«Diseñar es resolver problemas» Esta rotunda afirmación ha orientado el desarrollo del diseño como actividad creadora desde hace varios años. Charles y Ray Eames, una reconocida e influyente pareja de diseñadores que crearon alguno de los productos más emblemáticos del pasado siglo solían decir que los diseñadores «no somos artistas, solucionamos problemas». Desde entonces, el diseño se ha ido enriqueciendo con una serie de instrumentos conceptuales y metodológicos muy poderosos para identificar, caracterizar y resolver problemas humanos. Métodos de observación y análisis importados de la antropología, de la psicología o de las ciencias sociales han permitido situar a la persona en el centro y hacer de la empatía una pieza central del proceso. Una decidida orientación holística y colaborativa ha permitido redefinir y enfocar los problemas de manera más amplia, facilitando conexiones y mestizajes. Gracias a todo ello, el diseño ha llegado a consagrarse como la actividad por excelencia para resolver problemas de manera creativa. Sin embargo, recientemente voces muy acreditadas están poniendo en cuestión esta monolítica concepción para dirigir su atención hacia el diseño como actividad exploratoria de nuevas oportunidades. Un proceso orientado no a la búsqueda de soluciones, sino a la creación de visiones estratégicas capaces de transformar la realidad. En un mundo ambiguo y cambiante, profundamente condicionado por la incertidumbre y la crisis, resolver problemas ya no nos sirve de gran ayuda. Los emprendedores, las empresas y las organizaciones deben dejar de centrar únicamente su atención en la solución de problemas concretos para aventurarse en un territorio mucho más complejo, rico e interconectado que integra la investigación, el conocimiento y la exploración creativa en una nueva síntesis: Imaginaction. El nuevo actor creativo del siglo XXI pasa así de ser un mero solucionador de problemas a ser un investigador visionario, un explorador de oportunidades. El señor Lobo de la célebre película de Quentin Tarantino convertido finalmente en un nuevo doctor Livingstone, un explorador abierto a descubrir los resortes creativos y las posibilidades ocultas en los confines de los problemas. Éste puede ser el punto de inflexión de la actividad de diseño en el futuro y uno de los resortes para construir organizaciones radicalmente innovadoras y competitivas. Carlos Alonso Pascual Barcelona Design Thinking Week 2013 Elisava Escuela Superior de Diseño e Ingeniería de Barcelona