5. Luego me dijo: Ahora déjalo como estaba antes. Por supuesto que no pude dejarlo como estaba. Por más que lo intenté, el papel quedaba lleno de arrugas.
6. Entonces mi consejero concluyó: “ El corazón de las personas es como ese papel. La impresión que dejas en ese corazón que has herido puede ser tan difícil de borrar como esas arrugas en el papel. Aunque intentes enmendar el error, el corazón ya está ‘marcado’ por el dolor que ha sufrido”.
7. Es lo que pasa cuando no nos controlamos y, sin pensar, arrojamos sobre otros palabras llenas de odio o de desprecio. Lluego, cuando pensamos en ello, tal vez nos arrepintamos, pero ya no es posible la vuelta atrás, no podemos borrar lo que quedó grabado. Y lo triste es que dejamos “arrugas” en muchos corazones.
8. Desde hoy, piensa si te vale la pena controlar tu primer impulso. Puedes ser más compresivo, más paciente. Cuando sientas ganas de estallar recuerda El papel arrugado.