Este documento presenta un resumen biográfico de la vida y obra de la escritora sueca Astrid Lindgren. Creció en una granja en Småland, Suecia, y tuvo una infancia feliz rodeada de naturaleza que influenció profundamente su trabajo. A los 35 años escribió su primer cuento, Pippi Calzaslargas, que se convirtió en un éxito internacional. Lindgren escribió principalmente literatura infantil y defendió los derechos de los niños y los débiles. Fue una de las autoras más influyentes de liter
4. A strid lindgren es, sin duda, la autora de literatura
infantil más reputada e influyente. Una rara combinación de alta
calidad literaria, popularidad y espíritu innovador la han llevado
a esas alturas. El libro que mereció a Astrid Lindgren una fama
inmediata y abrió nuevos caminos a una forma de escribir más
inspirada en los niños fue Pippi Calzaslargas (1945). Desde su
publicación ha sido un pilar de la literatura infantil y se ha tradu-
cido a más de 60 idiomas, desde el árabe hasta el zulú. A lo largo
de muchos años, Astrid Lindgren ha recibido muchos galardones
prestigiosos, tanto nórdicos como internacionales, en reconoci-
miento a su narrativa. En una fase bastante temprana de su carre-
ra literaria, en 1958, recibió la Medalla Hans Christian
Andersen, que también se suele llamar “Premio Nobel de
Literatura Infantil”. Además de muchos premios instituidos espe-
cíficamente para libros infantiles, la escritora ha recibido otros
generalmente reservados a autores de narrativa para adultos,
entre ellos la Medalla Karen Blixen de la Academia Danesa, la
Medalla Leo Tolstoi de Rusia, el Premio Gabriela Mistral de
Chile y el Premio Selma Lagerlöf de Suecia. Estas distinciones
confirman claramente su talla de escritora.
Las dotes de narradora son sólo una faceta de Astrid Lindgren:
también su personalidad ha conquistado el amor y respeto de
millones de niños y adultos por su humanidad, integridad y
amplitud de miras. Tanto en su vida como en sus obras siempre
ha tomado partido por los débiles y oprimidos, fueran niños,
adultos o animales. El Premio de la Paz de los Libreros Alemanes
de 1978 y la Medalla Albert Schweitzer de 1989 (otorgada por el
Instituto por el Bienestar de los Animales, de EE.UU.) han sido
un reconocimiento de sus méritos humanitarios.
3
5. Niñez rodeada de naturaleza
astrid ericsson nació el 14 de noviembre de 1907 en
Vimmerby, una pequeña localidad de la provincia de Småland, en
el sur de Suecia. Fue el segundo vástago de Samuel August
Ericsson y su esposa Hanna. El padre era agricultor de Näs, la
finca parroquial situada en la periferia de Vimmerby. Los
Ericsson tuvieron cuatro hijos: Gunnar, el mayor y único varón,
y tres niñas llamadas Astrid, Stina e Ingegerd. Según lo cuenta la
autora, su niñez fue feliz y transcurrió entre juegos y aventuras
alternados con trabajo en la finca y sus aledaños.
Astrid Lindren – como se llamó más tarde – recuerda repetidas
veces su alegre infancia como fuente decisiva de inspiración en su
trabajo. Se crió en un hogar en que sus padres no sólo sentían,
sino que también manifestaban gran afecto mutuo y por sus
hijos: una actitud poco frecuente en aquella época. La escritora
ha contado con honda empatía y ternura la relación especial de
sus padres en el único libro que no ha creado para un público
infantil: Mi mundo perdido (1973, traducción española 1985,
1991).
En su esfuerzo de explicar por qué fue tan feliz su infancia, ha
dicho en repetidas ocasiones que los cuatro hermanos experimen-
taron la favorable conjunción de libertad y sentimiento de seguri-
dad desde sus primeros años. Los niños Ericsson tuvieron que
trabajar en la finca apenas pudieron realizar esas labores, lo cual
les infundió un sentido del deber y del amor propio; pero tam-
bién tenían libertad de jugar largas horas, con pocas restriccio-
nes. Astrid Lindgren piensa que el mejor modo de desarrollar el
cuerpo, el alma y la imaginación de los niños es el juego libre, sin
estorbos, dentro de un marco flexible de valores morales. Si bien
lo que cuenta de su infancia dichosa ha sido confirmado por sus
hermanos, es posible que algunos períodos difíciles en edad adul-
ta hayan contribuido a que su niñez, comparándola con lo que
4 vino más tarde, le pareciera un tiempo de gran felicidad.
6. Los niños de Bullerby. Dibujo de Ilon Wikland.
Las experiencias de niñez juegan un papel fundamental en las
narraciones de la autora. En su gran mayoría, se desarrollan en
una región de Suecia que recuerda mucho a Småland y en pue-
blos que evocan su Vimmerby. Pippi Calzaslargas, por ejemplo,
vive en las afueras de una pequeña población sueca parecida a
Vimmerby, y los turistas todavía pueden visitar muchos de los
lugares por donde andan Pippi y otros personajes infantiles de
Astrid Lindgren (la pandilla de Kalle Blomquist, Miguel y
Rasmus). Pero ellos son sólo la maqueta, ya que el meollo de
todas sus narraciones es la capacidad y potencial de creación que
alberga la imaginación juguetona de un niño. Todos los persona-
jes de Astrid Lindgren –principalmente Pippi– están dotados de
una viva fantasía y aprovechan cualquier oportunidad para
explorar en el juego su vida y su entorno.
Cuando la escritora transporta al lector a sus años y lugar de
infancia los lleva a tiempos en que la vida cotidiana era más sen-
cilla y cercana a la naturaleza: una cercanía que se ha perdido 5
7. para la mayor parte de la gente que vive en la edad post-indus-
trial. Astrid Lindgren se crió cuando aún había carros tirados por
caballos, como lo ha dicho en Mis ocurrencias (1971, una colec-
ción de ensayos de reflexión que no se ha traducido). Los princi-
pales medios de locomoción de la familia eran el caballo y el
carro; el ritmo de vida era más lento; las diversiones, más senci-
llas, y la relación con la naturaleza circundante, más íntima. En
ese ambiente desarrolló la autora una afinidad con la naturaleza
y un afecto por ella que resuena en toda su obra: desde sus fan-
tásticas aventuras de Pippi Calzaslargas, la hija del pirata, hasta
su novela de Ronia, la hija del bandido.
Los cuentos que tal vez reflejan más directamente la primera
infancia de Astrid Lindgren en Näs son los que tratan de los
niños de Bullerbyn, Los niños de Bullerbyn (1947) y los dos
libros siguientes sobre el mismo tema, Nuevas aventuras de
Bullerbyn (1949) y ¡Qué divertido es Bullerbyn! (1952). Los epi-
sodios de Bullerbyn retratan las horas de juego y alboroto llenas
de alegría que viven seis niños de agricultores de Småland a
comienzos del siglo XX. Lisa, Lasse, Bosse, Ole, Britta y Anna
viven en tres fincas vecinas de ambiente que recuerda a
Sevedstorp, una pequeña localidad no lejos de Vimmerby, donde
se crió el padre de la escritora. Como estaba establecido a la
sazón, los jefes naturales eran varones. El hermano de Astrid,
Gunnar, había sido cabeza de los cuatro niños de Näs y sus com-
pañeros de juego, y muchos de los juegos que practicaban los de
Bullerbyn eran diversiones habituales de los hermanos Ericsson.
En la trilogía de Bullerbyn encontramos episodios de cumplea-
ños, Navidades y Semana Santa, y otros que describen la pesca de
cangrejos de río en agosto o las consecuencias que trae ir de com-
pras sin llevar una lista. Los niños compiten en comer golosinas y
juegan al naufragio en el prado inundado del zapatero tacaño.
Uno de los episodios narra cómo Ole consigue convertir a Skip,
el perro feo y malo del zapatero, en un animal amable y de buena
6 apariencia, y cómo Bosse recurre a engaños para que las lechuzas
8. empollen un huevo de gallina: una hazaña de Gunnar cuando era
niño. Las distracciones y juegos, los temores y aventuras pueden
parecer muy comunes a los adultos. Pero esas historias, Astrid
Lindgren no las ha escrito para los mayores: ellas conservan su
atractivo para los lectores niños a quienes van dirigidas. Astrid
Lindgren plasma hábilmente la intensidad de la experiencia
infantil en lenguaje emotivo y al mismo tiempo sencillo, evocan-
do la diversión y el entusiasmo que experimentan los protagonis-
tas en su ficticio mundo lúdico. Ella no ha olvidado cómo se sen-
tía a la edad de cuatro, siete o diez años, y es la rapazuela de esas
edades que vive en ella la que conjura cuando escribe.
La escritora sintió como una pérdida convertirse en adulta. Un
día que Astrid Ericsson ya era adolescente se dio cuenta de que
había perdido la capacidad de jugar, o sea, la capacidad de estar
absorta en el juego. Había adquirido la consciencia de sí misma y
ya no podía entrar incondicionalmente en el mundo de la simula-
ción como lo había hecho hasta entonces. Siempre ha considera-
do, retrospectivamente, que su juventud fue un período oscuro de
su vida. Aparentemente seguía siendo la misma niña emprende-
dora y audaz con rasgos de varón que deambulaba por
Vimmerby cuando no tenía que trabajar en la finca, y que anda-
ba a la caza de experiencias emocionantes, como las dos pandi-
llas en los libros sobre Kalle Blomquist. Pero lo hacía con ánimo
ambivalente y se sentía fuera de lugar. Más tarde empezó a ves-
tirse a la moda, a amar el jazz y el baile, y fue la primera chica de
Vimmerby que llevó el pelo corto, cosa que en aquella época cau-
saba sensación. Según lo ha dicho ella misma, cualquier experien-
cia que haya tenido más tarde en su vida se compensaba por los
disfrutes y experiencias frescas e intensas de su infancia. Así,
escribir se convirtió para ella en una forma muy placentera de
volver a sumergirse en su niñez.
Escribir para el ser infantil que alberga, es una característica
que Astrid Lindgren comparte con muchos autores de libros
infantiles. Pero lo que da un carácter especial a sus obras es su 7
9. capacidad de recordar en forma vívida y muy detallada cómo era
ser niña y cuáles eran sus preferencias y deseos a distintas edades.
Siempre conservó la reminiscencia de los olores, las imágenes, los
sonidos y las sensaciones que vivió de niña, y su escritura refleja
la intensidad y frescura con que uno percibe el mundo en su
infancia. La autora conjuga esas dotes con el talento narrativo
que heredó de su padre, la ética de trabajo protestante que se le
inculcó en el hogar y una curiosidad y deseo sin límites por expe-
rimentar que le permitió explorar muchos géneros diferentes y
desarrollar su propio estilo. Como todo buen autor, no escribe lo
que pide la moda ni la editorial, sino lo que su apremio interior
la obliga a expresar.
Génesis de una escritora
astrid lindgren se inició relativamente tarde como escritora.
Su primer texto, que trata de una niña chiflada llamada Pippi
Calzaslargas, lo escribió cuando tenía unos 35 años, y publicó su
primer libro a la edad de 38. Desde entonces produjo constante-
mente libros infantiles hasta mediados de la década de los 80. De
niña la autora estuvo rodeada de una rica tradición oral, y
muchos de los chistes, relatos y anécdotas que oyó de boca de su
padre o de amigos y conocidos se convirtieron en parte de su pro-
pia narrativa. Su amor por la lectura empezó, como lo señala más
tarde, en la cocina de su amiga Kristin. Fue ella la que inició a
Astrid en el mundo de los prodigios y emociones en el que uno se
puede adentrar a voluntad leyendo cuentos de hadas. Esa expe-
riencia fue en sí misma una revelación para la receptiva niña que
más tarde aprendería a dominar el poder y la magia de la palabra.
Escribir ha sido su gran talento y pasión desde que aprendió a
hacerlo. Sus dotes se manifestaban inequívocamente desde que
estaba en la escuela primaria, donde la llamaban “la Selma
Lagerlöf de Vimmerby”: un calificativo que ella consideraba
8 inmerecido. Sin embargo, Astrid Ericsson emprendió la carrera
10. periodística a la edad de 16 años. Pero su trabajo de aprendiz en
el diario local llegó a su fin apenas dos años más tarde, cuando se
vio obligada a salir de Vimmerby por estar encinta y soltera. El
clima de moral conservadora en su pueblo natal de provincia le
impidió quedarse en él. Se trasladó a Estocolmo, donde recibió
formación de secretaria y más tarde consiguió trabajo. Los años
que siguieron fueron duros: Astrid tenía poco dinero y se vio
obligada a dejar a su querido hijo en manos de padres de crianza
en Dinamarca. Cuando se casó con Sture Lindgren, en 1931,
pudo finalmente llevar a su hijo Lars a casa. Decidió consagrarse
por entero a los quehaceres domésticos para cuidar a su hijo y
más tarde a su hija Karin, que tuvo en 1934. En 1941 la familia
Lindgren se mudó al apartamento que da al Parque Vasa, en
Estocolmo, donde la escritora vivió hasta su muerte, el 28 de
enero de 2002. Siguió trabajando de secretaria a jornada parcial,
y fue refinando su habilidad literaria escribiendo cuadros de viaje
y cuentos de hadas convencionales en revistas para la familia y
almanaques navideños.
Pippi Calzaslargas
dice astrid lindgren que fue su hija Karin el modelo y la
fuente de inspiración de Pippi Calzaslargas (1945, edición espa-
ñola 1993). En 1941 Karin contrajo neumonía. Noche tras
noche, su madre se sentaba a su cabecera a leerle cuentos antes
de dormirse. Una noche Karin le pidió que le contara un cuento
de Pippi Calzaslargas: un nombre que se le había ocurrido espon-
táneamente. Como era un nombre tan desatinado, la escritora
decidió que también la historia del personaje tenía que serlo.
Inventó una niña que desafiaba todas las convenciones. Como en
esa época era partidaria de la educación orientada al niño, que se
debatía acaloradamente, poner en tela de juicio las convenciones
era un experimento mental que estaba más que dispuesta a
emprender. Si podemos hablar de Pippi como una construcción, 9
11. debemos agregar que estaba arraigada en nuevas ideas acerca de
la educación y psicología del niño que habían surgido en las
décadas de los 30 y 40. La escritora seguía los agitados debates
públicos en torno a una educación más centrada en la infancia y
participaba en ellos propugnando una educación que respetara a
los niños teniendo en cuenta sus ideas y sentimientos. Esta nueva
actitud para con los niños tuvo repercusión en sus relatos: fructi-
ficó en el surgimiento de una nueva narradora que habla y escri-
be consecuentemente desde la perspectiva del niño.
A Karin le gustó tanto el primer cuento que pidió más y más, y
la revoltosa y fabulosa pelirroja Pippi entró en el mundo imagi-
nario de los hijos de Astrid Lindgren. Durante los años siguientes
Pippi se convirtió en personaje central de los cuentos que les
narraban a los niños Lindgren antes de dormir. Un accidente
–Astrid se había resbalado en el hielo y se había hecho un esguin-
ce del tobillo, tan grave que tuvo que guardar cama– y el décimo
cumpleaños de Karin la movieron a llevar al papel en taquigrafía
algunos de los cuentos, que luego reunió en un libro hecho por
ella misma para su hija. El manuscrito original de Pippi, ilustrado
por la autora, estaba menos pulido estilísticamente y era más
radical en su mensaje. Ulla Lundqvist, investigadora de Astrid
Lindgren, ha comparado las dos versiones detalladamente y
demostrado que el manuscrito original era más crudo y menos
respetuoso con los adultos y las figuras de autoridades que la ver-
sión publicada cuatro años más tarde.
La escritora envió un ejemplar del original a Bonniers, una
importante editorial de Estocolmo. Tras deliberaciones, el editor
lo rechazó: una decisión que más tarde lamentaría. Astrid
Lindgren no se desanimó porque Bonniers hubiera rechazado su
primer libro. Sabía que su vocación era escribir cuentos para
niños, o en sus propias palabras: se daba cuenta de lo divertido
que era escribirlos. En 1944 participó en un concurso del mejor
libro para niñas, patrocinado por Rabén & Sjögren, una editorial
10 relativamente nueva y desconocida. Ganó el segundo premio y un
12. Annika, Pippi Calzaslargas y Tommy. Dibujo de Ingrid Vang Nyman.
contrato de publicación de las Cartas de Brita Mari (1944, ver-
sión española 1949), para desilusión de Hans Rabén, el editor,
que hubiera preferido conceder el galardón a algún autor ya reco-
nocido y no a “un ama de casa común y corriente”, como calificó
a Astrid Lindgren. Pero esa ama de casa común y corriente
demostró ser una persona muy fuera de lo común.
Como ocurrió con los cuentos de hadas que había vendido a
revistas y almanaques de Navidad en los años 30 y 40, la autora
se vio obligada a actuar con cautela y ceñirse a las reglas. Se
amoldó, pues, a las expectativas y limitaciones del género litera-
rio para chicas cuando escribió las Cartas de Brita Mari. Esa cen- 11
13. sura que se imponía ella misma le acalló la voz. La historia de
Brita Mari y un segundo libro para niñas, Kerstin y yo (1945, no
traducido al español), pronto perdieron importancia cuando
Hans Rabén decidió publicar el texto revisado de Pippi
Calzaslargas. En este libro, que tenía sus raíces en la tradición
oral de narrar a los niños cuentos antes de dormir y que en un
comienzo no estaba destinado a un público más amplio, su auto-
ra no estaba limitada por normas ni pautas de ninguna índole y
pudo dar curso a su energía creadora. Pippi Calzaslargas cautivó
a sus lectores y causó revuelo entre los críticos cuando se publicó
por primera vez. Las reacciones fueron tan variadas como se
puede imaginar cuando se trata de una obra que marca un hito
en su género. Algunos educadores y organizaciones de padres
fueron los primeros en condenarla. John Landquist, catedrático
de Pedagogía, la calificó de mediocre e inculta, mientras que a
otros críticos les entusiasmó su espíritu revolucionario, y –lo más
importante de todo– sus lectores quedaron fascinados.
Pippi Calzaslargas, la chica más fuerte, inteligente y rica del
mundo, fue la respuesta de Astrid Lindgren a las heroínas imagi-
narias de su infancia. Todas las fuentes indican que la Pippi de
nueve años es todo lo contrario de la niña sueca ideal de la déca-
da de los 40, que encarna su amiga Annika. Pippi no tiene nada
de bella, con sus trenzas rojas rígidas que le salen rectas hacia
adelante, su nariz abultada y sus pecas. Anda desaliñada y lleva
prendas de vestir que no hacen juego ni le quedan bien. Peor aún:
tiene modales toscos. Habla en voz alta y tono autoritario: se le
ve y se le oye, y se sabe lo que quiere. Cuando sea grande quiere
ser pirata como su padre el capitán, corsario y rey de caníbales
cuyo reinado –anotémoslo– es bastante benigno en medio de sus
muchas poses.
Esta pelirroja rebelde que vive sola con un mono y un caballo
en un caserón destartalado alimentó los sueños de omnipotencia
de los lectores y su deseo de poder e independencia. Cuando
12 Pippi entra en la casa de sus vecinos y amigos, Tommy y Annika,
14. introduce aventuras, entusiasmo y una insinuación de rebelión en
la vida burguesa y más bien monótona de esos niños ejemplares.
Tommy y Annika no podían soñar con una compañera de juego
mejor que Pippi. Ella defiende y protege a sus amigos cuando
están en peligro, los embarca en aventuras maravillosas y escalo-
friantes en el patio trasero o en los Mares del Sur y –lo mejor de
todo– monta todo un espectáculo para ellos y los entretiene cons-
tantemente, y no sólo cuando van juntos al circo.
Cuando Pippi está presente el mundo se torna escenario y área
de juego y la vida se vuelve una gran aventura. Tiene suficiente
fuerza para levantar un caballo con una sola mano y derrotar a
un forzudo del circo, varios matones, policías, toros bravos y
boas. Es dueña de un arcón lleno de monedas de oro y puede per-
mitirse comprar 15 kilos de golosinas para repartirlas entre los
niños del lugar. Prácticamente no ha recibido ninguna enseñanza
escolar, pero puede burlar a cualquier adulto que quiera medirse
con ella. Su cualidad más envidiada es, sin duda, su tremenda
independencia. Pippi es fuerte en toda la extensión de la palabra.
Puede hacer y hace lo que se le ocurre en cualquier momento, sin
que ello tenga ninguna repercusión, sin que nadie tenga ascen-
diente sobre ella. Se acuesta a dormir a la hora que le place y de
vez en cuando se da a sí misma una reprimenda. Pippi hace escar-
nio de las convenciones y la autoridad, para deleite de sus lecto-
res. Especialmente la primera generación de lectoras, cuya vida en
la realidad y la ficción estaba mucho más limitada que la de los
varones, se recreaba con los desafíos que lanza Pippi al statu quo.
En su género, Pippi Calzaslargas ha ejercido probablemente
una influencia comparable a la de El segundo sexo de Simone de
Beauvoir en el suyo. Negándose definitivamente a crecer y adap-
tarse, Pippi creó el marco para las heroínas de libros infantiles
que romperían los estrechos límites prescritos por la tradición y
cambió la visión de muchos lectores. Las feministas que se cria-
ron con la lectura de Pippi Calzaslargas recuerdan cómo cambia-
ron definitivamente por esa experiencia. Para esas lectoras Pippi 13
15. se convirtió en nuevo modelo en el papel social y familiar que
desempeñaban, y en ella encontraron inspiración para adquirir
seguridad en sí mismas. “¿Acaso no vivimos en un mundo libre?”
pregunta Pippi cuando decide andar hacia atrás en dirección a las
vidas de Tommy y Annika, con un pie en la acera y el otro en la
alcantarilla de la calle que bordea su casa destartalada.
A pesar de que sus acciones tienen un continuo carácter lúdico
y la rara habilidad de lograr cosas sin proponérselo, Pippi siem-
pre se encuentra en una misión que de ningún modo se limita a
reexaminar los papeles que se atribuyen por tradición a cada
sexo. Con astuta inocencia y alegre resolución, Pippi lleva el des-
concierto a un mundo cuya falta de equidad y justicia demuestra.
Sus payasadas y mentirillas ponen al desnudo los defectos del
mundo de un modo pacífico. El trasfondo de las escandalosas
actuaciones, aventuras e historias de Pippi es una crítica de todo
abuso de poder y un testimonio de la necesidad de transgredir los
límites para influir en el cambio. Pippi nunca abusa de su poder y
se cerciora de que tampoco lo hagan otros. Su papel de salvadora
adquiere un carácter muy pronunciado cuando rescata niños del
peligro (del fuego, de un matón, de un tigre o de los tiburones) y
cuando levanta la voz por los débiles y oprimidos, especialmente
en las continuaciones del primer libro de Pippi Calzaslargas,
Pippa en alta mar (1946) y Pippa en los mares del Sur (1948).
Quizá no sea del todo una casualidad que Astrid Lindgren haya
creado a Pippi, la chica invencible y bondadosa, a la sombra de la
segunda guerra mundial, cuando trabajó para mitigar las dificul-
tades de familias y niños judíos.
Pippi supera a Supermán por lo menos en un aspecto: es gra-
ciosa. En los libros de Pippi se manifiesta el humor en muchas
formas: juegos de palabras, cuentos chinos, bufonadas, absurdi-
dades, ironía y situaciones cómicas. Pero sea cual sea el tipo de
humor que elija y la forma de contar el cuento, la autora siempre
tiene presentes a sus lectores principales. En todos sus libros les
14 ofrece a los niños únicamente el humor con que ellos pueden
16. identificarse y deleitarse. Tampoco su ironía está orientada a un
público adulto por sobre las cabezas de los lectores niños.
Pippi vive contando historias de gente que camina para atrás en
Egipto o que anda en las manos en la India. Evoca el absurdo
mundo de las rimas infantiles con su historia de la vaca que entra
volando por la ventana del tren y se sienta al lado de ella,
comiendo bocadillos de arenque ahumado. Pippi cautiva la aten-
ción de sus oyentes mezclando verdades y mentiras, hechos y fic-
ción. A veces la anarquía y absurda lógica de Pippi confunde a
Tommy y Annika, y seguramente también al lector. Es un condi-
mento y una pequeña interrupción de la armonía casi perfecta de
los compañeros de juego y en cierto modo un reto al lector.
Después de la excursión de los tres niños a la buhardilla y su ate-
rrador encuentro con fantasmas, Pippi hace un disparo con su
pistola para enseñarles a los fantasmas que la próxima vez deben
pensarlo dos veces antes de asustar a unos niños inocentes. Luego
dice sin rodeos: “Porque aunque no existan los fantasmas no tie-
nen por qué andar por ahí matando de susto a la gente.”
Experimentos con géneros y medios diversos
en 1945 la editorial Rabén & Sjögren –que ha publicado tam-
bién todos los libros de la autora– le pidió que dirigiera la redac-
ción de libros infantiles. Astrid Lindgren aceptó el cargo y estuvo
al servicio de la misma empresa hasta que se jubiló, en 1970.
Durante ese período trabajó largas jornadas divididas entre su
actividad literaria, las labores de la editorial y las tareas domésti-
cas. Los cuentos los escribió en su mayor parte en las primeras
horas de la mañana, muchas veces en la cama y siempre en taqui-
grafía, antes de empezar su “verdadero” trabajo. Las largas jor-
nadas habían sido la forma de vida en la finca, y la escritora con-
tinuó esa tradición. A pesar de su carga de trabajo, Astrid
Lindren ha sido siempre una escritora muy prolífica. Si se cuentan
los guiones de cine, su producción llega a unos 80 libros. Las 15
17. décadas de los 40 y 50 fueron para ella un período particularmen-
te creativo: sólo entre 1944 y 1950 escribió Pippi Calzaslargas y
sus dos continuaciones, dos libros sobre los niños de Bullerby,
tres libros de niñas, una historia de detectives, dos colecciones de
cuentos de hadas, una de canciones, cuatro obras de teatro y dos
guiones. Como se ve claramente por esta exuberante creatividad,
Astrid Lindgren era extraordinariamente versátil y se inclinaba a
experimentar con una amplia gama de géneros.
En 1946 publicó su primera novela de detectives,
Superdetective Blomquist, que también le valió el primer premio
en el último certamen literario en que participó. Siguieron luego
las narraciones Kalle Blomquist vive peligrosamente y Kalle
Blomquist y Rasmus. Con el primero de estos tres cuentos, la
autora quería darles a los jóvenes lectores un libro que pudiera
sustituir las series baratas de libros llenos de sangre y violencia
que exaltaban el homicidio. El primer renglón del relato
–“¡Sangre, sin duda!”– se dirige a los niños y jóvenes que en
otras circunstancias se inclinarían a esas series. Sigue luego una
trama llena de dramatismo y tensión para los lectores, incluidas
las reyertas entre pandillas, viejas ruinas y galerías subterráneas
que recuerdan el mundo de aventuras de Enid Blyton. Pero no
hay en esas páginas ninguna glorificación de la violencia. La
novela está ambientada en una pequeña ciudad sueca inspirada
en Vimmerby, donde una pandilla de tres adolescentes son arras-
trados a aventuras mortales cuando la guerra de rosas toma otro
cariz y pone en grave peligro la vida de los jóvenes. El desenlace
es feliz: Blomquist y sus dos amigos adolescentes juegan un papel
central en la búsqueda y captura de una banda de ladrones de
joyas. Los libros del detective Blomquist y la trilogía Kati en
Estados Unidos (1950), Kati en Italia (1952) y Kati en París
(1953) se dirigen a un público algo mayor y no conservan su fres-
cura, igual que los libros para niños más pequeños.
Posteriormente, Astrid Lindgren se apartó de la literatura juve-
16 nil y se orientó a la infantil exclusivamente, trayendo a la memo-
18. Mío (a la derecha) y su amigo Pompoo. Dibujo de Ilon Wikland.
ria juegos de la niñez, imaginación y fantasías compensatorias,
muchas veces con un trasfondo grave.
En 1954 escribió Mío, mi pequeño Mío: el primero de tres
cuentos de hadas y fantasía. La autora utiliza los tropos tradicio-
nales de la narración épica y de los cuentos de hadas en esta
novela emotiva y llena de tensión que relata la historia de Karl
Anders Nilsson, un niño adoptivo desatendido y malquerido.
Una tarde, cuando está solo sentado en un banco de un parque
de Estocolmo, encuentra en una botella de cerveza vacía un genio
que le cumple un deseo y lo pasea día y noche por el País de la
Lejanía. Allá todos sus más ardientes deseos se cumplen. Se con- 17
19. vierte en Mío, se reúne con su verdadero padre –el Padre Rey– y
en su reino siente calor, amor, belleza y amistad. Pero la oscuri-
dad amenaza del País de Afuera donde reina Kato, un hombre
que tiene un corazón como el pedernal. Mío recibe entonces la
misión de derrotar a Kato y romper el maleficio que éste había
arrojado sobre el país.
Junto con su amigo Pompoo, Mío cabalga por la tierra encan-
tada que Karl Anders había interiorizado a través de sus lecturas
de historias fantásticas. Cruzan a galope el Puente de la Luz de la
Mañana y el Bosque de la Oscuridad hasta llegar al País de
Afuera, donde emanan malignos rayos rojos de una ventana del
castillo de Kato y se proyectan sobre el lago más desolado y
negro del mundo. Mío hunde su espada mágica en el corazón de
piedra de Kato. El palacio de Kato se desmorona, el hechizo se ha
disipado y las aves embrujadas vuelven a tomar figura de niños.
Mío vuelve victorioso a su padre en el País de la Lejanía, y desde
allá envía saludos y el mensaje de que se encuentra bien. A buen
fin no hay mal principio, al menos aparentemente. Este desenlace
favorable también puede interpretarse como un final muy trágico
para Karl Anders, un grito de socorro lanzado por un niño que
no ve más solución para sus penas que evadirse al mundo de la
imaginación. Así lo interpretarían de seguro los adultos; los
niños, que son los lectores a quienes se dirige Astrid Lindgren,
están más que inclinados a hacer del País de la Lejanía una reali-
dad nueva y mejor para Mío.
El cuento de Mío está contado en una prosa arcaica, casi lírica,
cuyo lenguaje rítmico se pierde en la traducción. En cambio, sí se
deja verter a otros idiomas el uso de metáforas tradicionales de
cuentos de hadas y la tensión que va creciendo gradualmente
hasta alcanzar un clímax de verdadero terror. “Tal vez no vuelva
a ver nunca más tan bellas flores de manzano”, piensa Mío cuan-
do atraviesa a caballo con Pompoo el Bosque de la Oscuridad.
Inmediatamente después, al comienzo del capítulo que sigue, la
18 autora hace que Mío repita sus temores imprimiendo en el lector
20. el peligro de la situación: “Tal vez no vuelva a ver nunca más flo-
res de manzano ni verdes árboles que se mecen ni hierba suave.”
Astrid Lindgren incorpora hábilmente elementos de cuentos de
hadas y fantasía a una moderna narración psicológica contada
por Karl Anders/Mío en primera persona. El resultado es una
forma híbrida de novela y cuento de hadas en que Karl Anders
recurre al combate arquetípico entre el bien y el mal para hacer
frente a su tristeza, su agresión, sus temores y sus deseos.
La escritora ha utilizado cuentos de hadas y de fantasía en
repetidas ocasiones, tanto antes como después de Mío, mi peque-
ño Mío, para plasmar las penas de niños solitarios y desatendi-
dos. Uno de los móviles fundamentales de su creación literaria es
consolar a los niños y ayudarles a superar situaciones difíciles.
Situaciones que pueden ser tan graves como la de Karl Anders
Nilsson o relativamente llevaderas como la de Tommy y Annika:
téngase en cuenta que las excursiones que ellos dos emprenden
con Pippi a un fascinador reino lúdico también son una especie
de evasión de una vida cotidiana bastante monótona, convencio-
nal y limitante.
Karlsson del tejado (1955) y sus continuaciones, Karlsson del
tejado vuela de nuevo (1962) y El mejor Karlsson del mundo
(1968) también es un compañero de la imaginación que tiene
carácter inofensivo. Este hombrecillo regordete, infantil, codicio-
so, fanfarrón, malhumorado, egocéntrico y que siente lástima de
sí mismo y a pesar de todo es seductor, vive en un cobertizo
sobre el techo del edificio de Eric. Su única justificación para
reclamar la fama es su habilidad de volar, gracias a una hélice
que lleva amarrada a la espalda. Como compañero de fantasía de
Eric encarna una imagen menos exaltada de la niñez que la Pippi
desenfrenada y libre como el viento. Eric es el menor de tres her-
manos de una familia común y corriente de la clase media aco-
modada de Estocolmo, y Karlsson penetra muy tangiblemente en
su vida, entrando por la ventana cuando Eric se siente dejado de
lado, marginado o despreciado, en resumen: cuando siente lásti- 19
21. ma de sí mismo. En esas ocasiones, el alter ego compensatorio de
Eric, Karlsson, que es “el mejor del mundo” en todo, le hace olvi-
dar sus decepciones. Eric y Karlsson se aparecen de repente a la
gente, hacen rabiar a los hermanos de Eric y al conserje, se disfra-
zan de fantasmas y espantan ladrones tontos.
Por su capacidad de volar, Karlsson del tejado sugiere una
comparación con Mary Poppins y Peter Pan. Pero se distingue de
ambos antecesores. Zumbando como un abejorro –o mejor aún:
como un minihelicóptero– Karlsson es demasiado infantil para
asemejarse a Mary Poppins, y es más bien una parodia de Peter
Pan que una copia suya. Además es una versión más ligera y
humorística del Señor Liljonkvast, personaje principal del cuento
de hadas En el reino de la penumbra, que forma parte de la
colección Nils Karlsson-Pyssling (1949). El Señor Liljonkvast,
cuyo aspecto y conducta hacen pensar en la muerte y la magia,
vuela con Göran, que está enfermo y ha perdido su capacidad de
caminar, al Reino de la Penumbra donde ya nada tiene importan-
cia. El vuelo de Göran pasa por Estocolmo, que se transforma en
una ciudad embrujada en la penumbra, y termina de regreso en
su habitación. Mientras que Pippi y Peter Pan andan por todo el
mundo, las excursiones del Señor Liljonkvast y de Karlsson se
limitan a los ámbitos familiares a Göran y a Eric. Pero aquí ter-
minan los paralelos, ya que el compañero de juego imaginario de
Eric tiene un carácter mucho más prosaico que el de Göran. La
frase favorita de Karlsson –“Es una cosa sin importancia”– se
refiere a todo el daño hecho a los muebles y juguetes cuando él
juega con Eric, y no tiene el peso de la expresión del Señor
Liljonkvast –“Eso no importa en el Reino de la Penumbra”– que
es una clara alusión a la muerte.
En 1969, el célebre Teatro Real de Estocolmo incluyó en su
repertorio Karlsson del tejado. Mientras que en aquella época era
muy poco usual montar obras de Astrid Lindgren en las escenas
principales, hoy en día se representan con regularidad piezas
20 basadas en textos de la autora en teatros grandes y pequeños del
22. Karlsson del Tejado. Dibujo de Ilon Wikland.
país, y además en el resto de Escandinavia, Europa y EE.UU. En
Rusia, donde Karlsson del tejado ha gozado de inmensa populari-
dad durante muchos años, se representó ya en 1968 en el Teatr
Satyry de Moscú, y sigue haciendo parte de su repertorio. Si bien
es cierto que las adaptaciones de sus libros para el teatro le han
ganado a Astrid Lindgren mayor publicidad, su popularidad cre-
ció inmensamente en Suecia con la producción de películas y
series de televisión basadas en sus cuentos. El primer libro que
sirvió de base a un guión fue Superdetective Blomquist. La pelí-
cula se puso en cartelera la Navidad de 1947, y dos años después
apareció la primera de cuatro versiones cinematográficas de Pippi
Calzaslargas. Entre 1950 y 1990, el conocido director sueco Olle
Hellbom rodó diecisiete cintas basadas en narraciones de Astrid
Lindgren. Las interpretaciones visuales de Hellbom se han con-
vertido en clásicos del cine infantil sueco por su belleza intempo-
ral y su sensible percepción de los textos originales. 21
23. En la década de los 60 la autora hizo su entrada definitiva en
los medios audiovisuales escribiendo guiones para la televisión
sueca. Su primera serie televisiva, Vacaciones en Saltkrakan, fue
emitida por la televisión sueca en 1964 y conquistó inmediata-
mente un éxito rotundo. El mismo año la escritora convirtió el
guión en novela con el mismo título. En ella describe las aventu-
ras de la familia Melkerson cuando veraneaba en una isla del
archipiélago de Estocolmo. Por su ambientación, la historia se
aparta de las otras de Astrid Lindgren. Esa narración ha sido
hasta ahora la única que no tiene ninguna relación con Småland
ni con Estocolmo. Pero después de haber pasado unas 30 tempo-
radas en su casita de veraneo del archipiélago, la escritora estaba
muy familiarizada con ese ambiente y en torno a él podía tejer
historias con facilidad. Sin embargo, no era el paisaje de su infan-
cia, el marco al que ha vuelto en casi todas sus narraciones.
Astrid Lindgren ha escrito también guiones destinados a la
pantalla grande. En 1955 se estrenó Rasmus y el vagabundo. Una
vez más refundió el texto en una novela del mismo título. Su
talento creador ha abarcado muchos géneros –desde libros ilus-
trados hasta guiones de televisión y novelas de misterio y fanta-
sía– y pasa hábilmente de uno a otro. Pero también ha sentido
libertad de jugar con géneros tradicionales, mezclarlos, expandir-
los y alterarlos abriendo nuevas dimensiones y creando nuevas
formas narrativas. Rasmus y el vagabundo es una lograda fusión
de cuento de huérfano y de andanzas que además aprovecha la
belleza de un estío sueco. Rasmus, que se escapa del orfanato
para buscar una familia que quiera recibirlo en su seno, se topa
con Oscar, un vagabundo. Los dos traban una íntima amistad
mientras que deambulan por Småland. Salpicada de dramatismo,
aventura e imágenes de miseria y sublime belleza, esta historia
gira, como muchas otras posteriores de la escritora, en torno al
amor, a la amistad y al cumplimiento de deseos. Al final Rasmus
encuentra su hogar cuando Oscar y su esposa lo acogen. Oscar
22 resulta ser un campesino con fuerte inclinación a vivir como
24. vagabundo el verano. Cuando se le plantea la alternativa de vivir
con Oscar y su esposa o con el acaudalado patrón de Oscar y su
mujer, Rasmus opta por lo primero. Su elección está basada en la
mera intuición, pero los lectores “saben” que es una elección sen-
sata. Rasmus hubiera podido disfrutar de un bienestar material
mucho mayor aceptando la oferta del rico agricultor de adoptar-
lo; pero prefiere desechar el materialismo y quedarse con la per-
sona que ama y en la que confía. Sabe intuitivamente que en el
hogar de Oscar y su esposa experimentará una combinación sin
par de libertad y seguridad y sabe que el amor por la vida, el
aprecio por la naturaleza y el respeto por la individualidad de los
otros caracterizan a la pareja.
Voz de protesta
la elección de Rasmus no sólo se ajusta a las normas éticas
preponderantes en la literatura infantil, sino que también es pro-
pia de la escritora, que se caracteriza por su esencial falta de
materialismo. Ha ganado millonadas con todos los derechos de
autor sobre libros, películas, series de televisión, cintas magneto-
fónicas y vídeos, además de los discos compactos de canciones y
cuentos leídos por ella misma. Pero siempre ha mantenido su esti-
lo de vida. Desde los años 40 vive en su modesto piso de
Estocolmo y prefiere regalar su dinero a incrementar su riqueza.
A diferencia de otros suecos ricos y célebres, a Astrid Lindgren no
le importa dejar la mayor parte de sus ingresos al fisco nacional.
Sólo una vez, en 1976, cuando sus impuestos del año ascendie-
ron según los cómputos de las autoridades de Hacienda al 102%
de los ingresos, elevó una protesta. El 10 de marzo de 1976 pasó
a la ofensiva con una carta abierta al vespertino estocolmés
Expressen. La carta contenía el cuento de hadas de
“Pomperipossa en Monismania”. Es una narración para adultos
en la que Astrid Lindgren –en forma similar a la de Hans
Christian Andersen en El traje nuevo del emperador– recurre a la 23
25. ingenuidad de un niño que acierta a pasar para revelar los defec-
tos y la simulación en la sociedad. El cuento era un ataque cáusti-
co apenas velado que Astrid Lindgren lanzaba, en un año de elec-
ciones, contra lo que ella veía como aparato del Partido
Socialdemócrata íntegramente burocratizado, arrogante y al ser-
vicio de sí mismo que había ejercido el poder en Suecia por más
de 40 años. El poderoso y popular ministro de Hacienda, Gunnar
Sträng, en un comienzo se burló de ella y la ridiculizó. Pero luego
siguieron agitadas discusiones públicas, la ley de Hacienda se
modificó y, según opinan muchos, la escritora contribuyó a la
derrota de los socialdemócratas en las elecciones parlamentarias
de aquel otoño.
La escritora ha sido socialdemócrata toda su vida de adulta, y
siguió siéndolo después de 1976. Su reacción se dirigía ante todo
al hecho de que el partido se hubiera apartado demasiado del
movimiento y los ideales socialdemócratas que ella recordaba de
su juventud. Una vez que le preguntaron qué profesión habría
elegido si no hubiera sido una escritora famosa, contestó sin vaci-
lar que hubiera querido ser miembro del movimiento socialdemó-
crata de la época temprana. Sus valores e idealismo, lo mismo
que su humanidad, están profundamente arraigados en el carác-
ter de Astrid Lindgren. Una actitud fundamentalmente igualitaria
y bondadosa le permite burlar la ostentación y eliminar las barre-
ras creadas por la condición social y el prestigio. Trata a todos
con igual calor y respeto, ya sea el primer ministro de Suecia, un
jefe de Estado extranjero o cualquiera de sus numerosos lectores
niños. En otras palabras, practica lo que predica, y como persona
que hace lo uno y lo otro ha sido objeto de gran admiración
constante del público, tanto en Suecia como en el extranjero.
La carta abierta de Astrid Lindgren con el cuento de
Pomperipossa tuvo tal repercusión porque en 1976 ella era más
que una autora famosa: era una persona conocida y respetada en
toda Suecia. Lo que la había convertido en “persona muy impor-
24 tante” conocida por todos los suecos habían sido sus numerosas
26. presentaciones en la radio y la televisión. Miles de niños se habían
criado escuchando a Astrid Lindgren leer sus propios cuentos en
la radio. Su voz, sus miradas, sus opiniones, su ingenio y su
humor eran familiares a la mayor parte de los suecos desde que
ella había participado en programas de concursos y de entrevis-
tas, tanto en la radio como en la televisión, durante las décadas
de los 50 y 60. Y Astrid Lindgren tocó una cuerda sensible de los
suecos dando expresión a una característica de ellos: el amor y
respeto a la naturaleza y su belleza, compartido por la población
en general.
Cuando Astrid Lindgren, la hija de agricultores de Småland,
volvió a hablar públicamente en la primavera de 1985, esta vez
contra el maltrato de animales domésticos, el primer ministro le
prestó oídos. La escritora se había enterado por Kristina
Forslund, una veterinaria que enseñaba en la Universidad de
Uppsala, de que ese maltrato estaba generalizado en las granjas
de gran extensión, tanto de Suecia como de otros países indus-
trializados. Entonces escribió, a la edad de 78 años, una carta
abierta a los principales diarios de Estocolmo con un cuento más,
que trataba de una vaca enferma de amor y era una protesta por
el maltrato de los animales de cría. Fue el comienzo de una cam-
paña que duró tres años. En junio de 1988 se promulgó una ley
de protección de los animales, llamada Lex Lindgren, que, sin
embargo, resultaba demasiado floja e ineficaz para los que pensa-
ban como su promotora.
Como ocurrió con su anterior empeño en cuestiones relativas al
bienestar de los niños, de la sociedad y del medio ambiente, esa
protesta se nutría de experiencia personal y estaba motivada por
algo que le concernía profundamente. Sabía que en las últimas
décadas del siglo XX ya no era posible la cría de animales en
pequeña escala que había conocido en su niñez y juventud y que
se practicaba en la granja de sus padres y las vecinas. Lo que
pedía era algo mucho más elemental: el respeto a los animales
por ser ellos criaturas vivas que tienen sentimientos. 25
27. Travesuras y caos
astrid lindgren volvió una vez más a la Småland de su
infancia en sus cuentos de Madita (1960), lo mismo que en
Miguel el Travieso (1963), Nuevas aventuras de Miguel (1966)
y Otra vez Miguel (1970).
La traviesa Madita vive con sus padres, de clase media, y su
hermanita Lisabet en un ambiente cómodo y apacible de un
pequeño lugar de Suecia muy parecido a Vimmerby. El padre de
Madita es periodista de ideas socialdemócratas, a veces radicales,
que la gente del pueblo llama “el caballero socialista”. Su madre,
en cambio, es más conservadora y propensa al dolor de cabeza.
Pero aquí, como en casi todos los libros de Astrid Lindgren, los
padres son personajes secundarios. El centro de la narración lo
ocupa el mundo lúdico imaginario de las dos hermanas, que la
autora describe con calor y realismo. Madita, la ingeniosa y
emprendedora niña de siete años, de vez en cuando hace diablu-
ras, como el picnic que organiza sobre el tejado con su hermanita
y que acaba en un peligroso experimento de vuelo: Madita salta
del techo usando un paraguas como paracaídas y va a parar en la
cama con una conmoción grave. Los episodios de la vida de
Madita son alegres y carecen prácticamente de la crítica social
que caracteriza el segundo libro sobre el mismo personaje, que en
español lleva el título Madita y Lisabet. No sólo en este cuento,
sino también en los que tratan de Rasmus y Miguel, la autora no
oculta las desigualdades, la maldad y la fealdad de la sociedad. Al
contrario, las aborda sin rodeos. Rasmus, Miguel y Madita se
enteran de la fealdad y el olor acre de la pobreza, de la indigencia
de los ancianos en el asilo, del alcoholismo y sus efectos destruc-
tores en el tejido familiar, y de canallas, vicios y doble moral.
Como Madita, Miguel es un chico bien intencionado y genial
cuando se trata de inventar travesuras. Ambos son niños vivara-
chos, sagaces, curiosos y emprendedores que por casualidad caen
26 en ciertas situaciones. O como dice Miguel, nunca sabe que lo
28. La traviesa Madita. Dibujo de Ilon Wikland.
que piensa hacer termina siendo una diablura más. Las historias
de Miguel se cuentan entre los libros más apreciados de Astrid
Lindgren en Suecia. No cabe duda de que su humor y las series
de cine y televisión basadas en ellas han contribuido a su popula-
ridad. Pero en esos libros la autora traza además un expresivo
cuadro de la vida en la Småland preindustrial. Se sirve del instru-
mento narrativo de un diario que lleva la madre de Miguel para
relatar sus travesuras. Sin embargo la fuente propiamente dicha
fue el padre de Astrid, que era un dotado narrador y cuyas anéc-
dotas la hija entretejió en la trama. Su carácter bufo se acentúa y
expresa con plasticidad en las ilustraciones de Björn Berg.
El espíritu emprendedor de Miguel le trae dolores de cabeza
casi todos los días. Mete la cabeza en la sopera y derrama la 27
29. masa de morcilla y el jugo de arándano sobre su padre, que para
remate mete el dedo gordo del pie en una ratonera que Miguel ha
puesto debajo de la mesa. Miguel levanta a su hermanita Ida en
el mástil de la bandera y se emborracha con cerezas fermentadas.
Tales travesuras seguramente habrían sido castigadas severamen-
te en aquella época, pero el Miguel de Astrid Lindgren se salva de
los azotes gracias a que su madre lo lleva aprisa al cobertizo de
herramientas cada vez que hace de las suyas. Bajo la pluma de
Astrid Lindgren, vapulear a los niños o a los animales se deja a
los villanos. Su honda creencia en que debe rechazarse la violen-
cia se extiende a los pequeños y a los animales; más aún: empieza
con ellos. “¡Jamás violencia!” fue el título del discurso pronun-
ciado por ella con motivo de la entrega del Premio de la Paz de
los Libreros Alemanes, en 1978, cuando defendió con elocuencia
sus convicciones pacifistas y la necesidad de educar a los niños
sin violencia ni castigos corporales. Todos sabemos que los niños
que reciben maltratos y vejaciones los infligirán a otros más
tarde. Rompamos entonces este círculo vicioso. Así se resumía la
exhortación de la escritora a sus oyentes.
En el cobertizo Miguel tiene tiempo de reflexionar y transfor-
mar su furia en energía creadora tallando hombrecillos en made-
ra. Su madre, abogada de la moderna educación empática de los
niños, que no se practicaba en la época que se narra, lo defiende
incluso en las circunstancias más terribles. Le asegura al lector
que Miguel tiene buen corazón. Si no fuera porque es bondadoso,
¿cómo se explicaría que Miguel hubiera organizado el día des-
pués de Navidad una fiesta para los más pobres de los pobres de
la comunidad, invitando a los miserables y desposeídos que viven
en un asilo cerca de la finca? El chico deja vacía la despensa de su
madre la víspera de la llegada de los huéspedes. Aunque Miguel
quizá no tenga aún el sentido de previsión es generoso y decidido.
Las picardías y juergas de los libros sobre Miguel afloran sobre
un marcado trasfondo de sentimiento de amor y confianza. La
28 autora lo expresa con una exquisita economía de estilo en el
30. Miguel. Dibujo de Björn Berg.
breve diálogo de Miguel con el mozo de labranza Alfredo cuando
están nadando una hermosa tarde estival entre nenúfares en la
fría agua del lago. “Tú y yo”, dice Miguel. “Sí, Miguel, tú y yo.”
No era necesario decir más para transmitir el profundo lazo entre
los dos. Las mismas palabras se repiten en otro momento decisi-
vo de la narración, cuando Alfredo está muy cerca de la muerte.
Miguel muestra su determinación y afecto al salvar a su amigo
llevándolo al médico en medio de una furiosa ventisca, arriesgan-
do su propia vida. 29
31. Amor y muerte
la superación de la muerte por lazos de amor es un tema que
la escritora ha tratado una y otra vez en sus obras, principalmen-
te en los cuentos de hadas y de fantasía. En el curso de su larga
vida ha perdido muchos amigos y familiares. Su esposo murió en
1952; su madre, en 1961; su padre, en 1969, y su hermano
Gunnar y algunos de sus amigos más íntimos murieron en 1974.
Astrid Lindgren ha tenido muchas oportunidades de afrontar y
ponderar el enigma de la muerte. Sus padres eran luteranos devo-
tos que creían en una vida después de ésta; pero ella se considera
agnóstica. No obstante, a juicio de ella el agnosticismo y escepti-
cismo pertenecen al mundo adulto. Los niños necesitan narracio-
nes de las que puedan asirse si tienen que enfrentarse a la muerte:
narraciones que puedan aliviar sus temores y ansiedades. Y son
esos relatos los que les ha regalado ella.
“El señor Nils de Eka” –el último relato de la colección
Sunnanäng (Pradera del Viento del Sur) (1959) es su único cuen-
to de hadas que trata de niños en peligro mortal en el que es pal-
pable a lo largo de toda la narración el miedo a la muerte, y en el
que el protagonista –y con él el lector– nunca es transportado
enteramente a otros mundos que realicen sus sueños. Por esta
razón es el único cuento de hadas en el que el protagonista al fin
se recupera de la enfermedad que amenaza su vida. Nils, hijo de
un agricultor pobre, está gravemente enfermo y lucha por su
vida. En sus sueños febriles sacrifica su vida por la de su rey,
mientras que el cuclillo pía frenéticamente afuera, al lado de su
habitación, presagiando la muerte. Sin embargo, contrariamente
a lo que todos esperan, Nils se recobra y pronto puede disfrutar
de la belleza de la primavera a través de la ventana. Göran, que
vuela por el Reino de la Penumbra con el Señor Liljonkvast,
experimenta la muerte como cumplimiento de sus sueños y
deseos, lo mismo que los dos niños pobres, maltratados y exhaus-
30 tos de Sunnanäng que trabajan para un agricultor brutal y mue-
32. ren de frío en la nieve cuando regresan a su casa. En Los herma-
nos Corazón de León (1973), Carlos, que también está enfermo y
próximo a la muerte, es otro de los protagonistas de Astrid
Lindgren para quienes la muerte significa liberación del sufri-
miento. En cada una de sus historias, y particularmente en las de
época tardía, la escritora ha creado un verdadero paraíso de los
niños. El Reino de la Penumbra, la Pradera del Viento del Sur, el
País de la Lejanía y Nangijala pueden diferir en los detalles topo-
gráficos; pero todos contienen escenas bucólicas abundantes en
amor, calidez, amistad, belleza, aventuras y comida, y en las que
los personajes principales se transforman en héroes fuertes, sanos
y valerosos.
Astrid Lindgren es una escritora que depende de la inspiración
e intuición. No es una idea ni un concepto, sino un sentimiento o
una imagen los que hacen que brote de ella una narración.
Nombres como Pippi Calzaslargas o Señor Liljonkvast –ambos
inventados por su hija Karin– abrieron un mundo de imágenes e
historias. Un niño solitario sentado en un banco del parque cerca
de la casa de Astrid Lindgren se convirtió en la escena inicial y la
inspiración de Mío, mi pequeño Mío. Los hermanos Corazón de
León cristalizó de una sublime experiencia una mañana radiante
en el norte de Suecia y la impresión de una lápida en el cemente-
rio de Vimmerby que tenía el epitafio: “Aquí yacen los dos jóve-
nes hermanos Fahlén”.
La empatía con los niños desfavorecidos en una u otra forma y
el hondo deseo de hacer que la vida sea más feliz para todos los
pequeños, han impulsado toda la actividad literaria de Astrid
Lindgren. A los niños bien atendidos como Tommy y Annika, o
Erik en los libros sobre Karlsson del tejado, se les permite estar a
su lado, pero también se les dan compañeros de juego que apor-
tan a sus vidas entusiasmo y asombro, contrarrestando el decai-
miento momentáneo y los accesos de furia y angustia. Por otra
parte, Mío y Carlos León, el menor de los hermanos Corazón de
León, necesitan el País de la Lejanía y Nangijala para salir de su 31
33. Los hermanos Corazón de León. Dibujo de Ilon Wikland.
miseria. Sus excursiones al reino de la fantasía no son cuestión de
capricho ni un deseo de entretenimiento, sino una necesidad de
afrontar la soledad, la falta de amor y la muerte inminente. Sus
heroicas luchas en la vida se subliman en los relatos heroicos de
Mío y los hermanos Corazón de León, que son descritos en vivas
imágenes y lenguaje vigoroso.
Los hermanos Corazón de León es una variación y desarrollo
sobre el tema y la estructura de Mío, mi pequeño Mío. Abarca
toda la gama de expresión, desde lo apasionante y estimulante
hasta lo gracioso y lírico. Las primeras líneas de la narración
–“Voy a contarles algo acerca de mi hermano. Mi hermano, Juan
Corazón de León, del que quiero contarles cosas”– son caracte-
rísticas del uso que hace Astrid Lindgren de técnicas orales de
relato, tales como dirigirse al lector, repetir lo dicho y utilizar
una estructura sintáctica sencilla. Con recursos narrativos de esta
índole crea una cercanía y relación personal con el lector que se
compenetrará y simpatizará con el Carlos León enfermo, que está
32 reducido al sofá–cama de la cocina. Carlos ha perdido a su
34. amado hermano Juan que lo estaba cuidando y leyéndole cuentos
cuando el apartamento empezó a arder. Juan murió al saltar de
una ventana del segundo piso con su hermano a cuestas para sal-
varlo. Carlos está pensando angustiado por su muerte inminente
y añora profundamente a su hermano, hasta que su imaginación
lo transporta a Nangijala, un lugar que ya conoce por las histo-
rias que le contaba Juan. En Nangijala se reúnen los dos herma-
nos. Igual que Mío, también tienen que enfrentarse a un enemigo,
el Señor Tengil. Pero en Los hermanos Corazón de León no es el
destino, sino la responsabilidad individual la que cuenta.
Mientras que a Mío le asistió la magia, en forma de verdadero
cuento de hadas, los hermanos Corazón de León dependen del
arrojo individual. Sólo sus actos valerosos pueden tal vez liberar
el Valle de las Zarzarrosas del yugo del cruel Señor Tengil y su
dragón Katla que escupe fuego. En la batalla decisiva el fuego del
dragón paraliza a Juan, y Carlos tiene que asumir la tarea de sal-
var a su hermano saltando al abismo, llevándolo a cuestas, para
llegar al nuevo paraíso, Nangilima.
El doble suicidio que cierra esta novela fue objeto de mucha
controversia cuando se publicó en Suecia, en 1973. Lo que los
críticos no vieron fue la calidad maravillosamente redentora del
salto final de Carlos y las cualidades de afirmación de la vida en
la narración, que se ponen de manifiesto en sus temas resaltantes
de amor y rechazo de la violencia. El adagio de Juan y su exigen-
te norma ética para Carlos (y los lectores) se resume simplemente
en que uno tiene que ser solícito y tener el valor de combatir el
mal si quiere llamarse ser humano y no simplemente “una roña”.
Al otorgarle el prestigioso galardón, el jurado del Premio de la
Paz de los Libreros Alemanes sí comprendió, en cambio, el men-
saje de la autora en Los hermanos Corazón de León y sus aporta-
ciones literarias a favor de la coexistencia pacífica y una forma de
vida digna para todos los seres humanos y criaturas a través de
toda su obra. En Los hermanos Corazón de León se presenta la
opción de la violencia por oposición a su rechazo con mayor 33
35. complejidad que en Mío, mi pequeño Mío. Si se quiere expulsar al
tirano Tengil parece inevitable una batalla. En una discusión
sobre la estrategia entre Orvar, el combatiente por la libertad, y
Carlos León, la actitud del primero, consistente en destruir la vio-
lencia con violencia, es contradicha por Carlos que afirma que la
violencia no existiría si todos fueran y actuaran como su hermano
pacifista Juan. Pero eso se reduce a una proyección hacia el futu-
ro. En la actualidad la violencia es omnipresente. Por consiguien-
te, en la novela se traba la aterradora batalla y muchas personas
sacrifican su vida para salvar el Valle de las Zarzarrosas de las
garras de Tengil. Sin embargo, Juan, como Pippi, encuentra un
modo no violento para derrotar al tirano superándolo en astucia.
Modelo para el futuro
astrid lindgren cree que todo lo que ocurre en la vida real
tiene que haber sucedido en la imaginación de alguien. Espera que
la no-violencia como concepto penetre en la imaginación de los
lectores y acaso también en la imaginación y cultura que ellos
comparten. En sus cuarenta y cinco años de actividad literaria este
ha sido un mensaje constante y un motor. En su última gran nove-
la, Ronia la hija del bandolero (1981), vuelve el tema prominente
de la cooperación pacífica y una vida que no dependa de la explo-
tación de otros seres humanos y de la naturaleza. Ronia es el
cuento de resistencia y fortalecimiento que la escritora ha contado
de tantas formas en capítulos y episodios de sus libros fantásticos
y realistas, empezando por Pippi Calzaslargas. Pippi y Ronia, dos
fuertes protagonistas del sexo femenino, marcan el comienzo y el
final de la carrera de Astrid Lindgren como autora de literatura
infantil. Una inicia y la otra concluye una serie de personajes ficti-
cios fuertes y emprendedores que se sitúan entre las dos, tales
como Kajsa Kavat (1950, no traducida al español), Lisa, Kalle,
Rasmus, Madita, Juan Corazón de León y Miguel. Todos ellos
34 encarnan el nuevo modelo para los niños: ya no es la bien educa-
36. da y mansa Annika, sino una niña curiosa, dura y madura de un
gran espíritu emprendedor y determinación afectuosa.
En Ronia la hija del bandolero la autora conjuga la prudencia
de la edad madura con modernas ideas feministas cuando funde
diversos géneros, incluidos el cuento popular, el cuento de ban-
doleros, la búsqueda heroica, la Bildungsroman femenina y la
historia de amor para crear una narrativa sui géneris. La batalla
entre el bien y el mal que había caracterizado sus anteriores cuen-
tos de hadas es librada en Ronia mediante negociaciones más
bien que con una confrontación final. Las cuestiones existenciales
fundamentales en torno a la vida y la muerte, la guerra y la paz,
la naturaleza y la civilización, se plantean en una forma de relato
dramático, tenso y a la vez altamente poético, salpicado de inge-
nio y humor.
Nacida en medio de una violenta tormenta en una familia de
bandoleros de recio carácter, Ronia, una versión humanizada de
Pippi, está destinada a ser fuerte y ferozmente independiente. Una
de las lecciones más importantes que tiene que aprender Ronia es
superar el temor a medida que crece en una mitad del fuerte de
los bandoleros en el corazón del bosque. Durante sus exploracio-
nes del bosque conoce a Birk, hijo único del clan enemigo de ban-
doleros que se ha trasladado a la otra mitad del fuerte. Entre los
dos nace una íntima amistad y amor, se salvan mutuamente la
vida y deciden irse lejos de sus hogares. Es el primer paso que
dan hacia una vida compartida, refutando los valores de sus res-
pectivas familias que están en guerra permanente entre ellas y con
la sociedad más allá del bosque. Los dos jóvenes juran no perpe-
tuar la violencia inherente a la forma de vida de los bandoleros.
La decisión de Ronia y Birk de no seguir las huellas de sus padres
es un mensaje que puede encontrarse en toda la obra de Astrid
Lindgren; pero no lo había expresado nunca tan vigorosamente
como en las últimas páginas de su última gran novela. Sin embar-
go, ella deja –cosa característica suya– un pequeño resquicio a la
duda en su grandiosa visión al final del libro. La nueva vida que 35
37. Escena de Ronia la hija del bandolero. Ilustración de Ilon Wikland.
proyectan Ronia y Birk aún es una prometedora posibilidad que
puede ser o no un cuento de hadas que Skalle-Per, el mayor y
más sabio de los bandoleros –y portavoz de la autora en la nove-
la– había susurrado al oído a Ronia antes de morir.
La escritora ha poseído siempre en buena medida la agilidad,
vigor, curiosidad, ingenio, valor y actitud humanitaria que carac-
terizan a Ronia y muchas otras de sus heroínas y héroes ficticios,
y siguió activa y defendiendo causas hasta llegar casi a los 90
años. En Suecia, al menos, se ha convertido en leyenda viviente
por haber entretenido, inspirado y consolado generaciones de lec-
tores, influido en la política sueca, cambiado leyes y por último
–no menos importante– por haber tenido una gran repercusión
36 en la literatura para niños.
38. Bibliografía
Título en español (título entre
paréntesis = no publicado en español) Título sueco
1944 Cartas de Brita Mari Britt-Mari lättar sitt hjärta
1945 (Kerstin y yo) Kerstin och jag
1945 Pippi Calzaslargas Pippi Långstrump
1946 Pippa en alta mar Pippi Långstrump går
ombord
1946 Superdetective Blomquist Mästerdetektiven
Blomkvist
1947 Los niños de Bullerbyn Alla vi barn i Bullerbyn
1948 Pippi Calzaslargas Pippi Långstrump i
Söderhavet
1949 Nuevas aventuras en Bullerbyn Mera om oss barn i
Bullerbyn
1949 (Nils Karlsson-Pyssling) Nils Karlsson-Pyssling
1950 (Kajsa Kavat) Kajsa Kavat
1950 (Kati en EE.UU.) Kati i Amerika
1951 Superdetective Blomquist Mästerdetektiven
Blomkvist lever farligt
1952 Los niños de Bullerbyn Bara roligt i Bullerbyn
1952 Kati en Italia Kati på Kaptensgatan
Kati i Italien
1953 (Kalle Blomquist y Rasmus) Kalle Blomkvist och
Rasmus
1954 Mío, mi pequeño Mío Mio min Mio
1954 Kati en París Kati i Paris
1955 Karlsson del tejado Lillebror och Karlsson på
taket
1956 Rasmus y el vagabundo Rasmus på luffen
1957 (Rasmus, Pontus y Toker) Rasmus, Pontus och Toker
1958 ¡Vaya alboroto! Barnen på Bråkmakargatan
1959 (La pradera del Viento del Sur) Sunnanäng 37
39. 1960 Madita Madicken
1961 (Lotta en la Calle de los Camorristas) Lotta på Bråkmakargatan
1962 Karlsson del tejado vuela de nuevo Karlsson på taket flyger
igen
1963 Miguel el Travieso Emil i Lönneberga
1964 Vacaciones en Saltkrakan Vi på Saltkråkan
1966 Nuevas aventuras de Miguel Nya hyss av Emil i
Lönneberga
1968 El mejor Karlsson del mundo Karlsson på taket smyger
igen
1970 (Otra vez Miguel) Än lever Emil i Lönneberga
1971 (Mis ocurrencias) Mina påhitt
1973 Mi mundo perdido Samuel August från Seveds-
torp och Hanna i Hult
1973 Los hermanos Corazón de León Bröderna Lejonhjärta
1976 Madita y Lisabet Madicken och Junibackens
Pims
1979 Pippa organiza una fiesta Pippi Långstrump har jul-
gransplundring
1981 Ronia la hija del bandolero Ronia rövardotter
1984 (Las travesuras de la pequeña Ida) När lilla Ida skulle göra
hyss
1985 (La aventura número 325 de Miguel) Emils hyss nr 325
1986 (Nada de tacañería, dijo Miguel) Inget knussel, sa Emil i
Lönneberga
1987 (Assar Burbuja) Assar Bubbla
1991 (Cuando Lisabet se metió un När Lisabet pillade en ärta
guisante en la nariz) i näsan
Además hay numerosísimas películas, programas de televisión, libros
ilustrados, piezas de teatro y cancioneros, algunos de ellos basados en los
libros mencionados arriba.
38
40. En la serie “Retratos suecos”, Ingmar Bergman, por Maaret
compuesta por biografías de perso- Koskinen, 1993 y 1997 (en
nalidades célebres del país, se han inglés, alemán, español y
publicado anteriormente los francés)
siguientes títulos: Gustave III, por Erik Lönnroth,
1994 (únicamente en francés)
Emanuel Swedenborg, por Lars August Strindberg, por Björn
Bergquist, 1986 (en inglés) Meidal, 1995 (en inglés, alemán
Olof Palme, por Gunnar y francés)
Fredriksson, 1986 y 1996 (en Carl Michael Bellman, por Lars
inglés) Huldén, 1995 (en inglés, alemán,
Raoul Wallenberg, por Jan ruso y sueco)
Larsson, 1986 y 1995 (en inglés, Dag Hammarskjöld, por Peter
alemán y sueco) Wallensteen, 1995 (en inglés,
Selma Lagerlöf, por Sven Delblanc, alemán, español, francés y sueco)
1986 (en inglés, alemán y Alfred Nobel, por Tore Frängsmyr,
francés) 1996 (en inglés, alemán, español
Vilhelm Moberg, por Gunnar y francés)
Eidevall, 1988 y 1996 (en inglés) Folke Bernadotte, por Sune
Fredrika Bremer, por Agneta Persson, 1998 (en inglés)
Pleijel, 1988 (en inglés) Queen Christina, por Marie-Louise
Saint Birgitta, por Lars Bergquist, Rodén, 1998 (en inglés e italia-
1991 and 1996 (en inglés, no)
español e italiano) Jenny Lind, por Eva Öhrström,
Carl Linnaeus, por Gunnar 2000 (en inglés)
Broberg, 1992 (en inglés y
francés)
Eva-Maria Metcalf enseña alemán y literatura infantil en la
Universidad de Mississippi. Recibió su grado de doctora (PhD) en
lengua y literatura alemanas de la Universidad de Minnesota en
1989. Escribe sobre literatura infantil de Alemania y Escandinavia.
Es autora de Astrid Lindgren (Twayne, Nueva York 1995) y ha
publicado numerosos artículos en revistas de literatura infantil.
39
41. E L I N S T I T U T O S U E C O es un organismo estatal encargado
de fomentar el conocimiento de Suecia en el extranjero y estable-
cer intercambios con otros países en los dominios de la cultura, la
educación, la investigación y otros sectores de la sociedad. El
Instituto publica abundante material de información sobre
Suecia. Esas publicaciones pueden obtenerse solicitándolas direc-
tamente al Instituto o a las embajadas y consulados suecos en el
exterior.
La librería SWEDEN BOOKSHOP ofrece libros, folletos, hojas
de información y libros de regalo ricamente ilustrados sobre
Suecia en varios idiomas extranjeros; una amplia selección de
obras literarias suecas y libros infantiles traducidos, música
sueca, diapositivas, videocasetes y cursos de sueco.
Sede social: SWEDEN BOOKSHOP, Slottsbacken 10, Gamla
Stan, Stockholm.
Teléfono de servicio al cliente: + 46-8-789 20 00
Dirección postal: Box 7434, SE-103 91 Stockholm, Suecia
Telefax: +46-8-20 72 48
Correo electrónico: order@si.se
Internet: www.si.se, www.sweden.se
42. A strid Lindgren es sin lugar a dudas el exponente de las letras
suecas más conocido internacionalmente. Sus libros han sido tradu-
cidos a unos 60 idiomas, y los numerosos personajes memorables
que ha creado a lo largo de los años –como Pippi Calzaslargas y
Karlsson del tejado, para mencionar sólo dos de ellos– han sido la
delicia de generaciones de niños de todo el mundo.
Hay que agregar que en su propio país Astrid Lindgren es más que
una escritora amada: se ha convertido en preciado icono nacional,
en una figura pública conocida por su consciencia e integridad.
En este folleto, Eva-Maria Metcalf presenta la vida y obra de Astrid
Lindgren a un público internacional.
ISBN 91-520-0698-0
9 789152 006986