2. La enfermedad de Parkinson es un trastorno que afecta las
células nerviosas, o neuronas, en una parte del cerebro que
controla los movimientos musculares. En la enfermedad de
Parkinson, las neuronas que producen una sustancia química
llamada dopamina mueren o no funcionan adecuadamente.
Normalmente, la dopamina envía señales que ayudan a
coordinar sus movimientos. Nadie conoce el origen del daño de
estas células. Los síntomas de la enfermedad de Parkinson
pueden incluir:
- Temblor en las manos, los brazos, las piernas, la mandíbula
y la cara
- Rigidez en los brazos, las piernas y el tronco
- Lentitud de los movimientos
- Problemas de equilibrio y coordinación
3. A medida que los síntomas empeoran, las personas con la
enfermedad pueden tener dificultades para caminar o hacer
labores simples. También pueden tener problemas como
depresión, trastornos del sueño o dificultades para masticar,
tragar o hablar.
La enfermedad de Parkinson suele comenzar alrededor de los 60
años, pero puede aparecer antes. Es mucho más común entre los
hombres que entre las mujeres. No existe una cura para la
enfermedad de Parkinson. Existen diversas medicinas que a veces
ayudan a mejorar enormemente los síntomas.
5. El autismo es un espectro de trastornos caracterizados por graves
déficits del desarrollo, permanente y profundo. Afecta a la
socialización, la comunicación, imaginación, planificación, reciprocidad
emocional y conductas repetitivas o inusuales. Los síntomas, en
general, son la incapacidad de interacción social, el aislamiento y las
estereotipias (movimientos incontrolados de alguna extremidad,
generalmente las manos).
Con el tiempo, la frecuencia de estos trastornos
aumenta (las actuales tasas de incidencia son de
alrededor 60 casos por cada 10.000 niños).
Debido a este aumento, la vigilancia y
evaluación de estrategias para la identificación
temprana, podría permitir un tratamiento
precoz y mejorar los resultados.
6. Su origen obedece a una anomalía en las conexiones neuronales que
es atribuible, con frecuencia, a mutaciones genéticas. Sin embargo,
este componente genético no siempre está presente, ya que se ha
observado que los trastornos que sufre una persona autista pueden
tener un componente multifactorial; dado que se ha descrito la
implicación de varios factores de riesgo que actúan juntos. Los genes
que afectan a la maduración sináptica están implicados en el
desarrollo de estos trastornos, dando lugar a teorías neurobiológicas
que determinan que el origen del autismo se centra en la
conectividad y en los efectos neuronales fruto de la expresión génica.
El bebé autista puede pasar desapercibido hasta el cuarto mes de
vida; a partir de ahí, la evolución lingüística queda estancada, no hay
reciprocidad con el interlocutor, no aparecen las primeras
conductas de comunicación intencionadas (miradas, echar los
brazos, señalar...).