La televisión analógica codifica la información de imagen mediante variaciones continuas de señales eléctricas, mientras que la televisión digital codifica valores discretos de puntos de imagen (píxeles) usando ceros y unos. A diferencia de las señales analógicas continuas, las señales digitales solo consideran ciertos instantes o puntos muestreados y cuantificados para su codificación.
3. • En los sistemas analógicos la información se codifica mediante la variación continua de una magnitud
eléctrica. Por ejemplo, en la televisión analógica la imagen se compone de líneas horizontales (las famosas
625 líneas). La luminosidad a lo largo de una línea se traduce en una señal eléctrica de tensión proporcional
a dicha luminosidad (el blanco equivale a la mayor tensión y el negro a la menor). Esto es válido para la
televisión en blanco y negro. Para el caso del color, el procedimiento es algo más complejo.
En los sistemas digitales, en cambio, se codifican los valores de un número discreto de puntos (a diferencia
del caso analógico, donde la variación es continua, como hemos dicho). Un ejemplo muy claro es una
imagen JPG. Existe un número de puntos o píxeles que dan lugar a la resolución de la imagen (por ejemplo,
600x800) y en cada punto existen tres valores, correspondientes a los tres colores primarios (rojo, verde y
azul). Dichos valores están comprendidos entre 0 y 255, de modo que se codifican con un byte. Un punto
blanco se expresaría como (255, 255, 255) mientras que uno negro sería (0, 0, 0). Por tanto, una señal digital
se compone de dichos valores, que se codifican empleando sólo dos símbolos: ceros y unos. En el caso del
formato JPG se emplean además unos algoritmos que reducen sustancialmente la cantidad de información
pero sin que la calidad percibida por las personas se vea muy afectada. El estándar empleado en la televisión
digital (MPEG-2) comparte muchas características con el formato JPG, pero la complejidad es muy superior
ya que se trata de codificar una sucesión de imágenes y no imágenes aisladas.
En una señal analógica, por ejemplo, una voz grabada en una cinta de audio, hay una variación continua con
el tiempo, mientras que las señales digitales sólo consideran ciertos instantes (o ciertos puntos, en el caso de
una imagen). El procedimiento mediante el que se consideran sólo esos puntos se denomina muestreo. Una
vez conocido el valor en los puntos de muestreo debe "redondearse" para que se pueda codificar con uno
de los valores permitidos (por ejemplo, un entero entre 0 y 255). Esta operación se denomina
"cuantificación".