4. Faltando días para la Navidad, era de ver cómo el capitán llegaba a su casa con cajas de regalos y doña Martha al vernos asomar ponía mala cara. Éramos los pobres. Mi papá, los primeros años, nos traía pelotas y muñecas esas de cartón que con el agua se deshacían. Después se olvidó. Eso sí, nunca dejábamos de armar el Belén con musgos y líquens de los cerros y champa de la orilla del río.