2. Un mito de la antigüedad narra un hecho de un hombre llamado PROCUSTO que vivía en una cabaña en un bosque, apartado y solitario.
3. Cuando algún viajero llegaba a ella , Procusto le ofrecía su cama para descansar.
4. Lo ataba a su cama y si la estatura del viajero resultaba mayor que la longitud de la cama, procedía a amputarle las piernas hasta que ajustara exactamente a esta longitud
5. Si por el contrario, la cama resultaba más larga que el viajero, entonces, mediante cadenas y pesos amarrados a los pies procedía a estirarlo hasta hacerle alcanzar el largo de la cama.
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7. Esta leyenda del lecho de Procusto ha quedado para siempre en la tradición popular y en la literatura universal, como una expresión proverbial para referirse a quienes pretenden acomodar siempre la realidad a la estrechez de sus intereses o a su particular visión de las cosas.