11. 1950's.- D'aquesta manera tan ordenada i curiosa es salvaven les aigues del riu Besòs a la
posguerra per anar del Bon Pastor a Santa Coloma o a l'inrevés.
12. 1959.- En un dels extrems un cartell amb una mena de bústia lligada amb
un candau demana als usuaris de la passera que col·laborin amb ajuts pel
seu manteniment i conservació
14. Els veins del barri del Bon Pastor es comunicaven amb Sant Andreu a través
del carrer Sant Adrià. Per fer-ho amb Santa Coloma tot era més complicat ja
que els ajuntaments es desentenien del tema de construir un pont. L'única via
de pas era en realitat una passera sobre el riu construida amb taulons i fustes
d'una manera d'allò més arcaica i simple.
Un home s'encarregava periòdicament de posar i treure els taulons. La majoria
dels usuaris cada cop que hi passaven li allargaven una propina. Però els dies
de pluja, quan el Besòs baixava massa ple, aquesta sol·lució dels taulons no
era possible i sense la passera fent servei calia recòrrer uns quants
quilòmetres fins al pont de Santa Coloma per travessar el riu. La passera del
Molinet permetia també fer el camí més curt a tots els obrers que, d'una banda
o altra del riu, anaven diàriament a treballar a les nombroses fàbriques i
indústries que hi havia a la zona. Aquesta situació va durar fins ben entrats els
anys 1970's. Fins a l'any 1978 no es va inaugurar l'actual pont del Molinet.
17. Aquest nucli ja existia als anys 20, a la revista Catalunya Social de febrer de
1924, definit com a “Collblanch, Riera Blanca i voltants” comptava amb 600
barraques, de les 9.100 registrades a tota Barcelona. Segons el diari ABC, la
mitjana de persones que vivien a cadascuna era de cinc.
Aquell lloc era terra de ningú, era un gran espai on no hi havia pràcticament
res, fins que van començar a construir el Camp Nou l’any 1954, i com deia
inaugurat a l’any 1957. No sé si l’edificació de l’estadi va modificar l’hidrologia
de la zona, però a l’any 1959 als diaris surt un episodi important de riades, i la
tarda del 31 de juliol de 1960 un altre: va ploure molt a Barcelona i la riera, que
recollia tota l’aigua dels voltants, va augmentar molt de cabal, les persones
que malvivien a les barraques van desallotjar-les, però una veïna veient que
l’aigua se’n podia emportar no la barraca, quelcom més important, el seu futur,
el rebut de 15.000 pessetes, que havia pagat d’entrada, segons deien, per una
de les cases de la barriada d’Onésimo Redondo (els blocs de La Florida), va
baixar com va poder, però amb tan mala sort que va relliscar i va caure a
l’aigua, encara que un home ho va intentar va ser impossible salvar-la. Al dia
següent va aparèixer flotant a la platja de Casa Antúnez.
L’any 1956 es van concedir 103 habitatges a persones d’aquesta i d’altres
barriades, però va ser al desembre de l’any 1960 quan es va acabar
defiitivament amb aquest nucli; Barcelona i l’Hospitalet van construir
98 habitatges subvenionats, on a més dels barraquistes de la Riera
Blanca, també van a anar a viure els habitants d’unes barraques
properes al cementiri, al carrer de Sant Francesc Xavier.
27. EL
CANCIONERO
AMBULANTE
ESTE CURIOSO PERSONAJE SE DEDICABA A VENDER UNOS FOLLETOS EN LOS QUE SE
HABIAN IMPRESO LAS CANCIONES DE MODA Y LAS ANUNCIABA CANTANDOLAS
38. PARA TERMINAR :
ORÍGENES DEL PARALELO BARCELONÉS: VOLTAICOS,
SALTIMBANQUIS Y FENÓMENOS DE FERIA
El Ayuntamiento decidió abrir una avenida que enlazara el final de la Gran
Vía con el Puerto y que fuera la comunicación tangental de éste con
Hostafrancs (...) y hacia 1894, se inauguró, oficialmente, la ancha calle del
Marqués del Duero, y lo primero que instaló el Ayuntamiento fueron los
voltaicos. Inesperadas anticipaciones de unos concejales, actuando,
involuntariamente, de augures. No los tristes mecheros de gas de los
suburbios, o de los barrios sin palpitaciones, sino los voltaicos, con los que
venía alumbrándose Barcelona desde la Exposición de 1888. En aquellos
voltaicos de un arrabal desierto había ya un presentimiento del Paralelo
trepidante y luminoso. (...) Las últimas tinieblas del futuro Paralelo fueron
rotas por los voltaicos, luz de teatro y de café, luz de ciudad.
En 1892 se creó la Comisión de Ensanche, y, en un principio, se propuso abrir unas
vías porticadas que circundaran la ciudad. (...) Entretanto, construíanse cubiertos
provisionales, barracones destinados a espectáculos ínfimos, tabernas, figones y
aguaduchos.
39. En las tabernas se abrían las cazuelas de sardinas en escabeche (...). Por los
aguaduchos, se servían americanas, dátiles con menta o rosa, rosquillas y
«carquinyolis›› (...). Y en los bebederos, aguardiente, ron, anís escarchado y
caña legítima de La Habana. Vendían diez céntimos de cigarrillos, “caliqueños”
y cajas de cerillas de a cinco, con reproducciones de escenas de «La Verbena
de la Paloma» o de «El Dúo de la Africana», dibujos alusivos al submarino
Peral y retratos de las faunas taurinas de entonces (...).
No faltaban churreros, cacahueteros, naranjeros, meloneros, «el de los
torraos», ni, en verano, los «helados del Chaumet», con su carretón
blanqueado y pulido: ¡mantecao helao! En aquellos inicios (...) afluían los
charlatanes, exaltando el «ungüento maravilloso de la ballena de los
Pirineos», o, como el «Noi de Tona», dentista y sacamuelas, el «Elixir
Geraldine», en homenaje a la «Bella Geraldine», que se exhibía en el
trapecio del «Circo Alegría», en la Plaza de Cataluña, tan llena de barracones
como el incipiente Paralelo. Recordamos a un charlatán, preconizador de un
callicida, golpeando el retrato del inventor del específico: "Este, este es el
sabio norteamericano descubridor del maravilloso callicida..." El charlatán
seguía dando punterazos al cartelón, en donde aparecía como sabio
norteamericano, destructor de callos y duricias, el compositor Rossini, con su
caraza burlona y bonachona
40. El primer edificio que empezó a construirse, hacia 1895, fué el Teatro Circo
Español. Después, llegaron fenómenos, figuras de cera y roulottes, con
hércules, payasos y titiriteros, que se decían artistas internacionales y lo eran,
porque aun requiriendo ciertos ejercicios, la soltura italiana, la frialdad (flema)
inglesa o la tenacidad alemana, los artistas circenses son internacionales por
nacimiento fortuito, cruces alambreados, viajes permanentes, mundo
puramente gimnástico, porque en los payasos predominaba más, entonces, la
mímica que la agudeza. Unos llegaban en carro de saltimbanquis y otros se
exhibían en circos de barracones.
Frente al Español, en construcción, se colocó un circo, como los de feria,
hecho con trapos, y tablones por gradas, y alumbrado de acetileno. Lo original
estribaba en que, en él, sólo trabajaba una buena señora que pasaba la
maroma, exhibía perros amaestrados y cantaba un cuplé francés, en un
escenario que tenía dos metros de anchura. Cantaba sin el acompañamiento
de un triste piano y llevaba un traje verde con lentejuelas. (...) Desde los
barracones, los reclamos se lanzaban a grandes voces, o aparecían en las
pizarras anuncios o avisos, con un gran sabor grotesco. Una vez, leímos esto:
41. "Se vende, por causa de salud, un soberbio fenómeno, elegante, muy limpio y
manso, en plena libertad. Muy propio para diversiones familiares.
"Se trataba de un viejo cerdo amaestrado y achacoso.
Otro anuncio decía: "Se enseña un buey que tiene la cabeza de bulldog, la
cola de oso y la pata de cerdo. Apacible y amaestrado, es además
hermafrodita."
La gente se embobaba ante aquellos barracones, iluminados con acetileno. El
director solía aparecer con una grasienta y zurcida levita y una abollada
chistera, embutidas las piernas en pantalón de dril y calzado con alpargatas.
Junto a la visión absurda de los fenómenos y la pintoresca de los
saltimbanquis, no tardaron en instalarse las quirománticas, echadoras de
cartas, ocultistas, astrólogos y una mujer muy gorda, «Madame Sphinx», que
adivinaba el porvenir, por nebuloso que fuese. Acudía la gente, sobre todo los
sábados y las tardes domingueras, y comenzó a hablarse de que se iba a
inaugurar un Cinematógrafo Napoleón. con precios asequibles, a quince
céntimos. y no a real la entrada, y a dos la silla, como en el Cinematógrafo de
la Rambla de Santa Mónica. Lo moderno y lo maravilloso, a quince céntimos.
El Paralelo tenía ya sus leyes económicas.
F I N