Este documento narra un diálogo entre un padre y su hijo pequeño mientras caminan de noche por el monte para llegar al puerto y conseguir pescado. El padre explica al niño conceptos sobre el universo y la vida para calmar su miedo a la oscuridad. También le comenta que pronto tendrá que irse a la guerra, dejando al niño y a su familia solos por un tiempo indefinido.
3. Elbio Aparisi Nielsen El reloj invertido de Liebitz
El reloj invertido de Liebitz
Elbio Aparisi Nielsen
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4. Elbio Aparisi Nielsen El reloj invertido de Liebitz
Aparisi Nielsen, Elbio
Fundido en tres partes.
Vizcaya, España, 2009.
175 págs. 21x15cm.
ISBN 978-987-02-3646-7
1. Narrativa CDD 863
Hecho el depósito que prevé la ley 11.273
2009 Copyright todos los derechos reservados.
ISBN 978-768-09-3656-3
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7. Elbio Aparisi Nielsen El reloj invertido de Liebitz
Prólogo
El tiempo nos engaña, nos da el conocimiento del orden
sumido en una burbuja de cristal en medio del caos que
reina.
Hay seis números que rigen nuestro universo (el real, no
el de predicciones astrológicas), de hecho, vivimos en
uno (ignoramos otros) que se creó en una singularidad
que derivó en una increíble y voraz masa de energía
inflacionaria que no se detiene. Estamos sumidos en
buscar todas las explicaciones del universo que no tiene
respuestas, porque nunca hubo preguntas, y allí vamos
leyendo cientos de historias que no son reales para testar
nuestro mar de emociones contenidas y recordar lo
humanos (sin comillas) que seguimos siendo.
Aquí leeremos diversidad, no garantizo calidad, pero sí, a
pesar de futuras críticas, diversidad, inflada en caos y
orden sin sentido, porque de esto se trata, ¿no?, hay
cientos de miles grandes profesores, y de los buenos.
Quizás sea mi juventud la que me obligue a justificar mis
errores, pero de eso nacen los efectos geniales, de los
miles inequívocos, ¿o no pensamos en los fallos
anteriores del universo?... abrir los ojos, leer para
entretenernos pero no para someternos, yo al menos soy
acero cristalino, y no pretendo más que enviarte a mi
mundo, ese que me acompaña a todo momento y que
embellece mi manera de mirar este gran film diario.
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-Es verdad lo que dices, pero yo tengo un problema de
arritmia que me hace andar algo más lento que el resto,
soy la imagen que deplora un capitalista... a menos que
quiera rodar un documental lava cerebros o que lo
filmen promocionando su imagen social..._ el zumbido
es constante, el mapa nos indica que estamos sobre
volando África.
-No seas tan cruel contigo, es cierto que hay muchos
idiotas, en mi empresa tengo nueve enfermos del
trabajo, viven donando tiempo para que yo trabaje
menos y lo hacen con un objetivo claro, yo los mantengo
contentos elevando sus ganancias pero no pienso ceder
un puesto a ninguno de ellos, buscaré fuera, conocen
demasiado a la empresa, y compiten entre ellos
deslealmente. Eso es capitalismo entre iguales._ alguien
pasa junto a nosotros con un refresco.
-Que duro, yo vivo con una paga mensual, más lo que
me llega por los concursos, pero no cuento con ello ya
que no tiene una lógica temporal, pueden pasar diez
meses sin caer un céntimo... bueno por las
reproducciones si, los derechos dejan algo._ me mira,
suelta una sonrisa, creo que es un hombre de pocas
palabras, detrás de él el ala de nuestro ave de acero se
agita demasiado.
-Pero te conformas, mis empleados son ratas que matan
por su queso, ¿qué miras? ¿tengo algo en la cara?_
tengo hambre, el miedo me ataca el estómago.
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-Eres muy exigente, no me cuentas todo, pero no es
nada, es normal, estas conversaciones de avión tienen
esto, te haces amigo ante el miedo, creemos en Dios
para aliviar la tensión pero al fin estamos enfermos por
salir, sabemos que ésta cabina viaja ahora mismo
escasos 930 kilómetros por hora en una franja que
ronda entre los siete mil a nueve mil metro de altura. No
es nada._sonrío forzado por mi vergüenza ajena.
-Mira, lo siento, pero voy a descansar algo, mañana
tengo una reunión con inversionistas asiáticos y tengo
que estar despierto porque son muy listos los pequeños
saltamontes._ no me deja contestar, miro su espalda y
vuelvo a comprobar el ala agitándose demasiado, creo
que más que antes... esto no me gusta nada... acaban
de anunciar turbulencias... ahora creo en Dios.
Llegaré a mi casa, jugaré con mis dos gatos, París y
Leo, luego escribiré algún artículo digital y me leeré toda
la correspondencia acumulada, eso me sucede por no
llevar mi portátil a las conferencias.
-Perdone señorita, ¿puede traerme una copa de
whisky?_ seguro piensa que soy un borracho,
discapacitado y lamentable anciano, aunque si lo piensa
acierta conmigo, no voy a negarme lo que creo.
-Aquí tiene señor._ pone los hielos con una pinza que
brilla con el reflejo de la luz que ilumina mi asiento y
piernas, el resto creo que duerme, no sé cómo hacen,
son de otro planeta o nacieron con alas, quizás es el
efecto de mi falta de movilidad la que me avisa
inconscientemente de que no tengo posibilidades, de las
escasas que hay para todos, menos aún para mí.
-Gracias señorita._ hace un silencio, no se mueve, con
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su mano derecha apoya su mano con la pinza, seguro
piensa que la turbulencia se agudizará y espera pasarla
apoyada, tiene una bandeja en la otra, se está
acordando de toda mi familia.
-Señora, y no sea tan formal, que no le pega._ me
acabo de quedar con el rostro duro, al final tiene buen
humor en medio de una turbulencia y con con un viejo
molesto que le pide una copa mientras todos duermen,
no salgo de mi asombro. Me pica la barba, me la voy a
dejar larga, me da igual, que mis alumnos digan lo que
quieran, si llego sano a casa no me afeito por lo menos
hasta septiembre.
Que pare, por favor no te muevas más, ¿por qué ponen
luces en las alas? es de noche y puedo verla
perfectamente, se agita mucho, me da la sensación de
que en cualquier momento se va a romper en mil
pedazos y el avión va a girar en su eje hasta explotar en
medio del desierto o el mar. Que manera de caer, por
Dios, protégenos, no hagas nada que pueda dañarnos,
somos buenas personas y hacemos el bien... bueno mis
libros no son sanos, lo sé pero mis clases con los
alumnos son leales a la bondad, intento ser imparcial
con esas bolas de hormonas... algún día si me pasé un
poco, pero quiero vivir, al menos una temporada más, mi
nieta tiene una presentación, es un pase de diez
minutos en una obra de teatro y me hace ilusión, moriré
tranquilo si la veo sonreír al terminar, luego haz lo que
quieras de mi cuerpo... mis libros hablarán con toda esa
gente durante muchas décadas, eso espero... que sean
extensiones de mi tiempo en la tierra.
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-Llévalo, mañana no tiene nada que hacer y tu necesitas
ayuda con el peso, no tienes edad para andar cargando
tanto pescado._ lo miró apenado, no quería despertarlo,
era de madrugada y la noche no parecía más de
invierno que de verano.
-Pero, míralo, otro día lo llevo Isabel, hoy no, me de
pena levantarlo tan pronto._ su mujer sacudió al niño sin
miramientos, tenía muy mal genio cuando le apetecía
dormir.
-Vamos, despierta Joaquín, ponte los zapatos, un abrigo
y acompaña a tu padre... ¡vamos hombre, despierta de
una vez!_ el feble cuerpo del niño parecía romperse en
pedazos mientras se cambiaba con la insistencia de su
madre al oído y con la resignación de su padre frente a
sus ojos.
-Ya estoy papá, gracias por despertarme mamá._ sonrió
y sus dientes brillaron anunciando la luz que en algunas
horas volvería. La casa olía a gasolina y lomo ahumado,
más cuando tenían hambre, junto con los hermanos
creaban platos deliciosos solo con los aromas de la casa
cada tarde interminable y sin juegos, ya que su madre
no lo dejaba moverse siquiera para no tener más
hambre de la que ya padecían.
-Muy bien hijo, tu madre ha insistido, lo lamento._ abrió
sus brazos esperando el abrazo lento, desganado y
quebradizo del infante.
-¿Qué dices? me encanta ir contigo papá._ le dijo
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mientras se frotaba con la gabardina del padre, su olor
lo devolvía a su niñez inmediata, cuando no faltaba nada
en la mesa.
Se adentraron en el camino por el monte, el pequeño
Miguel sabía que si se perdía corría mucho peligro y
altas probabilidades de no volver a casa sano y salvo,
por eso, no se apartaba de su padre nunca, aferrado a
su mano subían el monte hasta la carretera que les
llevaría al puerto horas más tarde.
La luna escondida iluminaba el firmamento desde el otro
lado del monte.
-No se ve nada, papá no ve nada.
-Tranquilo Miguel, estamos agarrados de las manos,
nadie puede hacernos nada, no te preocupes hijo,
pronto estaremos en la carretera.
-Es mucho viaje...
-Es cierto, mira arriba, ¿ves esas estrellas?... brillan
mucho, pero su luz en algunas ya no existe, la vemos
porque viaja hasta nosotros, pero quizás ya esté muerta.
-¿Cómo puede ser eso?_ le pregunta el niño con su voz
aguda y entrecortada.
-Verás, la luz viaja y tarda tiempo en llegar a nosotros, el
universo es luz y energía hijo, es materia y ondas, todo
junto y revuelto... por eso miras las estrellas y algunas
son viejas y otras jóvenes, no son como nosotros que
nuestros cuerpos evidencian el deterioro, ellas brillan
para nosotros de igual manera.
-Pero algunas titilan y tienen colores, otras brillan
menos._ le dice el niño saltando mientras suenan sus
huesos de las piernas.
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-Muy cierto hijo, pero no preciso, la distancia es lo que
olvidas... lo primero que tienes que saber es que nada
en el universo está quieto y por siempre, todo tiene un
proceso, como nuestra vida mi amor, nuestras vidas
tienen un camino, son rosas repletas de espinas... ¿por
qué estás callado Miguel?_ suenan sus pies mientras
caminan.
-Estoy triste, no me gusta lo que dices... es feo.
-Mi amor, no tienes que pensar nada que no quieras,
pero tienes que saber bien todo lo que representa estar
vivo, saber para algunos es una maldición pero para
otros es un don... y tú tienes que obtener todo lo que
aprendes como un don, te hará ser una persona
rebosante de bondad para tus congéneres, y no de
pensamientos con intenciones impropias.
-La vida es muy bonita, tú lo dices siempre, mamá no, a
mamá parece no gustarle mucho la vida, ¿es por
nosotros?_ su padre detiene el paso y se agacha, no se
ven, los árboles resuenan, algunos animales aúllan,
suenan una piedras desprenderse y rebotar.
-Tu madre los ama hijo, es una época muy dura para
todos nosotros, suceden hechos muy malos, ella lo hace
todo por ustedes, vive por ti y tus hermanos, tienen que
ayudarla en todo, y si la ves mal algún día abrazarla.
¿Me lo prometes?, pronto yo me iré de viaje hijo, y no sé
cuanto tiempo será.
-¿Por qué marchas? ¿a dónde?
-Tranquilo, es una temporada, en unas horas cuando
volvamos, lo sabrán todos, me han llamado del ejército,
debo cumplir con la patria hijo.
-No, no quiero que te vayas a ningún sitio, quédate con
nosotros, te esconderemos en el sótano, allí no hay
ventanas ni puertas, no podrán encontrarte aunque
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quisieran, no puedes dejarnos solos... no vas a volver
papá, nos vas a dejar solos... lo sé.
-Nada de eso mi amor, es una temporada, la guerra
terminará pronto, he tenido suerte, lo peor ya ha pasado
hijo, vamos camina que debemos llegar al puerto antes
del amanecer, esos pescadores lo regalan todo antes de
zarpar, si llegamos tarde todo éste viaje será en vano.
La carretera tenía barro y agua de la noche anterior, una
tormenta no lo había dejado caminar tras la comida,
llevaban cinco días a pan y agua. No quitó ojo de sus
pasos, observó cada una de las irregularidades del
camino, imaginó bombas caer desde su boca, su saliva
invadió charcos y huecos de hormigas, piedras de
lagartijas e insectos. Sobrevoló simulando ser su padre
destruyéndolo todo a su paso, creía que los malos
tenían que morir todos, pero no sabía que era la muerte,
nunca había tocado la puerta de madera de su casa en
medio del bosque. El sol lentamente emergía del agua
del mar cantábrico y los barcos comenzaban a
advertirse desde el horizonte hasta la orilla del puerto.
Miguel respiró tanto como pudo, sentía comer en aquél
puerto, todo olía a pescado y sal, se hinchaba de aire
creyendo tener cientos de platos asados y bien
sazonados en su estómago... al llegar sus pies ardían
como el sol que los iluminaba, el pescadero envolvió
tres kilogramos exactos de merluza y se los entregó al
padre envuelto en un sudor frío.
-¿Ya marchas, José?_ tenía treinta personas esperando
en una cola de esmirriados seres humanos.
-Sí, quiero agradecerte todo lo que hiciste por mi familia,
Dios me devuelva a mi tierra para compensar tu
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excesiva bondad, Francisco.
-Tú vuelve, luego hablaremos, quizás puedas ayudarme
en la mar, te harías un dinero, dicen que será más duro
que ahora, cerrarán todos los canales de provisiones...
nos espera una época muy duro mi amigo.
-No puedo pensarlo Fran, debo marchar, es mi deber._
dijo endureciendo su ceño y así demostrando su
fortaleza detrás del cuerpo cansado y ojeroso que lo
representaba junto a su hijo al borde de la desnutrición.
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El reloj invertido de
Liebitz.
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-Los documentos fueron revisados por Clara hace unas
horas, no creo que necesite retoques, nos llevó su
tiempo recaudar toda la información, pero lo logramos,
supongo que estará alegre con todas las nuevas
noticias, llevamos con todo esto unos veintitrés meses._
no paraba de repiquetear el bolígrafo mientras lo miraba
fijamente analizando cada una de sus palabras,
midiendo uno a uno los pensamientos unidos a ellas, en
una celda imaginaria abusó de su fuerza mental
propinándole una paliza de gritos.
-Pues, estoy conforme, alegre es un estado algo más
elevado, y no creo estar a la altura de sus
apreciaciones... puedo considerarme... conforme, sí, esa
es la palabra que se ajusta, usted supongo que sí estará
alegre, ya que completar un trabajo tan laborioso y de
un contenido tan suntuoso para su bolsillo no es
pequeña empresa, ¿verdad?_ detuvo el movimiento del
bolígrafo, su silencio no tuvo otra respuesta, no podía
decir nada, tenía dos opciones, contraatacar o eludir,
prefirió la segunda ya que no había firma que realmente
concluyera su trabajo, pensó en una milésima que no
era lo parco y obrero que creía, ni lo bajo e inútil que
decía entre sus colegas, estaba asombrado y confuso,
el silencio provocó una sonrisa en su cliente,
evidenciando su clara disposición por no perder un
céntimo.
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-¿Qué hora es señor Liebitz?
-Las seis y cuarenta y dos minutos con tres segundos
contando... cuatro segundos contando.
-Que lectura exacta del tiempo, no pierde usted ni un
segundo, no hacía su visión tan aguda... sepa
disculparme pero me asombra.
-Las sorpresas nos destrozan el camino de certidumbre
que creamos señor Uriarte, nos hacen reconocer
nuestras debilidades antes el miedo penetrante y vil que
nos gobierna, el futuro suele ser un miedo paralizante o
una motivación involuntaria que determina un nuevo
camino fundado en los buenos actos... supongo que sus
actos de bondad sembrarán un camino de futuras
alegrías más reales que las del propio trabajo
profesional, esto solo es un guiño, usted merece algo
más._ dijo su cliente con una ironía repleta de unas
intensas ganas de hacer añicos su despacho, incluso de
quemar todos sus cuadros de honor de la universidad de
derecho.
-¿Hegel?, ¿metafísica?, ¿Marx? o más bien..._ dijo el
doctor en derecho mientras sudaba una nueva gota que
recorría su pecho hasta dar con un pliegue de grasa
acumulada.
-Liebitz... son mis reflexiones internas, no hay libros, ni
universidad, no hubo sistema educativo en mi infancia,
mis padres me enviaron a deshacer mi cuerpo en tareas
de agricultura, las bases de este imperio... entre otras...
la información vino a mi en forma de luz en medio del
esfuerzo ante un calor de mil infiernos trabajando sobre
mis pensamientos a plena luz del día. Lamento
desilusionarlo pero no hay ideas de otros, son mías,
heredadas de la contemplación de la naturaleza y no del
artificio asqueroso que lo gobierna aquí mismo día a
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día._ su bolígrafo dio vueltas veloces en una sincronía
perfecta, su estado de ansiedad lo envió a la práctica
obligada de no responder y contener todos los insultos y
vejaciones que rumiaba por dentro con tanto goce.
-Es un placer tratar con alguien tan inteligente._ devolvió
con ironía en un estado involuntario de defensa que no
pudo evitar, su genio estaba afectado, ¿cómo un
granjero iba a hablarle así?, pensaba en los billetes en
su caja fuerte, no había más que dinero en sus símbolos
de evocación interna y delirante por momentos.
-No, el placer es mío._ devolvió Liebitz con otra.
-¿Qué hora es?_preguntó Uriarte nuevamente.
-Las seis y cincuenta y un minutos con nueve segundos
contando... con diez contando._ se detuvo el movimiento
del bolígrafo, los dos esperaban algo del otro, un gesto,
una sonrisa que inclinara la balanza a otra tensión
menos densa, aunque estaban dispuestos a mantener el
estado hasta que el otro lo haga... al final ser cliente le
dejaba más opciones a Liebitz que a Uriarte.
-Los documentos están preparados.-cedió su orgullo
para terminar con el sudor y beber algo al marcharse el
inútil presumido del granjero de pueblo que tenía por
cliente, pensaba en la gloria de su posición social y en la
de él que lo miraba intrigado y pensativo.-solo tiene que
firmar en cada una de las hojas, son treinta y dos folios
más tres de conformidad, que es el poder para obrar por
su madre.
-Me gustaría detenerme en unas cláusulas que he leído
y no termino de enterarme para que son realmente, son
solo unos minutos, creo que no será problema señor
Uriarte, o ¿sí?
-No, en absoluto, puede seguir todas las cláusulas que
crea oportuno, mi mujer sabe que trabajo hasta que el
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trabajo me deje volver a casa.-dijo riendo sudando el
cuelo, el cabello de su nuca comenzó a evidenciar su
humedad juntándose despejando la pelada incipiente de
Uriarte.
-Muy bien._ dijo Liebitz sin quitar la vista y acercándose
para analizar un punto que había marcado en su copia.
-Igual no veo motivos para ser tan detallistas, su madre
confía en mi desde hace años, lamento el incidente que
la llevó sin remedio al estado en que se encuentra hoy
en día, pero ella sabía que los poderes que tengo sobre
las acciones y propiedades son en beneficio de la
familia...
-Es suficiente para usted, para mi no lo es, defiendo
intereses que desconoce señor Uriarte, por favor debe
limitarse a esperar, creo que ya he encontrado algunas
anomalías que no corresponden entre la copia y el
original..._ su camisa estaba empapada en agua debajo
de la chaqueta del traje a rayas finas.
-¿Qué hora es señor Liebitz?
-Son las siete y seis minutos con dos... sé que viene con
punta su pregunta._ Liebitz apuntó con su anular a
Uriarte entrecerrando el ojo izquierdo.
-Es verdad, porque es una curiosidad... nunca lo había
visto._ dijo Uriarte tan astuto como pudo, necesita una
señal de desvío.
-Lo hago desde que tengo conciencia, es mi manera de
leer el mundo._ lo tenía casi apartado.
-No creía que fuera capaz de leer el mundo al
revés._creyó lograr un distracción de nervios y
confusión.
-Mi reloj invertido puede ser un detalle que no me
apartará de sus intenciones, señor Uriarte desde este
preciso instante comenzaré todos los procedimientos
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24. Elbio Aparisi Nielsen El reloj invertido de Liebitz
legales para desempañar los cristales de la justicia y
devolver a mi familia cada céntimo que le debe desde la
última década hasta este último minuto. Llegaré al fondo
de sus transacciones, nos pagará con los intereses que
prefirió obviar sin contar las inversiones falsas en los
tres bancos con los que interactuaba su mujer, hermano
y dos hijos... lo lamento señor Uriarte, ¿sorprendido
nuevamente?, se lo he dicho, el camino de la
certidumbre se derrumba de un coletazo de gigante de
un momento a otro, por eso cuento los segundos con
tanta precisión, me gusta saber cuando sucede y
apuntarlo... el suyo fue a las siete y once minutos con
quince segundos, según mi reloj invertido._ soltó una de
las hojas del contrato con la hora apuntada y se dispuso
a dejar el despacho con una sonrisa que le iluminó el
alma.
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-No doy más, te lo digo de verdad, me duele mucho la
cabeza, quiero irme solo a caminar, es una hora
tranquila, no quiero que me veas así, no me mires así,
¡no quiero que me mires! ¿te parezco débil, eh? ¡no soy
un tigre enjaulado!, no pienso quedarme dando tumbos
en la cama... no me mires así, ¿te doy pena? ¿es
eso?_voy a estar mejor junto a la estatua del museo.
-Así lo solucionas todo, en vez de enfrentarte a todo lo
que te viene encima, prefieres correr, huir lo más lejos
que puedas, si siempre se trata de huir en tus planes.
¡no es así! ¿por qué te miro así?¿crees qué es pena?
¡pues te equivocas!... cómo me vuelvas a gritar así juro
que no respondo de mí, me tienes en la línea de la
puerta, no me provoques, tu furia repentina no puede
afectarnos así Jérome, ¡ahora tú no me mires así! te
crees tan listo... no muevas un dedo, aquí te quedas,
bajas un vino de la bodega y hablamos, pero si esa
puerta se abre, te olvidas de mí Jérome, no miento, y no
te amenazo, lo digo porque ya sé lo que viene, es
siempre lo mismo, pero hoy no, hoy no puedo
permitirme ceder ante tus impulsos...¿qué viene
luego?... ¡ve a buscar ese vino a la bodega!, si quieres
también unos quesos y hablamos... no tienes opción._
está desesperada, la comprendo, estoy furioso, mi alma
me golpea y agita la cabeza es que toda mi energía está
en el caos existencial del enredo algorítmico... no
puedes marcharte Jérome, no lo hagas, marcha Jérome,
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27. Elbio Aparisi Nielsen El reloj invertido de Liebitz
puedo marchar si quiero, eso es ¡vete!, no hay ningún
momento ¿en qué no se callen? es que quiero... no
quiero... no puedo, no.
-Subiré, en unos minutos vuelvo, traeré queso... ya lo
sé, no digas nada, y también dos copas... suelo
olvidarme las copas... Dadou no me mires por favor,
volveré y hablaremos._ las matemáticas complejas, la
inteligencia artificial que estás advirtiendo, ya vendrá
tranquilo Jérome, el satélite está en órbita, hay tres
estrellas oscilantes que albergarán vida, tranquilo,
relájate, no hay tiempo para que las conozcas, no tienes
la capacidad de controlar el tiempo, eres un trozo
existente, durante mi rugido cósmico, no te apenes,
sabes que todo vendrá, lo que ves, ¿por qué enfureces
Jérome?... no hables de esto, a otros les costó la vida
hace quinientos años... vive Jérome, solo vive, esa
mujer te ama, pretende solo eso... amor, no la castigues
con tu maldición, es un don solo para quienes te
extirparán la conducta, no hay seres inteligentes, no hay
inteligencia divina, no hay pensamientos mágicos
religiosos, tampoco hay ciencias... coge ese vino... voy a
gritar desde la azotea, quiero que todos puedan... pero
no puedo, no hay pruebas, mis experimentos se han
terminado, no soy ese... ¡las copas!, el queso, hay uno
que... contener la sensación de un océano vibrante en el
cuerpo debe ser... los fluidos, es que no me puedo... las
copas, el vino, queso y las... perfecto ahora sí, me siento
mejor, no me entenderá, todas son patologías, todos son
síntomas, estadística y prueba error, la intuición nos
evoluciona más que la lógica, no hay lógica que
perpetúe a una especie, contempla todos los errores,
todas las manifestaciones del azar, no caigas en el
lenguaje externo, parco y lacónico, las sintaxis son obra
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28. Elbio Aparisi Nielsen El reloj invertido de Liebitz
del sistema de locomoción humana.
-Veo que no te has olvidado nada Jérome, ven aquí,
síentate, ¿mejor?_ sus aromas, feromonas, la fricción
del aire y las partículas en estado de suspensión... los
fluidos... dos tartas a medio cocer en un horno circular y
pasajero, cuantas limitaciones pero que placentero.
-No lo sé, siento que no hay cambios, no se modifican...
sigo oyendo, es que... no quiero, no puedo... Dadou, no
me obligues, no es mi intención lastimarte, sabes quién
soy, no creas que todo...
-No busques excusas, cuéntame, ¿qué se siente?
-Es como... similar a... las palomitas cuando estallan..._
no seas tan estúpido Jérome.
-No soy una niña, ¿qué sueñas? es que..._ está
exhausta, sus ojos me enseñan que ya no me desea, lo
hace por compasión.
-Algún podré construir ese prototipo que tengo en
mente._ no podrás, no tienes los elementos.
-¿De qué hablas cariño?, pero nunca me mencionaste
un prototipo de nada...¿estás bien?_el vino está algo
más frío, en unos once grados Celsius aunque no veo
por qué nombrar a la temperatura con su nombre... fue
injusto.
-Quiero darte un beso..._ es en diamante en el espacio,
no es de este lugar, irradia amor, me ama, ¿por qué me
ama? no hago más que enredarme en mi cola,
sujetarme con mis cuerdas y ahorcarme con mis
sueños... el amor por momentos es tan sutil y básico...
tan animal.
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30. Elbio Aparisi Nielsen El reloj invertido de Liebitz
-¿Cuánto va a tardar?, es que no lo aguanto a tu
hermano, siempre lo mismo, ¡no puede ser impuntual!
¡hoy no!, no me mires así, yo no soy la culpable, es tu
hermano, es el mismo gilipollas de siempre, egoísta y
soberbio, tu madre le dio todo, ahora que está metida en
el ataúd y bien callada prefiere no venir, para que no
escucharnos a nosotros, pero se va a enterar, yo no
aguanto más tus silencios, siempre le pones tu carita de
perro estúpido. ¿En qué piensas Caleb?, ¡mírame! no
todas son sonrisas y abrazos. ¡Tú madre se ha muerto
Caleb! ¿me oyes? ¡se ha muerto! y tu hermano no viene
a verla... ¿te enteras?_ tengo ganas de golpearle la
cara, de verdad, le golpearía su boca para que se
hinche y se calle, puede ser tan dura por momentos,
nunca lo haría, lo perdería todo por un rasguño, es muy
lista, por eso estamos casados. En el taller siempre
pienso en que habría sido de mí si hubiera continuado
mi viaje, se me cae el cuerpo, tengo mucho sueño, no
quiero escuchar lo mismo de siempre, no voy a discutir
por dinero con mi hermano, que se lo quede todo.
-Tómate el café, así entramos, están todos
esperándonos en la iglesia, tengo algo para contar._
están todos, mi madre es una mujer muy querida por su
barrio, envidio toda la gente que ha venido a visitarla en
su nuevo viaje.
-No hay nada que decir, tu madre no va a escucharte, a
tu hermano tienes que decirle algo, a él sí, maldito
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31. Elbio Aparisi Nielsen El reloj invertido de Liebitz
egoísta, a ese sí, si tienes lo que tienes que tener le
dirás todo lo que tienes que decirle de una vez por
todas, ¿me oyes Caleb?, John no solo piensa en él._ es
curioso, pero el reloj está invertido, tiene en el centro
una lata de cerveza, la aguja va en contra del sentido
normal y los números igual, invertir las situaciones,
controlar el tiempo, es curioso, me encantaría que ese
reloj hiciera lo mismo con mi vida, moriría yo en los
brazos de mi madre, la ley natural es dolorosa, es solo
pasar la posta para perpetuar a una especie débil,
limitada y dañina, pero mi madre no es así, nunca tuvo
maldad, ni siquiera con los golpes de mi padre.
-Mira, deja ese café por favor, están esperando en la
iglesia._ estamos a unos doscientos metros, es un día
precioso, uno de esos en los que mi madre se dedica a
fregar la ropa con sus manos y a colgarla en el jardín. La
iglesia no tiene el lujo habitual, es eso lo que atrapó su
alma, la gente es solo bondad, se despiden con sonrisas
y abrazos. Mi mujer me intenta dar la mano, ¿por qué
haría eso? no funciona así, no somos un vínculo, no
somos nada, todos los días en el taller encuentro
respuestas... Allan no puede perderme, yo no soy un
cabrón como mi padre, ese hijo de puta va a morir hoy,
así, sin mediar palabras, luego mi hermano, serán
muertes limpias, con sonrisas.
-Y no va a venir, si no viene ¿qué vamos a hacer?_ me
pregunta mi mujer muy preocupada y excesivamente
disgustada por todo el año que le hizo perder mi madre
con su enfermedad, en un punto puedo comprenderla,
pero es injusto.
-Cariño, por favor, no me hables, no quiero hablar, no
puedo, acaba de morir mi madre, están esperando en la
iglesia para que me presente en su nombre y rememore
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32. Elbio Aparisi Nielsen El reloj invertido de Liebitz
sus actos, no voy a llegar tarde, John puede estar en
Venecia, olvídate de él, quizás esté esquiando...
-Pero si le has avisado, no puede ser..._ sigo caminando
más rápido, la dejo atrás, me grita, creo que llora, hoy
ganaremos todos, solo que no lo sabe.
Me sorprende, es que no me imagino el día de mi
muerte, ¿cuánta gente estará sentada mirando mi
cuerpo quieto?, la señora Revens, los hijos de Clarence,
los hermanos Hiddens. Hay otros que no vi en mi vida,
seguro devotos de Dios o amigos de sus amigos. Las
flores tapan al tecladista, es un niño, le acaba de tocar el
hombro el padre Holley, se han parado todos y me miran
con sus ojos rojos y cansados, parecen tristes, les
sonrío, quizás sea el mejor momento de mi vida, están
agonizando en sus cuartos, puedo ver como dejan la
vida y se unen a ella, allí no podrán ni mirarla, estará
protegida... por su Señor protector.
-Buenos días, gracias... por favor no aplaudan, gracias,
les agradezco estar aquí hoy honrando la muerte de mi
madre... Claire Eccles... una mujer que soportó los
golpes de la vida con una entereza envidiable, con la
vitalidad de una luz que todo lo iluminaba, estando triste
o feliz, una mujer que luchó por los derechos de muchos
grupos de exclusión que integró con su tenacidad y
protección sin derramar una gota de sangre y odio.
Claire Eccles es una mujer, ¡esta mujer! vivió penurias
injustas y aberrantes frente a sus hijos, para quienes la
igualdad fue su primer mensaje, supo escapar del horror
y levantar a este barrio en un grito de unión fraternal,
todos aquí somos Eccles, somos hermanos de una
mujer colosal de una sonrisa perfecta, con un interior
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33. Elbio Aparisi Nielsen El reloj invertido de Liebitz
forjado por el pensamiento y la diversidad cultural, fue
un ejemplo para todos nuestros hijos y lo será hasta el
día que cierre lo ojos, su nombre estará grabado en
cada uno de mis actos, con amor y un respeto
unánime... Claire Eccles te despedimos, dejamos que
tus sueños se hagan polvo y vuelen sobre nuestros hijos
para poder ver el mundo por un segundo como tú lo
veías... limpio de impurezas, exclusivamente Blanco...
gracias, muchas gracias por estar aquí hoy... ahora
celebraremos en nuestra casa... están todos invitados,
solo habrá sonrisas y recuerdos gratos... ¡gracias!_ su
rostro tiene arrugas que desconocía, nunca la vi
detenerse así, incluso hace dos semanas, justo antes de
su último desvanecimiento había dibujado un letrero
para unos pequeños de la escuela, ¿cómo me veré yo
en su mismo descanso?... están acabados, quizás sea
impuntual hasta para morir... no es mi problema hoy...
las dos pastillas tienen un efecto seguro, no hay nada
que pueda detener lo inevitable... merecen dejar de
respirar el mismo día que ella... quédate tranquila, no
hay nada que me ate a este lugar, tengo un dinero
ahorrado, puedo empezar de nuevo, Allan tendrá una
buena educación, este barrio sin tu mediación entrará en
guerra en días, caerán los pilares que construiste, tu
esfuerzo solo deja lágrimas, no hay nadie que pueda
suplirte, y yo estoy cansado, John y el cabrón de tu
marido están pagando por todo, tengo el dinero... es
mucho, no le faltará de nada, no podré visitarte, es mi
despedida, estarás en todos mis pensamientos, en mis
recuerdos, nada nos separará, solo es tiempo madre,
solo eso... Allan dice que te ama, me lo ha dicho hace
unas horas, está el primero en la segunda fila, junto a la
señora Parsons, lloran por ti, serás una leyenda en poco
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36. Elbio Aparisi Nielsen El reloj invertido de Liebitz
-La vida es muy larga Jean-Marc deja de una vez todos
esos recuerdos, siempre vivimos de la memoria,
irrigamos nuevos pensamientos, procesos y acciones
mediante la memoria, no es justo, tienes que olvidar lo
que hizo tu madre, no te enojes conmigo, somos
amigos, te quiero, pero tienes que focalizar en lo que
tienes ahora mismo, viene una niña en camino._ le dijo
Emma dando un sorbo a su café con leche.
-Son dos días, son dos días... son dos días la vida, no
sé que hacer, es que no la soporto a la mujer que va a
tener a mi niña._ la miró a los ojos agitando sus manos
sin beber nada de su té verde.
-¿Cómo puedes ser tan desprendido? es una persona...
no " esa mujer que va a tener a mi niña ", por favor
Jean-Marc no seas tan estúpido ¿quieres?, es que a
veces tienes unas salidas tan extrañas que me molestan
mucho, puedo entender que ames el teatro, que sea tu
modo de expresión, que le quieras contar tu visiones al
mundo y que ellos te animen a más... pero esto es la
vida real, no hay interpretaciones, ¿ves esa mujer
vendiendo café? seguramente quiere hacer lo mismo
que tú, en su disciplina, no eres especial, no eres
distinto, no eres de otro planeta, eres humano, eres de
mi mismo bloque y barrio, eras tan niño como yo y no
me cuentes ninguna de tus aventuras mentales, porque
son eso, mentales y tuyas.
-¿Por qué te molestas así conmigo?, solo quiero hacer
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37. Elbio Aparisi Nielsen El reloj invertido de Liebitz
lo que hago bien, mis mensajes son, aunque no lo
creas, distintos... no voy a pactar con la vida que me
propone el sistema para que todos seamos felices..._
Emma enfurecida le interrumpió, algo nervioso Jean-
Marc bebió dos pequeños sorbos del té verde, lo hizo
lentamente para tapar completamente a Emma y oírla,
se sintió molesto por tantas palabras juntas y en un
lugar tan público como el "Le Doobie´s".
-Tus padres te criaron bajo este sistema, tus abuelos
fueron sastres bajo este sistema, padecieron y
disfrutaron de este orden que desestimas siempre,
¿acaso duermes en la calle con los desfavorecidos?,
quiero que seas realista Jean-Marc, puedes dejar atrás
todo el pasado, puedes aislar esos fantasmas en un
punto negro de tu mente, olvídalo que ya no eres un
niño, pronto tu hija va a nacer, y su madre seguirá
siendo ella toda la vida, tendrás que lidiar con eso o
hacer lo mismo que todos tus amigos artistas... no es
justo, eres buena persona._ Emma se cruzó de brazos,
cruzó sus piernas y miró por unos momentos de silencio
el café con leche que le esperaba ansioso, Jean-Marc
miró al boulevard Sébastopol dónde los coches y la
gente buscaban hacerse un hueco entre la velocidad
frenética e interna que los gobernaba, mordió
suavemente sus dedos al menos unas treinta veces y
rompió la paz de reflexión dolorosa para explicarle sus
razones.
-Todos tenemos un propósito en esta vida, el mío es el
mensaje que llevo dentro, quizás un mensaje mal escrito
y confuso, pero es mi mensaje, el que quiero difundir
con todas mis fuerzas, que no logre nada con ello no
significa que sea lo que sé que soy y puedo, mi voluntad
de poder me hace enorme, pero mi personalidad y la
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38. Elbio Aparisi Nielsen El reloj invertido de Liebitz
realidad me hacen un hierro más en esta cuidad de
muertómatas, no quiero ejercer de padre, no quise tener
sexo con esa mujer, no hablé con ella hasta el día de la
noticia, y quiero que sepas que mi viaje no es por
egoísmo, tampoco es un desprecio a su vida... pero no
puedo condenarme en un hecho tan equívoco y
malintencionado... esa mujer hizo todo lo que debía para
encarcelarme en su visión de la vida, en su visión de la
familia... lamentablemente mi niña será fruto de sus
intenciones, por eso me voy lejos... y no quiero que me
presiones ni tú, ni mi familia, al final siempre te envían
para decirme lo que piensan, ellos son burgueses y yo
no lo soy, ellos tienen ahora la excusa perfecta... a mi
niña nunca le faltarán ni el dinero ni el amor, pero mi
presencia, mi existir en París se ha extinguido ayer
cuando decidí marcharme de este agujero turístico. Lo
lamento Emma, voy a extrañarte, no quiero que me
comprendas, ni quiero que me cuentes tus verdades, las
comprendo, y no hago oídos sordos pero amiga, yo hoy
ya no existo... hoy soy uno de esos fantasmas de los
que según tú debo olvidar... Emma olvídame._ se paró
en lágrimas secas y abrió la puerta del bar, dobló en el
Boulevard y se esfumó entre la gente, Emma reaccionó
minutos después cuando ya era tarde, se apoyó contra
el hierro caliente del semáforo y tosió de los nervios,
supo que era la última vez, la luz verde le indicó a los
transeúntes ansiosos que se echen a andar, la
empujaron mientras soltó todo su dolor, abrazó el hierro
caliente con sus ojos cerrados, pensó que Jean-Marc no
le arrebaría al menos su último abrazo, su último calor,
sumida en sus pensamientos de su boca brotó... te amo.
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40. Elbio Aparisi Nielsen El reloj invertido de Liebitz
Como cualquier día común en mi vida, me digné a
ingerir una taza caliente de un delicioso café colombiano
bien intenso para lograr desprender mis pupilas y así
comenzar una nueva jornada de cotidianidad. Luego del
primer trago caliente fijé la vista en un punto medio de la
taza, justamente en el baricentro de la misma, era el
café y sus vueltas eternas que me inspiraron. La
semejanza a una galaxia y ésta a un universo,
comenzaron a remover viejas ideas del cosmos, de
pronto un elefante gigante posaba frente a mi
sosteniendo la tierra, tortugas volaban a mis laterales, y
personajes deificos danzaban al compás de una música
que no distingo entre la anterior.
Nuevas teorías refundaron el pasado de la física y la
perfección de la acción natural de la borra del café
colombiano, estas motivaron aún más a mi maldita
mente.
A diferencia del cuadro lógico y real que mi vista fijaron
como concepto de borra de café miles de años en el
pasado de mi raza, quizás antes que exista la semilla
del café mismo, antes de Colombia. por estos momentos
lo único que aborda mis pensamientos es la asociación
directa que existe entre el líquido negro amarronado y el
universo. Minutos de ausencia espiritual tranquilizan mi
alma, en dos segundos capté la esencia que rondaba en
forma de nebulosa, era la duda que bien fundada estaba
y no podía repetirse sin ser descartada por una teoría
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41. Elbio Aparisi Nielsen El reloj invertido de Liebitz
verdadera o comprobable. En un microsegundo de
conocimientos sin límites, divisé la respuesta a las
millones de preguntas sin contestar del inicio, esta
misma devenía como una propuesta clara… me invitó a
recorrer lo inexplorado por un segundo eterno de mi
vida, solo para comprender, para morir pleno, no entendí
siquiera lo que dijo o pensó (eso) vi que todo a mi
alrededor comenzó a ser otro borrador , como si de un
dibujo tratara, con los dedos toqué la realidad y la palpé
como una pintura fresca, me ensucié de todos esos
colores opacos que fueron parte de mi realidad o
tiempo. Los minutos, segundos, las horas fueron
dejando de ser la importancia inmediata a mis
problemas, despojando toda posibilidad de depresión o
de enfermedad terminal, todo fue algo interesante, todo
fue Van Goth, Picaso, Pollock, Miró, Rivera, Mondrian, o
el mismo Leonardo da Vinci. De improviso la voz o el
ente o la nada comenzó a regir nuevamente
manteniéndome estático, seguramente para que no
altere más la realidad visual, tras unas palabras o
sonidos accedí a la propuesta definitiva, nadie pide por
mí en estos tiempos, todos prescinden de mis facultades
para amar , ¿por qué habría de quedarme?, me parece
de total acierto ingresar a la historia del universo o a las
verdades inconmensurables de la divinidad. Cerré los
ojos luego de despedir el cuadro fresco alterado, el
negro profundo ingresó gradualmente a mis retinas
inundándolas de un continuo vacío, que sin preguntar se
revirtió a un blanco puro o etéreo. La sensación de vacío
extremo y a su vez de relleno casi aplastante me sulfuró
a los gritos desgarradores, pero no tardé en cavilar lo
que sucedía y no tardé en dejar de hacerlo, me abrazó
un sentimiento de encierro y una alteración en mi
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42. Elbio Aparisi Nielsen El reloj invertido de Liebitz
consciente que sabía estar encerrado, me aterró a
niveles insospechados pensar solamente en la cantidad
de masa pero no en el vacío, mis preguntas surgieron …
¿por qué cuando cierro los ojos no siento el vacío?, esta
prueba pareció ser el ingreso a lo prometido, segundos
después los matices del azul convergieron de todos los
laterales a el punto central de mi visión frontal, luego el
rojo y toda su gama, el amarillo con una línea en forma
de pincelada terminó con el esplendoroso espectáculo.
… si tuviese que explicar lo que siento ahora en este
tiempo sería minimizar al máximo la negatividad en el
cuarto cuadrante, ni palabras, ni siquiera pensamientos
surgieron del todo que presencié, solo voy a hacer lo
que debo, necesito recolectar toda la información
posible para contar, para que puedan terminar como yo.
Una nube densa de color azuláceo asomando al violeta
claro me rodeó, me cobijó, sentí la pasividad en todo el
ser, haces de luz me rozaron cerca de los brazos, los
sentí rasgar la superficie de mi dermis, vi de frente las
cantidades incalculables de luces , radiación a mi
parecer me calentaron la frente pero no me quemó ,
dejé ese pesar, no me afectó. La seguridad que nació de
mi interior como naturaleza viva, relajó mis miembros al
estado de levitación, me situó volando en la desmesura
de las alas que no tengo, traté de dominarlas creyendo
que eran extensiones de mi cuerpo, dejé de insistir y se
calmaron como mis intentos, sentí sin alma, sin alas, sin
envase, sin nada, no vi, pero entendí las formas y todas
sus geometrías, fui materia, en el centro del protón, bien
en lo profundo de la materia , fui vacío espectador del
todo.
fue …
...fue hermoso, la densidad de todas las estrellas de
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43. Elbio Aparisi Nielsen El reloj invertido de Liebitz
todos los planetas, de las rocas que me golpearon
corriendo tras una más grande., que se dirigió a la tierra
“amigable”. Me hinché de sabiduría, fui parte de las
estrellas, de los mundos, las lunas, de las ausencias de
energía , del egoísmo, de la ausencia del tiempo y el
espacio. Una luz muy imponente se encontró en la grilla
universal, frente a mi, iluminando mis facciones que no
veo pero siento, siento su calor, no me intimidó en lo
absoluto, me regaló radiación al extremo, me alimentó
de vitalidad inservible pero vitalidad al fin, pude estar
muerto y volver a revivir con solo una fracción de lo que
recibí. Ilimitados vientos huracanados me despidieron
implorando que conozca más allá de mis ojos y mente,
que explore y siga camino en el eterno segundo, lo hice
y continué.
Testeando poder incrementar la velocidad, divisé una
superficie rocosa uniforme, conseguí por el arte del
domino que me tiene mal acostumbrado en la vida caer
en la punta de un cometa, podría ser Buenos Aires o
NYC o el maldito imperio. Viajé a 150.000.000 km según
mi memoria en las tardes en que estudiaba a los
cuerpos celestes que acompañé como hermanos. No
logré discernir si fue realmente la velocidad de el
cometa, solo me interesó viajar , saber , entender. En un
instante anterior a la desintegración del cuerpo rocoso,
salté sin saltar y me alejé todo lo que pude, giré en mi
eje y noté la destrucción de un planeta pero no logré ver
cual, eran millones de bombas de Hiroshima impactando
con todos los desprendimientos que formaban estrellas
fugaces, una pintura de destrucción abismal inundó mis
ojos que no son ojos en lágrimas secas, saladas
pasadas por mar que no eran lágrimas. Armé mis
sentires y partí hacia otro destino y en los intentos
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44. Elbio Aparisi Nielsen El reloj invertido de Liebitz
nuevamente fallidos por conseguir velocidad de cometas
me crucé con un desecho espacial, un satélite mal
gastado que no soportó la radiación continua del sol y se
dirigió fuera de órbita a los confines de la exploración sin
dependimientos, sentí una asociación entre el y yo, me
despojó de la soledad y tomó con un abrazo la amistad
incondicional de este “Ser”, identifiqué su estructura de
vida con la mía y lo acompañé en el arte de conocer. Sin
hablar me transmitió toda la historia de los sucesos
comunes en la galaxia y en el sistema solar que albergó
entre otros, mi mundo, relató con una pasión indefinida
todos los acontecimientos. Cuadro tras cuadro que
generó en mi “mente” se impregnaron luego de cada
relato fantástico que absorbió cada neurona frágil, sin
tiempo, sin espacio, todos los retuve hasta el final. Una
de las historias inextricables me posicionó como
personaje principal. Unos seres de otros planetas fueron
juntados en algún tiempo para recorrer como yo el
universo en busca de una verdad , pero algún tipo de
error en el clasificador de viajeros marcó las vidas
comunes de estos diferentes envases que al ver la
totalidad, no pudieron asimilarlas,y debido al encierro
tan intrínseco como el dominio al que se encontraban
sometidos perecieron en la oscuridad brillante del
cosmos, tras la fatalidad de su albedrío la masa que
dirigía las visitas, comenzó la búsqueda del ser más
preparado para el entendimiento, y me encontró a mí. La
enseñanza de morir como creo que lo hago en estos
momentos es la gracia divina que atenta contra el
común de una vida para llenarla del todo, cobra aun más
importancia por ser en mi vida, debido al omnipresente o
la diosa, guerrero o dios de turno para poder contar lo
único y especial que es esto, por eso lo comparto
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45. Elbio Aparisi Nielsen El reloj invertido de Liebitz
contigo porque confías en mi. Luego de toda visión de
los balances de la especie debí continuar con esto que
se me escapó de las manos y es un bien precioso, digno
de mi protección. Los colores dejaron de interesarme
como belleza y enfoque, toda la concentración posible
se derivó al recuerdo , herramienta elemental para
relatar mi historia, me encontraba donde nadie, había un
mar de estrellas que como semejante al mar de la tierra
(cruce vital de la existencia humana y todos sus
esquemas vitales) me elevó con solo verlo, este también
vital para el buen funcionamiento del universo. Tantas
cantidades de estrellas estaban solo para eso para
equilibrar la balanza a su medio, solo para ayudar al
surgimiento de otras estrellas o planetas con posible
vida , así de generosas son las estrellas unas con otras,
con obras simples. Tanto esfuerzo de todas, tanta
dedicación para la construcción del mismo sistema más
complejo, por amor entre ellas.
Me invadió el sentimiento de la tristeza absoluta como
todo aquí que es absoluto, la desesperación del estado
me agobió al extremo de la perturbación símil a la del
inicio del viaje, y como gota de lluvia mi realidad de
pintura se limpió.
Regresé en un suspirar violento a el presente que odio,
mis retinas volvieron a entender todo sin pintura y la
puerta de la casa se abrió, una señora homónima a mi
esposa me hablaba como si me conociese, entró, me
dolió la verdad única, deseaba contarle todo, me mataba
la inconsciencia, las mentes que no desean salir de la
verdad manipulada son molestas y repiten todo. Deseé
morir y lo hice, la cuchara en mi mano izquierda cayó
por efecto de los 9,81m/seg2, gravedad en esta tierra y
generó una velocidad ínfima a la del cometa , los rayos
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46. Elbio Aparisi Nielsen El reloj invertido de Liebitz
solares y a todo el universo en sí, no aguanté más la
pesadez de un envase orgánico, mi cuerpo se desplomó
frente a los ojos de mi supuesta mujer e hijos, vi sus
caras, el asombro la instigó junto con el odio, el dolor, la
admiración, todo rondó en esa atmósfera y yo morí por
mis medios, porque seguí manejando mis energías,
porque las quise junto a las estrellas laboriosas.
Ya dejé de volar, caminar, ya no recorro la que hubiese
querido,
integro mi verdad a mi interior y con ella la verdad de un
mundo, de un grano de sal en un trozo de carne.
El eterno recorrido me extendió a la diversidad, yo me
entrego al albedrío de ellas para que puedan hacer una
nueva estrella o mundo con nueva vida y con una nueva
verdad universal, ya no puedo ser más que una
nebulosa viajante... espero volver...
...ojalá resulte en millones de años.
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48. Elbio Aparisi Nielsen El reloj invertido de Liebitz
Parece sonreír como todos, clónicos.
-¿Quieres uno o dos billetes?
-Uno, solo uno.
-¿Estás solo?
-Sí, espero a mi mujer, eskerri asko, ¡gero arte!
-Berdin.
Guardo las vueltas con el gesto de la conservación de
un patrimonio, de una seguridad absoluta que me
resguarda por si todo sale mal y debemos volver a
nuestras casas, lejos, sí, muy lejos.
-¡Ven por aquí!, ¿me sigues?
-Sí, ¿por qué no?
Salimos de la tienda abarrotada de golosinas, revistas y
películas en vhs, lo sigo, me ha dicho que lo siga,
recuerdo el experimento psicológico del poder, es real,
ha causado efecto instantáneo, ¿por qué no seguir a un
intruso si lleva la camiseta del sitio? La ría está preciosa
el sol la hace destellar y al mirarla me obliga a fruncir
mis ojos, me vuelvo chino, es que los reflejos me causan
el efecto, como si ardiesen mis retinas. Veo el cielo y
respiro la frescura del aire, si, el aire fresco y mis
pulmones totalmente abiertos al frescor. Pienso
nuevamente mientras subo las escaleras en el poder, lo
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49. Elbio Aparisi Nielsen El reloj invertido de Liebitz
que obedezco y dejo de obedecer, me rueda el odio al
sistema, el de siempre, el mismo que siento al comprar y
notar como todo se eleva por la inflación, cuando guardo
esos billetes sintiéndolos como míos. Puedo repetir todo
el día la misma sensación de disconformidad con la
desigualdad, la justicia y los términos griegos que las
respaldan, es que no soy griego y ni me parezco.
Subimos al ascensor, lo miro, me mira, tiene cuarenta y
dos, no puede pasar de esa edad, está pelado fruncimos
los ojos juntos al comenzar a elevarnos, es que el
ascensor es todo de cristal y el sol penetra reflectando
en nosotros, ya no es cuestión de mi problema ocular
por tanto trabajo fino y preciso. Miro bajo mis pies y la
altura comienza a preocuparme, no siento seguridad y
me ahogo lentamente, mis pulmones ya no están
abiertos y receptivos, sudan mis manos, lo miro y el
sigue mirando el suelo sin problemas está
acostumbrado. Escucho al afinar mis oídos el sonido
chirriante del acero guía, pienso en una muerte segura,
si caemos no podré ver las vistas de toda la ciudad y el
mar, al pensar en esto, llegamos o nos detenemos.
-Cuando quieras bajar, junto al botón del ascensor
tienes este, lo pulsas y subo a recogerte.
-Eskerri asko.
-¡Nada hombre!, hasta luego.
Es curioso, pero algunos no utilizan nuestro idioma ni
siquiera al saludar, por cortesía, no lo entiendo. Puedo
ver toda la extensión del mar ante mis ojos entre rejas
de acero y madera, a mis pies unos cien metros de
altura en un puente colgante de más de doscientos
años. Apoyo la mochila negra con betas de azul y la
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50. Elbio Aparisi Nielsen El reloj invertido de Liebitz
abro, quito la otra idéntica y pulso el hinchador
automático de la pequeña bola de plástico, llego al
tamaño de la que reposa en la madera del puente, con
sumo cuidado sujeto la primera contra mi pecho,
enciendo el móvil. Camino sintiendo el viento agitar mi
pelo hacia los lados, me refresca la cabeza, canto una
canción, el puente es mío, estoy solo, yo, la mar, el
cielo, el acero y los pequeños temblores de los coches
al pasar flotando debajo. Apoyo nuevamente la mochila
en su posición definitiva, veo los cables de acero que
soportan las cargas diarias, pienso en esas familias, en
sus hogares, en los setecientos millones de indios que
viven en la miseria. Llega el pelado insuficiente, con su
gordura de molde, me monto nuevamente en el
ascensor, poco miedo me dan los sonidos del acero,
ahora me recuerdan a los golpes allí, donde me
acusaron por primera vez, mi vida se torció por mi
idioma, mis creencias y mis dolores sociales, y hoy, hoy
si pienso hacer algo que destroce, al menos por
minutos, la pasividad con la que dejan pasar todas las
torpezas de la justicia, esta, mi justicia independentista.
Hago la llamada.
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52. Elbio Aparisi Nielsen El reloj invertido de Liebitz
- El gravitón, si es posible, se elevará conquistando así
un nueva dimensión, es la respuesta Marie, debemos
hacer todo lo posible. _ manifestó el joven Julius.
- Debemos llegar a la presentación, entiendo tu éxtasis
pero perdemos el tiempo detenidos en medio de
Winchester.
- Somos rápidos, según el último estudio, los
londinenses somos los más rápidos de Europa
caminando. Y en otras muchas actividades, no lo
olvidemos.
- Vamos Julius, no voy a esperar más, no podemos,
estarán sentados y mirando esos micrófonos solitarios
en un cuarto de hora. Es importante que llegues a
tiempo.
- Clair, un cuarto de hora nos basta, escucha, es que
solo quiero contarte lo último, prometo que demoraré
tres minutos._ dijo Julius convenciendo a la bella Marie.
- Quiero decirte que hay un problema inconcluso, sin
contar el de Gödel, en la mecánica cuántica nadie supo
explicar hasta hoy como dos electrones a 6.000
kilómetros de distancia reaccionen instantáneamente a
dirección contraria con estímulos. Todos estamos
muertos pero vivos, hay que asumir las dos variables,
era eso simplemente Marie. Es y es a la vez.
- No sabes de lo que hablas, pero te apasiona, es
impresionante como puedes lograr aparentar poseer
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53. Elbio Aparisi Nielsen El reloj invertido de Liebitz
conocimiento.
- Nadie posee el conocimiento, está por un tiempo, no
olvides la vejez mi querida amiga, todo sistema tiene un
equilibrio, entropía, se pueden explicar con las
matemáticas, pero lo que es, es._ afirmó el joven Julius
Hoyle.
La sala estaba repleta de periodistas, ayudantes de
cámara, y fotógrafos, Julius se sentó sonriente, parecía
un cantante más que un escritor de renombre.
- Buenas noches, mi presencia en esta conferencia es
debido a los rumores que han alcanzado magnitudes
verdaderamente desproporcionadas en la red global,
debido a una confusión insustancial. Podrán hacer
cualquier pregunta al respecto, no olviden que puedo no
contestar a lo que crea ofensivo.
- Mi nombre William Trent de el Guardian, ¿puede
relatar los sucesos de la tarde del domingo?si es que no
le parece ofensivo señor Hoyle._ preguntó el periodista
calvo y sin reparo alguno.
- William, contestaré, el domingo al terminar la gala de
premiación, saben de cual hablo, tuve una visita
inesperada en el baño de aquél hotel, alguien intentó
matarme con un cuchillo, no pudo, gracias a mi estado
físico pude frenar su ataque y posteriormente dar parte a
la policía, el resto es pan del día, ¿verdad William?, otra
pregunta por favor.
- ¿Por qué piensa que fue el ataque?, Ernest del Sun.
- Un brote psicótico quizás, alguien con mucha envidia,
no puedo precisar su intención, ni quien era, por lo que
dice la policía logró pasar todos los controles sin
problema alguno, su identidad la desconozco y prefiero
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54. Elbio Aparisi Nielsen El reloj invertido de Liebitz
que siga así.
- ¿No cree qué fue por su nueva publicación?, circulan
versiones de un padre que perdió la cordura por sus
declaraciones sobre el Cáncer y las otras enfermedades
de las que se habla en su novela.
- No puedo evitar volver al mismo discurso, deben
aceptar que las enfermedades son parte de la realidad y
la ficción, de la actualidad de una civilización enferma,
entre otras cosas por el plomo, ¿o nos olvidamos de
nuestra exposición prolongada?, seguimos expuestos,
me vi en mi deber como escritor hablar de Clair
Patterson, lamentablemente fuimos y somos víctimas de
algo que está totalmente tapado por las grandes
industrias, a ningún directivo lo gusta leer la cruel
realidad a la que nos sometieron por décadas y sin aviso
alguno. Hablo de todas esas enfermedades, de todos
esos casos porque es necesario que se sepa la verdad.
Ahora intentan callar mi voz, y no es la primera vez,
suelo ser silencioso como ellos, lo peor es la
indiferencia, nadie logrará callar a Julius Hoyle, nadie.
- ¿Qué hará con el dinero qué recaude de las ventas?
- Y usted que hará con el suyo, o acaso ¿usted trabaja
gratis?, si habla conmigo gratis, es un placer conocer al
primero de una generación de amarillos que hace
caridad.
- Tiene millones señor Hoyle, podría destinar todas las
ganancias a la causa.
- No hay causa, es ficción, eso es lo que no puede
aceptar la gente, y algunas hacen la estupidez del
domingo, no voy a renunciar a mi dinero, en otro
momento, más tranquilo miraré quienes necesitan, nadie
sabrá cuando, yo moriré con dinero, pero luego se lo
quedarán las víctimas, se repartirá por el mundo, todo a
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55. Elbio Aparisi Nielsen El reloj invertido de Liebitz
su tiempo. Quiero saber a donde van los millones que
ganan con las películas que hablan del dolor ajeno de la
segunda guerra, la demagogia es una manifestación de
injuria mental y propia, el que se convence logra lo
impensable, nadie cuestiona ese dinero, pero el mío si.
Hijos de puta. Doy por terminada la conferencia, no
volveré a hablar.
Marie se acercó rabiosa por su comportamiento, no
supo como reprocharle sus últimas palabras.
- Vamos Marie, tengo hambre y mucha sed, quedamos
en West Kensington en la calle Redan, en ese
restaurante caro que fuimos, ¿recuerdas?
- Si, pero, ¿no vamos juntos?
- En media hora estaré allí, toma algo y reserva la mesa,
debo hacer algo.
- ¿Qué vas a hacer Julius?
- Tranquila, no pienses, debo hablar con alguien.
- No vuelvas a cometer alguna locura, nadie sabe que
pasó realmente el domingo, no lo mates, no hablará, te
lo dijo aquél día.
- Acabo de verlo, lo asustaré, tranquila, hablaré con él,
en media hora estaré allí.
- No lo hagas.
- ¡Taxi!,... ¿puede llevar a esta señora a West
Kesington?... gracias,... ella le indicará.
- ¡No lo hagas Julius!
...
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58. Elbio Aparisi Nielsen El reloj invertido de Liebitz
-He visto a tu hermano con su acompañante, parece
algo tranquilo, van tranquilos, reunidos como si fuesen
uno._ ella es Diana, siempre espía desde su ventana y
me llama, hablamos de mi hermano, prefiero desviar la
conversación a mi terreno.
- Lo intenta todos los días, para eso pago esa cantidad
de Libras, su tarea es simplemente ayudarle a encontrar
la voluntad para que vuelva a caminar._ este soy yo
James Chadwick, suelen confundirme algunos
entendidos por el descubridor del neutrón. Es probable
que por la repetición de tal similitud, durante mi niñez,
terminé estudiando en la universidad de Londres, es
donde nos conocimos con Diana Hawes, profesora
adjunta de microbiología y nanotecnología. Es una
enamorada del conocimiento y una mente brillante, es
algo torpe y despistada, desde la ventana de su sala
suele observar el trayecto que hace mi hermano con su
ayudante, hay veces que me llama para comentar algo
que viene a su mente, otras me quedo esperando a
escuchar su voz ansioso y sin respuesta, Diana tiene su
misterio, y me atrapa constantemente en la red amplia y
peligrosa de mi mente, es decir, me atrapo solo.
- No es eso, no lo hace por su trabajo, si pudieras verlos
ahora me entenderías, empuja su silla de ruedas con
fuerza, mira el suelo pensando, no lo sé, creo que ese
hombre está más implicado con tu hermano que tú, lo
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59. Elbio Aparisi Nielsen El reloj invertido de Liebitz
siento si no esperas oír esto._ Diana suele ser algo
cruel.
- Es que Thomas no era tal cual lo imaginas ahora, no
debería de hablar del pasado de mi hermano mayor, no
voy a hacerlo, debo un respeto a mi sangre, por mi
padre, cuidaré de él hasta mi santa muerte, pero no haré
nada por Thomas, de mí, tendrá dinero, y ese dinero
dispensará ayuda para un fin, que no será controlado
por mí, sencillamente nunca. Mi dinero será el nexo, el
camino que le facilitará un proceso positivo o negativo,
ya no dependerá de mi existencia._ le digo a Diana
estas palabras porque debe saber desde el primer
momento que no hay amor posible que pueda
reconstruir mi relación con mi hermano mayor, debe
tener claro que es lo que pienso, no sé que va a decir.
- Eres muy cruel, es una persona que no habla, no
camina, está postrado en una cama todo el día, está
solo, ese hombre le ayuda por sí mismo, estoy segura
que cobra muy poco dinero y que hace horas extras
todos los días. Veo una forma que los une, en esas
ruedas y sus piernas, no puedo explicarte la sensación,
son colores, nebulosa._ me dice Diana, oírla hablar sin
tapujos me da cólera, contengo la rabia, pero la ironía
no podré contenerla y le digo.
- Es sinestésia, la padeces y prefieres asociarlo a algo
bonito y romántico, no eres la única Diana, pero debes
entenderme, no te contaré nada de Thomas, es como
hablar mal de los muertos, él en cierta forma lo está y
debo respetar su condición por honor, pero nunca haré
con mis manos y mi tiempo absolutamente nada por ese
individuo.
- ¿Qué lleva a una persona pensar tan fríamente?_ odio
sus preguntas, cree que lo puede solucionar todo, o
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60. Elbio Aparisi Nielsen El reloj invertido de Liebitz
simplemente (para ella) estudiarlo.
- No pienso fríamente, es que no hay sentimiento alguno
que me una a Thomas, me siento solo en el mundo, han
muerto todos mis familiares, vivo solo en la casa de
nuestros padres y ancestros. No sabes lo que es la
verdadera soledad, de querer abrigar tu cuerpo en
alguien que sepa quién eres, y no tener más que
cuadros antiguos representando rostros inexistentes, es
cruel mi vida, Thomas ya no comprende cual es su
realidad. _ he abierto solo grietas en mi alma, me
costará dormir por la noche, no es la primera vez.
- James, tu soledad no existe, tienes un cuerpo donde
abrigarte como dices, Thomas es esa persona que
espera de ti para enfrentar el miedo de volver a caminar,
no desea recuperarse, seguramente por su culpa,
sentirá en sus realidades mentales que prefiere dormirse
en pensamientos que abrir los ojos y no tenerte cerca,
sonriéndole. _ Diana cree que puede, por momentos es
algo indiscreta, estoy en silencio, recuerdo como éramos
de niños y me estoy preguntando que pasó entre esas
sonrisas y nuestras actuales lágrimas, al menos las
mías.
- Adoraba a mi hermano, era el dibujante de mis
caminos, el constructor de mis pequeñas proezas,
éramos paja única, mi madre nos decía que unidos
nunca nos pasaría nada, que debíamos amarnos y
ayudarnos siempre, todavía oigo a mi madre decirlo en
el parque mientras nos regañaba por algunas travesuras
de Thomas. En mi adolescencia reflexionaba su
ausencia, ansioso todos los veranos al volver del colegio
soñaba con volver a verlo, los años se pintaron en mi
rostro y mi ansiedad se convirtió en desesperación,
hasta que un año, a mis veinticinco, volvió, sus ojos, no
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61. Elbio Aparisi Nielsen El reloj invertido de Liebitz
lo olvidaré jamás, sus ojos me hablaron cuando lo miré
mientras lo abrazaba, sentí que ese no era mi hermano,
que la vida lo había golpeado sobremanera, mi alma se
destrozó, si es que el alma puede destrozarse, al menos
eso fue lo que sentí. Posterior a nuestro encuentro nada
volvió a ser igual, murieron uno a uno todos aquellos
que amaba, primero mis padres, le siguieron mis primos,
tíos y abuelos, quedamos el y yo. No quiero que
supongas nada, pero lo que supones puede ser cierto,
nunca se probó nada, es un genio, lo supe siempre, lo
hizo magistralmente, el escritor que conozca su historia
sabrá instantáneamente que es un mar de oro, mis
sospechas crearon este ser frío, como dices, el estado
actual de Thomas ha sido la consecuencia a lo anterior,
pero todas son dudas. Mis certezas ya las conoces, no
habrá día que cambie de opinión, mi muerte será un
respiro más, Diana no me conoces._ no creí tener las
fuerzas para contar todo esto por teléfono a Diana, estoy
sorprendido, me siento algo más relajado, ahora no
volverá a tocar el tema, puede ser un alivio, ¿de qué
hablaremos?
- James Chadwick, eres una caja de sorpresas, lo
lamento, no he querido inquietarte, no he perdido a
nadie, mi soledad es por elección, por miedo a la vida o
al motivo verdadero, si es que hay uno. No podré
juzgarte, no sentenciaré sobre tus intenciones, solo tú
puedes conocer el dolor que provocan esos cuadros o tu
hermano a lo lejos. Yo solo veo a una persona
esperando, un ser detenido en el tiempo, pero en
movimiento, en su silla de ruedas. ¿Hay segundas
oportunidades James?
- Definitivamente no las hay, ¿crees que perdonaría su
mirada al volver?, todos los hechos posteriores no
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62. Elbio Aparisi Nielsen El reloj invertido de Liebitz
puedo asegurarlos, hay un juego siniestro que recorre
su presencia, no pienso comprobar mi muerte al volver a
mirarlo, me niego, Diana esta conversación debe
terminar, no quiero enojarme contigo, pero me obligas,
eres muy indiscreta, creí que tu educación detendría
tanta intromisión.
- James, ¿quieres venir a mi sala?, al menos nos
miraríamos a los ojos, no volveré a cuestionarte, me
refiero a este tema.
- Es conveniente._ le digo asegurando que no volverá a
intentarlo.
- Te espero._ cuelgo ansioso, sonrío revuelto entre la
felicidad y el horror, ella sabe demasiado, ¿y si duda de
mi?, es tan simple como invertir la historia, me
descubriría rápidamente, llevaré unas gotas por si se
atreve a descubrirme.
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64. Elbio Aparisi Nielsen El reloj invertido de Liebitz
Había leído las últimas letras de aquél lúcido y
necesitaba seguir leyéndolo. Los libros estaban apilados
a su lado formando una torre imperfecta, como la
naturaleza.
Pensó:- Debo lograr conseguir más libros, al menos
artículos, no puede morir tan rápido para mí, algunas
personas saben dejar de leer y a su vez dejar morir a
sus escritores, a los muertos al menos. Estoy realmente
cansado de escuchar la misma entrevista una y otra vez,
me halagan sus pensamientos, es amigable, tiene buen
tono de voz y la proyecta muy bien, pero no habla como
escribe. ¿Qué escritor habla como escribe?, quizás los
geólogos o los físicos en sus ensayos, pero mis
escritores no hablan como escriben. Me habló Joelle de
unos manuscritos que hay guardados en la pequeña
casa, a las afueras de Nantes, tengo dos horas en
coche, y una imperiosa necesidad de leer más obra, si
no lo hago morirá, seguramente lo hará, ya nadie lee
sus textos, al menos no lo hacen de principio a fin.
Tengo dos opciones, viajar en coche dos horas a
Nantes, no ir a la oficina, pensar lo peor al no ir, perder
mi única fuente-puente a mis deseos anteriores.
La habitación recién pintada olía a plástico, había cajas
marrones y juguetes en ellas, no hacía más que guardar
juguetes.
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65. Elbio Aparisi Nielsen El reloj invertido de Liebitz
Pensó:- Voy a extrañarte precioso mío, tu olor, tu ropita,
tus abrazos, estoy orgullosa de quién soy, cumplir mis
deseos anteriores era tarea de la ambición pero tú has
deshecho todo y has magnificado mi felicidad, no puedo
perdonarme haber pensado al principio en dejarte antes
que nazcas, tu padre no era el futuro que pensaba, poco
a poco noto mejorías, serás tú dándole vida.
(Sonó el timbre del portal.)
Habló: ¡Fabien!, hijo ¿Cómo te ha ido en el colegio?,
falta muy poco para leer, podrás compartir con tu padre
el don de la lectura, hijo, me miras triste, ¿me has
extrañado?, ven, si, lo que quieras, ve a bañarte que
mientras preparo la merienda.
Las dos horas se hicieron tres y un cuarto, Nantes no
era exactamente lo que pensaba, al menos no lo que
describió así, su autor en aquellos años. Por el contrario
encontró una ciudad industrial y sucia, fue se primera
impresión visual. Aparcó su coche en el barrio La
Sinière.
Pensó: Será difícil encontrar su pequeña casa en este
paraje, ¿Quién habitará su habitación?, espero que sea
familia suya. Ahora viene lo que no tengo planeado, y si
es familiar, ¿aceptarán a un grato desconocido? peor
aún, ¿me copiarán algún texto?, no entiendo como
puedo ser tan impulsivo, siempre fui exactamente igual,
primero impulsivo luego reflexivo, y al final la suerte lo
resuelve todo, aunque naturalmente no crea en ella.
Están hablando de mí, siento que en la oficina me
recuerdan, se preguntarán que hago hoy, puede ser, si
vuelvo me quedan tres horas de trabajo, lo que
representaría seis horas tarde, si vuelvo en una hora,
duermo bien y voy mañana alego un malestar, debería
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66. Elbio Aparisi Nielsen El reloj invertido de Liebitz
de ir al hospital a la madrugada a que me firmen un baja
de horas, algo es algo, y no, nada, supongo. que hago,
que hago, que hago, que digo, que digo, que digo, pero
si toco el timbre y sonrío no me abrirán siquiera, que
hago, que digo, voy a presentarme como fontanero,
tengo una gorra azul, el maletín es marrón y de cuero
pero no creo que noten diferencia. Si son ancianos
abrirán la puerta y podré investigar, es mi última
oportunidad para obtener sus escritos, me da igual si
son buenos substanciales o una mierda, los leeré
palabra por palabra dilatando el tiempo de lectura, sin
falsear mi acción, solo ralentizándola, debo encajar la
última palabra con la primera de mi hijo, así vivirá otra
vida más, espero que Fabien no la interrumpa en su
adolescencia, mi padre hizo lo imposible para que no
apartase la mirada de las hojas, su obra es realmente
para una vida completa y plena. Perdí horas de amistad,
horas de sexo, bueno minutos de sexo, pero también
perdí mi obra, me dediqué a leer y comprender su obra,
no pretendo lo mismo de Fabien, simplemente que la
lea, es un legado, otros dejan relojes de oro, piano con
teclas húmedas y desafinadas.
(tocó el timbre) (una joven abrió su puerta, detrás un
joven sonriente rubio y atlético.)
Habló: Nada, perdonen, creí que encontraría a unos
ancianos... y ... pensé que... gracias... es que me he
equivocado, he venido de San Sebastián conduciendo...
una estupidez mía, quizás pierda mi trabajo por esto,
lamento molestar, creí que aquí encontraría unos textos
que no fueron publicados de un gran escritor, mi gran
escritor... debo marchar, perdonen por la molestia.
Pensó: Sigo siendo el mismo impulsivo, no gano más
que disgustos siempre, ahora dos horas de vuelta,
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67. Elbio Aparisi Nielsen El reloj invertido de Liebitz
espero que Joelle no se percate de mi estúpido viaje.
Condujo por la carretera una hora hasta que encontró
una solución a su problema, sonrió, era vital que Fabien
comience la lectura, era tiempo de escribir, una etapa
interesante para impregnar su visión entre las hojas y la
tinta, aunque eso significa hacer daño al mundo. Llegó
sobre la tarde noche, Joelle lo esperó en la sala leyendo
una historia breve de un maldito.
Hablaron: -Hola cariño, ¿dónde has estado? y no me
mientas, no quiero ver tus labios inferiores hacia abajo,
mírame a los ojos, ¿Qué has hecho? estoy leyendo el
cuarto relato, eso significa que has llegado una hora y
unos minutos más tarde de lo habitual.
- Ese es el problema, lo habitual, mi amor solo he estado
viajando, creí poder conseguir algo muy valioso.
- ¿No serán esos benditos textos que comenté el otro
día?
- Si, he pensado en mi mundo ideal de las teorías, que si
los conseguía, podría estirar el tiempo de mi lectura
hasta que Fabien comience a leer fluidamente así yo
podría continuar con la tradición.
- No quise decírtelo, era una sorpresa, ¡pero eres tan
impulsivo a veces!
- Lo sé. ¿qué?, ¿de qué hablas?
- ¡Los textos!, si fueron editados, tu padre no llegó a
conocerlos porque fue un tirada de 133 ejemplares de
colección, en su momento fueron muy promocionados
por el misterio posterior a la muerte, pero creo que no
fue más que marketing antiguo. Buscando durante algún
tiempo pude dar con una persona en Nantes que había
heredado de su abuelo uno de los 133 ejemplares,
quizás sea el único que sobreviva. Yo con el uso
indebido, por cierto, del aquél marketing antiguo hice lo
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68. Elbio Aparisi Nielsen El reloj invertido de Liebitz
mismo, te conté una historia algo verdadera y falsa, no
creí que harías tal hazaña, igual no me sorprendes.
- Quiere decir que los tienes, ¿qué podré leer unas
últimas palabras?
- Si, pero hoy no.
- Ya no importa, comenzaré con los preparativos de mi
novela, llevo tanto tiempo esperando este momento.
- Fabien está preparado... ¿cariño?
- Si amor.
- ¿Qué escribirás?
- Lo que dicten mis pensamientos, hoy es un día feliz.
- ¿Cariño?
- Si amor.
- ¿Has ido a la oficina de patentes hoy?
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70. Elbio Aparisi Nielsen El reloj invertido de Liebitz
No puedo terminar de leer la carta que acaba de llegar a
mi puerta, oigo a los niños jugar fuera, he llegado de la
universidad hace unos momentos; no han pasado ni dos
horas.
Mis hijas todavía no llegan y mi mujer está de camino,
he preparado una infusión que nos gusta compartir, es
una infusión que se bebe con una pajita, y el cuenco se
rellena y se comparte con amigos, con quién lo desees,
nos gusta beberla desde nuestro último viaje a Perú.
La carta está deshecha sobre mis zapatos, la brisa
revuelve papelitos por el aire, yo estoy escuchando esos
niños jugar y pienso en mis niñas, en como serán de
adultas, se me hace un nudo en el estómago de
pensarlas follando, me duele saberlas incompletas.
Acabo de destruir esa carta con odio, me detesto a mi
mismo, no puedo soportarme de pie, me arrodillo, me
hago una bola deforme sobre el suelo.
Pienso, lee mis pensamientos.
-Esos hijos de puta no pueden tomar mi cuerpo y hacer
lo que quieran, no tienen derecho, mis hijas, ¿Qué les
digo?, son tan pequeñas, no comprenderían que una
vida puede significar mucho para tanta gente. Isabel me
va a odiar si lo hago, va a pensar que las dejo solas en
un mundo injusto, y no van a estar felices por mi buena
acción, estoy seguro. Mis vecinos van a hablar de mi
hasta la muerte, todos sabrán mi apellido pero mi
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71. Elbio Aparisi Nielsen El reloj invertido de Liebitz
nombre seguramente será menos repetido, como Bell.
En mi clase mis alumnos siempre me escucharon hablar
del cambio, de lo nuevo, siempre les recomendé dar
todo por mejorar a la humanidad, darle una retribución,
un cambio justo.
Yo soy ese cambio del que hablé tantas tardes, pero no
quiero despojarme de mis días, de mis soles al
atardecer con Isabel, relajados, sonriendo, siendo
jóvenes. Me rehuso a donar mis pensamientos a
quienes no los valoren, no hice nada de mí, todos mis
sueños no los cumplí, no soy un ser realizado, y creo
que nunca lo seré, pero amo vivir, mi vida es
insignificante, imperfecta; Por momentos soy odioso, en
otros sonrío por horas, me considero inteligente, dialogo
con los ancianos, los escucho y les doy ánimos siempre.
Mis amigos me adoran, yo a ellos con igual intensidad,
sé que soy el núcleo de toda mi familia y no puedo dejar
de existir porque un infortunio del azar me eligió a mi
como anomalía reparadora. Los médicos conspiran
contra mí desde hace unas semanas, la presión y el
estrés me tienen muy agobiado, desespero todos lo días
a todas horas, miro el mundo sin pensar más que en
verlo desaparecer, a todos aquellos que están enfermos
destruirlos para contemplar un mundo sano y repleto de
vida rebosante.
Mis pensamientos se cierran en mi mente.
Estoy tirado en el suelo, llorando, excitado, ansioso y sin
saber hacia donde ir, que decir, que hacer, me obligan a
entregarme, me dicen que tengo unas horas para
hacerlo de forma voluntaria, de lo contrario me espera
un acoso horrible, una destrucción pública desmedida,
mucho peor que las plazas del medio evo, o de los
riscos de matanzas y alabanzas. Sé que pueden
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72. Elbio Aparisi Nielsen El reloj invertido de Liebitz
destruirme con los medios, tienen todas las armas para
coaccionar en mi contra. La carta se vuela con la brisa,
no desaparece el dolor que siento en mi estómago, la
desesperación infernal de saber que soy una mierda, un
ser que no soporta sentir la envidia de la vida en otros.
Odio la simpleza de todos los seres que ahora mismo
coexisten devorándose unos a otros, las enfermedades
son terribles pero también son parte de la existencia, de
la evolución incluso, nos ofrecen oportunidades para
elaborar con inteligencia nuevas bases de conocimiento,
nos hace mejores y más preparados. No soporto el calor
en mi rostro, sudo mucho mis manos, pies y cuello, el
cabello se me pega, caen gotas en mis ojos, vomito las
verduras que acabo de comer, siento la acidez en mi
garganta y en mi nariz, estornudo, siento cachos de
verduras que no puedo tragar para deglutirlas como
debe ser, o como es normal.
Me siento el hombre más desafortunado del planeta,
acabo de ensuciar mis manos con mi propio vomito, lloro
y veo las palabras de la carta una y otra vez, me pesa la
cabeza, me duele dentro, no puedo describir que es lo
que siento, es como romperse entero, romper el alma,
no hay palabra que describa mi destrucción.
Mis pensamientos, se abren.
-Hijos de puta, gobierno de mierda, mentiras y mentiras,
¿ Por qué no dan la cura contra el hambre?, hijos de
puta, no debería de existir la jet set, es descaradamente
infame lo que nos representa todos los días, y nosotros
cómodos, con nuestros televisores de plasma, nuestro
ordenador con internet y nuestras hijas en el colegio
privado. También la cenas que nos damos todos los
fines de semana en nuestro restaurante favorito frente al
mar. Me avergüenzo de ser humano, de sentir como
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73. Elbio Aparisi Nielsen El reloj invertido de Liebitz
humano, de comer como humano, de ser tan
insignificante y creerme un universo. Me doy pena por
generar ambición en mis alumnos, defendiendo la idea
de la creación y la inteligencia como modo de vida. Me
doy asco aquí, tirado en el suelo de mi propia casa,
oliendo el hedor de mis fluidos corporales.
Se cierran mis pensamientos.
Tengo una hora, mi reloj se acaba de detener,
extrañamente se detienen sus manecillas, voy al baño,
mojo mi boca, la enjuago, recuerdo un pasaje del libro
Hebreo. Grito asqueado de la ansiedad insoportable,
nace una envidia detestable contra mis congéneres,
nace odio de donde nació amor, me duele el alma. Veo
ojos, sonrisas, ojos, manos pequeñas, abrazos, lágrimas
de felicidad, de muerte. Pienso en la maldita carta. Mis
hijas no podrán vivir sabiendo que su padre fue una
mierda sin sentimientos, no tengo tiempo para escribir lo
que me rodea, ni para grabar en video todo lo que ahora
siento, sé que no me entenderían, y que corro más
peligro de que en los medios utilicen todo lo que tengan
para hundirme hasta la muerte. Se me ocurre
desaparecer.
Abro mis pensamientos.
-Puedo coger el coche, la estación de tren está a unos
veinte minutos, dejo el coche con las llaves y cruzo la
frontera que está a una hora en tren, luego cojo el
primer avión que me deje en el lugar más extremo que
pueda existir, y hago de mi, otra persona, me olvido de
Isabel, de Lourdes y María, destruyo todos mis
recuerdos con la nueva información que me atontará, la
necesidad de comer y sobrevivir me hará pasar años sin
volver a recordar este momento.
Cierro mis pensamientos.
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74. Elbio Aparisi Nielsen El reloj invertido de Liebitz
Vomito nuestra cama, me meo encima, siento el calor en
mis pantalones, luego un frío suave y refrigerante. Mis
alumnos hablan de mí, oigo como hablarán de mi al
escuchar las noticias. Esas palabras no me gustan,
pueden ser muy crueles, lo son realmente, dicen todo lo
que no puedo soportar, me veo como un asesino.
La carta destruida vuela por la sala , desordenada y
removida por mí, miro como esos papeles danzan una
música que no puedo comprender, la música de la vida,
del mundo que se encuentra gobernado por leyes
naturales, leyes que en su conjunto controlan el
universo. Lloro demasiado fregando con mi mano
derecha mi frente, apretando todo lo más fuerte,
queriendo quitarme la pena de sufrir un infierno en un
lugar tan bonito, mi casa.
Quedan unos minutos, Isabel no tardará en llegar, las
niñas lo harán luego, lo hacen siempre, por Dios, amo
vivir así, secuencialmente, esperando cada día llegar a
mis tres amores, lloro en demasía sabiéndome muerto
en un breve espacio de tiempo.
Recuerdo la carta, releo.
Estimado... "Tras los estudios pertinentes... " ... sus
"cualidades físicas únicas lo hacen el único candidato..."
... sentimos informarle que tiene el derecho de expresar
su opinión, pero creemos oportuno que comprenda que
la gloria tras su decisión comenzará a disfrutarla en vida
y luego en su muerte fecundará en la historia un
mensaje para el futuro, un mensaje de amor y paz, de
lucha y entrega, de amor a la humanidad..." " ... sepa
usted señor que de lo contrario no podremos controlar
los infortunios y malestares futuros que pueda ocasionar
la publicación de su historia a todos los medios del
mundo..." " lo dijo Sócrates junto a Critón en su celda ..."
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75. Elbio Aparisi Nielsen El reloj invertido de Liebitz
"... No hay peor castigo que el... ". Hijos de puta, el
desarraigo, la muerte para mí no es la solución, como se
puede valorar así la vida de una persona, decido vivir,
no pueden condenarme a la muerte, pero si vivo, el
calvario será peor. Hay millones de personas que harían
con mi cuerpo muchas atrocidades antes de entregarlo a
los médicos. No comprendo toda la presión que ejerce el
planeta sobre mi, la gravedad es tan ínfimamente
angustiosa, el poder de aquellos que desearan mi
muerte, me buscarán y querrán capturarme, me
utilizarán posiblemente para orquestar nuevos
enfrentamientos, nuevos tratados, dinero, mierda, mi
cuerpo vendido, comprado, vendido, destruido,
sobrevalorado como el oro y el petróleo.
Mis pensamientos se abren.
-Le digo: Isabel, voy a morir, los médicos me han dado
tres meses, no hay nada que hacer, mi cuerpo no podrá
aguantar más. Sus ojos seguramente se cerrarán, me
abrazará, me dirá que me ama, me acompañará con su
mano pegada a la mía, me hará sentir el hombre más
afortunado de la tierra y me dará, incluso, ganas de
morirme.
Cierro mis pensamientos.
Isabel se detiene en la puerta, corre hacia mí, mientras
ve los papeles, mis vómitos, mi desorden de furia, me
pregunta que me sucede, no puedo ni mirarla, he
esperado por ella mucho tiempo, llevo dos horas
infinitas.
No tengo más remedio que contarle.
Abro mi diálogo.
-Amor, no puedo ocultarte nada, ves esos papeles._
digo mientras señalo la carta destruida, desparramada
por toda la sala.
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76. Elbio Aparisi Nielsen El reloj invertido de Liebitz
-¿Qué sucede cariño?, ¿Por qué lloras tanto?_ me dice
dulce, amable, risueña hasta en los peores momentos.
-Recuerdas que el año anterior tuve un malestar que
duró todo el año.
-Pero eso ha pasado, lo has pasado mal, pero ya está
superado.
-No, no, es que mi malestar, era un Cáncer, debería de
estar muerto._ le digo con mi estupor explotar hacia
afuera.
-¿De qué hablas?, no puede ser, estás equivocado, deja
ya de hacer esto, debemos llamar a emergencias.
-Ya lo he hecho. Isabel, siéntate, esto es muchísimo
más difícil para mí, déjame que te cuente todo.
-Está bien, pero rápido por favor, las niñas vienen en
camino._ dice sin comprender.
-Fui al médico hace seis meses, me dieron chequeos
rutinarios, los hice, fue cuando ustedes tres estuvieron
en lo de tu madre, no quise alarmarte, realmente había
superado todo el trauma y preferí no mencionarte nada.
Volví días después a las clases de la universidad, pero
algo dentro de mí me hizo recordar el dolor dentro mío,
en mis ojos, mis piernas, mis pulmones, mi corazón, mis
venas, mi cuello, mis manos, todo mi cuerpo volvió a
estremecerse. Supe escapar del malestar y fui a buscar
los análisis días de después. Fue realmente el peor
momento de mi vida, los médicos me diagnosticaron
cáncer fulminante, al principio me resigné, recordé los
casos en mi familia y me di por vencido o reinado. Pasé
realmente la peor noche de mi vida, solo, extrañándolas,
me retorcí de dolor, leí la metamorfosis de Kafka y lloré
por horas, pedí por ustedes y por mi mamá. Pensé, no
puedo mentirte, en matarme, de cortarme entero, pensé
en viajar y morir solo, para que no me vean perecer mis
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77. Elbio Aparisi Nielsen El reloj invertido de Liebitz
niñas dejándoles un trauma asqueroso hacia la vida. Me
emborraché y toqué el piano toda la noche, mis
pensamientos no los recuerdo, solo puedo contarte que
al despertar sonó el teléfono de la habitación, era mi
móvil y en el se hallaban las voces de los médicos que
me habían destrozado la vida. Me dijeron que debía ir
urgente al hospital, que habían descubierto algo
asombroso, que debía sentirme bien. Lo hice y casi sin
creérmelo conduje medio borracho hasta el hospital,
donde me comunicaron que era el único ser que había
logrado crear un sistema de defensa netamente natural
con el cual podía destruir el cáncer en solo unas horas,
eso iluminó mi vida en un instante que nunca podré
narrar, seguido de esa felicidad desmedida supe que lo
peor vendría luego. Los doctores me advirtieron que
informarían a la comunidad científica y que eso
conllevaría seguramente un acto de caridad con el
mundo, según ellos no podían despojar por una vida la
solución a millones de enfermos en el mundo. Me
explicaron todo el mal que la enfermedad hizo en los
últimos siglos, intentaron lavarme el cerebro,
convencerme de perder mi vida por eso. Me rehusé y
volví a mi vida, volvieron ustedes y pasaron dos meses.
Me acosaron, me intimaron, el gobierno comenzó desde
aquél día hasta hoy una persecución silenciosa,
psicológica, para que me entregue por mi voluntad y
puedan estudiarme. ¿Entiendes Isabel?, dejarlas,
morirme, mi amor, hace dos horas me ha llegado la
última carta, vendrán a por mí, es legal, y no sé que
hacer.
Odio el momento en que visité a esos médicos, me
aborrezco por confiar en el sistema, envidio la vida del
resto de las personas, y no sé que hacer, no quiero
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78. Elbio Aparisi Nielsen El reloj invertido de Liebitz
morir mi amor, quiero verlas envejecer, quiero que
bebamos nuestras infusiones, quiero ver como crecen
mis alumnos.
-Debes hacer el bien, debes entregarte, te amamos,
eres nuestro héroe, dame tu mano. _ acaba de
cumplirse mi profecía, no me decepciona, Isabel me
hará el hombre más afortunado del planeta, aunque mi
muerte no signifique más que un intento en vano por
destrozar uno de los tantos males que abarrotan la
existencia de la humanidad en este planeta, mis átomos
se recompondrán en algo sumamente bonito y perfecto,
allí alojaré mis pensamientos, mis deseos y pronto podré
volver a ver a mis tres amores.
Cierro el diálogo.
Nos fundimos en uno, nos quedamos abrazados para
recibir a los médicos, policía y prensa de todo el mundo,
los sonidos no puedo describirlos, solo sé que mi
estómago ha dejado de dolerme, que mi sensación de
completitud se ha rehecho, se abren mis fosas nasales y
huelo las flores de mi jardín.
Alguien se acerca, nosotros no nos desprendemos,
preferimos congelarnos, Isabel quizás ya lo sabía,no se
lo preguntaré, no tiene importancia la traición, amo a
esta mujer.
-¿Señor John Badiou?, mi nombre es Allan Conauger,
en nombre de su comunidad y del estado, damos las
gracias por su coraje y entereza. Puede usted, si lo
desea, responder algunas preguntas antes de marchar,
no olvide que sus últimas palabras harán historia, sea
prudente.
Acabo de oirlo, abro los ojos, reconozco su rostro, no
logro saber de donde, quizás me siguió. Desde aquí se
ven todos los periodistas luchando con la policía,
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79. Elbio Aparisi Nielsen El reloj invertido de Liebitz
también el vallado y la furgoneta abierta para llevarme a
mi destrucción.
Suelto a Isabel cruelmente, me recompongo y no miro
hacia atrás, no sé cuales serán mis palabras, veo luces
muy fuertes, muy blancas, veo siluetas, sombras, quizás
aquellas sombras sean el nuevo mundo que me espera,
estoy temblando por dentro.
Boston Massachusetts, New Braintree Old Common Rd
123.
May 1973.
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82. Elbio Aparisi Nielsen El reloj invertido de Liebitz
No quise dañar sus dedos, es la verdad, confieso haber
sido algo grotesco, pero nunca cometí el fallo de mentir,
no mentiría sobre lo que amo hacer, es que sus dedos
me fascinaron desde el primer día.
Esa noche fuimos abrazados, besándonos, mirándonos
a los ojos, dentro de los ojos, bajamos en la estación
Saint-Ambroise a tres de la nuestra Rue de Boulets.
Caminamos juntos y de la mano, apretándolas fuerte,
sonreímos y comentamos los últimos libros que
habíamos leído.
Nos desviamos del trayecto al Café Fusain, solo unos
minutos, subimos por Boulevard Voltaire y giramos en
Villa marcés, es que llevaba unos días queriendo ver
unos discos y la tienda todavía seguía abierta, teníamos
tiempo para cenar en el Fusain, incluso no perderíamos
ni los aperitivos si me apresuraba en la compra.
-Tienes el de Jac Brel, "Ne me quitte pas", y dime cuanto
es, gracias _ le dije al de las gafas grandes y oscuras
que ocupaba la tienda para vender sus productos, o más
claro, el vendedor, mal aseado y de mal humor. Noté sus
dientes sucios, le faltaban dos caninos inferiores, tenía
muy poco pelo, sudado, pegado a su cuero cabelludo,
pensé en golpearle la cara y dejarlo tirado en el suelo,
pero no valía la pena, nos trató muy mal, mofó y soltó el
aire, esperó a que marchemos para cerrar la persiana
de muy malas maneras, incluso escuchamos sus golpes
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