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Boletín de difusión del Pensamiento
Publicación virtual quincenal
Textos y Fotografías de Fernando de Alarcón
Nueva época - Vol. IV No. 96 Noviembre de 2014
El Pensamiento analítico
El tipo de pensamiento que ha dado a los seres humanos, desde
hace dos o tres siglos, un extraordinario dominio del mundo exte-
rior, es una mezcla de lógica, de observación y de experimenta-
ción. El razonamiento no está excluido, pero sus conclusiones
deben ser confrontadas constantemente por los hechos, y acep-
tadas si son confirmadas por éstos, o implacablemente descarta-
das si los hechos las contradicen.
El pensamiento analítico consiste en someter metódicamente
nuestras ideas a la prueba de los hechos. Las observaciones nos
sugieren hipótesis sobre las relaciones de los fenómenos. Para
verificar estas hipótesis, el pensador provoca nuestras observa-
ciones más rigurosas. El observador escucha la Naturaleza; el
experimentador la interroga y la obliga a descorrer sus velos.
El pensamiento analítico exige la buena fe y el desinterés del
pensador. Estas virtudes, que ya son raras cuando se trata de
experiencias científicas que no parecen ser de naturaleza propi-
cia y despertar las pasiones más vivas, se convierten en sobre-
humanas cuando las pasiones entran en juego. Ocurre que el
deseo de descubrir una ley conduce al pensador a inclinarse in-
conscientemente en el sentido deseable para él, sobre los resul-
tados de la experiencia.
Cuando se trata de reparar una instalación eléctrica, el pequeño
mundo que la representa en el espíritu del ingeniero constituye
un mapa tan exacto que permite al técnico moverse de manera
segura entre los cables y las bobinas. Pero cuando se trata de
reconstruir un país, ningún mapa de la vida social nos permite
enfilar de manera cierta a la felicidad y al progreso. Ni más ni
menos que el razonamiento puro, el pensamiento analítico, apli-
cado con rigor, no puede guiar a un ministro, a un director de em-
presa o al comandante de un ejército.
Y sin embargo, es necesario que actúen, que decidan. ¿Cuáles
serán para ellos las razones de elección? Se dice que la ejecu-
ción debe preceder a la voluntad, y esto podemos comprobarlo
desde el momento en que actuamos. Si lanzan a un cachorro al
agua, nada aunque no tenga ninguna experiencia en la natación.
Nada antes de querer nadar. Todos somos, desde el nacimiento,
animales jóvenes arrojados al océano de las cosas y nadamos,
mal o bien. El escritor que comienza una novela no sabe de ma-
nera precisa qué es lo que quiere escribir. Si lo supiera palabra
por palabra, se novela estaría ya escrita. Lo que hace es tirarse
al agua. Cada capítulo le dicta el siguiente. La ejecución precede
a la voluntad.
Hacer proyectos puede ser necesario, pero proyectar no es ac-
tuar. “Pensar es fácil, actuar es difícil”; “actuar siguiendo nuestro
pensamiento es la cosa más difícil”; “es más fácil escribir diez
tomos de filosofía que poner en práctica un solo precepto”. En un
gran número de casos, que son los más importantes de la vida
humana, tenemos que encontrar nuestro camino en el laberinto
de la acción cuando nos hallamos lejos de poseer todos los ele-
mentos del mapa. ¿En qué se convierte entonces el arte de pen-
sar?...
El mundo debe estar envuelto de espíritu romántico. Así encon-
traremos el espíritu originario de los actos. Hacer romanticismo
no es otra cosa que una elevación poderosa, cualitativa. El yo
inferior se encuentra identificado en este acto con un Yo superior.
Nosotros mismos somos así una serie de potencias cualitativas.
Hay en esto un acto que todavía permanece totalmente ignorado.
Cuando damos a las cosas comunes un sentido más elevado, un
aire misterioso a lo que es cotidiano, la dignidad de la magia de
lo desconocido a lo ordinario y conocido, reverberaciones de infi-
nito a lo temporal, entonces estamos siendo románticos. Y para
lo sublime, lo desconocido, lo místico, lo infinito, hacemos una
operación a la inversa, un reajuste logarítmico. Esto llega a ser
una expresión común y corriente.
Filosofía romántica. Abatimientos y Sublimaciones, sucesivamen-
te.
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Te espera a ti.
Llueve con tu ausencia:
las lágrimas se vierten
sobre tu recuerdo
con la esperanza de hacer
retoñar tu presencia.
Anochece en tu recuerdo:
y la Luna evoca tu mirada
iluminando a los luceros,
en espera de verte llegar
con el amanecer.
El rocío recrea tu presencia:
las flores aguardan tu
llegada en su aroma,
floreciendo la emoción
que por ti guardan.
Reverdece la floresta:
con sus trinos los gorriones
te llaman a un tiempo,
y la luz del Sol prepara
tu lecho.
Anochece de nuevo con tu espera:
se entristece el día que
acaba en tu silencio,
y se preparan sueños y esperanzas
nocturnas, para el día siguiente...
1989
Mientras que el
tiempo
se acerca, espe-
rando
“Tienes que reflexionar sobre ti mismo y hacer luego lo que ver-
daderamente surja de tu propia esencia. No hay otro camino. Si
tú mismo no puedes encontrarte, tampoco encontrarás espíritus
ningunos que te guíen.”
Hermann Hesse.
Fernando de Alarcón / Banco de Historia Visual ©
Naturaleza, California - 1999