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1. Capitulo Uno
                                    If you only believe
                                     By Laysa L’espoir
&.
      “Julie, recuerda sacar la basura.
     Julie, recuerda limpiar tu habitación.
     Julie, recuerda alimentar y sacar a pasear al perro.
     Julie, hoy te toca alimentar a los peces.
     Julie. Julie. Julie…”
     Julie Madeline Hampton, de 16 años de edad, ya estaba harta de todos los
mandados que le ordenaban a realizar. Ella tenía ganas de tirarles con todos aquellos
materiales de limpieza en sus rostros y gritar a los cuatro vientos “¡Váyanse al demonio!”,
antes salir corriendo de ese infierno que tenía como hogar. Pero no podía, al menos no
aún.
      —Julie, ¿estás despierta? —La llamó Brian, su hermano mayor, asomando su cabeza
por la puerta de la habitación.
     —Sí. —Dijo ella antes de pasar su cabeza por el hueco de su jersey color rojo.
       —Qué bien. —Contestó Brian entrando en la habitación, no sin antes cerrar la
puerta a su espalda. —Papá me pidió que te llevara al Instituto hasta que tu auto esté
listo. —Julie bufó recordando lo ocurrido.
      Ashley, la hermanastra de Julie y Brian, había sacado sin permiso su auto nuevo, el
cual había comprado con su dinero juntado desde que tenía 10 años, dos días antes de
sacar su licencia para conducir. Su hermanastra había salido a una fiesta con amigas y se
habían emborrachado. El auto por supuesto, quedó hecho trizas contra un árbol a la
vuelta de la fiesta. Cuando Julie lo vio, su corazón casi sufre un lapso.
     Adiós a todos los ahorros y regalos de la abuela Annie.
    Como siempre, su “querida” hermanastra salía ilesa de todo, gracias a la bruja de su
madre, Sue, que manipulaba a Richard, el padre de Julie y Brian.
      —Fue gracioso observar tu rostro cuando viste el auto. —Comentó Brian soltando
una risa que fue callada cuando Julie lo fulminó con la mirada. —Pero no estoy de acuerdo
en que no le hayan dicho nada a Ashley…
      —Al menos una vez estás de mi lado… —Suspiró ella cansada mientras le colocaba el
cierre a su mochila. Brian rodó los ojos ante el comentario de su hermana.
     .
     .
     .
      —¡Julie! —Gritó una joven, de cabellos rojos y largos hasta por los hombros y ojos
grises, mientras corría por el pasillo hacia la aludida.
     —Natasha, ¿por qué tanto alboroto? —Preguntó Julie con preocupación.
      Ella había notado el movimiento de ese día. Todo alborotado, o mejor dicho muchas
chicas alborotadas. Yendo hacia los baños, donde se arreglaban el cabello, se retocaban el
maquillaje, y hasta donde algunas se cambiaban de vestimenta.
       Pero todas esas acciones, todo ese alboroto departe de las chicas, solo podía
significar una cosa…
      —Nuevos estudiantes. —Dijeron las dos amigas al unísono antes de echarse a reír y
emprender su camino hacia las primeras clases, omitiendo a todo el tumulto de chicas que
corrían por los pasillos.
       —¿Viste la nueva revista de ‘Go-Gothicks’? —Preguntó Natasha entusiasmada a
Julie. Ella abrió los ojos sorprendida.
     —¡¿Ya salió?!
      Natasha asintió sonriendo. —Ayer salió, ¿y quién crees que se acordó de ti? Como
siempre… —Dijo sacando de su mochila una revista dentro de un paquete transparente
que la protegía.
     Julie pegó un grito de alegría mientras abrazaba a su mejor amiga. Nasha, como la
llamaban todos, le devolvió el abrazo riendo.
       Ambas tenían un estilo algo gótico que las caracterizaba, motivo por el cual se
volvieron amigas tan inseparables como lo eran en ese momento. Eran conocidas como
“las raritas” en el Instituto, pero a ninguna le importaba un bledo de cómo las llamaran, o
todas las bromas que les hacían. Lo bueno, es que ambas conocían a la perfección el
significado de la palabra “venganza”.
      —¿Te dije que te amo? —Preguntó Julie una vez que soltó a Nasha y abrazó la
revista con fuerzas. Ambas amigas se miraron a los ojos por dos segundos antes de
echarse a reír a pulmón vivo.
    —Olvídalo. —Dijo Julie con la respiración algo agitada de tanto reír. —Eso sonaría
demasiado raro, así que olvídalo…
—Sí, mejor olvidémoslo y vayamos a clases, antes de que nos vuelvan a suspender
por llegar tarde. —Contestó Nasha entrelazando su brazo con el de su mejor amiga
mientras emprendían viaje.
     —¿Qué dijo tu mamá por ello? —Preguntó Julie recordando cuando a ambas las
suspendieron por haber llegado tarde luego de gimnasia.
     Ellas no tenían la culpa de que la Profesora Judith fuera tan estricta en los deportes y
que por ello las hiciera transpirar la gota gorda, y que luego tardaran en las duchas por el
mismo motivo.
       —Está demente. Me hizo prometerle que seré más responsable en mis estudios… —
Contestó Nasha rodando los ojos, restándole importancia. —Y cito: “Dedícale más tiempo
al Instituto en vez de a esas porquerías de revistas de ‘Go-Gothicks’…”. ¡¿Puedes creerlo?!
¡Les llamó porquería a nuestras revistas! —Protestó algo histérica. Julie frunció el ceño
concordando con su amiga.
      Las revistas ‘Go-Gothicks’ eran revistas echas exclusivamente para personas
interesadas en cosas sobrenaturales, o seres de la misma teoría. Casi siempre,
mencionaban un nuevo caso de personas que se han cruzado con dichos acontecimientos,
aunque la realidad era que, para Julie, esas cosas no existían. Simplemente, le gustaba leer
sobre eso y transportarse a ese acontecimiento, imaginando que a ella le ocurría.
Imaginando que algo interesante ocurría en su aburrida y típica vida de adolescente
común y corriente, a pesar de que por fuera no lo aparentara.
    —Lo lamento por Margareth, pero acaba de ganar un punto menos conmigo. —
Comentó Julie haciendo que su amiga riera.
     El timbre sonó, aturdiendo a las jóvenes por el sonido tan chillón que emitía el
aparato.
     —¿Qué tienes ahora? —Le preguntó Nasha a Julie una vez que el timbre dejó de
sonar.
      —Literatura. —Contestó ella con algo de simpatía. Esa era una de sus materias
favoritas, aunque no lo admitiera delante de nadie, ni siquiera su mejor amiga o su
familia.
      —Me compadezco de ti. —Dijo Nasha con actuación teatral. Julie rió rodando sus
ojos. —Yo tengo Artística. —Dijo con una sonrisa de oreja a oreja.
     —Okey, no vemos luego. —Dijo Julie acercándose a Nasha para realizar el saludo
que habían inventado hacía ya tiempo con las manos.
      Ambas se divertían realizándolo, y no les importaba que los demás creyeran que
parecían inmaduras. Para ellas era algo que las diferenciaba del resto, las hacía únicas, y
eso les gustaba.
       Una vez que terminaron su saludo, que no pasaba de los cuatro o cinco segundos,
Julie comenzó a caminar hacia su casillero, ya que tenía que buscar su libro de lectura para
su siguiente clase. Y una vez que lo encontró, comenzó a caminar hacia su clase.
      Ella iba tan metida en sus pensamientos, como siempre, que no se percató de aquel
chico que venía corriendo en la misma dirección que ella, también metido en su mente.
Solo se percató de él cuando sintió un fuerte golpe de frente y luego su cuerpo cayendo
hacia atrás hasta golpear contra el duro y frío suelo.
—¿Qué demonios…? —Protestó ella al sentir todo su cuerpo adolorido, al mismo
tiempo que escuchaba risas como fondo. Genial.
      Una voz armoniosa pidiendo disculpas hizo que Julie se olvidara de cómo seguir su
anterior insulto.
      —Lo siento, debí haberme fijado por donde iba. —Ella levantó la mirada para
encontrarse con un modelo de primera clase. Alto, fornido, de cabellos color bronce, ojos
color azul cielo, y con una sonrisa compradora y deslumbrante que hacía delirar hasta a
Jorgina, la secretaria, que tenía 50 años.
      —¿Estás bien? —Preguntó el chico levantándose del suelo, ya que él también había
caído gracias al choque, y una vez de pie le estiró su mano a Julie ofreciéndosela como
ayuda para levantarse, con una sonrisa encantadora.
     En eso, se escucharon varios suspiros provenientes de chicas que se habían detenido
a observar la escena. Julie sacudió su cabeza volviendo a la realidad, y tratando de
recordar si había visto a aquel chico alguna vez en el Instituto. No se sorprendió al
recordar y darse cuenta del por qué era todo el alboroto de las chicas hacía minutos atrás.
      —¿En serio? ¿Quieres que te acompañe a la enfermería? —Preguntó el chico
asustado cuando Julie negó con la cabeza, creyendo que había contestado de esa manera
a su pregunta.
      —Oh, no. Estoy bien… —Contestó ella poniéndose en pie sin aceptar la mano del
chico. A pesar de ser guapo y encantador, no dejaba de ser un completo extraño para ella.
—Solo estaba intentando aclarar mis ideas. —Dijo sinceramente a lo que él rió animado.
—Tú no eres de aquí, ¿o sí? —Preguntó confundida.
     —Soy Max Halder, el nuevo. —Dijo estirando su mano hacia Julie en forma de
saludo. Ella la aceptó esta vez, pero con algo de timidez.
     —Hampton, Julie Hampton. —Se presentó ella con una sonrisa que intentó ser de
bienvenida, pero que no funcionó del todo. Y se dio cuenta de ello gracias a que Max
comenzó a reír.
      —¿Siempre son así de amigables al recibir a estudiantes nuevos? —Preguntó
divertido mientras levantaba los libros de Julie y se los entregaba, como todo un caballero.
“Punto para él.” Pensó Julie en su interior.
      —No te acostumbres. —Contestó ella con una media sonrisa en el rostro y en forma
de broma antes de querer volver al camino hacia clases, omitiendo a todo el grupo de
chicas que se babeaban por el nuevo, literalmente.
       —Oye. —La llamó Max a Julie. Ella se giró hacia él mientras lo veía caminar hacia
ella. —¿Qué clases tienes? —Le preguntó una vez que llegó a su lado.
     —Literatura. —Susurró sorprendida por la repentina confianza del chico hacia ella.
      —¿Te importa que vaya contigo? Yo tengo la misma… —Aclaró Max cuando vio la
cara de confusión de Julie.
     —N-no. —Contestó ella tartamudeando al sentir las miradas asesinas de las demás
alumnas del Instituto en ella.
     —Genial. —Comentó el chico antes de que emprendieran su viaje a dicha clase.

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Un encuentro inesperado

  • 1. 1. Capitulo Uno If you only believe By Laysa L’espoir &. “Julie, recuerda sacar la basura. Julie, recuerda limpiar tu habitación. Julie, recuerda alimentar y sacar a pasear al perro. Julie, hoy te toca alimentar a los peces. Julie. Julie. Julie…” Julie Madeline Hampton, de 16 años de edad, ya estaba harta de todos los mandados que le ordenaban a realizar. Ella tenía ganas de tirarles con todos aquellos materiales de limpieza en sus rostros y gritar a los cuatro vientos “¡Váyanse al demonio!”, antes salir corriendo de ese infierno que tenía como hogar. Pero no podía, al menos no aún. —Julie, ¿estás despierta? —La llamó Brian, su hermano mayor, asomando su cabeza por la puerta de la habitación. —Sí. —Dijo ella antes de pasar su cabeza por el hueco de su jersey color rojo. —Qué bien. —Contestó Brian entrando en la habitación, no sin antes cerrar la puerta a su espalda. —Papá me pidió que te llevara al Instituto hasta que tu auto esté listo. —Julie bufó recordando lo ocurrido. Ashley, la hermanastra de Julie y Brian, había sacado sin permiso su auto nuevo, el cual había comprado con su dinero juntado desde que tenía 10 años, dos días antes de sacar su licencia para conducir. Su hermanastra había salido a una fiesta con amigas y se
  • 2. habían emborrachado. El auto por supuesto, quedó hecho trizas contra un árbol a la vuelta de la fiesta. Cuando Julie lo vio, su corazón casi sufre un lapso. Adiós a todos los ahorros y regalos de la abuela Annie. Como siempre, su “querida” hermanastra salía ilesa de todo, gracias a la bruja de su madre, Sue, que manipulaba a Richard, el padre de Julie y Brian. —Fue gracioso observar tu rostro cuando viste el auto. —Comentó Brian soltando una risa que fue callada cuando Julie lo fulminó con la mirada. —Pero no estoy de acuerdo en que no le hayan dicho nada a Ashley… —Al menos una vez estás de mi lado… —Suspiró ella cansada mientras le colocaba el cierre a su mochila. Brian rodó los ojos ante el comentario de su hermana. . . . —¡Julie! —Gritó una joven, de cabellos rojos y largos hasta por los hombros y ojos grises, mientras corría por el pasillo hacia la aludida. —Natasha, ¿por qué tanto alboroto? —Preguntó Julie con preocupación. Ella había notado el movimiento de ese día. Todo alborotado, o mejor dicho muchas chicas alborotadas. Yendo hacia los baños, donde se arreglaban el cabello, se retocaban el maquillaje, y hasta donde algunas se cambiaban de vestimenta. Pero todas esas acciones, todo ese alboroto departe de las chicas, solo podía significar una cosa… —Nuevos estudiantes. —Dijeron las dos amigas al unísono antes de echarse a reír y emprender su camino hacia las primeras clases, omitiendo a todo el tumulto de chicas que corrían por los pasillos. —¿Viste la nueva revista de ‘Go-Gothicks’? —Preguntó Natasha entusiasmada a Julie. Ella abrió los ojos sorprendida. —¡¿Ya salió?! Natasha asintió sonriendo. —Ayer salió, ¿y quién crees que se acordó de ti? Como siempre… —Dijo sacando de su mochila una revista dentro de un paquete transparente que la protegía. Julie pegó un grito de alegría mientras abrazaba a su mejor amiga. Nasha, como la llamaban todos, le devolvió el abrazo riendo. Ambas tenían un estilo algo gótico que las caracterizaba, motivo por el cual se volvieron amigas tan inseparables como lo eran en ese momento. Eran conocidas como “las raritas” en el Instituto, pero a ninguna le importaba un bledo de cómo las llamaran, o todas las bromas que les hacían. Lo bueno, es que ambas conocían a la perfección el significado de la palabra “venganza”. —¿Te dije que te amo? —Preguntó Julie una vez que soltó a Nasha y abrazó la revista con fuerzas. Ambas amigas se miraron a los ojos por dos segundos antes de echarse a reír a pulmón vivo. —Olvídalo. —Dijo Julie con la respiración algo agitada de tanto reír. —Eso sonaría demasiado raro, así que olvídalo…
  • 3. —Sí, mejor olvidémoslo y vayamos a clases, antes de que nos vuelvan a suspender por llegar tarde. —Contestó Nasha entrelazando su brazo con el de su mejor amiga mientras emprendían viaje. —¿Qué dijo tu mamá por ello? —Preguntó Julie recordando cuando a ambas las suspendieron por haber llegado tarde luego de gimnasia. Ellas no tenían la culpa de que la Profesora Judith fuera tan estricta en los deportes y que por ello las hiciera transpirar la gota gorda, y que luego tardaran en las duchas por el mismo motivo. —Está demente. Me hizo prometerle que seré más responsable en mis estudios… — Contestó Nasha rodando los ojos, restándole importancia. —Y cito: “Dedícale más tiempo al Instituto en vez de a esas porquerías de revistas de ‘Go-Gothicks’…”. ¡¿Puedes creerlo?! ¡Les llamó porquería a nuestras revistas! —Protestó algo histérica. Julie frunció el ceño concordando con su amiga. Las revistas ‘Go-Gothicks’ eran revistas echas exclusivamente para personas interesadas en cosas sobrenaturales, o seres de la misma teoría. Casi siempre, mencionaban un nuevo caso de personas que se han cruzado con dichos acontecimientos, aunque la realidad era que, para Julie, esas cosas no existían. Simplemente, le gustaba leer sobre eso y transportarse a ese acontecimiento, imaginando que a ella le ocurría. Imaginando que algo interesante ocurría en su aburrida y típica vida de adolescente común y corriente, a pesar de que por fuera no lo aparentara. —Lo lamento por Margareth, pero acaba de ganar un punto menos conmigo. — Comentó Julie haciendo que su amiga riera. El timbre sonó, aturdiendo a las jóvenes por el sonido tan chillón que emitía el aparato. —¿Qué tienes ahora? —Le preguntó Nasha a Julie una vez que el timbre dejó de sonar. —Literatura. —Contestó ella con algo de simpatía. Esa era una de sus materias favoritas, aunque no lo admitiera delante de nadie, ni siquiera su mejor amiga o su familia. —Me compadezco de ti. —Dijo Nasha con actuación teatral. Julie rió rodando sus ojos. —Yo tengo Artística. —Dijo con una sonrisa de oreja a oreja. —Okey, no vemos luego. —Dijo Julie acercándose a Nasha para realizar el saludo que habían inventado hacía ya tiempo con las manos. Ambas se divertían realizándolo, y no les importaba que los demás creyeran que parecían inmaduras. Para ellas era algo que las diferenciaba del resto, las hacía únicas, y eso les gustaba. Una vez que terminaron su saludo, que no pasaba de los cuatro o cinco segundos, Julie comenzó a caminar hacia su casillero, ya que tenía que buscar su libro de lectura para su siguiente clase. Y una vez que lo encontró, comenzó a caminar hacia su clase. Ella iba tan metida en sus pensamientos, como siempre, que no se percató de aquel chico que venía corriendo en la misma dirección que ella, también metido en su mente. Solo se percató de él cuando sintió un fuerte golpe de frente y luego su cuerpo cayendo hacia atrás hasta golpear contra el duro y frío suelo.
  • 4. —¿Qué demonios…? —Protestó ella al sentir todo su cuerpo adolorido, al mismo tiempo que escuchaba risas como fondo. Genial. Una voz armoniosa pidiendo disculpas hizo que Julie se olvidara de cómo seguir su anterior insulto. —Lo siento, debí haberme fijado por donde iba. —Ella levantó la mirada para encontrarse con un modelo de primera clase. Alto, fornido, de cabellos color bronce, ojos color azul cielo, y con una sonrisa compradora y deslumbrante que hacía delirar hasta a Jorgina, la secretaria, que tenía 50 años. —¿Estás bien? —Preguntó el chico levantándose del suelo, ya que él también había caído gracias al choque, y una vez de pie le estiró su mano a Julie ofreciéndosela como ayuda para levantarse, con una sonrisa encantadora. En eso, se escucharon varios suspiros provenientes de chicas que se habían detenido a observar la escena. Julie sacudió su cabeza volviendo a la realidad, y tratando de recordar si había visto a aquel chico alguna vez en el Instituto. No se sorprendió al recordar y darse cuenta del por qué era todo el alboroto de las chicas hacía minutos atrás. —¿En serio? ¿Quieres que te acompañe a la enfermería? —Preguntó el chico asustado cuando Julie negó con la cabeza, creyendo que había contestado de esa manera a su pregunta. —Oh, no. Estoy bien… —Contestó ella poniéndose en pie sin aceptar la mano del chico. A pesar de ser guapo y encantador, no dejaba de ser un completo extraño para ella. —Solo estaba intentando aclarar mis ideas. —Dijo sinceramente a lo que él rió animado. —Tú no eres de aquí, ¿o sí? —Preguntó confundida. —Soy Max Halder, el nuevo. —Dijo estirando su mano hacia Julie en forma de saludo. Ella la aceptó esta vez, pero con algo de timidez. —Hampton, Julie Hampton. —Se presentó ella con una sonrisa que intentó ser de bienvenida, pero que no funcionó del todo. Y se dio cuenta de ello gracias a que Max comenzó a reír. —¿Siempre son así de amigables al recibir a estudiantes nuevos? —Preguntó divertido mientras levantaba los libros de Julie y se los entregaba, como todo un caballero. “Punto para él.” Pensó Julie en su interior. —No te acostumbres. —Contestó ella con una media sonrisa en el rostro y en forma de broma antes de querer volver al camino hacia clases, omitiendo a todo el grupo de chicas que se babeaban por el nuevo, literalmente. —Oye. —La llamó Max a Julie. Ella se giró hacia él mientras lo veía caminar hacia ella. —¿Qué clases tienes? —Le preguntó una vez que llegó a su lado. —Literatura. —Susurró sorprendida por la repentina confianza del chico hacia ella. —¿Te importa que vaya contigo? Yo tengo la misma… —Aclaró Max cuando vio la cara de confusión de Julie. —N-no. —Contestó ella tartamudeando al sentir las miradas asesinas de las demás alumnas del Instituto en ella. —Genial. —Comentó el chico antes de que emprendieran su viaje a dicha clase.