruto del desarro- llo capitalista en determinada coyuntura histórica, cuyos trazos fundamentalesaparecenen la experien- cia italiana y alemana. Poulantzas demuestra la de- bilidad de aquellas tesis que han sostenido una ex- plicación del fascismo como producto del feudalis- mo. Las fuerzas básicas propiciatorias del fascismo fueron aquellas que se encontraban reunidas en tor- no a los intereses del capital monopolista: la gran burguesía y las facciones de clase cuya función coiibistitíen apoyarlos interesesdelgrancapital,que fue el caso de la pequeña burguesía en rebelión y de los terratenientes agrarios de corte capitalista. La riqueza esencial del estudio sobre la dictadura fas- cista reside, por tanto, en demostrarel carácter sus- tancialmente burgués, mejor dicho gran burgués,de la barbarie totalitaria. Eldesarrollocapitalistaobser- vado en Italia y Alemania hace evidente el grado de expansión capitalista ocurrido durante el proceso de fascistización y en el mismo apogeo fascista; incluso el apoyo de la pequeña burguesía al fascismo mues- tra cómo una de las principales “víctimas” del desa- rrollo czipitalista fascista terminó por sostener a un Estado que la golpeaba incesantemente. La rebelión pequeñoburguesa es el testimonio más claro de la irracionalidad de una facción de clase que busca sobrevivir apoyando al gran destructor del capital pequeño y mediano: el capital monopolista. 3. Subordinación del campo a la ciudad, matriz espacial fasckia Cuestión Agraria. Tradicionalmente el fascismo ha sido considerado un suceso político proveniente de las clases sociales más antiguas; inclusive se llegóa pensar que losorígenes de la dictadura fascista eran agrarios. Aun marxistas reputados,bolcheviques co- mo Zinoviev, llegaron a sostener en el seno de la Internacional Comunista que el fascismo era un fe- nómeno sustanciaimente agrario.’ Adjudicar al campesinado un carácter esencial- mente conservadory reaccionario, ha llevado a sos- tener a investigadores de diversas posiciones teóri- cas que el fascismo hunde sus raíces en el campo. No puede desconocerse que en diversas coyunturas históricas el mediorural ha propiciadoel surgimien- to de movimientos sociales de carácter regresivo? Sin embargo, el análisis pwlankiano expone clara- mente cómo las raíces del fascismosonurbanas; así, el fascismo agrario surge anno prolongación de interesesburgueses de origen urbano,esdecir, capi- talistas. Eldemiurgo de la urbanidad capitalista es el capitalista monopolista, cuya fuerza e influencia ejerce efectos en la vida rural. El desarrollo capiia- lista en el campo transforma las estructurasagrarias a tal grado que al destruir relaciones no capitalistas origina el surgimiento del proletariado agrícola; por otra parte, la extensión del poder monopolista en el campo significó la transformación de relaciones de propiedad feudalizantes en relaciones capitalistas, conformándose unidades de producción claramente capitalistas. Tanto en Alemania como en Italia, las unidades de producción capitalista fueron los vene- ros de losque surgieron las tendencias que constitu- yeron el fascismo rural. 153
  • 6. IZTAPALAPA 24 - Conviene ahora explicar la manera como Pou- lantzas aborda el estudio de la cuestión agraria, por lo que al surgimiento y desarrollo del fascismo se refEre. El punto de partida de la investigación está &do por la aportación teórica que sobre la cuestión agraria desarrollaron Marx, Engels, Lenin, Mao y Gramxi.’>En consecuencia, el análisis poulantziano no puede aceptar un enfoque “metafísico” del cam- po;en vez de ello parte del análisis de las clases sociales en el campo. Veamos cómo plantea tal cuestión nuestro autor: (1) El criterio de propiedad jurídica formal. Esta re- lación pertenece, en efecto, a la “superestructura” y no a las relaciones mismas ,,deproducción. Co- mo lo ha demostrado Lenin, especialmente en sus análisis sobre la “vía prusiana”, la introducción del capitalismo en la agricultura, este criterio no permite distinguir entre la gran propiedad de ca- rácter feudal y la gran propiedadde carácter capi- talista. bjia magnitud de los beneficios tampoco es un criterio determinante; es, sin embargo, a menudo en loque se resuelve, sumariamente utilizado, el criterio de superficie -en hectáreas- de la ex- plotación agrícola. Este criterio no permite, espe- cialmente, distinguir entre la pequeha propiedad. los pequeños arrendatarios y los colonos agríco- las, como tampoco la gran propiedad feudal y la gran propiedad capitalista. c)El criterio del lugar de una explotación agrícola en relación con el mercado, es decir, el criterio que se refiere a la parte del producto destinada al mercado, no es pertinente en lo que se refiere a las relaciones de producción,y asimila así abusi- vamente clases y facciones campesinas. 154 d) Los criterios del orden t¿cnici), como et valor comercial de la tierra, el tipo de productos agrí- colas, el grado de racionalización “tecnológica”, el porcentaje del capital invertido, etc., tampoco son “determinantes”.1o Con base en el análisis de las ciases sociales en el campo, se advierte la heterogeneidadque caracte. riza a la estructura de las sociedades rurales. Dicha heterogeneidad origina que la wncreción del modo de producción (teóricamente homogéneo) en socie- dades particulares sea muy compleja y diferenciada. La notable diferenciación social rural impide una interpretación de la práctica política derivada, úni- camente, de la relación con la tierra y con /OS medios de producción. La riqueza del análisis poulantzianir consiste en mostrarque para comprenderla cohesión política de las clases sociales en el camp« es new- sario explicar que por efectos de la práctica ideolii- gica producida por aparatos ideológicos del Estade se generan posiciones políticas que articulan y orga- nizan a clases y facciones de clase que a su vez mantienen relaciones asimétricas con la propiedad de la tierra y los medios de produccicín. No obstante, el análisis poulantziano reconoce como eje explicativo central el procesode desarrollo capitalista que en la vida rurai introduce una perma- nente polarización de las clases agrarias; así, el agrupamiento político podrá ser cabalmente expli- cadoa condición de reconocer como marco histórico de la lucha política las consecuencias derivadas del establecimiento de unidades de producción capita- lista. En fin, bien podría ser comprendida la investi- gación poulantziana como un análisis del desarrollo del capitalismo agrario y el fascismo; se hace esta anotación para insistir en que la piedra angularde la
  • 7. Consideracionessobre el fascismoagrario explicación poulantziana remite incesantemente a la m:iteri;ilidad social conformada por una determina- . iicín econcimica en última instancia. Así, el joven tecirico de la política marxista construye toda una explicacicín sobre la autonomía relativa de la politi- a,sin olvidar que la autonomía relativa está condi- cionada por el desarrollo económico de la sociedad capitalista, pues la acxión política es emprendida por la forma en que se produce y se apropia la riqueza. <ise&. .swiales cuya organización se explica a partir de J. Alemania y el Fascismo agrario En A1eiii:ini;i el niic ioiialsociaiismo pudo desenvol-. v c x ti1aquel1;rs i-tqiones e11las que se establecie- ::in uni&i&s productivas capitalistas fundadas en la. cxplotxi6:i tanto inieiisiva como extensiva. Ins ¡u-- gires donde mejor SI: difundiíi el nacionalismo agra.. r i i i fueron aque1l;is regiones en las que antiguar; rzl;,ciones feudalizantes eran reconvertidas en rela-. iiiiiics cqitalistas. I.:+ nohleza feudal posihiliici que aspectos de la idcola.igí,t feudal, nicfii:; sohrevivencias del pasado, tc<gntrihuyeran activaniente a 1;i conformación dr! os rii.-ps de la rdeologia nazi. En tanto que 1;: e;. I y iiis junkers estahan directwnente vincu- mc’,~:, :it G I ~ I C I ~ni~1:ioi3distri~su incluiiín en el blo- “tii: &i;ni:i;ii!:e i.tw tiípda, revistiendo un dohli: ixik‘i un Irenic di- resistencia a la expan- nwnopXiw en el campo. xipel not;ihlc en la pro- gicos ind::;peiis:ibieh ;?¡ En el análisis poulantziano del nazismo la expli- cación de la crisis ideológica que se vivió en Alema- nia e Italia tiene unpapel fundamental. Esta coyun- tura ideológica, expuesta minuciosamente en Fas- cismo y dicfudura, propició el clima cultural para que los valores antiguos inspirados en los grandes propietarios prusianos cobraran actualidad v vigen- cia. Asíel militarismo, el sentido de la disciplina, el sometimiento a la jerarquía, la fe ciega en el jefe, el nacionalismo exacerbado, constituyeron actitudes políticas indispensables en una sociedad dictatorial como la Alemania de Hitler. La pequeña burguesía agraria, de igual manera que la urbana, fue golpeada y afectada en sus inte- reses por la expansión de las relaciones capitalistas monopolistas. La pequeña burguesía rural que noera complementaria del expansionismo capitalista agra- rio sucumbió, en tanto aquella sobrevivía gracias a los servicios que prestaba al gran capital y despiaza- ría su adhesión política de la socialdemocracia al nacionalsocialismo. Tal movilización se dioa través de una serie de pasos intermedios como fueron la aparición de movimientos agraristas que, envueltos en una confusión ideológica, articularon frentes agrarios en lucha contra los “males” y la “perver- sión” provenientes de la ciudad. Este tipo de movi- mienlosfueron hábilmente utilizado.^ por los nazis, pues le proporcionaban al nacionalsocialismo íos elemenms chovinisius que cuajaron en el antisemi- iism,!i, yti quepara lti pequeña burguesía agraria el principal “mal” provenía de las condiciones del criddito rural que les empujaba a lu bancarrota. En Iodo momento, la pequena burguesía rara: iáentifi- c0 u! gran cupiral finuncierci con el usurero judio; kd maniohra política prcsló norabieservicio a l na- cion~lsociulismo,pues rviió lw identificación del 155
  • 8. IZTAPALAPA 24 verdadero origen de la bancarrota de la pequetia burguesía rural, el capital financiero; ademds, al convertirseen agentes del antisemitismocoadyuva- ron al fortalecimiento del nacionalismo exacerba- do. El proletario agrícola permaneció ajeno a la in- fluencia nacionalsocialista. Esto fue particularmen- te cierto en el caso de los jornaleros agrícolas que eran empleados en las nuevas unidades de explota- ción capitalista ubicadas en regiones que en la ac- tualidadse localizan en la hasta hace pocoAlemania Occidental. En tanto el proletariado agrícola, ubica- do en lo que correspondía recientemente a la Repú- blica Democrática Alemana, se vio más inclinado hacia el nacionalsocialismo; en efecto, la localiza- ción de explotaciones agrarias de origen feudal daba vida a una casta nobiliaria y de terratenientes que valiéndose de intermediaciones ideológicas provo- caron el acercamiento del proletariado agrícola a posiciones nacionalsocialistas. ta influencia de los aparatos ideológicos ecle- siásticos a diferencia de lo que ocurrió en Italia no jugó un papel importante en Alemania. La iglesia católica alemana no era hegemónica y la influencia religiosa se distribuía entre católicos y protestantes. En las regiones de influencia protestante los habi- tantes rurales se desplazaron ligeramente hacia el nacionalismo; esto no ocurrió en las de influencia católica. Durante el proceso de fascistización no se de- sarrolló en Alemania un vigoroso movimiento cam- pesino insurreccional anticapitalista, pues en este pais el proceso de destrucción de la economía cam- pesina prácticamente había terminado desde fines del siglo XIX,privando en el campo relaciones capitalistas que generaban un amplio proletariado 156 agrícola. El trabajo ideológico desempeñado por la socialdemocracia alemana, por los católicos (socia- lismo feudal), así como la influencia comunista, obstaculizaron un viraje franco hacia el nacionalso- cialismo. Resulta evidente que el nacionalsocialismo no puede comprendersecomo un movimientode origen agrario. las elementos ideológicos de cuño feudali- zante pudieron permanecerflotandoen el aireal lado de otras expresiones ideológicas prehistóricas; sin embargo, esto no fue así, la antigua axiología de los junkers fue redimenaionada y actualizada por inte- reses del capital monopolista, verdadero sujeto im- pulsor del proceso de fascisiización. 5. El fascismo agrario en Italia Las luchas campesinasen Italia tuvieron mayor pro- fundidad y alcance que en Alemania. Desde inicios de este siglo hasta el ascenso del fascismo y aun pocodespués,insurrecciones y levantamientoscam- pesinos dejaron su impronta en la escena política italiana. La estructura de la propiedad rural en Italia acusaba notable heterogeneidad. En el norte, la gran propiedad territorial había sufrido los efectos del desarrollo capitalista; así, las unidades productivas se encontraban bajo un regimen claramente capita- lista dirigido por propietarios que fungían como organizadores de la explotación en las grandes uni- dades territoriales de su propiedad. Además, exis- tían capitalistas agrarios que arrendaban sus propie- dades al mejor postor; como se sabe, este tipo de actividades complementode la producciónagrícola bajo el mando directo del propietario de la tierra,
  • 9. Consideracionessobre el fascismoagrario quien además dispone de los cultivos y en conse- cuencia del producto. En el nortese constituyó una poderosa burguesía agraria capitalista; ai mismo tiempo crecían las filas del proletariado agrícola que seorganizabaen sindi- catos. La base social del fascismo rural en Italia se conformó con la burguesía rural norteña. Lasunida- des de explotación capitalista de Ferrara, Emilia, Toscana y del Valle del Po veían favorecidos sus intereses por el fortalecimiento del fascismo tanto por razones económicas como por otras de carácter político. Lasde orden económico pueden apreciarse si se advierte que el desarrollo capitalista en el campo es un apéndice de la creciente intervención y expansión del capital monopolista;enItalia como en Alemania la fuerza sustancial del impulso fascista estaba dada por el capital monopolista. Los agricul- tores capitalistas norteños veían en el fascismo la fuerza política capaz de enfrentarse a la organiza- ción del proletariado agrícola. Conviene recordar que en los años inmediatamente posteriores a la terminaciónde la Primera Guerra Mundial,elascen- so de las luchas campesinas se sostuvo hasta alcan- zar niveles insurreccionales; así, la base natural para la alianza obrero-campesina tan urgente para los obreros de Turín estaba daba por las combativas organizaciones del proletariado agrícola del Valle del Po,Toscana y Emilia. Por ello para los fascistas agrarios del norte fue indispensable construir una opción organizativacapaz de lograr la destruccióny desarticulación de las organizaciones del proletaria- do agrícola. En el centro de Italia predominaba la pequeña producción agrícola fundada en el minifundio. Los minifundistas resultaron gravemente afectados poi la creciente expansión del capital monopolista en la agricultura, pues eran incapaces de asimilar la cre- ciente innovación tecnológica que representaba la base necesaria para el predominiomonopolistaen la agricultura. Losminifundistas constituyeron la base social del PartidoPopular. Este partidofue auspicia- do por la Iglesia católica; al Vaticano le preocupaba la creciente influencia de las organizaciooes socia- listas, comunistas y anarquistas entre las masas N- rales. Para limitar la actividad política de estas ten- dencias diseñó el Partido Popular. El programa par- tidario de esta organización indicaba una clara tendencia hacia el socialismo feudal inspiradoen la doctrina social católica de la época. Lospopulares propugnaron,como la principal opción organizativa frente a los sindicatos, la construcción de cooperati- vas agrarias. La política de los populares expresó el habitual comportamiento político católico: intentar convertirse en el fiel de la balanza entre lasposicio- nes extremas, es decir, entre las fuerzas fascistas rurales y las del proletariado agrícola. De igual for- ma que en otros lugares,el fiel de la balanza aparen- temente “neutral” termina por inclinarse hacia la derecha. En el sur de Italia, la coyuntura era más compli- cada; en consecuencia la escena política se aprecia- ba con menor nitidez. En la región meridional sobre- vivían los interesesde losgrandes propietarios terri- toriales, salpicados de rasgos feudales. Los agrarios sureños habían logrado negociar con ventaja, en el procesode unificación nacional italiano,ciertas pre- rrogativas en lo que a la estructura de la propiedad se refiere; por esta razón mantenían en el sur una estructura agraria notablemente rezagada. Lospropietarios territorialessurehosvinculados a los intereses del capital mediano no estaban en 157
  • 10. IZTAPALAPA24 condiciones de competir con la transformación que ocurría a instancia de iamodernizxión impulsada por el capital monopolista, esencialmente norteño. Para la ideología feudalizante de los agrarios sure- ños era difííil aceptar su conversión en simples agentes del capital monopólico,su amora los privi- legios señoriales les impedía admitir tal circunstan- cia. Convienemencionar que el Vaticano tenía gran- des intereses territoriales en el sur de Italia; además, sus intereses se conectabancon losdel capital medio y con losde la nobleza terrateniente. En consecuen- ciael gruesode los intereses meridionales, conside- rando los de las clases dominantes, resistía a la subosdinación fascista. Organizacionessocialistas y anarquistas y des- puésel PartidoComunista,desplegaron su acción en la región meridional. El Partido Comunista expuso sus pknteamientosa través de las plumas de Grams- ci y Tagliatti: A,Gramsci, “La cuestión meridio- nal”; “la situación italiana y las tareas de PCI”, también conocidas como Tesis de Lyon;” para este últimoescrito Grarnsci contó con la colaboraciónde P. Togliatti. Para los comunistas resultaba esencial articular una estructura de alianzasen la que queda- ron incluidosel campesinadopobresureio, asicomo lasminarías insulares, por elio incluian junto con el ppokteriadoagrícola norteño, a ias capas campesi- naiidelsur. Laestructura agraria meridionat padecía crwbnteaiente los embatesdelcapital monopolista; así, de manera gradual aunque oponiendo resisten- cia,k estructurasureiia fue aceptandoalgunas inno- vaciones tecnológicas; este hecho se tradujo en el h m n t o de la expulsión de la fuerza de trabajo que había estado reducida a UM situación laboral casiservil. En tal circunstancia el campesinado su- reílo iniciaba el lenta proceso de proietarización, 158 coyuntura que propició el renacimientode las viejas tradiciones anarquistas e inclinó su inconformidad hacia las organiíxiones antifascistas. Por esta ra- zón, a pesar de la contradicciónentreel gran capital y el mediano, las conveniencias de nobiliarios, cle- ricales y terratenientes (agrarios) terminaron por coincidir con el fascismo, por lo que a la lucha en contra de las manifestaciones insurreccionales se re- fiere. En Italia, a diferencia de lo sucedido en Alema- nia, la lucha ideológicarevistió particularrelevancia pues en el agro peninsular el clero tenía gran impor- tancia. El Vaticano desplegó una política doble: por una parte combatió frontalmente a las organizacio- nes anarquistas, socialistas y comunistas, y por la otra diseñó un dispositivo capaz de presentar una alternativa “socialista” sin salida: el Partido Popu- lar. Cuando algunas facciones populares se radicali- zaron hacia la izquierda, fueron descanocidas; al reproducirse sucesivamente esta situación, el Vati- cano decidió debilitar al Partido Popular, hasta lo- grar prácticamente su desarticulación. El marco estructural en el que se desenvolvió la escena política rural se caracterizó por una crisis agraria generalizada. Esta situación se him más evidente durante el periodo de ascenso fascista; pos- teriormenteel fascismo logróalgunos éxitos produc- tivos parciales. La política agraria fascista puede puntualizarse de la siguiente manera: penetración acelerada de relaciones capitalistas en el campo; modernización tecnológica; desarrollo de cultivos destinados a la exportación; fomento del arrenda- miento de tierras señoriales y de otras ociosas; impulso a la colonización de tierras internas agres- tes, con un propósito más publicitario que práctico; además se preservaron los intereses de los agrarios
  • 11. Consideracionessobre erfascismo a p n o meridionales,fomentando una colonización más mí- tica que real, de Noráfrica -desde esta perspectiva pueden comprenderse las guerras coloniales italia- nas en Abisinia y Libia-. Finalmente, el fascismo logró la subordinaciónde los agrarios, incluso de los clericales, en su lucha contra las organizaciones anarquistas,socialistas y comunistas. 6.Sobre el despotismo urbano en México Es un lugarcomún afirmarqueenelcamposubsisten formas ideológicas reaccionarias y conservadoras,e incluso que la mayoría de los movimientostradicio- nales reaccionarios y conservadores provienen de las matrices agrarias. La investigación de Poulantzas sobre el fascis- mo nos muestra que este movimiento profundamen- te reaccionario es de origen claramente urbano. La brutal dictadurafue desatadapor la fuerzadel capital monopolista, cuyo timón de mando reside en la ciudad. Además, la base social de apoyo fascista estuvo constituida esencialmente por la “pequeña burguesía en rebelión”. Las facciones pequeñobur- guesas que constituyeron la masa de maniobra fas- cista fueron principalmente urbanas. Tanto el caso del nacionalsocialismo alemán como del fascismo italianodemuestranque la dictadurafascista no tuvo su fuerza principal en el campo, donde en todo caso la población se limitó a asumir 10sefectos de trans- formaciones ocurridas en el ámbito urbano. Fascismoy dictadura alecciona sobre la necesi- dad de contradicción el mito que vincula cualquier movimiento reaccionario o antidemocrático a raíces, agrarias; este asuntoes particularmente relevante err la actualidad electoral mexicana, pues a partir de las elecciones de julio de 1988 se ha difundido la idea de que las fuerzas de conservación que sustenta el PR1-gobierno están en el campo. ia anterior consi- deración merece examinarse con el mayor rigor du- bitativo, pues loquehabría quepreguntarseesdónde se han creado lascondicionesjurídicas, económicas y sociales que acosan y subordinan a los habitantes del México rural para emitir “votos priístas”. No puede desconocerse el hecho de que el movimiento campesino no ha dejado de luchar duramente contra la opresiva máquina gubernamental que intenta mantener suaparato de dominación en el campo. lS9
  • 12. IZTAPALAPA 24 Notas 1 Ponencia prefentada en la conmemoración del X adversa- n o del fallecimiento & N.Poulantw. Se han reapid0 las observaciones críticas expresadas por otros ponentes. Este acto fue organizadopor el profesor Miguel Gonlalcz Ma- drid, a quien agiadezm la invitación. 2 PoulUtzas, FasciPnoydicradura. Siglo xxt,México, 1971. 3 Cfr.N. Poulantzas,Estado,poder y socialismo, Siglo XXI, México, 1979,págs. 247-303. 4Cfr. K. Korsch, Escritas políticos, t. 11. Folios, México. 1982,“Fascismo y conirarrevokucián”,pág.. 307-446. 5 N. Poulantzas, Estado,poder y sacialirmo,págs.265-285. 6 N.Polilantzas. Hegenaú<ry < i a n k & ei, elES& d r - no,P y P, No. 48,Córdoba,Argentina, 1975,pág.9. 7 Cfr. N. Poulantzas,FascU.moy dictadiira, pág. 107.Ziti” viev en el IV Congreso de la Internacional Comunista (1922.1 923). 8 Cfr. B.Moore, Las orígenrr sociaks de la dictadura y io democracia, Península, Barcelona, 1973. C. Marx, El 18 Brumaria & L u i s BoMparrr, Anel. Barcelona, 1968. F Engels, La guerra de lar campesular en Akmnia, Edicio- nes de Ciencias Sociales. La AobaM,1974.Para el caso de Marx conviene distinguirque el análkk expuesto en El I¿? Brumario, [io estDblece una ‘esencia campesina reacciona- ria”de~nidapdr.skmpe,setratani&sbiendelanálisisdr una situaciónCORCICIU en te que como agentes co~crvBdores.En análisis en los que el camphado y las tradiciones iomu- nales campesiinas surgen como valladar valioso Irenie al egoísmo y la irracionalidad burgueses. La lectura de los escritos del jovm Marx proporciona otra óptiw sobrr e! valor usignadoa los inasy sus luchas,no porque sc trate de un acto &i cto de la moción juvenll, sino más bien porque en otra situación concreta el camp- sinado emprendió tareasno conservadorasni reaccionarias. Carlos Marx, Federico Engels; Obras fundamenrales T.I. Marx. Escritos de juvenrud, F.C. E., Mexico, 1982; LOS &bales de la VIDiera Renana; Las elecciones a diputados de loDieraRegional,pág.. 248-295.M. b w y , La teoría de la rewlucióndeljovenMarx, Siglo XXI,México, 1972;M. Rubel, K. Marx. Ensayo de BU>grafíaIntekctual, Paidhs, Buenos Aires, 1970. 9 K. Marx (F. Engels). El Copitai. C r i i k ~de io econnmí<t política, T.11Ií~ol.8, Sección sexta, págs. 791-1034,Siglii XXI, México, 1981, F. Engels. “Elpapelde la violencia en la historia”, en C. Marx, F.Engels, Obrar escogidas,i. 111, Editorial Progreso, Moscú, pág.. 396-450. V.1. Lenin, “El desarrollodel capitalismoen Rusia”, en Lenin, Obras com- pleras, t. 111, Ed. Salvador Allende, México, 1978. K. Kaustky,La cuestión agraria, Siglo XXI. E.P. S.. México, 1974; Mao Tse Tung,‘Análisis de las clasesde la wiedad China“. Obras escogidas, Pekín, 1971, I. I, págs. 9-18: “Informesobre una investigacióndel movimiento campsi- no en Junán”, Obras escogidas,t. I, págs. 19-62;‘Prefacio y epílogo a investigacionesrurales”,Obras escoxidas,t. 111, págs.7-12.A.Gramsci, Escrirospolíticos, 1917-1933,P y P No. 54,págs.224-259y 304-327,México, 1977.De nueva cuenta, sorprende que un conocediir profundo del pens- miento marxista como Poulantzas haya permitid« en su análisis la ausencia lamentabledel pensamiento del notable marxista peruano J. C. Mariátegui, cuya obra aporta nota.. bles propuestas pnra el análisis de la cuestión agraria r indígena,J. C. Mariátegui, Sirle rnwyosde inrerprrtación & lo reaiidadperuann, Era, Méxirti, 1979. 10 N.Poulantzas,Faxcismoy dictaduro, p á p . 317-3:s. i I A. Gramsci, Escrifo~polílicos(/9/7../0?3).págs.224.259: 304-327. 160