El pasado 9 de marzo fue una fecha histórica para El Salvador. Un día memorable que tuvo como protagonistas principales no a los partidos políticos, sino a la sociedad civil. Independientemente del candidato que haya obtenido la mínima diferencia de votos, el gran ganador fue el ciudadano, el salvadoreño que valoró su participación y activamente se incorporó al proceso en cualquiera de sus diferentes espacios. Este día dejó una gran lección de patriotismo, y retos a las autoridades en materia de equidad y justicia electoral, que no pueden ni deben ser ignorados.