2. Tomás sabía que debería estar
durmiendo. Estaba seguro de que si
su madre se enteraba de que aún
andaba despierto a pesar de estar en
la cama, tendría que oírla repetir una
vez más que sin dormir no se puede
rendir por la mañana, y todas esas
cosas que las madres dicen y que los
hijos no quieren oír.
La habitación estaba en penumbra,
pero por el hilo de luz que entraba
por la ventana, Tomás podía entrever
las sombras de aquellos skaters que
su padre le había pintado hacía ya
mucho tiempo.
3. De repente, algo hizo que sintiera la
necesidad de asomarse a la ventana.
Mucho después, con el tiempo, cuando
la aventura ya había terminado, el niño
todavía seguía sintiendo aquella
sensación, aquel escalofrío que
recorrió su espalda y que le llevó a
pensar que algo estaba pasando, que
algo no iba bien aquella noche en la que
todo empezó a ser distinto.
Cómo puede ser la isla en la que
Tomás vive, ¿cómo os la imagináis?
Qué tipo de casa tendría. Sois
vosotros los que lo decidís, porque
sois vosotros los escritores y dais
vida al personaje.
4. El rumor del mar se hacía cada
vez más intenso. La tormenta
seguía creciendo y en el silencio de
su habitación, Tomás sentía el agua
caer como un manto que le cubría
de la cabeza a los pies.
El cielo estaba tan oscuro que
enseguida distinguió una luz fina,
delgada como la que produce una
linterna a lo lejos. Qué raro pensó,
mientras se acercaba hasta el
cajón de la mesilla para buscar los
prismáticos que le había regalado
su abuelo la última Navidad.
Alguien caminando por el bosque,
con esta lluvia, se dijo a sí mismo.
¿Quién será?
5. Enseguida pudo distinguir unas
figuras encapuchadas que
avanzaban por el camino
despacio, sin querer levantar
sospechas, guiados por el único
hombre que llevaba una pequeña
linterna y que marcaba el camino,
ajeno en todo momento a aquel
joven curioso, que los observaba
mudo desde detrás del cristal de
una ventana.
¿Quiénes son esas personas? ¿Qué hacen allí?.
A partir de aquí la historia es vuestra.
6. Enseguida pudo distinguir unas
figuras encapuchadas que
avanzaban por el camino
despacio, sin querer levantar
sospechas, guiados por el único
hombre que llevaba una pequeña
linterna y que marcaba el camino,
ajeno en todo momento a aquel
joven curioso, que los observaba
mudo desde detrás del cristal de
una ventana.
¿Quiénes son esas personas? ¿Qué hacen allí?.
A partir de aquí la historia es vuestra.