Contenidos relacionados con el tema 15 de Historia del Arte de 2º de bachillerato en Castilla y León: La pintura barroca española: Ribera, Zurbarán, Murillo y Velázquez.
CUADERNILLO DE EJERCICIOS PARA EL TERCER TRIMESTRE, SEXTO GRADO
Tema 15 lapintura barroca española
1. BARROCO
EL ARTE
Tema 15: La pintura española:
Ribera, Zurbarán, Murillo y
Velázquez
2. • El Siglo de Oro:
– Crisis política,
económica y social.
– Guerra de los Treinta
años// Guerra con
Francia.
– Gran número de
artistas y de gran
calidad
F. Zurbarán, Defensa de Cádiz
frente a los ingleses . 1634
3. La pintura barroca española
El llamado Siglo de Oro incluyó a la
pintura entre las artes más
esplendorosas; alcanzó sus máximas
cotas de calidad.
Los primeros años del XVII, como
sucediera en la arquitectura y la
escultura, se sigue la tradición
escurialense, marcada por el decoro,
severidad, rigidez y naturalismo.
Ya avanzado el siglo y el reinado de
Felipe IV, artistas como Ribera,
Zurbarán y Velazquez hacen la pintura Vieja friendo huevos. Diego Velázquez
cada vez más barroca gracias a la
influencia de la pintura italiana y a las
numerosas pinturas de Rubens que
llegaban a España.
4. Podemos definir algunas características especiales de la pintura española:
• El mecenazgo de la Corte y la Iglesia.
• Ausencia de sensualidad.
• Influencia del realismo y del tenebrismo de origen italiano.
• Tanto los temas religiosos como los cortesanos son tratados de manera
naturalista. El hombre, como la naturaleza, son representados tal y
como son. Este naturalismo hace que muchos autores elijan temas de
enanos, bufones o seres deformes.
• Este naturalismo logra la creación de géneros nuevos como el
bodegón o el paisaje, tratados con sencillez (en comparación con los
pintores barrocos europeos).
• En los retratos veremos al representado sin idealización, son retratos de
personas reales sin idealización.
• Predomina el uso del color sobre la línea y el dibujo (el estilo
inaugurado por Tiziano y continuado por la mayoría de los pintores
barrocos europeos).
• Se da un nuevo valor a la perspectiva: Desarrollo de la perspectiva
aérea. La luz adquiere valor de modo de expresión pictórica.
5. La pintura barroca española
• Tres son los focos artísticos: Valencia (Ribera
y Ribalta), Sevilla (Zurbarán, Murillo y Valdés
Leal) y Madrid (Velázquez, Sánchez Cotán,
Sánchez Coello).
6. La corriente naturalista:
Ribalta, Ribera y Zurbarán
Durante el reinado de
Felipe III subsistían todavía
las últimas influencias del
manierismo italiano. Los
pintores se reunían en torno
al monasterio del Escorial,
pero poco a poco se fue
dejando sentir la influencia
de Caravaggio, en lo que
ha venido a llamarse la
escuela tenebrista
española.
San Onofre (Ribera ) (1637)
Óleo sobre lienzo. El Hermitage,
San Petersburgo
7. La figura más destacada del
momento es Francisco Ribalta
(1564-1628). Es probable que
su aprendizaje se realizara
junto a Navarrete el Mudo, en
el monasterio del Escorial,
donde habría conocido las
obras de los pintores italianos
en las colecciones reales.
Quizás viajara a Italia entre
1616 y 1620 y conociera
directamente las obras de
Caravaggio y sus seguidores
Cristo abrazando a San
Bernardo
Óleo sobre lienzo
158 x 133 cm
Museo del Prado, Madrid
8. Lo más interesante de su
colección es el
tratamiento de los temas
místicos, donde el
tenebrismo suele ser
ostensible, además del
brillante colorido y de la
seguridad en el dibujo.
San Francisco reconfortado
por un ángel
Óleo sobre lienzo
204 x 158 cm
Museo del Prado, Madrid
9. José de Ribera (1591-1652)
A mediados del siglo XVII, Felipe
IV y su valido, el Conde-duque de
Olivares, convirtieron la corte en
el principal centro artístico de la
Península.
El mejor exponente de la
corriente tenebrista española
fue José de Ribera, nacido en
Xàtiva (Valencia).
Establecido en Italia desde1611,
donde recibió el apodo de Il
Spagnoletto, nunca más volvería
a España, instalándose
definitivamente en Nápoles en
1616. Quizá pudo haber
trabajado en el taller valenciano
de Ribalta, pero su obra se
desarrolla plenamente en Italia.
10. El naturalismo temático de Ribera se
centra en la pintura de personajes
ancianos, mendigos, santos, pero
siempre pintados con una gran
dignidad, sin exacerbar el sentido cruel
o morboso, demostrando un perfecto
dominio de lo anatómico.
Arquímedes o Demócrito
1630
óleo sobre lienzo
125 x 81 cm
Museo del Prado, Madrid
11. Algunos estudiosos han
notado en Ribera un afán
constante de representar
la ruina del cutis
humano. Aparecería
como el pintor de las
frentes arrugadas, los
dedos ásperos, los
muslos delgados que
permiten la visión de los
huesos, como ocurre en
el San Andrés.
San Andrés
1630-32
óleo sobre lienzo
123 x 95 cm
Museo del Prado, Madrid
12. El martirio de San
Andrés
1628
Óleo sobre lienzo
209 x 183 cm
Museum of Fine Arts,
Budapest
13. El martirio de San
Bartolomé
[o San Felipe], 1630
Óleo sobre lienzo
234 x 234 cm
Museo del Prado,
Madrid
Se trata de una
de las obras
maestras de
Ribera. Una
compleja
composición, de
extremado
realismo. El
horror del martirio
aparece reflejado
en la carne
trémula del santo.
14.
15. El sueño de Jacob
1639 Óleo sobre lienzo, 179 x 233 cm - Museo del Prado, Madrid
16. A veces, como retratista no tiene
pudor en representar las
deformidades humanas.
Lo feo puede ser representado
con dignidad. La representación
de lo extremo de forma
naturalista es un rasgo de clara
raíz caravaggiesca.
La mujer barbuda
1631
Óleo sobre lienzo
Hospital de Tavera, Toledo
17. La imagen del pícaro responde
al arquetipo de la época, plasmado
también en las novelas picarescas.
Los ropajes raídos, la mellada dentadura,
el defecto físico, no son mostrados de
manera indigna, sino con cierta ternura.
La imperfección con Ribera alcanza
la majestad que sólo la pintura puede dar.
Su pintura ha evolucionado desde los
fondos oscuros del tenebrismo a los
paisajes luminosos.
El patizambo
1642
Óleo sobre lienzo
164 x 92 cm
Musée du Louvre, Paris
18. Apolo y Marsias
El tema mitológico 1637 Óleo sobre lienzo, 202 x 255 cm
Musées Royaux des Beaux-Arts, Bruselas
19. En su repertorio figuraron
también protagonistas
femeninos que destacan por
su encanto: la Virgen en la
Inmaculada Concepción
(1635), la Asunción de la
Magdalena (1636), y algunas
santas como Santa Inés
(1641), que corresponden al
periodo más crucial de su
carrera artística, a partir de
la década de los 40, cuando
su visión naturalista se
disgrega cada vez más
hacia una mayor
sensualidad, el color se
vuelve más refinado y la luz
más difusa, superado el
tenebrismo inicial.
La Sagrada Familia
1639
óleo sobre lienzo
253 x 196 cm
Museo de Santa Cruz, Toledo
20. María Magdalena
penitente
(1640-41)
Óleo sobre lienzo,
226 x 181 cm
Museo del Prado,
Madrid
21. Francisco de ZURBARÁN
(1589 - 1664)
Nacido en Fuente de Cantos (Badajoz), se
traslada a Sevilla, en 1614, formándose en el
taller de Pedro Díaz de Villanueva, un pintor
de imágenes.
Su obra es muy abundante, y se puede
distinguir un primer periodo en que hay una
presencia del tenebrismo, naturalismo y del
espiritualismo ascético, pasando en un
segundo periodo, a partir de la mitad de
siglo, a las formas suaves y delicadas
propias de la escuela sevillana de ese
periodo; esta etapa coincide con una crisis en
la carrera artística de Zurbarán, que vio
disminuir su clientela habitual y buscó en los
conventos hispanoamericanos nuevos
encargos.
La crisis de Zurbarán coincide con el apogeo
de Murillo.
22. • Las obras más conocidas de
Zurbarán son los santos de
las órdenes religiosas. Dota
a sus figuras de un gran
naturalismo y de un
profundo espíritu religioso,
subrayado por su evidente
tenebrismo.
• Entre las obras
conventuales, se puede
destacar tres conjuntos:
1. La serie del Convento de la
Merced (desde 1628), en el
que sobresale la Visión de
San Pedro Nolasco (1629),
en la que puede apreciarse
ese tratamiento
individualizado y el tan
característico modelado de
los tejidos.
2. La serie de la Cartuja de
Jerez (desde 1637).
3. La serie del monasterio de
Guadalupe (1638-1645). Autorretrato con el
crucificado
23. Los santos son tratados con gran
respeto y dignidad, sumidos en
una profunda introspección
mística que los presenta aislados y
ajenos al mundo, habitando
dentro de una atmósfera mística.
Sus composiciones son reposadas
y tranquilas, sin excesos
dramáticos.
La luz parece emanar de las
figuras, tratadas de forma muy
naturalista.
Meditación de San Francisco
1632
Óleo sobre lienzo, 114 x 78 cm
Shaw Collection, Buenos Aires
(Argentina)
24. Rostros y miradas de
gran fervor místico,
acordes con las demandas
de los clientes
conventuales
para los que trabajaba
Zurbarán. Son figuras
austeras y solemnes.
Meditación de San
Francisco
25. La visión de San Pedro Nolasco (1629)
Óleo sobre lienzo, 179 x 223 cm. Museo del Prado, Madrid
26. La aparición de San Pedro Apóstol a San Pedro Nolasco
(1629) Óleo sobre lienzo, 179 x 223 cm - Museo del Prado, Madrid
27. Es el pintor de
los hábitos
blancos de los
monjes.
He aquí una
escena de gran
austeridad y de
pobre
composición.
San Hugo en el
refectorio de los
cartujos (c. 1633)
Óleo sobre lienzo
102 x 168 cm
Museo de Bellas
Artes, Sevilla
28. La pintura de
santas y mártires:
En estas series, el
pintor expresa la
calidad de las telas,
mostrando a las
santas o mártires
ataviadas a la moda
de la época, como
grandes damas.
Santa Margarita
c. 1631
Óleo sobre lienzo
194 x 112 cm
National Gallery,
Londres
29. Santa Isabel de Portugal
[Santa Casilda], 1630-35
Óleo sobre lienzo, 184 x
90 cm.
Museo del Prado
30. La exposición de objetos inanimados sirve para que el pintor demuestre su
destreza en la representación de calidades, texturas, brillos y juegos de luces.
Los objetos se destacan sobre un fondo negro para así dar mayor realce a sus
volúmenes.
Naturaleza muerta (1636). Óleo sobre lienzo, 46 x 84 cm
Museo del Prado, Madrid
31. Naturaleza muerta con limones, naranjas y rosa
1633 - Óleo sobre lienzo, 60 x 107 cm
Norton Simon Museum of Art, Pasadena
(EEUU)
En estos austeros y sencillos bodegones está contenida la España del s. XVII
33. El tema
histórico:
La defensa de
Cádiz frente a
los ingleses
1634
Óleo sobre
lienzo
302 x 323 cm
Museo del
Prado, Madrid
34. Bartolomé Esteban MURILLO (1617 - 1682)
Nació en Sevilla, donde vivió la mayor parte de
su vida. Inicio su formación a los diez años con
Juan del Castillo, aunque sin duda conoció las
obras de Zurbarán y de Ribera, ya que la
influencia de estos maestros es evidente en
las obras de su juventud, además de las
influencias de la pintura flamenca y
veneciana. Su éxito fue enorme.
Es uno de los pintores que más popularidad
han alcanzado dentro y fuera de España,
debido, quizás, a que su pintura delicada y
suave satisface el gusto imperante en toda
Europa en el S. XVII. Murillo no pintará santos
ascetas y viriles: su pintura se acerca más a lo
familiar, a lo íntimo.
35. Autorretrato
(ca. 1670)
Óleo sobre lienzo
National Gallery,
Londres
36. En sus primeras obras queda de
manifiesto su formación realista,
con predominio de tonalidades ocres y
terrosas,
un tratamiento de la luz muy marcado por
el tenebrismo, con modelos compactos e
individualizados.
Destaca la serie del convento de San
Francisco (1645), su primer encargo
importante.
A partir de la mitad de siglo, el uso de
la luz se hace más generalizado y su
colorido se enriquece, como en la
Sagrada Familia del Pajarito (1650) y la
Adoración de los Pastores (1655).
En 1658 Murillo viaja a la Corte, entra en
contacto con Velázquez y conoce las
colecciones reales.
A su regreso en 1660, fundó la Academia
de Dibujo, siendo responsable de su
dirección hasta noviembre de 1663, en
que fue sustituido por Valdés Leal.
37. La Sagrada Familia del pajarito (1650)
Óleo sobre lienzo, 144 x 188 cm. Museo del Prado, Madrid
38. La adoración de los pastores
(1650-55). Óleo sobre lienzo, 187 x 228 cm. Museo del Prado, Madrid
39. La huida a Egipto
1655-60
Óleo sobre lienzo,
155,5 x 125 cm
Museum of Fine Arts,
Budapest
40. Murillo se va a interesar por
los problemas atmosféricos y
la captación del espacio:
abandona el estatismo anterior
y ahora sus cuadros son
suavemente dinámicos. Sus
modelos, de canon más
pequeño, adquieren la
suavidad, la gracia y la
elegancia que caracterizan la
plenitud del pintor, cercano ya
al gusto rococó.
La Anunciación
óleo sobre lienzo, 1660-65
125 x 103 cm
Museo del Prado, Madrid
41. Refleja en sus pinturas una
religiosidad intimista,
amable y sentimental.
Expresa de forma genial la
belleza infantil y juvenil,
siempre impregnada de
gracia y dulzura. En este
Jesús como pastorcillo forja
uno de sus iconos más
populares. Niño perfecto, de
carnosos labios y cabellos al
viento, envuelto por esa
atmósfera vaporosa poblada
de luz.
Cristo como Buen
Pastor
(c. 1660)
Óleo sobre lienzo,
123 x 161 cm. Museo
del Prado, Madrid
43. Son numerosas las
representaciones de temas
marianos; las Inmaculadas son
una de sus creaciones más
afortunadas; envuelve a María
en un manto azul, que cubre
parte del hábito blanco,
rodeándola de ángeles. Es una
imagen de gran belleza y
clasicismo, idealizada. El
rostro joven, casi niña.
La Asunción de la
virgen (1670)
Óleo sobre lienzo
El Hermitage, San
Petersburgo
44. El blanco de la vestimenta
simboliza la pureza virginal de
María, mientras que el azul del
manto simboliza la eternidad.
La actitud contemplativa de la
Virgen, su riqueza cromática y la
pincelada suelta son rasgos
distintivos de su estilo.
Inmaculada de El Escorial
Óleo sobre lienzo,
206 x 144 cm
Museo del Prado, Madrid
45.
46. Sin embargo, en su
pintura de niños, de
carácter totalmente
profano, presenta una
interpretación amable
de realidades más bien
crueles, plasmando la
vitalidad del mundo
picaresco, con un
incomparable
virtuosismo técnico.
Joven mendigo
Óleo sobre lienzo, c. 1645
134 x 100 cm
Musée du Louvre, Paris
47. Niños jugando a los dados
(1665-1675)
Bayerisches Nationalmuseum
(Munich), 140 x 108 cm. Óleo
sobre lienzo
48. Dos niños comiendo melón y
uvas
Óleo sobre lienzo
1650-1655
Alte Pinakothek, Munich
49. Niños comiendo pastel
(1670-75)
Alte Pinakothek
(Munich),123 x 102
cm. Óleo sobre lienzo
50. Anciana espulgando a un
niño (1660-70)
Bayerisches
Nationalmuseum (Munich),
147 x 113 cm
Óleo sobre lienzo
51. DOS MUJERES EN LA VENTANA
Joven con su “dueña”
1670
Óleo sobre lienzo
106 x 127 cm
National Gallery of Art,
Washington
(EEUU)
53. DIEGO RODRÍGUEZ DE SILVA Y VELÁZQUEZ
(1599-1660)
Técnica y valoración
• Velázquez, el más grande.
• Calidades hiperrealistas.
• Pintura alla prima
• Pincelada suelta y vibrante
• Color espléndido
• Óleo de Empastes generosos
• Expresionismo espontáneo y
vivo
• Vaporosidad que capta el aire
(la atmósfera)
54. DIEGO RODRÍGUEZ DE SILVA Y VELÁZQUEZ
(1599-1660)
ETAPAS Y EVOLUCIÓN ESTILÍSTICA:
• Etapa de formación (1617-1622)
• Etapa de madurez (1623-1660)
«Más aún que Caravaggio o Ribera,
Velázquez se lanzó a la conquista de
la realidad, su materialidad y su
carnalidad. Introdujo a manos llenas
en la pintura la materia, lo
accidental y lo circunstante».
Fernando Marías, Univ. Aut. de Madrid
55. ETAPA DE FORMACIÓN (1617-1622)
En 1611, con doce años, tras un corto
periodo como aprendiz en el taller de
Francisco Herrera el Viejo, ingresa en
el taller de Francisco Pacheco, con
cuya hija contraerá matrimonio.
Etapa de formación (1617-1622)
A los 18 años consiguió licencia
para pintar. De sus maestros tomó
los principios manieristas y
academicistas, además del
tenebrismo.
En este periodo, caracterizado
por el tratamiento naturalista,
los temas preferidos son: VELÁZQUEZ
• Bodegones con figuras: El SE FORMA
aguador de Sevilla (1620), Vieja EN SEVILLA,
friendo huevos (1618)
• Retratos: Retrato de Sor EN EL ESTILO
Francisca Jerónima de la Fuente TENEBRISTA
(1620) Y NATURALISTA
• Escenas religiosas: Cristo en casa
de Marta y María, la Adoración de
los Magos (1619)
56. Características de
este periodo son:
• El tenebrismo, con
los fuertes
contrastes de luces
y sombras.
• Predominio de los
colores terrosos.
• Sencillez en la
composición.
El almuerzo
Óleo sobre lienzo
1617
183 x 116 cm
The Hermitage,
St. Petersburg
57. Vieja friendo huevos (1618)
Óleo sobre lienzo, 99 x 128 cm. National Gallery of Scotland, Edimburgo
58. El retrato se une al bodegón.
Naturalismo.
Captación de las calidades
de los objetos (texturas,
brillos).
Técnica tenebrista. especie
de inventario de utensilios de
cocina, retratando en cada
uno de ellos hasta el más
mínimo detalle.
59.
60. • «Asimiló el programa del
naturalismo y consagró su
arte a la observación
objetiva de la realidad,
soslayando cualquier
convencionalismo»
(Gombrich)
El aguador de Sevilla
Óleo sobre lienzo
1623
106.7 x 81 cm
Wellington Museum,
London
61. Sor Francisca Jerónima
de la Fuente
Óleo sobre lienzo,1620
160 x 110 cm
Museo del Prado, Madrid
62. La mulata, 1617. Óleo
sobre lienzo (56x118 cm). Este cuadro parece ser uno de los más antiguos
Galería Nacional de atribuidos a Velázquez, pintado alrededor de 1617
Irlanda, Dublín) cuando el pintor contaba con tan sólo 18 años de edad.
Velázquez convierte esta escena en algo más que un bodegón,
representando en un segundo plano parte de la historia sagrada,
recurso que utilizaría también en el cuadro de Cristo en casa de Marta.
63. En él podemos ver una muchacha de color que esta preparando la cena.
En el ángulo superior izquierdo se observa una escena a través de
una ventana, esta parte se descubrió en 1933 al someter a una limpieza el lienzo.
En ella vemos una mesa de comedor con Cristo de frente y un hombre con barba
a su izquierda, iconografía que representa la cena de Emaús. aunque parece que
falta otro personaje a la derecha de Cristo como corresponde a este pasaje, por
lo que se piensa que el cuadro se prolongaría hacia la izquierda.
64. Cristo en casa de Marta y María
Óleo sobre lienzo. 1620 60 x 103,5 cm
National Gallery, London
65. La adoración de los Magos
(1619)
Óleo sobre lienzo,
203 x 125 cm
Museo del Prado, Madrid
67. ETAPA DE MADUREZ (1623-1660)
Este periodo puede
subdividirse, a su vez,
en tres, coincidiendo los Pintor del Rey
hitos con sus viajes a
Italia.
1623-1631:
Velázquez en la Corte
Primera etapa madrileña y
primer viaje a Italia
Velázquez viaja a la Corte,
logrando su propósito de
establecerse en ella; hay un
abandono de la temática religiosa
y de los bodegones, para
concentrase en el género
retratista.
68. Estos retratos tienen
como características:
• La sencillez en la
composición
• El realismo
• La escasa
preocupación por los
fondos
• La elegancia que emana
de los personajes
• El estatismo: son
retratos de cuerpo entero,
en busto o de tres
cuartos.
Sobresalen diversos
retratos del monarca y
del Infante D. Carlos
(1625-28), y los primeros Felipe IV
retratos de bufones, c. 1624-1627
como el de Calabacillas. Óleo sobre lienzo
210 x 102 cm
Museo del Prado,
Madrid
69. Don Luis de Góngora
y Argote
1622
50.3 x 40.5 cm
Museum of Fine Arts,
Boston
70. Infante Don Carlos
1626-27
Óleo sobre lienzo
209 x 125 cm
Museo del Prado,
Madrid
72. Retrato de hombre joven
1627-1628
Óleo sobre lienzo
Alte Pinakothek, Munich
73. Doña María de Austria,
reina de Hungría
1630
Óleo sobre lienzo
58 x 44 cm
Museo del Prado, Madrid
74. El encuentro con el pintor
flamenco Rubens
El encuentro con Rubens, que visita
Madrid en 1628, le orientó hacia el
humanismo y la mitología, además de
animarlo a continuar su formación en
Italia.
Antes de partir pintó Los Borrachos [El
Triunfo de Baco] (1629). En él, muestra al
Baco mitológico entre campesinos
andaluces, señalando la principal
característica de su pintura mitológica: la
concepción burlesca e irónica de la
misma. El Triunfo de Baco
75.
76.
77. Primer viaje a Italia
(1629-1631)
Entre 1629 y 1631 realiza el primer viaje a
Italia, donde conocerá la obra de los
pintores renacentistas romanos y
venecianos (Tiziano), visitando además
Ferrara y Nápoles, donde contactó con el
pintor español Ribera.
Durante este viaje realizó La Fragua de
Vulcano, de género mitológico, y La Túnica
de José. En ellas se advierte la influencia de
los pintores italianos.
79. Velázquez renueva el repertorio de enseñanzas
académicas que había recibido en Sevilla en estas dos
Miguel Ángel, ignudi de la composiciones complejas, plagadas de desnudos
Capilla Sixtina (s. XVI) heroicos, en exquisito equilibrio y bien coordinada
composición. El orden interior se refuerza con los affetti,
las expresiones individuales de cada personaje
reaccionando ante los acontecimientos, según la teoría
artística italiana.
81. CON EL COLOR,
LAS LUCES
Y LAS SOMBRAS ¿Y la
“CONSTRUYE” armadura?
LAS FIGURAS
Y SUS VOLÚMENES
(predominio del
color sobre la línea).
Fijaos
en el escorzo
del antebrazo izquierdo
84. Segunda etapa madrileña
(1631-1648)
En este período se produce el apogeo
del maestro. La influencia italiana
hace que su dibujo se haga más
suelto, sus figuras pierden rigidez, el
espacio se llena de aire, presagiando
la perspectiva aérea, y se colorea de
grises, ocres y verdes suaves y
armónicos. La producción pictórica en
esta etapa es muy abundante.
De este período son los cuadros
religiosos: Cristo crucificado del
Prado (1632), la Coronación de la
Virgen y los Eremitas, Cristo atado a
la columna (1632).
A la vuelta de Italia, el estilo de Velázquez
se hace más suave y colorista
86. Entre sus retratos:
Los del Conde-
Duque de Olivares
(1638), Felipe IV y el
Príncipe Baltasar
Carlos (retratos
ecuestres, 1635);
Felipe IV y D.
Fernando de Austria
con traje de caza.
Y los retratos de los
bufones Pablillos de
Valladolid, el Niño
de Vallecas y el
Primo.
Además, tenemos los
retratos imaginarios
de los filósofos
Esopo y Menipo.
Autorretrato
De 1643
87. Dentro del género
histórico, pinta la
Rendición de Breda o
Las Lanzas (1634-35).
«La Rendición de Breda
es la plasmación de una cierta
vergüenza; aquélla que toda
victoria genera en el ánimo
de una persona sensible.» La rendición de Breda (Las Lanzas)
1635
Antoni Llena, pintor
307 x 367 cm
Museo del Prado, Madrid
88.
89.
90.
91.
92.
93.
94.
95.
96. La reina
Isabel de
Borbón a
caballo
1634-1635
301 x 314 cm
Museo del
Prado,
Madrid
97. Arrepentimientos
o pentimenti,
producidos por
su forma de
pintar alla prima
Retrato
ecuestre de
Felipe IV
1635-36
301 x 314 cm
Museo del
Prado, Madrid
100. El Conde-Duque
de Olivares a
caballo
1638
313 x 239 cm
Museo del Prado,
Madrid
101. Cardenal Infante Fernando
Felipe IV de cacería de Austria de cacería
1634-35 1632-36 - 191 x 107 cm
191 x 126 cm Museo del Prado, Madrid
Museo del Prado, Madrid
103. • El rey sostiene en su mano
derecha un papel con la
inscripción «Señor/Diego
Velázquez/ Pintor de V. Mg», el
encabezado de una petición de
Velázquez.
• El poco atractivo blanco mate de
las medias es el resultado de una
restauración poco hábil en 1936;
en cualquier caso, la obra es un
buen ejemplo de la maestría
adquirida por Velázquez.
Felipe IV de marrón y plata
1631-32
Óleo sobre lienzo, 200 x 113 cm
National Gallery, Londres
104. Juan Martinez
Montañés
c. 1635
109 x 107 cm
Museo del
Prado, Madrid
109. Diego de Acedo
(El Primo)
1644
107 x 82 cm
Museo del Prado,
Madrid
110. El enano Sebastián
de Morra
1643-44
106,5 x 81,5 cm
Museo del Prado,
Madrid
111. Menipo
1636-40
179 x 94 cm
Museo del Prado,
Madrid
Esopo
1640
179 x 94 cm
Museo del
Prado, Madrid
112. Marte, Dios de la
guerra
1640
179 x 95 cm
Museo del Prado,
Madrid
113. Segundo viaje a Italia y
tercera etapa madrileña
(1648-1660)
Velázquez realizó un segundo viaje a Italia
entre 1649 y 1651, con el encargo real de
adquirir cuadros y antigüedades para las
galerías reales hispanas.
En este viaje realiza el retrato de Inocencio
X, el de su criado Juan Pareja y los dos
cuadros del Jardín de Villa Médicis,
considerados un claro precedente de la
pintura de Corot y el impresionismo.
También realizó en el viaje la Venus del
Espejo, uno de los pocos desnudos de la
historia de la pintura española.
En este período, Velázquez perfecciona su
técnica, consiguiendo plasmar la perspectiva
aérea. Su pincelada suelta emplea cada vez
menos cantidad de pasta pictórica. Cuida la
ambientación y los detalles. Velázquez vuelve a Italia
114. «(...) (Por) el modo en que
el pincel reproduce los
brillos de las telas y la
seguridad de toque con
que capta la expresión del
Papa, no dudamos ni por
un momento de que nos
hallamos ante el hombre
mismo.»
E. Gombrich
Retrato de
Inocencio X
c. 1650
141 x 119 cm
Galleria Doria-
Pamphili, Roma
122. La última etapa madrileña:
la culminación de Velázquez
(1651-1660)
Velázquez vuelve a la Corte y a Madrid en
1651, después de una estancia de casi tres
años en Italia. Esta última etapa madrileña
supone la culminación estilística del maestro
sevillano.
Son de este período los retratos de la Infanta
Margarita y el de la Reina Mariana de
Austria.
En dos obras se puede resumir la aportación
de Velázquez a la historia de la pintura: Las
Meninas (1656), y Las Hilanderas o la
Fábula de Aracné (1657).
126. Retrato de Felipe IV
1652-53
47 x 37,5 cm
Kunsthistorisches
Museum, Vienna
127. Felipe IV
1655-60
Óleo sobre lienzo, 69 x
56 cm.
Museo del Prado
128. Felipe IV
ca. 1656
Óleo sobre lienzo, 64´1 x
53´7 cm.
National Gallery de
Londres
129. Infanta Margarita
Teresa
c. 1654
128,5 x 100 cm
Kunsthistorisches
Museum, Vienna
130. La familia de Felipe IV [Las Meninas]
En Las Meninas, evoca la vida cotidiana de
la familia real, que aparece alrededor de la
Infanta Margarita, de sus damas de honor
portuguesas (las meninas), y de los criados
enanos, en el salón en que Velázquez (que
se autorretrata en la penumbra) se
encuentra pintando a los reyes (reflejados en
el espejo).
Al fondo, en la puerta abierta, el aposentador
observa la escena; el pintor obtiene la
sensación de profundidad mediante la
alternancia de espacios iluminados con
diferente intensidad.
El espectador queda atrapado en este
“instante” casi fotográfico que el pintor
captura con sus pinceles. Al contemplar la
obra nos hallamos, a pesar de estar fuera del Las Meninas, 1656
cuadro, dentro de él, en el espacio donde se
hallan los monarcas.
El espacio abarca, de este modo, tanto lo
que hay dentro del cuadro como lo que hay
fuera. Esta obra es “la teología de la pintura”.
131.
132. Marcela de
Ulloa
(Guardadamas)
Don Diego
Ruiz de
Arcona
(guardadamas
) Maribárbola
Agustina
Sarmiento
(Menina)
Isabel de
Velasco Nicolás de
(Menina) Portosanto
Infanta
Margarita
133. Los Reyes:
D. José
Mariana de
Nieto
Austria y
Velázquez.
Felipe IV
Aposentador
VELÁZQUE
de la Reina
Z
134. ESPACIO
INTERIOR
(FICTICIO)
Un cubo pictórico que
unifica dos espacios:
el “de dentro” y el “de fuera”
EXTERIOR
(ILUSORIO)
135. Prolonga
el espacio
en
Crea un profundidad
espacio más allá
ilusorio del muro
delante del del fondo
cuadro de la sala
142. Interpretaciones:
Significado y función
* La “doméstica”
* La apologética-artística
* La político-dinástica
La familia de Felipe IV
“Las Meninas”
(1656) Prado
143.
144.
145. «Al pintar Las Meninas, Velázquez
tiene a los reyes de las Españas
delante de las narices, pero no los
enseña. Nos da a conocer su reflejo
en el espejo que está al fondo de la
sala. Se trata de un reflejo al que un
juego de perspectivas invertidas de
arriba abajo y de destellos casi
imperceptibles al ojo le permiten al
aire ser el protagonista del cuadro,
señorear y disolver cualquier ilusión
de poder.»
Antoni Llena (pintor)
153. La fábula de Aracné [Las hilanderas]
En Las Hilanderas sitúa el mito de Aracné, la
habilidosa tejedora perseguida por Atenea, en
el taller de tapices de Santa Bárbara.
El mito va tejiéndose en las formas de un tapiz
al fondo, mientras en un primer plano las
obreras trabajan: lo real y lo mítico se funden
en tonos amortiguados y templados que
tienen toda su delicadeza en el tapiz, donde se
desarrolla la escena principal, con los
protagonistas rodeados de una intensa luz.
La rueca, en constante movimiento, se
convierte en el elemento que mejor ejemplifica
la “instantaneidad” del momento; esa rueca,
al girar, genera un vacío que lo absorbe todo,
la realidad y el mito.
La estancia, iluminada por la vaporosa luz que
penetra, se llena de aire. Velázquez logra
pintar la atmósfera, el aire que envuelve a las Las hilanderas (1657)
figuras.
La pincelada suelta, de apariencia inacabada;
las manchas de color, que sugieren detalles o
formas, todo en esta obra se aproxima a un
lenguaje nuevo que todavía está por nacer: el
impresionismo.
164. A modo de conclusión:
Velázquez sintetizó los estilos
del XVI y XVII, el renacimiento
romano y la escuela veneciana,
el tenebrismo, el barroco
flamenco y el naturalismo
hispano.
Pintores neoclásicos como
Ingres, románticos como
Delacroix, impresionistas como
Manet y Degas, fauves como
Matisse, los expresionistas
alemanes, surrealistas como
Dalí, sin olvidar al mismo Goya,
van a ser, sin duda, deudores de
Velázquez.
Notas do Editor
LAS MENINAS, VELÁZQUEZ (1656) Museo del Prado, Madrid
La familia de Felipe IV (1656), “Las Meninas” / Prado Obra maestra de Velázquez realizada en el año 1656. En la pintura aparecen en primer plano y de izquierda a derecha: Velázquez, María Agustina Sarmiento, una de las meninas,la infanta Doña Margarita, Isabel de Velasco, la otra menina, y los enanos Maribárbola y Nicolás Pertusato; en segundo plano, Marcela de Ulloa y un Guardadamas; en el espejo se reflejan los reyes Felipe IV y Mariana de Austria, y al fondo aparece José Nieto, aposentador de palacio.La escena representaría el momento en que el artista está pintando en su taller y la infanta,con su pequeña corte, se ha acercado para ver como trabaja Velázquez, costumbre habitual en palacio. En este instante aparecen los reyes que van de paso, hecho que se constata por la presencia del aposentador, cuya función era abrir las puertas a sus majestades, al fondo de la escena. Esta irrupción provoca diferentes actitudes en los personajes: unos saludan y otros permanecen ajenos a la aparición.La pintura siempre se ha denominado "La Familia de Felipe IV" aunque desde el siglo XIX se la conoce como "Las Meninas" que eran las muchachas que acompañaban a los niños de la familia real. Esta obra estaría destinada al despacho de verano de Felipe IV en el Alcazar de Madrid, lo que indica la estrecha relación entre soberano y artista.Artísticamente hay que destacar el interés del pintor por conseguir la perspectiva aérea, la sensación de que entre las figuras hay aire,así como la creación del espacio en profundidad a través de la luz que penetra por las ventanas de la derecha. La situación del cuadro en el Museo del Prado, en la sala oval de la planta alta del edificio, refuerza la sensación de perspectiva de una manera sorprendente. También llama la atención la pincelada suelta,anticipándose al Impresionismo."Las Meninas" está considerada como una de las mejores pinturas del mundo, tanto por artistas como por críticos. Cuando en el siglo XVII el pintor Lucas Jordán tuvo la oportunidad de ver el cuadro manifestó que era la Teología de la pintura, queriendo dar a entender que así como la Teología era la superior de las ciencias, aquel cuadro era lo superior de la pintura. Genios de la Pintura (c) 1999 Ediciones Dolmen S.L.
La fábula de Aracne, Las hilanderas (1657) / Prado Una de las obras más interesantes y enigmáticas del pintor sevillano,sobre todo en cuanto al tema. Fue pintado casi con total seguridad en 1657 para D. Pedro de Arce, Montero del Rey, aunque en el siglo XVIII ya figura en las colecciones reales.En primer plano vemos cinco mujeres que preparan las lanas para la fabricación de tapices. Al fondo, detrás de ellas, aparecen otras cinco mujeres ricamente vestidas, sobre un fondo de tapices. Esta última escena sería la que da título al cuadro ya que recoge la fábula en la que la joven Aracne, al presumir de tejer como las diosas, es retada por Atenea a la confección de un tapiz. El jurado dictaminó un empate pero Atenea castigó a Aracne convirtiéndola en araña para que tejiera durante toda su vida. Con esta fábula, Velázquez quiere indicarnos que la pintura es un arte liberal, igual que el tejido de tapices, no una artesanía como la labor que realizan las mujeres en primer término. El poner el mensaje en un segundo plano es un juego típico del Barroco.También hay quien piensa que se trata de una escena del obrador de la Fábrica de Tapices de Santa Isabel que el pintor solía frecuentar a menudo.Pero ésto no nos vale para explicar la escena de segundo plano.Trate sobre lo que trate, estamos ante una de las mejores pinturas, en la que Velázquez ha sabido dar sensación de movimiento como se aprecia en la rueca de la izquierda, cuyos radios no vemos, y en la figura de la derecha que devana la lana con tanta rapidez que parece que tiene seis dedos. También hay que destacar el efecto atmosférico, es decir, la sensación de que entre las figuras hay aire que distorsiona los contornos y hace que las figuras estén borrosas.La pincelada no puede ser más suelta, utilizando manchas como en el caso del gato o el rostro de la mujer del centro que está sin acabar al estar a contraluz. La luz viene de la derecha, siendo admirable que con tan limitado colorido se obtenga una excelente luminosidad. El artista consigue anticiparse al impresionismo en doscientos cincuenta años.Los añadidos posteriores en los cuatro lados hacen la obra más grande pero no menos interesante. Genios de la Pintura (c) 1999 Ediciones Dolmen S.L.