2. En una antigua casa de un
pequeño pueblo con pocos
habitantes, dentro de un gran piano
bien afinado, vivía una familia de
ratones; mamá ratona y sus tres
pequeñas ratoncitas, a mamá
ratona se gustaba mucho la
música, por ello todos los días en
silencio y escondida tras la
oscuridad de la noche, la mamá
ratona salía a tocar su música
favorita y sus pequeñas crías
bailaban al compás de la melodía.
3. Una mañana cualquiera la ratoncita más pequeña
oye que llaman a la puerta – pregunta ¿Quién es? y la
mamá ratona antes de que su pequeña cría abriera la puerta,
ella con gran agilidad salta de un cajón a otro y como si
fuera algo usual engancha su cola a la manilla de la puerta
abriéndola con facilidad. Hubo un instante de silencio y
asombro, cuando la mamá ratona ve frente a ella un gran
elefante, ¡hola! dijo el elefante, me llamo Sebastián y estoy
encantado de conocerte, he oído la música más hermosa
que hayan escuchado mis oídos y me gustaría saber si tan
maravillosa melodía viene de esta casa, por un momento
olvidaron quienes eran a la vista de cada uno.
¡Hola! respondió la mamá
ratona con una voz suave y
melodiosa, mi nombre es
Katrina, y todas las noches
salto y salto sobre la gran
caja para que salga la bella
música y mis hijas puedan
bailar.
4. Sebastián levanta su gran
trompa y pregunta, ¿Katrina
podrías tocar algo para mí?, ¡claro!
pasa y ponte cómodo. El gran
elefante entra a la casa se sienta
sobre sus patas traseras y se
prepara para deleitarse con la
música que lo había llevado hasta
la casa de los ratones. Katrina
parada sobre el piano mira a
Sebastián con ojos melancólicos y
dice, hay un problema querido
Sebastián no podre tocar para ti;
Sebastián ya preparado para oír el
majestuoso concierto le responde
¿Por qué, hay algún problema?
Si! el señor gato se encuentra en la
casa y cuando oiga la música
saldrá y nos comerá a todos.
5. Sebastián, un poco confundido responde; pero antes que tocara
tu puerta había música en la casa ¿Dónde estaba el gato que no
se los comió? Aún era de noche y el señor gato estaba
dormido, pero ya está amaneciendo y supongo que anda por
todos los rincones de la casa buscando algo que comer.
Sebastián, que era en realidad un mago de
día y un músico de noche, lanza un hechizo mágico
para que los pequeños ratones no pudieran ser
vistos, ni oídos por el señor gato. Vuelve a ocupar
su lugar frente al piano, mira a Katrina y le dice:
ten confianza en mí, comienza a tocar y te aseguro
que el señor gato no podrá hacerles daño porque no
los podrá ver ni oír. Los ratones se sintieron seguros
y felices con las palabras de Sebastián, Katrina por
su parte, comenzó a saltar y saltar sobre el teclado y
salió la más hermosa música que jamás haya
escuchado el gran elefante.
6. Pasaron las horas y mientras Katrina tocaba el piano todos los
demás ratones bailaban contentos incluyendo a Sebastián que no dejaba
de mover sus orejas de un lado a otro, como si bailara consigo mismo. De
un solo golpe Sebastián se levanta y con voz entre cortada mira a Katrina
y dice, pudiera quedarme por siempre oyendo tu música pero ya es hora
de irme, emocionado le dio las gracias por el maravilloso día que había
vivido, diciéndole que la llevaría siempre en su corazón; ella salta a una
mesa que está cerca de Sebastián, sube hasta alcanzarlo y le da un beso.
Sebastián parte y sigue su rumbo dejando a Katrina muy sola y triste, iba
a extrañar al gran elefante, que había alejado al señor gato de la casa y los
había hecho tan felices y recordaría por siempre a Sebastián bailando
juntos bajo la luz de las estrellas.
7. La amistad que había nacido ese día perduraría en el
tiempo, porque la felicidad, que sintieron al compartir momentos tan
gratos, era invaluable, la vida da tantas vueltas que lo malo se hace
bueno y lo mejor es esperar el nuevo día y confiar en que todo
sucede con un propósito. Los detalles hechos con amor tienen otro
sabor, tanto para quien lo hace como para quien recibe, recuerda la
felicidad depende de nosotros mismos.
fin