Este documento presenta tres ideas clave para educar a los jóvenes en un mundo globalizado con valores humanos: 1) Educar para la diferencia individual y la complementariedad entre personas. 2) Construir objetos de conocimiento a través del diálogo entre estudiantes y expertos. 3) Expandir el mundo personal a través de redes que reconstruyan tradiciones de manera que den sentido a lo global y lo local.
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Educación para una mundialización con rostro humano
1. EDUCACIÓN PARA UNA MUNDIALIZACIÓN CON ROSTRO
HUMANO
Foro de Análisis y Difusión de la 47ª Conferencia Internacional de Educación:
“Una educación de calidad para todos los jóvenes. Desafíos, tendencias y
prioridades”
Panel: “Responder a las necesidades educativas para una mundialización con
cara humana”
Saltillo, Coah., 11 de noviembre de 2004
Carmen Carrión Carranza
Agradezco a la Profra. Angeles Errizuris la invitación para compartir con
ustedes algunas reflexiones acerca la educación como factor de convivencia
mundial con rostro humano.
Vivimos una época de enorme complejidad debido, a mi juicio, por las
paradojas que se nos presentan a diario y por las que continuamente, tenemos
que hacer elecciones a veces satisfactorias y otras que van a dejar una duda
constante. Solo ejemplificaré algunas de estas paradojas, que son propias de
nuestra cultura social y otras que forman parte de nuestra época.
Tomo la noción de paradoja en sus tres acepciones: como idea extraña
u opuesta al común de la sociedad; como aserción inverosímil o absurda, que
se presenta como apariencia verdadera y como el empleo de expresiones que
envuelven contradicción.
Por ejemplo, la frase “Ciudad del Conocimiento” evoca un espacio
dedicado a las manifestaciones y reproducciones culturales de todo orden y de
acrecentamiento de los saberes; sin embargo el concepto real refiere una
forma de organización del conocimiento cuyo propósito es la producción de
bienes y servicios, es decir, es un concepto económico. Otro ejemplo, más
próximo a nosotros, es el hecho de que el ejercicio de un derecho ciudadano
obstaculiza la preservación de derechos humanos, como es el caso de la
reciente Resolución 200 en el estado Norteamericano de Arizona.
Un ejemplo de la segunda acepción del término “paradoja”, es el
discurso político internacional que trata de convencer de la corrección moral
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2. de la teoría de las guerras preventivas. Esta forma de razonar me recuerda los
experimentos psicológicos que tratan de establecer conductas que pueden
devenir en comportamiento delictivo, de manera que quien en su infancia
muestre alguna tendencia incorrecta desde el punto de vista social, puede ser
corregido de inmediato.
Este razonamiento es uno de los fundamentos de los mecanismos
sociales de represión política y social, como lo han mostrado las políticas de
solución final del centro de Europa en los años 30 y 40 o la operación cóndor
en Latinoamérica en los años 70.
La paradoja se hace más compleja cuando por razón de procesos de
expiación de culpas, se opta por el relativismo ético, donde todo es posible si
no nos molesta la actuación de los otros. Tal es el extremo del respeto a
derechos consuetudinarios de poblaciones de tradición autóctona, donde la
represión y maltrato femenino se tolera en razón de ese derecho.
La paradoja que considero paradigmática, que envuelve la contradicción
más conspicua de nuestra época, es el contraste entre los mayores logros que
ha conocido la humanidad en desarrollo científico y tecnológico y la amenaza
de un entorno invivible por efecto de las acciones humanas, producto de ese
desarrollo.
¿Qué podemos hacer los educadores ante esta complejidad? ¿Cómo educar a
niños y adolescentes que se van a enfrentar con paradojas futuras,
previsiblemente más complejas aún?
Las respuestas que hasta ahora nos han dado las ideologías políticas, las
religiones y las tradiciones familiares parecen desdibujarse y perder sentido
frente a opciones que parecen perfectamente racionales. Los jóvenes ya son
indiferentes a respuestas unidireccionales y dogmáticas. Intuyen con toda su
inteligencia la complejidad de las paradojas; ya saben que es realidad la
selección embrionaria por manipulación genética a pesar de las oposiciones
eclesiásticas o de grupos políticos; saben que las leyes se cumplen poco o su
cumplimiento es manipulado; entienden mejor que nosotros los adultos,
mucho mejor, la lógica de la tecnología digital, comprenden su estructura y su
propósito, sea como juego o como herramienta escolar, de comunicación o de
creación. Les es propia esa tecnología, nació con ellos, y han traído consigo,
no sabemos cómo, un chip análogo al espíritu de los tiempos. Saben más de lo
que nosotros los adultos nos podemos imaginar, de su mundo, de sus
aspiraciones y de sus expectativas.
¿Cómo educar a estos seres multidimensionales para que nos crean que
estamos a la altura de su inteligencia? Les propongo que discutamos algunas
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3. ideas que, desde luego, no son originales pero que, en mi opinión, nos dirige
hacia un mejor camino y un mejor sentido de las instituciones escolares.
Quiero advertirles, como todos sabemos, que la escuela es una parte
importante, pero solo complementaria del desarrollo de los alumnos. Así lo
han mostrado los estudios que estudian los factores asociados con la calidad
educativa. La familia y el entorno social es el principio del camino; la escuela
es el medio protegido para enseñar al individuo a actuar por sí mismo, en un
medio social diferente al de la familia. No debe olvidarse, sin embargo que, en
algunos medios, la escuela tiene un sentido compensatorio por ausencia o
deficiencia del medio social originario.
De manera que las ideas que expongo ahora se refieren al medio escolar
sin olvidar que, idealmente, la familia tendría que compartirlas para aminorar
la complejidad de las paradojas.
1. Educar para la diferencia.
Desde que a partir del Siglo XIX se constituyeron los Estados nacionales,
éstos asumieron la responsabilidad de la educación de los ciudadanos con
modelos educativos homogéneos, que dieron pie al discurso de la igualdad
de oportunidades a través de la escolarización.
Los nuevos desarrollos de la tecnología de información y
comunicaciones ha traído consigo la disposición omnipresente de
conocimiento; de manera que las intenciones de igualación por la norma
curricular ya no tiene ninguna condición de posibilidad, cuando menos
ninguna para aquellos que pueden tener acceso a esas tecnologías.
Esta situación nos lleva a volver a pensar las nociones de igualdad y,
a mi juicio, tendríamos que reflexionar la propuesta de algunos educadores
de redimensionar la escuela como lugar de expresión de lo que hace
diferente a los individuos. La igualdad, entonces, se ubicaría en la
oportunidad que podrían tener todos de mostrar su individuación, esto es,
la libertad para construir su forma particular de vivir la vida y de mostrar
su existencia en el mundo. De esta manera, la escuela tendría que potenciar
la diferencia no la igualdad.
2. Educar para la complementariedad.
Si asumimos la diferencia como connatural a la expresión de vida de los
individuos, podemos entonces pensar también en la necesidad de la
complementariedad necesaria de unos con otros para vivir en sociedad,
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4. como efectivamente lo hacemos. Nadie sabe todo ni conoce todo ni es
capaz de asumir todos los papeles que las circunstancias a cada momento
le exigen, sea en el estudio, en el trabajo y en todos los órdenes de la vida.
Las nociones de trabajo colaborativo de las teorías pedagógicas,
basadas en el constructivismo, comparten esta idea fundamental.
La escuela tendría, entonces, que asumir las diferencias y establecer
los espacios de trabajo de enseñanza mutua entre los individuos. Debo
aclarar que no comparto la idea del aprendizaje en situación social, como
única condición o condición de fundamento; para mí es evidente que nadie
aprende por nadie; sí creo que el diálogo entre alumnos y con el profesor,
es educativo, es enseñanza; es decir, lleva a reconfigurar las propias
nociones y conceptos y a una mejor comprensión, pero esta construcción
es de cada uno, por necesidad, y tienen un componente afectivo, volitivo.
3. Construcción de objetos de conocimiento.
Lo anterior nos lleva a ensayar nuevos modelos de enseñanza que
cumplan con algunas de las condiciones anteriores. Uno de estos
modelos ha sido derivado de la noción de “objetos de conocimiento” u
“objetos de aprendizaje”, que recuerda algunas de las propuestas
educativas de los años 70, como la organización curricular por
módulos.
Una de las propuestas alrededor de esta noción indica que el
conocimiento alrededor de un objeto puede ser construido y
reproducido permanentemente. De esta manera, lo que los expertos en
alguna materia, por ejemplo ciudadanía o desarrollo sustentable,
pueden dar de información, puede ser reconstruida en el diálogo entre
profesor y alumnos y entre alumnos, a manera de un rompecabezas. Es
posible que estas reconstrucciones lleven a nuevas reflexiones por parte
de los expertos y así sucesivamente.
Ensayos como estos son alentadores pero también se enfrentan a
los modelos de sistemas educativos herederos del siglo XIX, ya no por
imposibilidad de acceso a conocimiento sino porque no son admitidos
por las normatividad y la vocación natural de los Estados nacionales
por el control social.
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5. 4. La expansión del mundo personal a través de la red.
Por causa de los medios electrónicos ya es posible la experiencia virtual
de situaciones más allá de nuestra experiencia próxima. La escuela está
dejando de ser el medio de expansión social más allá del círculo familiar
y de integración, por excelencia, al del mundo civilizado.
Sin embargo, habría que recordar que las tradiciones son el lugar
de encuentro con los referentes de identidad; es el lugar de diálogo con
el pasado y el futuro y es, paradójicamente, el lugar donde se manifiesta
la imposición de pensamiento y de formulaciones éticas, pero también
es el lugar de ruptura y continuidad transformada. En fin, en palabras
de J. Haberlas, es el lugar donde por mediación de la expresión de la
libertad individual, se está en posibilidad de llegar a la reconstrucción de
las verdades comunes.
Con estas circunstancias, si la escuela sobrevive como medo de
expansión del mundo civilizado, será porque ha sido capaz de
constituirse en un espacio de reconstrucción de las tradiciones
nacionales, les ha dado sentido frente a las tradiciones globales y ha
encontrado la consonancia entre ambas. Es mi opinión que una escuela
cuyo propósito sea crear esos espacios, adquirirá un significado más
próximo al mundo juvenil.
5. Valores universales.
Los educadores del mundo grecolatino, los del Renacimiento, los que
forman parte de nuestra tradición educativa occidental, han sabido
desde siempre que la mejor forma de introyección de principios éticos y
valores de convivencia humana es la emulación, la identificación
temprana con un personaje o persona vista como superior moral o
intelectualmente.
Hablé hace un momento de la paradoja de la apariencia
verdadera; como dije, los adolescentes también saben de ella. La
escuela, los maestros y el medio social no pueden ser sino fuente de
emulación más allá del círculo familiar, a mi juicio si se pierden estas
fuentes, el discurso de “educación para la formación de valores” carece
de sentido verdadero y no tiene significado formativo.
Estas son algunas ideas que, sin ser originales, vale la pena recordarlas
de vez en cuando para regresar a los fundamentos del sentido original
de la institución social educativa.
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