La carta VII de Platón resume sus tres viajes a Siracusa para ayudar al tirano Dionisio I y a su sobrino Dionisio II a mejorar el gobierno de la ciudad aplicando sus enseñanzas filosóficas. Sin embargo, sus intentos fracasaron debido a la incomprensión e inmadurez de los tiranos. Platón concluye que sólo unos pocos elegidos pueden comprender verdaderamente la filosofía a través de un profundo proceso de aprendizaje y virtud, no mediante escritos o enseñ
1. LA CARTA VII DE PLATÓN.
La carta VII, que lleva por título “Platón desea buena suerte a los parientes y amigos de Dión”, es,
de entre las trece legadas por la tradición, la que más probabilidades tiene de ser auténtica. No sólo
es una fuente imprescindible para conocer la naturaleza los tres viajes de Platón a Siracusa sino que
también es un resumen brillante de su teoría del conocimiento. A los setenta y cinco años, tras
haber escrito las obras más esenciales de la filosofía de todos los tiempos, Platón dice que todo
aquello que está escrito es de poco valor. La verdadera naturaleza de la justicia sólo se revela al
que ha armonizado su alma con ella. Es una espontáneaexplosiónde luz sólo al alcance de unos
pocos. Una experiencia para la que el lenguaje y las imágenes son insuficientes.
Antes de estudiar brevemente su contenido es necesaria una contextualización. Escrita en el 353 a.
C., a los setenta y cinco años, Platón (427 a. C. -347 a. C.) comienza recordando su primer viaje a
Siracusa (388-387 a. C.). Con apenas cuarenta años se desplazó hasta Sicilia para ayudar al tirano
Dioniso I a mejorar las leyes de la ciudad. Una vez allí trabó amistad con el joven Dión (408 a. C.-
354 a. C.), de apenas veinte, cuñado de Dionisio y con un gran interés y aptitud para la filosofía.
Esta amistad continuó hasta la muerte de Dión, treinta y tres años más tarde. A su regreso a Atenas,
Platón fundó la Academia. En los 20 años siguientes Dionisio I consolidó su dominio en Sicilia e
Italia. Dioniso I dejó como sucesor a su hijo Dioniso II, que se dejaba aconsejar por su tío Dión. Este
convenció a Platón para que realizara su segundo viaje a Siracusa (367 a. C.). Tanto la ciudadanía
como el propio Dionisio II vieron con malos ojos las costumbres espartanas que intentaban imponer
Dión y Platón. Dión terminó desterrado y Platón tuvo que abandonar Sicilia. Dioniso II volvió a llamar
a Platón pues quería convertir su ciudad en un gran centro de erudición humanística. A pesar de ser
consciente de que el viaje podía ser un fracaso, Platón inició su tercer peregrinaje (361 a. C.- 360 a.
C.) con la esperanza de poder interceder por Dión. El viaje fue un fracaso: Dioniso II confiscó las
propiedades de Dión y Platón terminó preso en palacio. Lo salvó la intermediación de su amigo
Arquitas de Tarento. Dión decidió rebelarse contra Dioniso II y, aunque en un principio, consiguió
apoderarse de la ciudad gracias al apoyo del apoyo popular, sus duras medidas le hicieron perder el
favor del pueblo. Finalmente fue asesinado por dos atenienses que había considerado amigos,
Calipo y su hermano. Los amigos y partidarios de Dión se refugiaron en Leontinos y terminaron por
recuperar Siracusa. Sin embargo, el resto de Sicilia estaba en guerra civil, los amigos de Dión que
dominaban Siracusa murieron al poco tiempo y, en Leontinos, el tirano Hicetas exterminó a todos los
miembros de su familia. Las tristes noticias que llegaban de Sicilia amargaron los últimos años de la
vida de Platón que murió poco más tarde.
Veamos un breve resumende la carta VII. Platón recuerda los motivos de la fuerte inclinación
política de su filosofía. Cuando era joven vio con sus propios ojos la caída del régimen democrático
a manos de la dictadura de los Treinta Tiranos. Entre ellos estaba su tío Critias. Aunque en un
principio pensó que traerían más justicia a la ciudad pronto hicieron parecer de oro al anterior
régimen democrático. A Sócrates, “el hombre más justo de su época”, quisieron hacerle cómplice de
sus crímenes obligándolo a capturar a un ciudadano que debía ser ejecutado. Sócrates se negó,
arriesgándose a cualquier tipo de castigo. Cuando los demócratas recuperaron el poder estaban
sedientos de venganza. Acusaron a Sócrates de impiedad y lo ejecutaron. La situación política
degeneraba rápidamente y Platón consideró la posibilidad de intervenir para mejorar las cosas. Sin
embargo, el caos era tal que pronto abandonó toda esperanza de encontrar una ocasión para
actuar. El gobierno de los estados no tiene remedio “sin una reforma extraordinaria unida a felices
circunstancias”. Sólocuando gobiernenlos filósofos, aquellos capaces de distinguir con claridad la
justicia tanto en lo privado como en lo público, cesarán los males del género humano. Así veía las
cosas cuando llegó por primera vez a Siracusa. No le pareció adecuado el estilo de vida: banquetes,
lujos y molicie. Era imposible que viviendo de ese modo pudiera haber hombres sensatos o
prudentes en el poder. Cualesquiera que sean las leyes, una ciudad nunca podrá mantenerse
tranquila si es gobernada por estos hombres. Sin embargo, tuvo la suerte de conocer a Dión, un
joven con un gran entusiasmo por la filosofía que pronto absorbió todas las enseñanzas de Platón,
empezando por la renuncia al placer y la búsqueda de la virtud. Años más tarde, tras la muerte de
Dioniso, Dión le solicita que vuelva a Siracusapara intentar educar al heredero, Dionisio II. A pesar
de sus dudas, por la juventud voluble de Dionisio II, Platón accede. La oportunidad de llevar a la
realidad sus teorías, de no parecer sólo un “charlatán de feria”, además de cierta inquietud por si su
ausencia pudiera ser la causa del fracaso de Dión para convencer a Dioniso II, le obligan a ir. La
situación que Platón encuentra al llegar no es nada halagüeña: intrigas en torno a Dioniso y
calumnias sobre Dión. A pesar de la defensa de Platón, Dión fue acusado de conspiración y fue
desterrado. Platón fue confinado en su alojamiento de la Acrópolis. Dioniso intentó ganarse a Platón
para su causa y Platón le dio una oportunidad para que sintiera “el deseo de vivir de acuerdo con la
filosofía”. Platón deja claro que su objetivo no era dar un golpe de estado, sino invitar a Dioniso a
mejorar su vida y el gobierno de la ciudad sin incluir para nada la violencia en sus planes.
A mi esclavo sí le daría consejos,y sise resistiera,se los impondría.Pero a un padre o a una madre no me
parece lícito coaccionarles,no siendo que esténafectados poruna enfermedadmental,y siocurre que llevan un
2. género de vida que les gustaa ellos y no a mí, no me parece conveniente irritarlos inútilmente con reproches ni
tampoco adularloscon mis elogios para darles gusto,procurandofacilitarles sus deseos que yopormi parte no
querría vivirtratando de alcanzarlos.Precisamente conestecriterio respecto a su propia ciudaddebevivirel
hombre sensato; sicreyera quesu ciudad no está biengobernada,debe decirlo,siempre que no vaya a hablar
con ligereza o sin ponerse en peligro de muerte,pero no debe emplearla violencia contra supatria para cambiar
el régimen político cuando nose pueda conseguirelmejor sino a costa de destierros y de muertes;debe
mantenerse tranquilo y rezar a los diosesporsu propio bien y eldel país (332 d).
Así, Platón recomienda a Dioniso que viva cotidianamente de modo que cada día llegue a ser más
dueño de sí mismo y consiga amigos fieles, amantes también del camino de la virtud, para colocar
en el gobierno de las otras ciudades de Sicilia. Este es el único modo de que no le ocurra lo que a
su padre: desconfiado y sin amigos, perdió pronto el control de la isla.
Dión volvió pronto de Atenas y dio a Dioniso una “lecciónconlos hechos“, tomando el mando de
Siracusa mediante campaña militar. Dión había vuelto de Atenas con dos amigos no filósofos sino
compañeros de iniciación en ceremonias mistéricas. Estos, al darse cuenta de que los sicilianos
acusaban a Dión de querer convertirse en tirano, se pusieron de parte de los asesinos de Dión.
Platón quiere silenciar las quejas que pueda haber entre los lectores amigos de Dión contra Atenas
por la acción de estos dos individuos pues también es él ateniense y nunca traicionó a Dión a pesar
de las riquezas y honores que le ofreció Dioniso. En cualquier caso, la lección está clara: no someter
jamás la ciudad a dueños absolutos sino a las leyes. (334 c) Al contrario, establecer una “legislación
igual y común para todos”, tanto sicilianos como griegos. Este es también el único modo de salir del
círculo vicioso de la guerra civil. Es inútil pretender terminar una guerra cuando los vencedores sólo
piensan en vengarse. Es necesario imponer leyes convenientes para todos, basadas en el respeto y
el temor. “
El temor, demostrando la superioridad de sufuerza material; el respeto,presentándose como personas que
dominan sus pasionesy prefieren estaralservicio de las leyes y pueden hacerlo.” (337a)
Es decir, además de la victoria en la guerra, es necesario que los vencedores se sometan a las
leyes tanto o más que los vencidos. Sólo entonces la ciudad quedará liberada de males.
Pasa Platón a recordar cómo fue sutercer viaje a Siracusa. Dioniso era un tirano vanidoso que
aspiraba a rodearse de sabiduría así que volvió a llamar a Platón. Lo hizo a través de Arquedemo,
discípulo de Arquitas de Tarento, amigo de Platón. Dioniso envió un trirreme hasta Atenas con una
carta en la que le prometía resolver el destierro de Dión. Platón no pudo resistirse una vez más pues
no perdía la esperanza de que “un hombre joven, con buena capacidad para aprender, oyendo
hablar continuamente de temas elevados, sintiera un amor apasionado por la vida perfecta” (339 e)
Sin embargo, en cuanto llegó a Sicilia Platón se dio cuenta de que Dioniso no estaba capacitado
para el esfuerzo que requiere el camino filosófico. Al contrario, como todos los que renuncian de
antemano al trabajoso camino de la virtud se convenció de que ya había aprendido bastante de todo
y que no eran necesarios más esfuerzos. Algunos han dicho que Dionisos ha escrito luego sobre
temas políticos a partir de las enseñanzas de Platón. Este, sin embargo, está totalmente seguro de
que no han entendido nada. Las enseñanzas de Platón son luz que surge en el alma del discípulo
espontáneamente.
En todo caso,almenos puedo decirlo siguiente a propósito de todos los que hanescritoy escribirán y
pretendensercompetentes en las materias porlas que yo me intereso,o porque recibieronmis enseñanzas o de
otros o porquelo descubrieronpersonalmente:en mi opinión,es imposible que hayancomprendidonada de la
materia. Desde luego,no hay nihabrá nunca una obra mía que trate de estos temas; no se pueden,en efecto,
precisarcomo se hace con otrasciencias,sinoque después de una largaconvivencia con el problema y
después de haber intimado con él, de repente, como la luz que saltade la chispa, surge laverdad en el
alma y crece ya espontáneamente. Sin duda,tengo la seguridad de que,tanto porescrito como de viva voz,
nadie podría exponerestasmaterias mejorque yo; pero sé también que,siestuviera malexpuesto,nadie se
disgustaría tanto como yo.Siyo hubiera creídoque podían expresarse satisfactoriamente condestino alvulgo
porescrito u oralmente,¿qué otra tarea más hermosa habría podidollevara cabo en mi vida que manifestarpor
escrito lo que es un supremo servicio a la humanidad y sacara la luz en beneficio de todos e la naturaleza de las
cosas? Ahora bien, yono creoque la discusiónfilosóficasobre estos temas sea,como se dice, un bien para
los hombres, salvo para unos pocos que estáncapacitados para descubrir la verdad por sí mismos con
unas pequeñas indicaciones.En cuanto a los demás,a unos les cubriría de un injusto desprecio,lo que es
totalmente inadecuado,y a otros de una vana y necia suficiencia,convencidos de la sublimidad de las
enseñanzasrecibidas.341d
Una prueba que no la mayoría no ha comprendido nada las teorías de Platón reside en el siguiente
argumento. Hay cinco elementos necesarios para el conocimiento: el nombre (“círculo”),
la definición (“aquello cuyos extremos distan por todas partes por igual del centro”), laimagen que se
3. dibuja y se borra. El cuarto es el conocimiento, la inteligencia, la opinión verdadera relativa a estos
objetos. No está ni en las voces ni en las figuras sino en el alma. El quinto es elobjeto ensí,
cognoscible y real. Los mismos elementos pueden establecerse para todas las figuras, así como los
colores, lo bueno, lo bello y lo justo, lo natural y lo artificial. Ahora bien, aún siendo necesarios los
cuatro primeros elementos para alcanzar el quinto, es cierto que son un fundamento muy inseguro e
incierto: los dibujos son insuficientes para captar la esencia, los nombres son mera convención y lo
mismo puede decirse de la definición. Para llegar a la naturaleza en sí del objeto es necesario que el
alma esté bien constituida y suba y baje continuamente a través de los cuatro primero elementos. Si
la naturaleza del individuo está mal constituida, y esto es la norma en la mayoría, será imposible
alcanzar la luz. Quien no armonice con la justicia y las demás virtudes será incapaz de conocerla,
aunque tenga muy buenas habilidades “dialécticas”, mucha capacidad intelectual o memoria. Será
un vulgar sofista, como Dioniso. A modo de conclusión:
De ello hay que sacaruna simple conclusión:que cuandose ve una composiciónescritade alguien,ya se
trate de un legislador sobre leyes,ya seade cualquier otro tema, el autor no ha considerado estas
cuestiones comomuy serias,ni él mismo es efectivamente serio,sinoque permanecen encerradas en la
parte más preciosade suser.Mientras que si él hubiera confiado a caracteres escritos estas reflexiones
como algo de granimportancia, «entonces seguramente es que,no los dioses,sinolos hombres, le han
hecho perder la razón» El que haya seguido esta exposición y esta digresióncomprenderá perfectamente que,
si Dionisio o cualquier otra persona de mayoro menorcategoría ha escrito un libro sobre las elevadas y
primordiales cuestionesreferentesa la naturaleza,en mi opinión es que no ha oídoniaprendidodoctrina sana
alguna sobre los temasque ha tratado,ya que,de no serasí,habría sentidoelmismo respectoque yo hacia tales
verdadesy no se habría atrevido a lanzarlas a un ambiente discorde o inadecuado. Tampoco pudo escribirlo
para que se recordara; pues no hay peligrode que se olviden una vez que han penetrado en el alma, ya
que estáncontenidas en los más breves términos; sería más bien poruna ambición despreciable,tanto si
expuso la doctrina como propia cuanto sipretendió tenerunaformación de la que no era digno,ambicionando
la gloria que esta formación comporta.
Mientras Platón está confinado en la Acrópolis, Dioniso confisca las propiedades de Dión. Ante tal
injusticia Platón pide a Dioniso volver a Atenas. Este le ofrece a Platón un trato: se quedará en
Siracusa durante un año y a cambio él devuelve sus propiedades a Dión y levanta la pena de
destierro. Cuando los barcos partieron, Dioniso empezó a vender las propiedades de Dión para gran
disgusto de Platón. En esos días, los soldados se amotinaron porque Dioniso decidió rebajarles la
paga. Este cedió y, habiendo prometido no matar al supuesto culpable del motín ante Platón y un
amigo, decidió incumplir su promesa en cuanto el presunto culpable estuvo a su alcance. El
perseguido logró escapar a suelo cartaginés y Platón fue expulsado de la Acrópolis. Cuando a oídos
de Platón llegan rumores de que los soldados de Dioniso están difamándolo y sugiriendo a Dioniso
su muerte, el filósofo contacta con su amigo Arquitas de Tarento para que le envíe un barco de
rescate. Finalmente, Dioniso dio su consentimiento.
Al encontrarse con Dión en Olimpia Platón le cuenta lo sucedido y le dice que está demasiado viejo
para conspirar y hacer la guerra así que “mientras estéis deseando haceros mal, buscad otros
aliados.” Platón empezaba a aborrecer sus andanzas por Sicilia y su fracaso. Para finalizar, Platón
elogia a Dión por sus buenas intenciones para con su ciudad pero reconoce que no supo calcular la
maldad de quienes lo acompañaban.
Lo que le ocurrió no tiene nada de extraño,pues un hombre justo,sensato y prudente,altratarcon hombres
injustos,no puede dejarse engañarsobre la manera de serde tales personas,pero tampoco tienetalveznada de
extraño que le ocurra como a un buen piloto a quien no puedepasarle desapercibido quese acerca una
tempestad,pero no puede preversu extraordinaria e inesperada magnitudy,porno preverla,forzosamente
zozobra.Esto mismo fue también lo que hizo caerpormuy poco a Dión.Él conocía muy bien la maldad de los
que le hicieron caer,pero lo que no podía preverera hasta qué puntoera profunda suestulticia,su perversióny
voracidad.Este errorle hizo sucumbir,sumiendo a Sicilia en un inmenso duelo.(351d)