1. Alfredo Pérez Rubalcaba
Transcripción de su intervención previa al Comité
Federal de las JSE
23 de julio de 2011
Buenos días a todos, buenos días a todas.
Tengo que empezar como ha empezado Sergio (Gutiérrez). Supongo que os ha
pasado lo mismo que a mí. Anoche nos acostamos con un atentado espantoso,
ya tuvimos ocasión de expresar nuestra condolencia como partido político, y
hoy nos hemos levantado con una monstruosidad. Esta mañana hemos estado
hablando de qué hacíamos, porque es verdad que lo que te pide el cuerpo es,
seguramente, una cosa bien distinta que la de trabajar. Al final hemos hecho un
razonamiento bastante sencillo. No sabemos todavía lo que ha pasado, no
sabemos quién ha sido, si el atentado ha sido organizado o no. Sabemos que
ha sido una matanza, que estamos hablando de 90 personas, de entre ellas 80
jóvenes, entre 14 y 16 años, jóvenes socialdemócratas. No sabemos quién ha
sido, pero sí sabemos que ha sido un asesinato político, un atentado político,
que estos jóvenes que estaban en un campamento esperando la visita del
primer ministro noruego, estaban haciendo algo muy parecido a lo que estamos
haciendo nosotros. Estaban discutiendo de política, de compromiso político, y
por eso nos ha parecido que lo que había que hacer era hacerlo, es decir,
reafirmarnos en aquello que nos ha traído aquí como mejor homenaje a lo que
ha pasado en Noruega.
Y hemos decidido hacerlo para decirle a los ciudadanos que no nos van a sacar
del juego político, que no nos van a asustar, porque finalmente los que atentan,
los que matan, lo que quieren es sembrar miedo, aparte de odio y rencor. En
definitiva, lo que quieren es que dejemos de hacer lo que estamos haciendo
hoy aquí y eso no lo vamos a dejar de hacer nunca. Por tanto, este es un
homenaje a los chavales noruegos, también a los que no son chavales, a los
que murieron en la bombas de ayer, al conjunto de los ciudadanos noruegos
que han perdido la vida. Así queremos enfocar este acto.
Un asesinato político que en la medida en que afecta a nuestra familia política
parece que debería dolernos más. Todos pasáis revista para saber si conocías a
alguien porque hay muchísimas relaciones entre las juventudes socialistas.
Seguro que alguno de vosotros conoce a alguno de los que ha perdido la vida.
Pero eso no nos debe llevar a dejar de lado la reflexión de fondo. Puede que
nos duela más, puede ser, pero lo importante aquí es que quien ha hecho este
atentado, quien ha utilizado la violencia contra la política, lo que está haciendo
es utilizar la violencia contra los valores de la política democrática que son la
palabra, que es el acuerdo, la tolerancia y que es, por encima de cualquier otro,
la vida como valor supremo. Este es un atentado político que podía haberse
dirigido contra cualquier organización política, da igual, los objetivos son los
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mismos y eso es lo que rechazamos nosotros como políticos democráticos,
vosotros como jóvenes comprometidos con la política democrática. Eso es lo
que rechazamos.
Nosotros sabemos bien lo que es la violencia política, sabemos bien lo que es el
odio, lo hemos sentido durante mucho tiempo, y sabemos que contra la
violencia política no hay otro remedio, al margen de las tareas policiales y
judiciales, que la firmeza democrática. Hoy es el día de reafirmarnos en esos
valores. Si tuviéramos que decirle algo a los compañeros noruegos, que se lo
diremos, diríamos: contra el odio, firmeza democrática, contra la intolerancia,
firmeza democrática, contra la violencia política, política democrática. Esa es la
lección que España y los españoles hemos aprendido durante mucho tiempo.
Si repasáis mi discurso del 9 de julio, veréis que hay una parte del discurso que
algunos me habréis oído decir ya porque es algo que pienso desde hace mucho
tiempo. Siempre he tratado de explicar a los socialistas, cuando me habéis
dado la oportunidad de hacerlo, que en política hay adversarios políticos, que
en la política democrática no hay enemigos, hay adversarios. Pero lo socialistas
sí tenemos enemigos y si repasáis la lista de enemigos que formulé el día 9 de
julio, tratando de separar adversarios de enemigos, formulé uno que me parece
fundamental, que es el odio, y otro que también me parece fundamental, el
miedo. Esos son nuestros enemigos, el odio y el miedo. Y las dos cosas están
presentes en la barbaridad de ayer. El odio de alguno que intentaba sembrar el
miedo. Por eso son nuestros enemigos. Contra esos enemigos, repito, política
democrática, firmeza, valores y principios. Esa es la lección y el mejor
homenaje que podemos hacer a nuestros compañeros.
A las 12 haremos un minuto de silencio. Hay una convocatoria de muchas
organizaciones, entre otras la vuestra.
Llevo 15 días de candidato, es mi primer acto en Ferraz y me ha venido muy
bien que sea con vosotros por las razones que expondré a continuación. La más
importante es, quizá, si examináis el programa que estamos preparando, es
que el eje político central de nuestro discurso, en realidad lo hemos copiado a
las juventudes socialistas, es una frase de Tomás Meabe (fundador de las JSE):
“Que nadie quede atrás”. Esa es la esencia de lo que vamos a proponer a los
españoles para los próximos cuatro años, para pedirles después el voto. Se
explica muy fácilmente. Estamos viendo la salida de la crisis, todavía no está
claro del todo, tenemos que seguir trabajando, pero ya vemos la luz al final del
túnel, estamos creciendo y creceremos más. No quiere decir que no tengamos
que seguir esforzándonos. Y nuestra experiencia nos dice que cuando hay una
crisis tan importante como esta, en la salida hay quien se queda atrás. Hay
quien sale mejor, y quien sale peor.
Nuestra experiencia nos dice también que quien sale peor son los que menos
tienen que ver con la crisis. Por eso lo que le vamos a ofrecer a los españoles
es una idea esencial, y es que eso no puede ser, que nadie puede quedar atrás
y mucho menos aquellos que se encontraron metidos de hoz y coz en la crisis
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sin que hubieran hecho nada que justificara esa crisis, sin que hubieran
cometido ningún error, sin que hubieran trabajado mal, sin que hubieran hecho
las cosas mal. Esos son a los que no podemos abandonar. Por eso este acto me
viene muy bien, porque es vuestro lema, ese es mi lema de campaña: que
nadie quede atrás. O dicho de otra manera, que ahora que vamos a salir de la
crisis, le vamos a decir a los ciudadanos que menos han sufrido la crisis, o que
no han sufrido la crisis o no la han notado, que los hay: es el momento de que
aportéis, para que aquellos que lo han pasado muy mal, puedan salir con todos
de la crisis. Esa es la idea central de nuestro programa electoral. Que aquellos
que no han sufrido la crisis, que aquellos que han sufrido muy poco la crisis,
ahora que estamos saliendo, aporten más, echen una mano para que todo el
mundo salga y nadie quede atrás, como decís vosotros, para que todo el
mundo salga al mismo tiempo. Esta es la esencia de nuestro proyecto político.
Por lo tanto, estoy encantado de estar aquí, con una organización cuyo lema,
básicamente, es el que vamos a utilizar en la campaña electoral, el núcleo
central de nuestro proyecto político.
También porque sois jóvenes. Quisiera haceros una reflexión sobre cómo veo
yo la juventud. Primero, no creo que la juventud sea un periodo que existe
entre la infancia y la madurez. No lo creo. Tiene identidad propia. La juventud
es un periodo de la vida en el cual tienes problemas específicos, tienes ideas
específicas, tienes identidad propia, no es un mero tránsito, no es algo que
pasa. Es verdad que esta idea de la juventud y del proyecto de los jóvenes, es
una idea relativamente reciente. Hasta hace algunos años la juventud solo la
tenían determinados sectores sociales que se podían permitir el lujo de tener
juventud. Para el resto era una transición entre la escuela y el trabajo. Ahora
no. Ahora por suerte, la juventud como periodo identificable aparece para
mucha gente porque la política democrática ha conquistado para muchos
sectores sociales esa identidad propia de la juventud.
Y es verdad que a la juventud la gente se acerca a través de distintos tópicos.
Dos especialmente dañinos. Hay quien halaga permanentemente a los jóvenes,
quien les regala los oídos, quien dice que sí a todo lo que los jóvenes proponen,
y hay los contrarios, quien permanentemente regaña a los jóvenes y les dice no
sabéis nada, todo lo que decís son tonterías porque sois jóvenes. Creo que las
dos cosas son peligrosas. Quien os halaga permanentemente, os está tratando
de vender algo; y quien os regaña permanentemente, está pensando en
recortaros los derechos. Quien os halaga mucho, ojo que os está intentando
colocar algún proyecto. Y quien os regaña mucho, lo que está intentando es
deciros, tenéis más de lo que tenéis que tener.
Yo tengo una aproximación distinta. Creo que los jóvenes lo que quieren es
respeto, no quieren consignas, no quieren slogans, quieren debates, quieren
que les digamos lo que pensamos, quieren debates francos, maduros, y eso es
lo que voy a hacer. Por tanto me habréis oído decir que sí a algunas cosas y
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que no a algunas cosas. Que el hecho de ser joven lo que me inspira es un
profundo respeto.
Hay una cosa, de todas formas, de la juventud actual que sí me preocupa. Es
ese pesimismo que creo que existe. He oído muchas veces decir a muchos de
vosotros la idea de que esta es una generación que cree que va a vivir peor
que la de sus padres. Y es verdad que hay mucha gente que lo piensa, esa
pérdida de sentido de futuro, porque si la juventud tiene algo garantizado es
futuro. Y cuando la juventud, que tiene garantizado el futuro, piensa que el
futuro le va a ir peor, ahí sí, tenemos un problema. Por tanto, tenemos que
hacer un esfuerzo para decirles a los jóvenes que es verdad que ahora las
cosas están como están, que hay un sector de jóvenes que lo están pasando
muy mal, pero que el futuro no va a ser así, para que vuelvan a confiar en el
futuro. Esa es la esencia misma de un proyecto político progresista como el que
nosotros pretendemos defender y pretendemos que la gente apoye en los
próximos años. Esa es una idea que me parece muy importante, más allá del
reconocimiento de la situación actual.
La situación actual tiene un origen que es la crisis económica, que ha golpeado
a muchos sectores sociales y a los jóvenes ni os cuento. Las tasas de
desempleo, no diré que son las más altas que ha tenido nunca España, porque
no es verdad, pero son altísimas. Y probablemente en distintas condiciones.
Hace unos años, cuando el desempleo también golpeaba a los jóvenes, había
jóvenes que habían llegado, por primera vez en su familia, a una situación
educativa alta. Y eso, de alguna manera, tranquilizaba a la gente. Los padres
habían hecho un esfuerzo, sus hijos se habían formado, había una especie de
compensación. Ahora ya no sucede eso, esa la compensación no existe porque
muchos de vosotros habéis alcanzado altas titulaciones y vuestras familias,
aunque fueran las primeras, también. Ni siquiera hay esa compensación. Hay,
por tanto, una desesperanza comprensible. Creo que ese es el problema que
tenemos que atacar, el desempleo juvenil.
El desempleo juvenil tiene distintos orígenes. No todos los jóvenes tienen la
misma situación frente al desempleo. Y para abordar un tema como este
tenemos que distinguir las situaciones, no se puede hablar sin más del
desempleo juvenil. No es lo mismo un desempleo juvenil que otro. Lo primero
que debemos de hacer para hacer un programa serio, es elaborar un catálogo
de situaciones distintas que tenemos y hacer una propuesta concreta para cada
situación. Una propuesta, no lo olvidéis, ambiciosa pero realista, una propuesta
que se pueda hacer, que se pueda financiar y llevar adelante.
Me habéis oído hablar de la educación, de los jóvenes que atraídos por un
sector, básicamente el de la construcción, no solo el de la construcción, un día
abandonaron el instituto, no habían acabado la secundaria, y se fueron a
trabajar. Han trabajado durante algunos años y han trabajado bien. Y algunos
de ellos han progresado, han hecho su dinero, pero no acabó la secundaria o
no acabó la formación profesional. Y ahora se encuentran que no tienen
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empleo ni formación. No sabe nada alternativo que le permita encontrar algo
alternativo y no tiene empleo en la construcción y es difícil que lo vuelva a
tener porque, aunque es verdad que la construcción va a recuperar empleo, no
va a recuperar todo el empleo que dio cuando construíamos esa monstruosidad
de 800.000 viviendas al año.
Ahí tenemos un colectivo de gentes, estamos hablando de cientos de miles de
jóvenes, que ya no tienen 15 años, 17, que tampoco van a volver a los
institutos para estudiar con los que tienen 16 ó 17, no lo van a hacer, lo sabéis.
Porque han trabajado, porque son mayores, porque no van a volver, a los que
habrá que tratar diferenciadamente. Entre los cuales también hay situaciones
distintas. Hay quien directamente dejó la secundaria sin título, tendrá que pasar
por algún sitio para obtener el título. Hay quien tiene un título de secundaria
pero no tiene formación profesional, estos tendrán que tener una formación y
una cualificación profesional, y solo hay una forma de que la tengan, que es
que lo aprendan trabajando.
No hay más remedio que buscar un esquema de aprendizaje empleo o de
empleo aprendizaje, me da igual, para estos jóvenes que han trabajado ya,
pero no tienen cualificación profesional que les permita trabajar en una cosa
distinta de aquella en la que trabajaron que esencialmente es la construcción.
Esto es fundamental. Es un programa específico que se confunde. Veo algunas
iniciativas de algunas CCAA, no voy a hablar de nadie en especial, hablando de
la formación dual, una confusión espectacular… Vosotros espero que no lo
confundáis, tenemos una buena FP que hay que conectar mejor con el empleo,
pero es buena que funciona bien. Por favor, no la toquemos que nos ha
costado 20 años. No estamos hablando por tanto de reformar nuestra FP, no,
esa funciona bien, se puede mejorar, sin duda, pero marcha muy bien. No
metamos eso que os dije el otro día, no hagamos reformas donde ya hemos
hecho muchas. Nos ha costado mucho tener una buena FP, ahora la tenemos.
De hecho se quedaron el año pasado 40.000 jóvenes sin estudiar en FP. Ese es
un dato que dice que hay que hacer más FP, más oferta y que los jóvenes
quieren FP porque es buena, tanto la media como la superior.
Lo que tenemos que hacer es montar algo específico para esta gente que
necesita un tratamiento específico porque, repito, no va a volver a los institutos
de FP. No va con 24 años a incorporarse a un centro donde hay chavales de 17.
Y esa es una formación específica. Lo digo porque veréis estos debates e,
insisto, veo que hay presidentas de Comunidad que viajan a Munich sin saber
muy bien de lo que están hablando…
En fin, tenemos otros jóvenes que sí tienen formación y no tienen empleo, ni
siquiera un primer empleo. Y ya sabéis que en el empleo, lo importante es
tener un primer empleo… lo importante es tener un empleo para mucho tiempo
o para toda la vida… pero es verdad que si entras en el mercado laboral, ahí
tienes una perspectiva. Hay que buscar un esquema para que estos jóvenes,
que ya tienen formación, puedan entrar en el mercado laboral. Que tengan una
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primera oportunidad laboral que les permita insertarse en un mercado laboral
en el que luego se van a mover con más facilidad que si no han entrado. Ese es
un ejercicio que tenemos que hacer también para un colectivo específico, que
sí, tiene una titulación universitaria, una titulación de FP y que, sencillamente,
no ha conseguido un solo empleo en su vida. Esa primera oportunidad laboral
se la tienen que dar los poderes públicos y para eso tenemos que hacer un
esfuerzo con el sector privado.
El empleo, la educación. Dejadme que os diga una cosa más de la educación
que tiene que ver con lo que os hablaba al principio. Es verdad que estamos
pagando y casi un millón de jóvenes están pagando esta salida prematura del
sistema educativo sin formación, es verdad, eso está pasando. De hecho, si veis
las tasas de abandono escolar, en España hay una cosa llamativa. La tasa es
más alta en las comunidades más ricas, como Baleares, que en las que son
menos ricas lo que demuestra que lo que ha habido es un tirón del empleo. Ha
sido el sector turístico y la construcción las que han sacado a los jóvenes del
sistema educativo.
De la crisis tenemos que aprender. Igual que vamos a aprender que no
podemos construir 800.000 viviendas, igual que vamos a aprender que no nos
podemos endeudar todos al mismo tiempo (familias, empresas y bancos), que
no podemos acumular deuda privada que luego no podemos pagar, creo que
tenemos que aprender que en la sociedad del conocimiento el abandono
escolar prematuro del sistema es un desastre. Que los chavales que salen sin
título de secundaria tienen un riesgo: el de ser excluidos para toda la vida. Que
en una sociedad que te exige conocer para trabajar, que cada vez te exige más
conocimiento para trabajar, pues lo que hay que hacer es estudiar para trabajar
cuanto más mejor. Tenemos que hacer pedagogía social con este tema. Hay
que decirle a las familias, mira es una tentación muy grande que el chaval
abandone el centro antes de tiempo porque tiene un trabajo, pero por favor, no
caigáis en esa tentación que es pan para hoy y hambre para mañana. El valor
de la educación en la sociedad del conocimiento es algo que tenemos que
poner encima de la mesa, una y otra vez.
El lema de la campaña es “escuchar, hacer y explicar”, pero no es un lema, es
como yo entiendo la política, la entiendo exactamente así. Los que lleváis años
haciendo política conmigo lo sabéis perfectamente. “Escuchar, hacer y
explicar”, y esto hay que hacerlo ahora, en esta fase de la política, ahora que
estamos preparando el programa electoral, que estamos completando la oferta
que le vamos a hacer a los ciudadanos españoles. Es muy importante hacerles
una oferta rigurosa y sobretodo una oferta en la que creamos y que creamos
que se puede llevar a la práctica. Y para hacer esa oferta ¿qué os pido? Que en
estos meses escuchemos lo que los jóvenes están pidiendo, hagamos un buen
programa y expliquemos ese programa. Son las tres palabras que deben
inspirar nuestra acción política, también en este momento de preparar el
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programa: “escuchar, hacer y explicar”. Escuchar qué piden, hacer un buen
programa y explicar ese buen programa.
Si lo hacemos así, los ciudadanos lo van a entender. Se habla mucho en las
campañas de quién gana y quién pierde, yo solo tengo una convicción, que
creo que los españoles son ciudadanos maduros, a los que les gusta conocer
las ofertas políticas, siempre les ha gustado, y estudiarlas. Pero ahora, en un
momento de crisis, en el que la gente lo está pasando muy mal, creo que nos
van a escrutar como nunca. Si siempre ha tenido mucha importancia lo que le
decimos a la gente, en un momento como de crisis como este va a tener
muchísima más importancia. Por eso tenemos que esmerarnos en hacer un
buen programa, ambicioso, pero creíble.
Os pido vuestro apoyo, no es una novedad, lo he hecho siempre, incluso
cuando os he tenido enfrente. Os pido vuestro apoyo, la fuerza que tenéis, para
echarme una mano, para echaros una mano. Trabajo, trabajo, trabajo, es la
clave del éxito en cualquier faceta de la vida, también en política democrática.
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