Hablemos claro, ¿y si forzamos la apertura? Protección a los whistleblower
1. Hablemos claro, ¿y si forzamos
la apertura?
Protección a los whistleblower
Antoni Gutiérrez-Rubí
21|02|2014
2. A principios de los años sesenta, en Estados Unidos, apareció una figura que hoy aún
existe en la prensa: el whistleblower —silbatero—, que en español podría traducirse
como soplón, pero sería inexacto.
Se les dio ese nombre porque se supone que era gente patriota dentro del sistema, harta
de los abusos. El whistleblower más famoso es aquel que sopló y divulgó a los periodistas
Woodward y Bernstein las maldades de los colaboradores del presidente Nixon, lo cual
nos llevó al Watergate. Había un sinfín de empleados, del Pentágono, por ejemplo, que
filtraban a columnistas escogidos abusos de inventario, de presupuesto o de utilización de
fondos, pero siempre mantenían la reserva de su jefe o de su agencia. Se interesaban por
la fiscalización de la administración pública, cosa que le viene bien a todas las sociedades.