1. Panorama - Renovables: algo más que energía -
Energías Renovables, el periodismo de las energías
limpias.
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A España se le escapa el liderazgo industrial, en investigación y sobre todo como país referencia en el
sector renovable debido ante todo al factor político. Desde una posición de expatriado en Sudáfrica el
autor de este artículo –Alex Lupión, profesor asociado e ingeniero investigador en la Universidad de
Stellenbosch– contrasta la gestión del conocimiento acumulado en renovables “made in Spain” en ese
país con lo que hacen otras naciones.
La noticia se extiende, el boca a
boca hace el resto. El día que no
quede energía fósil para todos
se aproxima, las tensiones
internacionales debidas a estas
siguen, las pruebas de
desestabilización climatológicas
debidas a la actividad humana
se van acumulando. Por otro
lado un pequeño grupo de
países poderosos y altivos elige
qué naciones tienen o no
derecho a la energía nuclear.
Bajo evidentes intereses
económicos, camuflan sus
decisiones con banales
mensajes de estabilidad geopolítica. Como dice el astrofísico canadiense Hubert Reeves: “quién sabe
si los países hoy nuclearizados serán o no estables en 50 o 100 años cuando tengan aún montañas
de residuos radioactivo almacenado”.
Una solución de energía accesible a todos, inagotable, cada vez más económica (además a precio no-variable),
no contaminante, gestionable localmente y creadora de empleos convence cada día a más
gente. Aunque por razones opacas a ciudadanos más que a políticos. Y no estamos hablando solo de
algunos kWh inyectados en la red eléctrica sino que están en juego ideologías industriales a largo
plazo. Hablamos de lo que junto a las nuevas tecnologías de la comunicación se está convirtiendo en
la tercera revolución industrial.
Nada como una crisis política global (y digo “política” para resumir) para poner de manifiesto como la
fortaleza industrial de un país es clave para su recuperación. Sin embargo, como todos sabemos, la
industria privada no piensa ni tiene ética, compite. Es su función, lo hace muy eficientemente
midiendo escrupulosamente como se gasta cada euro para adaptarse al mercado y ofrecer productos
que le sean rentables, pero sin tener en cuenta el bien común. Queremos insistir aquí en el papel
fundamental de las políticas para definir el marco legal, las normas, los controles y sobre todo
proponer una visión de industria acorde al potencial del país y a sus estructuras educativas. Hoy en
día los esfuerzos de la administración para mantener la producción de automóviles en España (10%
del PIB; emplea 9% de población activa; 87% de exportación) a golpes de plan PIVE es un fiel reflejo
de esta visión industrial de nuestros políticos: 0% de marcas españolas y relocalizaciones relámpago
como espadas de Damocles que en pocos meses pueden acabar con miles de empleos. La posición
del Gobierno español en política energética es la que es: ahondar en la dependencia de energías
2. fósiles que no tenemos y culpar a las renovables de todos los males. Solo los ciudadanos podemos
influir en el cambio de esa “visión a cuatro años” de nuestros políticos para fomentar industrias sólidas
y sostenibles en el largo plazo.
El camino de la transformación industrial y social hacia un futuro energéticamente sostenible está en
marcha, se está definiendo ahora con normas y estándares internacionales. En ese sentido el
liderazgo mundial en el sector estratégico de la energía se está redefiniendo. Y se está comprobando;
cada vez más naciones están entrando en la carrera de la sostenibilidad y solo los países que han
establecido legislaciones de largo alcance han tomado posiciones firmes de líderes. Llega un
momento que, con o sin razón, ir a contracorriente suele salir caro y los gobernantes que no lo vean
posiblemente acaben gestionando países dependientes y de segunda fila.
En España, Gobierno y UNESA parecen ignorar esa solución, no ven el camino o ¡lo califican de
insostenible! Sólo ven el pasado y lo que les queda de presente: el peso de esas empresas
energéticas en el IBEX, su aportación al PIB y demás cosas. Mantener a toda costa el viejo negocio
fósil mientras se pone a relucir a políticos en puestos de consejeros es gastar los últimos cartuchos en
una vía muerta y aleja a España de los países de referencia de un sector ya no prometedor, sino en
constante crecimiento pese a la actual crisis.
Y así las cosas, ya (casi) no somos nadie en el sector renovable.
Llevo un año trabajando en Sudáfrica como investigador y profesor asociado en la Universidad de
Stellenbosch para el CRSES (Centre for Renewable and Sustainable Energy Studies). A través de las
renovables, Sudáfrica se ha comprometido a priorizar la creación de empleo local y a maximizar la
difusión de conocimiento y formación a jóvenes. Solo los profesionales extranjeros que puedan aportar
una sólida experiencia llegan a tener un permiso de trabajo. Yo, gracias al fantástico esfuerzo del
sector renovable español que durante años ha forjado una gran reputación a España y a mi propia
experiencia acumulada, tuve esta oportunidad. Pero trabajo para la cooperación alemana, la GIZ. Y
digo “pero” no por mí - estoy encantado personalmente - sino por todos los profesionales en España
que tras desarrollar un trabajo enorme, arriesgando (¿perdiendo?) mucho en esta industria, ahora se
quedan sin opciones. Digo “pero” por todas esas conferencias, ferias, reuniones de trabajo con
gobierno y administraciones locales a los que asisto y donde la presencia española es nula. Al final la
historia de las políticas cortoplacistas se repite: gobernantes sin visión ni preparación vuelven a
abandonar instituciones, empresas y personas.
En total contraste, las políticas alemanas (austríacas, danesas) siguen funcionando a pleno
rendimiento invirtiendo en recursos y dando salida internacional a sus empresas, universidades,
centros de investigación, etc, etc, etc… “Hemos pagado al resto del mundo la curva de aprendizaje en
renovables” dice nuestro secretario de Estado de Energía, Alberto Nadal. Es posible, pero una vez
hecho el esfuerzo inicial creando un tejido industrial competitivo, hay diferentes maneras de sacarle
provecho. Mientras Alemania lo convierte en oro en barra para su industria, España, a contra corriente
del mundo, lo tira por la borda sin más, simplemente porque un puñado de políticos decide que esa
tecnología no tiene futuro.
Veamos ahora algunos ejemplos de cómo un país emergente y con voluntad de responsabilidad social
como Sudáfrica gestiona la implementación de las renovables desde el cuidado de las relaciones
institucionales a nivel nacional e internacional y la promoción del trabajo y desarrollo local.
Políticas energéticas
La GIZ pertenece al Ministerio alemán de Economía y Desarrollo (el AECID español, en cambio,
pertenece al Ministerio de Asuntos Exteriores y Cooperación) y colabora en 3 sectores con las partes
sudafricanas: política, salud y energía a través del programa SAGEN: South African – German Energy
Programme, dentro del cual trabajo. Hoy en día muchos expertos consideran que las subastas de
proyectos renovables en Sudáfrica es el mejor sistema de implementación de energías renovables en
el mundo (por ejemplo para la eólica los precios han bajado de 114 cRand/kWh en la primera subasta,
3. a 89 en la segunda y a 74 la última (1euro=14-15Rand) - Medupi (4500MW), la gran central de carbón
en construcción al norte del país, con 3 años de retraso, un presupuesto triplicado y que planeaba en
un principio un coste de producción de 65 cRand/kWh con carbón sudafricano ya va por 105
cRand/kWh -. Este programa de subastas innovador y transparente se ha definido y puesto en marcha
junto a Alemania. En contraste, las últimas desregulaciones y retroactividades en nuestro país nos han
borrado del mapa de naciones referencia en políticas energéticas.
Las asociaciones eólica (SAWEA), fotovoltaica (SAPVIA), solar térmica y eficiencia energética
(SASTELA) están repletas de empresas e instituciones alemanas, danesas y austríacas que aportan
expertos, intercambios o colaboraciones en proyectos de todo tipo para el desarrollo de competencias
locales.
Existe la voluntad política en estos países de crear vínculos institucionales a largo plazo y que den,
obviamente, salida a proyectos industriales.
Investigación
Fraunhofer Institute , DLR (Instituto de Investigación Aeroespacial Alemán), DEWI (Instituto de Energía
Eólica Alemán) y universidades de toda Alemania colaboran con el sector energético en Sudáfrica. Los
austríacos de ADA (Austrian Development Agency) y AEE (Institute for Sustainable Technologies) en el
área térmica de baja temperatura han puesto a disposición excelentes cursos de formación. El DTU
(Technical University of Denmark) con una donación a través de su embajada y en colaboración con
universidades y otros organismos locales, ha elaborado un detallado mapa eólico de Sudáfrica
(WASA: Wind Atlas of South Africa). Los datos son accesibles a cualquiera, gratuitos y se han ido
divulgando paso a paso a través de seminarios abiertos a todos. El éxito de este proyecto ha sido tal
que la DTU tiene a 4 países más interesados en establecer un atlas eólico.
El centro de investigación PSA (Plataforma Solar de Almería) fue una iniciativa de los años 80 de 9
países pero que ha quedado con el tiempo en un exitoso proyecto español con colaboración alemana
(CIEMAT – DLR). Bien, pues aquí en Sudáfrica los que van a lanzar un centro similar en el norte del
país son los alemanes.
A la conferencia SASEC 2014 (Southern Africa Solar Energy Conferences) a la que asistí en el mes de
enero se presentaron conferenciantes post-doc de muchos países en programas de intercambios.
Ninguno español.
De nuevo Alemania y Austria son los países que aportan consultores a ESKOM, la única eléctrica del
país y líder en toda África, para el desarrollo de su red eléctrica y la integración de renovables. Una
vez más no se ven españoles a pesar de que nuestra red eléctrica es un ejemplo de excelente
integración de renovables.
Currículo/Formación
La condición para la implantación de las renovables en Sudáfrica es que generen beneficios a las
comunidades, con la contratación de empresas locales y la creación de empleos para los
sudafricanos. Así queda reflejado en el Integrated Resource Plan (IRP 2010-30) del Departamento de
Energía y en todos los proyectos a través de requisitos “local contents”. Estos contenidos locales han
subido contractualmente de un 15% a un 40% entre la primera y la tercera subasta. En ese sentido y
para crear empleos cualificados, la GIZ participa en la elaboración de las certificaciones oficiales para
los técnicos de servicio de turbinas eólicas y de plantas solares que, naturalmente, están basados en
los estándares alemanes. También la elaboración de estos Currículo ha sido un ejemplo de
transparencia atendiendo a las aportaciones y comentarios de todos los sectores, tanto públicos
como privados: cualquiera que perteneciera al sector tenía las puertas abiertas a las reuniones de
trabajo donde hemos establecido los contenidos.
Los nuevos técnicos sudafricanos se formarán en el centro South African Renewable Energy
Technology Centre (SARETEC) que la GIZ asesora y financia en parte. También empresas danesas,
austriacas, alemanas y chinas donan –también con el fin de que aparezcan publicitadas sus marcas-
4. subsistemas de turbinas eólicas, módulos e inversores fotovoltaicos y todo tipo de material y equipos
para las prácticas de estos futuros técnicos de operación y mantenimiento de las plantas.
Aquí nadie se pregunta porque Alemania tiene más energía solar instalada que España, aún teniendo
menos sol. Es un hecho que le da autoridad y que sitúa a Alemania como referencia y como país líder.
Sudáfrica, a pesar de sus enormes reservas de carbón, se ha lanzado a por las renovables como
otros muchos países y en estos primeros años tiene una enorme necesidad de ganar en
conocimiento, competencias, recursos y apoyos en todos los ámbitos. El sector renovables español
con sus institutos, universidades, empresas, centros de investigación y medios, ha hecho sus deberes
como lo hacen los líderes y podría estar aportando esas competencias a otros países reforzándose en
una posición estratégica. De este modo seguiría sacando beneficio a la experiencia generada por el
paso de la curva de aprendizaje. Pero alguien con un papel fundamental en este proceso de
fortalecimiento y expansión industrial nos ha fallado y todo, absolutamente todo, apunta a los
políticos.